Quería dejarles este plus de la historia :) Gracias por sus mensajes y nos estamos leyendo el lunes en Sakura y las Cartas ;)
Palabras: 1420
Iniciado: 24 de Abril 2018
Finalizado: 11 de Mayo de 2018
Y sí
Epilogo
…
Sakura estaba bastante nerviosa en esa ocasión.
Ahora que las pruebas de Eriol ya habían quedado y que el joven que resultó ser la reencarnación de Clow iba a volver a Inglaterra, entonces…
¿Qué sería de Shaoran?
Las palabras que le había dicho aquella vez en el puente la perseguían, ¿sería que el momento de volver a Hong Kong también se acercaba para él? ¡No quería, no quería que eso pasara! No quería volver a separarse de Shaoran, otra vez…
Estaba pensando que podría hacer, cuando recordó la historia de los ositos de felpa y sus significados. Armada de valor, un trozo de tela y su caja de costura, esa noche no dormiría.
Ese osito iba a ser una muestra del cariño especial que sentía por él y a su vez, quizás, el motivo para retenerlo en Japón… si es que la correspondía.
Sacudió la cabeza. No importaba. Tenía que hacerlo.
…
Como era de esperarse, al otro día llegó tarde. ¿Por qué los sábados tenían que ir a clases?
Agitada se derrumbó en su escritorio tratando de estabilizar su respiración, mientras a su lado, Tomoyo abanicaba su mano sobre ella para darle algo de aire. Pero no fue la última en llegar, un par de segundos después, llegó Shaoran.
Quien, tras sentarse en el banco tras ella, soltó un largo suspiro.
—¿Sucedió algo? —preguntó girándose en su asiento, pero cuando éste iba a responder el profesor Terada entró al salón.
—Necesito hablar contigo —le susurró, aquello la hizo sonrojar, pero a la vez la preocupó.
…
El lado bueno de ser sábado es que no tenían clases hasta muy tarde, así que ambos esperaron hasta que todos se fueran de la sala y, tras la pequeña porra que Tomoyo le echó a Sakura y confundió a Shaoran, el par se quedó solo.
—¿Nos vamos? —le preguntó Shaoran adelantando un par de pasos.
—Claro —dijo, afirmando entre sus manos la bolsa que encerraba su regalo, era ahora el momento de todo.
…
Llegaron hasta los columpios, aquel lugar en el parque Pingüino para Sakura tenía muchos significados. Y en cada uno de ellos, él estaba con ella. Como ahora.
Se sentaron uno en cada uno. Y Shaoran apretó las manos en ambas correas del suyo. Sakura notó que él quería hablar, pero no le salían las palabras, así que habló por él.
—Te tienes que ir, ¿verdad? —le preguntó, causando sorpresa en Shaoran, quien luego suspiró y afirmar con la cabeza— Lo temía…
—Mi madre me llamó esta mañana —dijo sin mirarla—, necesita que vuelva. Tengo un par de trámites de los que debo encargarme y necesitan que termine la primaria allá, por temas académicos y técnicas.
—¿Y eso cuánto tiempo es? —preguntó confundida.
—Usamos el mismo sistema que aquí, sería un año mínimo —respondió elevando la mirada.
—Supongo que… —dijo Sakura apretando la bolsa que cargaba contra su pecho— un año será fácil de soportar —ante aquello último, Shaoran la miró confundido—. Verás, Shaoran, yo —dijo apretando aún más la bolsa. No le salían las palabras. Se regañó mentalmente por eso, así que decidió irse por otro lado, sonrió—. Antes que volvieras, hubo una moda aquí, en Tomoeda, se dice que, si le haces un osito de felpa a la persona que te gusta, y éste te corresponde, le pondrá su nombre. Si esto pasa, es una muestra de que su amor será eterno —Shaoran no había dejado de mirarla, su corazón había empezado a latir de sobremanera, mientras las mejillas de Sakura empezaban a colorearse de rosa—. Entonces yo… —se supo de pie rápidamente y se paró frente a él, extendiéndole la bolsa que cargaba. Shaoran la tomó sorprendido y tras abrir el paquete, se encontró con un osito rosado con alas que lo miraba fijamente. Se quedó paralizado.
¿Sakura lo había hecho para él? ¿Es que acaso, Sakura, lo quería? ¿En qué increíble realidad vivía que sus sentimientos eran correspondidos?
Sakura lo observaba nerviosa, el castaño frente a ella no respondía, ¿será que el motivo que le dio no era suficiente?
—Shaoran —dijo avergonzada—, no te sientas presionado y no… —trató de recuperar su osito bastante triste, pero no pudo. Los brazos de Shaoran se aferraron al oso con fuerza, impidiendo que lo tomara.
—¡Es mío! —dijo protegiéndolo. Ahora fue el momento de Sakura de quedar paralizada.
—¿Hoe?
—Me voy mañana —le informó poniéndose de pie—. Si puedes venir al aeropuerto, el vuelo sale a las 11 —miró el osito rosado en sus brazos y sonrió—. Sakura.
Y tras eso se fue, tan rápido que no alcanzó a frenarlo.
¿Qué era eso? ¿Aceptó sus sentimientos o no? ¿Volvería a Japón o se quedaría en Hong Kong?
Estaba por desanimarse cuando recordó sus últimas palabras. ¿La había citado al aeropuerto? Observó el lugar por donde se alejó.
¿Le daría ahí su respuesta?
¡Ahora sí que estaba ansiosa!
…
Dio vueltas y vueltas esa noche preguntándose qué pasaría en el aeropuerto. Kero simplemente la observaba, la veía preocupada y no había podido sacarle información. Lo único que sabía, por medio de Yue, era que ellos habían terminado ese lazo que les había creado Clow y que ambos buscarían la felicidad por otros lados.
—Sakura —susurró viéndola desde el cajón del escritorio—, espero que estés bien.
…
La mañana del domingo encontró a Sakura corriendo por el aeropuerto, se había atrasado. ¡Lo había tratado de evitar! Pero el trafico había sido insoportable.
Se giraba de vez en cuando, esperando poder encontrarlo, pero nada. ¿Se habría ido ya?
—No —susurró aterrada. Segundos después, una voz conocida para ella la mencionó, elevó la mirada con alegría para encontrarse con Wei frente a ella.
—Señorita Sakura —el hombre mayor, se acercó a ella para guiarla hasta donde se encontraba su joven amo.
Shaoran estaba sentado, aguardando por la hora de partir, con la mirada fija en las dos bolsas que tenía a su lado. ¿Alcanzaría a llegar?
Sonrió de lado.
Era Sakura, siempre conseguía la forma de llegar.
—Joven —la voz de Wei, hizo desviar la mirada hacia él, encontrándose junto a su mayordomo, a Sakura.
—Viniste —susurró.
—Shaoran —suspiró cuando llegó frente a él—. Lo siento, yo…
—No te preocupes —le dijo y sin perder el tiempo, tomó una de las bolsas que tenía junto a él— Gracias por venir, quería darte esto —le dijo entregándosela.
Sakura tomó la bolsa y la abrió, dentro se encontró con un osito en gris oscuro. Sus ojos se abrieron al máximo.
—También investigué algo de los osos —dijo Shaoran, sacando de la otra bolsa un listón rosado. Se acercó aún más a Sakura para ponerle el listón en el cuello al oso plomizo—. Que además de nombrarlo como la persona que te gusta, si le atas un listón y lo entregas, ese es el día de su cumpleaños.
—Shaoran —Sakura lo miró cuando éste terminó de armar el moño.
—Yo no tengo problema de que ese oso se llamé Shaoran —le dijo sonriendo para luego buscar en la otra bolsa el osito que Sakura le había dado, el cual tenía en su cuello un bonito moño verde—. Si me permites llamar Sakura a éste. ¿Qué dices?
Sakura no lo resistió, apretó los labios con una mezcla de sentimientos y lo abrazó.
—¿Eso es un sí? —preguntó, abrazándola también.
—Sí —afirmó y luego se separó de él para mirarlo—. Entonces…
—¡Me has dado el mejor motivo para querer volver a Japón! —le comentó mirando el oso que tenía en su brazo.
—Shaoran…
—Trataré de volver lo antes posible —le prometió tomando con ambas manos el osito que ahora se llamaba Sakura—. Ambos prometemos volver. ¿Me esperaras?
—Por supuesto —respondió elevando las manos con el osito Shaoran, para apegarlo a su mejilla derecha—, ambos estaremos esperándote hasta que puedas volver.
Ambos se miraron en silencio por un par de segundos, la sonrisa marcada con fuerza en ambos jóvenes solo fue desarmada cuando Wei anunció la hora de partir.
Con algo de pena, pero con la ilusión de volverse a ver pronto, se despidieron…
Wei observó a su joven amo con una sonrisa y luego miró hacia el frente mientras entregaba los boletos de abordaje.
—¿Aun cree que venir a Japón fue una pérdida de tiempo?
Shaoran no lo miró, observó el oso alado que tenía en brazos y sonrió.
—Para nada —negó con la cabeza—. Venir a este país fue lo mejor que pude hacer, porque la conocí a ella.