Ambos no lograron esperar al par que se hallaba al pie de las escaleras, abrazados en un gesto amistoso por los hombros, riendo por bromas que sólo ellos entendían. Dieron media vuelta, tratando de ignorarlos a pesar de que sus voces les parecían irritantes. Uno de los guardaespaldas les abrió la puerta, a punto de desearles una hermosa velada, pero se arrepintió al notar la expresión sombría que mantenían tanto Bruce como Steve.

— Toda esta función es innecesaria.— Murmuró el rubio, refiriéndose al extremo lujo y precauciones que se les daría generalmente a altos miembros gubernamentales, no a simples civiles, mucho menos a personas con sus habilidades. Si bien los medios no tenían idea de lo fuertes que eran tanto Wayne como Kent, sólo alguien quien estuviese viviendo en una cueva, o congelado como en su caso durante las últimas décadas, no se daría cuenta que él como Stark eran lo suficientemente capaces para protegerse a sí mismos y a todos los involucrados a su alrededor.

— Lo es, pero evita las interrupciones, magnifica el ambiente y crea ese espectro de misterio del cual no tenía idea que Stark pudiese manejar. — Respondió en pocas palabras. Steve sonrió por fin, pues sabía que el hombre a su lado era también uno de los más inteligentes en el planeta y agradeció que a pesar de ello no le tratara como un tonto.

El capitán admiró por un momento el interior del restaurante, a diferencia de Bruce que ya había visitado el lugar con anterioridad. No demoraron en alcanzarlos Clark y Tony, haciendo burla de algunos otros reporteros que ambos conocían. Esto a Steve no le parecía de buen gusto, mientras que a Wayne le era indiferente.

Un camarero les guió hacia su mesa. El sitio se encontraba completamente vacío, pero les ofrecerían su mejor mesa, a un lado de un enorme ventanal que daba hacia el jardín privado del establecimiento, iluminado con luces tenues, generando una sensación de tranquilidad que acompañaba a la música instrumental que captaron desde el primer paso que dieron al entrar.

Los cuatro se sentaron en sus respectivos lugares. Tony junto a Steve y Clark con Bruce, en la misma formación a la que acostumbraban durante sus reuniones mensuales. La mesa, a pesar de su forma circular, le permitía a Clark encontrarse frente a Steve y Bruce frente a Tony. El menú ya había sido acordado por los millonarios desde que solicitaron los servicios, además de que cada uno había llevado a su propio chef privado, por lo que para los dos sería una cena como cualquier otra.

Fueron servidas cuatro copas de champagne como bienvenida. El único inconforme con la decisión era Steve. Aunque su acelerado metabolismo le permitía beber alcohol como si de agua se tratase sin sufrir de algún efecto embriagante, no le era grato saborearlo, ya que le recordaba a la adicción de su padre. Tomó la copa y jugueteó con ella sin probar un sorbo. Los otros tres ya habían ingerido la mitad de su contenido. Tony notó la inconformidad en el rostro de rubio, por lo que le hizo una seña con el índice al camarero, el cual se inclinó para encontrarse a su altura y susurró a su oído. En un par de minutos ya había intercambiado la bebida del capitán por vino tinto sin alcohol, lo que era prácticamente jugo de uva.

Steve no comprendía lo ocurrido, es más, sintió algo de celos al observar los labios del castaño tan próximos al oído de aquel desconocido, pero cualquier rastro de molestia se esfumó al no percibir aroma alguno a alcohol en su copa. Bebió, finalizando con una sonrisa, mientras Stark le miraba también con la misma curvatura en el rostro. Un momento dulce que se vio interrumpido por la risa casi en carcajadas de Kent y la mano de Bruce cubriéndose los labios evitando hacer lo mismo.

— Prometo no escribir sobre esto.

— Parecen un matrimonio de 60 años.

El capitán frunció el ceño y rogó porque sus mejillas no se colorearan. Tony únicamente alzó una ceja, manteniendo la compostura. Steve trató de darle un giro al inicio de la velada y lo único que se le ocurrió fue comenzar a discutir. — Stark, tú te hiciste cargo del menú. Sabes que yo no...

— ¿Que odias el alcohol? — Interrumpió Tony. Clark dejó de reír, se sorprendió, creía que el único problema era el sabor.

— Y también debo mencionar el color de este traje.— Se señaló a sí mismo.— ¿Sólo soy una burla para ti?

— Esperen... pensaba que eras un súper soldado, Capitán. ¿No puedes beber? — Superman contenía nuevamente una carcajada.

— De hecho, no quiere. — Tony continuaba con un semblante serio. Steve odiaba que en cuanto volvían a conversar, la actitud del castaño cambiaba radicalmente.

— A mí me gusta cómo se le ve el traje.— Habló por fin, Bruce. Terminando de beber su copa, sin dejar de mirar al capitán con sus ojos penetrantes.

— Te lo dije. — Tony se dirigió a Clark, algo que al parecer sólo ellos comprendían. Steve se sentía más confundido que nunca, avergonzado y ya harto de todo y de todos en aquella mesa. Tal vez había sido una pésima idea asistir.

— Deberíamos comenzar con algunas preguntas. — Kent se aferró al borde de la mesa, también algo incómodo. Tomó de su saco su teléfono celular, de última tecnología gracias a las modificaciones que le hizo Bruce. Comenzó a grabar la conversación, así evitaría por ahora la escritura. Era un nuevo hábito obtenido gracias a Wayne, quien insistió por mucho tiempo en que el reportero dejara de lado el lápiz y papel.— Así será más informal. No todo lo que digan estará en el reportaje, así que siéntanse libres de expresarse.

— ¿Eso significa que maquillarás la verdad? — Tony le robó la pregunta al capitán, quien estaba a punto de decir lo mismo, pero lo hizo en un tono para nada serio.

Kent sonrió ladino, apoyándose mejor sobre el respaldo de su asiento.— Si desea puedo usar todo lo que diga en su contra, Sr. Stark.

Tony apoyó un codo sobre la superficie de la mesa, recargando su barbilla en la palma de la mano.— ¿Esa es una amenaza o una promesa? — Steve bufó y después observó a Bruce, ambos con miradas cómplices que denotaban un mismo pensamiento "Ya comenzaron". Pero Batman siempre tenía un plan, por lo que se interpuso, clavando su vista en Stark, algo que alteró de inmediato a Ironman. Desvió la mirada y se removió, dejando de apoyarse.

Clark notó el abrupto cambio y dejó de lado la actitud que tenía siempre hacia Stark. Bruce sonrió ligeramente en señal de victoria. No necesitaba de palabras para parecer peligroso, advirtiéndole, haciendo uso sólo de su lenguaje corporal. Steve creía que podría aprender más del caballero de la noche.

— Continuemos. — Superman realizó las preguntas de rutina. Tanto Tony como Bruce ofrecían datos financieros, nombraban asociaciones a las que realizaban donativos, nuevos inventos y descubrimientos científicos, así como celebridades que conocían en común, siempre compitiendo. El rubio se sentía más que aburrido, incluso tomó un bolígrafo de Tony para dibujar en una servilleta, sin importarle que ésta fuese de tela. Sólo se preguntaba en qué momento les servirían la comida, ya que haciendo un recuento, en todo el día no había probado bocado alguno, había preferido dormir y compensar el desgaste de la semana.

Finalmente aparecieron más meseros con charolas platinadas, sirviendo la entrada que Steve no tardó en devorar. Era como un bufete: camarones, ensaladas, diversas frutas cortadas como flores. Se encontraba bastante concentrado en los aperitivos que casi se ahoga al escuchar una pregunta específica por parte de Clark, pues no pensaba ser también partícipe de la entrevista.— ¿Qué? — A penas logró formular la pregunta, pues aún tosía.

— Le cuestionaba al Sr. Stark si las repercusiones sobre acuerdos de Sokovia habían afectado su relación.— Bruce se mostró interesado y ahora Tony era quien le enviaba una mirada asesina a Clark, el cual parecía ser inmune.

— ¿Relación?

— Ya sabe, como líderes de los Vengadores.

Tony odiaba el tema, por lo cual rescató al capitán.— Es obvio que no seríamos los mismos después de eso, pero siempre tenemos como prioridad la unión del equipo. Somos como una familia.

Superman no le creía nada, ya que era muy distinto a lo que habían hablado en la base de La Liga.— De acuerdo, en ese caso considera que la sinceridad es la base de los Vengadores, ¿no es así?

— Completamente.— Tony prácticamente apuñaló a un camarón con su tenedor. No sabía qué tramaba Clark, pero tenía la corazonada de que deseaba abrir esa brecha entre él y el Capitán América.

— Así que supongo que el Capitán Rogers está al tanto de toda la legalidad de su familia.

Tony frunció el ceño, Steve le observaba con preocupación sin tener idea de lo que ocurría.— Stark...

— ¿Cómo sabes eso? — El mecánico preguntó, aunque sabía que Wayne era quien estaba detrás de todo ello.

Clark apagó su celular y lo guardó dentro de su saco antes de revelarlo todo.— Tranquilo, Tony. Terminamos con la entrevista, lo último está relacionado a nuestros otros asuntos.

— ¿Recuerdas lo que hablamos sobre la confianza? — Bruce comía con pulcritud su ensalada.

— Esto no tiene nada que ver. A La Liga no le afecta en lo absoluto.— Tony comenzaba a perder los estribos.

— Nos afectan todos sus miembros. Así como ustedes han investigado sobre los nuestros y Alfred descubrió algo muy interesante acerca de Spiderman. — Wayne hizo a un lado su plato.

Steve continuaba observando a Tony, detestaba ser el único en la mesa quien no comprendía nada en lo absoluto. Stark suspiró, no tenía escape. Mientras tanto Clark y Bruce observaban del espectáculo. — Tomé prestado tu nombre. — El rubio continuaba sin entender. Tony giró en su asiento, teniendo de frente al capitán.— Después de lo de la Guerra Civil, Spiderman continuó siendo un Vengador de reserva, más que nada porque ser menor de edad. Continúe viendo al chico, asesorándolo. Sabía que no tenía padres y estaba a cargo de sus tíos, hasta que uno de ellos murió y May fue la encargada. Peter siempre ha tenido mucho potencial, incluso le ofrecí una beca estudiantil, pero eso sólo cubría los gastos escolares, no era suficiente. Tampoco podía simplemente ofrecerle dinero, pondría en peligro mi lugar como enlace entre el gobierno y el equipo. Así que no tuve alternativa...

— Tony...— Steve quería que fuese al grano y saber por qué aquello lo involucraba.

Stark aceleró sus palabras, desviando también su mirada.— Me ofrecí como su tutor, pero no podía hacerlo si era soltero. F.R.I.D.A.Y. lleva toda la documentación de los Vengadores, todos tienen a alguien, sólo tú y yo somos los catalogados como los eternos sin pareja, así que...

Steve explotó ante las miradas de Batman y Superman. Tony se inclinó hacia atrás, creyendo que el capitán lo iba a asesinar con sus cubiertos, pero fue todo lo contrario, aunque no por ello el rubio dejaba de gritar.— Soy... soy... padre. ¡Soy padre! -Tomó a Tony por los hombros sin dejar de sonreír.— Aguarda... eso significa que...

Stark continuaba petrificado, al menos no estaba furioso, no aún.— Que estamos casados.— Steve le soltó y Tony no supo cómo interpretar sus expresiones, sólo que estaba tan sorprendido como sus espectadores cuando se enteraron antes de la cena.— Lo hice por Peter, aunque también como venganza por las mentiras que me has dicho.

— Sólo omití información.— Steve quiso excusarse.

— Yo también la omití. Además así no te casarías con Sharon. — El semblante de Tony cambió a uno lleno de tristeza. Superman deseaba en ese instante algunas palomitas.

— ¿Cómo? ... es decir... ¿sabes lo que ocurrió entre nosotros?

— Cap, por favor. Ella es como mi prima. ¿Crees que sólo a ti te informó sobre la muerte de la tía Pegg?

— Si es así, ¿por qué no asististe al funeral?

— Porque era tu ex y yo era la última persona a la que quisieran ver ahí los Carter. Howard la apartó de toda su familia. —Clark compartió mirada con Bruce, no creían que la vida de sus aliados fuese como una novela. Tony continuó con el tema principal.— En fin, eso fue hace mucho. Peter pronto terminará su doctorado y después de eso trabajará en Stark Industries. Hasta entonces podrás anular el acuerdo.

— ¿Cómo es que no sabía de esto?

— Sólo falsifiqué tu firma por computadora, soborné a un juez y oculté los documentos. Fue muy sencillo.

— Me refiero a que no querías que estuviese con Sharon.

— Steve, esa relación era enfermiza. ¿Sino pudiste con la tía ibas a acostarte con su sobrina? Además, mírala bien. Ustedes se parecen. Cualquiera diría que son hermanos. ¿Y por qué te gustó? ¿Porque te ayudó a salvar a Bucky? Ni siquiera estaba de tu lado, estaba del mío, pero igual que Nat, es muy cobarde y terminó siendo una doble agente. Yo sólo accedí a firmar. Jamás dije que no te ayudaría con tu mejor amigo. Sí, mató a mis padres y lo quise asesinar, pero deseaba más asesinarte a ti por ocultarme todo. Pero es obvio que no pude, porque ahora eres líder del equipo igual que yo. Te perdoné, ¿entiendes? Y este tiempo sólo te has callado. ¿Dónde quedó esa moral de la que todos hablan cuando se trata del Capitán?

Tony terminó de desahogarse, algo que había guardado por muchos años. Clark sólo vocalizó un Wow que valía por él mismo y lo que pensaba también Bruce. Ambos creyeron que proseguiría una respuesta de igual magnitud por parte de Steve, pero no fue así. El rubio comenzó a reír ante la mirada incrédula del mecánico.

— Tony, ¿hiciste todo eso por mí? Me refiero a que has estado pensando en cada detalle por tanto tiempo. Creí que era el único. — Le sonrió de forma dulce, tranquilizando al castaño.— El que Sharon me rechazara ha sido lo mejor que me ha ocurrido. Casi siempre tienes razón cuando dices que soy un idiota melancólico.

— Lenguaje, capitán.— Interrumpió Stark y eso sólo hizo sonreír más a Steve.

— Peter debe terminar sus estudios, pero no me pidas que ahora no lo considere mi hijo. Siempre me agradó.— Volvió la atención a su plato, prosiguiendo con su comida y llamó la atención de un camarero.— ¿Demorará el plato fuerte? — Los otros tres no comprendían muy bien lo ocurrido. Steve se sentía de mejor ánimo, un gran peso de sus hombros se había desvanecido, además de que adoraba la idea de estar casado legalmente con Tony, aunque no sabía exactamente por cuánto tiempo. Si jugaba muy bien sus cartas, tal vez lograría que ese acuerdo fuese permanente, así tuviese que utilizar a Peter como excusa, aunque ya fuese adulto.

Los platillos no se hicieron esperar. Langosta, cortes finos de carne, guarniciones. Los atendían como si se tratase de la realeza. No se atrevieron a hablar hasta que cada uno poseía frente a sí su propia porción junto a copas llenas, ya sea de vino tinto o blanco, dependiendo de su elección y exceptuando a Steve quien poseía una botella para sí con vino sin fermentar.

Tony movió su brazo, intentando tomar en aparente equivocación un cuchillo que se encontraba a su izquierda, del lado de Steve. Con esto derramó su copa, cayendo pequeñas gotas sobre el regazo de ambos.— Oh, qué torpe.— Rápidamente se acercó un camarero, limpiando el pequeño desastre. Tony se incorporó y colocó ambas manos sobre los hombros de Steve.— Vamos a secarnos, volvemos en un momento.— Stark comenzó a andar y el rubio le siguió detrás. Al entrar al cuarto de baño el capitán tomó una toalla, intentando disminuir la humedad.— Steve, me alegra que Clarkie haya tocado el tema. Así ya no pelearemos entre ambos. Me gustaría devolverle el favor alguna vez.— Sacó del bolsillo del pantalón la pequeña caja con aleación de Adamantium y Titanio, metal que Superman no puede atravesar con su mirada de rayos X. Esperaba que Steve entendiera la indirecta, pues temía que Kent los escuchara con su súper oído.

— Tienes mucho dinero, Stark. Podrías comprarle un obsequio.— Steve sonrió en respuesta, asintiendo al ver la caja que Tony comenzaba a guardar bajo la manga.

Volvieron tras unos minutos. El mantel se hallaba impecable y Clark conversaba con Bruce sobre una anécdota de los miembros de La Liga. Tomaron nuevamente sus sillas y comieron varios bocados, Steve halagaba a los chefs y tanto Bruce como Tony discutían sobre cuál era el mejor de sus cocineros.

Mientras la velada transcurría, Ironman esperó el momento indicado para abrir la cápsula. Pronto descubriría los efectos de la kryptonita rosa en Superman.

Observó de reojo a Steve, indicándole que era el momento y que se mantuviera atento. Si algo drástico ocurría, simplemente la cerraría. Con lentitud abrió la caja que parecía ser la de una joya. Con disimulo posaba la vista en Clark, quien no tenía un cambio aparente. Continuaba hablando de Barry Allen, el más chico en su equipo.

— Hace unos días le hizo una broma a Linterna Verde. No podemos dejarlos mucho tiempo a solas.— Lo único distinto que observó Tony, fue que Clark mantenía bajo la mesa su mano derecha.

— Lo peor que ha hecho Barry fue esconderle su anillo.— Continuó Wayne y Steve reía al imaginarse la escena, pero se sobresaltó, observando al castaño y le susurró.

— Tony, ¿quieres ir de nuevo al baño?

— No, ¿por qué lo dices?

Steve se angustió, alguien tocaba su rodilla, ascendiendo por el muslo. Divisó a Clark, quien al momento en que sus miradas se encontraron, se mordió el labio inferior en un gesto sugerente.

— Tony... — Volvió a susurrar entre dientes.— Ciérrala.

— Si me disculpan.— Bruce se incorporó y dirigió al baño.

— ¿Por qué? No ha pasado nada.— Tony no comprendía. Observó a Clark y él sólo le dedicó una sonrisa. Por debajo de la mesa continuaba su recorrido, ascendiendo en una caricia hasta llegar a la entrepierna del rubio.

— ¡CIÉRRALA! — Exclamó Steve, asustado, inclinándose hacia Tony, huyendo de la mano de Superman. El brusco movimiento hizo que el mecánico agitara la cápsula, haciendo caer el diminuto cristal. Steve no pudo más y se incorporó. Clark también lo hizo, buscando desesperado el cuerpo del capitán.

— ¡Steve! ¡Basta! — Stark se desesperó. El rubio se replegó al menor, en busca de protección, mientras Tony buscaba con la mirada la piedra antes de que volviera Bruce.

Kent también se levanto, dirigiéndose al capitán, relamiendo sus labios. Steve dio un grito ahogado, conocía muy bien los poderes del alienígena como para estar realmente asustado. Tony continuaba rastreando la kryptonita. Clark se aproximaba y Steve huyó al momento en que el castaño se agachaba debajo de la mesa, haciendo más fácil su búsqueda.

Kent frunció el ceño, su presa había escapado. Pero ahí estaba Stark. Posó la mirada en sus redondos glúteos. No se controló y apretó ambos con sus manos. Tony se alarmó, intentando levantarse, por lo que se golpeó la cabeza contra la mesa.— ¡HEY!

Steve enfureció. Volvió, lanzándose contra Clark como si se tratara de un toro, empujándolo y así apartándole de Tony.— ¡NO TE ATREVAS A TOCARLO! — Tomó al mecánico de forma protectora, halando también del mantel, haciendo que todo lo que se encontrara encima cayera.

Tony trató de localizar con la mirada la kryptonita, pero ahora sería más complicado. Steve le rodeó por la cintura, acercándolo lo más posible a su cuerpo. De su reloj de pulsera apareció un escudo holográfico, interponiéndose entre ellos y Superman.

— ¿Steve, qué estás haciendo? — El aludido mantenía la mirada en el reportero, quien ahora parecía hambriento.

— ¿Qué más? Te protejo. Superman enloqueció.

Tony escudriñó con la mirada a Clark. Ceño fruncido, sonrisa maniaca, pose de ataque y... una enorme... enorme erección. Pasó saliva, no deseaba ser violado por el hombre de acero, ni mucho menos que lo intentara con Steve. Liberó su brazo derecho, de la muñeca, más específico su reloj, se transformó en parte de su armadura, apuntando a Kent con su rayo repulsor.— No eres el único que trajo juguetes, Stevie.

Los tres estaban listos para luchar. A cualquier índice de movimiento atacarían. El ambiente era tenso. Debido al estruendo muchos de los trabajadores habían acudido, pero se escabulleron en la cocina gracias a una feroz mirada de Steve que indicaba que no se acercara nadie. Ni siquiera se aparecieron los guardaespaldas, pues desde las ventanas observaban y nadie deseaba entrometerse.

Hubo un sepulcral silencio, únicamente interrumpido por los pasos de Bruce, quien frotaba sus manos al colocarse algo de loción.

Se detuvo en seco, analizando la situación y después suspirando exhausto.— No de nuevo... — Susurró y tanto Tony como Steve no supieron cómo interpretar aquello.— Les dije que la kryptonita rosa era en extremo peligrosa. ¿No saben seguir indicaciones?— Tomó el nudo de su corbata y comenzó a deshacerlo, dejándola caer al suelo y desabotonando su saco y camisa.— Yo lo distraeré. Capitán, despeje el lugar. Stark, encuentra la kryptonita, séllala y dámela. No volveré a confiar en ustedes para algo tan importante.— Ambos vengadores le miraban confundido.— ¿Qué esperan? ¡Muévanse!

Se separaron guardando sus armas. Steve corrió a la cocina, guiando hacia el exterior a los civiles, prohibiéndoles pedir ayuda en el exterior, al igual que al equipo de seguridad y cerciorándose de que no los observara la prensa. Al finalizar volvió con Tony, esperando no volver demasiado tarde, pero casi se desmaya al presenciar la escena que ocurría dentro.

Wayne había llamado a Clark, semi desnudo y sin intenciones de huir, haciendo que desviara su atención de Tony. El kryptoniano se abalanzó como un león contra Batman, derribándolo sobre otra de las mesas, devorando su boca en un apasionado beso, tocando, acariciando y apretando su cuerpo.

Bruce correspondió, profundizando también el contacto entre sus bocas, danzando sus lenguas en un baile que asemejaba una lucha por quién tomaba el control. Acariciaba su espalda, halando como si quisiera arrancarle sus prendas.

Steve se encontraba estático. Jamás había presenciado un acto como ese, mucho menos tan de cerca. Por un instante pasó por su mente un pensamiento fugaz, imaginándose así con el mecánico. Ese día al comenzar, consideraba a Clark y Bruce como los justicieros más implacables, aliados y personajes a quién temer. Al comenzar el día, no sabía que técnicamente había estado casado ni que a ojos de la ley tenía un hijo, así qué... ¿por qué no? Al finalizar tenía frente a sí a Batman y Superman frotando sus cuerpos uno contra el otro, jadeantes, sudorosos, con miradas cargadas de lujuria y a un Tony agachado, buscando una roca que había iniciado ese frenesí sexual.

Reprimió sus deseos, no iba a ser su primera vez con Tony sobre restos de comida y al lado de los líderes de La Liga de la Justicia.

Aunque se sentía muy tentado a ello...

Se acuclilló, buscando el cristal al tiempo que escuchaba más gemidos placenteros detrás, respiraciones entrecortadas y la temperatura del ambiente aumentaba.

— ¡La tengo! — Tony halló la kryptonita incrustada en un trozo de langosta. Rápidamente la introdujo a su cápsula y la cerró. Ambos dieron la vuelta y observaron a Wayne ya con los pantalones a la rodilla, Kent con el torso descubierto y aún con la entrepierna a punto de explotar mientras giraban sobre la superficie plana, luchando por quién sería el activo en aquel encuentro sin dejar de besarse y morderse tanto los labios como el cuello y los hombros.

— Ahm... Batsy... Sup...

— Ya tenemos la kryptonita...

Intentaron llamar su atención y ambos se detuvieron. Bruce empujó a Clark y de forma seria comenzó a vestirse de nuevo. Kent ajustó sus gafas y lo imitó. Fueron los minutos más incómodos en la vida de Steve y Tony.

El restaurante era un desaste, comida por el suelo, platos y copas rotas, mesas esparcidas por doquier, empleados aterrorizados y la prensa aún esperando fuera.

— Lo... lo siento mucho...— Clark se disculpó, aún no podía mirar a la cara a nadie.

— No te disculpes. Ellos fueron los causantes de todo esto.— Bruce les miraba con desprecio. Tony no lo podía tomar en serio, no con marcas de dientes en el cuello y los labios hinchados de tanto besar, además de su cabello alborotado.

— Algo me dice que les hicimos un favor. ¿Ya había ocurrido?— Tony comenzó a reír, más por el evidente sonrojo en Clark.

— Así fue como descubrimos lo que hacía la kryptonita.— Kent susurró y Bruce lo amenazó con la mirada.

— Ya no hables, granjero.— Los dientes de Wayne rechinaban.

Tony casi comenzaba a llorar de tanto reír.

— ¿Cuáles son sus efectos con exactitud? — Steve continuaba curioso.

— Sentirse atraído por especímenes de su mismo sexo, elevando su libido.— Respondió secamente, Wayne.

— Estabas en celo, Clarkie. Aún lo estás.— Señaló Tony la entrepierna de Superman y éste se cubrió con las manos, haciendo molestar más a Bruce.

— Ya deberíamos marcharnos.— Steve se interpuso, no deseaba otra pelea.

— Sino quieren un acto de guerra, dígannos por qué trajeron la kryptonita y también dénmela.— Bruce extendió su palma. Tony de mala gana le dio la caja, rodando los ojos.

— Por la misma razón que ustedes se metieron en mis archivos.— Escupió las palabras, Tony.

— Sólo era curiosidad.— Steve se encogió de hombros, Bruce sólo gruñó.

— Ahora tenemos algo en común, guardaremos el secreto. Nadie dirá lo que ocurrió aquí.— Fue la solución a la que llegó Clark.

— Hecho.— Tony cruzó sus brazos y los cuatro se dirigieron a la salida, no sin que antes Ironman y Batman sobornasen a los empleados, pagando también por el desastre.

Fuera y bajo las luces de las cámaras, los cuatro se despidieron, estrechando sus manos.

— Lo siento, Tony. No era yo bajo los efectos de la kryptonita.— Susurró Clark a Stark.

— Descuida, no creí que pasaría. Pero si me lo preguntas, deberías continuar con eso cuando te marches con Bruce.

— Es... algo delicado. Espero que no me odie por esto.

— Le vi muy feliz en esa mesa. Inténtalo o en la próxima reunión yo mismo le arranco esa pijama deprimente y los encierro en una cámara de contención.

Superman rió y palmeó a Tony.— Te voy a extrañar.

— Me lo dicen muy a menudo.

— Lamento el incidente, debí reprimir a Tony.— Steve hablaba con Wayne antes de marcharse.

— Que no ocurra de nuevo, capitán.— El rubio asintió apenado.— Y espero que ustedes solucionen su tragi-comedia. Hacen una buena pareja.— Steve se sintió expuesto, sólo entreabrió los labios para replicar, pero no pudo hacerlo.

— Nos vemos en un mes. Y Clark, hazme quedar bien, estaré esperando tu artículo.— Tony se despidió una vez más. Ninguno se acercó al resto de los reporteros, adentrándose a sus vehículos. El castaño se desplomó en su asiento, Steve se sentía de nuevo incómodo.— ¿Cap, qué ocurre?

— Aún tengo mucho por procesar.— Clavó la mirada en el suelo. Tony se aproximó mientras la limousina comenzaba a andar.

— ¿Quién crees que sería el activo? Yo apuesto por Wayne.

Steve sonrió, mirando a los ojos a Tony.— Por supuesto que no. Clark es más fuerte, tiene que ser él.

— Bruce es más inteligente, seguramente sabe dónde tocar para hacer enloquecer de placer a Sup.

— Pero Superman es más grande y agresivo. Bruce sólo quiere ser consentido y Kent no se lo va a negar.

— ¿Quieres apostar? — Tony posó una mano sobre la del capitán.— Tengo en mente un experimento con sujetos parecidos a ellos.

Steve sentía el cálido aliento del millonario sobre sus labios, ambos rozándose al hablar.— ¿Qué gano yo, Stark?

— Serás el de arriba...

— Acepto.

Ambos sellando el trato en un ardiente beso.

Las limousinas ya habían aparcado, sus conductores terminado su jornada, ninguno había descendido. Ambas parejas meciéndose al ritmo de la pasión. Sin duda una anécdota en su próxima reunión, motivo de más disputas entre héroes tan similares.