¡Buenas!

Tuve muchos problemas con este capítulo porque lo escribí 3 veces. La primera vez, se fue la luz, y como no había guardado el documento, todo se me borró. La segunda vez, mi hermana tomó mi computadora para hacer un trabajo y borró (según ella, por accidente) el documento en Word que tenía en el escritorio del pc, así que tuve que volver a rehacer todo :'v aquí la versión número tres de este capítulo xD


Capítulo 5.

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Dos semanas.

Dos jodidas semanas y Sougo seguía siendo un costal de huesos inservible. Apenas y podía con su propia vida. La herida no estaba sanando tan rápido como él quisiera, a pesar de los rigurosos cuidados que tenía con ella. La tos era cada vez más dura de sobrellevar y dormir por las noches se había convertido en un total martirio. No había podido ni siquiera intentar matar a Hijikata sin que algo le doliese. Sin embargo, pese a todo lo que le aquejaba, no aguantaba un minuto más encerrado en el Shinsengumi sin hacer nada más. Le había dicho a Kondo que él podría regresar a sus quehaceres normales y seguir con la misión de desmantelar a la banda de traficantes de niños. Pero, como él había previsto, el Comandante se negó rotundamente ante aquella petición.

―No estás en tu mejor condición por el momento, Sougo ―dijo ―. Debes recuperarte.

Podría haber objetado, pero no tenía nada a su favor porque Kondo tenía toda la razón. Dado el caso de que tuviese que pelear, lo matarían sin duda alguna. Si incluso respirar se le convertía en una tarea difícil, resistir un combate sería prácticamente imposible; al menos en su condición actual.

Asintiendo ante lo que dijo Kondo, sugirió entonces que podría encargarse, por lo menos, de hacer los turnos de patrullaje que originalmente le tocaban―y que Yamazaki, por el momento, estaba cubriendo―. Porque, a pesar de que le gustaba flojear y no hacer nada, cuando realmente no podía hacer nada, se frustraba, y si se quedaba acostado todo un día una vez más, estaba seguro de que enloquecería.

―Está bien ―el afirmativo del Comandante le alivió ―. Pero si cualquier molestia aparece, por pequeña que sea, regresas a descansar. Es mi condición.

―Lo haré.

A pesar de que la mayor parte de sus patrullajes se la pasaba durmiendo, esta vez, sorprendentemente, hizo como se debía el trabajo. Tal vez todo radicaba en que estaba harto de descansar―por el momento―y moverse sin que nadie lo estuviese cuidando era verdaderamente gratificante.

No sentirse inútil, por otro lado, era lo que realmente deseaba.

Sin embargo, tuvo que hacer unas cuantas paradas porque sentía que le faltaba el aire. Desde que salió del hospital, aquella sensación de ahogamiento lo abordaba bastante seguido, pero se la atribuía más que todo a la herida―que no era para nada pequeña y superficial―que yacía en su abdomen, pero con el pasar del tiempo, entendió que podría ser algo más; que no era del todo por la herida. Odiaba tener que hacerlo, pero debería volver a ver al doctor. De todas formas, tenía que ir a una cita de control por eso de haber estado en coma un tiempo prolongado. No estaba seguro cuando, pero la tenía.

Ahora bien, iba a cumplir su palabra y regresar al Shinsengumi, porque realmente ya sentía que pronto no podría más. Después de todo ya era de noche y podría entregar su turno a otro miembro. Pero detuvo su andar en cuanto vio la figura femenina contemplando el agua del río, como si fuese lo más maravilloso que existiese en el mundo. Okita alzó una ceja, interrogante, porque al parecer estaba sola; no vio rastro de su can inseparable.

Recordó entonces la mirada que ella le había dado hacía pocos días. Lástima y culpa fue lo que vio en sus ojos, y no pudo evitar maquinar el recuerdo en su cabeza una y otra vez, porque no le había gustado en lo absoluto que ella lo mirase de esa forma. Se había enojado con ella y después consigo mismo, porque odiaba el hecho de haber mostrado tanta vulnerabilidad ante ella, su rival, al punto de hasta generarle una especie de preocupación a Gintoki.

Se la había encontrado unas dos veces después de aquel incidente. La primera vez fue porque acompañó a Hijikata―no le agradaba el tipo, pero si era su pase de salida del Shinsengumi, se lo aguantaba―a arrestar a un sujeto que estaba cometiendo indecencia pública y perturbando la paz de la ciudadanía. Resultó que ese sujeto no era otro que el jefe de la Yorozuya, el cual, apenas terminando la tarde, ya estaba ahogado de borracho. En cuanto llegaron al sitio, la vio y en el momento en el que ella lo reconoció, giró la cabeza y se concentró en otra cosa que no fuera verlo a él.

Pero, de nuevo, Okita había reconocido esa mirada de culpabilidad. Nunca había deseado tanto que un insulto para con él saliese de la boca de la bermellón.

La segunda vez que se la topó fue por pura casualidad. O bueno, por obra de su Comandante. Fue en uno de sus días libres, donde Kondo le dijo que caminar un poco le haría bien―era parte de su terapia física, por lo que tenía razón―así que el hombre se ofreció a acompañarlo. Poco sabía Sougo que en realidad estaban a punto de encontrarse con Shimura Otae por "cosas del destino". La sorpresa se la llevó en cuento vio a la mujer Yato acompañando a la mujer gorila.

Ella, tal y como la primera vez después del incidente, bajó la mirada y se concentró en otra cosa mientras Otae le daba su merecida paliza a Kondo, ignorando por completo su existencia. Okita intentó hablarle esta vez, pero en cuento omitió sonido, la Yato se fue, alegando que tenía cosas que hacer.

Esa no era la China que él conocía y oficialmente odiaba que ella lo mirara de esa forma.

Sougo se encontró entonces caminando hacia la Yato que ni se había percatado todavía de su presencia y, en cuanto estuvo lo suficientemente cerca, reunió toda la fuerza con la que contaba en su estado de convalecencia y la empujó.

El sonido del agua recibiendo un cuerpo lo hizo sonreír.

Para cuando Kagura elevó la cabeza―completamente empapada―para mirar a su atacante, él ya estaba a punto de estallar a carcajadas.

―¡¿Qué demonios te pasa, bastardo?!

―Parecía que necesitabas un baño, China ―contestó, burlón ―. Sólo quise ayudarte.

Kagura salió hacia la orilla del río insultando a Sougo en mil idiomas distintos, jurando que lo acabaría en cuanto lo tuviera al frente. Ya no le importaba si estaba lastimado, ella lo haría comer excremento de perro. Ni siquiera estaba pensando en disculparse por lo de la otra vez en ese momento.

Porque sí, lo había pensado una y otra vez, pero cuando había tenido la oportunidad, no sabía por qué las palabras no le salían. Había sentido un cargo de conciencia tan grande que poco había podido dormir pensando en él y el dolor que le había causado. Las veces que se lo encontró estaba decidida a decirle, a su manera, que lo sentía, pero simplemente la culpa volvía con más fuerza a ella, como si hubiese hecho algo imperdonable. Y es que ella no se perdonaba el hecho de haberlo golpeado aun cuando él ya estaba lastimado.

Sabía que lo había lastimado muchísimas veces antes―cuando se metían en peleas destructivas―, pero él nunca había mostrado tanto dolor en sus facciones como en ese día, y todo por ella. Porque ella lo había causado.

―Ahora estamos a mano ―dijo Sougo. Kagura no se había dado cuenta de que él ahora estaba sentado junto a ella en la orilla del río ―. Así funcionamos, China. Yo te hago algo y tú me la devuelves con algo peor, o viceversa, y no sentimos lástima por el otro a causa de lo que hacemos. Así que si me vuelves a mirar de esa forma, juro que te arrancaré los ojos.

La bermellón lo miró en silencio, meditando las palabras que había acabado de decir. La ira y las ganas de aplastarlo se hicieron a un lado por el momento. Lo conocía bastante bien como para asegurar que lo último que a él le gustaba generar era lástima, pero Kagura más allá de esa emoción, se había preocupado por él porque…

―¿Qué? ―la voz masculina la hizo sobresaltarse ―. ¿Qué miras?

―N-nada ―pegó sus azules ojos al agua ―. Escucha, más te vale que estés bien pronto, porque en cuanto así sea, voy a barrer el suelo contigo, ¿entiendes?

Sougo sonrió, porque ahí estaba: la China que él conocía y que le…agradaba.

Iba a responderle que él haría lo mismo, pero algo mucho mejor se le ocurrió y esbozó una media sonrisa ante la idea.

―Y si lo haces y termino en el hospital, ¿también me llevarás flores?

Kagura juró que jamás su corazón se aceleró tanto de un momento a otro. ¿Qué al bastardo no le había quedado claro que ella le metería su sombrilla por el trasero si mencionaba aquel detalle? porque era seguro que ella sobre esa amenaza no estaba bromeando. Se maldijo por el hecho de sonrojarse y maldijo todo en ese momento, por no poder apalearlo―por el momento―como a ella le hubiese gustado. Y lo maldijo también a él por ser…bueno, él.

«Disfruta estos días en los que no te golpearé, Sádico, porque cuando pueda hacerlo, meterte mi sombrilla por el trasero es lo primero en mi lista.» ―Al único lugar a dónde yo te voy a llevar flores, Sádico, será a tu tumba.

Y quizá, sí, pero poco sabía Kagura que aquello que dijo podría convertirse en una cruda realidad.


Respuesta a los reviews:

Melgamonster: Yo sólo espero leer ese fic de las rosas en la cara :v seguro me reiré fuerte cuando pueda hacerlo xD pues si es raro, pero como está lastimado y tomando medicamentos para el dolor y eso, no puede tomar xD y mucho menos pelear en forma. Y si, para hacer fiestas tienes que tener buenas excusas y el Shinsengumi lo sabe xD ¡muchas gracias por el apoyo! ~

Mumi Evans Elric: ¡A mi también me dicen eso! por lo que siempre rio y luego lloro :v muchas gracias al photoshop para hacer una foto decente en algo indecente. Jajajaja, tomaré esa idea de que luego ella se tire y le de un beso xD me gustó. Muchas gracias por tus lindas palabras, en serio que me alegra leer lo mucho que te gusta el fic *corazones* :3

Bloddy cherry: Y ya volví de nuevo xD Kagura siempre es salvaje y Sougo es siempre especial xD ¡gracias por comentar! :D

Gabyru07: Lo de la búsqueda del gato de hecho si lo saqué de ese cap xD porque me gusta y quise recrear la escena de alguna forma :3 quizá ese 5% salga más seguido xD gracias por comentar *3*

Frany Fanny Tsuki: Señorita Frany, todos sus comentarios me subieron muchísimo el ánimo porque llegaron en un momento que en verdad necesitaba ser feliz y usted lo logró :3 Kagura siempre será un gorila, aunque a veces se comporte y no haga cosas malas xD aquí está la actualización, pero de la otra petición, pues nalgas xD ¡muchas gracias por comentar! :3

Lira-Lira19: En cierta forma tienes razón y creo que en este capítulo se ve reflejado algunas cosas :v no creo que haya que ir por cloro, no soy muy buena con las cosas tristes, desde el inicio dije que este fic es como un experimento (?) lo mío es más bien el humor (porque ahí me muevo como pez en el agua) xD gracias por comentar :3

LostNeko120: El siguiente lo publico ahora mismo xD muchas gracias por tomarte tu tiempo y leer. Me haces feliz como un lombriz :3

¡Espero que disfruten el capítulo y nos leemos en el próximo!