Enojado:
En Japón y más específicamente la calle de Beika se iluminaba con los radiantes rayos de la tan enorme estrella amarilla que salía como cada mañana, y un joven detective era cegado por estos rayos amarillentos despertándolo de su placentero sueño, o bueno si se le puede llamar "sueño" al desvelo que tuvo la noche que poco segundos antes había acabado.
Si Kudo Shinichi no había pegado un ojo en toda la noche, la razón era de suma importancia, y no, no se trataba de un caso de un asesinato a algún famoso, ni un código súper complicado, ni siquiera los últimos casos del FBI, que últimamente estaba recibiendo, le quitaban el sueño como la escena que había visto el día anterior: Ran, abrazada a un desconocido, que por cómo se vestía era un compañero de karate de la morocha. Si, ella le quitaba el sueño, su amiga de la infancia, la chica de la cual estuvo enamorado desde la primera sonrisa que le regaló con tanta amabilidad. Sacado, muy secundariamente, que estaba con una gripe que lo estaba matando.
¿La causa de su gripe? Pues, esperar a la susodicha abraza desconocidos (como él la había llamado las últimas horas) que salga de su "entrenamiento" –"si a ESO se le puede llamar entrenamiento"- debajo del agua sin un paraguas, porque lo tenía Ran.
¿La causa de su enojo? Pues ya la conté, ahora tenía que investigar todo de ese hombre, desde su nombre, hasta sus medidas para encontrar una caja donde poder meter su cuerpo completamente inerte y que haga un acogedor viaje a Alaska (no sin antes hacer el asesinato perfecto). Pero la investigación no fue necesaria, ya que al encontrarse con Ran, caminaron como siempre junto a casa y él escuchaba mudo y muy molesto como la oji-violeta, repetía por cada palabra "Taro, esto, Taro, aquello", -¿Quién se creía ese "Taro"?- pensaba Kudo, si intentaba algo con Ran el plan que he comentado antes lo iba a cumplir aunque fuera lo último que hiciese en su vida-.
- "¿Por qué tienes que ser tan adorables con todo el mundo?" -repitió en voz alta por enésima vez-
- "¿Quién es muy adorable con todos Shinichi?"
Esa vocecita le había dado un vuelco al corazón, y cuando volteo vio a la causa de no haber pegado un ojo en toda la noche: Ran. Llevaba una bolsa con ingredientes y otra con medicamentos. Por lo que pudo deducir había venido a cuidarlo. Gesto que hizo que sonriera abiertamente, le había ganado a "Taro" en algo.
- "¿Qué pasa? ¿por qué tanta felicidad?" –preguntó con desconcierto-
- "Na..nada" –su sonrojo en ese momento era tan notorio que se mezclaba con la fiebre que tenia- "¿ qu..qué haces aquí y cómo entraste? –dijo para desviar la conversación-
- "Pues, no fuiste al colegio y me preocupé, vine a cuidarte" –contestando esto último mientras tocaba su frente, provocando un sonrojo mayor al oji-azul- "veo que estas con fiebre, voy a hacerte algo de come. ¡Ahh! Y entré por la puerta, ¿o te olvidas que vos me diste una llave de su departamento? –sí, eso ahora que lo pensaba había sido una pésima idea-
La sopa ya estaba lista y ambos habían terminado de comer muy silenciosamente, un silencio un poco incómodo, por lo menos por parte de Shinichi.
- "¿Ahora me dirás?" - preguntó Ran cortando el silencio-
- "¿Decirte qué?" –sabía por donde iba, pero desviar la conversación le iba a dar la posibilidad de buscar una respuesta-
- "Pues cuando llegué estabas hablando solo, y dijiste una frase extraña, era como que estabas hablando de alguien. ¿Se puede saber de quién?"
Ran era muy clara con sus preguntas, sin mencionar que era muy perspicaz, y eso lo ponía nervioso. Aunque luego de un nuevo silencio Shinichi se armó de valor y se sentó al lado de Ran (la cual estaba al filo de su cama), y la miró fijamente a los ojos (esos ojos que le robaban el corazón todo el tiempo) serio, mucho más serio de lo que Ran hubiera esperado.
- "Estaba hablando de vos" –soltó por fin sorprendiendo a su amiga-
- "¿De mi, por qué?"
- "Taro es bueno en deporte" –susurró, tratando de imitar la voz de Ran, mientras desviaba su molesta expresión-
- "¿Cómo?" –ahora sí que la violeta con entendía nada-
- "Si, también es bueno en matemática, Taro me va a ayudar con este examen y admiro mucho su patada, Taro me dijo que entrenó mucho en la casa de sus padres aparte…" –pero fue interrumpido por las manos de Ran que le taparon la boca-
- "Shinichi, no me digas que…"
- "Claro que estoy celoso idiota" –gritó ya harto de lo inocente y tonta que podía llegar a ser su amiga, mientras corría las manos de ella- "¿Cómo no estarlo si la chica que amo me habla de otro hombre tan a la ligera y por si fuera poco lo abraza? Te lo juro he pensado las mil y un forma de matarlo Ran y vos serás la culpable de tal cruel acción" –suspiró sonoramente- "no he dormido por eso Ran, cada vez que cerraba los ojos esa repugnante imagen aparecía en mi cabeza-
El detective volteó la mirada para ocultar su sonrojo, aunque ¿de qué servía ahora? Y aunque esperaba una carcajada por parte de su amiga, sintió como era estrujado por la susodicha en un abrazo tan hermoso que no tardó en corresponder, y en el momento que volteo para sostenerla en sus brazos, Ran se acercó a su oído y le susurró esas mágicas palabras que tantas veces había escuchado en sus sueños:
- "Yo también te amo y lo he hecho siempre. Taro es solo un amigo, y es muy pesado si eso te hace sentir mejor. Ahora espero que esta confesión te permita dormir un poco insoportable y celoso detective. Yo me voy a lavar los platos" –y en el instante que se levantó sintió que la jalaban nuevamente a su posición inicial, para luego sentir lo cálidos labios de su amigo y que la acomodaba en su pecho en un nuevo abrazo-
- "Vos te quedas a dormir con migo, y dile a ese Taro que no moleste a novias ajenas ¿entendiste?" –ella asintió sobre el pecho de su ahora novio sorprendida-
Así fue como la tarde se hacía noche cobijando a la nueva parejita.
Fin