Disclaimer. Los personajes presentados no me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi. Historia creada sin fines de lucro.


Nota 1: /Lo que esta escrito entre las diagonales, pertenece al mundo de los sueños/

Nota 2: La clasificación de la historia ahora será "M".


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Capítulo 16 "Espejismo"

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"El pasado nunca está muerto. Ni siquiera está pasado. (William Faulkner)"

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Intenté mirar hacia adelante y no darle importancia a tu pasado o al mío… ahora lo sé, me equivoque.

El pasado se encuentra siempre latente y está compuesto a partir de nuestros miedos, fracasos, triunfos y sueños postergados; y un día, sin darnos cuenta, nos alcanza y golpea de forma tan contundente, que traspasa nuestra realidad...

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/"Era como si la primavera hubiese llegado también a mis sueños… el cielo tenía ese color azul tan magnético adornado por unas cuantas nubecillas esponjosas, el viento estaba totalmente cargado con esa embriagante fragancia a flores, pasto y tierra húmeda.

Seguí el mismo camino de antes, aquel que me lleva al lugar en el que reposa mi sauce… mientras voy acercándome más a su sitio, puedo ver una iridiscente neblina que lo rodea por completo, aunque logran escaparse algunos toques rojizos tan fulgentes como un rubí. Caminé más a prisa en busca de su refugio y de esa tranquilidad que siempre me da, y estando a escasos centímetros de pisar sus raíces, ante mis ojos, la silueta del sauce empezó a desvanecerse entre la neblina y lo sé… nunca más volverá a estar en mis sueños; mantuve la vista fija en la iridiscencia por un largo rato, cuando de pronto, pude sentirlo… una vibración recorrió todo mi cuerpo y una emoción indescriptible rodeo mi mente.

Él, está aquí…"/

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Los molestos rayos del sol que se filtraban entre las cortinas, poco a poco fueron evaporando su estado de soñolencia; Akane apretaba los ojos fuertemente en un vano intento por regresar al mundo de los sueños, giró el torso para esconder la cara en la mullida almohada, cuando de pronto sintió que "aquello" tibio y duro… no era su almohada; un sobresalto indefinible rodeo su ser haciéndole abrir los ojos de golpe.

Con cautela fue levantando la cabeza, su corazón latía tan rápido y enérgico, que rogaba para que él no lo oyera; apartó las manos del torso desnudo de Ranma de forma casi milimétrica, aguantando inclusive la respiración; cuando quiso separarse completamente de él, notó como toda su espalda estaba siendo rodeada por el brazo izquierdo del hombre, su enorme mano la sujetaba fuertemente por la cadera y sus dedos se extendían por parte de su glúteo; y justo ahí, en ese instante, una oleada de recuerdos invadieron su mente y cuerpo; y podía sentir de nuevo las manos de Ranma recorrer a conciencia y sin pudor alguno su piel, saborear los profundos besos que se brindaron, y la forma tan inesperada en que finalmente se entregaron sin reservas…

—Dios…

Llevó sus manos a la boca en un claro intento por acallar su gritillo de sorpresa, su rostro se sonrojó hasta límites pasmosos y su cuerpo se estremeció; todo aquello, esa noche, nada había sido un sueño.

―"No puede ser… no puede ser… no… ¡¿qué hice… q-qué hicimos?!" ―se recriminaba internamente.

Inspiró hondo y fuerte, y cuando lo hizo, Ranma la estrecho de nuevo contra él; el sonrojo de Akane se hizo más evidente y se sentía avergonzada y de cierta forma, débil; ¿cómo es que habían terminado… así? se preguntaba con creciente incertidumbre; su respiración se hizo más superficial e intentaba serenarse, pero le era humanamente imposible bajo las circunstancias en la que se encontraba; despacio, alzó el rostro y vio a Ranma dormir pacíficamente y sólo por un momento olvido todo a su alrededor y se permitió observarlo a detalle; desde siempre le había gustado la forma de la nariz del hombre, permaneció quieta y muy atentamente pudo escuchar ese extraño sonido que él hacía al respirar y no pudo evitar sonreír… era tal cual lo recordaba.

Con tiento, levantó su mano y redibujó el perfil masculino comenzando desde la frente hasta la manzana de Adán, pero sin atreverse a tocarlo… después de unos minutos de profunda contemplación, aquel sentimiento de vergüenza volvió a cernirse sobre ella, ¿qué iba a decirle cuando despertase?, tal vez él también sentiría la misma vergüenza que estaba sintiendo ella, pues al fin de cuentas… sólo se habían dejado llevar por el momento y aparte entre ellos realmente no había nada de nada; tal vez él se arrepentiría de eso, y ella ¿estaba arrepentida? no podía declinarse por un sí o un no rotundo pues muchas variantes surgían en su abrumada mente.

Suspiró contrariada.

Lentamente agarró por la muñeca al artista marcial elevándole el brazo lo suficiente para que ella pudiera zafarse de su abrazo; dejó el brazo de Ranma a su costado y ella se apiñó cerca de la cabecera de la cama, acercó sus piernas al pecho y se abrazó intentando cubrir su desnudez…

—Maldición… —musitó al ver que nada de su ropa se encontraba cerca.

Akane analizaba sus opciones, Ranma estaba despatarrado y prácticamente ocupaba toda la cama, así que deslizarse hasta los pies de esta, no era opción; esperar a que despertase… realmente no se sentía muy valiente para enfrentarlo todavía y trepar sobre la estrecha cabecera era complicado; pensaba y pensaba, hasta que una arriesgada opción cruzó por su mente.

—"Puedo hacerlo rápido…" —razonó en auto convencimiento.

Inhaló aire y volvió a arrimarse despacio al lado de Ranma; atravesó su brazo encima del cuerpo masculino y apoyo su mano izquierda en el hueco que quedaba a la orilla de la cama y aferró fuertemente con sus dedos un tramo, pues no quería caerse estrepitosamente y despertarlo; fijó sus ojos una vez más en Ranma y él parecía seguir profundamente dormido; dispuesta a marcharse antes de que ocurriera cualquier eventualidad, cruzó con mucho sigilo su pierna izquierda quedando a la altura de la cadera de Ranma; la escena era por demás cómica, ella estaba apoyada sobre sus cuatro extremidades, suspendiendo su torso como una araña en un intento por no tocar ni una parte de la anatomía masculina.

—"Lo difícil ya paso…" —pensó ufana, ahora sólo sería cosa de deslizar la pierna hasta tocar el piso, estaba confiada de su elasticidad y equilibrio, así que no debería haber problema alguno.

Divisó a medio cuarto parte de su ropa regada como si nada; tomaría lo que fuera, saldría en completo silencio de la habitación y después… bueno, ya vería que decir o hacer…

—¿Qué haces…?

Akane se quedó estática al escuchar la rasposa voz de Ranma, y ahí, casi a horcajadas sobre él… se sintió profundamente avergonzada, esa "posición" la dejaba totalmente expuesta y vulnerable. Miró de reojo al hombre, porque aún no quería ni podía verlo a la cara, y para su sorpresa y alivio, él mantenía los ojos cerrados, supuso que sólo balbuceaba entre sueños.

Resopló aliviada y de nuevo intentó irse.

—¿Vas a dejarme…?

Volvió su cara rápidamente, definitivamente él ya no estaba dormido y la estaba mirando confundido, quizás… decepcionado, Akane no podría definirlo apropiadamente, bufó molesta, su escape había sido un completo fracaso.

Viéndose descubierta, de mala manera se dejó caer de sentón sobre el cuerpo de Ranma y cruzó los brazos alrededor del pecho; él se quejó quedamente, pues la acción le había sacado el aire casi como si lo hubiese golpeado a puño cerrado contra el estómago.

—Yo no te deje… —Akane masculló y su voz sonó a un claro reproche, se mordió la lengua, esa no había sido su intención.

Ranma suspiró. —Akane yo… —musitó apoyándose sobre sus codos.

Ella hizo un mohín. —Lo siento… no era mi intención, es sólo que… bueno, yo…

—¿Te arrepientes de lo que… hicimos?

Akane se estremeció, no esperaba que él fuera tan directo y desvió la mirada no sabiendo que responder, estaba hecha un completo lío.

Ranma ladeó un poco la cabeza. —Yo no me arrepiento, Akane… —dijo con un tono voz que no daba espacio a dudas.

—¡Eh…! —exclamó sorprendida y volvió a mirarlo—. Yo… ah… pues… no… no lo sé —murmuró negando levemente con la cabeza.

Ranma se incorporó hasta quedar casi sentado y sin dudar, tomó por la barbilla a Akane para que lo mirase; ella estaba abrumada, podía verlo en sus ojos y además lo sentía en el leve estremecimiento que acompañaba a su cuerpo, y era entendible; él también se sentía así, todo había sucedió sin que ellos lo planearan, pero ciertamente, él no estaba dispuesto a que ese momento se fuera por la alcantarilla, no iba a retroceder tan fácilmente.

—¿Qué quieres hacer…? —preguntó arriesgándose a que le dijera que se fuera.

Akane lo encaró frunciendo el ceño. —¿Qué…? —arrastró la pregunta.

—Si… bueno, yo… no quiero que te sientas… pues… incómoda, conmigo… aquí —habló en pausas.

Akane se removió desconcertada sobre el regazo de Ranma y logró que él se pusiera rígido con la acción; entre tantas cosas que traía en mente, se había olvidado por completo de su desnudez y la del hombre debajo de ella, hasta que sintió debajo de la sábana la incipiente erección de Ranma chocar contra su cuerpo.

—¡Ahh! —gritó poniéndose roja hasta la médula—. ¡Ranma! eres… eres un ¡pervertido! —vociferó, su cara mostraba una genuina sorpresa.

—¿Yo…?

—¡Sí! ¡Tú!... estamos hablando de algo serio y… mira cómo te pones…

—Oh… —articuló y su boca quedó como una "O" perfecta, ingenuamente él había creído que ella no se daría cuenta de su estado.

—¡¿Sólo eso dirás…?!

—Bueno… ¡¿pues qué esperabas?!

—¡¿Cómo dices?!

—Pues si… ¡tú eres la pervertida! —se defendió.

—¿Qué…? —balbuceó—. ¡Eso no es verdad!

—¡Sí es verdad!, estás completamente desnuda… sentada sobre mí…

Akane abrió muy grandes los ojos y sus mejillas adquirieron un rojo aún más llamativo.

—¡Ah…! ahora es mi culpa, ¿es qué no puedes controlarte? ¡pervertido! —masculló dándole un leve empujoncito en el hombro.

—No.

—Eh… —la respuesta la tomó por sorpresa y eso hizo que relajara su postura, sólo un poco.

—No puedo y no quiero controlarme… ya no, yo… yo quiero estar contigo —enunció al hilo mientras sentía las mejillas arder.

—Ranma…

Él expelió aire sonoramente intentando no flaquear. —Sé que… tal vez, t-todo fue muy precipitado, pero yo…

—No me arrepiento… —Akane lo interrumpió haciéndolo callar, realmente las palabras salieron sin que pudiera o quisiera detenerlas.

Ranma se quedó a media oración, no podía recordar siquiera lo que iba a decir.

—L-lo dices… en serio.

Ella asintió completamente sonrojada, otra vez se estaba dejando llevar por las sensaciones que le provocaba la cercanía de Ranma; y ¿qué consecuencias podría tener esa apresurada resolución? ella no lo sabía y en ese momento, poco le importaba. Su proximidad lograba anular cualquier miedo o duda que pudiera tener sobre cualquier cosa, siempre había sido así; suspiró y con suavidad acercó su mano al rostro de Ranma para acariciarle el labio inferior.

—¿Aún te duele…? —preguntó despacito mientras le repasaba la pequeña herida, fijó su mirada en la de Ranma y parpadeó lentamente recordando todos y cada uno de los urgentes besos que se habían dado durante la noche.

Ranma negó embelesado en la mirada de Akane, ¿cómo es qué había esperado tanto para estar así… con ella? se preguntó; raudo, eliminó la poca distancia que los separaba y la besó como si de toda la vida lo hubiese hecho, en tanto sus manos comenzaron a recorrer en un trazo sinuoso la tersa espalda femenina; Akane rodeó con sus brazos el cuello del hombre, recibiendo el beso de buena gana. Juntó más su cuerpo hasta que sus senos se apretaron contra el duro y caliente torso de Ranma, provocándole una sensación muy placentera.

Sus cuerpos se volvieron a acoplar de forma natural y anhelante; los movimientos involuntarios y temblorosos de la cadera de Akane y los sutiles gemidos que ella profería contra su boca, lo estaban volviendo loco, necesitado por volverla a sentir en todo su esplendor, jaló despacio la sábana que aun cubría la parte baja de su cuerpo y cuando se sintió libre, empezó a mover sus caderas con mucho vigor logrando friccionar su hinchado miembro contra la húmeda y cálida intimidad de Akane.

Los movimientos que imprimían sus cuerpos eran cada vez más intensos, avasallantes y no pudiendo contenerse más, Ranma se reacomodó sobre la cama y dirigió su erección hacia el interior de Akane, posó su mirada en los cristalinos ojos de la mujer y absorto en esa sublime imagen, muy despacio -conteniendo el aliento- se hundió dentro de ella, abrigándose en su calor; de su pecho escapó un sonoro gemido al volver a sentir esa descarga eléctrica que se formaba al unirse a ella de esa forma tan íntima y única; pronto, su cuerpo comenzó a mecerse cada vez con mayor energía.

Para Akane todo aquello era irreal; se dejó llevar por un instinto completamente desconocido, demandante, casi salvaje, totalmente distinto al de unas horas atrás. Su cuerpo se arqueaba con cada meneo, beso y caricia que recibía por parte de Ranma; ella aprisionó fuertemente con sus muslos la cintura del hombre, ya que la dádiva de embestidas la estaba dejando sin aliento y sin control sobre su cuerpo, y con cada vaivén podía sentir como él se hundía más y más profundo en su interior.

Ranma encajó su boca en la curvatura del cuello femenino, mordiendo la suave piel e intentando ahogar sus roncos gemidos; Akane se agarraba con mayor ímpetu con los brazos y las piernas al cuerpo masculino, porque sabía que en cualquier momento se perdería en la vorágine de sensaciones que estaba experimentando cada célula de su cuerpo…

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A su alrededor, una pequeña burbuja de inocua felicidad los envolvió por completo, nada ni nadie más existía en su pequeño mundo, sólo ellos. Afuera, en las tranquilas calles de Nerima, la vida dio los buenos días a un domingo común y corriente.

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Mayo

Sus pisadas eran tan veloces que parecía flotar sobre el piso; las otras en cambio, eran errantes, sonoras y muy torpes; leves sonidos y dos pares de ojos color bellota que se miraban de vez en cuando para preguntar y responderse sin palabras; el consultorio de Tofu, era una completa locura. Esa mañana, Kasumi se había despertado con las primeras contracciones y cerca del medio día, el momento de partir rumbo al hospital había llegado.

Akane apuraba en armar la maleta que su hermana habría de llevarse al hospital, la del bebé estaba lista desde días atrás; mientras Tofu, bueno, él intentaba mantenerse en una sola pieza. Tatewaki estaba pronto a llegar, pues por petición "inapelable" de Nabiki, él iba a ser el encargado de llevar al matrimonio Ono hasta Tokio.

—Akane…

—¿Sí?

—¿Betty ya está lista? no quiero que se vaya a retrasar y…

Akane frunció el ceño. —Ella no necesita ir.

—¡Cierto! Tonto de mí, voy a despedirme…

—No, no, no… espérate quietecito aquí —Akane lo detuvo antes de que se perdiera de vista y le hizo sentarse en la sala de espera.

—Por supuesto… —contestó Tofu mecánicamente.

Sólo así, Akane se dio prisa; acercó a la entrada principal las dos pequeñas valijas; preparó un té relajante para Tofu y le obligó a bebérselo, después fue a ayudar a Kasumi a terminar de vestirse.

—Te ves muy linda.

—Eh…

—Tienes algo diferente, un brillo muy especial.

Akane se detuvo un momento. —Qué cosas dices —respondió con una simple risilla.

Kasumi sonrió cariñosamente. —Me alegra muchísimo que tú y Ranma ya se hayan arreglado, lo merecían.

—Oh… eso —murmuró despacio.

—Akane.

—Dime, Kasumi —contestó con la mejor voz que pudo emitir mientras continuaba cepillando el largo cabello castaño.

Kasumi levantó su mano y la puso sobre el brazo de Akane para que se detuviera; ella suspiró, avanzó a paso lento y se plantó frente a su hermana mayor, se sentó sobre sus talones y la observó expectante.

—¿Qué ocurre? —preguntó con suave voz.

—Nada.

Kasumi mantuvo el rostro sereno. —Eres pésima mintiendo, hermanita.

—Yo… no… —titubeó a media voz, Kasumi la tomó de la mano intentando transmitirle confianza. Akane inspiró fuertemente—. Aún… no hemos aclarado nada.

Kasumi acarició el cabello de su hermana. —No deberías temer decirle, Akane.

—No es eso…

—¿Entonces…? ¡Ayyy! —una contracción llegó impidiéndole continuar; Kasumi inhalaba y exhalaba profundamente hasta que el dolor menguó de a poco.

—Fueron siete minutos desde la última —habló Akane mientras acariciaba la espalda de su hermana— bajemos, seguro Tatewaki está por llegar.

Kasumi asintió y se olvidó por completo de su sermón; cuando llegaron al recibidor, Tofu fue de inmediato al lado de su esposa, se le veía más tranquilo, depositó en su frente un tierno beso y la llevó hasta el sofá marrón.

Un par de minutos después, Kuno llegó.

Guardaron las valijas en la cajuela, Kuno tomó su posición tras el volante, en tanto Tofu ayudó a Kasumi a ingresar en el asiento trasero; finalmente, después de que Akane le arrebatara a Betty de las manos, Tofu se montó en el auto.

—Te veré en un par de días —dijo Akane asomándose por la ventanilla.

—Sí… —respondió Kasumi con un deje de nerviosismo en la voz, pero con los ojos llenos de ilusión— Akane, no dejes pasar más tiempo, verás que todo saldrá bien —Akane medio sonrió en respuesta.

—¿Quieres que le avise a la señora Ono?

—No será necesario, mamá Kin nos alcanzará en el hospital, hable con ella temprano.

—Bueno, entonces no los retraso más. Tatewaki, cuídalos mucho y llámame en cuanto lleguen, por favor.

—Sí, lo haré. Cuídate mucho, Akane. —Dijo el hombre y encendió el motor.

Akane se apartó y siguió con la mirada al automóvil hasta que este dio vuelta en la esquina de la calle.

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Las poquísimas consultas de ese día terminaron justo a las tres de la tarde y el consultorio permanecería cerrado hasta el lunes, de cualquier modo, Akane había dejado un cartel en la pared del inmueble con el número de casa por si se presentaba alguna emergencia.

Después de dejar el consultorio en completo orden, se dirigió al negocio de Ukyo, pues se sentía en extremo cansada y con la mente en otro lugar como para ponerse a preparar la comida.

Cuando entró al local, la recibió una muy sonriente Ukyo, quien no paro de parlotear y bombardearla con preguntas que intentaban saciar sólo un poquito su curiosidad; entre las pocas cosas que Akane logró entender de tan entusiasta plática con la cocinera, fue que en dos días su novio iría a visitarla y ella quería que se reunieran los cuatro, para "estrechar lazos" según sus palabras; en un principio Akane estaba muy renuente por tratarse precisamente de él, ya que no sabía bien cómo se comportaría Ranma al verlo otra vez, pero Ukyo fue muy insistente y al final, Akane aceptó. El viernes se reunirían.

Luego de un par de palabras más, Akane se despidió de Ukyo y partió a casa.

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"Es cuestión de tiempo", se repetía con mucha frecuencia, pero con cada día que pasaba, veía más y más lejano el momento de esclarecer las cosas, de desentrañar su pasado; y también estaban sus dudas sobre el de Ranma, ¿se habría librado de la maldición?, ¿qué motivos tuvo para irse con Shampoo?, ¿por qué tardo tanto en volver?, esas dudas y más la tenían en vilo; y esa desagradable sensación de que el momento feliz que estaban viviendo no era más que un espejismo, carcomía por completo su mente.

Tenía miedo, pero no debía postergarlo más.

Pero… ¿por dónde empezar? o ¿qué decir?, ¿cómo decirlo?, se debatía en su interior y sentía un creciente pánico y en momentos como ese, se preguntaba si realmente había superado esos días, ella estaba segura que sí, por ese motivo ni ella misma entendía porque le era tan difícil decírselo a él… quizás le era más sencillo hacer de cuenta que nunca paso, como si todo aquello sólo hubiese sido una horrenda pesadilla.

Ella quería simplemente olvidar.

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La residencia Tendo se encontraba en completa calma cuando Akane cruzó el umbral, dejó la comida y las llaves de la entrada y del consultorio sobre la mesita del teléfono, se descalzó con la mente sumida en un mar de incógnitas y emitió un leve suspiro…

—Llegas temprano —su voz la hizo estremecer hasta los huesos.

—Sí —contestó encarando su penetrante mirada.

—¿Cómo está Kasumi?

—Bien… ya está en el hospital y pronto tendrán a su bebé en brazos.

—Me alegro por ellos.

—Gracias… —respondió con una sonrisa— y ¿cómo estuvo tu día…?

—Prometedor… —acotó sin apartar la mirada de Akane— los chicos Maki tienen bastante potencial, sobre todo el más joven.

—¡Oh! Eso es maravilloso.

—Sí, ya lo creo.

Su sola presencia era como un imán para él, mientras hablaban, sus pies avanzaron sin advertirlo siquiera; cuando fue consciente de sus actos, su cuerpo ya se encontraba a un palmo de distancia de Akane.

—Entonces… ¿los tomaras como discípulos? —preguntó y a él le pareció que su voz acariciaba el aire.

—Ajá… —murmuró inclinándose hasta rozar sus labios.

Y así era, en cuanto él comenzaba a besarla, la mente de Akane dejaba de ser suya y su raciocinio salía por la ventana, la puerta o lo que fuera; los besos de Ranma se habían tornado en algo similar a una droga y no importaba cómo, ni cuándo, ni dónde, ella siempre necesitaba uno, o dos, o demasiados y que decir de su propio cuerpo, siempre anhelante del toque firme y certero que le proporcionaba las fuertes manos de Ranma.

Ranma la acorraló entre su cuerpo y la mesita del teléfono, haciendo que algunas cosas salieran volando, entre ellas la comida, realmente no importaba; sus manos recorrían todo el cuerpo femenino por encima de la ropa, mientras que su boca hacía lo propio en los labios de Akane. Sus deseosas manos comenzaron a levantar la delgada blusa, ya que él necesitaba tocar su piel.

Todo era tan glorioso.

Y si alguien le hubiese dicho un par de días atrás que esas caricias se convertirían en algo tan necesario para ella, se habría escandalizado, pero ahora, era otra cosa; con gran agilidad comenzó a deshacer el nudo del cinturón de tela…

¡Ring! ¡Ring!

El sonido del teléfono logró que Akane se detuviera, hizo una mueca de desilusión y se apartó de Ranma.

Él intentó que no le prestase atención…

—Puede ser importante… —dijo con la voz agitada y escapó de manos del artista marcial.

Ranma frunció la boca y retrocedió -sólo un poco-, ya vería como deshacerse después de ese aparato del infierno.

—Hola… sí… ¡de verdad!… es maravilloso… estoy feliz por ustedes… ¿cómo esta ella?… bien, eso es bueno… ¡felicidades!… un abrazo para los dos, digo los tres. Los veo el lunes, adiós. —Akane colgó y permaneció con la mirada fija en el teléfono.

—¿Está todo bien…? —preguntó Ranma ante el silencio de Akane.

Ella giró el cuerpo por completo. —Más que bien… la familia es cada vez más grande —dijo con una espléndida sonrisa— mamá estaría muy feliz, a ella le encantaban las familias enormes —continuó y no pudo evitar soltar unas lagrimillas traicioneras.

Ranma inspiró hondo y limpió con su pulgar las lágrimas de las mejillas de Akane.

—Lo siento… a veces… —suspiró entrecortadamente— no puedo evitar llorar al recordarla.

Ranma negó despacio. —Yo estoy seguro… ejem… ella debe estar contenta viendo a su familia ser… feliz —bisbiseó, se lamentaba no ser muy ducho con las palabras.

Akane se mordió el labio superior, estaba segura que esas palabras habían sido muy sinceras y ella lo apreció de todo corazón, se acercó a paso firme, sujetó el rostro de Ranma y lo acercó hacia ella dándole un calmo beso en los labios.

—Gracias —susurró y se apartó un poco de él, botó aire para espantar su melancolía y se entretuvo mirando el brazo de Ranma— va sanando bien, no quedará una cicatriz tan visible —dijo repasando con sus dedos el bíceps izquierdo del hombre.

—Esas son buenas noticias… —dijo Ranma esbozando una sonrisa pretensiosa— parece que después de todo no eres tan torpe —concluyó dándole un leve golpecito en la nariz con la punta de su dedo índice.

Akane hizo una mueca de incredulidad y le apartó la mano de un manotazo. —Eres un idiota…

Ranma soltó una risotada. —Pero así te gusto —concluyó con ronca voz y volvió a invadir el espacio personal de Akane.

—¿Eso crees…? Eres un engreído —negó con vehemencia.

—Y tú, una testaruda… vamos Akane, acepta que te gusto. —Habló con una seguridad un tanto chocante.

—Nunca —arrastró la respuesta.

—¡Jo! Puedo hacerte cambiar de opinión —ronroneo y la tomó con ímpetu por la cintura— ya deberías saberlo…

Akane se zafó del agarre con agilidad.

—Y tú deberías saberlo también —lo interrumpió alzando el rostro de forma altiva— es difícil hacer cambiar de opinión a una testaruda.

Se batían en un duelo de miradas y palabras sin sentido alguno; ellos podían decir una cosa… pero sus cuerpos demandaban otra.

¡Ring! ¡Ring!

"El maldito teléfono" otra vez, Ranma hizo un gesto de frustración que adornó toda su cara: sí, definitivamente se desharía de esa "cosa".

Akane completamente ajena a esos infantiles pensamientos, descolgó el auricular con una enorme sonrisa.

—Dojo Tendo, buenas tardes —atendió con un retintín en la voz.

Buenas tardes ¿Acepta una llamada por cobrar? —habló la operadora.

—Sí —contestó y esperó mientras le daban tono, de su rostro todavía no se apartaba esa sonrisa.

Ranma la observó con los ojos entrecerrados y sonrió de lado, no iba a quedarse con las ganas, eso no; se acercó de forma sugerente a la espalda de Akane y comenzó a darle unos ligeros besos en el cuello y la nuca, mientras que sus ávidas manos descendían apretando las redondeadas caderas; Akane le soltó otro manotazo porque la estaba desconcentrando, pero en lugar de aplacarlo, parecía como si ese simple acto lo incitará de sobremanera.

Y él podía sentir como la piel de Akane se estremecía bajo sus manos, y la respiración entrecortada de ella, le confirmaba que también deseaba lo mismo; siguió con su camino de besos y se entretuvo largo rato detrás de la oreja; ella apretó más la bocina contra su oído cuando sintió el cálido aliento de Ranma rozar su piel…

—E-esper-aaa —pidió no muy convencida.

—Mejor cuelga… —dijo acariciando con soltura el vientre femenino.

—Ahh, yo… —gimió apartando un poco la bocina, la voluntad de su cuerpo la estaba abandonando.

Ranma sonrió de forma insolente, ya no habría más distractores…

¡Akane, hija!

Escucharon la voz amortiguada de Soun Tendo al otro lado de la línea y Ranma se apartó de golpe, tan rápido, como si el hombre lo hubiese atrapado infraganti.

—¡¿Papá?! —exclamó sorprendida llevando nuevamente el auricular a su oído.

¡Ah! Me alegra escucharte, hija. No sabía si entraría la llamada… la señora Ono me dejó un recado aquí, ¿recuerdas el lugar?

—Sí, por supuesto.

Entonces cuando bajamos a almorzar luego del entrenamiento, el chiquillo… ¿cómo te dije que se llama?

—¿Shinta?

Sí, Shinta. Bueno, él me dio un recado que decía "Estimado Sr. Tendo. Llámeme, es con carácter de urgente" y he estado por horas intentando llamar y la señal se pierde, no sé cómo le hizo la señora Ono… luego Saotome —Akane dio un respingo al escuchar el apellido— perdió el número de Tofu y yo no recuerdo más que el de casa… y todo fue un lío, pero al menos ya pude hablar contigo, ¿cómo estás? ¿cómo está todo?

—Estoy muy bien, papá… —sonrió instintivamente— por cierto, felicidades abuelo.

¡Ahh! ¡Escuchó eso Saotome… soy abuelo por tercera vez! —gritó eufórico el hombre, Akane podía escuchar las risas y felicitaciones que le daban a su padre, seguro eran los muchachos y por supuesto tío Genma— ¡Uf! —suspiró luego de un momento— lamento mucho no haber estado presente…

—Oh, papá…

Y estaremos un par de semanas más aquí —suspiró en voz baja— ¿cómo están ellos?

—Muy bien, Tofu me dijo que es una nena muy saludable y que Kasumi está perfecta.

Que maravilloso… ojalá pueda volver antes, ya quiero conocer a mi nietecita.

—Ojalá que sí, mientras esfuérzate mucho y cuídate, cuídense todos, el torneo los necesita muy preparados.

Sí, estos chicos son sorprendentes, ya verás hija, pondrán muy en alto al Dojo Tendo-Saotome —enunció orgulloso.

—Por supuesto papá.

Soun volvió a emitir un suspiro. —Es tiempo de colgar, tenemos de subir al campamento y ya está atardeciendo, me hubiese gustado que nos acompañaras y pudieras ver el avance de los chicos…

—Será una próxima vez, además… —dudó y desvió la mirada hacia Ranma, él negó enfáticamente anticipándose a la idea de Akane.

Hija… —inquirió el hombre ante el súbito mutismo de Akane.

—No, nada… te quiero papá, dale mis saludos a tío Genma, por favor.

Sí lo haré, también te quiero, adiós.

—Adiós.

Akane colgó con suma parsimonia, ¿por qué Ranma no querría que supiesen de su regreso? se preguntaba y no pudo hallar una respuesta lógica, porque prácticamente media Nerima sabía de su retorno, ¿qué diferencia haría que lo supieran los patriarcas?

—¿Por qué? —la duda pudo más y medio formuló la pregunta.

Ranma alzó un hombro en respuesta, era un rasgo infantil que aún conservaba.

—Estas al tanto de que tarde o temprano ellos lo sabrán.

—Sí.

—Sí, y ¿entonces?

—Mejor que sea más tarde.

Akane frunció el ceño, no entendía el sentido de esa respuesta.

—Pero…

—Si lo llegan a saber, es casi seguro… no, no, es seguro que estarían aquí hoy mismo y bueno…

—¿Bueno…? —Akane le instaba en continuar.

Ranma resopló pues no quería decirlo con todas sus letras porque se figuraba que Akane lo llamaría pervertido o depravado, aunque no era como si realmente le molestara tanto ese mote en recientes fechas; así que optó por hacer lo que mejor sabía, obedecer a su sentido práctico.

—Deberíamos de comer antes de que se enfríe todo.

—¿Eh…?

—¿No tienes hambre?, porque yo muero por comer —dijo frotándose el estómago.

—Ah. Sí… claro.

Ranma se agachó y tomó del suelo el paquete con los okonomiyakis; Akane aún seguía confundida con las vagas respuestas que Ranma le había dado, pero era cierto, también ella moría de hambre, subió el pequeño peldaño del genkan para ir hacia el comedor.

—¿A dónde vas?

—Al comedor.

Ranma esbozó una sonrisa traviesa, se acercó lo suficiente y cargó a Akane sobre su hombro como un costal de patatas.

—¡No, no! ¡Bájame! —pidió removiéndose sobre el hombro de Ranma, esas acciones inadvertidas siempre lograban descolocarla.

—Ni te esfuerces porque no lo haré —respondió con arrogancia y subió los peldaños de dos en dos con Akane y la comida a cuestas.

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Viernes

—¿Es muy necesario que vayamos…? —preguntaba por cuarta vez en menos de media hora.

—Sí.

—Uhmm…

—Quita esa cara, además la comida será gratis, ¿qué eso no te gusta?

—Sí pero… yo no quiero conocer al novio de Ukyo.

—¿Por qué?

—Bueno, pues…

Akane dejó de arreglarse el cabello y lo miró a través del espejo, Ranma estaba sentado en la orilla de la cama con brazos y piernas cruzadas, vestido únicamente con ropa interior y ostentaba una mueca de un niño haciendo berrinche.

—Pues… —ella le invitó a continuar con mucha seriedad, él fijó sus ojos en la imagen de Akane en el espejo.

—¿No quiero…?

—Esa no es una respuesta.

—Y sí mejor me dices quién es, digo… porque no entiendo el misterio acerca de ese sujeto —enfatizó haciendo ademanes con los dedos.

—No hay ningún misterio —contestó como si nada, aunque a decir verdad si por ella fuera ya se lo habría dicho, pero Ukyo quería que fuese una sorpresa.

—Pues si no lo hay, podrías decirme quién es él.

—Podría… pero prometí no hacerlo.

—¡Jum!

Akane se acercó hasta a Ranma y se puso en cuclillas apoyando sus manos sobre las rodillas de él. —Bien, hagamos un trato ¿sí?

Ranma ladeó un poco la cabeza y asintió despacio.

—Vamos a la cita y si cuando lo conozcas decides que no quieres continuar con la reunión, nos vamos y ya.

Ranma frunció los labios. —No me convence, además Ukyo lo podría tomar a mal.

—No lo hará, pero si sería una grosería no ir.

Ranma resopló sonoramente, él hubiera preferido pasar los últimos días de descanso de Akane haciendo cosas mucho más interesantes que ir a conocer a ese monigote novio de U-chan.

—Bien —acordó refunfuñando— pero…

Y paró de hablar, Akane alzó una ceja y él le correspondió con una mirada ladina, terminó por acercase al oído de la mujer y comenzó a susurrarle.

—Ah… pero, pero… —balbuceó sonrojándose.

—Tenemos un trato —afirmó él con seguridad.

Akane se puso en pie. —Trato hecho —dijo extendiéndole la mano.

Ranma estrechó con firmeza la mano de Akane mientras esbozaba una sonrisa de satisfacción, al menos el día no terminaría nada mal.

—Pues entonces vayamos a conocer a ese sujeto —acordó levantándose de la cama.

—Sí, pero antes hay que ir al centro comercial.

—¿Para qué?

—Por un presente para Ukyo —contestó como si fuera lo más obvio— te espero abajo, no tardes mucho.

Ranma botó aire y se acercó al armario: su mochila aún estaba guardada ahí dentro, sacó las prendas con las que iba a vestirse y se puso a ello.

.

Cercano a las tres de la tarde salieron de la casa Tendo, era la primera vez que salían juntos como "algo más", algo que aún no tenía nombre ni forma específica, pero si unas raíces muy profundas, al menos así lo creían.

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Se sentía contento, volvería a verla -aunque hubiera preferido no volver por "ese" motivo-; su precipitada decisión le impidió llamarla con tiempo para informarle sobre su visita. En cuanto hubo bajado del avión, se apresuró con maleta en mano a una cabina telefónica, la más lejana para evitar el bullicio de la terminal aérea.

Levantó la bocina y marcó el número que se sabía de memoria; varios intentos después, concluyó que ella no se encontraba en casa.

Salió del sitio y se montó en un taxi que lo llevaría hasta Nerima.

Decidió bajarse en la zona comercial para ir en busca de un pequeño detalle para disculparse por su inesperada llegada; caminó despacio arrastrando tras de sí la maleta de ruedas y llegó hasta una floristería dispuesto a llevarle un gran ramo de rosas, aunque pronto se arrepintió, esa sería demasiado inadecuado.

Continuó su búsqueda, tal vez unos pastelillos serían una mejor opción. Avanzó directo a la pastelería, hasta que de pronto le pareció escuchar su voz entre la multitud y se detuvo; observó a la izquierda de la calle y nada, luego viró el cuello hacia la derecha y observó a las personas al pasar, nada aun, dio un último vistazo hacia la acera de enfrente y la vio…

—Akane…

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—Sería buena idea llevarle unos dulces.

—Mejor sake, así sería más llevadera la "reunión" —entrecomilló con los dedos la última palabra.

—Como se te ocurre eso. Ya sé, mejor unas galletas —acordó más para ella misma y asió a Ranma por el brazo para llevarlo a la pastelería que estaba en la otra calle.

—Sí tú lo dices…

Akane sonrió francamente, para ella era una total locura estar así con él, pero era una locura que le encantaba vivir. Cruzaron la calle intercambiando algunas miradas de complicidad.

—¡Akane! —él se aclaró la garganta al verla a pocos pasos.

Ranma y Akane detuvieron su andar al escuchar que alguien pronunciaba el nombre de la chica.

—¡¿Ryosuke?! —exclamó con una extraña mezcla de confusión y sorpresa en su vocecita.

Frente a ellos se encontraba un hombre casi tan alto como Ranma, atlético, de piel color marfil, nariz recta y pómulos altos, con un cabello tan oscuro como la obsidiana y alborotado levemente por el viento, los miraba atentamente con sus ojos grises como el plomo; sonrió al toparse con la mirada de Akane.

Su cuerpo por inercia se soltó del brazo de Ranma. Ella tenía una mueca indescifrable en el rostro que poco a poco se transformó en una sonrisa radiante; lo siguiente a Ranma le pareció que iba en cámara lenta, Akane se acercó lo suficiente al hombre para luego abrazarlo sin ningún preámbulo, el tipo ese rodeó con sus brazos la estrecha cintura de Akane y por la acción logró levantarla un poquito del suelo, mientras Ranma permanecía con la boca abierta y el rostro desencajado.

Su mente quedó en blanco y la boca le sabía a hiel; y el tiempo, su tiempo se detuvo en un aliento contenido, su corazón latía fuerte y desacompasado, y él no lograba encajar ni un solo pensamiento…

—Ranma… me oyes, ¿Ranma?

Fue su insistente voz la que lo trajo de vuelta a la realidad.

—¿Eh…? —pronunció con la voz seca.

—Quiero presentarte a alguien —contestó ella sin percatarse del repentino maltrecho humor de Ranma, giró levemente y al hacerlo, el vuelo de su vestido lo sumergió de nuevo en una ilusión— Ranma, él es Ryosuke Yang —dijo sonriéndole al hombre que estaba justo a su lado.

—Es un placer —saludó el aludido haciendo una profunda reverencia— al fin te puedo conocer, Ranma.

—¡¿Cómo?! —articuló, y por algún motivo no le había agradado el tonito de voz que uso ese tipo al decir su nombre—. ¿Tú has hablado de mí con est… él? —dirigió sus amargas palabras a Akane, y se preguntaba ¿cómo era posible que él desconociera por completo la existencia de ese hombre?

—S-sí… —contestó titubeando.

—Oh… —asintió despacio— ¿Desde cuándo se conocen?

—Más de tres años, ¿cierto, Akane? —respondió Ryosuke fijando la mirada en Akane, ella se limitó a asentir.

—¿También eres doctor? —preguntó, quizás mientras estudiaban se habían conocido.

—No, yo soy abogado —respondió y Ranma quedó más confundido— nos conocimos en Tōdai, debajo de un árbol…

—¿Tōdai? ¿qué no estabas estudiando en Kyoto? —Ranma preguntó a Akane y estaba tan liado que ignoró las últimas palabras de Ryosuke.

—No… solicite un cambio.

—Y fue la mejor idea, sino, no te hubiera conocido. —Apuntó Ryosuke bastante feliz para poder ocultarlo.

¡Plop!

Y la burbuja de felicidad se rompió frente a sus ojos; Ranma había querido creer que no importaba nada más que el aquí y el ahora, sólo eso, pero ellos tenían un pasado que se negaron mutuamente, y después de esa noche, él simplemente dejó de insistir y ahora se lamentaba. Ryosuke continuó hablando con Akane sobre cualquier cosa y ella sonreía a medias, mientras Ranma parecía caer al limbo de la incertidumbre…

—Los invitó a comer —Ryosuke habló un poco más alto logrando que Ranma dejará de divagar.

—Lo lamento mucho, será en otra ocasión —se adelantó Akane excusándose— ya tenemos un compromiso.

—Oh, vaya…

—Deberías aceptar, Akane… —dijo sin poder contener su lengua— supongo que tienen muchas cosas que decirse —enfatizó con una voz rasposa y profunda, cargada de un sentimiento amargo.

—Pero…

—No te preocupes, yo iré a disculparme con Ukyo —sonrió de forma triste— te veo en casa.

Akane iba a objetar pero Ranma fue más rápido, en un instante él había desaparecido por completo de su vista; Akane permaneció con la vista fija en el sitio donde Ranma había estado y sintió su corazón latir de forma pesada e instantáneamente un doloroso nudo se le formó en la garganta…

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"¡Los hombres no lloran!" se advertía mientras ponía distancia de por medio, pero el escozor en sus ojos le decía todo lo contrario. De pronto sentía una enorme nube negra sobre su cabeza y un arrepentimiento cada vez mayor por haberse largado de esa manera y dejado a Akane con aquel hombre, pero ahora no sabía bajo que pretexto volver, se sentía patético y absurdo.

Dio varias vueltas por las calles gastando el tiempo, así lo hizo hasta que llegó a un lugar conocido, descendió por la pendiente y como peso muerto, se dejó caer de espaldas sobre la hierba, resopló vaciando todo el aire de sus pulmones; el sonido del río era tan relajante que cerró los ojos en busca de serenidad…

A su mente sólo llegaban imágenes de Akane sonriendo con devoción a ese tipo y él le correspondía con esa mirada que él ya la había visto en otros hombres… era inequívoco, ese tipo estaba interesado en Akane.

Se incorporó de golpe y llevó ambas manos al rostro. —¡Aaaarggg! —ahogó el fuerte alarido que escapó de su pecho— ¡Idiota! ¡Idiota! ¡Idiota! —se maldecía y empezó a lanzar puñados de hierba por todas partes, pero eso definitivamente no calmaría a su atormentado cuerpo.

Daba grandes zancadas de un lado a otro pateando piedrecillas a su paso. Había sido infantil, lo sabía bien y eso lo ponía de peor humor; ¿qué se supone que debía hacer?, imponer su voluntad, moler a golpes al tipo… ¡Oh, eso hubiera sido maravilloso!, pero estaba seguro, Akane le habría dado una buena golpiza de vuelta.

Por eso intentaba convencerse de que su decisión había sido correcta, Akane necesitaba hablar con su, su… ¡¿qué demonios se suponía que eran?!, ¿amigos?, ¿conocidos?, ¿nov…

—¡NOO! —gritó lo más fuerte que pudo para acallar sus dramáticas deducciones— Akane es mi… mi… —y de pronto su voz se extinguió, cómo definir lo que tenían, ellos ¿qué eran?, tal vez… —, ¡MALDITA SEA!

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Ukyo tenía una sonrisa perpetua que le adornaba por completo el rostro, ver a su querido futuro esposo -aunque fuera solo un momento- siempre le levantaba los ánimos y la ponía de un humor divino; y sí, realmente no importó que Ranma y Akane los hubiesen dejado plantados, ya después vería como "arreglarse" con ellos. Iba de vuelta al Ucchan's con algunas compras en las manos, cruzaba el puente que había sobre el río sumida en su propio mundo, cuando una potente maldición le hizo detener sus pasos, esa voz indudablemente era de Ranma.

Con rapidez se acercó hasta el barandal del puente; Ranma estaba de pie, con la vista fija en la nada absoluta y a Ukyo, esa imagen le pareció bastante rara…

—¡Ranma! —gritó agitando su mano desde el puente.

—¿Ukyo? —se había olvidado por completo de ese asunto.

—¿Qué estás haciendo… aquí? —preguntó en cuando terminó de bajar por la pendiente.

—Nada.

Ukyo achicó la mirada ante la respuesta. —¿Y Akane?

—No sé.

—¿Pelearon?

—No.

—Entonces… —continuó indagando la cocinera.

Ranma en respuesta desvió la mirada hacia sus pies y emitió un leve suspiro.

—Se quedó con un tal Fusuke

—¿Quién?

—¡Agghh, con un idiota que salió de la nada! —escupió de mala manera.

Ukyo frunció el ceño, ella no lograba recordar a nadie con ese nombre. —Y ¿cómo es él?

—¿Qué…? —siseó.

—Sí, ¿cómo es… físicamente?

—Pues… alto, de cabello negro, flacucho… insignificante.

Ukyo se mordió una uña mientras encajaba la descripción de Ranma con algún conocido, nada empataba, aunque…

—¡Ya sé! —gritó dando una fuerte palmada— te refieres a Ryosuke… pero él no está flacucho.

Ranma miró a Ukyo casi como si le hubiese dicho la mayor ofensa del mundo.

—Como sea… esta con él.

Ukyo parpadeó un par de veces antes de soltar una sonora carcajada.

—¿De qué te ríes?

—De nada, Ran-chan —dijo aguantando la risa.

—¡Jum! no le veo la gracia… —masculló poniendo los brazos en jarra.

—Ya, ya, lo siento… es sólo que, bueno…es divertido verte celoso.

—¿Celoso? ¿Yo?, por favor, Ukyo.

—Sólo digo lo que veo, aunque…

—¿Qué cosa? —quiso saber, tal vez si habría motivos para sentirse así.

Ukyo fijo la vista en Ranma. —No deberías sentir celos, no de Ryosuke, él es una gran persona y es muy importante para Akane.

—Entonces si lo es, ¿por qué no me hablo de él?

Ukyo lo miró condescendientemente, ella bien sabía que ninguno había dicho nada sobre los años que dejaron de verse y ahora estaban pasándola mal por su desidia.

—Debes preguntarle… —Ukyo apoyo su mano sobre el hombro de Ranma y él suspiro en respuesta— bien, me tengo que ir… tengo un pedido para más tarde y no quiero que me agarren las prisas.

—De acuerdo… ah, cierto, me disculpo por no asistir a la reunión —dijo ofreciendo una reverencia.

—Ah… no te preocupes Ran-chan, será en otra ocasión, ahora vete a casa —dicho eso, Ukyo se marchó a toda prisa, la tarde estaba dándole paso a una noche que olía a tormenta.

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En cuanto Ranma se hubo ido, Ryosuke llevó a Akane a una modesta cocinita, él pidió un ramen de cerdo y Akane por no hacerle una grosería se limitó a pedir unas gyozas, aunque a penas y las probó; durante el transcurso de la hora que estuvieron juntos, su mente estaba en Ranma y no tenía humor para nada, y muy a su pesar, él entendió el mensaje, conocía tan perfecto esa mirada.

—He sido muy inoportuno… me disculpo.

—No digas eso… es sólo que…

Ryosuke sonrió. —Anda Akane, ve a buscar a Ranma.

Akane lo miró agradecida. —Gracias… —dijo sintiéndose un poco apenada— me alegra mucho que hayas vuelto.

Akane se puso en pie y Ryosuke hizo lo mismo, le tomó la mano con suave firmeza.

—Akane, yo… tú sabes que puedes contar conmigo, siempre.

—Lo sé —asintió y apretó la mano del hombre— te veo después.

—Cuídate mucho.

Akane hizo una reverencia y se fue del lugar, llegó con prontitud al Ucchan's, pero ahí no había nadie, automáticamente su ceño se frunció, consultó la hora y eran las 4:30, ¿dónde se suponía que estaba Ranma?

—Seguro ya está en casa.

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Y no pudo estar más equivocada.

Akane tenía en la mirada una mezcla de culpa y tristeza; ella lo sabía bien, había sido tan ilusa, sentía como si hubiese construido un castillo sobre el fango y ahora veía como se hundía irremediablemente. Había sido un completo error intentar omitir el pasado, y ahora… había tomado una decisión que lo cambiaría todo…

Exhaló con melancolía.

.

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Ranma había esperado al lado del río hasta que la noche convirtió todo en sombras y fue cuando decidió volver a la casa Tendo; no le sorprendió que toda la vivienda permaneciera en completa oscuridad, era tarde y seguro Akane dormía; agotado mentalmente decidió entrar con sigilo y dormir en su habitación, llevaba sólo dos semanas de no hacerlo, pero ahora se le antojaba extraño; se descalzó antes de saltar la barda y ando de puntillas hasta llegar a la entrada principal, con sumo cuidado dejó sus zapatos en la entrada y empezó a subir las escaleras del mismo modo.

No había llegado ni a la mitad de la escalinata, cuando una luz amarillenta iluminó la entrada.

—Así que piensas evitarme.

Ranma quedó inmóvil ante las palabras de Akane.

—No, sólo estoy… un poco cansado —respondió sin atreverse a mirarla. Ella emitió un quejido.

—Ranma…

—Mañana, por favor —habló en voz baja, pero el silencio en la casa era tan grande que sus palabras fueron claramente escuchadas por ella.

—Tiene que ser ahora.

—No…

Akane asintió aunque él no pudo verlo. —Cometí un grave error, Ranma.

Ranma dejó caer los brazos, ahora podía entender la renuencia de Akane de hablar sobre el pasado, él no quería oír de boca suya que pudo querer a alguien más, no quería.

—No quiero saber nada, por favor —suplicó— … mañana todo estará bien, estaremos bien —dijo y comenzó a subir nuevamente.

—¡Ranma! —el gritó salió tan fuerte que cimbró su garganta, respiró hondo porque lo que iba a decir, no estaba muy segura de hacerlo— si subes un peldaño más, sí tú lo haces… yo… yo te voy a pedir que te vayas de mi casa.

Ranma no daba crédito a lo escuchado, giró el cuerpo y bajó en un santiamén, se plantó frente a la menuda figura de Akane mirándola con creciente incertidumbre.

—Lo dices de broma ¿cierto?

—No, es en serio.

—Tú no puedes…

—No quiero eso y bien lo sabes, pero… fue un error creer que se puede construir algo sobre omisiones. Ahora lo entiendo bien —botó aire con pesadez— Ranma, ¿podrías escucharme? —pidió con voz trémula.

Era ahora o nunca.

Ranma afirmó una sola vez con la cabeza, era ahora; Akane le tomó la mano entrelazando los dedos y él se dejó conducir en completo silencio.

Esa sensación ya la había experimentado con antelación, el pasillo que conducía al Dojo siempre le traía ese recuerdo a flote, instintivamente apretó un poco más la pequeña mano de Akane. Llegaron a su sitio y Ranma cerró la puerta corredera detrás de él…

.

.

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Continuará…


Este no era el final que había pensado, pero me he dado cuenta que mi opinión poco vale para los personajes, *gajes del oficio* que se le hace.

¿Cómo están? espero que maravillosamente, me disculpo (otra vez) por el retraso, ya mejor ni digo nada, la musaraña estaba con todo y el capítulo quedo más largo de lo previsto, así que aproveche, espero que os guste :D

Muchas gracias por dejarme sus reviews, me es muy agradable leerlos y saber que piensan sobre la historia, de nuevo gracias.

DanisitaM: hola, mil gracias por tus palabras. El panorama va mejorando muuucho; en cuanto al comentario que dejaste en mi one-shot, te cuento, ya tenía la escena chenchual, pero sentí que necesitaban su primera vez más a "solas", y dejarlo más a la imaginación del lector… pero aquí una probadita, ojalá el capítulo te guste.

nancyricoleon: siii ya les hacía falta, y en cuanto Akane pronto se sabrá todo, gracias por comentar.

Haruri Saotome: awww muchas gracias a ti por tus palabras, espero este cap te guste.

kromalex: hola, muchas gracias por tu comentario; sí, podría parecer que fue muy rápido todo el asunto, porque todo su pasado está en el limbo, pero necesitaba que ellos tuvieran ese nivel de intimidad –tal vez hubiese bastado con un beso y ya, pero creo que se hubiera quedado corto–, para sentir que podían perder más si seguían evitándolo y así poder decirse todo sin tapujos; porque siendo como son, era imposible que de buenas a primeras se soltaran todo sin tener un grado mayor de confianza, eso a grandes rasgos.

Shojoranko: hola, espero que con las próximas publicaciones todo vaya quedando un poco más claro; y eso del final, me temó, será un dolor de cabeza, millones de gracias por comentar.

Yo-Atzin: Muchas, muchas gracias por tus palabras; y pronto se viene el pasado de Akane.

Lila: hola linda, pues si Nabiki tiene sus momentos, te cuento, me base mucho en el capítulo "Ranma es el prometido de Nabiki" para moldear todo el capítulo, sobre todo la interacción Ranma-Nabiki, en cuanto a la noche de pasión quería que se quedará un poco más a la imaginación, pero en este si fue un poco más "literal", cuéntame que te pareció.

Guest: ok, I understand your discomfort because things were too fast between Ranma and Akane, and worse, without solving anything at all, but on the other hand on several occasions let glimpse the feelings of Akane towards Ranma and vice versa; and finally nobody forced anyone, Akane slept with him, because she wanted to and because in her imagination the past was well buried.*

caro: sólo un poquito jejeje, espero que este capítulo te guste.

SARITANIMELOVE: vieron las estrellas *-*, gracias a ti por continuar leyendo la historia, espero contar contigo hasta el final, saludos.

paulayjoaqui: hola, gracias por tomarte el tiempo de leer mi historia; puede que no estés tan errada con Shampoo :S, no diré más; en cuanto a Ranma la cosa es que tenía miedo y dudas y prefirió quedarse en la incógnita y aprenderá de ese error. Saludos.

Sailordancer7: hello, thanks for reading and commenting ... well there are great possibilities for a ending, "happy?"*

Daniela Valezka Avila Gallardo: Muchas gracias a ti por comentar, voy lenta pero segura :D

N Laura Wymore: aquí la actualización, espero te guste.

*Sorry, my english is very deplorable. I used google translate.

Bueno me despido por esta vez, ya mejor ni digo que actualizare pronto porque siempre me sale al revés, espero que después de todo este tiempo sigan acompañándome en esta historia, que por cierto, el mes pasado cumplió un año O_O (tan rápido).

En fin, nos leemos la próxima.

Pssst… no olviden dejar sus reviews.

Pssst 2... NO va a haber triangulo amoroso, por si tenían la duda.

02-05-2019

Revontuli.