Los personajes de Twilight no son míos sino de Stephenie Meyer, yo solo me divierto un poco con ellos.


Capítulo beteado por Yanina Barboza, beta de Élite Fanfiction (www facebook com/ groups/ elite fanfiction)


~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~CP~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Despues de tanto tiempo, la secuela de Tres son Multitud, espero que la disfruten tanto como yo disfruto escribirla para ustedes

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~CP~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Capítulo 1

Cristopher enfermó días después de regresar de Hawái.

Paulette fue la primera en darse cuenta de que estaba con gripe, ya que como todas las mañanas desde que había llegado, fue a molestarlo apenas estuvo despierta. Cristopher le repetía que debía tocar la puerta y esperar a que él la dejara entrar, pero Paulette hacía lo que se le venía en gana.

Pero esa mañana aprendió la lección. Se subió a la cama y comenzó a saltar junto a él intentando quitarle las mantas que lo cubrían, Cristopher no se sentía bien, así que cuando Paulette por fin lo destapó, se topó con Cristopher estornudándole en la cara.

Paulette chilló y salió de su habitación para limpiarse los gérmenes de la cara.

Carmen apareció minutos después en su habitación.

—¿Te encuentras bien, Cristopher? Paulette ha salido despavorida del cuarto gritando que tenía gérmenes en el rostro.

—Estoy bien —protestó cubriéndose con la manta—, solo estornudé antes de que pudiera taparme la boca y tengo frío.

Carmen llevaba cuidando niños desde muy joven, conocía sus facetas y aunque Cristopher era un niño tranquilo —todo lo contrario de la pequeña pilluela que estaba saltando en su habitación buscando sus pantuflas de unicornio—, el cubrirse con las mantas y acomodarse en posición fetal le decía que las cosas no estaban del todo bien.

El clima no correspondía al frío que tenía Cristopher, además la noche anterior le había sugerido a Bella que había cenado demasiado poco y tal vez podría contraer un virus, ahora, al ver al niño acurrucado en la cama, supo que sus sospechas habían sido ciertas.

Pensó en el número del pediatra de Paulette, el mismo al que habían llevado a Cristopher a hacerse el chequeo médico para el colegio, podía llamarlo y que viniera a una visita domiciliaria, pero años de sabiduría la respaldaban.

Una hora después tenía a Cristopher profundamente dormido después de darle una buena cucharada de ibuprofeno, un ligero almuerzo, un baño con agua tibia y meterlo a la cama con sábanas limpias y frescas.

Había protestado pues tenía frío y quería cobijarse, pero con treinta y ocho grados de temperatura, Carmen sabía perfectamente lo que debía hacer.

Paulette se mantuvo alejada del cuarto de Cristopher, incluso había tenido que soportar la pastilla que Carmen le dio para prevención.

—No es justo, señorita Carmen, yo no estoy enferma y a Cris no le diste esto.

—No discutas, Paulette, o te daré del medicamento que le di a tu hermano.

Paulette sabiamente se mantuvo callada, y siguió jugando con su colección de muñecas que aumentaba considerablemente con cada visita de Holly.

Horas después cuando Edward y Bella llegaron para comer con sus hijos, se toparon con la noticia de que Cristopher posiblemente tenía una infección estomacal.

—¿Has llamado al médico? —preguntó Edward, pues Bella había subido las escaleras inmediatamente.

—Se acaba de ir hace diez minutos, le recetó unos antibióticos; cuando su temperatura subió llamé al médico de inmediato, aunque estuvo de malas todo el rato.

—¿Estaba desvariando?

—Para nada, señor Edward, era como ver a la señora Bella discutiendo, ese niño no dejó que el médico le revisara la garganta con la tablilla de madera.

—Le dijo que él sabía abrir muy bien la boca y que si le acercaba esa cosa, entonces tendría que irse porque no lo dejaría revisarlo —habló Paulette aún en los brazos de Edward—. El doctor no le dio una paleta por ser un niño bueno.

Edward no pudo mostrarse sorprendido por la actitud del niño, era digno hijo de Isabella, se hacían las cosas a su modo o simplemente no se hacían.

—¿Tú cómo te sientes, princesa, también necesitas que el medico te revise?

—Yo estoy muy bien, como el abue Charlie dice, soy sana como un conejo.

—Es caballo, sana como un caballo.

—Es que a mí me gustan los conejos, papi.

Carmen y Edward se rieron sin poder evitarlo.

Bella entró a la habitación después de dar dos toques y no recibir respuesta, la habitación que una vez estuvo decorada con Pocoyó, había cambiado drásticamente a superhéroes y estanterías con historietas que Cristopher no se cansaba de leer una y otra vez, colección que crecía cada semana cuando Edward los llevaba a él y a Paulette a la tienda de cómics.

Cinco minutos después, Edward entró a la habitación encontrándolos en la misma posición.

—Paulette y yo nos estamos muriendo de hambre, si no bajan nos comeremos su plato.

—Ya vamos, solo estoy esperando a ver cuánto puede fingir estar dormido.

—¿Cómo lo supiste? —preguntó Cristopher abriendo los ojos y mirando a Bella y Edward que se reían—. No me moví, mis ojos estaban cerrados.

—Soy tú mamá, sé cuándo estás fingiendo y cuándo no lo estás, solo quería ver cuánto tiempo tardabas en reírte.

Cristopher bufó sentándose y cruzando los brazos.

—Vamos abajo, Paulette nos está esperando para comer.

Cristopher asintió, pero antes de que pudiera buscar sus pantuflas, Edward lo tomó en brazos y lo sacó de la habitación.

—Puedo caminar.

—Lo siento, pero si estás enfermo tienes cierto permiso para que mamá y yo te llevemos en brazos a donde necesites ir.

—¿Y si necesito ir al baño? —preguntó arqueando una ceja—, ¿también me llevarás?, porque ya no soy un bebé para que me ayudes.

—Te dejaré sobre la alfombrilla y esperaré afuera hasta que termines, ya sabes, cosas que mamá y papá hacen por ti.

—No me convences, Edward.

—Demasiado parecido a tu madre —murmuró Edward causando la risa de Bella.

La gripe duró algunos días más, con miedo a que Paulette se contagiara y sabiendo que su gripe podía llevarla al hospital, Edward se la había llevado al trabajo.

Días de papi e hija, a ambos les encantaba la idea.

Cristopher había estado encantado con la idea de que no tendría que escuchar los gritos de su hermana cuando quisiera dormir, le encantaba saber que toda la casa se quedaba en silencio, y Carmen y Matilde procuraban hacer la menor cantidad de ruido para no perturbar su sueño.

Él, como la mayoría de los niños de las casas de acogida, sabía que muchas veces los adultos no podían cuidarlos cuando enfermaban, por eso mismo era normal que pasaran los días en la cama después de visitar al médico y sin importar cuánto les doliera la cabeza o lo molesto que podía ser en ocasiones compartir cama mientras sentían el cuerpo dolorido, nadie se preocupaba por guardar silencio para que descansaran y pudieran recuperarse de la gripe.

Mientras tanto, Paulette estaba maravillada con la idea de acompañar a su papi al trabajo, era una oficina grande y a diferencia de la de su mami en donde Angela no la dejaba jugar con nada y la mantenía en el sofá blanco junto a la puerta, Jessica —la secretaria de su papi— jugaba con ella y la sentaba sobre sus rodillas frente al escritorio cuando su papi tenía que atender a un cliente importante y ella no podía estar presente.

—¿Puedo venir más seguido a tu trabajo?

—Tal vez, todo depende de que seas una niña buena y te portes muy bien.

—Soy una excelente niña y no hay otra niña mejor portada que yo en todo el mundo… eso dice la abue Holly.

—Claro que lo eres, dulzura.

Esme se presentó al segundo día en la casa de Edward para visitar a sus nietos, encontrándose solo a Cristopher jugando con la consola —que Edward le había regalado— en la sala principal.

—Hola, cielo —le besó la mejilla—, no me digas que te has puesto malito.

—Ya casi estoy curado, abue Esme.

—Me alegra mucho escuchar eso. ¿Dónde está Paulette? Es extraño que no esté aquí intentando quitarte el control.

Cristopher se rio y asintió, si su hermana estuviera ahí, la tendría pegada a él y pidiéndole jugar una partida, terminaría cediendo después de una hora escuchando a Paulette rogarle.

—Acompañó al señor Edward al trabajo —respondió Carmen—, los señores quisieron evitar que Paulette se enfermaran, temen que se complique por…

Esme asintió cerrando los ojos y haciendo puño una mano, sabía perfectamente la causa. Le molestaba demasiado saber que su hijo le contara a la niñera un asunto tan delicado como la drogadicción de Jasper y Alice y las consecuencias que tuvo en la niña, aún era difícil aceptar que su nieta era frágil por culpa de su hijo y nuera.

Al día siguiente no fue sorpresa para nadie que Rosalie apareciera en la casa pidiendo llevarse a Paulette con ella.

—Si el niño está enfermo lo mejor es que Paulette se mantenga lo más alejada de él, es por su salud.

—Lleva casi una semana con gripe —respondió Bella rodando los ojos—, está por terminar y Paulette no tiene ningún síntoma, no hay razón para que te la lleves.

—Edward se la lleva a su trabajo, y una oficina no es lugar para un niño.

—El lugar de un niño es junto a sus padres y Edward es el papi de Paulette —habló Bella jugando con un mechón de su cabello, sabía perfectamente qué puntos picar de Rosalie para que explotara—, así que ella está perfectamente bien en la oficina.

—Ustedes no son sus padres —protestó la rubia.

—Pero qué dices, si me ha llamado mami esta tarde al teléfono, y créeme que no fue ninguna imaginación mía.

Rosalie abandonó la casa para alivio de Bella y Cristopher.

—¿Siempre es tan molestosa? —preguntó cubriéndose con la manta que Carmen había llevado para que tomara una siesta en el sofá.

—Normalmente, pero si la ignoras se vuelve más tolerante.

—¿En serio?

—No, para nada, pero es mejor mentirme a pensar en su voz chillona.

Cristopher se rio y regresó su vista a la pantalla de televisión en donde pasaban Dragon Ball Z.

Para el sexto día, Cristopher estaba prácticamente curado, aunque aún tomaba medicina y una que otra siesta que Carmen consideraba prudente. El pediatra de Paulette aseguró que la niña se encontraba en perfecta salud y las probabilidades de contagiarse de la gripe de Cristopher eran casi nulas.

Aun así, todos prefirieron mantenerse precavidos y evitar que Paulette estuviera tanto tiempo junto a Cristopher, él estuvo de acuerdo después de que Edward le explicara de manera sencilla que Paulette podía enfermarse gravemente por una pequeña gripe como la que había tenido él.

Carmen se encargó de mantenerlo en cama, le llevó el caldo de pollo y se aseguró de que se tomara las medicinas.

Cris no protestaba, obedecía a Carmen sin chistar, aun cuando Paulette hacía gestos y sonidos de vómito cuando Carmen le llevaba la medicina y cuchara.

—Ni siquiera la vas a tomar tú.

Paulette se encogió de hombros y siguió haciendo malas caras a la medicina.

Pero, así como Cris era un niño bien portado estando con Carmen, apenas el reloj de su habitación marcaba las siete de la tarde y no escuchaba el conocido motor apagarse, su humor se veía drásticamente afectado.

Cada minuto que Bella tardaba en llegar a casa, era un minuto de enojo del niño.

Edward se reía al verlo enfurruñado, podía hacerse el niño fuerte e independiente, pero seguía siendo el mismo bebé posesivo al que le molestaba que su mami le diera besos a papi, aún recordaba la manita de Cris tapando los labios de Bella para que no se besaran.

¿Dejas que mami me dé un besito, patito? —preguntó Edward intentando ocultar su risa.

Mami mía, beshosh miosh, tolos miosh, miosh.

Ese pequeño patito amoroso seguía viviendo en el interior del niño malhumorado que se negaba a mirar a Bella por haber llegado casi una hora después de su hora acostumbrada, ni siquiera él siendo su esposo, le había hecho panchos por su hora de trabajo, la vida cambiaba cuando tenías hijos.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~CP~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Primer día de clase.

Paulette sería una niña de segundo grado mientras que Cristopher en cuarto grado sería el nuevo del colegio, estaba bastante nervioso y algo asustado, no importaba cuánto Paulette le dijera lo divertido que sería.

No había ido a muchas escuelas a lo largo de su vida, a veces duraba tan poco en las casas de acogida que los señores de la casa ni siquiera se molestaban en inscribirlo a la escuela.

Pero ahora estaba ahí, vistiendo un pantalón azul marino, con camisa azul cielo, un saco, corbata y zapatos negros nuevecitos, la mochila con la imagen de un videojuego esperaba en la sala junto a la morada y llamativa mochila de Paulette.

Aún era temprano, Bella lo había despertado y ayudado con el uniforme, solo Bella y Edward tenían el permiso de verlo en calzoncillos, los demás debían permanecer alejados.

Ahora estaban en el desayunador de la cocina, Cristopher movía de un lado al otro su cereal de bolitas de chocolate, Paulette estaba enfrente de él disfrutando su cereal de arroz inflado con pequeños malvaviscos con forma de corona mientras balanceaba sus pies; en la pequeña televisión de la cocina, estaba un programa infantil que a ambos les gustaba, pero esa mañana Cristopher ni siquiera le estaba prestando atención.

Primer día del colegio y no quería ir.

No quería ir y, por lo tanto, no le gustaba nada de lo que traía puesto, no importaba cuánto Bella le hubiera dicho lo guapo que se veía o que Edward lo hubiera ayudado con la corbata, en ese momento estaba enojado con ambos por obligarlo a ir a un colegio que no conocía, detestaba ser el nuevo.

—¿Por qué tengo que usar corbata? Es tonta.

—Papi la usa —murmuró Paulette distraída con la televisión— y él no es tonto.

—Pero él es adulto, yo no.

—Todos la usan en el cole.

—Tú no.

Paulette lo miró con los ojos entrecerrados.

—Todos los niños la usan, yo uso falda, aunque si quieres yo puedo usar la corbata y tú la falda, creo que te verías muy lindo.

Cristopher rodó los ojos decidiendo ignorarla, al menos la falda no era ridícula como la corbata, iba solo a un salón de clases, no entendía por qué necesitaba estar tan formal.

Edward entró a la cocina sirviéndose una taza de café para él y otra para Bella, que aún no aparecía.

—¿Por qué usas eso? —preguntó Cristopher apuntando al brilloso pedazo de metal que adornaba la corbata.

—Es para mantener la corbata en su lugar, se llama pisa-corbatas.

—¿Puedo usarlo yo?

—No veo la razón de por qué no, tal vez te consigamos uno.

—¿Puedo usar el que tú traes?

—No.

—¿Por qué?

—Porque me lo regaló Bella y es muy especial para mí.

—¿Qué tiene de especial?

—Me lo regaló en nuestro aniversario, tiene nuestras iniciales grabadas además de la fecha de nuestra boda, y si te fijas bien, hay un pequeño cisne dibujado.

Cristopher y Paulette se inclinaron para ver el pisa-corbatas de cerca, notando el pequeño dibujo del cisne junto a las iniciales B&E en letra cursiva.

»Lo uso cada vez que tengo una reunión importante, es mi amuleto de la suerte porque siento que Bella está cerca de mí cuando más apoyo necesito.

—Mami te hace sentir seguro —respondió Paulette recostándose contra el hombro de Edward—, por eso ella siempre usa el collar que tú le diste, es su manera de sentirte cerca de ella.

—Sí, se puede decir que así es.

Ambos niños asintieron pensativos, antes de que la voz enojada de Bella los sobresaltara a los tres.

—Creo que mamá está enojada —murmuró Edward.

—No es conmigo —sonrió Paulette sentándose de nuevo en su lugar—, ella nunca se enoja conmigo, me ama demasiado.

—Eso es cierto, ustedes terminen de desayunar o se nos hará tarde.

Bella caminaba de un lado al otro en la sala de su casa, estaba acomodando su maletín antes de ir a la cocina a desayunar con los niños, estaba tan relajada que contestó su teléfono sin preocuparse de que fuera Marcus.

Gravísimo error.

—¿Dónde estás, Isabella? —preguntó Marcus con voz contenida, eso solo significaba problemas.

—En mi casa, ¿qué ocurre?

—Ocurre, que llevo más de quince minutos esperando a mi directora contable para la junta que tenemos programada con el sindicato en menos de cuarenta minutos. ¿Por qué no estás aquí, Isabella?

—Hace una semana te dije que hoy llegaría tarde, Marcus, es el primer día de clase de mis hijos, no puedo dejarlos ir solos.

—No puedes faltar a la junta, Isabella, sabes lo importante que es.

—Entiende, Marcus.

—Entiende tú, Bella, no quiero problemas con el sindicato y desde luego que no voy a autorizar gastos innecesarios solo porque tú no estás aquí, eres la voz de la razón, no querrán llegar a un acuerdo si tú no estás aquí.

—No alcanzo a llegar, Marcus, es el primer día de mis niños.

—Tienes que estar aquí, te pago para que seas puntual y responsable con tu trabajo.

—¡Soy condenadamente responsable en mi trabajo!, no tienes ni una queja de mí.

—En este momento tengo muchas, Isabella, tienes un contrato conmigo, uno en donde dice claramente tu horario laboral, no puedes simplemente dejarme plantado en medio de una junta que llevamos semanas intentando coordinar.

—Solo te pido que la atrases media hora, Marcus, solo media hora es lo que te pido.

—La junta está programada para una duración de cuarenta y cinco minutos, Isabella, el sindicato tiene asuntos que resolver y yo también, incluso tú tienes pendientes sobre el escritorio, no quiero pensar que mi directora no está haciendo su trabajo.

—Sabes perfectamente que mi trabajo es impecable.

—Pues en este momento estás dejando mucho que desear, te quiero en mi oficina de inmediato y no acepto un condenado "no puedo". Si no podías con este trabajo no debiste aceptar el puesto en primer lugar, Isabella, tal parece que no entra en tus habilidades laborales ser directiva.

Marcus terminó la llamada antes de que Bella pudiera responder, odiaba que la dejaran con la palabra en la boca. Marcus le pagaría muy caro haberla insultado y aún más hacerla perderse el primer día de sus niños.

—¿Problemas con Marcus? —preguntó Edward abrazándola por la espalda.

—Tengo que ir a la oficina de inmediato.

Bella supo el momento exacto en que las tres personas que más amaba captaron su mensaje.

Edward dejó de abrazarla.

Paulette le pidió que por favor no se fuera.

Y Cristopher, el simplemente se quedó callado y se sentó en el sofá con los brazos cruzados.

Estaba en serios problemas.

—No quiero ir.

—¿Por qué? —preguntó Edward mientras conducía tranquilamente por las calles, aún tenían diez minutos de sobra, estarían en la puerta del colegio en cualquier minuto.

—Es tonta.

—¿Cómo sabes eso si es tu primer día?

—Solo lo sé. —Se encogió de hombros cruzándose de brazos—. ¿Podemos regresar a casa?

Edward sabía que su molestia era porque Bella no los acompañaba a su primer día de clase, Paulette lo había tomado bien después de que Bella le explicara lo estúpido que era Marcus y que debía ir para demostrarle que el único incompetente era él, incluso Edward entendió lo molesta que estaba y sintió un poco de lástima por Marcus, no sabía a lo que se enfrentaba con una Bella molesta, pero Cristopher era otra historia.

No lo iba a aceptar, pero desde que Bella dejó la casa antes que ellos, Cristopher no dejó de tener el ceño fruncido, estaba furioso con su madre.

Edward también lo estaba un poco, una cosa era entenderla y otra muy distinta era el enojo.

Paulette era la única en la camioneta que actuaba como si nada hubiera pasado.

Al llegar al colegio, los tres tomados de las manos entraron al edificio, Paulette lo conocía perfectamente así que no fue problema encontrar su salón de clases.

—Mami y yo estaremos en casa cuando llegues del colegio.

—Lo sé, papi —respondió Paulette abrazándolo del cuello—, mami ya me lo dijo antes de irse, te contaré cómo estuvo mi primer día, deséame suerte.

—No la necesitas, eres una estrella.

Paulette entró a su salón, sonriendo al ver a sus amiguitas.

Encontrar el salón de Cristopher fue algo más complicado, no ayudaba en nada que Cris ni siquiera lo buscara, pero después de siete minutos por fin lo encontraron, en el segundo piso.

—Pórtate bien, estaremos en casa cuando termines, si no sabes qué autobús tomar, alguna profesora puede ayudarte.

—No quiero estar aquí, llévame a casa.

Edward suspiró y se puso en cuclillas para estar a su altura.

—Sé que te molestó que Bella no esté aquí, lo sé, a mí también me molestó un poco, pero sabes, esa no es razón para que no tengas un buen día. Aprenderás cosas nuevas, tendrás muchos compañeros que podrán ser tus amigos, además podrás escoger un club, Paulette está en el club de fútbol, tú también puedes estarlo, será divertido y cuando regreses a casa, a mí y a Bella nos encantará escucharte.

—¿No me vas a llevar a casa, cierto? —preguntó por última vez.

—No.

—Está bien, nos vemos.

—Ten un excelente día, campeón.

Cristopher entró al salón en donde varios niños ya estaban en sus lugares y hablaban entre ellos, él se sentó hasta adelante junto a un niño que no hablaba con nadie.

Edward lo miró una última vez, antes de dirigirse a la salida.

Dejó a su patito en su primer día de clase, después de tanto tiempo por fin podía llevar a su hijo a la escuela, sabiendo que ahora cuando regresara él le ayudaría con las tareas, asistiría a reuniones familiares, sería partícipe de la vida de su niño.

Y Bella no estaba ahí para vivirlo juntos.

—Lo vas a pagar caro, Isabella —murmuró entrando a su auto—, condenadamente caro.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~CP~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Paulette corrió dentro de la casa después de bajar del autobús, saludó a Carmen que estaba en la puerta y siguió su camino a la sala en donde sus papis le esperaban listos para atraparla cuando se lanzó a sus brazos.

—Tuve un día FA-BU-LO-SO —dijo emocionada dando pequeños saltitos en el regazo de Edward—. Hice dos nuevas amigas y un niño me pidió ser su novia, pero yo le dije que no porque yo solo amaba a mi papi y a mi hermano y que no podía tener novio hasta que tuviera cincuenta.

—Esa es mi niña —se rio Edward chocando los cinco con Paulette—. Mantente alejada de ese niño.

—Está bien, papi.

Cristopher entró a la sala, dejó la mochila junto a la de Paulette y se paró con los brazos cruzados y el ceño fruncido frente a Bella que había estado mimando a Paulette un segundo atrás.

—¿Cómo fue tu primer día, cielo? —preguntó Bella intentando acercarlo a ella, Cristopher se negó dando un paso hacia atrás—. Cielo...

Cristopher salió de la sala y subió las escaleras.

»Voy con él —suspiró Bella poniéndose de pie—, cuando regrese, tú me tienes que contar más acerca de tu FA-BU-LO-SO día.

Paulette asintió emocionada.

Mientras Paulette le contaba a Edward lo mucho que se había divertido, Bella subió las escaleras.

Paulette estaba feliz con ella.

Edward había olvidado su enojo después de darle una mamada en medio de la sala a solo minutos de que los niños llegaran, era una suerte que se hubiera logrado limpiar la boca y Edward metido su miembro a los pantalones, antes de que Paulette entrara a la sala completamente feliz.

Pero Cristopher, sin duda, sería un hueso duro de roer, temía que el pequeño progreso que habían logrado se viera drásticamente afectado por la condenada junta a la que Marcus no le había dado otra opción más que asistir.

Bella tocó dos veces la puerta recibiendo un molesto y gruñón: «Pase». Cristopher estaba sobre su cama, con una historieta cubriéndole el rostro.

—¿Sigues molesto, patito? —preguntó Bella sentándose en la cama cerca de él.

—No estoy molesto, ¿por qué lo estaría?

—Porque yo lo estaría si mi mamá no me acompaña en mi primer día en una nueva escuela.

Cristopher no contestó, siguió viendo su historieta, ni siquiera la estaba leyendo, solo era una excusa para no mirar a Bella.

—Lo siento, cielo —habló Bella sentándose en la cama junto a él—, pero tenía que ir al trabajo, era muy importante que estuviera presente.

—¿Más importante que yo?

—Nada es más importante que tú.

—Si eso fuera cierto —se burló apartando la historieta y mirándola directamente a los ojos— entonces me hubieras acompañado al cole.

—Lo siento, odié no poder estar ahí contigo, realmente lo siento. —Acarició su mejilla inflada y sonrojada—. ¿Me perdonas, patito?

Cristopher la miró fijamente, estaba molesto con ella, furioso lo definiría mejor, pero sentir su tibia mano acariciando su mejilla lo estaba calmando lentamente.

Durante mucho tiempo estuvo solo cuando se enojaba, nadie le preguntaba cómo se sentía ni le importaba la razón de su enfado, pero Bella siempre estaba detrás de él, nunca lo dejaba solo cuando estaba molesto, intentaba contentarlo y eso lo enojaba.

Le enojaba que Bella no hubiera estado con él.

Que no lo defendiera de los niños más grandes.

No tenerla con él cuándo tenía un mal día.

Le enojaba tanto darse cuenta de que no podía estar enojado con ella por mucho tiempo.

Le molestaba que le gustara que lo llamara patito.

Cristopher suspiró y asintió levemente.

—¿Quieres contarme cómo fue tu primer día?

Cristopher rodó los ojos poniéndose de pie para dejar el cómic en su estantería.

—Mis compañeros son unos tontos, no quiero ir más.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~CP~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~


Hola de nuevo!

Las travesuras de Paulette regresan y ahora no estará sola, sino que Cristopher se une, ¿Qué tramaran estos dos?

Patito se ha enfermado y por lo visto sigue siendo el nene consentido de sus papis.

Primer día de clases de patito y Bella ya reprobó en su primera tarea, muy mal Bella, muy mal y tal parece que a Cristopher no ha tenido un buen día, ¿O será simple berrinche?

Ya veremos.

Yanina, eres la mejor, nunca me cansare de decirlo, gracias por la revisión del capitulo

Déjenme sus comentarios, opiniones, criticas, teorías (si, aún hay varias que no han *inserte risa malvada*) o lo que quieran compartir conmigo en un review.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~CP~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~


ANUNCIO IMPORTANTE!

¿Notaron que en el capitulo 20 de EMB, dije, hasta la próxima actualización?

Como sabrán, la universidad me deja poco tiempo para escribir, muy poco tiempo, no pienso abandonar ninguna de mis historias, ni dejarlas en hiatus, tendrán actualizaciones todos los sábados pero será de una historia distinta a la vez.

¿Qué quiero decir con esto?

Este sábado comienza la secuela, así que para el siguiente, tendrán el capítulo de EMB y así sucesivamente.

Ya sé que tal vez no crean que sea la mejor decisión que he tomado, incluso piensen que estoy cometiendo una estupidez, PERO, considerando que llevo aplazando la secuela desde Enero porque no había podido escribirla como es debido, tome la decisión de presionarme para centrarme en los capítulos y poder terminarlos

Espero que me entiendan, además EMB, va a buen ritmo, así que tal vez les sorprenda con capítulos extra, no sé, ustedes déjenme saber su opiniones en un review.