«Boku no hero academia no me pertenece, sólo juego con los personajes de Horikoshi Kōhei».

«Universo combinado con el Omegaverse y la enfermedad ficticia Hanahaki».

«El Hanahaki aquí es llamado por "Ninfa Cloris"».

Si estoy pecando en el OOC, perdónenme y háganmelo saber, quiero evitar ese camino.


VIII

Bakugou ni se limitó en observarlo y continuó su camino ya que no deseaba perder el tiempo porque sin duda el maldito nerd ya lo estaba esperando donde le indicó, pero aun así ese sujeto de nuevo le evitó el paso.

—¡Es en serio que necesito que esperes! —dijo con fuerza Kaminari con sus brazos abiertos y un poco menos más nervioso que antes, el valor resurgía por su objetivo o eso sentía él en ese momento—. Te pido sólo…

—¿Quieres que te mate, bastardo? —farfulló ante lo insistente, ¿no entendía que no le importaba ni una mierda lo que le quisiera decir? En está ocasión sólo lo apartó con brusquedad.

—¡Puedes matarme después de que hables conmigo! —sugirió Kaminari con sus manos juntas rogando que aceptara escucharlo y a la vez suplicando que no tomara en serio a sus propias palabras. Deseaba vivir por muchos años, tanto así que vería a sus nietos.

Katsuki sin problema lo tomó por el cuello de esa chamarra y dijo—: Estorbas, basura, estoy ocupado.

—N… Tranquilo, sólo quiero cinco minutos… ¡Sí! ¡Sólo necesito cinco! —Tal vez le causaba mal rollo toda la apariencia de Bakugou, pero ya estaba dispuesto a morir o ser golpeado así que esas amenazas o insinuaciones a una, no le afectaban tanto, por eso mismo le hablaba de una manera relajada aun siendo tomado por el cuello.

—Te estoy diciendo que no tengo tiempo, ¡¿qué mierda no entiendes de ello?! —gritó empujándolo y con grandes zancadas avanzó, Denki obviamente aun tambaleando le siguió y antes de que le volvieran agarrar por la ropa una mujer de cabellos rosas se interpuso entre los dos.

—No hagas nada, yo le detendré —dijo con una sonrisa tranquila, pero su expresión mostraba reproche, seguramente por su actitud sobre el desconocido, por su lado Katsuki sólo casqueo la lengua y sin mirar al sujeto continuó su camino.

—¡Espera Bakugou! —gritó Kaminari ignorando a la joven.

—¡No estés jodiendo, desgraciado loco! —Fue lo último escuchó el rubio de parte de Katsuki.

Cuando la chica había mencionado que lo detendría no lo tomó en serio, en realidad, no le importaba qué lo intentara porque él iba a seguir sí o sí a Bakugou, pero no espero que otra persona le detuviera el paso junto a la mujer.

—Lo siento mucho, pero Bakugou no está de buen humor hoy —agregó un joven de cabellos negros—. Aunque parezca que nunca lo está, tiene sus momentos.

—Además que odia llegar tarde, sobre todo si se trata de una cita —Agregó la joven de cabellos rosados.

—¡¿Cita?! ¿Tiene una cita? ¿De esas en las que son comunes entre las parejas? —Los dos jóvenes vieron al rubio extrañados ante el cambio de actitud con tan sólo una palabra, pareciera que realmente le afectara que su amigo tuviera una cita para estudiar o algo así les había dicho Bakugou a ellos. Sero y Ashido intercambiaron miradas preguntándose entre ellos si conocían al rubio que tenían como prisionero entre sus brazos, pero ni uno de los dos parecía reconocerlo de algún lugar.

—Sé que suena un poco grosero de nuestra parte, sobre todo porque estamos reteniéndote, pero ¿Qué tipo de asunto es el que tienes con Bakugou? —preguntó ella muy curiosa y confundida.

—Y, ¿de dónde lo conoces? —Agregó el joven pelinegro.

Kaminari ignoró las preguntas ya que por su mente estaba pasando diferentes problemas si ese tipo estaba en una relación, era la peor situación, entonces recordó que en el formulario Midoriya había puesto que no tenía pareja y compartían clases, de alguna u otra manera se podía enterar de algo como eso ¡Más si estaba interesado románticamente!
Sólo dejaba la opción que estaba por tener una y que el pecoso no conocía de ella, si ese era el caso aún tenía tiempo para hablar con él y estando ahí lo perdía. Así que con mucha brusquedad apartó a los dos que igual bajaron la guardia al verlo tan quieto, comenzó a correr en dirección por la que se fue Bakugou, necesitaba alcanzarlo.

Izuku contestaba los mensajes de su madre y Uraraka, al parecer Todoroki se resfrió y la castaña planeaba ir tan pronto acabara su última clase, sonrió ante ello porque se imaginaba a la chica yendo de salón en salón para saber las razones por las cual su amigo no fue a clases, hasta pudo ir a ver a los maestros para ello. Ochako se preocupaba por todos a su manera, una muy sincera que podía desgastarla y lo sabía bien… Ella se quedó los cuatro días junto a su madre en el hospital en su primer marchitamiento, ella es la única que cambiaría de papeles sólo porque no desea ver sufrir a los que quiere.

Se sobresaltó por el repentino agarre en su muñeca, esta persona lo arrastraba con fuerza, obviamente luchó para zafarse y estuvo por golpearle el estómago cuando lo reconoció, usaba un gorro extraño que le cubría bastante, agregando que no le dijo nada y sólo lo arrastraba por la banqueta hasta donde estacionó su motocicleta. Del pánico llegó el enfado ¿Quién su sano juicio no le dice nada a la otra persona? ¿Qué hubiera pasado si le hubiera pegado para huir?

—Bakugou, me asustaste…

—Lo pude notar —Soltó la muñeca contraria.

—Me asustaste —dijo en un tono más serio, el rubio parecía ignorarlo y eso le estaba molestando un poco más.

—Bakugou, me…

—Te oí la primera vez —Le cortó el rollo, entendió a donde iba esa actitud huraña y él ya estaba molesto por ese tipejo rubio que lo retraso, los dos se estaban mirando fijamente y ni uno de los dos tenía planeado hablar al parecer. Pero al final Midoriya sólo se limitó a suspirar.

—No estuvo bien —masculló el pecoso.

—Ya —contestó el rubio.

—¿Algo te retraso? Es extraño de tu parte que llegues tarde a cualquier cosa, en clase siempre estas a tiempo y…

—Ponte esto —Volvió a interrumpirlo entregándole de nuevo un casco, Midoriya un poco confundido y molesto por la actitud del rubio sólo se dispuso a hacer lo pedido.

—Al menos di por favor —susurró, el otro lo miró de mala manera, pero el pecoso no se arrepentía por lo dicho y prefirió agregar—. No todo tiene que ser ordenado y…

—¡Sólo cállate y súbete a la maldita motocicleta! —Bakugou pudo ver la expresión de disgusto de Izuku, éste se colocó el cascó, pero no se acercó a la moto, el rubio gruñó con fastidio al entender lo que planeaba ese idiota, se enfureció y apretó con fuerza los manubrios de la motocicleta.

—¡Que te subas a la desgraciada moto, por favor! —Izuku trató de no reírse sobre todo porque eso no traería nada bueno al poco humor que tenía el contrario, no podría adivinar qué fue lo que provocó ese estado, tampoco es que le estuviera dando oportunidad de saberlo.

—¿Dónde estaremos trabajando? —preguntó el pecoso subiendo y poniendo sus manos en los hombros de Bakugou.

—Mi casa.

—¿Eh? —Estaba agradecido que el casco ocultara su expresión porque sin duda estaba haciendo un gesto muy patético y avergonzado sin motivo, el contrario no dijo más, sólo arrancó con fuerza provocando que volviera a abrazarse a Bakugou.


Kaminari jadeaba y los latidos de su corazón retumbaban en sus oídos, su rostro estaba sudando y lo único que se escuchaba era el ruido de una motocicleta alejándose. Se quitó el gorro y lo arrojó a la nieve sintiéndose molesto consigo mismo como con todo. Tuvo la oportunidad en sus manos y no consiguió nada, ni siquiera pudo decir nada al respecto…

—Ni con cinco minutos lo hubieras hecho, Denki —Se recriminó con un suspiro cansado y prefirió retirarse del lugar. Mañana tenía una cita con su paciente y ese le provocaba más molestia e incomodidad, una extraña sensación poco agradable.

Mina no llegó alcanzar al rubio, lo podía distinguir a lo lejos por ese mechón tan curioso y su cabello rubio brillante, Hanta venía detrás de ella y en su mano sostenía el gorro que le vieron arrojar.

—¿Crees que hayamos hecho mal? —preguntó un poco apenada por su actitud.

—Bueno, querías ayudar a Bakugou tan pronto viste la situación, si vas a sentirte mal después no debiste entrometerte.

—Tal vez tengas razón, pero no evita que quizás no fue la mejor solución —agregó frunciendo sus labios—. Digo tal vez en serio le iba a decir algo muy importante.

—O quizás no —dijo con tranquilidad y restándole importancia a la situación—. Pero si te sientes mal, cuando lo vuelvas a ver te disculpas aunque puede que un simple lo siento no lo arregle —Le entregó el gorro de lana negro.

—Sí, gracias por tu apoyo —Sero sólo se limitó a encogerse de hombros, no había dicho nada erróneo.


Midoriya miraba con curiosidad ese pequeño espacio de tierra y ramas congeladas, le parecía tan extraño como curioso ese lugarcillo ya que era poco común que alguien tuviera algo así, tener un jardín para las plantas no era necesario ya que muy pocas podían vivir o sobrevivir en las altas temperaturas de ese país. El jardín estaba al lado de la pequeña reja que daba a la calle y antes de subir las escaleras de la entrada a la casa.

—¿Nunca habías visto uno? —Izuku se sobresaltó y se levantó ya que estaba hincado mirando las ramas, negó a la pregunta, Bakugou se cruzó de brazos—. Es de mi abuela.

—¿Tu abuela?

—Sí, ella vio dos primaveras seguidas y por eso las planto esperando una tercera, aunque nunca las vio florecer.

—Lo lamento.

—No importa, fue mucho antes de que yo naciera —Las ramas estaban cubiertas por una capa de hielo que daba alusión que esas eran sus hojas—. Mi madre las dejo aun después de eso, supongo porque le recuerdan a ella ya que mencionaba siempre lo bonitas que se verían en una próxima primavera —Bakugou miraba las ramas con una expresión que el pecoso no reconocía, pero le causaba una extraña sensación de gusto y vergüenza con sólo verlo.

—Y, ¿las vistes florecer? —Izuku volvió su atención a las ramas y esta ocasión fue el rubio que miraba al contrario, ni uno de los dos parecían percatarse de las acciones contrarias aun cuando estaban tan cerca uno del otro.

—Sí —respondió subiendo las escaleras—. Fueron lo primero que observe aquel día, luego ese sitio.

Midoriya comprendió que se refería al lugar donde lo llevó la vez anterior, aunque seguía sin saber la razón por la que lo llevo a ese sitio en primer lugar.

—¿Eran bonitas? —volvió a cuestionar, no podía evitar sentir tanta curiosidad por lo desconocido y lo interesante de todo lo que fluía de los labios de sus flores marchitas llamadas Bakugou.

—Eran flores, deben serlo —contestó sin más abriendo la puerta de la casa con su llave—. Mi abuela no sabía de qué color eran las flores porque quería que fuera una sorpresa en la siguiente primavera.

Eso llenó de curiosidad la boca del pecoso que le cosquillaron los labios mientras preguntaba—: ¿De qué color eran?

Katsuki sólo se rió de él, Izuku sintió un ligero cosquilleo por el cuerpo y dolor en el pecho, la combinación de la enfermedad con la emoción de ver a la persona que más deseaba sólo sonreírle a él, sentimientos luchando entre sí, matándolo y haciéndolo feliz.

—Ya llegue —anunció tan pronto entraba, dejó los cascos en una pequeña mesa y colgó su abrigo en un perchero, Izuku hizo lo mismo quedándose con la duda.

—Bienvenido a casa —dijo un hombre saliendo de la cocina, el pecoso se puso un poco nervioso al ver al hombre que deducía era el padre de Bakugou, trató de responder la sonrisa, pero los nervios le dominaban—. No sabía que vendrías con un amigo, katsuki.

—Da igual —Se quitó los guantes y tocó la frente de su padre, frunció el ceño al notar que la temperatura seguía igual que en la mañana cuando se fue a clases, su padre sin duda se levantó para hacer de comer importándole poco su salud—. Vete a recostar, terminare la comida.

—Estoy mejor, además sería grosero de mi parte no…

—Importa una mierda.

—Katsuki, no seas grosero con el invitado —El Rubio rodó los ojos ante ello, pero al final prefirió presentarlos—: Izuku Midoriya, mi padre —Los señaló a los dos con el pulgar.

—¡Un gusto! —Un poco alterado por esa presentación fue todo lo que pudo decir, dándose con el mayor un apretón de manos, a los ojos del pecoso el padre de Bskugou le parecía bastante calmado y amable, aunque en esos momentos lucía enfermo.

—Estoy en casa, cariño —Entró en ese momento una mujer joven y rubia que al ver la escena no tuvo que deducir mucho la situación, se acercó al pecoso y le extendió también la mano de manera amable—. Un gusto, soy Mistsuki la madre de éste —Señaló a su hijo que la ignoró.

—Izuku Midoriya.

—Ahora lárgate a recostar —Le gruñó Bakugou a su progenitor.

—¡No lo hables así a tu padre! —Lo regañó dándole un zape, el rubio gruño y estaba por contestarle, pero su madre paso de éste verificando que su marido estuviera mejor que en la mañana, pero no había cambio—. Será mejor que vayas a descansar.

—Pero…

—Ve a descansar, Katsuki se encargara de la comida —Su marido asintió un poco apenado por la situación, pero se retiró.

—¡¿Si ya estás aquí por qué mierdas tengo que encargarme yo de la maldita cocina?! —Farfulló molesto por la actitud mandona de su madre.

—Por esa razón viniste a casa tan pronto acabaron tus clases, ¿no? —El rubio trato de contradecir lo dicho, pero sólo rechino los dientes—. Yo sólo tengo una hora y media para comer, así que te sugiero que te des prisa —Agregó mirando su muñeca dándole alusión que estaba perdiendo el tiempo.

—¡No me des ordenes, maldita sea! —gritó mientras entraba a la cocina y azotaba algo, Midoriya no pudo saber si fue un traste o la tapa de alguna olla.

—No entiendo cómo es que tiene amigos que lo soporten —dijo dando un suspiró y le sonrió al pecoso—. Perdón por esta escena.

—¡No…! No se preocupe —Bajo un poco su voz al notarla alta, le ponía nervioso estar en una casa ajena, sobre todo porque era la de Bakugou, eso aumentaban sus nervios a niveles preocupantes.

La mujer sólo sonrió por la actitud del joven y dijo—: No tienes que darte ahí parado, siéntate como en tu casa.

—Muchas gracias, perdón por la interrupción —se sentó en la parte más alejada del sofá y miraba el suelo.

Al momento Mitsuki se dio cuenta que esa actitud demostraba ser como un hámster o similares y también que no era uno de los amigos de su hijo, era la primera vez que lo miraba, alguien como ese joven no pasaría desapercibido para ella.

—Ahora que lo noto, no te pareces a ninguno de los chicos que han venido a casa antes…

—¡Ah! Bueno, soy compañero de clases y he venido para avanzar en un trabajo que tenemos juntos. Me llamó Izuku Midoriya —Se levantó del asiento mientras se presentaba, ella le miraba de arriba abajo examinándolo o eso sospechaba el pecoso, a Mitsuki le causaba gracia lo nervioso que podía ponerse ese chico ya que había vuelto a presentarse y no era consciente de ello.

—Ya veo —dijo con calma y con su mano suavemente le volvió a pedir que se sentara—. Como te mencione antes siéntete como en tu casa y por favor no rechaces el comer con nosotros.

—¡No lo haré! —La mujer rió ante ello y él bajo de nuevo su voz—. Muchas gracias.


Antes de ir a casa decidió comer algo, fue a la cafetería donde se encontró con anterioridad él y Midoriya para su reunión, aunque fallida, podía lamentarse en casa después de comer y comprar algo caliente. Mientras esperaba su pedido cada segundo que pasaba en silencio le recordaba los sucesos y de cierta manera le provocaban mal sabor de boca…

«Apóyate en otros. No estarás mal si lo haces».

La voz de Yaoyorozu resonó en su cabeza, casi como si ella supiera que se estaba lamentándose por algo que no fue su culpa.
Esa mañana, antes de ir a la Fundación, él fue a visitar a su amiga que seguía en el hospital. Además que Jirou estaba ocupada con sus trabajos extras y poder ir a verla le costaba, pero él estaba para las dos, despreocupaba a Kyoka un poco y le recordaba a Yaoyorozu que no estaba sola.

Lamento mucho que no pueda ayudarte como editora de tu caso —susurró la joven mientras comía un poco de gelatina que le trajo el rubio a escondidas.

No te preocupes, hoy le voy a pedir a Ojiro, seguro me dice que sí.

Sin duda lo hará —sonrió muy despacio, aun lucia muy apagada, pero no se esforzaba para mostrar su suave felicidad. El rubio no se daba por enterado que ella seguía siendo fuerte gracias a sus palabras, le recordó que es fuerte en el momento indicado. Sólo Kaminari lo hizo.

Eso espero —mencionó un poco incrédulo pasando sus manos por su cabello, pero tampoco es que se fuera a rendir al primer rechazo.

Denki —El rubio sintió un extraño escalofrío por la forma tranquila y suave con la que lo llamó por su nombre—. Si necesitas ayuda, no dudes en pedirla.

Lo sé —contestó rápido y ella volvió a sonreír como si sus sonrisas fueran el aleteo de un colibrí.

Me refiero que un editor y asesor se deben apoyar uno al otro, él necesitara que te vaya bien en tus avances en el caso, así que sin duda tratará de apoyarte en todo lo que necesites para que los dos puedan tener un mejor empeño —Por primera vez en todo el tiempo que llevaba en esa habitación Momo tocó su mano, no duró mucho tiempo el tacto, pero si suficiente, Yaoyorozu quería expresar sus sentimientos no sólo en palabras, quería imprimir la misma sensación que él le dio a ella cuando le dijo que era fuerte:

Apóyate en otros. No estarás mal si lo haces.

Kaminari asintió sintiéndose avergonzado como si le estuviera contando algún secreto mágico aun cuando es algo que ha oído en muchas ocasiones, pero ese tacto y esa mirada parecían darle un significado mucho más profundo y único.

El rubio buscó su celular, llamaría por ayuda, necesitaba un consejo.


Ojiro salía de la sala de conferencias con algunos documentos en manos.

—Oí que ya tienes un nuevo caso.

—Me sorprendió verte en la junta, nunca te había visto en una anterior — El rubio con calma volteó a ver a Shinsou, no podría confundir la voz de éste con la de ninguna otra persona.
Los dos estaban cerca de la entrada de la sala, así que varios redactores, recepcionistas y uno que otro asesor salían de ella no podían evitar mirarlos de manera no disimulada, después de todo hasta el último caso habían trabajado juntos, ahora la encargada del nuevo caso de Hitoshi era Jirou.

—Tampoco es como que no pueda ir a una por primera vez, aunque no sea obligatoria para los asesores, Mashirao —El joven al fin lo miró a los ojos, eso era lo que buscaba el otro llamándolo por su nombre, pero duro poco el momento.

—No tengo que preguntar sobre tu nuevo caso porque estoy seguro que te va bien —agregó el rubio mirando de nuevo al suelo o a sus papeles.

—¿Hasta cuándo vas a estar con esa actitud? —Ojiro se molestó, no por la pregunta, más bien por cómo Shinsou la había formulado, sin duda le hubiera dicho muchas de las cosas que se había guardado hasta ese momento, pero su celular lo interrumpió.

—Diga —No pudo ocultar su enfado al contestar que se sintió un poco apenado al saber quién era la persona al otro lado, estaba tan furioso que no vio el nombre de quién le hablaba—. No te preocupes, Kaminari, acabo de salir de la conferencia del mes, así que puedo escucharte.

Denki le explicó su fracaso al cazar a su objetivo, cuando le prometió a su cliente que ese mismo día al fin habría interactuado con éste, pero lo único que logró fue tomar un buen cappuccino.

—Bueno, he trabajado con varios asesores, pero me han enseñado que el fin justifica los medios —Volvió a mirar a Shinsou que comprendió la indirecta.

¿A qué te refieres? —preguntó a cambio.

—Si es necesario acercarte a sus amigos para poder estar cerca de tu objetivo, hazlo —Seguían sin apartar sus miradas, parecían que estaban insultándose o algo diferente pasaba en ellas—. Puede sonar inmoral, pero tu deber es salvar a quien confió en ti, un asesor ve por el bien de su paciente aun si otros crean que estás equivocado.

Entonces…

—Acercarte a sus amigos para tu beneficio.

El silencio no se hizo esperar, apartó la mirada de Shinsou y esperaba que Kaminari tomara una buena decisión, estaba claro que beneficiarse a costa de otros estaba mal, pero a veces no había otra opción y él lo sabe en carne propia.

—Entiendo, gracias, Ojiro.

—Nos veremos después —se despidió tanto de Denki como de Shinsou. Mashirao entendía sus propias palabras, los asesores muchas veces hacían eso, pero aún estaba molesto que fuera usado tanto como lo serían los amigos de Bakugou o tal vez menos, Kaminari no era Hitoshi.


El rubio miraba su celular, su conversación con Ojiro le había ayudado, sí, pero a la vez sentía que el consejo que se le dio era algo desagradable, pero por alguna razón creyó que el contrario no se equivocaba. Después de todo él ya había hecho antes trabajos para asesores, sus consejos a estos siempre fueron simples, pero aun así ellos conseguían que su paciente y objetivo pudiera conversar solos, en muchas de esas ocasiones quedaban huecos que él siempre se encargaba de rellenar. Tal vez había descubierto la manera en la que varios conseguían a sus objetivos, quizás todos los asesores actuaban tan hipócritas alrededor de…

—¡Ah! —Dio un brincó en su lugar al escuchar ese grito, había estado ido entre sus pensamientos, aunque no fue el único que volteó a ver a la chica de cabellos rosa.

—Mira y yo creí que lo habíamos perdido —dijo el chico de cabellos azabache.

—Creí que no estarías cerca de la universidad, al menos podré regresarte tú…

—¿Lo conocen? —Kaminari reconoció la voz de Kirishima, era bastante difícil de no hacerlo tenía un tono peculiar al hablar.

—En realidad no, pero quería hablar con Bakugou —dijo Sero—. Pero este iba tarde a verse con…

—¿Te encontraste con Bakugou? —El pelirrojo se acercó a la mesa del rubio, le estaba mirando de esa manera curiosa tan similar a la de un perro.

—Algo así —contestó con decepción, pero cambio de tema—. ¿Ustedes se conocen?

—Obvio, somos amigos —La chica sonrió con orgullo, si fuera otro momento seguro que el rubio ya le hubiera preguntado por su número—. Soy Mina Ashido, él Hanta Sero y creo que ya conoces a Eijirou —Kaminari trató de sonreír, pero aún estaba con el sentimiento en su pecho de la anterior conversación telefónica.

—Denki Kaminari —contestó al final sin mirar a ninguno de los presentes y bebiendo lo que quedaba de su bebida caliente.

—Por cierto… —Mina sacó el gorro de su bolsillo de la chaqueta y se lo extendió—. Perdón por lo sucedido hace poco.

—Está bien, tampoco es que los culpe o este molesto —Tomó su gorro y se lo puso, en la cafetería estaba la calefacción, pero no estaba demás siendo él un friolento.

—Bueno, arrojaste tu gorro en un plan muy furioso —Sero imitó a la perfección a éste en el momento que lo arrojó, a cambio Kaminari seguía evitando mirarlos y seguro pensarían que estaba avergonzado por su actitud, pero sin duda era todo lo contrario, acaba de tener una conversación nada honesta con Ojiro.

—¿Tu asunto con Bakugou es importante? —preguntó la chica después de un rato en silencio y se sentaba en una de las sillas vacías de la mesa donde estaba el rubio, mientras los otros dos iban a pedir lo que iban a comer.

—Sí, lo es.

—¿De vida o muerte? —Ashido trató de sonar despreocupada, tranquila, que no se sintiera incómodo con su presencia, pero por la expresión ajena se había vuelto a equivocar, estaba por disculparse, pero a cambio el rubio respondió:

—No es algo que le incumba a otros, pero sí es muy importante para mí que él hable conmigo —dijo con firmeza, Mina le creía, transmitía una seriedad que seguramente el joven no notaba en él—. No me voy a rendir.

Kaminari seguía en un conflicto, parecía que estaban siendo amables con él por lo sucedido anteriormente, pero él luchaba por tomar o no la sugerencia de Ojiro porque ese era el perfecto momento para actuar. Entraba en conflicto y más cuando la joven chica parecía apenada por lo hecho con anterioridad; la idea de seguir el consejo estaba casi anulado de sus opciones, pero cuando mencionó si su asunto con Bakugou era de vida o muerte recordó a Midoriya, él estaba primero que todo lo demás y con un gran suspiró se limitó a sonreír.

—Me gusta esa actitud —dijo Kirishima sentándose al lado de éste, Sero le siguió.

—Amigo, debiste verlo en acción, realmente no tenía miedo aun cuando le dijo que lo iba a matar —agregó Sero.

—En realidad le dijo que si quería matarlo que lo hiciera después de hablar —continuó Ashido imitando la pose rogona del joven.

—Eso es tener valor —Continuó el pelirrojo—. Mucha gente a la primera quiere salir despavoridos de Bakugou.

—Oye, yo fui una de ellas —Mina sonaba ofendida, Kirishima y Sero sólo se encogieron de hombros y ella les dio un ligero golpe en el brazo a cada uno.

—Es divertido cuando te puedes burlarte de él —Sero continuó mientras sobaba donde fue golpeado, él mencionaba eso porque era el principal que se reía del rubio gruñón.

—Está bien, aun si me amenaza de muerte de nuevo lo única cualidad que tengo es el valor y no rendirme, creo… —dijo Denki sin mirar a nadie en específico.

—Así se habla —Kirishima le dio un golpe en la espalda que asustó un poco al rubio. Creyó Kaminari que le quería sacar un pulmón.

—Gracias, supongo —contestó tratándose de sobar la espalda sin éxito, aun le incomodaba un poco, pero todo lo que iba hacer es para cumplir su deber; ayudar a Midoriya. No quería que su vida se marchitara o alguien más se transformara como fue el caso de madre y si tenía que usar a los amigos de su objetivo, lo haría.


Midoriya bajó de la motocicleta del rubio, Katsuki la apagó y bajo de ella, al parecer quería verlo entrar en casa. Bakugou lo llevó a su hogar porque los dos se concentraron tanto en el trabajo que no se fijaron en la hora que era, al menos habían avanzado bastante, no tendrían que preocuparse por el tiempo si estaban avanzando así.

—Muchas gracias por… —Tropezó con el hielo del suelo, a veces pasa que en el pequeño portón de su casa se creaba una capa fina de hielo por las noches y que si no te fijabas podías resbalarte, no fue la excepción ese día, pero no cayó al suelo porque Katsuki lo sostuvo y ahora estaba contra la pared, sobre todo muy cerca del contrario.

—Sí que eres un maldito descuidado —gruñó, pero no sonaba fastidiado, ni molesto, es como si su tono de voz hubiera bajado un decibel que lograba sonar a preocupación o sólo eran las alusiones del pecoso, no lo podría saber, pero no pudo controlar el color en sus mejillas, tenían vida propia sólo por esa voz, además que también sostenía su cabeza para que no se golpeara contra la pared. ¿Cómo no avergonzarse con ello?

—Lo siento —susurró respirando el aire del otro, aspirando el olor de una colonia desconocida, pero tan única como esos ojos rojos que por ese instante lo estaban mirando sólo a él.

—¿Cuándo dejaras de decirme Bakugou?

—¿Eh? —Esa pregunta lo tomó por sorpresa que le costó comprenderla y por un segundo creyó que las flores dentro de él le estaban provocando un cosquilleo extraño que para nada era doloroso. Eso debería estar mal.

—Que digas mi nombre —No era ni una sugerencia, ni una petición, era una orden, de esas que a Bakugou le encantaba dar.

—¿Ahora? —Cuestionó evitando mirarle directamente, pero el otro se acercó un poco más, obligándolo a verlo.

—¿Entonces cuándo? —Aun cuando no lo grito, su voz era potente y callaba hasta los latidos de su corazón.

—Kat… —Su susurró murió antes de poder mencionarlo.

—¿Qué? —Acercó su oído a éste, estaban tan cerca que Midoriya sólo tendría que darse un empujón y besaría la mejilla contraria, en realidad quería hacerlo.

—Kats… Kats…

—¡No te oigo! —Reclamó gritándole provocando que el pecoso se asustara y gritara a cambio:

—¡Katsuki! —Se avergonzó al instante, se mordió la lengua aun cuando lo pronunció bien, sin duda era culpa del contrario que le obligo a normarlo por su nombre de la nada y además asustándolo, porque le era imposible no estarlo en esa situación. No planeaba verlo a la cara, sólo quería que lo tragara la tierra, entrar a casa y desaparecer.

—Más te vale no llamarme por el apellido, maldito —Sentenció, sólo provocó un poco más de color en su rostro cubierto de pecas.

Antes de que pudiera pasar algo más, simplemente Bakugou tomó su cascó y encendió su motocicleta dejando cohibido en su lugar a Midoriya. Ni siquiera sintió cuando se apartó de él.

—Si quieres saber de qué color son, ven a verlas tú mismo.

No proceso esa frase, pero tampoco es que le diera tiempo porque con eso dicho desapareció en la penumbra de la noche entre las luces artificiales de los faroles.


¡Actualización!

Dejaré de prometer cosas desde ya en mis notas finales porque no salen las cosas como quiero. (?)

Este sí es un capítulo largo de los que me matan las neuronas. XDD

Bueno, el próximo mes no sé si pueda sacar capítulo porque es Diciembre y eso significa fiesta aquí, fiesta allá y creo que iremos a ver a nuestros familiares fuera de la ciudad. :'v

Así que no prometo nada, como dije anteriormente, pero esperemos sí salga algo no tan corto, ni tan largo, si no, espero lo entiendan que subiré hasta el año que viene.

También debo agradecer a Eve Kurosaki que me deja sus reviews, muchas gracias por ello y los leo, me gustaría mucho contestártelos, pero no se puede así que te lo agradezco por acá. En serio gracias, me alegra mucho que te guste. XD

Sin más que decir, espero les haya gustado el capítulo y si no también, gracias. ~

Larga vida y prosperidad.