In the Arms of Her Dragon - escrita por Wolf Blossom
- En los Brazos de su Dragón -
Aclaración de la Traductora: esto es una TRADUCCIÓN, autorizada por la autora. Es el primer Fic que tengo el gusto de traducir, espero hacer una buena traducción y que disfrutes leyéndolo!
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Sentada en la cocina de su pintoresca casita, Hermione Granger estaba releyendo su libro favorito, Hogwarts: Una historia. Por enésima vez, Hermione estaba tratando de leer entre líneas para encontrar otros significados a las frases que estaban permanentemente arraigadas en su cerebro. A solo unos pasos de distancia su querida madre, Jean, estaba preparando el desayuno: huevos, beicon, tortilla de patatas y zumo de naranja. Un clásico Americano; irónico, ya que eran ingleses.
-Hmmmm… - murmuró Hermione mientras sus ojos pasaban de un lado a otro de la página.
Mirando por encima del hombro, Jean escondió una cálida sonrisa. Desde que sus recuerdos habían sido devueltos y ella y su esposo volvieron de Australia, su hija Hermione había hecho todo lo posible para que su vida cotidiana volviese a la normalidad. La normalidad implicaba: pedir ayuda intelectual a su madre y ayudar a su padre con trabajos forzados en la casa. En las tres cortas semanas que estuvo en casa, Hermione ayudó a su padre a reparar dos inodoros y ayudó a su madre a terminar un libro de odontología orientado a los negocios.
Mientras Jean servía el desayuno, un búho familiar entró volando por la ventana de la cocina, dejó caer una carta en la cabeza de Hermione y se posó en el hombro de Jean. Mirando al búho, Hermione recogió el pergamino enrollado mientras su madre comenzaba a murmurar intentando alimentar al búho con algunos huevos. -Eres tan bonito, Bubo Bubo -, dijo como si hablara con un bebé. "Taan boonitoo".
- ¡Mamá! - le regañó Hermione. -Ese búho es un peligro. -
- ¡No, no lo es! - se defendió Jean. -Este pobre búho vuela a través de Londres para entregarte una carta. Lo menos que podemos hacer es darle una galletita... o huevos. -
Hermione rodó los ojos. -Estoy bastante segura de que tiene suficientes galletas en la Mansión Malfoy. -
Jean ignoró a su hija y continuó alimentando al pequeño búho. Era una tradición semanal que comenzó hace poco menos de tres semanas; Hermione le había enviado un búho a Draco Malfoy (había sido casi imposible conseguir un búho, pero había logrado llamar a los tíos de Harry para que Harry se pusiera en contacto con Ron para que este le enviase uno de sus búhos de repuesto). Draco había respondido con su búho personal, Bubo Bubo, y el animal le había tomado cariño a la madre de Hermione inmediatamente.
Estuvo descansando pacientemente hasta que Hermione escribió su respuesta y lo envió de regreso a la Mansión. Al parecer, por lo que Hermione había aprendido, cuanto más esperaba para escribir la carta, más felices eran tanto su madre como el búho. -¿Qué te ha escrito esta semana, cariño? - Preguntó Jean, viendo a su hija escanear el pergamino.
Hermione miró a su madre. -Me está diciendo que irá al Callejón Diagon dentro de unas semanas para obtener las medidas para sus túnicas y comprar calderos nuevos. Mmm... Nunca hubiera pensado que fuera de los que estaban pendiente de esas cosas".
Jean rió. -Nunca se sabe, querida, nunca se sabe... ¿le responderás pronto? -
- Esta noche, tal vez. - Hermione sonrió y rodó los ojos. -Tienes tu tiempo para estar con esa rata voladora, iré a leer mi libro arriba. -
- ¡Aquí! - Jean le dio un plato a su hija. -¡Cómete el desayuno también! Y recuerda, hoy iremos a la ciudad. Tu padre quiere una nueva caja de herramientas. Solo Dios sabe por qué. -
Riéndose, Hermione besó la mejilla de su madre y miró al búho antes de retirarse a su habitación en el piso de arriba. Cerrando la puerta detrás de ella, se tiró sobre su cama y miró la tercera carta que había recibido de Draco Malfoy desde la Guerra Mágica. No eran exactamente amigos, pero habían pasado la etapa de conocidos. En su carta anterior, los apodó para ser "amienemigos". Conforme con el término, Hermione lo aceptó.
Granger,
No entiendo por qué te sigo contestando, pero por alguna razón desconocida no puedo parar. No le mando búhos a cualquiera; ni siquiera a mis compañeros de Slytherin. Así que, considérate afortunada. Como dije antes, en numerosas ocasiones, no pude soportar ver a Bellatrix lanzarte el Crucio. Sí, no hemos estado hablando la mayor parte de estos siete años, pero no podía verte sometida a una de las tres maldiciones imperdonables. Entonces, pongamos eso en el pasado y avancemos ahora, ¿de acuerdo?
¿Mencionaste a tu madre? Supongo que trajiste a tus padres de Australia. Eso es... bueno, supongo. No tengo nada más que decir al respecto, así que por favor disculpa mi falta de sentimientos. Mi madre quiere llevarnos a los tres de vacaciones, así que iré al Callejón Diagon la semana que viene para conseguir materiales para el curso. Mientras estoy de vacaciones, no enviaré ninguna lechuza.
Ni siquiera a ti.
Draco Malfoy
PD: No sé qué diablos estás dándole de comer a mi búho, pero ganó al menos doskilos. ¡Deja de alimentar a mi búho!
Hermione negó con la cabeza y lanzó la carta junto a las otras dos que tenía de él. ¿A quién estaba engañando? ¿Por qué incluso decidió darle las gracias por salvarle la vida? Era evidente que él ni siquiera quería intentar esforzarse por saber quién era ella. Agarrando las tres cartas que tenía en la caja llamadas Cartas de Malfoy, Hermione se dejó caer de nuevo en su cama y tomó la primera carta que él le envió; una respuesta a lo que ella le había escrito.
Hace tres semanas, Hermione Granger escribió una carta que decía algo así como...
Querido Malfoy;
Sé que este puede ser un búho inusual para ti. Quiero decir, sé que sería bastante curioso y preocupante si tuviera que recibir un búho tuyo (ya que has sido un enemigo formidable durante la mayor parte estos seis años), pero tenía que contactar contigo. Quería darte las gracias por lo que hiciste; por salvarme cuando estábamos en tu mansión. No podría decir que esperaba que me ayudaras. Para ser sinceramente honesta, pensé que te ibas a quedar paradoahí. Quizás animar a Bellatrix. ¿Es horrible por mi parte? Pero realmente, ¿puedes culparme?
No sé por qué lo hiciste, pero no voy a insistir en lo que te llevó a lanzarte frente al Crucio. Sólo quería que supieras que te estaré eternamente agradecida y que te debo mi vida. Aunque probablemente no te importe lo que tengo que decir, te lo voy a decir. No eres un hombre malvado, Draco. Tienes un corazón y quiero agradecerte por encontrar un lugar para mí allí, por muy pequeño que sea ese lugar, para salvar mi vida.
Siempre en deuda contigo
Hermione Granger
Su respuesta había sido cortante. Pero ella no se desanimó. Sabía que no era un hombre al que le agradecieran mucho durante su vida, así que no iba a dejar que eso le amargara su humor.
Granger,
No podía ver cómo te torturaban. Eso fue todo. No hay lugar en mi corazón para ti, sea lo que sea que se supone que signifique. Estoy seguro de que habrías hecho lo mismo por mí.
Tal vez.
Draco Malfoy
Así que ella le respondió con un tono que esperaba que le hiciese sentir un poco mal por la forma en que le escribió su carta. Funcionó.
Un poco.
Querido Malfoy,
Si estás de acuerdo o no, creo que te importo aunque sea un poco. Aunque no sé si puedo decir lo mismo de mis amigos (ya sabes a quién me refiero), pero sé que no podías soportar ver lo que estaba sucediendo. Simplemente te estoy agradeciendo por lo que has hecho, ¿no es hora de pasar de esta etapa de conocidos que discuten y llamar a esto algo un poco más? Dudo que haya rivalidad entre nosotros, principalmente debido al hecho de que Voldemort ha sido derrotado.
Atentamente,
Hermione
Una vez más, le había respondido de forma cortante, con desdén.
Granger,
Bien. De nada. Y no, no somos amigos. Tal vez no somos enemigos, pero definitivamente no somos amigos. Nos llamaré amienemigos, por ahora, pero esto no está escrito en piedra.
Y si, por casualidad, hay un lugar para ti en algún rincón de mi corazón (SI lo hay, es REALMENTE minúsculo, solo para que lo sepas)**no hay ninguna posibilidad en el infierno de que Potter y Weasley se puedan infiltrarpor algunode los rincones oscuros de mi corazón... o en cualquier parte de mí, en realidad. Estoy realmente horrorizado de que llegues a pensareso. Se suponía que eras túla inteligente de los tres.**{NT:os dejo el texto original ya que aquí la escritora hace un juego de palabras que solo se entiende en inglés, donde utiliza weasel (comadreja) para referirse a "escabullirse" / there is no chance in hell that Potter and Weasley will weasel their way in to the far dark corners of my heart…/}
Demuéstrame que estoy equivocado.
De todos modos, estar bajo el Crucio de Bellatrix no fue tan malo. Recuerda, soy un Malfoy. Somos invencibles.
Draco Malfoy
Ella le respondió, que esta era la última carta que le enviaba después de su respuesta actual.
Malfoy,
No dije que Harry y Ron tendrían la suerte de 'infiltrarse' (veo lo que hiciste ahí, no es gracioso, Malfoy) para entrar en tu corazón. Honestamente, deberías tener más cuidado cuando leas cartas, no sea que lo leas mal e interpretes de manera diferente. Todo lo que trato de decir es que no puedo agradecerte lo suficiente lo que hiciste.
Tu sarcasmo no funcionará conmigo, sin duda no disfrutaste estar bajo el Crucio, pero te lo consentiré.
En cualquier caso, nunca olvidaré lo que hiciste mientras viva.
Aparte de eso, a mi madre le encanta tu búho. Personalmente, creo que es una rata voladora, pero quién soy yo para juzgar. A todo el mundole parece que a mi gato lo han aplastado...
De todos modos, sinceramente, no sé qué más escribir, así que termino aquí.
Cuídate,
Hermione
Repasó la última carta que envió antes de tirar todas las cartas al suelo. Se dio cuenta de lo desesperada que se podía haber sentido en sus cartas, pero ¿qué otra cosa iba a hacer? Draco Malfoy se había puesto frente a la Maldición imperdonable que su tía le había dirigido a Hermione.
Cerrando los ojos, podía recordar vívidamente la mirada asesina en el rostro de Bellatrix, la mirada de horror en los ojos de Draco, la punzada de miedo cuando Bellatrix levantó su varita, y la sensación de confusión y de shock cuando Draco se interpuso entre ella y el hechizo. Hermione estaba aturdida y vio a Draco luchar contra los efectos de la maldición, tratando de pedirle a su tía que se detuviera. La locura que se había apoderado de Bellatrix, sin embargo, parecía impenetrable.
Sintiéndose débil, Hermione trataba de encontrar su varita que se le había caído de la mano en algún momento. Tenía que detener a Bellatrix, tenía que salvar a Draco que acababa de salvarla. Fue entonces cuando reaccionó Narcissa, girando hacia su hermana apuntándola con su varita.
-¡DEJALO IR, BELLATRIX! - rugió Narcissa antes de lanzar el Expelliarmus. Bellatrix voló hacia atrás y Draco había sido liberado del dolor mortal. Como Narcissa había ido a atacar a su hermana por herir a su hijo, Hermione acunó a un Draco herido en sus brazos.
Ninguno de los dos quería admitirlo, pero habían formado algún tipo de vínculo esa noche. Él le había salvado la vida... y ella estaba allí para abrazarlo cuando estaba herido.
Acurrucándose como una bola apretada, Hermione dejó que el sueño la consumiera una vez más. El desayuno que su madre le había dado se enfrió en las pocas horas extra de sueño que se habían logrado colar en Hermione.
.xx.
Mientras descansaba en el sofá con Crookshanks durmiendo en su regazo, Hermione tenía su pergamino sobre uno de sus viejos libros de texto con una pluma apretada entre el pulgar y el índice. Trataba de escribir una carta para enviarle a Draco Malfoy, pero no pudo encontrar las palabras correctas.
Finalmente se conformó con:
Querido Malfoy,
Diviértete en tus vacaciones.
Atentamente,
Hermione
Considerándolo apropiado, miró a Bubo Bubo que estaba posado en el alféizar de la ventana de su cocina y silbó para que viniera. En cuestión de minutos, el búho salía volando de su casa y regresaba a la Mansión de la que procedía. Exhalando en voz alta, Hermione volvió su atención a su gato dormido. Pasándose los dedos por la melena, intentó apartar su mente de cierto chico rubio.
Sigue siendo tremendamente cruel, se dijo, sin importar el hecho de que te salvó la vida; evidentemente no le importa. Déjalo y no te pongas más en contacto con él.
Parecía la cosa más lógica de hacer.
.xx.
Aunque el resto del verano transcurrió fue tranquilo, Hermione se alegró. Con todo el drama que los últimos siete años habían tenido en Hogwarts, un verano de hacer absolutamente nada era refrescante. Parte de ella estaba contenta de que volviera a Hogwarts, pero otra parte de ella deseaba que la Directora McGonagall acabara dejándoles que se graduaran porque participaron en la Guerra Mágica y derrotaron a Voldemort.
Por lo menos, los de 1991 que fueron admitidos en el primer curso podrían reclamar el título de "El primer y único estudiante de octavo año que asistió a la Escuela Hogwarts de Magia y Hechicería". Si era un buen título o no fue dejado a la interpretación.
Harry había pasado por la casa de Hermione e incluso se había quedado a dormir durante algunas noches. Fue relajante, tener un hogar lleno de gente apta para la tecnología Muggle. Ron los había visitado pero no funcionó demasiado bien.
Quedaban tres semanas para que se acabara el verano y Hermione poco a poco comenzó a guardar sus cosas para el año escolar. Ella ya estaba esperando que fuera aburrido, ya que se había acostumbrado tanto a esquivar la muerte en los últimos siete años que un año escolar normal parecía anormal. Mientras estaba guardando algunos de sus vaqueros (para los fines de semana en Hogsmeade), hubo un golpeteo en su ventana.
"¡¿Bubo?!" Hermione se quedó sin aliento, corriendo hacia su ventana para abrirla. Como una bala, el búho dejó caer la carta y rápidamente voló a través de la puerta abierta de Hermione, obviamente en busca de su madre. Ni se molestó en seguirlo (el búho prácticamente conocía su casa de dentro a fuera), Hermione recogió la carta y la pequeña bolsa de terciopelo que el búho le había traído.
Granger,
Ya estoy de vuelta. ¿Me echaste de menos? Bien, porque yo definitivamente me eché de menos. No preguntes por qué te escribo... nos beneficiará a los dos si no lo haces.
De todos modos, volví de vacaciones y estaba guardando mis túnicas cuando me di cuenta de que el escudo de Slytherin faltaba en algunas de ellas, así que, tan enfadado como estoy, tengo que ir al Callejón Diagon tan pronto como la semana que viene. Me preguntaba cuándo estarías allí.
Además, te traje algo de Italia.
Draco Malfoy
¡Mirando boquiabierta la carta, Hermione no sabía si era una broma o si era una broma! Draco Malfoy quería saber cuándo iba a ir al Callejón Diagon y ¿le trajo algo de sus vacaciones?! El mundo se iba a acabar, -como si no hubiera terminado ya desde el momento en que salvó su vida hace unos meses.
Al abrir la bolsa de terciopelo, Hermione vio una fina cadena de plata que brillaba ligeramente. Girando la bolsa boca abajo y volcando el contenido en su mano, finalmente vio el regalo en todo su esplendor: una fina cadena de plata con un pequeño colgante de plumas cubierto de diamantes. La pequeña nota que también había estado en la bolsa tenía algo garabateado en ella.
Colgante Sanador. Tiene la pluma de un fénix en el; contiene propiedades curativas. Me recordó a ti.
No sabía qué le preocupaba más: el hecho de que Draco Malfoy le había conseguido algo.
O el hecho de que su corazón estaba empezando a latir en su pecho.
.xx.
Querido Malfoy;
Iba a ir al Callejón Diagon en unos días, en realidad. Ya había reservado mi habitación en Caldero Chorreante. Si estás allí y quieres que nos veamos, búscame.
Por cierto, me encanta el collar, pero estoy tratando de averiguar qué hechizo le pusiste.
Atentamente,
Hermione
Sacudiendo la cabeza ante la carta, Draco la examinó dos veces antes de lanzarla a su cama. Tumbado, miró el techo; en el patrón enrevesado de la rama que se había colado en su habitación desde el árbol genealógico de la planta de abajo (fue una nueva adquisición en la mansión, idea de su madre). Las muchas caras de su familia lo fulminaron con la mirada, pero él les devolvió el gesto.
No sabía qué lo había poseído para comprar el Colgante Sanador en Italia. Tuvo que mentir con sus dientes perfectos a sus padres y a su compañero, Blaise Zabini para comprar ese collar y el búho a Hermione Granger. Le había recordado a ella, pero no tenía la necesidad de comprar esa cosa estúpida.
Al igual que necesitaba lanzarse frente al Crucio de Bellatrix a principios de verano. Los recuerdos del dolor lo atormentaban— estaba seguro de que el trauma mental era permanente. Pero Granger... algo sobre ella; no le gustaba, pero estaba seguro de que no la odiaba como a sus amigos.
Ella estaba allí, la niña de pelo encrespado y dentuda que estaba etiquetada junto al Niño-Que-Vivió.
Una pequeña oruga con pelo de arbusto y dientes de conejo que creció y se convirtió en una hermosa mariposa... Draco se detuvo. Oh, Merlín, todo esto de Granger me está volviendo loco. ¿Orugas y mariposas!? Draco se frotó la cara con las manos y contó hacia atrás desde cien. No lo podía explicar. Hubo un profundo sentimiento de desprecio por su tía cuando la vio levantar su varita y moverse para maldecir a Granger. Al segundo Bellatrix movió su varita y la ola de magia que fue el Crucio salió disparada, Draco sabía lo que tenía que hacer.
Tenía que proteger a Hermione Granger.
El sentimiento; el deseo de proteger, era un concepto extraño para él. Había discutido con ella durante siete años y solo con pensar en ella, la idea de su posible muerte lo asustó. No podía hacerlo; no podía dejarla morir.
Y como resultado, se lanzó frente al Crucio para protegerla. El dolor, la acumulación de sangre en sus oídos, la palpitación en su cabeza, eran sensaciones que nunca olvidaría. Podía recordar débilmente a su madre gritando antes de desarmar a Bellatrix.
Antes de caer en la inconsciencia, Draco recordaba vívidamente a Hermione acunando su cabeza, las lágrimas que corrían por sus mejillas.
"¡DRACO!" le había llamado. Era la primera vez que usaba su nombre.
¿Por qué estaba llorando por mí? Pensó, pero ya sabía la respuesta... La misma razón por la que te lanzaste frente al Crucio por ella.
Pero cuál era esa razón
.xx.
Granger,
¿No estas encantada? (Hermione prácticamente podía escuchar su burla) Un simple 'gracias' hubiera bastado por todos los problemas que pasé para conseguir esa estúpida cosa para ti. No está hechizado, pero si te sirve de consuelo, me pasearé con el durante un día para demostrar que te equivocas.
Te veré en Flourish y Blotts el próximo lunes; Sé que estarás allí la mayor parte del tiempo en el Callejón Diagon de todos modos.
Draco Malfoy
¡Iba en serio! Draco realmente quería reunirse con ella en el Callejón Diagon. Hermione no podía creer lo que sus ojos leían, revisó la carta unas cuantas veces más, asegurándose que lo había leído correctamente. Dobló la carta y la guardó en su bolsillo, le hizo una seña a Bubo para que la siguiera —que estaba en el alféizar de la ventana ya que su madre no estaba en casa.—
-Hambriento, Bubo?- Le preguntó y el búho ululó. A pesar de que parecía una rata voladora gigantesca, había estado volando de un lado a otro por Londres por ella y Draco Malfoy. Lo menos que podía hacer era alimentarlo.
Sueno como mi madre. Se rió de sí misma. Encontró un poco de muesli, lo vertió en un cuenco y se lo tendió a Bubo para que se diera un festín. El búho inmediatamente se atiborró de las nueces crujientes cubiertas de miel y avena. La puerta de la entrada se abrió y Hermione levantó la vista para ver a sus padres que volvían de hacer la compra.
-Hola cariño.- John la saludó mientras ella le daba un beso en la mejilla. Le sonrió a su madre y la besó antes de tomar coger algunas bolsas y llevarlas a la cocina. -Veo que el búho ha vuelto.-
Jean chilló y Hermione y su padre intercambiaron miradas. Siempre les divertía cuando Jean se emocionaba con el pequeño búho que volaba en su casa. Ayudando a sus padres (después de que a Jean se le pasará su entusiasmo inicial de ver a Bubo Bubo), Hermione les informó que cogería el Autobús Noctámbulo dentro de unos días para dirigirse al Callejón Diagon.
Jean le preguntó si Hermione necesitaba ayuda para hacer la maleta. Sin previo aviso, se le saltaron las lágrimas a la bruja; quería tanto a sus padres... y los había echado tanto de menos cuando les borró la memoria.
Después de un agradable almuerzo familiar (completo con Crookshanks y Bubo Bubo), Hermione ayudó a Jean con los platos antes de dirigirse al estudio de su padre para escribir tres cartas: una para Draco Malfoy, otra para Harry Potter y otra para la familia Weasley. Le echó un vistazo a Bubo Bubo. -Oye, ¿te importaría dar un rodeo antes de volver con Malfoy?"
El búho ululó y sacudió la cabeza. Hermione lo tomó como un sí y procedió a escribir las tres cartas.
Carta número uno:
Querido Malfoy,
¿Puedes culparme por ser un poco desconfiada? Y me ofendeel hecho de que pareces tener la impresión de que paso todo el tiempo en las librerías. Veamos si puedes pillarme mientras estoy en Flourish and Blotts.
Tuya,
Hermione
Número dos:
Hola Harry,
La cosa más extraña ha estado sucediendo este verano. Sé que hemos hablado por teléfono un par de veces y viniste y te quedaste a dormir. Te lo explicaré todo en el Callejón Diagon — iremos todos juntos al Andén 9¾, ¿verdad? Aunque no estoy segura de cuándo irán Ron y Ginny al Callejón Diagon.
Tengo una habitación en el Caldero Chorreante, así que búscame cuando llegues allí.
Con amor,
Hermione
Número tres:
Querida familia Weasley;
¿Cómo estáis? El verano ha terminado y todos volvemos a Hogwarts... ¡genial! Quería que supierais (también le envié un búho a Harry) que iré al Callejón Diagon en unos días en el de Autobús Noctámbulo. Ya tengo una habitación alquilada en el Caldero Chorreante, así que cuando Ron y Ginny pasen por sus túnicas y materiales escolares, yo debería estar ya allí.
Nos vemos pronto, y para los que no podré ver, ¡tened un año seguro!
Con amor,
Hermione
Atando las tres cartas a la pata de Bubo Bubo, el búho salió volando por su ventana y vio como desaparecía en el horizonte. No podía decirle a Harry por carta que había estado en contacto con Draco Malfoy. ¿Qué pasaría si Bubo era un búho fiel y llevaba las tres cartas a la Mansión Malfoy?
Era un búho de Malfoy — no iba a arriesgarse.
.xx.
-¿Estás seguro de quedarte en el Callejón Knockturn?- Narcissa estaba sofocando a su hijo: enderezando su túnica, peinándole hacia atrás el pelo, frotando la mancha inexistente de su cara. De pie frente a la chimenea, Draco trató de alejarse de su autoritaria madre.
-Estoy seguro.- "A menos que quieras saber que voy a visitar a la hija de muggles que Bellatrix que intentó maldecir."
Narcissa parecía entristecida porque su niño se estaba yendo un poco antes de lo que en un principio había pensado, pero ella no estaba en posición de decir nada. Además, Narcissa no estaba segura de cuánto tiempo le llevaría a Madame Malkin colocar los escudos de Slytherin en las túnicas de Draco.
Besando su mejilla, Narcissa le dijo unas últimas palabras de cariño antes de que Draco se volviera para despedirse de su padre. Lucius estudió a su hijo por un breve momento: alto, media melena, la cual Draco se había aficionado a dejar naturalmente despeinado, una leve rastro de barba en la línea de la mandíbula y los penetrantes gélidos ojos grises.
-Cuídate- fue todo lo que le dijo Lucius mientras agarraba su bastón de serpiente. -No sabes quién aún cree que el Señor Oscuro se levantará de nuevo-
Draco le asintió con la cabeza antes de tomar un puñado de Polvos Flu. Si había algo que el apreciaba, definitivamente era la Red Flu. Con un último vistazo a sus padres, se adentró en la chimenea y arrojó los polvos, haciendo aparecer unas llamas de un brillante verde esmeralda. Con voz fuerte dijo -CALLEJÓN KNOCKTURN- Y un torbellino de humo estalló, transportándolo rápidamente a su destino...
"Alla voy, Granger."
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Hermione le dio un beso de despedida a sus padres y arrastró su baúl hasta la acera en la noche. Jean había insistido en quedarse despierta y esperar con Hermione, pero ella le dijo que era más probable que el Autobús Noctámbulo viniera si Jean no estuviera mirando. Comprendiendo la ilógica del mundo mágico, Jean se retiró a regañadientes a la casa apenas a medianoche.
Así Hermione se quedó sola.
Sentada en la acera, se fijó en su varita mágica, que se había encendido como una linterna, y se preguntó si el Autobús Noctámbulo sabía que ella estaba esperando...
Por supuesto que sí.
Fue a Harry durante su tercer año, ¿no? Y estoy bastante segura de que Ron me dijo que necesitaba tener mi varita para que supiera que estoy esperando.
Hermione exhaló en voz alta. ¿Qué pasa si el Autobús Noctámbulo no viene? Tendría que llamar a Harry, quien tendría que enviarle una lechuza a Ron, y ambos conseguirían de alguna manera llevarla al Callejón Diagon... y definitivamente no los quería allí si ella y Draco Malfoy se encontraban. Seguro que los dos saben que me salvó la vida... pero eso no significa que todavía les guste. Hermione pensó con tristeza. Ron tiene la impresión de que tenía un motivo oculto cuando saltó frente al Crucio. ¿Quién en la tierra tendría un motivo oculto lo suficientemente sorprendente como para querer tirarse frente a una maldición imperdonable? Hermione estaba desconcertada por la teoría de Ron.
No tenía sentido.
Un fuerte sonido la sacó de sus pensamientos y se levantó de un salto, viendo un gigantesco autobús de tres pisos acercándose de la nada. Con los ojos como platos, miró en todas direcciones para ver si alguno de los muggles lo había oído, pero aparentemente no.
Bruscamente, el autobús azul medianoche se detuvo frente a ella y la puerta se abrió de par en par.
-¡A bordo del Autobús Noctámbulo! ¿Cuál es tu destino?-
Hermione miró la cabeza encogida por un momento antes de mirar al conductor del autobús. -Caldero Chorreante…-
-¡TODOS A BORDO!- Gritó mientras se lanzaba del asiento y tiraba del baúl de Hermione, golpeándolo en cada paso. Encontrando rápidamente un asiento, Hermione estudió a todos los pasajeros en el autobús antes de mirar al conductor.
-¿Todos se dirigen al Caldero Chorreante?- preguntó. En lugar de hablar el conductor del autobús, lo hizo la cabeza encogida.
-¡No, señorita!- se rió. -¡Se dirigen a todos los lugares del mundo!"
Hermione no dijo nada más, pero apretó el agarre de su varita. Fue consciente, en ese momento, de que su varita todavía estaba encendida. -Nox - murmuró, contrarrestando el Lumos que había lanzado antes. Su corazón se detuvo cuando el autobús arrancó y comenzó a conducir como un borracho. Con los ojos cerrados, sintió que el autobús giraba hacia la izquierda. Después a la derecha. Luego a la izquierda otra vez. Y sin previo aviso, apretó el papel y logró pasar por dos autobuses que estaban a milímetros de distancia.
Harry definitivamente no bromeaba cuando dijo que este autobús era lo más alejado de ser seguro. Pensó como loca para sí misma. Solo esperaba llegar al Callejón Diagon con vida. Hermione casi grita cuando el autobús giró como loco, fuera de control. La cabeza reducida se reía y ella estaba a punto de vomitar...
Por fin.
-¡EL CALDERO CHORREANTE! ¡PASAJEROS POR FAVOR DESEMBARQUEN!-
Recogiendo rápidamente su baúl, Hermione bajó del autobús. El conductor se quitó el sombrero y se alejó en la distancia, dejando a Hermione segura y viva a las puertas de la posada mágica. Abrió la puerta, entrando en la posada y se acercó al mostrador.
-Tengo una habitación reservada- dijo, -¿Hermione Granger?-
Tom, el hombre de detrás del mostrador sonrió. -¿HERMIONE GRANGER? CARAMBA!-
Hermione se sonrojó. Se lo decían mucho últimamente tanto brujas y magos. Después del shock inicial y el típico "le enseñaré su habitación", siguió al hombre hasta llevarla a su habitación; cobrándosela a mitad de precio por ser quien era.
Y cualquier comida que se comiera en el Caldero Chorreante estaría allí.
No planeaba comer aquí pronto. Queriendo descansar abrió su baúl para buscar su pijama, Hermione no podía esperar a quedarse dormida.
Y por mucho que lo odiara, estaba un poco nerviosa por ver a Draco Malfoy.
.xx.
Acostado en una cama bastante espectacular en una posada recién construida en Callejón Knockturn, Draco Malfoy no podía hacer nada más que mirar su techo y pensar qué demonios estaba haciendo. Se fue de su mansión, unos días antes, ¿para poder encontrarse con esa sangre sucia? ¿Estaba jodidamente loco?
Debe ser el Crucio de Bella, debe haberme afectado en la cabeza. Gruñó, frotándose la frente. Girando a la izquierda, luego a la derecha, Draco ni siquiera podía sentir la señal de quedarse dormido. Tal vez si fuera a dar un paseo... Agarrando su túnica y su varita Malfoy, se puso las zapatillas antes de salir de su habitación. Había un balcón situado al este en la esquina de la posada que Draco había decidido tomar por un unos días.
Eran las cuatro de la mañana y Draco Malfoy estaba molesto. ¿Por qué no puedo dormir esta noche? ¿Tal vez si tomó una poción? O una ducha caliente? Sacudiendo la cabeza, Draco se inclinó sobre la barandilla del balcón y observó el desierto callejón debajo de él. Borgin y Burkes estaban justo en la calle y Callejón Diagon no muy lejos de allí.
Callejón Diagon…
Flourish y Blotts... Hermione jodida Granger. ¡Tienes que salir de mi maldita cabeza!
¿Por qué le había enviado una carta de agradecimiento? ¿Por qué no podía ella simplemente haber aceptado su buena obra y dejarlo así?
¿Por qué diablos tenía que volver a escribirle cuando volvió de Italia?
Mejor aún, ¿por qué diablos le trajo algo de allí?
Golpeó su cabeza ligeramente contra la barandilla. Estás perdido, Draco. Oficialmente has perdido la cabeza.
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Hermione no sabía qué la había poseído para ponerse el collar que Draco le había comprado mientras salía con su taza de café del Caldero Chorreante y entraba en el Callejón Diagon. Tomando su café de la mañana, vio a muchos niños pequeños corriendo con la expresión de emoción en sus rostros.
Primer año, pensó con cariño. Había pasado ya tanto tiempo. Decidió hacer una parada rápida en Flourish y Blotts (Vamos Hermione, Malfoy no debería estar en el callejón Diagon tan temprano... pero el idiota tiene razón, paso mucho tiempo allí) para ver si la última edición de Hogwarts: Una historia había salido ya.
Esquivando a unos cuantos niños corriendo y una gallina —¿una gallina!?— Hermione logró entrar a la seguridad de la librería.
Finalmente.
-¡Señorita Granger! -
Hermione sonrió al librero. Con una bienvenida tan cálida, prácticamente se sintió como en casa. Casi. -¿La última edición de Hogwarts: A History está disponible? -
-Me temo que no, querida - el librero sonrió tristemente. -No estará hasta finales de Septiembre. -
Hermione asintió. -Gracias. Voy a seguir mirando. -
Bebiendo de su taza una vez más, Hermione se dirigió a la sección de Dragones, un tema que le interesaba recientemente. Se dio cuenta de que no sabía casi nada sobre dragones, excepto cuando había estudiado brevemente el Colacuerno Húngaro durante su cuarto año en Hogwarts. Y fue principalmente por Harry.
Absorta con lo que estaba haciendo, no se dio cuenta del destello de pelo rubio
-Sabía que te encontraría aquí. - La voz era familiar; casi una sonrisa burlona, pero podría ser una sonrisa.
Hermione se dio vuelta lentamente. -¡Malfoy!? Pero... ¡se suponía que no vendrías hasta dentro de unos días!"
No se perdió el brillo del colgante alrededor de su cuello. Una oleada de orgullo lo atravesó; lo usaba, lo que significaba que creía, aunque fuera un poco, que el colgante no estaba hechizado. -Tenía cosas que hacer. Pasé caminando cuando te vi entrar. ¿No es idóneo? -
Hermione puso los ojos en blanco. -Difícilmente. -
Draco rodó sus ojos. -Bueno, es idóneo. Bonito colgante, por cierto, te queda bien. -
Instintivamente, Hermione levantó la mano y agarró el colgante. ¿Qué pasa si está hechizado? No puedo creer que haya sido tan estúpida como para creer...
No es que le cortara el hilo de pensamientos; él obviamente sabía lo que ella estaba pensando. -Si tienes tanto miedo, me pondré esa maldita cosa para ti todo el día. - Hermione lo miró antes de hacer exactamente lo que él pensaba que ella no haría: desenganchar el colgante.
-Bien. Te dará un toque de femenino. - bromeó. ¡Ella se estaba burlando de él! Draco frunció el ceño mientras agarraba el colgante y a tientas lograba abrir el gancho. Dejándolo que descansara contra su pecho, Hermione no pudo evitar notar que el colgante de plumas tal vez lo hizo parecer más varonil que antes.
Si es posible.
-Me dirigía a Madame Malkin. ¿Te importaría unirte a mí? -
Hermione estaba boquiabierta. -Pero... tú... ¿nosotros... caminando juntos? -
Draco resopló. -Vamos, Granger, la gente siempre habla basura, vamos a darles algo de qué hablar. Además, tienes que vigilar esta estúpida cosa, en caso de que empiece a vomitar babosas. -
Estrechando sus ojos, Hermione puso el libro que había cogido antes del estante y dio un paso hacia él. -Está bien, vamos. Necesito mis medidas para mis túnicas también. -
Sonriendo, se dio la vuelta y salieron de Flourish y Blotts. Hermione simplemente se quedó mirando la parte de atrás de la cabeza y trató de descubrir qué estaba pasando. Esperó no estar caminando directa a una trampa mortal...
Si ese fuera el caso, habría dejado a Bellatrix lanzarle el Crucio.
¿Podría el realmente haber tenido un gran cambio en el corazón? Hermione esperaba descubrir la respuesta pronto. Cualquiera que fuese la respuesta.