Mrs. Malfoy
I. Juramento
Hogwarts estaba de fiesta, era el día de graduación para una de las generaciones más excepcionales que había pisado el colegio, la generación del trio dorado. En la torre de Premios Anuales, una peculiar castaña se echaba una última mirada en el espejo, y se sonrió satisfecha. Su cabello siempre alborotado ahora estaba recogido en un elegante tocado, en donde solo unos mechones escapaban para darle a su peinado un toque casual, se encontraba enfundada en un hermoso y elegante vestido strapless negro con un corsé lleno de piedras plateadas, su vestido era largo y dejaba una sexy abertura que iba desde el talón hasta más de la mitad de su muslo derecho, su maquillaje era cargado en los ojos, con delineador y sombras en tonos oscuros que resaltaban el color de sus ojos castaños, y en sus labios llevaba un sencillo labial en color rosa nude.
Se había esmerado en su arreglo, y no era para menos, para ella y sus amigos había sido todo un logro llegar vivos hasta el día de la graduación. Iniciaron el séptimo año dos meses tarde, ya que, desde finales de su sexto curso, ellos junto a Dumbledore se habían embarcado en una misión suicida, la búsqueda de los horrocruxes de Lord Voldemort. Después de una exhaustiva búsqueda, los habían encontrado todos, y lejos de estar feliz o aliviada, Hermione se sentía más nerviosa, sabía que encontrar los horrocruxes significaba acorralar al Señor Tenebroso y por ende, su golpe final estaba más cerca. Durante todo el séptimo curso había estado preocupada, cada día que pasaba sentía temor de que ese día se desatara la batalla final, pero todo ese año Lord Voldemort había estado inusualmente tranquilo.
Hermione se obligó a despejar esos malos pensamientos, no iba a dejar que ese homicida le arruinara el día de su graduación. Bajó jovialmente las escaleras de su dormitorio, pero su sonrisa se apagó en seco cuando vio en su sala común a su único compañero de torre, Draco Malfoy. El rubio estaba impecablemente arreglado, con una sobria túnica negra que resaltaba su pálida piel, y el cabello lacio, estaba sensualmente desordenado, con algunos mechones cayendo sobre su frente, Hermione lo miró de reojo, y traicionándole un poco, un fugaz pensamiento cruzó su mente, Draco Malfoy era un hombre bastante atractivo, si no fuera un tremendo hijo de perra hasta diría que es guapo.
-Lindo vestido, Granger- Pronunció Draco en un tono de voz extraño en él.
-Sabes Malfoy, hoy no me vas a arruinar la noche con alguna de tus ofensas, nada de lo que puedas hacer hoy va a arruinarme la noche- Respondió Hermione a la defensiva. Aunque durante todo ese año escolar Malfoy había estado más calmado ella no se fiaba de él.
-No estés tan segura de eso, Granger- Dijo con sarcasmo y salió de la torre.
Hermione se estremeció, había algo en sus palabras que la asustaba, que la hacía tener una sensación de peligro. Desde que se había incorporado al curso y se había topado con la noticia de tener que compartir la Torre de Premios anuales con él, se había sentido de esa manera, y no era que le tuviera miedo a Malfoy, es que había algo extraño en él, parecía perturbado, como si algo lo atormentara constantemente. Harry tenía la idea de que era un Mortífago pero, a pesar de que le odiaba, Hermione no creía eso posible, él era demasiado cobarde para meterse en algo así.
Alejó esos pensamientos de su mente y salió disparada a la torre de Gryffindor, echaba de menos estar allá, pero ni loca iba a rechazar las ventajas de ser Premio Anual. Al llegar al pie del retrato de la Señora Gorda, se encontró con Harry y Ron saliendo, a la castaña casi se le llenaron los ojos de lágrimas al verlos, ambos estaban encantadores con sus elegantes túnicas, corrió hacia ellos y los estrecho en un cálido abrazo.
-Mione, estás guapísima- Exclamó Harry.
-Si, de verdad te ves hermosa- Dijo Ron con un tono dulce en su voz, últimamente las cosas entre él y Hermione iban avanzando de una manera diferente.
-Gracias chicos, ustedes en verdad se ven guapísimos- Hermione se sonrojó hasta la medula por los cumplidos de sus amigos.- Vamos al Gran Comedor, que ya casi empieza la ceremonia- Apuró la castaña, adquiriendo su tono usual de mandona.
El trio dorado se dirigió al Gran Comedor, y atravesaron juntos, por última vez, aquellas puertas que les traían tantos recuerdos. Tomaron su habitual lugar en la mesa de Gryffindor y saludaron al resto de sus compañeros de generación, a los alumnos de menor grado también se les permitía asistir a la ceremonia, por lo que Ginny de inmediato se sentó junto a ellos. El bullicio se calmó hasta que apareció Dumbledore en una tarima que se había armado en donde habitualmente se encontraba la mesa de profesores.
-Jóvenes, silencio por favor- Exclamó la grave voz del mago y todos se voltearon hacia él.- Les doy la más cordial bienvenida a la ceremonia de graduación de la generación 98- Hizo una pausa para que todos aplaudieran.- A nombre de todos los profesores, he de decirles que han sido una generación excepcional, llena de los magos y brujas más talentosos que ha albergado este colegio, muchos de ustedes han sido sometidos a pruebas muy difíciles, sin embargo han salido victoriosos, espero recuerden siempre las enseñanzas que Hogwarts les ha brindado, y no me refiero solo a las aulas, empero, tengan en mente que cada final es solo un nuevo inicio, y que Hogwarts siempre estará aquí para ustedes, porque Hogwarts siempre ayuda a aquellos que lo necesitan- Finalizó Dumbledore, lagrimas asomaban por los ojos de muchos alumnos.
Hermione se secó las lágrimas que se le habían escapado, como siempre, Dumbledore tenía toda la razón, Hogwarts le había dado más que magnificas clases, literalmente le había dado una casa y una familia, momentos inolvidables, experiencias amargas que la habían hecho crecer como persona y sobre todo le había dado la oportunidad de conocer el amor, y tras ese último pensamiento sus ojos se desviaron inevitablemente hacia Ron.
-Ahora procederemos a dar el reconocimiento al promedio más alto de la generación, y me vanaglorio en destacar que en esta generación han sido dos personas quienes ostentan dicha mención- Dijo el director jovialmente.- Por favor suban al escenario Hermione Granger de la casa Gryffindor y Draco Malfoy de la casa Slytherin- Los aplausos llenaron el Gran Comedor, aunque la mayoría iban dirigidos hacia la leona.
Hermione sintió una mezcla de vergüenza y arrogancia, su arduo esfuerzo de 7 años estaba siendo premiado ante todos los alumnos, por otra parte, también se admitió sorprendida de Malfoy, quien la había igualado en promedio. Ambos se encaminaron a la tarima y llegaron a la par, Hermione se sorprendió aún más cuando Malfoy le cedió el paso al pie de la escalinata para que ella subiera primero. Dumbledore les entrego un pergamino bañado en oro, con letras grabadas con rubíes para Hermione, y esmeraldas para Draco.
-Vengan, júntense para la foto- Indicó Dumbledore.
Hermione se tensó de inmediato, jamás había tenido que estar tan cerca de Malfoy, se acercó con recelo, y se sintió lívida cuando percibió, a través de su vestido, la fría mano de Draco Malfoy en su cintura, acercándola a él para la foto. Después de un flash cegador y segundos que parecieron eternos, Hermione dejó de sentir el contacto de Malfoy y se sintió aliviada, aunque el estremecimiento permanecía.
Cuando regresó a la mesa de Gryffindor, no le pasaron desapercibidas las frías miradas que Harry y Ron le dedicaban a Malfoy, pero tampoco evitó notar que los gélidos ojos de Malfoy estaban posados en ella. Volvió a sentir miedo, no podía evitar darse cuenta que sucedía algo extraño con Malfoy, y cada vez sentía una angustia más grande.
La entrega de diplomas inició, y los alumnos pasaban sonrientes y estrechaban la mano de todo el cuerpo de profesores para posteriormente tomarse su fotografía. Ya todos los alumnos de Hufflepuff había recibido sus diplomas y eran ahora los Ravenclaw quienes pasaban. Hermione se sentía muy feliz, al ver a sus compañeros graduarse, siempre se había llevado bien con los Ravenclaw, sabía muy bien que ella pudo haber terminado en esa casa. Sin embargo, toda su felicidad se desvaneció en un instante, cuando un halo de luz verde atravesó el Gran Comedor e impactó directo en el pecho de uno de los chicos que recibía su diploma, y este cayó al piso, sin vida.
Todas las velas que alumbraban el Gran Comedor se apagaron en un instante, y el caos comenzó. Hermione sacó su varita y comenzó a lanzar hechizos a diestra y siniestra, y divisó a lo lejos, en la mesa de Slytherin, como Draco Malfoy se escabullía para escapar, "ese hijo de puta", pensó.
Los hechizos iban y venían, cada vez más Mortífagos llegaban, y los Aurores y la Orden del Fénix también hacían acto de aparición. Ella se lanzó a proteger a sus compañeros más pequeños, quienes estaban paralizados por el miedo. Después de poner a salvo a un par de chicos de tercero se volteó para buscar a Harry y Ron. El pánico se apoderó de ella cuando no vio a Harry por ningún lado.
-¡Ron!- Gritó histérica.-¿¡Donde está Harry!?- Las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos.
-No pude detenerlo- Dijo Ron en shock.- Se largó al bosque prohibido- Finalizó.
-¿Qué estás diciendo? No, por favor no- La castaña no pudo contenerse y soltó lágrimas de miedo y dolor.
Antes de que Ron pudiera abrazarla, un hechizo impactó en el costado de Hermione y la lanzó varios metros lejos. La castaña se tocó la cabeza aturdida, un hilo de sangre brotaba del borde de su ceja, tenía la vista borrosa pero pudo reconocer de inmediato la silueta que se acercaba a ella, la infame Bellatrix Lestrange. Buscó rápidamente su varita, pero no la encontró por ningún lado, estaba perdida.
-Estás muerta, sangre sucia maldita- Exclamó la bruja y antes de pronunciar la maldición final, un rayo verde le dio de lleno, matándola al instante. Hermione volteó la vista y vio a Molly Weasley.
Se incorporó como pudo, su vestido estaba roto, se encontraba descalza y tenía sangre en el rostro, le dolía el cuerpo, pero olvido todo eso cuando lo vio. Ron estaba persiguiendo a Malfoy, quien con destreza le sacaba ventaja al pelirrojo. Malfoy corrió y Ron lo siguió, Hermione sabía que lo estaba llevando a una emboscada, así que se lanzó detrás de ellos. Atravesó escaleras, pasillos y corredores hasta que llegó a la torre de astronomía.
-Expelliarmus- Conjuró el Slytherin y la varita de Ron salió despedida.- Desmaius- Volvió a atacar y Ron cayó al suelo inconsciente.
Hermione sintió el terror en cada parte de su ser, Malfoy iba a matar a Ron. Subió las escaleras hasta llegar a donde estaban Ron y Malfoy, se sintió desfallecer cuando llegó, Malfoy no estaba solo, su madre también estaba arriba, y ambos la miraban expectantes.
-Ni te atrevas Granger- Dijo Draco al ver que sus ojos se dirigían a la varita de Ron la cual yacía en el suelo.
-No lo mates por favor- Suplicó ella aterrada, las lágrimas le brotaban por los ojos, su corazón estaba acelerado que sentía que le iba a explotar, estaba perdida, Malfoy la mataría y después a Ron.
Draco echó un vistazo por la ventana, Potter regresaba con el gigante, estaba bastante herido pero vivo, los Mortífagos que quedaban empezaban a retirarse, el maldito de Voldemort había perdido.
Hermione escuchó los vítores de abajo y toda la esperanza regresó a su cuerpo, Harry había ganado, todo se había terminado.
-Ríndete Malfoy, vete y prometo no decir que te vi- Negocio la leona.
-Puede que el mestizo haya perdido, pero aun puedo matar a la comadreja- Amenazó, apuntando hacia Ron.
-¡Malfoy no!- Rogó ella.- No seas vil, ¿Qué no ves que perdieron? Ya se acabó- Dijo desesperada.
-No me voy a ir al infierno solo, él se va conmigo- Escupió el rubio.
-¡No, por favor, te lo suplico, hare lo que quieras!- Hermione sintió que un miedo irracional se extendía por su cuerpo.
-De acuerdo- Los ojos de Draco brillaron con malicia, mientras su madre solo observaba todo.- Dejare vivir a la comadreja, si y solo si, te casas conmigo- Finalizó.
Hermione sintió que se mareaba, y que casi se desmayaba.
-¿De qué demonios estas halando- Inquirió cuando recupero el habla, Malfoy debía de estar perdiendo la cabeza.- Jamás- Sentenció.
-Está bien- Draco volvió a apuntar a Ron decidido a conjurar la maldición final.
-¡No!- Gritó la castaña.- Malfoy, lo que dices es irracional, ¿por qué quieres que me case contigo?- Hermione preguntó estupefacta.
-No te hagas ilusiones sangre sucia, tú vas a ser el boleto de salvación para mí y mi familia, nos vamos a comprometer y entonces tú vas a ayudarme a limpiar mi nombre y escapar de Azkaban- Explicó.- Decide que se me acaba la paciencia- Volvió a apuntar a Ron, y al ver el silencio de la castaña se decidió.- Avada…-.
-No, para- Dijo ella sin voz, había estado haciendo tiempo para que alguien llegara, pero estaban muy lejos de todos, si no se decidía ella y Ron morirían.- Lo haré- Dijo con voz queda.
-Perfecto- Draco saboreó la victoria.- Haz el juramento inquebrantable.- Sentenció.
Hermione se sintió desfallecer, ese maldito bastardo era listo, no la iba a dejar escapar de ese trato. Sin fuerzas asintió y se acercó a Malfoy, ella temblaba de miedo, rabia e impotencia, las lágrimas le escapaban y el labio inferior le temblaba. Vio como Malfoy le susurraba algo a su madre y después ambos se acercaron. Ella entrelazó su brazo con el del rubio, y la madre de él desenfundó su varita.
-Hermione Granger, ¿juras ayudarnos a escapar de Azkaban y limpiar nuestro nombre, al casarte con Draco Malfoy y permanecer a su lado por al menos un año, en el cual te comportaras como la mejor esposa?- Pronunció Narcisa.
-Lo juro- Dijo Hermione casi sin voz, ya estaba, su destino estaba sellado.
- Y si no lo hicieres, además de tu muerte, Draco matará a Ronald Weasley- Finalizó la madre de Draco, y Hermione sintió su corazón romperse en mil pedazos.
Asintió y un halo de luz dorada se extendió a lo largo de su brazo y el de Malfoy, sellando el juramento. Draco se sonrió con suficiencia, de una manera u otra, él siempre conseguía lo que deseaba.
CONTINUARÁ….
Hola! Les traigo una nueva historia llena de mucho drama y romance, entre otras cosas bastante intensas. Espero les guste y si es así déjenmelo saber en un Review, es un capitulo largo ya que deseo introducirlas bien a la historia, ya habrán notado los ligeros cambios respecto al libro, ya que eran necesarios para la historia. Les mando un enorme abrazo y espero leerlas.