Era jueves.
Ese periodo, aquel día no compartía ni una sola clase con ninguno de sus amigos.
Así que Yuuri se sentó solo en clase de Biología y en la de Ética antes de la hora del almuerzo, llegó antes que Yuri Plisestsky a su eterna mesa para dos al fondo de la cafetería (así lo habían preferido, del mismo modo en que hablar netamente ruso para generar más incomodidad, como pago por la que el resto de alumnos los hacían pasar a ellos) y se sentó con su bandeja a esperarlo, saludando animado a la mesa que ocupaba al resto de su grupo. Leo estaba junto a Kenjirou aquel día, quien a su vez se encontraba seguido de Phichit y frente al tailandés se hallaba Guang. Seung a la izquierda del chino y frente al japonés.
Yuri apareció minutos más tarde, pisando fuerte y no saludó a Yuuri antes de tomar asiento y dejar su bandeja sobre la mesa.
—¿Yuri? —Yuuri pronunció preocupado—, ¿qué sucedió?
Yuri gruñó y dio el primer violento mordisco al pedazo de bistec que atravesó con su tenedor, masticando apurado y tragando grueso antes de responder.
—Es muy probable que mi abuelo y yo regresemos a Rusia al final del año.
Yuuri jadeó.
Faltaban solo unas cuantas semanas para que eso ocurriera.
¿Iba a quedarse sin su mejor amigo?