-¿Dónde diablos estás, niña tonta?- decía un malhumorado Ranma brincando de tejado en tejado.
FLASHBACK
-¿Cómo que no está con ustedes?- preguntaba un preocupado joven a las amigas de Akane.
-No, nos dijo que se iría contigo a casa, así que la dejamos esperándote en la cafetería- contestaban unas extrañadas chicas- ¿No estaba ahí?
-No, para cuando llegue se había ido, me dijo la dependienta que pagó la cuenta y se fue.- decía un cada vez más preocupado Ranma.
-Seguramente ha de estar enojada contigo y no quiso esperarte- argumentaba una ofendida chica mientras regresaba a sus labores mirando con reproche al joven.
FIN FLASHBACK
-¡Tonta Akane! Mira que irte sin mi- mascullaba el artista marcial.
Sobre una poco concurrida y estrecha calle divisó un conocida silueta de una bella joven de corta cabellera que avanzaba lentamente.
-¡Akaneeeee!- grito un enojado Ranma. - ¡¿Qué demonios crees que haces?!- decía el muchacho mientras se colocaba frente a la aludida obstruyéndole el paso.
-Me voy a casa- contestaba tranquilamente la mujer intentando rodearle para continuar avanzando.
-¡¿Pero qué…?! ¡¿Cómo puedes ser tan testaruda?! Te dije que iría por ti ¿Por qué no me esperaste?- reclamaba un enojado joven.
-¡Te esperé durante una hora!- gritó mientras le sostenía la mirada, con los ojos llenos de lágrimas a punto de brotar- Te esperé durante una hora y no llegaste- dijo al fin con tristeza la chica.
-Akane… yo… yo… intenté regresar rápido, pero no pude- repuso el hombre con pena en la voz.
-Lo sé, no tienes que explicar, es solo que… creí que te habías olvidado de mi- contestó la joven mirando el piso mientras densas lágrimas caían de sus ojos.
-¿Cómo pudiste pensar eso?- hablaba con tristeza y decepción en la voz el chico mientras veía las gruesas gotas saladas caer al piso sin saber qué hacer.
-No sé… fue mucho tiempo… Normalmente no tardas tanto- suspiraba Akane intentando controlar las lágrimas que se negaban a detenerse. – Me sentí abandonada.
-No seas boba- dijo Ranma en tono conciliador mientras estrechaba a la pequeña mujer entre sus brazos. – Nunca te librarás de mi.
-Pero… pero… ¡estoy engordando! Entendería si ya no te gusto- dejó escapar en un suspiro la mujer.
-No estás gorda, estás llena de vida- dijo un sonriente muchacho.
-¿Lo piensas de verdad? ¿No crees que estoy gorda?- hablaba la joven viéndolo con ilusionados ojos y las manos juntas.
-No, al contrario, me está empezando a gustar la forma que estás tomando, se te están ensanchando las caderas- contestó Ranma mientras le guiñaba un ojo y acariciaba traviesamente el trasero femenino.
-No tienes remedio, por tu culpa estoy así- hablaba mientras reía gustosa la joven.
-Valió la pena, no me arrepiento- murmuraba el joven mientras aspiraba el perfume femenino y depositaba un dulce beso en la clavícula de ella.
-Tendremos que decirles algún día- hablaba la joven disfrutando la caricia.
-¿Es necesario?- intentaba seguir el hilo de la conversación el hombre mientras recorría con sus labios el delicado cuello.
-No podremos ocultarlo por mucho tiempo- suspiraba la joven pensativa cerrando los ojos ante aquel roce.- Creo que comienzan a sospechar.
-¿Tú crees?- decía entre beso y beso el varón.
-Ranma, no podemos seguir ocultándolo- la chica se estaba dejando llevar.
-Vamos, solo unos cuantos años más, tal vez no se den cuenta- contestaba un embebido joven mientras capturaba la boca de su contraparte con pasión.
-Creo que en algún momento lo notarán- suspiraba la chica de oscuros ojos al pasar sus brazos por detrás del varonil cuello.
-Tienes razón- repuso el joven deteniendo la ronda de besos para posar su frente sobre la de ella – Hay que decirles y esperar lo inevitable, pero antes…-
Ranma se agachó para tomar una bolsa que había dejado en el piso, la abrió y extrajo una linda ropa para bebé blanca con estampado de patos amarillos, la extendió y se la enseñó a la Akane.
-No era mi intención tardarme, me distraje demasiado eligiendo uno que pudiera gustarte y perdí el tiempo. ¿Me perdonas?- decía sonriendo el chico.
-¡Es hermoso! ¡Ay, Ranma! ¡Eres un amor!- hablaba una enternecida Akane por el lindo gesto de su marido.
-Yo lo sé, eres la envidia de todas- contestaba un egocéntrico chico sonriendo.
-Y tan humilde, je je. Pero hablando en serio, tenemos que decirle a la familia, ya se empieza a notar- suspiraba la chica mientras se tocaba el vientre que comenzaba a abultarse.
-Es normal que se te note ¿O acaso crees que un futuro Saotome iba a pasar desapercibido? ¡No! Resalta desde aquí- dijo el varón con orgullo mientras sobaba el redondeado abdomen femenino.
-Se volverán locos- suspiraba con resignación Akane.
-¿Y qué esperabas? Todos ansían un heredero Saotome-Tendo desde la boda. Recuerda cuántas veces intentaron sabotearnos los anticonceptivos- hablaba con tono de fastidio el varón- Si no hubiera sido porque teníamos un plan de respaldo ya tendríamos muchos hijos.
-Bueno, eso es porque cierto hombre no puede mantenerse quieto- expresaba pícaramente la chica mientras acercaba sus labios al varonil rostro.
-No recuerdo que te hayas quejado antes- contestaba meloso el muchacho- además, no es mi culpa que me enciendas tanto- decía al tiempo que pellizcaba uno de los glúteos femeninos.
-¿Quién dijo que me estaba quejando?- susurraba una candente Akane sobre los labios del muchacho antes de asaltarlos con pasión.
-Así menos me voy a quedar quieto- sonreía de manera boba el chico después de semejante beso – Ven, vamos a casa, tengo que aprovechar antes de que sepan que estás embarazada y te roben todo el tiempo que era mío- le decía a Akane mientras la cargaba en sus brazos y recorrían velozmente los techos.
-Pero ¿no les vamos a decir?- respondía la chica aferrada al masculino cuello disfrutando del viaje.
-Con esta familia ¿no crees que lo descubrirán pronto por su cuenta?- decía Ranma al tiempo que le guiñaba un ojo a su mujer mientras hábilmente se introducía por la ventana de su habitación marital.