-Los personajes de SCC son propiedad de CLAMP.
-Esta historia participa de la Ronda de Retos: CardCaptor Family del foro "Libérate" de SCC.
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Miradas asesinas
Li Syaoran era un joven mago de grandes habilidades, un estudiante ejemplar y muy bueno en todo tipo de deportes, pero si había algo que se le daba realmente mal, era manejar las situaciones incómodas; y ésa era una de las peores.
Por recomendación ― o debería decir por insistencia ― de Meiling, había ido a buscar a Sakura a su casa, para poder ir todos al zoológico; pero nunca imaginó que, quien lo recibiría en la puerta no sería la castaña, ni siquiera el afable padre de ésta. Si no su hermano mayor, Tōya Kinomoto.
La última vez que lo vio en el acuario, se sintió totalmente avergonzado por no poder pronunciar algunas palabras amables o entablar una conversación cordial; Y hoy no estaba siendo mucho más fácil, pues las miradas asesinas que el mayor de los hijos de Fujitaka le lanzaba, no contribuían mucho a mejorar la situación.
― Esto… ― pronunció Syaoran, dudoso. Tōya volteó a verlo, aparentemente interesado de que hablara, como si confiara en que su presencia en la sala de estar lo intimidara lo suficiente como para mantenerlo callado ― ¿Cómo va la universidad para t-...para usted y Yukito-san? ― argh, ¿debería hablarle tan formalmente?
― Bien ―respondió el aludido, observando al chico, que cada vez se ponía un poquito más rojo.
Silencio de nuevo. Syaoran suspiró levemente; ojalá Sakura no tardará en bajar porque no aguantaría la situación mucho más. Por fin, como si el cielo escuchara sus repetidas súplicas, la chica de ojos esmeralda hizo su aparición; ataviada en un fantástico vestido con flores de distintos tamaños, y un radiante moño en su corta cabellera, a Syaoran le pareció más hermosa que nunca.. definitivamente había valido la pena esperar. Se levantó bruscamente y quiso decirle a la chica unas palabras, pero solo atinó a sonrojarse y balbucear, como siempre.
Pasado lo peor, ambos tortolitos salieron de la casa para ir al parque a encontrarse con los demás. Sakura, se despidió enérgicamente de su hermano, y, cuando se acercó a él y le sonrió radiantemente, pudo sentir el filo de mil agujas sobre su nuca, definitivamente, tenía suerte de seguir vivo, porque Syaoran sabía perfectamente que, si las miradas mataran, él ya estaría tres metros bajo tierra.
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375 palabras
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