Título: Zona de promesas
Resumen: 'Se desploma a tres pasos de la cama de nuevo y Degel le rodea la cintura con el brazo derecho y le obliga a pasar un brazo tras su cuello, ayudándole a levantarse. Sus dedos fríos sobre la piel son el paraíso en la tierra y Kardia tiene ganas de restregar la cara en el cuello de Degel y quedarse a vivir en ese abrazo para siempre.'
Clasificación: NC-17 because Kardia.
Advertencias: Kardia, por supuesto. Muy posiblemente OoC. Jugué un poco con la línea temporal del manga para poder hilar las escenas así que si recuerdan muy muy bien el manga, muchas cosas les harán ruido.
Tipo: Romance. Un poco de drama quizás.
Pareja Principal: Kardia/Degel, Degel/Kardia.
Personajes: Cameos de otros personajes porque no tengo vergüenza, pero surprise!.
Autor: Elyon Delannoy.
Razón: Camino al Subforo de Degel y Kardia!
Dedicatoria: A tod s los amantes de esta pareja. Cada vez le tomo más cariño, así que espero que lo disfruten! (Y que logremos el subforo )
Comentarios adicionales: Esto fue un parto de una semana y no me dio la neurona para un resumen mejor Tenía cuatro escenas bien definidas y todo lo demás nació para unir esas miseras cuatro escenas. Ni siquiera sé si están del todo bien hiladas, espero que sí, pero si no lo posteo, no lo podré dejar tranquilo y NECESITO dormirme sin pensar en este fic. Ya vendré a editar después.
Además, originalmente, era un oneshot de unas cuantas miles de palabras y termino en este monstruo. Se me fue totalmente de las manos. Sigue siendo un oneshot pero decidí postearlo en capítulos para que sea más cómodo de leer por partes. Espero que el resultado no sea una tortura para los fans de estos chicos
Pd: el título es una canción de Soda Stereo que no pude evitar asociar con este fic de alguna manera. Si alguien tiene curiosidad por escucharla, busque la versión de Cerati con Mercedes Sosa, es una preciosidad
Estado: Completo
Nº de Palabras: 11.000 aprox ~~
Zona de promesas.
1.
Quiere hacerlo parecer una broma pero en el estado en que se encuentra no es capaz de fingir. Kardia, casi inconsciente, reclama con dureza su ausencia.
— ¡Llevo cuatro malditos días así! ¿Dónde estabas tú?
Tiene fiebre. Tiene calor. Le duelen los músculos y lleva cuatro días en cama, entrando y saliendo de la inconsciencia, incapaz de sostener su cuerpo en pie por más de un par de minutos. Sasha se ha pasado tres de esos días llorando junto a su cama, pidiéndole que no se muera todavía y claro, si la mocosa se lo pide, quién es él para negarse.
Se desploma a tres pasos de la cama de nuevo y Degel le rodea la cintura con el brazo derecho y le obliga a pasar un brazo tras su cuello, ayudándole a levantarse. Sus dedos fríos sobre la piel son el paraíso en la tierra y Kardia tiene ganas de restregar la cara en el cuello de Degel y quedarse a vivir en ese abrazo para siempre. Se contiene porque el santo de Acuario no se ve dispuesto a tolerar alguna de sus insolencias. Y porque la cabeza le va a explotar si hace el esfuerzo de alzarla de nuevo.
— Lo siento — susurra Degel y siente su aliento sobre la mejilla.
¿Desde cuando es tan dependiente de Degel? ¿Desde cuando le extraña así, al punto de enfurecerse hasta ponerse a arder? ¿Desde cuando…? Degel enfría el ambiente mientras lo arrastra de vuelta a la cama y Kardia gime cuando siente el frescor rodeando su cuerpo. Desde el primer día.
— ¿Qué?
Kardia agita la cabeza, negando, y se arrepiente de inmediato. Le laten los ojos y apenas distingue la silueta de Degel sobre él mientras le obliga a recostarse. ¿Dónde has estado? No se da cuenta de que habla hasta que Degel suspira y le contesta.
— Tenía una misión, Kardia.
Tu misión es cuidar de mí. Está delirando. Está seguro de que está delirando porque jamás habría pensado algo semejante con todos sus sentidos funcionando. Sigue haciendo demasiado calor.
— Si, lo sé — Degel le responde y, aparentemente, Kardia ha vuelto a decir lo que piensa sin notarlo. — Pero no podía llevarte conmigo esta vez.
Mentiras. Puras mentiras. Si Kardia hubiese ido con él, habría tardado la mitad del tiempo. Dos semanas es demasiado tiempo para una misión que debió haber durado una. ¿Con quién peleaba? ¿Con Hades en persona? Escucha que Degel se ríe y si, de nuevo ha vuelto a hablar en voz alta. No parece que el calor vaya disminuyendo. Abre los ojos con esfuerzo y frente a su rostro, a diez centímetros de distancia, la mano de Degel enfría partículas de agua. 'No es suficiente', gruñe y levanta la cabeza hasta que su frente contacta con la palma de Degel. Gime cuando siente el frío estremeciendo su cuerpo y no nota que Degel se estremece con él, pero si resiente su ausencia cuando aparta la mano de golpe. La sigue y cuando Degel pretende apartarla de nuevo, lo sostiene de la muñeca. Mantiene la mano contra su frente, dejando salir jadeos satisfechos cuando los golpes de frío le bajan por la espalda. '¡No es suficiente!', vuelve a gruñir y se sienta en la cama, buscando a tientas el rostro de Degel. Le recorre el pecho con las manos intentando encontrarlo.
— ¡Kardia! ¿Qué estás…?
Degel se calla de golpe cuando logra sostenerle el rostro con las manos. Seguro siente cómo se está quemando por dentro porque deja de resistirse. ¡Ja!, piensa Kardia, triunfal y acerca a Degel hasta que choca la frente con la suya. Oye que se queja y no sabe porqué, si el que se muere es él.
— Te fuiste demasiado tiempo, Degel.
— Kardia… Kardia, no.
Siempre dice que no. Siempre que Kardia le busca los labios dice que no y se aleja, pero esta vez no lo va a permitir. Kardia está ligeramente iracundo y esta vez, un no, no es suficiente. Lo sujeta con fuerza, relamiéndose los labios y está casi, casi seguro de que Degel entreabre los suyos. Pero quizás está delirando.
— ¿Te das cuenta de que si tu no estás, yo me muero?
Kardia, obviamente, no habla en serio. Es una mala y trillada frase de conquista. Una más de las muchas que Kardia ha intentado usar con él desde que se conocen. Entonces, ¿por qué se estremece? ¿Por qué sus palabras le calan tan profundo? Quizás es la vulnerabilidad que la fiebre trae consigo. Quizás es la mirada desenfocada y los labios entreabierto y la falta total de sarcasmo en su voz, cuando dice aquellas palabras que son un reclamo, una declaración y una broma, todo a la vez.
Excepto, que no está bromeando. Y esta vez, Degel quisiese que lo hiciera porque ya no sabe cómo decirle que no. Lo ha intentado todo pero el tema con Kardia es que, en el fondo, es mucho mejor de lo que pretende aparentar. Cuando baja las barreras y se muestra como es, fiel, intenso y honesto, decirle que no es una tarea titánica. Lleva meses siendo torturado por pensamientos indignos de alguien como él, todos poblados de Kardia. Por eso no le pidió que lo acompañase en su misión. Porque necesitaba librarse de él, aunque fuese unos días y cuando regresa… Esto.
'¿Te das cuenta de que si tu no estás, yo me muero?'
El que se muere es él cuando lo oye. Se muere cada vez que lo toca como si se aferrara a la vida misma. Cada vez que le busca los labios lamiéndose los propios. Cada vez que jadea cuando su frío le toca la piel. Cada vez que Kardia se arrepiente de besarle a último minuto.
— Estás delirando.
— Es tu culpa.
Kardia comienza a alejarse y, con ese giro inesperado que a veces da el destino, en esta ocasión es Degel quien lo impide. Le sujeta la cabeza y lo mantiene ahí, cerca, a milímetros de su boca. Quizás debería dejar de decir que no porque hace bastante tiempo que lo único que piensa es si. Siempre se lo niega porque Kardia le hace perder la calma y eso no puede permitírselo. Porque no hace más que bromear, excepto esta vez. No bromea cuando lo llama con urgencia.
— Degel…
No bromea cuando Degel pregunta desde cuando. ¿Desde cuándo quieres esto, Kardia?
— Desde el primer día.
Es Degel quien le besa primero cuando se da cuenta de que ambos han estado siendo consumidos por los mismos deseos desde el inicio.
Qué más da.
Kardia está delirando y quizás mañana no lo recuerde.
TBC