Disclaimer: Ni la serie ni los personajes que a continuación aparecen me pertenecen, sólo la historia. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
.
.
Epílogo
.
.
Las manos de Marinette exploraban curiosas bajo la ropa de Adrien, quien a su vez la aprisionaba contra la pared de la terraza, besando esos deliciosos labios sin piedad. Respirando cada movimiento del otro, deshaciéndose por el deseo. Un leve mordisco en el labio inferior femenino les hizo jadear a ambos, mientras el chico utilizaba su rodilla para abrir las piernas de su pareja inmovilizada. Ésta se dejó hacer, ardiendo por el placer y el morbo, pero cuando él quiso ahondar en el movimiento y le desabrochó el botón del pantalón, ella le frenó.
- Adrien, basta. Deberías irte, se darán cuenta de que no estás.
- Me da igual - respondió sobre su cuello. - Me quiero quedar contigo. Es más, - continuó separándose un poco - lo voy a hacer. Bajaré, llamaré a la puerta y le diré a tus padres que quiero mucho a su hija y que voy a pasar la noche aquí.
Ella rió.
- Y después mi padre te romperá los brazos y las piernas y te dejará en la puerta para que vengan a buscarte.
- Algún día tendrán que aceptar que tienes novio, ¿no?
Marinette se encogió de hombros con una sonrisa.
- Algún día. Quizá... Cuándo se lo diga.
- ¿Cómo?
La muchacha empujó a su chico hasta la barandilla del balcón. Habían llegado hacía cosa de una hora de encargarse de una joven que había recibido un Akuma, y se habían dado un ratito de celebración privada. Ahora eran más de las once de la noche y pronto Gabriel Agreste empezaría a notar la falta de su hijo en su cuarto.
- Venga, lo hago por tu bien. Te evito la ansiedad de tener que soportar a mis extraños padres en una presentación oficial.
- ¿Y cómo voy a pedirles tu mano si no saben siquiera que estamos saliendo?
- ¿Mi mano? - repitió divertida. - No te pases, gatito.
- No me paso - ronroneó mientras se acercaba de nuevo a ella. - Quiero pasar el resto de mi vida contigo. ¿Tan difícil es de entender? - Y tras dejarla soltar su risita nerviosa del shock, la besó con ternura. - Me dirás que sí cuando te lo pida, ¿no?
- No corras tanto. Todo en su momento.
Y volviendo a encararle hacia la barandilla, le dio un beso en la cara, una palmada en el trasero y se marchó por su trampilla, dejando al chico con dos palmos de narices, sólo y mirando al estúpido infinito.
.
Tras meses de salvar París como pareja, y de robar noches a la vida, Adrien se presentó en la pastelería frente al padre de Marinette.
- Buenas tardes, señor. ¿Está su hija en casa?
- Buenas tardes chico. Está arriba. Espera un momento y voy a llamarla.
- Antes de que vaya...
- ¡Marinette! - la fuerte voz de su padre la hizo caer del susto de la silla en la que estaba sentada dibujando. - ¿Puedes bajar un momento?
Cuando ya estaba a mitad de la escalera reconoció la figura de su pareja, sonriente, al lado de su padre.
- Hola princesa. - saludó nervioso.
Sin emitir sonido le preguntó un claro "¿qué haces tú aquí?" a su chico, que se encogió de hombros sin perder esa sonrisa nerviosa.
- Nena, ¿hay algo que quieras contarme y que puede ser que lleves... - miró al muchacho de reojo- meses retrasando?
Ella se llevó una mano a la frente asesinando a Adrien con la mirada.
- Papá, verás. Adrien y yo... Bueno, resulta que hace algún tiempo... Esto... Nos... Estamos viendo.
- ¿Y se puede saber por qué no nos lo has querido contar a tu madre y a mí?
- La verdad... - titubeó ésta. - No lo sé.
- Marinette - intervino el chico acercándose a ella y tomándole las manos - te quiero más que a nada y a nadie. Lo sabes, llevo años enamorado como un tonto de ti. No quiero que lo mejor que me ha pasado en mi vida sea secreto...
Y besandole los nudillos con delicadeza, sin apartar la vista de sus ojos, la derritió con esa súplica. Hizo que le deseara en ese momento, que anhelara besarle, tocarle, abrazarle. Sólo Adrien Agreste podia tener ese poder sobre ella. Ignorando la presencia de su padre se le lanzó al cuello con devoción demandando su perdón. En ese momento, la madre de Marinette entraba por la puerta.
- ¡OH! ¿Por fin se han decidido a contarnoslo?
La joven pareja se quedó muy quieta, como si al evitar hasta respirar nadie se diera cuenta de que estaban allí y pudieran salir ilesos de aquella. La fuerte risa del pastelero les relajó un poco.
- ¿De verdad creíais que no estábamos al tanto? Cuando apenas llevabais unas semanas juntos, Gabriel se puso en contacto con nosotros preocupado por si nuestra niña iba a llevar por el mal camino a su perfecto hijo. Después de un par de charlas frente a un plato de croasanes recién hechos, acordamos que mientras siguierais cumpliendo en vuestras respectivas responsabilidades, no nos interpondriamos en vuestras visitas nocturnas o vuestras escapadas.
Los chavales estaban totalmente rojos de vergüenza.
- Sólo espero que hayáis estado tomando las precauciones adecuadas. - Dijo la señora sin dejar de sonreír. - Pero conociendo a mi hija, estoy segura de ello.
Muertos de miedo se miraron. Su primera noche fue tan pasional que no pensaron en eso. Y algún que otro encuentro se les había ido de las manos de igual manera. Por suerte no había pasado nada, pero tras hablar de ello se pusieron las pilas con el tema. Aunque el chico no dejaba de decir que estaba deseando tener hijos con ella, quien siempre le recordaba que aún eran muy jóvenes y que sólo se arruinarian la vida si llegase a pasar eso, aunque secretamente lo deseaba de la misma forma que él.
- Creo... - logró decir Marinette - creo que ya es suficiente.
- Lo apoyo - respondió el gato.
- Me... Me vuelvo a mi cuarto.
- Y yo.
- ¿Cómo?
Los mayores rieron
- Anda ve, no os molestaremos.
Y con ese permiso de sus suegros, Adrien cogió a Marinette en brazos y subió las escaleras con ella cogida hasta su habitación, con risas de fondo y los quejidos de su chica contra su pecho.
.
.
Los héroes de París saludaban desde lo alto del arco del triunfo tras haber vuelto a llevar la calma a la ciudad. Llovían las fotos y los vítores, y los chicos, cansados y sonrientes, no veían el momento de retirarse a su pequeño apartamento.
Por fin, una vez en casa, se deshicieron de sus trajes y cayeron rendidos sobre el sofá. Tikki y Plagg corrieron a sus respectivos platitos de comida previamente preparados por sus compañeros, mientras ellos se acurrucaban el uno sobre el otro. Adrien le dio un beso en la cabeza a Marinette mientras acariciaba su brazo.
- Hoy ha sido duro. - Se quejaba ella.
- Sí. Pero siempre compensa el poder llegar a casa contigo. Adoro éste momento.
- Tienes razón, es el mejor momento del día.
Y girandose hacia su chico, le miró con verdadero amor en los ojos y acabó por acercarse y tomar sus labios. Él la abrazó más fuerte aún y disfrutó del acercamiento. Marinette empezó a revolverse en mitad del beso. Algo la estaba molestando, algo que se le clavaba en la pierna. Se separó de Adrien y miró hacia el sofá, allí donde la tenía apoyada.
- ¿Pero qué es ésto?
Cogió una pequeña cajita de terciopelo negro que reposaba entre los cojines.
- No lo sé - dijo el gato con una sonrisa traviesa -. Ábrelo.
Ella le miró con desconfianza y arqueando una ceja mientras abría la cajita. Un precioso anillo de oro blanco con una esmeralda engarzada en él la miraba desde dentro, brillando como sólo una piedra preciosa, y los ojos de su chico, sabían hacer. Cuando levantó la vista hacia él vio que tenía una expresión de duda y congoja. Podía ser un tipo muy seguro de sí mismo, pero ahora mismo estaba temblando como un flan a la espera de la reacción de su pareja.
- ¿Qué significa ésto? - Preguntó ella sin terminar de creer lo que estaba pasando. Él dudó antes de contestar.
- Significa que este mes pienso pagar el alquiler con un anillo en lugar de con dinero.
La chica le miró. Capullo sarcástico... Le dio un golpe en el hombro mientras reía por el comentario.
- ¿Estás seguro de ésto? - Preguntó nerviosa. Significaba mucho casarse con Adrien Agreste, pero ahí estaban. Varios años de relación y alguno incluso viviendo juntos. Y aun así no se lo terminaba de creer. Era demasiado maravilloso.
- Marinette, estoy seguro de ésto desde la tarde que te secuestré y te llevé a casa de mi padre como mi "novia".
Ella enrojeció. Se acordaba de esa tarde. Y de esa noche. Y de la mañana siguiente antes de ir al instituto. ¡Buf! Vaya tormenta de recuerdos en un momento... Había pasado bastante tiempo de aquello. Ahora ambos iban a la universidad y habían decidido hablar de compromisos cuando terminaran sus carreras. Pero el chico no había podido aguantar. Deseaba tanto estar con ella como marido y mujer que se adelantó, esperando que le saliera bien la idea. Y cuando vio una lágrima salir de uno de los ojos de la muchacha mientras miraba el anillo, supo que había acertado. Tomó su cara con las manos y la atrajo hacia él para darle todos los mimos que se le ocurrieran como agradecimiento a su respuesta positiva.
Tras una larga celebración del compromiso, los dos desnudos, empapados en sudor, agotados, borrachos de amor, se sentían las personas más plenas de este mundo. Nada podía romper su felicidad.
Nada.
O eso creían.
.
Fin
.
.
.
N/A: Nya! Hola gente! Tengo que agradecer a todos los que me habéis acompañado en este viaje vuestro apoyo, ya fuera en comentarios, en favoritos o en follow, o simplemente leyendo. Eso siempre anima a seguir escribiendo! Este fic era un experimento. Empecé a escribirlo sin saber demasiado sobre la serie, y poco a poco he ido investigando y, por supuesto, viéndola entera con mi niña. Claro que ella no la ve de la misma manera que yo jiji.
Desde un principio nunca estuve convencida sobre lo que estaba escribiendo, así que me alegra mucho ver que al final ha gustado. Estoy contenta ^^ De nuevo gracias a todos por estar ahí, y espero que volvamos a leernos!