Epilogo

Chiba, Japón. 11 años después.

-Welcome back to Japan, little girl-

-Me gustaría hablar en la lengua de mi madre, gracias a las dos por venir a recibirme- hizo una profunda reverencia como su madre le había enseñado que se hacía en aquel país donde ella nació y creció.

-Estás hecha toda una señorita. ¿Hacía que tiempo que no nos veíamos? ¿Dos años, quizá?-

-Sí, exactamente eso, Harumin-san- contestó tímidamente aquella joven de pelo tan rubio como el sol.

-Es bueno tenerte aquí, Aiko-chan. Y dime ¿Te gustan los chicos o las chicas?- Los años no le habían quitado su carácter bromista, haciendo sonrojar a la tímida y callada adolescente.

-O vamos, Matsuri, déjala en paz- intervino la castaña- Vamos, tu abuela te espera.


Tokyo, Japón.

-El Ministro de Educación ha dado luz verde, El Grupo Aihara ahora tendrá una división Universitaria. Tu abuelo estaría orgulloso de ti- su marido la animó con emoción.

-Sí… muy orgulloso- sus ojos reflejaban el cansancio, en su rostro ya se revelaban unas marcadas líneas de expresión. Pero, a pesar de ello, seguía siendo tan hermosa.

-Los Campus mixtos de secundaria han sido todo un éxito. Ese campus que abrimos en Osaka hace más 10 años, nos mostró el camino de como expandir Aihara Academia. Y el de Chiba nos ha dado aún más empuje-

-Sí. Estoy muy agotada. Me voy a casa. Necesito hablar con tu hija. Y tú también deberías de hacerlo. Sus salidas nocturnas de cada fin de semana me tienen harta. Es tu culpa, la consentiste demasiado. Estamos a un par de semanas del inicio de clases y espero que lo tome en serio- la mujer dijo con cara de fastidio.


-¡Abuela!- la adolescente mitad japonesa, mitad americana, corrió a abrazarla.

-Oh, mi pequeña niña. Estoy tan feliz con tu llegada. No sabes cuánto esperé este día. Alexa-san tiene un gran corazón. Dejar que vinieras a estudiar aquí, en la tierra de tu madre-

-Mi madre está aquí y venir era lo que yo más anhelaba-

-Siento interrumpir-Harumin habló- Pero es hora de que me retire. El trabajo en el despacho me tiene saturada. ¿Vienes o te quedas, Matsuri?-

-Voy contigo, Harumin-senpai-

-Tssss, Matsuri, creo que sigues sin darte cuenta que dejamos de ser estudiantes hace como… ¡18 años! ¡Mujer tonta!-

-Me parece que tu querido esposito no te ha hecho muy feliz en las noches. Últimamente tu carácter está peor que antes-

-¡Ah! Ya cállate y vámonos. Ume-san, nos retiramos. Aiko-chan, vendré mañana para llevarte a finalizar los trámites-

La joven vio retirarse a aquellas dos mujeres adultas que tan bien la han tratado en todos estos años, y se las imaginó adolescentes y con uniforme escolar, junto a su madre.


-¿Y bien? Papi, ¿Me llevarás de compras?- la bellísima y vanidosa heredera Udagawa-Aihara había hecho su aparición en el enorme comedor de la mansión.

-Claro que sí, hija- respondió dulcemente el hombre de anteojos.

-Hatsu, ¿has reflexionado acerca de tus malos comportamientos? No quiero tener que volver a hablar contigo- Mei, comentó con el mismo tono frío que la caracterizaba, sin importar de quién se tratara, así fuera esa hija suya a la que tanto amaba.

-A ver mami, si quieres que me disculpe por salir al karaoke con mis amigos, no lo voy a hacer. Así que no actúes como una tirana. Actúas como si tuvieras más años que mi abuelo Shou-

La mirada que Mei le dedicó a hija fue suficiente para hacerla callar de inmediato. A pesar de que la adolescente se revelará a su madre, sabía que estaba frente a Aihara Mei, y eso pesaba mucho.

-Tu primer año de preparatoria inicia pronto, así que espero que te comportes como se espera de un Aihara. Te advierto que no tolerare más desastres como los que hiciste en secundaria. No sabes la vergüenza que es saber que la propia heredera Aihara, sea la primera en romper las reglas- Mei sentencio con mirada fría.

-No deberíamos avergonzarnos de ser nosotros mismos, mamá- contesto segura de sí misma.

-Bueno, bueno, hija. Vámonos- El hombre interrumpió el cruce de palabras entre ambas mujeres.


-Cálmate ya, Harumin. Tampoco se acaba el mundo. Además, te recuerdo que tú fuiste quien le hablo de lo maravilloso que habían sido nuestros días de estudiantes- dijo con indiferencia mientras saboreaba su copa de vino.

-Yo me refería a lo maravilloso que fue nuestra amistad juvenil más no a lo bueno que fue estudiar en Aihara- precisó mientras hacía entrecomillado con los dedos- Nunca me imaginé que saliera con que quería venir a estudiar a Japón, y para rematar en la escuela de ella- terminó tocándose la frente.

-Esa zorra ha alcanzo un nivel tan impresionante por si misma, que dudo que alguna vez se entere que esta niña es estudiante de su Academia. Además, ¿no lleva el apellido de Alexa? Cada año aceptan a más estudiantes extranjeros, así que pasará un tanto desapercibida-

-Rezo porque las altas finanzas de su Corporativo la mantengan alejada de los Campus.- Resopló la castaña.

-Son solo tres años, es más posible que tú consigas nuevo marido, a que ellas dos se encuentren. Chiba y Tokyo, Oficinas del Corporativo y un salón de clases. ¿Ves lo dispares que son estos lugares? Y, aunque así sea, la zorra ni se imagina que esa niña estudiará en su escuela. Pide otra botella- finalizó Matsuri con impaciencia.

-Espero que así sea, porque si ella la ve, estoy segura que notará el parecido- terminó en un susurro.


-¿Y bien? ¿Pasamos por ti?- preguntó una voz juvenil al otro lado del teléfono.

-No. Mi padre me pidió de favor que me concentrara un poco más en el próximo inicio de clases- respondió con un suspiro.

-Oh, parece que tu madre de nuevo ha presionado a tu querido papá para que te diga esas cosas-

-Lo que mi madre no parece entender es que yo soy lo que soy y no lo que otros quieren que sea. Si bien no soy la mejor estudiante, apruebo todas las materias. Dice que rompo las reglas, pero ¿acaso defender a una compañera de la reprimenda humillante de un profesor, es romper las reglas? ¿Acaso andar sin el chaleco escolar, porque hace un calor endemoniado, es romper las reglas? ¿Quizá encarar al director de la escuela y decirle que obligar a las niñas del Consejo Estudiantil a trabajar tanto era un abuso, es ir contra las reglas? Si es así, entonces sí, soy una fracaso como futura heredera, y no me avergüenzo- Terminó con una pasión reflejada en su mirada.

-Estos padres son un fastidio, te comprendo amiga. Te marcó mañana-

Un suave golpe se escuchó en la puerta de la habitación.

-Adelante- la joven voz femenina invito a pasar.

-Hatsu. Me alegra verte estudiando para el nuevo curso- Mei se acercó al escritorio de su hija.

-Mamá, tampoco es que sea una vaga que reprueba materias. Solo soy una alumna promedio, con unas calificaciones promedio- resopló con impaciencia.

-Pero eso lo compensas siendo una excelente deportista. Sé que a veces soy dura contigo, pero es porque me preocupa que todo por lo que tanto hemos trabajado tu padre y yo quede en buenas manos- se sinceró Mei.

-Y lo estará. Pero no lo será a tu manera. Yo no soy como tú. Desde que soy niña, me he preguntado si esa amargura que a veces se refleja en tu mirada, tiene que ver con la decisión de hacerte cargo del Emporio Aihara. Yo heredaré esto, pero también me aseguraré de ser feliz. Lo siento- terminó bajando la mirada.

Una parte de Mei se molestó por la osadía en las palabras de su hija de 16 años, pero otra parte de ella se sintió orgullosa y emocionada de escucharla hablar así, con ese coraje y arrobo que ella nunca tuvo.

-Sabía que me contestarías algo así. Y no puedo culparte por ello- su voz fue un pequeño murmullo.


-Muy bien, hemos llegado. Bienvenida a tu nueva escuela- Harumin le dijo con una gran sonrisa.

-Muchas gracias. ¿También podrías traerme mañana? Es que aún no se moverme en el transporte público de este lugar- pidió tímidamente.

-Claro que sí, Aiko-chan. Mi trabajo está a solo media hora de aquí, así que no me representa ningún problema traerte a diario si quieres-

La adolescente bajó del lujoso auto, vistiendo pulcra y correctísimamente aquel uniforme. Los rayos del sol hacían que su cabello semi corto y rubísimo se tornara en un color oro brillante.

Harumin la vio alejarse, y reconoció en el andar de aquella joven algo de aquella a la que conoció hacía muchos años.

-Que dulce, bella y estudiosa es tu hija, Yuzu- soltó al viento.


-Dígame, Aihara-sama- la secretaria entró solicita a la lujosa oficina.

-Manda una circular a todos los Campus de nivel preparatoria. Todos los alumnos becados tendrán que venir al Corporativo para recoger su carta que los acredite como tal- dijo sin levantar la mirada de su portátil- Y recuérdale al Director del Campus de Chiba que el próximo mes me tendrá que recibir a primera hora.


-Iré a hablar con Mei- mencionó con resolución.

-Mhmmm. Sí piensas que eso es lo mejor, pues ve- contestó mientras miraba unas estadísticas en la pantalla de su tablet- Aunque igual y esa zorra nunca se dará cuenta de que Aiko está en su Academia y tu irás a revelárselo- terminó con gesto de obviedad.

-Este asunto me ha quitado el sueño- golpeo suavemente la mesa- No quiero que jamás Mei y Aiko crucen si quiera una palabra.

-Por ahora no hay mucho que puedas hacer- Dijo con un tanto de indiferencia, volviendo a lo que estaba- Por cierto- miró a Harumin con un brillo de burla en su mirada- Mis amigos de Shibuya rumoran que Hatsu-chan utiliza su influencia para entrar a los clubs no aptos para su edad. Parece que la zorra no supo educar bien a su hija- Terminó con una risilla.


-No era necesario que viniera hasta acá Aihara-sama. Estaba a punto de enviarle el informe- se excusó nervioso el director del campus Chiba.

-No quiero escuchar excusas a su ineficiencia. Quiero que me muestre todas las facturas. ¡Ahora! Parece que usted y muchas más personas piensan que mi decisión de delegar los asuntos administrativos de las Academias ha significado que no me entero de todo lo que pasa. Nada más alejado de la realidad. Nada se escapa a mi supervisión- terminó Mei en voz alta.


-Muchas gracias, Harumin-san- bajo del auto e hizo una reverencia- Por cierto, me gustaría ir a ver a mi madre. ¿Crees poder llevarme a Osaka la próxima semana?- pregunto dulcemente la joven rubia.

-Por supuesto. Sabes que siempre estaré ahí para lo que me necesites- la castaña contestó amablemente.


-Parece que el error de su dedo marco un cero de más en muchas cuentas. Esto nos tomará mucho tiempo. Espero que hoy tenga mucha paciencia, que no saldrá de este cuarto hasta que me explique que es esto-

-Le juro que todo tiene su explicación, Aihara-sama-


La campana sonaba en la Academia anunciando el fin de las clases.

-Les recuerdo que los alumnos con beca completa o parcial, tendrán que presentarse a las oficinas del Corporativo Aihara.

-Smith-san. Hoy le toca la limpieza del salón- le recordó la profesora.

La tarde caía cuando la rubia terminaba con su tarea.


-Aparte de deshonesto, es usted estúpido- Mei abrió la puerta del despacho seguida por su secretaria, sus auditores y por el director.

Aiko subía las escaleras para llegar al cuarto donde se guardaban los utensilios de limpieza, al final del pasillo del último piso. Corrió un poco, pues había prometido a su abuela llegar a comer con ella.

-Le invito a que su carta de renuncia este el escritorio de mi oficina a más tardar el lunes- Decía mientras caminaba y doblaba la esquina para seguir por el corredor.

Y de pronto sintió que alguien chocaba con ella. Al ir mirando hacia atrás donde el director caminaba no pudo evitar el golpe. El ruido de la cubeta caer la despertó de su impresión momentánea a causa del golpe.

-Oh, lo siento, lo siento, lo siento mucho- la joven se levantó rápidamente al ver a los adultos que la miraban en el piso.

Se sacudió e hizo una reverencia en señal de disculpa a la persona que golpeo en su pequeña carrera. Al levantar la vista se topó de frente una mirada penetrante. Era ligeramente más alta que la pelinegra.

-"Que hermosa señora"- pensó.

Por un instante Mei pudo percibir algo conocido en esas delicadas facciones. Esa mirada pura alguna vez la había visto en alguien más, esa mirada azul se camuflaba con una verde que tenía guardada en lo más preciado de su memoria.

-¿Quién eres tú?- Pregunto una aletargada y susurrante Mei, sorprendiendo un poco a todos los empleados detrás de ella, que estaban acostumbrados a su voz autoritaria, intransigente y fría.

La joven se desconcertó un poco al ver como la mujer frente a ella la miraba. Estaba lista para presentarse pero fue interrumpida.

-Hay una llamada urgente de los corredores de la Bolsa de Tokyo- la secretaria la interrumpió abruptamente y con impaciencia, pasándole el teléfono móvil.

Al tiempo que una discusión se escuchaba en el patio de la planta baja, haciendo que la gente que la acompañaba se asomara a las ventanas, empujando a la joven hacía atrás y alejándola de Mei, quien seguía rememorando lo que acababa de ver.

-Parece que no solo desfalca dinero, señor director, sino que ni siquiera sabe controlar a su profesorado que pelean como si estuviésemos en algún antro de mala muerte- se mofó uno de los auditores.

-Aihara-sama, siguen esperando en la línea- la mujer sostenía el móvil frente al rostro de Mei.

Para cuando la mente de Mei volvió, la adolescente ya se había ido.


-¿Y para cuando aceptarás prometido?- la heredera de una de las familias más ricas de Kioto le preguntó con un dejo de burla en su voz.

-Nunca- respondió tajante mientras guardaba sus libros en su maletín.

-Así que los rumores son ciertos. Hatsu-chan. A ti no te gustan los romeos sino las julietas- dijo con burla.

-Lo que a mí me guste no te incumbe. Pobres de ustedes que se casarán con el hombre que sus padres y sus apellidos impongan. Yo elegiré a la persona con la cual me casaré y será por amor- El tono de su voz no dejaba lugar a dudas.

-Me preguntó qué dirá la dueña de todo esto- abrió su brazo en señal de abarcar todo- acerca de tus palabras- sonrió torcidamente.

-Lo sabe, y también sabe que de no ser así, puede ir heredando todo su Corporativo y su Emporio a otra gente-


-¿Qué tal tu día, Aiko-chan?- pregunto mientras cargaba unos cajas que Uma le había pedido mover- Tu abuela fue a hacer las compras, no tarda-

-Ah, Harumin-san. Bien muchas gracias- dijo mientras dejaba sus zapatos en la entrada- Pues mis días han sido bastante ajetreados. Me parece que el nivel de exigencia académica en Japón es mayor que en Estados Unidos. Pero lo estoy disfrutando bastante- sonrió tiernamente.

Harumin no pudo evitar sentir un pequeño picor de nostalgia al verla.

-Sé que la mayoría de los estudiantes provienen de las clases altas, pero creo que me he adaptado bastante bien- hablaba mientras ayudaba a Harumin a acomodar las cajas-Además me gusta el orden y la disciplina, la llevo bien-

-Vaya, es raro escuchar decir eso en una persona tan joven como tú- sonrió amablemente la ex estudiante de Aihara Academia.

-Y la semana pasada me pasó algo muy gracioso- se agachó a recoger unas bolsas mientras platicaba- Por ir a prisa en uno de los pasillos fui a dar de bruces contra una comitiva de gente que por su atuendo y porte parecían gente importante. En especial una señora hermosísima, nunca había visto un color de ojos como el suyos- platicaba con total ingenuidad.

Harumin se subió a un pequeño banco para apilar las cajas.

-Violetas, violetas, un violeta especial…bello, bello. Iba acompañada del director de la escuela-

La joven volteo al escuchar el ruido sordo de una de las cajas chocar contra el suelo.

Se encontró con el rostro de Harumin impávido y con los ojos más abiertos de lo normal.

-¿Te… dijo algo?- preguntó con cierto temor en su voz.

-Me preguntó que quién era yo- contestó como la cosa más natural del mundo.

-¿Y...luego?- continuó.

-Pues hubo un pequeño escandalo afuera del edificio y la atención se centró en eso- respondió al tiempo que levantaba la caja que Harumin había dejado caer- Y alcancé a escuchar que la otra mujer que venía con ella le llamaba Aihara-sama.

-"¡No puede ser!"- se maldijo para sus adentros la mayor.


-Te noto más ausente que de costumbre- analizó Udagawa mientras manejaba por las calles de Tokyo- Parece que el desfalco de la administración en Chiba te dejo muy pensativa.

-….."Esa mirada. Algo de esos rasgos. Smith, Aiko Smith, ciudadana norteamericana, hija de una tal Alexa. De acuerdo a su expediente personal… así que Estados Unidos… Yuzu...Yuzu Yuzu"….- La mente de Mei no dejaba de pensar y de recordar.

-¡Te lo dije!- Bufó Harumin con las manos en las sien.

-A eso le llamo tener mala suerte. Mira que apenas un mes de clases y ya ha pasado. No me lo esperaba- Matsuri parecía, por primera vez, tomar en serio las preocupaciones de su amiga acerca de ese asunto.

-Iré a hablar con ella. Mejor dejar las cosas en claro- decía Harumin mientras sacaba su móvil-


4 días después.

-Gracias por recibir a una vieja amiga, Aihara-sama- Dijo con un dejo de sorna y acidez en sus palabras. Al tiempo que entraba en la extensa y lujosísima oficina perteneciente a la que alguna vez fue su compañera de clases.

-Sin lugar a dudas no le pediste a mi secretaria una cita conmigo solo para saludarme. Sé que me odias. Así que dime, ¿qué quieres?-

-Tan amable como te recordaba. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que tuve la desgracia de estar en el mismo lugar que tú?- cuestionó con cierta agresividad en su voz mientras su fría mirada se posaba sobre Mei que no se había tomado siquiera la molestia de levantarse de su silla de piel- ¿8, 9 años quizá?- sentenció con parsimonia mientras su mirada se posaba sobre una fotografía detrás de Mei, en donde se le veía a ella al lado de una joven, apenas adolescente, bellísima, quizá más hermosa de lo que fue la propia Mei. Con un larguísimo cabello color castaño claro y de estatura parecida a su madre.

-¿Y bien?- preguntó con impaciencia la pelinegra. Tener enfrente a esa mujer la ponía nerviosa y la llenaba de tristeza, porque con ella venían a su memoria recuerdos tan dulces y tan amargos de su propia juventud.

-Iré al punto- Harumin caminó alrededor de la oficina observando, sin prestarles realmente atención, los costosos cuadros que adornaban las paredes- Sé que hace un par de semanas fuiste al campus de preparatoria división femenina de Chiba- dijo con calma mientras Mei sentía que el latido de su corazón subía hasta sus oídos- También sé que ahí te topaste con una alumna- Ahora Mei sentía que su corazón bombeada más rápido.

-Tu soberbia jamás te hubiese permitido preguntarle su nombre a una simple alumna….pero, reconociste en ella a otra ¿verdad?-más que una pregunta fue una afirmación.

Mei bajó el rostro, como si al mirar aquella alfombra, regalo de un secretario del mismísimo emperador, descifrara los secretos del alma humana.

-La hija de Yuzu inició este semestre como alumna de Aihara- Sentenció y el tono de la voz de Harumin se distorsionaba entre la melancolía, el cariño, la decepción y el resentimiento. Mei tuvo que recargas sus brazos en el escritorio porque sentía desfallecer. Harumin se acercó tanto a Mei que la pelinegra sentía que aquella podía escuchar los latidos de su ruinoso corazón.

-Ni a Ume, ni a Matsuri y mucho menos a mí nos pareció bien la idea de que se matriculara en tu academia pero ella insistió al saber que su madre estudio aquí también. Sé perfectamente que de la poca información que Himeko supo y que te dio a lo largo de los años, fue que Yuzu dio a luz a una pequeña el mismo año que tú también traías al mundo a Hatsu.

Harumin posó su dedo índice en la barbilla de Mei para hacer que esta la mirara. Se inclinó y pudo sentir el aliento de esa mujer, ese cálido aliento que su querida amiga Yuzu amó.

-He venido para hablar contigo y advertirte, o más bien para amenazarte, que ni de coña se te ocurra acercarte a ella. Que jamás sepa quién eres tú, que nunca se entere lo que significaste en la vida de su amada madre- Su tono de voz era tranquilo pero ocultaba una frialdad que ni la misma Mei hubiese podido igualar- Sobre advertencia no hay engaño…Presi- finalizó mientras con ese mismo dedo índice apartaba el rostro de Mei a un lado, como si su solo contacto le provocara nauseas.

-Así que mantente alejada de ella. ¡Ni siquiera la amable y tierna Yuzu pensó que valieras tanto como para si quiera mencionar tu nombre y apellido a su hija!-terminó en un grito.

Si algunos de los centenares de empleados que trabajaban con ahínco detrás de esas gruesas puertas de caoba, hubiese visto la escena que protagonizaban aquellas dos bellas mujeres, sin lugar a dudas se hubiesen quedado impresionados al ver como la temida e idolatrada Aihara-sama era tratada con repulsión sin que ella pensara si quiera en defenderse.

Harumin se acercó a puerta.

-Esta será tu cárcel y nunca saldrás. ¡Ah! Y te digo que ella es rubia natural, herencia del donante americano. Por cierto, me causas más lástima que odio, Presi.

Se escuchó la puerta cerrar mientras la mujer dentro sentía humedad y tibieza en sus mejillas.

-Son…lágrimas- susurró mientras se tocaba una mejilla- Lagrimas…lágrimas- volvía a susurrar- ¿hace cuánto tiempo que no sentía está agua salada correr por mis mejillas?

"Ya no llores, Mei"

Una amada y añorada voz, de un tiempo muy, muy lejano, se escuchó en su mente.


-Tranquilízate. Las lágrimas afean tu rostro- una dulce y cálida voz le decía.

La mujer se encontraba a merced de aquel incomodo hipo que viene después del llanto.

-Harumin. Déjalo ir. Te hace daño ese rencor que sientes por Mei-san. La misma Yuzu la perdonó- acarició suavemente el cabello de la alguna vez su senpai.

-Si ella no se hubiese ido a Estados Unidos… ¡esto no habría pasado!- un nuevo acceso de llanto.

-Sé que volver a ver a Mei-san después de tantos años te ha removido viejos sentimientos. Pero no olvides que allá a donde ella se fue pudo conocer de nuevo el amor, que conoció el sentimiento de ser madre. Que a pesar de todo fue muy feliz- terminó sonriendo amablemente.

-Nene-san, lo que le pasó no tuvo porque haberle pasado- dijo mientras hacía un esfuerzo por limpiarse las traicioneras lágrimas.

-Simplemente pasó, nadie tiene la culpa. Nadie pudo prever esa infección. La vida es una inmensidad de caminos que nosotros elegimos. Si vamos a buscar culpables de todo lo malo que nos pasa, entonces seríamos almas atormentadas que nunca tendríamos descanso- Nene le explicaba a Harumin como una tierna madre que le dice a su hijo que no se suba muy alto porque se puede caer.


-Entonces, ¿estás de acuerdo?- la siempre amable abuela preguntó.

-Me da un poco de pena dejar a mis amigas, pero si es por tu comodidad entonces por mi está bien- dijo amable y comprensivamente.

-Sé que cambiar a mitad de año escolar no es agradable pero la empresa me ha dicho que allá me tienen un puesto de trabajo más tranquilo. Además Tokyo es una ciudad muy interesante para jovencitas como tú. Podrás visitar todas las tiendas que quieras- sonrió a su nieta.

-Sinceramente, prefiero las librerías que las tiendas de cualquier otra cosa- soltó con una risilla infantil.

-"Ahhh, eres tan parecida a tu madre pero a la vez tan distinta"- pensó con melancolía Uma.


-Ya te lo había advertido- Mei dijo con rudeza.

-Ah, es solo una materia. Tomar clases en época de vacaciones no es muy estimulante, pero te prometo que la aprobaré- dijo con suficiencia mientras hojeaba una revista de viajes y moda.


-¿En serio hay personal administrativo trabajando en vacaciones? Preguntó una acalorada Harumin.

-Solo por estos días. Las solicitudes de cambio de campus para los becados se deben de entregar esta semana.

-Muchas gracias por acompañarme, Harumin-san-dijo tiernamente la joven.

-Oh, yo lo hago con mucho gusto-le sonrió la castaña.

El auto se estacionó el otro lado de la acera de la entrada principal de la Academia.

Antes de bajarse, la rubia se quitó una playera de cuello alto que llevaba encima, y entonces Harumin vio algo que ella conocía muy bien. Cómo olvidarse de él. De ese maldito regalo que Yuzu compró con tanto amor para aquella mujer que nunca se lo mereció.

-Ese dije que traes en el cuello ¿te lo dio Yuzu?-Preguntó entre sorprendida e incrédula.

-El día que Alexa empezó a deshacerse de las cosas de mi mamá, subí al ático a jugar y ahí encontré una pequeña caja oxidada, por curiosidad la abrí y me encontré con esto.

-"Y, a pesar de todo, nunca te deshiciste de él"- pensó Harumin con una mirada de tristeza- Es un anillo que ella valoró mucho. Cuídalo. Anda, que ya es tarde-


"Aihara Preparatoria. División Femenina". Se leía al entrar.

-Que fastidio venir a la escuela con este calor-

-Tu madre sí que es estricta, mira que siendo la dueña y no echarte una mano para pasar la materia- su joven y sensual compañera de clases se reía a carcajadas.

La adolescente solo resoplo en respuesta.

-Hoy es día de los becados ¿no?- preguntó- se les nota millas de distancia- sonrió con sorna la altiva chica.

-No debes expresarte así de la gente, Aoi- la castaña reprendió- No importa de qué clase social sean siempre sino la calidad de la persona. Además, si ellos están aquí becados significa que son estudiosos e inteligentes, algo que no se puede decir mucho de ti- la heredera dijo con una sonrisa condescendiente

-Y tampoco de ti, sino no estuvieras aquí, querida- regreso con burla.

Ambas chicas se encontraban en el jardín trasero de uno de los edificios de la Academia.


-A ver, aquí dice que es en el edifico G2, segundo piso, salón 16- La joven iba viendo el pequeño tríptico donde estaban las indicaciones- Este campus es más grande que el de Chiba y parece ser que llego un poco tarde, ya no veo a quien preguntar.

Dio un par de vueltas a dos edificios pero ninguno de ellos era el G2.

-¿Te puedo ayudar en algo?- una juvenil y elegante voz se escuchó detrás de ella.

Al voltear se encontró con una joven que llevaba el uniforme de la preparatoria Aihara. Los rayos del sol iluminaron con gracia a aquella bella adolescente que le preguntaba.

-Ehhh, sí- contestó con timidez, aquella timidez tan característica de ella.

-¿Buscas la oficina de recepción para los alumnos con beca?- volvió a preguntar amablemente. La belleza occidental de aquella chica la cautivó en un instante.

-Sí, así es- respondió moviendo afirmativamente la cabeza. Algo que provocó gracia y ternura en aquella joven rebelde.

-Te puedo acompañar si quieres. Mi clase está a punto de comenzar, y lo que buscas está en el mismo pasillo- se acercó a ella diciendo esto con delicadeza.

-Gra…gracias- respondió con nerviosismo al ver que se había acercado más a ella.

-¿Entonces estudiarás en este Campus el próximo semestre?- volvió a preguntar al ver el mutismo de la otra adolescente.

-Ehhh, sí- soltó con entusiasmo- El segundo semestre de mi primer año estudiaré aquí.

-Oh, yo también voy en primer año- aquella chica le gustó -¿Y qué grupo te asignaron?-

-Puessss, en mis documentos dice que estaré en la clase 1-A.

Al decir esto, miró fijamente a esos ojos violetas que llamaron su atención. Ya había visto esos ojos antes.

-Qué bien. Yo estoy en esa misma clase. Parece que seremos compañeras- dijo suavemente.

-¿De verdad?-

-Tu dije es muy bonito. ¿Es un anillo?-

-Sí. Gracias-

-Es un placer. Mi nombre es Udagawa-Aihara Hatsu- le sonrió mientras daba un paso más hacia ella.

-El mío es Smith-Okogi Aiko- respondió mientras bajaba un poco la mirada ante esos ojos que le causaban cierto cosquilleo en el estómago.


Se arrodillo y juntó sus manos para empezar su oración. Cuando terminó se agachó más para estar cerca de su querida madre y de su abuelo.

Sabes mamá, ahora estudio en la misma Academia en la que tú estudiaste. Son muy estrictos, estoy aprendiendo mucho y tengo pocas pero buenas amigas.

- Hizo una pausa mientras sus mejillas se tornaban de un ligero color carmín-

Además he conocido a una chica guapísima y de buen corazón.

-Sus delicadas manos apretaron con cariño el anillo que llevaba colgando del cuello-

Tiene unos ojos color violeta increíbles, idénticos a los de una bella señora que conocí de casualidad. Nos veremos este fin de semana. Quizá algún día la traiga y te la presente.

Roció un poco de agua para limpiar el nombre de quien ocupaba aquel recinto y volvió a juntar sus palmas. Caminó lentamente hacía la salida y se perdió entre las calles, mientras los últimos rayos del sol iluminaban aquel nombre.

Okogi Yuzu

FIN


Sé que este no es un capitulo final que abarque como tal a Yuzu y a Mei, pero quise hacerlo a así para que al menos su amor irrealizable pudiera realizarse de alguna manera, en otras dos chicas y muchos años después. Quise hacer de Harumin uno de los protagonistas de este capitulo porque me parece que su sentimiento de amistad por Yuzu, traspasaría cualquier tiempo y espacio.

Pensaba dejar este tercer capitulo como último, pero haré otro, explicando un poco lo que pasó con Yuzu.

Sé que a la mayoría les gusta los finales felices (me incluyo), pero desde un principio mi idea de este fanfic fue hacerlo sad.

Gracias por leer.