Advertencia: Historia orientada al erotismo.
Cap. 1
«No puede estar pasándome esto a mí. ¡Estoy tan furiosa!»
Había salido de fiesta esa noche. Se había hecho uno de sus mejores peinados, se había puesto unos tacones de miedo e incluso una prenda provocadora. El vestido era de color negro con mangas largas y hombros al descubierto, la prenda era apretada y corta. Hacía que resalte todas sus curvas. Se había puesto espléndida.
Se dirigió a la cocina con paso inestable y un ceño pronunciado.
Sí, se vistió así con intención, quería impactar. Esa noche ella esperaba encontrar compañía. Después de terminar con Yamcha, no había tenido contacto con otro hombre y había llegado a la conclusión de que eso le estaba pasando factura. Y eso porque últimamente sus hormonas reaccionaban como locas.
Apretó los dientes. Pero esa noche con un montón de hombres guapos a sus pies no hicieron asomo de despertarse. «Que decepción, hoy todo debía solucionarse»
La vista le daba vueltas y el equilibrio le fallaba. Estaba bastante ebria. Quizás esa era la razón, de seguro había tomado tantas copas que todos sus sentidos se durmieron, incluso su libido.
Pero te derretías cada vez que sentías que él estaba ahí, mirándote.
Ese pensamiento hizo que el suelo a sus pies se moviera aun peor y cayó.
Estaba aturdida por sus pensamientos. De todas las partes de la noche, no quería recordar justo esa. Cuando sintió la mirada de él por todo su cuerpo, haciéndola arder.
Lo que era absurdo. Él siguiéndola hasta la fiesta para limitarse a mirarla era descabellado. Ella no le provocaba nada a él, lo había comprobado antes de ir a su velada.
A propósito se pasó por donde él frecuentaba para que la mirara y ver su reacción. Con ese vestido tan ceñido ¿Seguro que lo dejaba sin aliento no? Pues no. Él la miro un segundo y luego siguió con lo suyo. Como si hubiera visto un mueble y no a una ardiente mujer.
Él solo le prestaba atención en dos ocasiones, cuando tenían una pelea verbal y cuando él le pedía, no, le exigía algún arreglo o modificación a las máquinas. El vivía para su entrenamiento, era lo único que le importaba.
Así que estaba horrorizada por su propia locura. ¿Llegar hasta el punto de imaginármelo a él persiguiéndome a fiestas? ¿Desde cuándo se volvió demente? ¡Por Dios, él era vegeta! Un asesino sin corazón, una persona cruel que sólo piensa en si mismo. Jamás iba aceptar que Vegeta le provocaba hasta insomnio porque se colaba en sus sueños.
«¡No lo pienses siquiera tonta! No es por eso, no es por él. En las noches siempre tengo sed, es eso, me despierto para tomar algo y luego no puedo dormir»
¿La sed también hace que sueñes con él? ¿Y que te agites cuando está cerca?
Bulma sabía la manera perfecta de callar esos pensamientos, era con lo mismo que los había empezado: Alcohol.
…
Joder, si antes el suelo se movía ahora hasta saltaba.
Poner un pie delante del otro de nada servía, todo daba vueltas.
Después de abrir unas diez puertas y que ninguna sea su habitación comenzaba a cansarse.
Cerró la que acababa de abrir y camino a paso firme irritada. Lo que fue un error, le hizo tambalear y cayó de nuevo al suelo.
Se levantó lo más rápido que pudo pero enseguida se percató de que está vez no salió ilesa.
Su rodilla estaba herida, un chorro de sangre salía de ella.
No tuvo más que buscar la enfermería ahora. Camino por los pasillos sin estar segura de cual era la dirección correcta.
Afortunadamente fue más fácil que encontrar su cuarto, la enfermería se encontraba al final del pasillo. La puerta llevaba el signo de salud, por eso la encontró sin muchos problemas.
Cansada se apresuró a entrar. Era probable que sanara su rodilla y se durmiera en la cama que había allí.
Olviden lo de afortunada.
La habitación ya estaba ocupada por alguien. Y para su desgracia, esa persona era un arrogante sayayin.
Autora
Aprovechando que la inspiración me llegó y no me deja tranquila... Publico una historia cortita de esta pareja