Cariños que duelen

Por

Kuraudea

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Capítulo 3

•ENSÉÑAME•

Marron x 17

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«Quiero lo mejor de ti, pero también lo peor. En realidad quiero todo. Lo que me hace soñar, lo que me hace sentir, lo que me hace vibrar y hasta lo que te hace insoportablemente tú. Quiero todo lo que vive en ti, en ese remolino de luz que alimenta mi alma»—Cartas de tiempo.

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Sus orbes celestes llenos de ilusión, lo observaban fijamente. Silenciosa detrás de un árbol como buena espía, se maravillaba al ver cómo la Luna lo embellecía aún más; su cabello negro lanzaba reflejos azulados que encandilaban a cualquiera e incluso sus ojos eran tan hermosos como aquellas luciérnagas fluorescentes que rondaban por ahí. El anochecer que cubría la mágica isleta despertaba en ella una grata sensación, pues el lugar estaba lleno de bellos recuerdos de infancia y risas que, permanecerían por siempre en su corazón.

Recién había cumplido la mayoría de edad, y como cada año, su madre la mandaba de vacaciones con la familia de su Tío 17 para contribuir con quehaceres en la isla. Desde niña atesoró cada enseñanza de su parte: hacer fogatas, tejer la red para pescar además de cuidar el bienestar del Minotauro y otras especies. Sin embargo, ahora quería aprender algo más que simples cosas básicas de supervivencia: quería experimentar esa magia hacia el sexo opuesto que, para ella, seguía siendo un gran misterio.

Esa noche mientras lo observaba pescar en medio del río con el pantalón y las mangas enrolladas. Se sintió culpable por verle de otra manera. Era su tío, sí, pero no negaría que era un hombre apuesto, pues a su joven criterio consideraba que tenía muchas cualidades: amante de los animales, generoso y muy fuerte. Al suspirar recordó esa escena cuando lo vio regresar del torneo Multiversal como el ganador absoluto, pero ante todo, nunca olvidaría ese hermoso gesto de gratitud que tuvo cuando se le otorgó el deseo de las súper esferas.

»¡Tio 17 eres fantástico! ¡Eres el mejor! Yupiiii~

—Tío 17…—susurró con las mejillas llenas de rubores. Fue así, que tomó un poco de valor—Vamos, Marron, ¡tú puedes!—salió detrás del tronco y a pasos lentos se sumergió poco a poco en el lago; el nivel del agua llegó rápidamente al ras de sus rodillas; le abrazó por detrás sorprendiéndolo.

—Marron—volteó el hombre y vio la carita angelical de su sobrina.

Mientras ésta recargaba la barbilla en su espalda, dijo:—¿Te asusté Tío 17?—éste negó con media sonrisa en sus labios—Oh, qué lástima.

—Creí que dormías juntos con los demás—regresó la mirada hacia enfrente.

—En realidad…—agachó la mirada apenada—Tengo rato observándote pescar.

—Mmm…—torció los labios—Conque así es, eh.

—Perdón. Prometo no molestar.

—Ya no importa, ¿Quieres pescar?—le ofreció su caña.

—B-Bueno, podría intentarlo.

—Aquí tienes—le entregó el instrumento. Y así, el androide se postró detrás de la muchacha ayudándole a maniobrar la caña—Parece que has olvidado las últimas lecciones que te di.

—L-Lo siento—rió avergonzada—Ja,ja…

—Aunque no lo creas los peses son muy susceptibles al estrés. Te recomiendo que te relajes; respira hondo, ¿sí?.

—De acuerdo…—ambos cerraron los ojos y fueron influenciados por el aire nocturno con olor a hierba fresca. Mientras esperaban a su presa, Marron entreabrió los ojos y observó el rostro del mayor quien se recargaba en su hombro. Y se odio tanto en ese instante porque le hacía fantasear; se imaginaba con él y solo con él en el camino del aprendizaje sexual: El descubrimiento del todo. Sin saber lo que realmente iba a hacer, se dejó llevar por el instinto; acercó sus labios al guardabosques besándole así la mejilla.

Los orbes verdes se abrieron al instante—¿Eh…?—pues el sabor del beso no provenía de su pequeña sobrina sino de la mujer que ahora era—M-Marron…¿qué haces…?

Cuando la magia se esfumó, la rubia se vio desorbitada—Yo…Y-Yo…—temblaba y tartamudeaba por lo que había hecho.

—¿Qué es lo que pretendes?—le observó firme con la mirada desalmada: verde.

La celeste agachó la mirada, y dijo:—Quería aprender…solo quería aprender… ¡Por favor discúlpame tío 17!—intentó zafarse para salir corriendo.

—¿Entonces solo se trata de eso?—volteó hacia atrás asegurándose así que nadie estuviera cerca. Y cuando corroboró que estaban solos, repentinamente tomó de su muñeca y la trajo hacia él; rostro a rostro, dijo—Que esto quede entre nosotros—y la besó.

La muchachita no podía creer lo que pasaba, pero poco a poco cerró sus ojos para seguir el ritmo de su maestro. Lo amó tanto en ese instante que se olvidó de toda culpa y de todo lo que repercutiría a partir de esa enseñanza. Cuando el beso frenó ella lo observó con unas infinitas ganas de llorar, pues que bello y que tan doloroso sería a partir de esa noche. Nadie le creería, nadie comprendería lo que su tío significaba para ella. Entonces, antes de correr y de zafarse por completo, confesó en voz baja—Te amo…—y huyó.

El hombre, entretanto, la quiso detener. Pues exactamente no había entendido del todo sus palabras e incluso pensó que se había sobrepasado con ella—¡Marron por favor espera!

Ella corrió entre lágrimas y a su paso, ramas se interponían en su camino. Hasta que por un tropiezo cayó al suelo llenándose de lodo rodillas y manos. ¿Y qué pasaría a partir de ahora? Ni siquiera ella sabía, lo único de lo que estaba segura es que tendría que ser fuerte ante ese cariño que le dolería toda su vida—Te amo, 17

FIN.

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Holis, ¿cómo están? Aquí les comparto esta serie de shots que espero haya sido de su total agradado. Jugar con el TruMarTen y adjudicarles un «Cariño que duele» fue muy interesante, lo disfruté mucho la verdad. Así que no me queda más que solo agradecer por pasarse a leer. Les pregunto a ustedes: ¿Han tenido un cariño que duele? Seguro todos los hemos tenido y sí, se sufre demasiado. Pronto nos veremos en el próximo capítulo de DetrásDTP, he tenido tanto que hacer y me han pasado tantas cosas que espero ya retomar el ritmo de mis escritos. Un beso grande, saludos a todos.

Con cariño:

Kuraudea R.

16/Abril/2018