Título: Theatre Club

Los personajes no me pertenecen y escribo esto sin fines de lucro, por diversión.

Resumen: La vida de Dean Winchester da un giro cuando lo obligan a entrar al club de teatro para tener puntos extra, ser parte del club cambia mucho a Dean. Y así es como descubre a su propio acosador de ojos (demasiado) azules del cual se hace muy amigo. #SalvenALasAbejas #TodosAmanASammy #NoALaBrotherzone

N/A: Es mi primer Destiel (el primero que escribo el segundo que subo) y cualquier corrección se permite y consejos también son valorados. Solo que sea con respeto.

Aclaraciones: En este Au Dean y Sam se llevan menos de cuatro años, más o menos dos.

Advertencias: Malas palabras. Adolescentes hormonales probablemente. Bullying a un personaje (Ruby) Todos x un personaje (Sam) un personaje enamorado y rechazado (Gabriel) y Castiel quedando en la brotherzone

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Capítulo 13

"— Dean... no hay nada por lo que agradecer, porque ha sido un placer estar junto a ti en cada una de las ocasiones pasadas, y va a ser un placer estar contigo en cada una de las ocasiones futuras."

Esa era la mayor de las declaraciones para Castiel, que iba a estar ahí siempre sin importar qué. Eso era lo más parecido a una declaración de amor que podía llegar a dar en ese momento. Antes de irse, Dean le dio un abrazo de oso, de esos que te aprietan y no te sueltan, y Cas sintió que se asfixiaba en el aroma particular de Dean y le encantaba. Estaba tan feliz que su corazón palpitaba a un ritmo sorprendentemente rápido, y al día siguiente, el martes, no dudó en buscar un lugar privado en el cual pudiera contarle a Meg todo lo que había sucedido.

— ¿No lo comprendes, verdad Clarence?

— ¿Comprender qué?

— Que te dejo en la brotherzone. Lo cual es aún peor que la friendzone. Y hay pocas cosas peores que la friendzone.

Cas inclinó un poco su cabeza haciéndole entender a Meg que él no tenía la culpa de ser tan inocente y no entender.

—La zona del hermano, de la familia, peor que la zona del amigo. — miro a los ojos azules y dolorosamente confundidos de su amigo moreno y Meg reprimió un grito de frustración cuando le dijo: — ¿Todavía no lo entiendes, bobo? A Dean nunca podrás gustarle, no como a ti te gusta, ¡Porque él te ve como un hermano, Cas!

Y entonces lo comprendió. Castiel había estado tan inocentemente feliz de que Dean le haya dicho que era importante para él, de que el Winchester le haya dicho que lo necesitaba, de que el rubio se haya abierto con él que no notó eso, lo más importante: Que Dean no estaba enamorado de él. Y nunca lo estaría porque es absolutamente heterosexual.

A Castiel nunca le importó mucho el género, de hecho él se consideraba pansexual o tal vez demisexual. Más allá de que Dean tenga un cuerpo de infarto esculpido por los dioses griegos y lleno de pecas pecaminosas por todas partes, lo que más le atraía a Cas del rubio era su personalidad, su espíritu y manera de ser.

— Pero Meg, él… hicimos un avance, yo le dije que siempre estaría con él.

— Cas, Cas… — Castiel pensaría que su amiga lo está viendo con lastima, lo pensaría si no supiera que Meg no tiene corazón. — Es hora de que superes a ese mono idiota. Hay más abejas en el panel.

— Si pero yo solo quiero una. Dean es la abeja que fabrica la miel más dulce, Meg.

— Lo entiendo… creo que lo entiendo, pero solo te digo que no todo en tu mundo debe girar alrededor de Dean Winchester. Ten eso en cuenta.

— Lo haré. —prometió de forma vacía.

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Después de la prueba de historia, la mayoría de los alumnos estaban estresados y/o nerviosos. Pero por suerte, no tuvieron que esperar mucho para que les entregaran los resultados del examen.

Cas se había sacado una calificación excelente, caminaba por los pasillos contemplando su prueba cuando sintió alguien tirándolo de la manga de su suéter hacía el armario del conserje, escuchó como cerraban la puerta, pero todo estaba oscuro y Cas no podía ver.

— ¿Hola? Si es una broma, esto es absolutamente innecesario e infantil.

Entonces se encendió una luz delicada por encima de su cabeza, el foco medio desgastado del lugar, y Castiel pudo ver un rostro lleno de pecas antes de ser atraído hacia un enorme abrazo, parecido al abrazo de oso que había recibido ayer de Dean.

— Cas, ¡Me saqué una A! ¡Una A! El profesor pensó que había hecho trampas y me tomó un oral, ¿Y sabes qué? ¡Le cerré la boca porque me sabía todo!

Dean parecía un niño en navidad, emocionado, finalmente el rubio lo soltó, pero no se alejó mucho, había poco espacio, sus ojos se encontraron y a Castiel se le paró el corazón. La sonrisa en esos perfectos labios de Dean, las arrugas que se formaban alrededor de sus ojos, todo era perfecto, el Winchester era perfecto.

— Estoy… estoy muy feliz por ti Dean. Sabía que lo harías. —dijo en un susurro que soltó Novak luchando para que su voz no saliera quebrada, porque el aire le estaba faltando, respiraba de manera entrecortada por la distancia mínima en la que estaban.

Tal vez era el turno de Cas de hacerle acordar a Dean el significado de espacio personal.

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Ese día era el último ensayo antes de la gran obra de fin de año. El tiempo se había pasado volando.

Habían estado hablando de una escena de un beso entre el ángel Misha y el cazador Jensen. Pero al final decidieron que no porque la obra no giraba en torno a su apasionado romance si no al apocalipsis y a la loca vida de los hermanos J&J. Cuando anunciaron que no iban a hacer el beso la reacción de Castiel se alternó entre alivio y tristeza.

Tristeza porque quería besar a Dean.

Alivio porque no quería besarlo en una actuación.

— Chicos sé que he sido estricto con ustedes. Pero todos hemos trabajado muy duro por esto y sé que nos va a salir bien. Becky, yo, algunos de sus otros compañeros estaremos detrás de bambalinas para ayudarles si se olvidaron de alguna frase. Tranquilos. Ya verán. Este viernes va a salir todo bien.

Castiel le creyó, porque si tenían a Dean en la obra con uno de los papeles protagónicos su profesor no tenía porque preocuparse, porque cuando Dean actúa, pone el corazón y su pasión. Lo comprobó en muchos de sus ensayos.

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Castiel fue llamado a la oficina del director el jueves, tenía miedo de haberse metido en problemas pero lo piensa y no encuentra ningún motivo por el cual podrían castigarlo.

Sabía que el director era Bobby Singer, el buen hombre que acogió en su hogar a Dean y Sam Winchester mientras que el propio padre de los chicos prefería perder su tiempo en bebidas o buscando al asesino de su esposa. Sabía que era un señor bondadoso pero Cas también sabía (por rumores más que nada) que era arisco y gruñón, y tenía un afecto más bien brusco.

Al llegar se sentó frente al señor de la barba, quien francamente no estaba vestido como debería estarlo un director de escuela, tenía unos jeans, una remera casual y una gorra adornando su cabeza.

— Señor Singer.

— Castiel Novak.

Cas sólo asintió en respuesta, esperando a que el hombre le contara qué es lo que hacía allí.

— Voy a hacerte una pregunta personal, Castiel, ¿Estás saliendo con Dean Winchester?

Sus mejillas se encendieron como si fuera el fuego del infierno y entonces negó rápidamente con la cabeza.

— Claro que no señor Singer, nosotros somos amigos, los mejores…

— Ahórratelo, muchacho. —Lo cortó —lo que quería era agradecerte. Su profesor de historia me contó que pensó que Dean había hecho trampa por la excelente calificación que obtuvo pero en realidad sabía toda la lección, su profesor le preguntó si recibió la ayuda de algún alumno para estudiar y Dean dijo que habías sido tú, su profesor me dio tu nombre y te recomendó para que fueras el tutor de Dean en las próximas materias que tenga que rendir.

Castiel se quedó callado. Escuchaba atentamente. Cuando su director se había quedado callado, él procedió a contestar.

— ¿Esta… está pidiéndome que sea su tutor?

— Estoy pidiéndote que no te alejes de él, chico, porque tú, eres una buena influencia. Y ya mucha gente que quería se ha apartado de él.

Después de escuchar esas palabras Castiel sonrió feliz. Orgulloso. Eso había hecho su día un poco mejor.

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Viernes. Ocho de la noche. En el teatro. Todos los alumnos tenían el uniforme puesto y estaban listos para interpretar su papel en la obra. Excepto por Castiel, que se sentía morir, respirando una y otra vez por la boca y profundamente.

Meg trataba de calmarlo pero sus ansias eran muy grandes. El padre de Castiel estaba ahí. El padre de Dean estaba ausente (como siempre) y Cas tuvo suerte de que sus hermanos no hayan querido ir a verlo, porque Castiel sabía que si lo veían actuar, se burlarían de él por años enteros y no lo dejarían pasar.

— Cas, lindo uniforme. —le dijo Dean regalandole un guiño de ojo.

Entonces Castiel casi se desmaya porque está hiperventilando y Dean juega con sus emociones de esa manera, ¡Y le miente! Porque ese uniforme es de todo menos lindo, es un traje de contable con una gabardina café, y Cas tenía que admitir que le había tomado cariño a la gabardina, porque es cómoda.

— Chicos, vamos, hemos trabajado duro. Esto va a salir muy bien.—decía el profesor Chuck —tengo completa fé en ustedes. ¡MUCHA MERD!

— ¿Nos está deseando mierda? —preguntó Dean al oído de Cas haciéndole reír en el peor momento, a lo que el moreno le contestó:

— Se refiere a buena suerte, Dean, es un término que se usa para las obras de teatro y…

— ¡Y la obra va a comenzar! A sus posiciones.

A Cas le latió el corazón desbocado mientras se movía hacia su lugar.

Observó desde bambalinas la actuación de sus compañeros hasta que fue su turno de pasar al escenario. Entonces, ya no era Castiel el simple chico enamorado de alguien que no le correspondía. Era Misha, el poderoso ángel del señor que había sacado al hombre justo del infierno.

— ¿Quién eres? —escuchó cómo le preguntaba Dean, no, Jensen.

— Soy quien te sujetó fuerte y te sacó de la perdición.