A Dragón Ball Súper.


Primer beso


Capítulo II


Era imposible imaginarse a ese sujeto siendo romántico. Desde el primer día que llegó no le vio futuro con una pareja, pero con el pasar del tiempo y medida lo iba conociendo mejor, comenzaba a imaginarse cómo besaba. Porque sí, habían estado juntos, tuvieron sexo y fue salvaje, seguro fue por amor, supuso ella. Eso no podía imaginárselo si ya lo había vivido. Pero durante todo el cortejo, mientras se revolcaban en esa cama, Vegeta nunca la besó de forma amorosa, y aunque muchas veces ella se lo pidió él nunca aceptó. Se suponían que ahora eran una pareja, desde hace cinco meses que ellos tenían encuentros carnales, pero el príncipe seguía sin besarla fuera de la cama y eso la irritaba. ¿Acaso le daba vergüenza?

Ella estaba trabajando en su laboratorio con su padre cuanto todas esas ideas se le cruzaron por la cabeza. Estaba bastante distraída, tanto que comenzó a soldar en una parte del robot que no era y, de no ser porque su padre la hizo entrar en razón, se hubiese quemado el dedo.

⸺Hija, ¿qué es lo que pasa? Te noto muy distraída, ¿todo marcha bien? ⸺indagó el hombre siempre amable. Se acercó a ella, tomó el soldador y siguió él en lo que su hija le respondía.

⸺Lo siento mucho, papá. No me pasa nada, solo estaba pensando.

⸺Casi te costó un dedo, cariño ⸺sonrió dejando de soldar⸺. Dime qué es lo que tanto te preocupa.

⸺En realidad, no es nada importante.

⸺Si estás pensando tanto en lo mismo quiere decir que es importante ⸺insistió, sacándose los guantes y los lentes negros que lo protegían de la luz de la soldadura.

⸺En serio, papá. La verdad es que es una tontería, me daría mucha vergüenza decírtelo.

⸺Está bien ⸺suspiró y luego rio⸺. Puedes tomarte el día si lo deseas, yo adelantaré algo de trabajo por ti.

⸺¿Estás seguro, papá? Es que tenía mucho trabajo…

⸺Sí, querida, no te preocupes. Puedes descansar tranquila. Cualquier cosa que necesite te llamaré, no lo dudes.

⸺Está bien, papá. Confió en ti.

Ambos se dedicaron una sonrisa, Bulma se quitó su bata, la dejó colgada en el respaldo de una silla y salió por la gran puerta reforzada. Una vez afuera cerró detrás de ella y soltó un largo suspiro. ¿Siempre sería así? ¿Nunca dejaría de pensar en eso? Era una terrícola y a diferencia de los saiyajin necesitaba muestras de afecto, aunque fuesen pequeñas y de vez en cuando.

Para su mala suerte no podía trabajar, pasar tiempo libre, o cualquier otra cosa sin pensar en esas ideas que ya comenzaban a perturbarla. Quería dejar de ser tan insistente con el mismo tema, hacer algo que hace mucho tiempo no hacía y tratar de olvidar el asunto.

⸺Eres un tonto, Vegeta ⸺gruñó en un murmuro mientras se encaminaba a su habitación para allí cambiarse y ponerse un bikini⸺. Tu nunca podrías tener una mujer, y mucho menos seré yo.

Entró en su habitación y fue directo al armario, buscó en el cajón el conjunto anaranjado que se pondría y se quitó toda la ropa hasta quedar desnuda. Cuando por fin terminó de vestirse con el bikini, se amarró una toalla a la cintura y salió sacándose la bincha de su cabello hinchado. Se sentía más libre que nunca, pese a que muchas veces salió de su habitación de la misma manera, la sensación de sentirse más femenina la hacía sonreír: sus caderas se habían ensanchado unos cuantos centímetros a su antigua medida, sus pechos también aumentaron su tamaño y había perdido unos cuantos kilos, alcanzando su peso perfecto. Podía decirse que, gracias al saiyajin, ahora era una verdadera escultura perfecta de 90-60-90. Porque estos eran los milagros del sexo.

Llegó hasta la puerta trasera de la casa y caminó fuera por el camino de piedras que conducía a la piscina. El día era perfecto, el sol brillaba magníficamente y no había ninguna nube. Podía escucharse a lo lejos los sonidos de la capital, las aves cantaban y soplaba una suave brisa veraniega. Jamás había pedido un deseo como el de la juventud eterna, y con sus veintinueve años podía decir que parecía haber vuelto a los diecisiete. Y mucho más perfecta se creía cuando, la vicepresidenta de la corporación, la jovencita más rica de la Tierra, se había apoderado de un corazón tan frío como el del saiyajin que la tomó. Aunque, esto último, no la convencía. Sin embargo, lo amaba demasiado, soportó muchas cosas de él y el hecho de que fuesen pareja muchas veces la embobaba.

Se sabía el camino de memoria, por eso caminó con los ojos cerrados sin tropezar ni dejar de relajarse en aquel maravilloso medio día. Llegó finalmente al borde de la piscina y, cuando abrió los ojos, se llevó una gran sorpresa.

Justo en la otra punta de la enorme piscina estaba ese hombre, con la cabeza echada hacia atrás, el cuerpo todo mojado y el cabello achatado. Se veía demasiado tranquilo, más de lo normal, y a juzgar por su cuerpo, aparentaba haber llegado a este lugar para tomarse el día y dejar de entrenar: estaba herido, pero no sangraba, además suspiraba muchas veces, de seguro por el dolor de sus músculos.

⸺Lo que me faltaba ⸺masculló Bulma y se quitó la toalla, la arrojó en el suelo lizo a un lado de la piscina y se echó boca arriba, con la intención de tostar su pálida piel. Era demasiado orgullosa, casi tanto como él, por lo que no iba a entrar en la piscina hasta que él se lo pidiera como el afortunado novio que era de ella. Entonces gritó para hacerse notar⸺: ¿Qué haces aquí?

No respondió de inmediato, ese era un hábito que el saiyajin jamás cambiaría. Simplemente se limitó a levantar la cabeza, abrió un solo ojo y alcanzó a ver el cuerpo de su mujer: se veía más producida de lo normal, seguía siendo sexy, pero se había jurado descansar por ese día, así que tal vez en la noche volvería a tomarla en la cama como lo hacía a diario.

⸺¿Qué haces tú aquí? ⸺rugió volviendo a echar la cabeza hacia atrás y cerrar el único ojo que abrió.

⸺¿No es obvio? Esta es mi casa y puedo estar donde yo quiera.

⸺Nunca me dijiste que tenía prohibido estar aquí. Además, si no pudiera estaría aquí, de todas formas, no te haría caso.

⸺¿Cuándo me haces caso? ⸺bramó y comenzó a pensar: fueron unas cuantas veces las que él obedeció lo que ella le decía, hasta ahora que le había dicho que se tomara un descanso, y he aquí.

⸺¿No piensas meterte? Supongo que el sol no es la mejor opción que puedas tomar.

⸺No te preocupes por tu novia. Estaré bien, solo quiero broncearme un poco ⸺dijo aniñada; le encantaba escuchar que él pensaba en las cosas dañinas para su cuerpo, hasta que…

⸺¿Quién dijo que me preocupo por ti, mujer? Me molesta que estés allí.

⸺¿En serio? ⸺su bronca era tanta que no pudo contenerse y se dio la vuelta para mirarlo⸺. ¡No puedo creer que seas tan estúpido!

⸺¿Estúpido yo? Aquí la única estúpida eres tú ⸺dijo burlón, sin mirarla⸺. Siempre estas gritando, pareces una vieja loca.

⸺¡Cállate! Suenas como un anciano verde y amargado.

⸺¡Ja! No me hagas reír.

De repente el cuerpo del saiyajin desapareció de la vista de Bulma. Ella quedó impresionada y comenzó a buscarlo por todas partes. No lo veía por ningún lado, ni a lo lejos o en el cielo, hasta que algo la empujó por detrás y la hizo caer irremediablemente en la piscina. Su cuerpo se estremeció por completo al primer tacto con el agua.

⸺¡OYE! ⸺alardeó una vez que su cabeza salió a la superficie⸺. ¿Estás loco?

⸺Te dije claramente que me molestaba que estés aquí.

⸺¿Y porque no me pediste meterme amablemente? A ti no te enseñaron modales y mucho menos a ser cortes con una dama.

⸺¡Bah! Esas son tonterías. Al final parece ser que la vieja amargada eres tú ⸺rio y se sentó al borde de la piscina, sumergiendo las piernas en el agua cristalina.

⸺Claro que no ⸺suspiró y, mientras nadaba en medio de la piscina, se sumergió y comenzó a nadar como si se tratara de una profesional. Llegó hasta la punta donde antes vio a Vegeta y lo imitó al salir⸺. Yo soy la mujer más bonita, inteligente y divertida que hayas conocido en toda tu vida, y la única que conocerás en todo el universo.

⸺Sonaste muy egocéntrica.

⸺Mira quién habla ⸺rio y relajó las fracciones de su rostro. No podía pedir algo mejor, no cuando Vegeta por fin parecía estar cediendo⸺. ¿Por qué no vienes aquí?

⸺¿Para qué? ⸺bufó sin moverse de su lugar.

⸺Tranquilo: no voy a pedirte sexo ni nada por el estilo. ¿Por qué no me das un beso?

⸺¿Vas a empezar con lo mismo otra vez?

⸺¡Escúchame, Vegeta! No sé cómo haya sido la forma de vivir de los saiyajin, si eran románticos o no. Nunca nos besamos…

⸺¡Yo no tengo por qué hacer eso!

⸺Sería considerado de tu parte que me agradecieras todo lo que hago por ti con un simple beso. Somos una pajera ahora, te amo y, aunque me gustaron las veces que estuvimos juntos en la cama, una pareja no se conforma solo de sexo.

⸺Eso es lo que tú crees.

⸺O tú te acostumbraste a lo que estaba mal, Vegeta ⸺volvió a suspirar, se sumergió en el agua y nadó lento hasta llegar a los pies de Vegeta. Una vez a su lado salió a la superficie y descansó la cabeza sobre sus brazos al borde de la piscina⸺. Pero está bien, no volveré a molestarte con el mismo tema. Si no quieres no lo hagas.

El silencio apareció de repente. Bulma cerró sus ojos, atenta a los sonidos de la naturaleza cercana a su casa, mientras el sol le pegaba en su fina piel terciopelada, y su cabello brillaba cual diamante. Vegeta no se perdió ningún detalle, aquella mujer era hermosa y no podía evitar mirarla de vez en cuando, más ahora que se encontraba distraída. Por ese mismo rostro, su cuerpo y su carácter tan rudo fue que él la eligió para toda su vida. Y tal vez su sentimiento no era tan grande como el de ella, pero muy en el fondo sentía que la amaba.

Así como ella se enamoró de él en unos meses, quizás Vegeta necesitaba mucho más tiempo para darse cuenta de cuán grande eran sus propios sentimientos.

Sin decir nada se metió de nuevo en la piscina. Se alejó de ella nadando hasta otro borde y desde su lugar observó la delgada figura de Bulma: le vio la espalda cubierta por el cabello mojado, los pechos que se ensanchaban al estar apoyados en el borde, las curvas de sus caderas y sus largas piernas. Jamás creyó encontrar a una mujer como ella, pero ahí estaba, siendo dueño de ese glorioso cuerpo y esa personalidad tan propia.

De repente el silencio se le hizo incomodo cuando ella lo miró por encima de su hombro y volvió a cerrar los ojos. Casi juró haberse sonrojado porque ella lo descubriera mirándola tan directamente, pero es que ningún hombre podía resistirse a Bulma. Después de todo, el egocentrismo de Bulma no era por anda. Tenía que hacer algo antes de incomodarse más, y no quería salir de la piscina y demostrarle que en realidad se ponía nervioso cuando ella lo miraba de esas formas o se mostraba tanto ante él.

Miró a todas partes, se concentró en sentir algún ki cerca y se cercioró de que no había nadie a los alrededores. Seguro de ello se acercó sigiloso a Bulma, llevó una mano a la cintura de ella y otra al borde de la piscina para innecesariamente sostenerse. La miró a los ojos cuando ella abrió los suyos, sus miradas se cruzaron y, por primera vez, su corazón latió como nunca antes lo había hecho.

Durante las noches que estuvieron en la cama si sintió la adrenalina o el gran placer que le daba estar dentro de ella. También sintió su pulso acelerado cuando terminaban cada sección. Y esta vez, sin necesidad del sexo, podía atestiguar que los sentimientos que siempre se guardaba eran reales y no producto de su imaginación. Al final no había sido solo su cuerpo y su carácter lo que lo atrajeron, sino sus sentimientos: se enamoró de ella.

¿Qué perdía con darle un estúpido beso? El primer beso fuera de la cama.

Antes de besarla gruñó molesto ante el hecho de ser llevado ciegamente por los sentimientos, pero después de unir sus labios se dejó llevar cuan hoja por la corriente de un río. Seguía siendo excitante, el mismo sentir que cuando peleaba en una batalla, porque ella era su lucha. Ella era su enemiga, la que se apoderó de su corazón en tan poco tiempo de haberse conocido, y nunca creyó que pudiese existir un ser capaz de algo como eso.

Ahora estaba en frente de ese ser.

⸺¿Seguirás descansando? ⸺indagó ella después de separarse de ese largo beso, el más romántico que pudo haber recibido de él.

Por fin podía saciar sus dudas: este tipo era romántico si se lo proponía.

⸺No creas que cumpliré otro favor.

⸺Relájate, ¿no quieres un masaje? ⸺sin vueltas puso sus suaves manos en los hombros de hombre y masajeó suavemente. Él la rechazó y salió finalmente de la piscina.

⸺Déjame en paz, mujer. ¡Y no me molestes! ⸺gruñó antes de ir volando hasta el gran balcón de la corporación.

⸺Yo también te amo ⸺rio sin dejar de mirarlo, hasta que lo perdió y regresó a recargarse de espaldas en el borde y disfrutar del agua fresca y el radiante sol.

Por fin estaba tranquila ahora que ya no tenía más preguntas sin resolver.


Fin.


N/A: Hice este capítulo lo menos OoC posible. No me gusta cuando me salen demasiado dulces, pero creo que ya es parte de mi esencia xD ¡Gracias Lady Laurelin 94 por el review y hacerme dar cuenta! Hago a Vegeta diferente no más cuando se trata de un fic, en un shot no, por favor xD