Los personajes no me pertenecen, ellos son de la autoría de la grandiosa Rumiko Takahashi, yo solo intento crear historias que pueden ser entretenidas.

- ¿Te gustaría ser mi novia? – aunque ya era tarde, aun así quería decírselo.

- ¿Tú que crees? – dijo de forma juguetona.

- Que no puedes desaprovechar esta oportunidad para estar con un tipo tan guapo como yo. – en algún momento tenía que sacar su lado egocéntrico, pero era algo de él, su esencia que también ama y odia a la misma vez.

- Bobo… - sonriendo, jaló del cuello de la camisa de él y lo calló con un beso. – ahora si eres mío, bobo.

- Siempre lo fui, hermosa con fuerza de orangután.

Habían algunas cosas no podían cambiar, él siempre seguiría siendo el tipo arrogante y ella siempre sería quien frene ese instinto de creerse lo mejor, los dos se complementaban perfectamente.

Por el amor de Dios

Capítulo final

- Te digo que corras, no sepas flojo.

- Pero no te pases, como quieres que corra amarrado de ese auto.

- Y por qué no, si yo lo hice ¿Por qué tú no?

- Porque tú eres una bestia, yo no puedo ir a esa velocidad.

- Oh… ya veo y tú no eres un Saotome ¡No lo eres!

- Si lo soy pero… ¡No soy un estúpido que hace lo que su padre quiere que haga!

- Entiendo… ahora yo soy el malo de todo, cuando lo único que quiero es que seas el mejor artista marcial de todo el planeta. Que hijo para mas ingrato sólo se conforma en ser el mejor de Asia – sin mas se fue llorando corriendo hasta su casa. Realmente a veces Genma Saotome se comportaba como un niño o peor que uno.

Ya habían pasado mucho tiempo desde que los tercos de todo Japón se había convertido en novios, tuvieron que pasar muchas cosas para poder seguir juntos. El artista marcial fue el que mas cosas tuvo que afrontar, pareciese como si él hubiese nacido con una clase de maldición, las desgracias o las visitas inoportunas siempre estaban a la hora del día. Lo que si nunca olvidaría era cuando presentó a Akane antes sus padres. Estaba realmente nervioso, hasta las manos le sudaban por el temor de todo salga mal y no se equivocó. Claro está que él nunca imaginó que este momento llegaría ya que, siempre tuvo en su lista de vida que él sería un sacerdote, guapo, varonil pero al fin al cabo, sacerdote, así que nunca imaginó como sería presentar a la novia en la casa de sus padres. En primer lugar su madre preparó un banquete que parecía como si de ahí comerían cien personas ¡Hasta no había lugar para sentarse! A pesar de ello la situación era manejable, el problema llegó después de la cena.

Flash Back

- Espero que te haya gustado mucho la comida que preparé con tanto gusto – decía una sonriente señora Nodoka la cual se había esforzado por preparar todo aquello.

- Claro que sí señora, todo estuvo delicioso, me hace recordar cuando mi madre cocinaba, aunque ella muriese hace mucho aun así recuerdo el sabor de su comida. Era muy dulce, transmitía mucha paz cada vez que probaba cada bocado. Realmente la extraño – sin darse cuenta sus ojos se llenaron de lágrimas – disculpe.

- Oh querida, si quieres desde ahora puedo cocinar para ti a demás solo me tomó poco tiempo para cocinar todo esto – la verdad era que se había desvelado por cocinar todo ello.

En el jardín se encontraba Genma rascándose la gran panza que tenía por comer tanto. No podía ni hablar.

- Lo tendré en cuenta señora. – realmente se sentía agradecida con ella, sentía como si hubiese recuperado un poco del calor que le faltaba de su madre, que muy bien le había su hermana Kasumi pero ahora ese pequeño vacío se estaba llenando nuevamente.

- No me digas así, para ti soy Nodoka ¿Esta bien?

- Pero no será muy irrespetuoso de mi parte.

- Para nada hija, tú ya eres como de la familia, desde que sacaste esa loca idea de la cabeza de mi hijo sobre ser sacerdote para llenarla de ti ya te considero como de mi familia. ¿Verdad Ranma? Ahora solo piensas en ella todo el día. – el pobre Ranma que estaba muy a gusto tomando un vaso con agua lo escupió todo al suelo. A veces su madre podría ser un poco imprudente.

- Jejeje ya veo… - el rostro de la joven estaba más rojo que su chaqueta que usaba ese día.

- No te avergüences querida, lo que te digo es verdad pero bueno… porque mejor nos ponemos a ver fotos de cuando Ranma era un niño. Te sorprenderás. – en su voz se podía percibir la felicidad que sentía por poder partir esto con alguien más.

- Si, seguro y era muy tierno… cosa que no es ahora. – quería molestarlo un poco cosa que no fue inadvertido por Ranma.

- Jajajaja era un niño muy lindo. Tanto que daba ganas de agarrarle los cachetes y comérselo a besos.

- ¿Era? Aun lo soy madre, no me ves, sigo igual de guapo y con mejor cuerpo que cualquier otro chico enclenque que camina por ahí. – decía mientras miraba con el rabillo del ojo a la chica de ojos cafes.

- Ay ya cállate hijo, siempre tienes que hablar así ¿Ya cánsate , no? – su madre había sido muy cruel con él.

Después de un rato la chica de cabellos cortos fue literalmente arrastrada hasta la habitación de la matriarca Saotome, alegando que enseñaría las fotos tiernas de su querido retoño pero no, la sorpresa fue grande que la señora aprovechó a enseñar todas las malas mañas que tenía su hijo, pensando así que si la novia se enterara de todo, no tendría que guardar secretos con él. Debido a la gran incomodidad, ella sólo podía reír antes las anécdotas que escuchaba. Una de ellas fue que Ranma cuando tenía cinco años se había orinado en un cumpleaños por miedo a una piñata de payaso. Ridículo. Otro fue que le gustaba sacarse los mocos son las manos para luego corretear con el producto en sus dedos enseñándoles a los demás. Asqueroso.

Es así como terminó aquella velada de secretos. A la hora de despedirse Akane de Ranma, ella no quiso tomar su mano, aun tenía en mente de que ahí tenía restos de mocos pegados.

Su madre disfrutaba de aquella imagen cómica.

Flash Back end

Desde aquel día procuró que su madre solo hablara con Akane lo justo y necesario.

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Ya eran las dos de la tarde y dentro de media hora se vería con su bobo egocéntrico, la verdad que hoy no tenía ganas de nada, quería pasar el día viendo películas junto con él y nada más pero Ranma había insistido tanto en salir a tomar algo y luego ir al cine.

Flash back

- Vamos Akane, de verdad que la pasaremos muy bien. – insistía fervientemente. No se iba a dar por vencido.

- Esta bien – un suspiro salió de sus labios, se notaba que no quería salir – a qué hora nos vemos.

- A las dos y media en el parque de siempre.

- Esta bien, ahí estaré – al otro lado de la bocina se escuchaba como el chico saltaba de emoción. – nos vemos – y sin más colgó.

Flash back end

Así que ahora tenía muy poco tiempo para alistarse, en realidad ya debía estar en camino pero la pereza era tanta que no quería ni caminar, lo bueno era que verían una película juntos.

Algo dentro de ella presentía que sería una tarde un tanto emocionante.

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En el parque se encontraba Ranma esperando a su novia, se sentía muy nervioso pero lo mejor era pensar en que todo saldría a pedir de boca, tenía todo preparado. Primero irían al cine, luego a comer y por último irían a… no pudo acabar con sus notas mentales porque en ese mismo instante la chica que le robaba el sueño caminaba hacia su dirección con su peculiar movimiento de caderas. Era realmente hermosa.

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- Oye ¿Qué pasa? Hace media hora que te estoy hablando pero no me haces caso.

- Lo siento jejeje creo que me distraje en otra cosa. – no podía apartar de su mente lo que tenía que hacer después, eso le ponía los nervios de punta. Pero el era el gran Ranma Saotome, no le temía a nada.

- En qué pensarás, lo mejor será irnos ya, la película acabó hace un buen rato.

- Pero es mi película favorita.

- Te la perdiste, aunque el final de La invasión de las hormigas, según mi punto de vista no fue gran cosa.

- Pero que dices, es lo mejor. Imagínate que eso sucediera en la vida real. – era un niño sin duda alguna. – una hormiga nos podría dominar.

- Que eso no podría pasar es imposible. – ¿Qué tenía en el cerebro Ranma para que pensara eso?

- Tú que sabes de buenas películas.

- Si, ajá, ya vamos a comer algo que tengo mucha hambre.

- Está bien.

La velada fue muy amena, recién eran las cinco de la tarde así que era hora de poner en marcha el plan trazado.

- Akane ¿Te parece si vamos un momento a caminar por ahí?

- Esta bien, así disfrutamos un poco más de este atardecer.

- Es hermoso ¿Verdad?.

- Si, es hermoso. – los rayos de sol poco a poco se escondía en el horizonte pero para la limitada vista humana, ellos se escondía atrás de los árboles que rodeaban aquel parque. Mientras el sol se ocultaba dejaba un mar de colores en el cielo, entre rojizos, rosados, anaranjados y azules dando paso a un nuevo anochecer, el cual apreciaba su primera estrella en él.

Poco a poco los pies de Ranma fueron dirigiéndose hasta un lugar muy conocido por los dos, cuando llegaron hasta ese lugar todos sus recuerdos inundaron su mente. Habían llegado a la capilla en donde se conocieron y toda esta historia comenzó.

La joven casi ángel y el casi sacerdote mal hablado se miraron directamente a los ojos, como si con ellos dijeran todos sus sentimientos, asintieron al mismo tiempo y decidieron ingresar a la capilla.

Todo estaba sobre ruedas…

Recorrí los pocos pasos que separaban el asfalto de la puerta en un estado de nervios inconcebible. No sabía cómo abordar la situación, no sabía qué le iba a decir. Notaba mi corazón latir y apreté los dientes para contener un temblor que se demostraba en mis manos y todo mi cuerpo. El corazón me latía a mil por hora bombeando sangre a todo mi cuerpo pero parecía que se estaba acumulando en mis mejillas.

- ¿Recuerdas cuando te hiciste pasar por sacerdote? Que mal sacerdote eras jajajaj.

- Ya no te burles, estaba nervioso a demás tu voz me puso más nervi… - se tapó la boca para que ella no escuche lo que iba a decir.

- ¿Con que yo te pongo nervioso eh? – los ojos de Akane se afilaron, le gustaba ponerlo en aprietos.

- Bueno… nada en este mundo lo hace jajajaj. – necesitaba salir de ese momento incómodo. Ningún Saotome sería un cursi.

- Bobo… pero creo que ya es hora de que regresemos cada uno a sus respectivas casas.

- No, no puedes irte aun. – la sujetó fuertemente de la muñeca sin llegar a lastimarla.

- ¿Por qué? – no podía apartar su mirada de la azulada de su novio.

- Porque tengo algo que decirte y darte.

- ¿A mí? – los nervios comenzaron a hacerse presentes. ¿Qué es lo que quería?

Quería decirlo de un solo tirón pero no podía, había leído en los libros que se compró, que en estos casos debía ser muy cauteloso y hablar con mucha seguridad, cosa que él tenía de sobra pero pareciese que en este momento se estaba yendo todo ello al diablo. Respiró hondo, no había vuelta atrás.

- ¡Cásate conmigo! – mas que una proposición fue una orden.

- ¿Qué? – oh no, lo iban a rechazar.

- Que te cases conmigo. – cerró sus ojos como cuando un niño está esperando que le llegue el castigo.

- Pero… - no pudo decir nada más porque Ranma se tiró de rodillas abrazándola, enredando sus brazos en su cintura.

- ¡Cásate conmigo te lo ruego! Aquí ante Dios te lo pido, juro que te haré feliz y si algún día te hago llorar te prometo que te dejaré que me dejes volar por todos los cielos de un solo golpe pero por favor cásate conmigo, no soportaría que otro te aparte de mi lado, no podría soportarlo.

- Ranma… por favor párate. – lo agarró de los brazos para ayudarlo a pararse.

Las personas que querían entrar al recinto no podía, al ver aquella bella imagen del amor puro se conmovían completamente. Desde la puerta echaban una mirada discreta sólo y únicamente para saber que pasaría después de aquella proposición.

- Pero Akane…

- Pero nada Ranma, creo que ahora mismo te mandaré a volar porque me has hecho llorar… pero de felicidad – las lágrimas caían copiosamente desde los ojos cafes – sabes algo… claro que acepto casarme contigo, tampoco soportaría ver a otra a tu lado. Otra que no sea yo.

Un grito de júbilo se escuchó desde la puerta. Era toda la multitud que se había acumulado, curiosos de lo que ocurría, niños, adultos, hombres, mujeres, todos se habían unido a la felicidad de la joven pareja. Los ahora prometidos se abrazaron por el susto y luego rompieron en carcajadas. La escena era muy cómica.

- Te juro que no te arrepentirás, Akane.

- Mas te vale… o si no ya sabes que te pasará – ella se enseñó sus puños y él no tuvo otra opción que tragar duro. Se estaba metiendo en la boca del lobo.

- ¡Pero que alboroto es este!

- Oh disculpe viejo… quise decir sacerdote mayor.

- ¿Viejo? viejos tus calzones ¡Cuando empezarás a respetar a tus mayores! Muchacho malcriado.

- Lo siento, es que es la emoción.

- Si ya veo, ella es la niña que te cautivó ¿verdad? Todos aquí la conocen como la pescadora de casi sacerdotes. – mientras decía eso se reía a dentadura postiza suelta.

- Lo que pasa es que soy irresistible, es obvio que ella se iba a fijar en mí. – otra vez salió a relucir su lago egocéntrico.

- Eres un tonto Ranma.

- Es verdad jovencita ¿Estas segura que te casarás con alguien como él?

- Que mas da, se que también soy irresistible para él – al terminar aquella frase el artista marcial se puso mas rojo que un tomate maduro por poco y le sale humo por los oídos. Realmente que ella era como la manzana prohibida, la manzana del pecado.

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Cinco años después…

- Mamá ¡Mamá! Ayúdame no puedo…

- Pero Natsuki ¿Cómo quieres ganar a tu padre?

- Soy una Saotome Tendo, sé que puedo hacerlo.

- ¿Y por eso le pides ayuda a tu madre? – decía un joven padre en un tono divertido.

- Papá no me ganes por favor – en ojos azules de la pequeña se juntaban pequeñas lagrimitas.

- Pero hija… - le rompía el corazón de solo ver llorar a su adorada hijita.

Ya había pasado cinco años desde que unieron sus vidas en santo matrimonio. La verdad que nunca pensó que los preparativos serían un dolor de cabeza y mucho menos se imaginó el solo hecho de casarse él puesto que sería un sacerdote pero uno nunca sabe como es la vida y ahí estaba después de cinco años casado y con una preciosa niña de cuatro llamaba Natsuki.

El día que nació su primogénita, fue el día más feliz como también el mas alocado de sus vidas, pensó que el peor estrés que pasó fue cuando organizaron la boda pero en realidad fue cuando esa pequeña niña nació.

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Flash back

Era un hermoso día de verano, el pronostico del día era que sería muy caluroso y no habría presencia de lluvias. Era domingo por lo tanto la familia Saotome como la Tendo de habían reunido para estar en familia. Todos se encontraban desayunando, tranquilamente, disfrutando de la compañía pero justo en ese mismo instante a Akane se le provocó comer una manzana la cual se encontraba en la cocina, Ranma al darse cuenta que ella se quería parar con su gran barriga, se ofreció a él ir por aquella manzana pero la peliazul se negó rotundamente alegando que estaba embarazada no enferma. Así que sin poder evitarlo se tuvo que contener para no ayudar a su esposa.

Necesito ir a la cocina pero la panza me pesa mucho, por más que Ranma quiera ir por mí, no lo dejaré – pensó la joven futura madre. Lentamente se paró y comenzó a caminar muy despacio – ¡Ah! Es un hincón pero seguro que solo es otra cosa.

Siguió caminando hasta poder llegar, tomó la manzana mas roja y provocativa que esperaba por ella pero también decidió hoy comer su fruta con un cuchillo, así que también lo tomó. Nuevamente emprendió su dificultoso trabajo de caminar para el comedor. Cuando se encontraba en la entrada de donde se encontraba toda la familia sintió como el mundo se le vino encima.

- ¡AH! – se escucho un alarido de dolor - ¡Ranma ayúdame! Me duele.

Sin más, el futuro padre se paró de su asiento para ir donde estaba su esposa, cuando llegó hasta ella se dio cuenta que el chillido que llevaba en la mano se había caído clavándose afortunadamente en el suelo sin hacer ningún rasguño en la piel de Akane.

- ¡Te dije que yo iría por eso maldita manzana! – gritaba desesperado.

- No me grites ¡Tonto! Mejor ayúdame.

- En que te voy ayudar si sólo te has asustado.

- No hijo… mira el suelo. – toda la familia había ido corriendo hasta donde estaba ella dándose cuenta que en el piso había un gran charco con "agua".

- ¡Qué! No te pases Akane ¿Cómo pudiste orinar ahí?

- Mira estúpido, no estoy para tus tontos juegos, el bebé esta por nacer ¡Entiendes! O quieres que te lo explique mejor. ¡Ahhh duele!

- Cálmate querida, ese hijo tonto que tengo ya verá después cuando regresemos del hospital, lo primero es ir a que te atienda.

- Si tía, tiene razón. Y tú que esperas para moverte ¡Ranma! – el chico se había quedado clavado en el mismo sitio. - ¡Apúrate que tu hijo está por nacer!

- Es… verdad… voy por la bolsa ¡Rayos donde la puse!

- Está detrás de la puerta de nuestro dormitorio.

- Ahora mismo voy.

Después de esa conversación todo se volvió confuso. Ranma tomó la bolsa que efectivamente estaba detrás de la puerta y con las mismas salió corriendo hacia donde estaba su esposa para poder llevarla no importa en brazos ¡Qué feliz se sentía por poder ser padre!. Llegó hasta la puerta principal de la casa y entre la alegría tomó a la persona en brazos que estaba ahí sentada. Comenzó a correr como poseído, saltó a un tejado y luego a otro y a otro hasta que…

- Hijo… creo que te olvidas de tu esposa… hace mucho rato que llevas en tus brazos y ni caso haces a mis palabras.

- Pero que… ¡Cómo pude confundirme! Con razón estaba pensando de que Akane no pesaba tanto. – de la cólera que sintió hacia el mismo soltó a su padre provocando que este se diera un buen golpe en el trasero. Sin mas se fue corriendo hacia la casa dejando tirado ahí a su padre.

- Y yo que me sentía importante… - decía Genma Saotome mientras se sobaba.

Mientras tanto en la casa Tendo…

- ¡RANMA IDIOTA! Como se le ocurre llevar a su padre en vez de a mí, cuando yo estaba a su costado y mi ignoró completamente ¡Es un idiota! – de tanta cólera que sentía hasta respiraba con dificultada, mas aun con las contracciones.

- Hija cálmate, mejor vamos a tu habitación y ahí te ayudo a dar a luz… total no seria la primera vez que lo hago.

- Está bien tía, vamos.

- Señora Nodoka en que podemos ayudar – preguntaba una acomedida Kasumi.

- Kasumi por favor hierve agua y tú niña – señalando a Nabiki – trae sábanas blancas.

- Pero yo no quiero ayudar… - se iba a retirar pero al ver la cara enojada de la señora Nodoka prefirió ayudar aun en contra de su voluntad. – ¡En que ayudo?

Lo demás es historia, cuando Ranma llegó a la casa, su pequeña hija ya había nacido, era tan hermosa. Aunque su bebé estaba roja y con todas las características de una recién nacida, a pesar de todo era hermosa. En su cabecita tenía el cabello del color de su madre aunque aún era como pelusita pero era del color de ella. Después pudieron darse cuenta que poseía los ojos azul magnéticos de su padre. Claro está que el nuevo padre se llevó la reprimenda de su vida, por un lado su madre hasta lo había amenazado con su katana y su suegro había puesto su cabeza de demonio, ni se quería imaginar cómo iba a reaccionar su esposa. Felizmente ella se olvidó de gritarle, con la felicidad que sentía todo se le había olvidado.

La llamaron Natsuki, por el hermoso día de verano y por lo hermosa que era como lo es la luna.

Flash back end

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- Cariño será mejor que no hagas eso… tus lagrimas ya no me las creo.

- Pero mami… - ahora si quería llorar, su madre no había caído en la trampa.

- ¿Acaso no sabes que las Tendo tenemos la inteligencia que los Saotomes no tienen?

- Es verdad…

- Con que me estabas engañando… pequeñaja del demonio.

- Lo siento papá… mira… papá, mamá, miren – mientras hablaba saltaba sobre las piernas de su padre, dirigió su pequeña mano hacia el jardín. – miren es el pe… pe… pero.

- Oh es el perro, trata de practicar, es perro con doble "r" – trataba de enseñarle a su hija mientras que su esposa iba hacia su mascota.

- Mira que grande estas Pepito. Por cierto Ranma ¿Te acuerdas el secreto de confesión?

- Claro que sí. Te confieso algo…

- Claro dime – realmente su esposo es muy guapo. Cuando la miraba con esa intensidad, cada poro se le erizaba.

- Me enamoré perdidamente de ti cuando escuche tu secreto.

- ¿Por qué?

- Porque ese secreto me hizo conocer tu hermoso corazón. Mira que confesarte y sentirte mal sólo por haber pisado la patita de pepito cuando era un cachorro.

-¡No te burles que no es broma! Realmente me sentí mal de a ver hecho eso, él lloró mucho – el perro se había echado sobra el regazo de Akane mientras ella acariciaba su cabeza.

- No me equivoqué eres la mujer con los más hermoso sentimientos.

- Bobo… también te amo.

- Yo más.

- No, yo quiero a papi más que mamá.

- Claro, claro jajajaja veo que tienes una nueva fan.

- Es inevitable, los Saotomes somo roba pasiones.

- ¡Qué tonto! Jajaja pero creo que ahora habrá un fan para mí.

- ¿Qué? – el artista marcial como que quería entender la referencia pero a la vez su cerebro no.

- Que tendremos un nuevo integrante en la familia, tonto. Ojala y esta vez no se te ocurre llevar a tu padre en vez de a mí. – su esposo se había quedado paralizado por la noticia. Sería padre por segunda vez. – por cierto ahora si será hombre.

- No importa que sea. ¡Gracias Akane, gracias! – sin más la besó.

- Puag… papá está probando la boca de mamá. A mi me dio asco cuando el hijo de Shampoo hizo eso conmigo.

- ¡Qué cosa! – gritaron en unísono los padres. – Ah no, esto no se queda así. – sin darle tiempo a Ranma para pararse, su esposa lo jaló y lo volvió a besar.

Habían cosas que no cambiarían, a si pase el tiempo, aun así ellos tuviesen mas hijos. Sabían que su felicidad estaba cuando ellos estaban juntos.

Fin.

Hasta aquí llegó esta historia, espero que sea de su agrado.

Gracias a todas las personas que la siguieron hasta el final. Recuerdo que cuando la empecé a escribir dije que sólo serían tres capítulos pero ya vemos que fueron más jajaja.

Muchas gracias a Chat'de'Lune por siempre estar al pendiente de mis errores (me avergüenza) pero te lo agradezco de todo corazón.

Espero sus comentarios, me hacen feliz.

Por cierto demoré en subir capítulo porque tengo que ayudar en casa, mi mamá no esta muy bien de salud así que a mi me toca la labor de ayudar en casi todo jajaja.

Sin más que agregar, cuídense y gracias.

Hana Note.