El fin está aquí, y ¡yay! No morí y cumplí con el plazo, merezco un reconocimiento.
Whatever, les dejo el final.
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AU; rated T por palabras "fuertes".
BASADO EN: "Irresistible", de Fall Out Boy.
Increíblemente, su madre no lo trató mal como tenía pensado. Le arrebató el celular por menos de una hora.
Sintió miedo cuando vio que su padre fue quien lo recogió en la escuela. Aquel hombre llegaba a tener los nudillos blancos de tan fuerte que apretaba el volante. Con su voz grave y usando ese tono severo, masculló la pregunta que no pudo ser aclarada con la "verdad verdadera" –como decía Butch– por el consejero estudiantil.
–Le rompí la nariz a Mitchelson –respondió, cruzándose de brazos y apoyando la cabeza en el vidrio de la ventana del auto.
–Por qué mierda hiciste eso, Butch.
Sintió ciertos deseos de morir, pero luego pensaba que, si hubiese sido su mamá, estaría muerto y no hubiera tenido oportunidad de defender su actuar. Su padre estaba molesto, eso es obvio, mas mostraba intenciones de saber la versión de su hijo.
–Insultó a Buttercup.
La actitud de su padre no cambiaba, en tanto ahora sí giraba levemente la cabeza cada tanto para mirar a su hijo.
–¿Qué dijo de ella? ¿No son novios?
–Eran novios. Él le terminó porque ella no quiso acostarse con ese playboy maricón –mierda, pensó, ahora sí estoy muerto.
–¿Y creíste que la única forma de defenderla era rompiéndole la nariz…?
–No –le asombró que su padre no lo haya regañado por el vocabulario que hubo utilizado–, también consideré hundir su cabeza en el retrete, patearle los huevos si es que los encontraba, o golpearlo y escupirle la cara.
–Tu nivel de violencia es abismal.
–Y eso que son las ideas no tan malas, aptas para público mayor de 13 años.
El silencio reinó entre ambos, lo que le dio a Butch para pensar en que su padre ya no hablaba tan severo, y parecía muy interesado en conocer esa faceta de su hijo.
–Actué mal –volvió a hablar, cuando el semáforo dio verde y notó que estaba a no más de dos calles de su casa–, pero no me arrepiento. Tenía que callarle la boca, no podía permitir que hablara mal de Buttercup solo porque ella quería su espacio. Papá, tú siempre me has enseñado a respetar a las mujeres, así como también mamá, entonces no pude evitar sentir rabia e ira ante tales comentarios. Si quieres ser respetado, debes respetar. Él no respeta a las mujeres, no respetó a su novia, yo tampoco tenía por qué respetarlo.
Después de esa conversación, cuando llegaron a casa y vieron a aquella mujer sentada en el sofá, con los brazos cruzados –y al par de entrometidos ocultándose tras las escaleras–, su padre fue quien habló en su defensa, antes de que su esposa pudiese emitir palabra alguna.
–Si te dijera que este animal actuó en defensa de una mujer, ¿seguirías queriendo castigarlo de la manera en que me dijiste?
Su padre fue quien explicó toda la situación, y la historia –del rompimiento y el llanto de Buttercup– fue corroborada por Boomer. Y si bien estaba suspendido, el castigo que le dio su madre, solo constó de hacerse cargo de todas las tareas del hogar, eso también implicó limpiar las habitaciones. Sus hermanos fueron los que más gozaron aquello, dejando basura y ropas en el piso solo para hacer trabajar más a su hermano del medio.
Pero eso ya correspondía al pasado, y Butch, ese día viernes, volvía a clases.
Ya le había dicho a Blossom que no iba a hacer nada de lo planeado, porque entendía que Buttercup seguía estando dolida. Y esa era precisamente la razón por la que se prometió apoyarla y hacerla sentir muy a gusto, hasta que pudiese olvidarse por completo de Mitchelson.
–¡Hola, Buttercup!
La chica alzó la vista de sus apuntes, dedicándole una sonrisa un tanto más débil de lo solía hacerlo. Sin embargo, pudo notar que sus ojos no estaban tan apagados como esperaba encontrarlos.
–Hola, Butch.
–Pensé que estarías con tus hermanas –dijo sentándose junto a ella, en aquellas gradas de las canchas.
–Bubbles fue con Boomer a no-sé-dónde y Blossom dijo que iba a reclamar un error de calificación, o algo así –Butch se largó a reír.
–Tu hermana puso una cara muy graciosa cuando vio que yo sí tuve un 9.5 y ella solo tuvo un 9. Teníamos, prácticamente, las mismas respuestas. A ella le revisaron un par de preguntas mal.
Buttercup rio levemente, se mostraba de un humor un tanto mejor a cómo esperaba encontrársela. Debieron haberse subido el ánimo sus hermanas, o eso era lo que él creía. Iba a ser uno de sus comentarios "desagradables" para ver si podía comenzar una pelea, mas notó que la sonrisa de la chica se había borrado y ahora sus labios estaban apretados, su ceño de fruncía y hasta pudo ver sus fosas nasales ampliarse, como si estuviera tomando una gran cantidad de aire.
Miró en su dirección, Princess y Mitch, corriendo de la mano hacia los baños que estaban por los camerinos del gimnasio, en el lado opuesto a donde estaban ellos sentados. Rápidamente la miró, pero Buttercup, cubriendo su boca con su bufanda y solo mostrando su roja nariz, ya volvía a mirar la que parecía ser su última hoja de apuntes.
–¿Me extrañaste estos días que no vine a clases?
–Hablamos por chat, Butch.
–Pero ¿me extrañaste?
–Sí, sí te extrañé.
Estaba por volver a formular nuevamente esa pregunta, cuando cayó en cuenta de lo dicho por ella. Sí lo había extrañado. Si estaba soñando, sería mejor que nadie se atreviera a despertarlo. Igualmente pellizcó su nariz, sintiendo ese punzante dolor que le comprobaba que estaba despierto.
–¿Qué estás haciendo?
–¿De verdad me extrañaste? –se puso de pie para colocarse en frente de ella.
–Sí –arqueó una ceja–, ¿estás sordo o qué?
–¡Me extrañó! –gritó Butch, alzando ambos brazos, tomando una forma como "V", sonriendo y cerrando los ojos–. ¡Esto se pone cada vez mejor!
–Ya detente, te dije que no significa que vayamos a estar juntos.
Sin dejar su posición actual, solo bajando un poco la cabeza para mirar a la chica que guardaba sus apuntes y sacaba un paquete de galletas de limón.
–Arruinas mi celebración Buttercup. Esto significa un paso –echó la cabeza para atrás–. ¡Un gran paso!
Y la escuchó reír. Si describir la risa de Buttercup fuese un examen, estaba seguro de que lo reprobaría, porque simplemente no llegaría a un consenso exacto de cómo era y lo que significaba aquella risa para él.
–Basta, dije.
Buttercup cubrió su boca y cuando se hubo relajado un poco, metió una galleta a su boca. Butch apoyó una mano a cada lado de la chica –en las gradas, rodeándola a ella–, a lo que reaccionó a mirarlo con el ceño fruncido.
–¿Te hice reír?
–¿Acaso estás tan sordo que no me escuchaste reír, idiota?
–Entonces me doy por pagado. Voy a ser uno de los que te subirá el ánimo, no quiero verte sufrir por ese hijo de puta.
La chica estaba un tanto incómoda por la cercanía de Butch, cuando él se alejó, pudo volver a respirar e incluso a volver a comer otra galleta. Le ofreció, pero él se negó, ya que sacó una manzana.
–Gracias, apreciaré mucho que lo hagas –dijo Buttercup, mirando un punto muerto en las canchas.
–Gracias por dejarme hacerlo. Prometo que no insistiré tanto con eso de que seamos novios –Buttercup rodó los ojos y negó con la cabeza–, a menos que quieras que lo haga.
–No, no quiero.
Butch tocó su pecho y se quejó, apoyando su cabeza en las piernas de la chica. Buttercup se alarmó un tanto, pero al ver que Butch volvía a reír, bufó pesadamente.
–Me encanta cuando te haces la difícil, Buttercup.
–Idiota –susurró la aludida, ocultando su sonrisa tras su bufanda.
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A la hora del almuerzo, Butch tuvo la urgencia de ir al baño. No debió haber bebido tanta agua en la clase de gimnasia, eso se lo advirtió Blossom, pero gracias a su terquedad, bebió un litro en menos de diez minutos, y ahora la gran distancia entre su salón y el baño, parecía ser su castigo.
Corría lo más rápido que podía, casi bailando graciosamente a causa de las ganas de orinar, pasando a llevar a unas cuantas personas.
Hasta que, por fin, estuvo en el baño y sintió uno de los alivios más grande que puede sentir cualquier ser humano. Cuando ya solo le quedaba por lavarse las manos, vio que Mitch hacía ingreso al baño y que le dedicó cierta mirada de pánico, la cual pretendía disfrazar con su orgullosa postura erguida.
Como lo había visto a la distancia, no se percató de aquellos moratones que le quedaron en la nariz. Tampoco es como si fueran visibles, pudo ver aquella capa de maquillaje. Obviamente que ese playboy no iba a dejar que su imagen se viese afectada por alguna derrota.
–¿Vienes por otra dosis de golpes? Pensé que esta vez querrías cambiar la locación –dijo Butch, volviendo la vista al espejo para tratar de arreglar su cabello.
Pero Mitch no dijo nada, solo se ganó a su lado y comenzó a lavar sus sucias –literalmente– manos.
Butch arqueó una ceja, y cuando ya hubo terminado de peinarse, tomó su mochila –que tenía entre sus pies en el suelo– y la ancló a su espalda, con la sola intención de dejar el baño, sin embargo…
–Espera –Mitch apretaba sus puños a cada lado del lavabo, pero no le dirigía la mirada, sino que la tenía fija en su reflejo en el espejo–, creo que tenemos que hablar. Te debo una disculpa, aparentemente.
–¿Me hablas a mí o es parte de tu terapia de recuperación post-paliza hablarte mirándote en el espejo?
Mitch se giró hacia él, con los ojos cerrados, a modo de decir: "No empieces con esa mierda". Butch se apoyó en el marco de la puerta del baño, con los brazos cruzados, simplemente esperando a que el chico hablara.
–Princes… –Butch frunció el ceño–, ella siempre me interesó.
Butch error 404. Not Found. Así mismo se sintió.
–¿Qué mierda fue la que dijiste? –ya estaba empezando a caminar hacia Mitch, dejando su mochila en el piso y apretando sus puños, listos para otro golpe.
–Princess siempre me interesó, pero la razón por la que empecé a salir con Buttercup…
Y Butch se detuvo. No porque haya dicho el nombre de la chica, sino porque pensó mejor la situación: si volvía a golpear a Mitch, podría ser expulsado de la escuela y además de que Buttercup podría volver a enojarse –o preocuparse– sin necesidad alguna. No quería hacerla pasar otro mal rato.
–… fue por capricho.
–¿Capricho?
–Sí –aclaró su garganta–. Buttercup poco y nada ha salido con chicos, nada oficial, ya sabes. Solo tiene amigos, los cuales siempre quedaban en esa zona. Como Princess estaba, en ese entonces, saliendo con otro chico rico, de otra escuela, pensé que podría probar mis tácticas de conquista con Buttercup. Si conquistaba a Buttercup, podría conquistar a Princess…
–Será mejor que te calles si no quieres que ahora te vuele los dientes.
E hizo caso. Butch se quedó en silencio un momento, mirando a la nada. Sobó sus ojos con sus pulgares, Mitch se ponía cada vez más nervioso, y sobre todo cuando notó que el verde de sus ojos parecía más intenso que lo normal. Pero Butch solo suspiró y volvió a acomodar mi mochila, de mejor manera en su espalda, y giró sobre sus talones, dejando algo perplejo a Mitchelson.
–Conmigo no es con quien debes disculparte –decía Butch, dándole la espalda–. Es con Buttercup; a ella la ilusionaste y la hiciste caer en tus redes. Si tuviste los supuestos "huevos" para disculparte conmigo, ten más huevos, como todo un hombre, y pídele disculpas. Háblale con la puta verdad –giró la cabeza hasta que pudo verlo de reojo–, porque soy capaz de golpearte otra vez. No le hagas más daño y sele sincero.
–¿Tanto es lo que le gusto? –Mitch no entendía, al parecer.
–Tanto como para haberte preferido a ti en lugar de a mí, ya que sí tengo la capacidad de tratar a una mujer, y de respetarla. Tanta capacidad, como para haberme dado cuenta de los sentimientos que tiene por ti, algo que tú solo notas cuando ya están en la intimidad –guardó silencio un momento, y volvió a hablar–. No importa lo que digas, yo jamás podría decirte "oh, entiendo por qué lo hiciste", para mí no hay justificación que valga a la hora de haber actuado como un maricón. Y estoy seguro de que Butter estaría de acuerdo conmigo.
Dicho eso, dejó el baño, ignorando las palabras de Mitch, con las que estaba pidiendo más explicaciones. No sabía cómo describir ese momento, pero era la primera vez que expresaba parte de sus pensamientos íntimos en voz alta, y con un hijo de puta, y ciertamente era una presión casi ahogante en todo su cuerpo. Luego, pudo notar el nudo en la garganta.
Así que por eso dicen que la verdad duele, pensaba para sí.
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–¡Butch! ¡Oye, Butch! ¡Espérame!
Pero Buttercup detuvo su paso, viendo detenidamente el afiche que estaba pegado en la pared del pasillo que llevaba a la intersección con las oficinas principales de la escuela. El baile estaba cerca, en menos de un mes –como debían destinar los fondos de la escuela a alguna actividad escolar, invertían demasiado en hacer los bailes llamativos y despampanantes–, y la peculiaridad de este, era que tanto el chico como la chica podían invitar al otro, siempre y cuando se hiciera la entrega de una rosa.
Desde cuándo es que hay rosas en esta temporada del año, pensaba Buttercup.
Sin embargo, algo llamó su atención más que ese pensamiento. A su lado, pasaron Mitch y Princess. Ella llevaba una de sus manos tras su espalda, sosteniendo una particular rosa roja, en tanto él pasaba su brazo por su cintura. No le fue difícil entender quién había invitado a quién. Tragó saliva y corrió fuera de la escuela, pasando por el lado de la recién formada pareja.
Iba a seguir con su cometido principal: alcanzar a Butch, ya que tenía que hablar con él… ¡Darle las gracias! No obstante, cuando lo vio, algo la dejó un tanto desconcertada… Butch estaba hablando –muy feliz y animado– con una chica, quien era nada más ni nada menos que su exnovia Tania… Y Tania, sostenía una rosa con sus dos manos, como si estuviera muy pesada o fuera muy grande como para sostenerla con una sola mano.
Tal escena desconcertó a Buttercup. ¿Butch tenía intenciones de volver con Tania? ¿Y se lo hacía saber invitándola al baile? ¡De qué mierda se estaba perdiendo!
No es que estuviera celosa, porque no lo estaba en realidad… Pero le parecía muy raro. Por un momento, pensó que Butch la iba a invitar –como lo hacía siempre–, y ahora al ver eso… Quizás ya llegó ese momento en que él pasaba de ella, después de insistirle tanto. No sabía si eso la aliviaba o la hacía sentir pésimo consigo misma.
En tanto, Butch se dio cuenta de que Buttercup lo miraba y esbozó una sonrisa, alzó uno de sus brazos y lo agitó, gesto correspondido –en su totalidad– por la chica. Tania se volteó para ver a Buttercup acercarse a ellos. Agachó la cabeza y se despidió, casi rendida, de Butch, en tanto este, si bien también se despidió, no despegaba la mirada de la morena.
–Creí que ya habías salido –dijo.
–Ah, no. Te estuve gritando, pero no me escuchaste y después me distraje con el afiche del baile.
–¡Ah! Ya, ya entiendo –suspiró–. Bueno, vas a la parada del bus escolar, ¿no? Si quieres te acompaño hasta allá, pero primero acompáñame a buscar mi bicicleta.
–Trato hecho.
Una de las cosas que más le gustaba de estar con Butch, es que no permitía que existieran los silencios incómodos entre ambos. Siempre estaba metiendo conversación y admiraba cada respuesta que ella le daba.
–Butch –dijo, interrumpiendo la mini historia del chico sobre cómo asustó a Boomer la noche anterior–, ¿es idea mía o invitaste a Tania al baile?
El chico se agachó para soltar la cadena de su bicicleta, y por primera vez formando ese silencio entre ambos. Buttercup no entendía por qué estaba tan nerviosa y ansiosa por saber la respuesta.
–¿Por qué?
–No me respondas con una pregunta, idiota.
Butch se puso de pie, ya habiendo guardado la cadena de su bicicleta y comenzando a caminar con ella fuera del estacionamiento, seguido por Buttercup.
–¿Estás celosa?
La sonrisa que tenía Butch en el rostro, la desconcertó por completo. Se supone que le estaba preguntando algo serio, en cierto sentido le preguntaba si estaba por darle otra oportunidad a su pasada relación con Tania, y al idiota se le ocurría preguntarle eso.
–No, no estoy celosa. Solo tengo curiosidad, como la vi con una rosa…
–Ella me invitó, y yo estaba por responderle –ladeó su cabeza, mirando de reojo a la chica–. Hasta que apareciste tú y entendió, de forma indirecta, mi rechazo a ir al baile con ella.
Buttercup no respondió, simplemente asintió con la cabeza y volvió su vista hacia el camino. No obstante, Butch la miraba fijamente, mientras esperaba incomodarla un poco con aquello, y de paso, admirando la expresión neutral que le parecía de lo más divertido. No siempre podías ver a Buttercup pensando en nada ni en nadie.
–Mitch ya me contó todo.
Se detuvo en seco, carraspeó un poco –ya que ella no se había detenido– y se hizo a un lado de la calle para no interrumpir al resto de los chicos que caminaban por ahí. Buttercup lo miró algo extrañada, pero esa mirada nostálgica fue superior y pudo dominar por completo su rostro.
–¿Qué te contó?
–Que lo golpeaste porque te dijo que prefirió acostarse con Princess, que lo llamaste maricón… Que en realidad hiciste todo eso por defenderme –se encogió de hombros–. Creo que ahora puedo explicarme mejor algunas sensaciones que estaba teniendo.
–¿Cómo es eso?
–¿Podemos seguir caminando? –dijo, señalando el camino con uno de sus pulgares–. No me quiero quedar abajo del bus escolar.
–¡Ah! ¡Claro! Disculpa –agitó su cabeza y volvió a colocarse a su lado para seguir caminando–. Pero dime qué clase de sensaciones…
–En parte, estaba asustada porque… Vamos, supe que te habían suspendido, ¡y que golpeaste a Mitch! Tenía rabia, incluso estaba muy preocupada por él… Pero de alguna forma, sentía que se lo merecía… –volteó para mirarlo directamente a los ojos–. ¡No podía creer que no estaba de acuerdo con una pelea! ¡Eso es muy raro en mí! –rio, acomodando su bufanda–. De todas maneras, Butch, ahora entiendo, o creo entender, por qué me alegró que hayas tomado esa actitud… De no ser por ti, estoy segura de que él no me hubiera dicho la verdad.
¿Me está adulando? ¡¿Me está adulando de verdad?! ¿Qué debo decirle? Estoy algo nervioso… Debo decir algo genial, pensaba.
–Es que yo sí soy un hombre.
Mierda, la expresión que tenía en su rostro, no demostraba lo patético que se estaba sintiendo en ese momento.
Daba gracias a todos los dioses por aquello.
–Efectivamente –miró rápidamente a la chica–, lo eres –el claxon del autobús los interrumpió, asimismo la estampida del resto de estudiantes que iban tarde a la parada–. ¡Mierda, ya llegó! Nos vemos.
Butch se quedó quieto, mirándola correr hacia sus hermanas que hacían señas ya estando sentadas en el autobús.
Se había paralizado por el shock del momento… En cierto sentido, lo había dicho como una broma, para tratar de hacerla reír y que se olvidara del tema de Mitch por un momento. Sin embargo, ella no lo entendió como una broma, y lo entendió como una verdad… Si lo consideraba un hombre…
–¡¿SIGNIFICA QUE TENDREMOS ALGUNA CHANCE DE SALIR?!
Buttercup, que ya tenía un pie sobre los escalones del autobús, giró su cabeza, algo asustada por el grito, hacia él. Apenas pudo distinguir que el chico estaba mordiendo su labio inferior, dejándose ver algo nervioso.
No le respondió, simplemente cubrió su boca, ocultando la risa y subió al autobús.
–¡Joder! –alargó un poco la pronunciación de la r, cubriendo su rostro con el gorro de su chaqueta–. ¡Me encanta cuando hace eso!
Aunque claro, me gustaría más que me tomase en serio.
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–Yo no puedo salir con Butch en este momento.
A Bubbles se le formó un puchero, mientras que Blossom suspiraba y se dejaba caer en el puf que tenían en su habitación. Buttercup estaba recostada en su cama, terminando de guardar su cuaderno de ejercicios de física.
–¿Por qué no? –preguntó Bubbles, tomando el brazo de su hermana–. ¿Qué te lo impide?
–No ha pasado mucho tiempo desde que Mitch rompió conmigo. El hecho de que él haya podido seguir así sin más con su relación con Princess es su problema; yo no puedo llegar y hacer como que nada haya pasado. ¿Me entiendes?
–Entiendo –Bubbles parecía desanimada, a tal nivel que se recostó en el piso al más estilo de Lilo.
–Algo bueno salió de toda esta conversación –dijo Blossom, sacando su móvil–, al menos Butter admitió que no puede salir con él en este momento.
Buttercup, que ya se había vuelto a recostar en su cama, boca arriba, intentó –como pudo– mirar a su pelirroja hermana, quien ya parecía estar bastante entretenida mandando mensajes por su celular.
–No tergiverses las cosas –pidió–. Es solo una forma de decir.
–¿Cuándo vas a asumir que te gusta?
–Nunca.
Mientras sus hermanas estaban en eso, Bubbles se arrastraba hasta su cama, para tomar su cuaderno que ocupaba solo para dibujar y anotar cosas libres. Se acomodó en el piso y comenzó a garabatear. Buttercup se inclinó en su cama para ver lo que su hermana escribía.
–¿Se puede saber por qué colocaste mi nombre junto al de Butch?
–Estoy analizando las situaciones y… –apretó sus labios, con su brazo libre cubrió su cuaderno para que su hermana no pudiese ver lo que escribía–. Pronto vas a terminar teniendo una relación con Butch.
–¿Podrían dejar de meterse en mi vida? Si quieren saber, antes de que Mitch y yo comenzáramos a hablar, sí me gustaba Butch, pero él parecía no querer nada serio, entonces pasé de él. Ahora, me dice que varias veces intentó confesarme sus sentimientos… ¡Y ahora que lo pienso! ¡Es que he sido muy tonta! –cubrió su rostro con una almohada–. ¡Tonta, Buttercup, tonta!
–¿Por qué lo dices? –preguntó Blossom.
–¡Porque creo que sí me di cuenta de sus sentimientos y solo tuve miedo de dar ese paso!
–Explícate –insistió la pelirroja.
Buttercup quitó la almohada sobre su rostro, tomó una gran bocanada de aire, aguardando todo el tiempo del mundo para poder responder. Bubbles apoyó ambos codos sobre la cama de su hermana, simplemente para añadir algo de presión.
–Me gustaba Butch, pero al verlo rodeado de chicas… me dio inseguridad.
–Él nunca se interesó en nadie además de ti –Blossom hablaba muy segura.
–Pero yo no lo vi así… Ahora es muy tarde, porque ahora estoy con el corazón roto, y no precisamente por él, sino que por Mitch.
–Si se me permite opinar –decía Bubbles–, creo que debemos dejar a Buttercup "vivir el luto de su relación", ya que duraron harto tiempo. De todas maneras, estoy segura de que tendrá a Butch aguardando por su atención y velando por su felicidad –le sonrió–. Pero no debes hacerlo esperar mucho tiempo, porque también es posible que se aburra y busque su camino en otra parte…
–Butch ha esperado mucho tiempo, estoy segura de que un par de meses no será mucho tiempo para él –añadió Blossom, poniéndose de pie–. Solo un consejo, Butter: no derrames lágrimas por quien no las merece.
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–¿Por qué es que siempre terminas aquí afuera, en el patio de tu casa, aun cuando hay menos de quince grados?
Buttercup cerró la puerta tras ella, caminando hacia la mesa de la terraza, en donde Butch se encontraba, mirando al rojizo cielo, a causa de la expectativa de lluvia para esa noche. Se escuchaba la música que tenían de fondo, así como las risas del resto de los adultos invitados a esa comida que hicieron los padres de Butch –junto con los de ella–, y no había duda de que el lugar más tranquilo era ese.
–Si quieres sentarte aquí conmigo, te debo advertir que están prohibidos las protestas acerca del clima o del silencio –dijo Butch, tomando una silla para que Buttercup se sentara en ella, junto a él.
Se acomodó en ese asiento, frotó sus manos y los guardó en sus bolsillos. Butch no la miraba, pero Buttercup estaba segura de que la sonrisa que tenía en su rostro se debía a ella.
Ya habían pasado dos semanas desde que Buttercup tuvo esa conversación con sus hermanas; ella ignoraba totalmente que fue grabada como mensaje de voz y que Butch estuvo reproduciéndolo todas las noches, como si fuera su canción de cuna (además de presumírselo a sus hermanos).
–El ambiente está ideal, ¿no?
–¿De qué hablas? –Buttercup arqueó una ceja.
–Brick y Blossom, Boomer y Bubbles, están cada uno por su lado, haciendo lo-que-sea-que-estén-haciendo, y nosotros estamos aquí, sin ser interrumpidos por ellos.
–Por lo que supe, mis bellas hermanas y tu estúpido hermano pelirrojo le ayudaban a tu estúpido hermano rubio a escoger el atuendo que usarían en el baile, ya que irían juntos…
–Supe que fue Bubbles quien lo invitó –dijo Butch, riendo–. Yo pensé que Boomer sería quien lo haría.
–Supongo que Bubbs quería asegurarse de inmediato, en lugar de esperar tanto.
–Puede que tengas razón…
–La tengo.
Estuvieron en silencio por unos minutos, sintiendo ese viento particular, que terminaba por provocarle cosquillas a Buttercup en la punta de sus orejas. Butch jugaba con el cierre de su chaqueta, al ritmo de la música soul, la favorita de su padre. Buttercup quería hablarle de algo, pero no estaba segura de cómo es que debía plantearle aquel tema de conversación. Porque sí, le quería hablar de sus sentimientos.
–Buttercup –llamó Butch–, ¿es cierto que…?
–A mí me gustabas.
Y lo soltó así sin más rodeos, ya sabiendo que el chico iba a salir con alguna de sus estupideces para hacerla decir cosas que no quería decir. La boca de él se entreabrió, sus manos dejaron de jugar con el cierre. Según Buttercup, podría decirse que Butch estaba paralizado.
–¿Qué? ¡¿Qué?! –se agitó un poco, perdiendo el equilibrio en la silla, pero no a tal nivel de caerse.
–Eso –Buttercup aguantaba sus risas–. Antes me gustabas… –la decepción se apoderó de Butch… otra vez–. Pero claro, fue todo mi culpa. Yo no quise arruinar nuestra amistad, por lo que estuve rechazando cada instante en que quisiste confesar tus sentimientos… Perdóname, Butch, de no haber sido tan cobarde, tal vez no estaríamos en esta situación. Tal vez hasta habría aceptado ser tu pareja del baile y, después, aceptado ser tu novia. No sé…
–¡¿Eso significa que quieres ir al baile conmigo?!
–No.
–Recházame todo lo que quieras –Butch se puso de pie, para arrodillarse frente a su silla, tomando a Buttercup de las manos–, yo solo quiero hacerte feliz, aunque duela… ¡Aunque no me malentiendas! El que me rechaces… me hace mantener mi interés en ti.
–¿O sea que si acepto ir al baile contigo ya pierdes tu interés en mí?
–No, eso sería incluso mejor… –vio que a Buttercup se le dibujaba una sonrisa en la cara–. No te preocupes, yo voy a esperar todo el tiempo que sea necesario para que superes bien a Mitch, y puedas empezar una conmigo. No hay presión.
–Definitivamente, eres mucho más hombre que Mitch. Gracias por eso… ¡Ah, entonces creo que tengo algo para ti!
Butch soltó sus manos, mientras que la chica se ponía de pie y volvía a entrar a la casa. Escuchó decirle un espérame ahí, por lo que se quedó en esa misma posición, arrodillado frente a la, ahora, silla vacía. Mirando a la puerta, esperó menos de dos minutos a que volviera a aparecer la morena de ojos verdes, que traía ambas manos tras su espalda.
–¿Me trajiste un regalo? ¿De amistad? –alzó su brazo–. Sigo teniendo…
Las palabras quedaron a medio camino, porque el cuadro de Buttercup extendiéndole una rosa roja se apoderó de todo su campo visual.
Nunca las rosas le parecieron tan bellas ni los temblores de la mano de Buttercup tan tiernos. Ya mañana le agradecería a sus padres por haber hecho esa fiesta o comida, lo que sea que fuera, porque fue el paso inicial para su progreso en la posible futura relación que tendría con Buttercup.
–¿Aceptas o no?
–Primero deberías invitarme a un café, energúmena.
–¡Butch! ¡Esto es serio! –decía Buttercup, riendo a causa de los nervios.
–¡Pues claro que acepto, estúpida! ¡Vayamos juntos al baile!
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––FIN––
Aaly, querida, antes que todo quiero responder a algo de tu review en "Villains"... Blossom y Brick sí quedan juntos..., tal vez no quedó como pensé que había quedado, pero se suponía que Blossom lo volvía a besar, por eso decía "... el nuevo contacto que estaban compartiendo". Ñe, no importa, ahora sí queda claro. Y sí, maldito Mitch. Aquí intenté "justificarlo", pero no tiene perdón de nadie... No sé, en mi opinión, si tienes pareja pero estás sintiendo cosas por alguien más y ese alguien te corresponde... ¡Solo termina con tu pareja! ¡No hay excusa para actuar como un maricón (o maricona)! Es mi opinión, creo que sería un poco menos doloroso. Y sí, Mitch no la amaba, eso de estar buscando solo sexo... es tan común hoy en día, eh. Gracias por decir que te gustó como hice a este Butch, la verdad es que me divertí escribiéndolo así. Sí te explicaste bien, era justo lo que quise transmitir, eso de que le iba a dar su espacio. Bueno, creo que ya describí lo de Buttercup, eso de sus sentimientos... Creo. No es que no le guste la violencia, pero ponte en este lugar: Tú tienes a quien te gusta, quien era tu novio y todo, y ya, ese alguien te hizo daño y llega otro y lo golpea... Inevitablemente vas a preocuparte por tu exnovio, aunque después (así como Buttercup) te das cuenta de que tú también hubieras querido golpearlo... Son sentimientos encontrados. ¡Oh, no te sientas avergonzada! Esa definición de maricón existe, y claro, es despectivo, sin embargo, hay gente que lo utiliza como si fuera la puta palabra aceptada para referirse a un homosexual... ¡Hombre, esas personas son quienes deben salir de sus cavernas! Toda esa gente que se siente con el derecho de opinar de la vida sexual de un otro, y descalificarlo por lo mismo, deberían sentirse avergonzados. Joder, nadie les dice nada por ser heterosexuales, por qué mierda tienen que molestar a los homosexuales o a los bisexuales... ¡En fin! ¡Al resto! Seguiría hablando de ellos, pero aprendí que no valen ni mi tiempo, que no valgan el tuyo tampoco. Debo admitir que yo también sigo esos prototipos, ya que suelen ser los opuestos de las chicas... Pero estoy en este fandom hace cinco años (escribiendo, porque veía las PPG cuando era una niña de cuatro-cinco años... y no, no te voy a decir qué edad tengo ahora, pero llevo haaaaarto tiempo siendo fan de ellas), por lo que pensé que ya debía hacer algo diferente con los chicos, y las chicas, ya sabes, experimentar. Gracias por decir que te agradó la idea. No me molesta, me gusta leer comentarios, aunque ahora tenga menos de los que solía tener con mis historias anteriormente. Yo no suelo sonreír mucho, pero definitivamente estoy con una sonrisa cuando me llega la notificación de un nuevo correo en donde me avisan sobre un nuevo review publicado en mi historia. Con respecto a los errores ortográficos, no te preocupes, no es algo que perdurará para toda tu vida. Yo también los cometía, pero con la lectura ya fui mejorándola. Gracias por leer.
Misguideghost08, hey, chica-que-me-complica-la-vida-con-su-nickname. ¿Justificas a Mitch? ¿O a Butch? Espero que a Butch. Butch es amor, Buttercup también, por eso merecen estar juntos. No puedo creer que "Recuerdan la Historia" sea de tus favoritas... La verdad es que esa historia la escribí muy a la rápida, y los primeros capítulos no me gustaron... Además de que recibí muuuuuuuchas críticas al final de la historia (por una escena algo "lime" entre los verdes, joder, la gente es muy sensible con respecto a esos temas), y ñe, hace unos meses subí, por fin, el final de la segunda temporada... La vida me hizo responsable para los estudios pero irresponsable en los plazos. Así entre nos, me encantó escribir esa escena, te lo juro. Te ganaste mi amor, en serio. Eso de que te hayas leído todos mis fics, me hace sonrojar pero me hace sentir culpable, porque no he actualizado en AÑOS, y llego aquí a subir mini-historias. Deberías odiarme y regañarme por eso. Ahora que estoy en la universidad, todo se me está complicando un poco, además de que tengo otros proyectos, ¿sabes? Pero estoy tratando de ponerme al día y, al menos, escribir tres capítulos de mis historias inconclusas, así podría ir actualizándolas periódicamente hasta poder concluirlas. Así que sí, FloorVioleetta está por hacer su regreso en gloria y majestad (?)... O al menos lo intentaré. Con respecto a mi bio... me siento expuesta, JAJAJAJAJAJA, broma. 24/7 es un temazo, pero "Daddy Issues" es EL TEMAZO, y en vivo es aun más genial (los escuché en el Lollapalooza, te juro que estaba llorando en la sala de mi casa mientras los veía por la televisión, ya que soy tan pobre que no pude ir). Muchos saludos para ti también, gracias por leer esta historia.
Guest, gracias por leer.
En fin, gracias por esperar por el final y por leer esta historia. Espero haya sido de su agrado, xx.-