Candy y su mamá enmudecieron al ver que a su ser querido le salía a borbotones la sangre de la cabeza, Albert se apresuró a auxiliarlo pero vio que estaba muerto. La gente se amotinó alrededor, la señora Marlowe no pudo más y perdió el sentido, al Duque Granchester le dio tiempo de sostener a su consuegra para evitar que se golpeara con el piso. Dos hombres agarraron al caballo por el freno, este se alteró y se puso en dos patas, Terry se acercó para calmarlo.

—Déjenlo en paz, lo están asustando.

—Usted sabe que esa bestia debe morir porque mató al Señor Marlowe.

—¡El no tiene la culpa, no sabe lo que hizo!

—Esa es la ley.

Terry puso su frente en la del caballo y lo acarició, no pensó que esa acción le traería terribles consecuencias, lo adoraba porque lo vio nacer y el mismo lo amansó. La gente estaba perpleja de que ni se inmutara por su suegro, Susana daba gritos de dolor, ella amaba a sus padres, realmente le pesaba en el alma lo acontecido.

En lugar de festejo habría un velorio, Albert subió a su suegro al carruaje, el carpintero ahí mismo lo midió para proveer el féretro. Albert se acordó de Candy y volteó hacia ella, vio que él Duque de Granchester la guio a su carruaje, todos los invitados se encaminaron a la propiedad de las Marlowe.

Mientras la autoridad llevaba el caballo al matadero, Terry iba detrás de ellos los sobornó para que lo dejaran libre se lo llevaría a una de sus propiedades, quizá hubiese funcionado si no apreciaran al Señor Marlowe pero era muy respetado y querido en la localidad. El caballo fue tranquilo porque veía que su dueño iba atrás de el en un carruaje, lo metieron al corral— Por favor déjenme despedirme de él —Terry se acercó— Perdóname, no pensé que esto fuera a suceder —Terry lloró por su amigo, el verdugo se acercó y lo hizo a un lado, le apuntó al caballo y le disparó. Después de eso Terry fue al velorio.

Albert fue a su propiedad a cambiarse pues se ensució el traje de sangre, la señora Elroy y Rosemary salieron a importunarle antes de que regresara al velorio —Ya nos enteramos de la tragedia.

—Si, fue terrible, mi suegra y Candy están inconsolables, igual mi cuñada.

—Esas mujeres están malditas, tanto la madre como la hija son viudas, Albert, estás a tiempo de que te zafes de esa mujer, de seguro no querrá casarse ahora, porque tienen que guardar luto… —dijo Rosemary.

—¿Cómo puedes expresarte así de ellas? Eso no es de cristianos, por muy mal que te caiga Candy merece un poco de empatía, ahora me necesita más que nunca, no la abandonaré, le daré todo el apoyo moral que necesite, es mi turno de protegerlas.

—Espéranos, iremos contigo

—No tía, si van a estar de impertinentes y haciendo comentarios hirientes es mejor que se queden.

Albert se retiró dejándolas boquiabiertas.

—Si vamos a emparentar con ellas, debemos ir, la gente hablará mal de nosotros.

—Yo no iré tía, no quiero ser hipócrita.

Toda la gente miraba el mal estado en que estaba Terry, pensaron que le dolió la muerte de su suegro, pero él estaba triste por la muerte de su caballo. Candy se quitaba cada vez que él se acercaba a ella.

Susana sabía que todo fue intencional, miraba con resentimiento a su esposo. Quería estar a solas para reclamarle, mató a su padre y arruinó el festejo de su hijo, tenía decidido no perdonárselo.

Albert pasó por un ministro para que diera palabras de consuelo a la viuda y a su prometida.

Al llegar al velorio caminó hacia Candy y ella se aferró a él. Candy tenía una voz hermosa quiso dirigir un himno, mecánicamente y sin reflexionar en las palabras cantaba:

¡Cuánto gozo habrá con Cristo
cuando no haya más dolor,
cuando cesen los peligros
y ya estemos en su amor!

Cara a cara espero verle
más allá del cielo azul.
Cara a cara en plena gloria,
yo veré a mi Jesús.

Candy ni puso atención a lo que predicó el ministro solo escuchó el final del discurso: "Estamos confiando en que Dios tiene el control y una vez más, el Señor se glorifica poderosamente".

Escrito está: "Estimada es a los ojos del Señor la muerte de sus santos" (Salmo 116:15).

La mala noticia es que el Señor Marlowe ya no está aquí en esta tierra; pero la buena noticia es que está con Cristo su Señor, lo cual es MUCHÍSIMO MEJOR. ¡Gloria a Dios! ¡Incluso en nuestra hora de muerte, TRIUNFAMOS gracias a la resurrección de Jesucristo!

La suegra de Candy consolaba a su hermana, —Se vendrán a vivir conmigo, no pueden estar solas aquí, debemos hacer juntas ese viaje a Francia para que puedas distraerte un poco, si te quedas aquí todo te recordará a él.

Al siguiente día enterraron muy temprano al papá de Candy, no tenía caso velarlo por más tiempo. Terry no pudo acercársele ni un momento para consolarla.

Albert acompañó a las Marlowe de regreso a su casa, esperó hasta que Candy dejara dormida a su mamá en la habitación.

—Quisiera quedarme esta noche en tu casa.

—Igual a mi me gustaría que te quedes, pero ¿Y si murmuran?

—Eres mi novia, me casaré contigo.

—Ahora tendremos que esperar hasta que pase el luto.

—Lo sé. Pareciera que todo esto lo planeó Granchester.

—No puedo meter mis manos al fuego por él. Yo creo que fue intencional, ese pobre caballo le obedecía en todo, él lo entrenó.

Mientras en la propiedad de los Granchester, Susana no tenía ánimos ni de sostener a su bebé, tuvieron que llamar a una nodriza para que lo amamantara.

Terry no le dirigió a su esposa ni una palabra de consuelo, ella esperó a que se acostara a su lado, cuando vio que Terry cerró los ojos, se movió hacia el cajón del buró, ahí tenía un puñal, Terry escuchó que lo abrió y lo cerró, recordó lo que había ahí y al abrir los ojos vio que su esposa estaba preparada para enterrárselo.

Hola chicas, Dios las bendiga, ánimo, cada una ore por su familia, por sus amigos, por su Iglesia, por su ciudad, por su país, es tiempo de pedirle misericordia a Dios. Oremos por Italia, España, Estados Unidos, Ecuador, por mi México querido, por el Salvador, Guatemala, en fin… Saben que las estimo en gran manera. No se desanimen, Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones, por tanto no temeremos, aunque la tierra sea removida.