Shingeki no Kyojin ni sus personajes me pertenecen. Son propiedad de Hajime Isayama.
Notas
-Canonverse
-Basado en la teoría de que Zeke está aliado a la legión de Paradis
-A la legión le gusta usar disfraces.
-La idea parte de un fanart de Hange y Zeke.
-Amo con ansias locas el LeviHan, es mi OTP. Levi es exclusivamente de Hange y no lo shipeo con nadie más, pero a Hange sí que la puedo shipear con el (los) que me parezca (n) perfecto (s) para ella.
-Fanart: /nasumarumaru/status/975490086388166656?s=19
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Los Comandantes.
—Hange, no quisiera que fueras sola a ver a ese sujeto —un desconfiado Levi trataba de disuadir a la Comandante de su plan.
—No te preocupes, Levi. Sé cuidarme. Además no iré sola, Jean irá conmigo —decía Hange al tiempo que se acomodaba sus ropas, sus anteojos y el parche en su ojo— éstas prendas no me delatarán.
—Presiento que nada bueno saldrá después de esto —dijo dubitativo el capitán.
—No seas negativo, Levi. ¿Desconfías que haga un mal trabajo, a estas alturas del juego? —lo miró desafiante.
—Por supuesto que no, no desconfío de ti, desconfío de él.
Hange se dirigió a Jean, comprendió que Levi quería privacidad. —Jean, revisa que esté todo listo, afina los detalles que estamos por partir— ordenó ella.
—Sí, Comandante. Capitán —Jean hizo el saludo militar y se retiró para seguir con el plan.
Una vez que Kirschtein se retiró dejando a ambos superiores solos, estos se miraron fijamente sin decir palabra. El primero en reaccionar fue Levi, se acercó con paso firme a Hange, la miró a los ojos, ella le sostuvo la mirada.
—Todo estará bien, Levi. Confía —dijo Hange ya más tranquila, mientras acariciaba la mejilla del hombre.
—Ya te lo dije, en ti sí confío, en ese simio no —. Hange rio al escuchar a Levi referirse así de Zeke Jaeger.
—Te lo vuelvo a repetir, no estaré sola. Jean estará conmigo, además, estoy tuerta, no manca, podré defenderme y darle algunos golpes si el momento lo amerita —dijo ella más animada, simulando golpear a Levi en las costillas.
—Idiota, esto no es un juego.
—Lo sé, pero me gusta jugar contigo, capitán —dijo ella coqueta, guiñándole, según ella, el ojo.
—Te ves muy bien con esas ropas —dijo él mirándola fijamente de pies a cabeza —Hermosa.
—Me halagan sus palabras, capitán —respondió el cumplido inflando el pecho, orgullosa.
—Cuídate mucho, Hange —Levi se aproximó a su Comandante, y al tenerla frente a él, su mano tomó su barbilla y la besó con frenesí, ella gustosa correspondió a ese beso.
—Capitán, aquí no, vas a arruinar el maquillaje —con trabajos podía hablar, estaba ocupada tratando de acariciar la lengua intrusa que jugaba dentro de su boca.
—Confío en ti, Hange —y así como inició el beso, lo finalizó, dejando a Hange con ganas de más.
—Te odio, enano. Me las pagarás cuando regrese.
—Puedes vengarte lo que quieras cuando regreses.
—Vamos, es hora —le contestó ella dándole una mirada decidida.
Levi salió primero, abriendo la puerta que ella saliera rumbo a la más peligrosa de las misiones en las que se hubieran encontrado implicados.
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Y ahí estaba, la 14ª Comandante de la Legión de Reconocimiento Hange Zoë, frente al Comandante Zeke Jaeger, ambos líderes erdianos, aunque uno bajo el mando de Mare.
Hange ataviada con una falda recta en color negro llegándole a las rodillas, una blusa blanca manga larga ceñida al cuerpo y unas zapatillas con tacón en color beige, estaba frente a frente con el causante de la muerte de Erwin Smith, Hange al verlo ahí, sentía un gran deseo de írsele encima y sacarle los ojos a ese hombre, pues le había arrebatado a una de las personas más importantes de su vida, sin olvidar a Moblit Berner y a todos sus camaradas.
Detrás de ella, sosteniendo un paraguas estaba Jean, cubriéndola del sol, haciéndose pasar por su mayordomo.
—Y aquí estamos, Comandante de Paradis —habló primero Zeke Jaeger, acomodándose los anteojos— creo que lo mejor será que me acompañe a mi despacho, si no queremos levantar sospechas.
Hange se sorprendió un poco, pero no lo demostró.
—La señora no irá a ningún lado —salió Jean a la defensiva.
—No me dirigí hacia usted, jovencito —Zeke habló sin dejar de mirar a Hange, algo intrigante tenía esa mujer y quería descubrirlo.
—Jean, no te preocupes, todo estará bien, sólo quédate aquí y espérame, no demoraremos mucho, sólo permanece atento si te necesito —. Hange se volteó a mirarlo, y con sus dedos hizo un par de señales que Jean entendió— llévate la sombrilla y dame mi sombrero, por favor.
—Si señora —Jean se limitó a acatar las órdenes de su Comandante.
Mientras Jean se retiraba, Hange se colocó un pequeño sombrero negro, con una simple flor como adorno, y con algo de nervios que supo disimular muy bien, se dio media vuelta hacia Zeke, y colocó sus manos en su espalda, haciendo una seña con sus dedos, esperando unos segundos para que alguien tomara el mensaje.
—Sígame, por favor, es por acá —Zeke se acercó a Hange, y poniendo su mano en su espalda, la hizo caminar junto a él.
Eso no fue bien visto por el hombre que, con un catalejo observaba cada movimiento desde el edificio de enfrente, Levi estaba colocado en la azotea y sintió hervir su sangre al ver como Zeke tocaba a Hange.
—Si no fuera por este absurdo plan, ya estuvieras muerto, simio maldito —no le quedó más que gruñir y seguir observando la situación, mientras pudiera.
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Una vez que ingresaron al edificio donde Zeke tenía su departamento, Hange comenzó a tensarse, sólo esperaba que ese hombre no intentara emboscarla, tenía fuera a sus hombres por alguna eventualidad, solo rogaba porque nada malo sucediera. Zeke detuvo su andar frente a una puerta, tomó y giró el picaporte y la abrió, dando el paso a Hange nuevamente, todo un caballero.
—Tome asiento, por favor —dijo él, acercándole una silla a Hange — ¿le ofrezco algo de tomar? ¿Agua? O algo fuerte, whisky tal vez.
—No Comandante Jaeger, muchas gracias y por favor, discutamos este asunto, no dispongo de mucho tiempo.
—Una mujer que va directo al punto, me agrada esa actitud —miró a Hange intensamente, ella sólo se limitó a sostenerle la mirada sin dejarse intimidar.
—Comandante, esta operación debe llevarse a cabo bajo estricta confidencialidad. No queremos que las cosas salgan mal y muera gente inocente —Hange sonaba tan segura de sí misma que Zeke no hacía sino más que mirarla con atención.
—Ciertamente, opino lo mismo que usted, debemos actuar con el doble de cautela, no es un plan cualquiera.
—Ni ustedes aquí en Mare, ni nosotros en la isla, tenemos que pagar los errores de nuestros antepasados. No debemos seguir siendo prisioneros de ningún modo, tenemos que hacérselo ver al mundo, que nosotros no somos enemigos y queremos un mejor lugar para vivir, y tener esa libertad que todos obtenemos al nacer— el ojo sano de Hange brillaba con cada palabra que decía.
—Comandante Zoë, pienso exactamente lo mismo que usted. Y seguramente sabrá, gracias a mi hermano, de las memorias de mi padre. Queremos liberar a Erdia, va a ser complicado hacerlo teniendo los ojos de Mare puestos en nosotros —encendió un cigarrillo— espero no le moleste —dijo mientras daba una bocanada y expulsaba el humo.
—Hemos elaborado una estrategia, en la que si falla el plan A, el B está presente —. Prosiguió ella haciendo caso omiso a que Zeke estuviera fumando.
Y sin pensarlo, al mismo tiempo ambos se acomodaron sus anteojos.
Se quedaron unos segundos mirándose. Hange no hallaba la hora en la que tuviera que salir de ese lugar, sentía una ligera presión en el pecho y en el estómago. Ver a Zeke frente a ella, no era como había pensado que sería. En parte le daba la razón a Levi, tenía ganas de matarlo.
Por su parte Zeke, sintió una atracción hacia esa mujer de peculiar belleza. Inteligencia y belleza no estaban peleadas en el cuerpo de esa mujer. Una Comandante.
—Lamento la pérdida de su ojo —otra bocanada a su cigarrillo—, desgraciadamente así son las guerras, soldados y guerreros nos arriesgamos a perder incluso la vida.
—Y yo lamento la pérdida de mis camaradas a manos suyas —dijo Hange apretando sus puños—, por eso debemos detener esta absurda persecución, como iguales debemos unirnos y terminar con una era llena de dolor, muertes y sufrimiento —su voz se quebró un poco, pero no se permitiría flaquear.
—Ustedes también tienen manchadas sus manos con sangre de nuestros guerreros, creo que estamos a la par, ¿no le parece? — Zeke endureció la mirada.
—No nos desviemos del tema, ya tenemos nuestras armas en los muelles, también colocaremos distintivos en algunos edificios y encontramos la manera ya, de contener a sus subordinados para que no interfieran con el plan.
—Es usted muy inteligente, señorita. Me recuerda mucho a mi camarada Pieck, las dos son mujeres muy bellas e inteligentes. Es un gran placer colaborar con alguien con usted.
»¿Está tratando de halagarme?« pensó Hange frunciendo el ceño al percatarse que Zeke, con su cigarrillo en la boca, la miraba expectante.
—Deje los halagos para otro día, sigamos con el plan.
—Directa, así me gusta —dijo golpeando las palmas de sus manos entre sí, para enseguida aplastar el cigarrillo a medio terminar en el cenicero —. ¿Y qué hay del Ackerman? —entonces la mirada de Zeke se oscureció, y colocó sus manos entrelazadas bajo su nariz apoyando los codos en el escritorio.
—Él, junto con Mikasa Ackerman; se encargarán de proteger a Eren de cualquier amenaza, incluso de sus guerreros, Comandante Jaeger.
— ¿Y su demás gente?
—Ellos se dedicarán a repeler a los hombres de Mare.
—Y usted, ¿qué hará?
Hange se levantó, Zeke la miró atento y sus miradas se cruzaron. Sin dejar de mirarlo, dejó caer en el escritorio una pesada carpeta. Se dio cuenta que al regresar a sentarse, éste no dejó de mirarla.
—Ahí se encuentran todos los datos que necesita saber para desarrollar esta operación. Si tiene alguna duda, busque al capitán Jean Kirschtein, él está empapado sobre el tema y…
— ¿Pero si necesito aclararlo con usted? —Zeke la interrumpió — No me parece correcto que tenga que hablar este tipo de cosas con un capitán —dijo sarcástico.
—Le pido por favor que no nos subestime —Hange alzó la voz—, no toleraré que hable así de mis hombres —y levantándose de la silla dijo— Si no hay nada más que hablar, me retiro.
—Una cosa más —dijo Zeke, y Hange se detuvo sin voltearse para mirarlo— necesito que estemos en comunicación constante. Tenemos que repasar el plan para que no queden huecos, y si los hay, hallar una solución.
—Tiene razón, no podemos darnos el lujo de dejar pasar una oportunidad demasiado preciosa, está todo en juego. Nuestra vida y libertad.
—Así es, por eso le pido que acceda a que nos veamos por breves periodos de tiempo, solamente así nos aseguraremos de que el ataque tenga éxito.
Hange volteó para mirarlo, pero Zeke ya estaba a escasos centímetros de ella.
—Nadie tiene por qué enterarse, señorita.
—Yo no oculto nada a mis hombres, señor Jaeger. No puedo limitarme a estar paseando y reunirme con usted cada vez que le dé la gana. Si es algo urgente, vendré pero no lo haré sola. Esta vez accedí porque quizá era lo mejor, pero no más.
—De acuerdo, Comandante Zoë. ¿Sabe? Aún sin un ojo, es usted muy hermosa. El hombre que esté a su lado debe estar complacido con semejante mujer como usted, creo que lo envidio —y llevando su mano hacia el mentón de Hange, le levantó un poco más la cara. Entonces, se acercó lentamente y la besó.
Fue un beso delicado al principio, Hange al sentir esa presión en sus labios fue que se sorprendió y comenzó a alejar a Zeke, poniendo sus manos en el fuerte pecho del Comandante Jaeger. Sin embargo este no retrocedía y se aferró a ella de su cintura. Sin corresponder el beso, hizo lo posible por soltarse, pero no lo consiguió, el hombre era más fuerte que ella, entonces recordó lo que Levi le dijo, no confiaba en él.
Justo cuando Levi llegó a su mente, la lengua de Zeke estaba ya hurgando la boca de Hange.
»¿Qué demonios pasa? ¿Por qué no puedo resistirme?« Pensó nerviosa la Comandante, y en un arrebato, abofeteó a Zeke con todas sus fuerzas.
— ¿Está usted loco? —Le gritó ella— ¡Le exijo que me respete! —exclamó, mirándolo con fuego en la mirada.
Zeke la miró con firmeza, mientras que con su mano, se sobaba la mejilla y con su pulgar limpiaba un hilillo de sangre que salía de su labio inferior.
—Pido me disculpe por mi atrevimiento, no sé qué pasó —dijo excusándose cínicamente.
—No toleraré una falta de respeto más —le advirtió— si intenta algo así nuevamente, yo misma lo mato y al carajo con el plan.
—Lo tendré en cuenta —le sonrió provocador.
—Con permiso —dijo Hange, dirigiéndose rápidamente hacia la puerta para salir de ahí.
—Te aseguro que no será la primera ni última vez que nos veamos, Zoë —dijo asegurándose que ella, en el pasillo lo escuchara— nos veremos muy pronto, linda. —una sonrisa de lado adornó su rostro mientras veía a Hange desaparecer.
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—Es un reverendo idiota —pensó Hange furiosa, quería llorar de ira. Su corazón latía con rabia. Pero también algo dentro de ella batallaba contra la sensación de sentir ese beso cargado de pasión, esos labios que salvajes, se apoderaron de los suyos sin que ella lo pudiera evitar… ¿o sí?
La acción la había tomado por sorpresa, pero aun así, teniendo ella buenos reflejos, la sorpresa no era excusa, pudo haberlo alejado en cuanto lo sintió, pero no fue así y una ola de confusión la invadió.
Ella era la Comandante, no debía flaquear por lo que acababa de suceder. Divisó la entrada del edificio y miró a Jean que ya la esperaba.
—Comandante, ¿se encuentra bien? —le preguntó Jean al ver la expresión de su Comandante.
—Todo bien, no te preocupes Jean. Ese tipo pensó que por ser mujer no podía hacer las cosas bien, ¿puedes creerlo? —mintió.
—La subestimó.
—Es algo que no me importa, en ese momento si quería matarlo, pero ahora me da igual lo que piense. ¿Dónde está Levi?
—Estaba por ir a buscarte —Levi llegó con ella y la abrazó— ¿Estás bien? Estás temblando.
—Pensó que por ser mujer, no funcionaría en batalla —se adelantó Jean a contestar— voy a reunirme con los demás, nos vemos más tarde —dijo despidiéndose con la mano.
— ¿Es verdad? ¿No trató de sobrepasarse contigo? —Hange negó con la cabeza, quitándose el sombrero— Entonces vamos, tienes que ponernos al tanto de lo que platicaron —ella volvió a asentir con un movimiento de cabeza— Te quiero, Hange. Este plan tiene que funcionar sí o sí —juntó su frente con la de ella y le dio un pequeño beso en la nariz.
—Aun así me voy a vengar de ti, ¿lo recuerdas? —sonrió ella.
—Claro, más tarde puedes hacer conmigo lo que se te venga en gana, vamos —dijo caminando a su lado colocando su mano derecha en las caderas de ella, mientras miraba con el rabillo del ojo en dirección al edificio donde Hange se había reunido con Zeke.
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Todo eso no pasó desapercibido por el Comandante Jaeger, que desde el edificio, oculto tras el ventanal, observaba la escena y apretaba los puños fuertemente.
—Así que es el Ackerman, esto va a ser mejor de lo que pensaba —dijo acariciándose el mentón mientras miraba a la pareja alejarse.
...
Continuará