Lo que podríamos tener.


"…Y cuando está oscuro afuera—no hay nadie alrededor—sigue brillando"

Last Hope, Paramore.


Parte IV

En cierta parte de Evergreen, en Denver, Colorado—un joven de 20 años estaba sufriendo una crisis existencial.

Bueno, no exactamente, también está enloqueciendo…Vaya que si está enloqueciendo.

Él se dio cuenta que tal vez se estaba volviendo parcialmente loco cuando estuvo buscando su celular por 20 minutos sin darse cuenta de que lo tenía en la mano—pero lo confirmó completamente cuando estuvo debatiendo mentalmente consigo mismo acerca del uso del hilo dental por otros 10 minutos—todo en un intento frenético de distraerse a sí mismo.

Vaya noche. Y aun le faltaba tanto para terminar.

Incluso Toothless estaba preocupado al ver como su dueño comió únicamente las chispas de chocolate—solo las chispas—de dos cajas de galletas enteras, pasándolas con litro y medio de bebida energética.

Él—él come cuando esta estresado ¿Okey? Es sorprendente como no esta tan grande como Fishlegs en ese punto, siendo que sus niveles de estrés siempre suelen estar sobre la media normal.

Okay, tal vez están sobre la media de estrés de un estudiante universitario que tiene que entregar una tesis de 54 páginas antes en menos de 6 horas, todo esto mientras soporta una novia molesta y resaca de dos días, o tal vez sobre la media de madre judía en noche de bingo.

Solo un poco…muy poco…

Dios, el ya sentía su pelo cambiando de color, si su cuero cabelludo no era todo canas para el final de la semana, Hiccup se consideraría suertudo.

Hiccup no habia estado tan nervioso desde aquella cena familiar con los 5 hermanos de Cami—ni siquiera cuando Cami proclamo frente a toda la mesa de jugadores semi-profesionales de rugby que su periodo estaba atrasado por una semana y que probablemente estuviera embarazada.

Dios, Hiccup contrólate—esta-esta es solo Astrid. Simplemente Astrid a la cual una vez le sostuviste el cabello mientras vomitaba en un bote de basura después de comer demasiados trozos de pizza que ella insistió haber pagado por en ese buffet de chili's—que le confeso que habia practicado ballet en su infancia—tan solo Astrid Hofferson…

La chica que no ha salido de su mente ni siquiera por una semana durante toda su vida, incluso mientras estabas a un mundo de distancia—soñando con ella incluso con otro cuerpo cálido al lado del suyo.

Esto es malo, vaya que esto es malo, o tal vez bueno, él ya no está seguro. Es como ese beso que le dio en la mejilla…

Su rostro aún sigue cosquilleando, y Hiccup aun siente la silueta de sus labios quemando su mejilla, atreviéndolo a preguntar.

Hiccup se lanza otro puñado de galletas a la boca, intentando no hiperventilar.

Él…él está sobre reaccionando de nuevo, ¿verdad? Las relaciones no funcionan de esa manera—él solo tenía 17 años cuando el gran fiasco de su vida sucedió, él era prácticamente un bebe, y aunque sus sentimientos eran claros al momento, por todo lo que sabe Hiccup los pudo haber confundido…

No, era imposible—Hiccup reconoció muchas verdades de la vida en esos 3 años y mientras que fueron otras personas los que le enseñaron acerca de la familia y la madurez…

Habia sido Camila Cazzie la que le enseño del amor, y vaya que se aseguró de hacerlo bien.

Hiccup habia intentado sin afán de despedirse de su primer amor por años, y no fue hasta que conoció a Cami que descubrió sus errores.

Él…lo que Hiccup sintió por Camicazi—como el la apodaba con afecto—era mucho más que una simple infatuación pasajera, y aunque Hiccup añoraba poder haber plasmado en palabras lo que sentía por ella, la oportunidad nunca fue tan honesta como para ello.

Podrían haber tenido algo, si su romance no hubiera nacido torcido—pero lo cierto es que habia cosas que no estaban destinadas a suceder…

Eso solo sonaba egoísta.

Tal vez es lo mismo con Astrid—no importa lo mucho que lo deprima pensar en ello—tal vez las únicas chicas con las que Hiccup a estado tenían mucho más en común que el cabello rubio y los ojos azules.

Una vez, Hiccup habia visto a Cami beber algo en un bar a las 10 de la mañana y la habia mirado algo preocupado, ella habia rodado los ojos y le habia dicho que era solo té helado y que dejara de verla así—y eso habia traído tantos recuerdos dolorosos de cierto primer encuentro que él no habia de su habitación por una semana.

Pensar en Cami solo lo alteraba más, parece ser que Hiccup tiene un gusto por hermosas rubias que lo hacían querer cambiar…Y aunque Hiccup se sigue repitiendo que no debe pensar en ello, es imposible imaginar como en otra situación, bajo diferentes circunstancias, Hiccup y ella tal vez hayan podido…

No, tienes una cita con el destino en poco tiempo, Hiccup, tienes que concentrarte en una soga de arrepentimiento a la vez.

Oh dios. Es difícil.

Tranquilízate, Henry Haddock, por lo todo lo que sabes Astrid ya puede estar viéndose con alguien, ella ya puede ser más que feliz con algún otro tipo con perfecta dentadura y tal vez un empleo como…entrenador de gimnasio o nutriólogo o alguna otra profesión igual de asquerosamente perfecta para la atlética, hermosa hermosa Astrid y-y esta salida al bar no es más que un intento de salvar los restos destruidos de una amistad que prácticamente murió hace 3 años y—

Oh.

La idea hace que Hiccup caiga en una nueva espiral de auto repugnancia, No-no-no, si Astrid esta con alguien más…de esa manera.

Hiccup se lanza sobre su cama patéticamente, lanzando sus zapatos al otro lado de la habitación mientras gime contra su almohada y la verdad se escapa entre sus dientes…Y la verdad es…

Él nunca espero volver.

Él nunca espero querer volver.

Al menos no al principio, él nunca espero en algún punto de su vida desear volver a Colorado, él esperaba que la vida al límite nunca perdiera ese toque que hacía su cuerpo sudar y su corazón latir, y nunca lo hizo, en serio, fue más como…

Hiccup aprendió más que como conducir una avioneta o disparar un arma durante sus años con su madre—él aprendió de la vida, y en parte, de la muerte.

Cuando Hiccup apenas entro al equipo de su madre, paso un par de meses siendo una especie de novato entre los miembros del grupo, pero al momento de buscar amistades comunes—Hiccup conoció a un viejo ingeniero iraquí llamado Gabir.

El hombre tenía ojos grises llenos de conocimientos (por si la enorme barba no lo ayudara a aparentar sabiduría) y era el mecánico del grupo, reparando desde los jeeps hasta soldando agujeros de balas y arpones de los cascos de sus barcos.

Gabir lo puso bajo su ala, el hombre compartió sus enseñanzas mecánicas con él a pesar de ser solo un novato que empezó a trabajar con ellos solo por ser hijo de la jefa—Hiccup se convirtió en su pupilo y, con tres diplomas de ingeniera, Gabir fácilmente se convirtió en su tutor.

A veces, en las noches cansadas después de una redada mal hecha o de la perdida de los suyos, el grupo estaba demasiado cansado o triste para festejar, así que Gabir y él se sentaban a hablar bajo la sombra de la noche y un par de vasos de whisky—hablaban del pasado y del futuro, de vidas tristes y de arrepentimientos.

Generalmente, solo era Hiccup contándole que tanto lo arruino con Astrid, y con Gabir riéndose y golpeándolo en la espalda.

Pero una noche, cerca del final de sus viajes, Gabir le conto de su vida.

Gabir solía ser un miembro obligado de ISIS, donde lo chantajeaban para armar bombas caseras y otros dispositivos de muerte, los terroristas usaban a su esposa y a su hijo de 3 años como materiales de negociación—la negación siendo "Haces lo que te digo, o tu esposa, tu hijo y toda tu ciudad se van al demonio en la bolsa de mano del diablo"

La madre de Hiccup lo encontró de alguna manera que él nunca quiso revelar, y ella misma uso sus contactos para llevárselos del país en guerra—Gabir, como pago a Valka, decidió formar parte del equipo como su ingeniero temporal.

Pero ese estilo de vida lo atrajo demasiado, atrapándolo en garras dulces e invisibles—garras de adrenalina y emoción, de conocer el mundo de más de una forma.

"Fue un crimen de odio" Gabir solía decir en su ingles rudo y marcado por acento del medio oriente, voz triste y cansada por el licor "O al menos eso dicen, Mi amor Farrah, ella solo habia ido con nuestro hijo a la tienda una noche por algo de leche y unos cabrones ebrios pensaron que sería buena idea golpear a una familia de 'terroristas' y subirlo a internet, pero se les fue la mano"

Hiccup recuerda como escupía en el suelo cada vez que hablaba de terroristas, o de esos petardos de cuello rojo que mataron a su familia.

"Vieron su piel marrón, vieron el hijab…no pararon de golpearlos hasta que no se movían…sigo diciéndome, que de haber salido de aquí antes, de haber vuelto antes a esa casa que tu madre nos consiguió en Ohio…tal vez ambos seguirían con vida" El habia escupido contra el piso una vez más. "Les dieron cadena perpetua, pero eso no me los regresara, ahora es muy tarde y a pesar de seguir viendo el mundo todos los días…daría lo que fuera para regresar a aquel almacén a hacer bombas con una pistola en la cien, al menos mi familia seguiría conmigo."

Después de oír esa historia, Hiccup habia pensado. Razones en las cuales el nunca habían pensado comenzaron a aparecer en su cabeza, y con ellas llegaron las consecuencias.

Un par de meses después, él insistió en tomar unas pequeñas vacaciones en Londres.

El añoro por Colorado habia llegado después, con cada tarde soleada en el parque de Londres, Hiccup no podía evitar ver las luces fuertes que bañaban Denver, o cada vez que comía una de esas hamburguesas con queso que le recordaban a las que preparaban a unas cuadras de la secundaria.

Cada vez que Danny—uno de los amigos de Camicazi—se emborrachaba, era como ver de nuevo a Tuffnut, haciendo shots mientras jugaba ajedrez con una ganilla.

Y Cada vez que Chelsea llegaba a su apartamento con una bolsa de pasteles de Cornualles, era como cuando Heather lo sorprendía con una bolsa de Big Mac's.

Y aquellas raras veces cuando Cami…lloraba, como aquella vez que su equipo favorito gano la temporada y lloro de la emoción o aquella otra vez que uno de sus hermanos se golpeó en la cabeza durante un juego particularmente violento de rugby y casi no despierta, Cami lloro mientras sostenía su mano en la sala de espera…Hiccup no podía evitar compararla con otra rubia por la que él tuvo sentimientos mucho más que platónicos.

Al final, todos los caminos parecían indicarlo a casa.

Y Cami…

Ellos eran dos personas muy solas, era de esperarse que lo sucedió haya sucedido…él—

"Prométeme que me olvidaras, Hiccup"

No, él le prometió tanto a ella como a si mismo que no se quedaría colgado de esa rama, preguntándose los 'hubieras' y los 'Tal vez' hasta que no le quedara otra esquina en la que esconderse.

Pero volviendo al tema que lo mando en este nuevo vortex de sentimientos asquerosos y no deseados, si Astrid en realidad habia seguido adelante entonces…Dios, obviamente que siguió adelante, todo esto es estúpido. Hiccup también siguió adelante, en su…poco salubre, egoísta y mezquina manera—pero siguió adelante. No existe razón por la que Astrid no hubiera hecho lo mismo.

Nunca habia nada que ella tuviera que superar para seguir adelante.

Ellos eran amigos, él la beso, ella no lo beso de vuelta, ella lo beso, él no la beso de vuelta. Eso fue todo lo que sucedió.

Excepto que no era verdad.

Hiccup aún recuerda un millón de tardes solitarias en la preparatoria—cuando incluso horas de Netflix y música ensordecedora no lograban callar sus pensamientos—dibujando a una chica rubia en hojas de papel duras, imaginando y envidiando…y tal vez añorando, un poco.

¿Y dónde demonios habia quedado esa libreta? Hiccup la habia dejado en un intento desesperado de dejar atrás la melancolía, pero esto obviamente no habia funcionado en lo más mínimo. Él aún recuerda lo vacía que sentía la enorme casa, demasiado grande que Hiccup hubiera deseado que estuviera habitada por al menos un fantasma con el que hablar.

Pero…por otro lado…

Por otro lado, él también recuerda mañanas de lunes en las que Astrid llegaba temprano a su casa con un desayuno de panqueques. Él recuerda tardes en las que la chica rubia simplemente llegaba a su casa a comerse su comida o a ver su televisión o a desacomodar sus discos de música o simplemente a pasar el rato…

Hiccup vivió años con una única luz en su aburrida vida, e incluso cuando la luz cambio a una más cercana pero menos brillante y el paisaje se transformó de montañas con puntas cubiertas de nieve a edificios antiguos y relojes gigantes y todo era más positivo, Hiccup recordaba aquella luz que descubrió en un bar de mala muerte con afecto incontrolable.

Hiccup escapó una vez, hacerlo de nuevo es simplemente imposible.

Él-él tiene que intentarlo, no importa a donde lo lleve…

Puede llevarlo a ese lugar que Hiccup ha soñado desde que el concepto de amor se hizo presente…o puede llevarlo a aquel callejón del que solo puedes salir de una dolorosa forma.

Pero de una manera u otra, él tiene que intentarlo.

Un corazón roto se puede curar, lugares suaves se pueden endurecer, pero si no explotas la ampolla y dejas que los fluidos tóxicos se derramen, al final puedes terminar completamente envenenado por tu propia miseria.

Y eso no era justo para nadie.

Hiccup ha estado guardado venenos en su corazón por mucho tiempo—estos se calmaron por un tiempo, pero siempre han estado ahí, revolviéndose e hirviendo en desesperación—y de alguna manera u otra, el momento de liberarse de ellos ha llegado, de drenar la mala sangre y dejar que la piel sensible empiece a sanar.

Se lo debe a Astrid, y se lo debe a sí mismo.


Astrid se habia decidido por unos jeans negros y una blusa azul estampada en brazos y cintura, y a pesar de esto ella se sentía casi desnuda mientras manejaba su auto por las calles de Denver.

Esto era estúpido, de ser otra persona hacia la que estuviera yendo, ella ya habría renunciado, Astrid recuerda haber plantado a un chico en el segundo semestre de universidad cuando le mando por accidente el link a un video porno.

Pero este es Hiccup, Hiccup con su voz nasal y sus manos astutas, Hiccup que no es capaz de quedarse quieto por dos minutosy… ¡Ugh!

Ella nunca se habia sentido tan nerviosa, ella era Astrid Hofferson después de todo. Reina de Hielo de la preparatoria y primera en su clase durante los dos años y medio que lleva estudiando en la universidad de Boulder, estrella del equipo de natación que estaba destinada a competir en las nacionales una vez más en unos meses—ella no se sentía nerviosa.

Pero lo estaba, solo habia una forma de llamarle a esos apretamientos en su estómago y esas manos sudorosas sosteniendo el volante del auto, uñas sin pintar golpeando la palanca de velocidades casi tímidamente.

Era tan exasperante que era insoportable, solo Hiccup podía hacerla sentir así, tan feliz y enojada.

Media hora de discusión acalorada con Ruff seguida por una paliza que arruino el maquillaje de la otra rubia le dio un poco de espacio para pensar—pero aparentemente, no el suficiente.

Astrid sabía que Hiccup habia cambiado, era de esperarse—después de todo con el tiempo incluso Fishlegs logro un cierto nivel de atracción adulta que logro ser el anzuelo del cebo que atrajo a Ruff, pero Hiccup…

Una cosa era verlo con veinte capas de abrigos y una barba de varios meses en un video de Facebook de definición media, otra cosa era verlo en persona una vez más, su barbilla afeitada y su pelo corto, pero no demasiado corto—un olor a madera y a Old Spice inundando sus fosas nasales mientras ella intentaba manejar por la ciudad sin estrellar el coche en cada vuelta.

Fue muy molesto cuando se bajó del auto y Astrid pudo apreciar la curvatura de su trasero y la anchura de sus hombros, ella recuerda que a él no le gustaba usar pantalones tan apretados, pero aparentemente eso también habia cambiado con los años.

Verlo de nuevo era extraño y fascinante—como ver un eclipse—pero también era molesto. Y en más de una manera, por que verlo tan…tan maduro, tan adulto, era un recordatorio perpetuo de que no crecieron juntos—como lo habían planeado, como debió haber sucedido.

Pero hablar con él, Dios, eso solo trajo sentimientos que llevaban demasiado tiempo calmados, como la gota que cae demasiado tarde, pero que aun así causa ondas en toda el agua, despertando a los tiburones que dormían bajo la superficie.

Astrid en serio lo extrañaba.

Ella extrañaba su presencia, ella extrañaba sus respuestas sarcásticas y sus observaciones graciosas, su modo de hablar tan boquifresco y la manera en la que se encogía de hombros tan tímidamente que era adorable. Ella extrañaba como la simple acción de charlar con él era divertida y agradable y refrescante y le quitaba todo el estrés que esas clases extras y horarios cansados causaban.

Ella lo extrañaba con más intensidad que con la que estaba enojada con él.

Y ahora él está aquí, y ella tendrá una cita con él.

Ooooh, chico…

Las decisiones nunca fueron lo suyo.

Ella habia salido con Eret por una decisión apresurada, pero recordándolo bien, la mayoría de sus decisiones fueron tomadas bajo la influencia de algún efecto, de algo que lograba nublar pensamientos y abrir su boca.

Salir con Eret…Bueno, fue una decisión apresurada—las nuevas amigas de Astrid implicaron algo de presión a que aceptara rápidamente por que '¡No puedo creerlo, Eret Eretson te invito a salir!' y '¡Tienes que aceptarlo!'—y ella habia cedido.

Y…tal vez no fue una mala decisión, al principio fue divertido. Las citas a los carnavales eran geniales y la familia de Eret era graciosa y su auto era genial, pero…

¿Cuándo fue que Astrid se dio cuenta de que la relación era algo que…no se sentía correcto?

¿Fue en aquel primer beso? ¿Cuándo ella estaba esperando fuegos artificiales y rodillas débiles, pero solo recibió un contacto incomodo? ¿Fue la primera vez que él le metió la lengua en la boca y Astrid solo pensó en cómo se sentía como comer anguilas vivas? ¿Fue la primera vez que tuvieron sexo y Astrid solo recordaba el sudor helado pegándose a su piel de manera molesta y un dolor insoportable entre sus piernas?

Esas…esas sí que fueron malas decisiones.

En el momento no lo parecían, Astrid esperaba que un interruptor mágico se bajara y ella empezara a sentir…ella quería sentir esas cosas que aparecen en las imágenes de Tumblr, de parejas felices abrazándose y pareciendo tan correspondidas que te hacia desearles felicidad eterna, ella quería cliché, ella quería que su novio fuera su mejor amigo.

No…no fue así. Es triste, pero es la verdad. Y no importaba que tanto intentara dejar el pasado, este ya estaba escrito en largos capítulos de un libre demasiado terrible para disfrutar.

Ella nunca recuperaría esas primeras experiencias, ella nunca tendría otra primera cita, u otro primer beso, u otra primera vez…

Pensar en ellos solo la hacen sentir culpable y angustiosa, y ella recuerda como siempre se quedarán como las primeras páginas del libro que nadie debería de leer.

Y aquí está la segunda parte, esa donde Astrid tiene una solo oportunidad que atrapar, tan difícil como sostener agua en tus manos—impotente cuando esta se escapa entre tus dedos.

Ella tiene miedo. Ella nunca pensó que alguien la pudiera afectar tanto como Henry Haddock lo hizo.

Astrid está tan enojada. Se siente como una novia despechada, cuando lo único que en realidad es, es una mejor amiga abandonada.

¿Qué derecho tendría de golpearlo, como en los viejos tiempos cuando él le ganaba en algún tonto videojuego y ella le daba un puñetazo en el pecho? Probablemente no mucho.

Astrid da vuelta en la esquina y la infame mansión Haddock se hace presente al fondo de la calle, retándola a llegar.

Muy bien, Hofferson, es ahora o nunca.

Astrid estaciona el SUV frente a la casa, mirando su modesto maquillaje en el espejo retrovisor una última vez antes de empezar a bajar del auto, pero apenas al abrir la puerta la figura de Hiccup Haddock ya está saliendo por la puerta de entrada.

Esta vistiendo una camisa verde oscura que parece resaltar sus ojos, y esos pantalones grises que lleva solo parecen servir para resaltar su tra—

No. Contrólate, Hofferson. Una parte de ti aun quiere matar a este sujeto.

Hiccup se acerca al auto como un gato tímido, mirando hacia atrás dos veces—una de ellas en las que el enorme lobo intenta salir de la casa aparentemente para ver cómo le está lleno a su dueño, pero luego lo piensa mejor y regresa a la casa—antes de llegar al auto.

Él se acerca a la ventana y le sonríe nerviosamente.

"Hey"

"Hey" Astrid le sonríe de vuelta "Sube, faltan un par de horas para la hora pico del Gally"

Hiccup abre la puerta y entra al auto, y cuando se inclina a cerrar la puerta los músculos de su espalda se tensan y Astrid tiene que apartar la mirada, sonrojándose.

De repente el beso que le dio en la mejilla más temprano ese día suena como una de las cosas más valientes que ha hecho.

"No olvides el cinturón" Astrid le advirtió, escondiendo su sonrojo de manera burlona antes de dar reversa al auto y empezar a alejarse de la casa.

"Si, mamá" Hiccup le responde de vuelta, el mismo tono bromista en su voz.

Astrid intenta no soltar esa pequeña risa, pero lo hace de todas maneras.

Aun tienes que hablar, pero tal vez no todo esta tan perdido como ella cree.

Aún hay suficiente como para que valga la pena intentar.


Unos minutos de viaje en silencio agotado además de una que otra pequeña conversación—"¿Tu pulsera…?" "Ruff me convenció, era esto o un juego de tatuajes que dijeran 'Ruffstrid' en los pechos" "Oh."— y llegan al Gally Light's Pub.

El Gally fue el primer bar que, en su momento, se volvió muy minucioso con las identificaciones. Cuando todos iban en la preparatoria el Gally's Bar y Restaurante fue el único bar que no hacia la vista gorda y dejaba que un grupo de menores de edad entrara a disfrutar diversión adulta un rato—y esto solo hacía que el grupo de adolescentes quisiera entrar en el con más intensidad.

Pero nunca pudieron, porque tenían 17 años y las identificaciones falsas hechas por Tuffnut era tan obviamente falsas que era ridículo (Habia escrito 'Colorado' con 'K'), ella recuerda como ambos hablaron muchas veces de como irían ahí en cuanto Hiccup fuera mayor de edad.

Y ahora estaban entrando, la primera fantasía adolescente que podrían dejar atrás.

Apenas entrar Astrid suelta una pequeña maldición entre dientes, hay unos chicos del equipo de soccer de la universidad que ella conoce jugando dardos en una pared—Astrid en serio espera que no se metan en la larga conversación que ella planea tener con Hiccup, o los asesinara—pero además de ellos solo hay un par de empresarios tomando silenciosamente en la barra y una pareja acurrucándose en una orilla del bar.

"Vamos" Astrid le apunta a una serie de asientos pegada a una pared al otro lado del bar, menos mal aun no es la hora de la música y el ocio, porque de ser así esta probablemente sería la conversación más incómoda del mundo.

Como si no fuera a ser suficientemente incomoda.

"Damas primero" Hiccup responde, siguiéndola hasta que llegan a los asientos y se sientan en lados separados. El elefante en la habitación cada vez más grande.

Astrid no puede evitar ver su brazo, la hilera de dientes marcada en cicatrices pálidas grabadas en su bicep, probablemente el único cambio en Hiccup cuyo origen ella reconoce.

Pero hay más.

Hay una cicatriz pequeña al lado de su ceja que ella no sabe cómo llego ahí y por el brillo innatural en sus ojos, Astrid se da cuenta que estaba usando lentes de contacto.

Dios, hasta su caminata es diferente. Su espalda está más recta que nunca y su cabeza mira hacia el frente, el reloj en su muñeca tiene su nombre—su nombre, Henry Haddock III, no su apodo—escrito en letras plateadas y a Astrid ni siquiera necesitan decirle que es el regalo de alguien más…

Ella…ella quiere conocer a este Hiccup, ella lo quiere conocer casi tanto como tiene miedo de hacerlo.

La hace sentir emocionada y curiosa y expectativa como no se habia sentido en tanto tiempo. Ella quiere saber por lo que ha pasado, ella quiere saber que tanto ha vivido para hacerlo cambiar tanto para que sus ojos verdes como el pasto oscurecieran su hermoso color—la hace sentir triste y culpable, como si ella fuera la causa de la nube sobre su cabeza.

Tal vez lo es.

Pero entonces ella recuerda lo que probablemente es el aspecto más importante que jamás haya descubierto, golpeándola directamente en el estómago en un golpe ciego justo debajo de sus costillas.

Ella recuerda a Camila Cazzie, y Astrid se da cuenta de porque sus miedos son tan razonables.

Dios… ¿Y si-y si Hiccup sigue saliendo con Camila? Ella-ella no habia pensado en ello…

Una camarera se acerca y empieza a preguntarle a Hiccup la orden, y Astrid se permite a si misma mirarlo.

Sus ojos verdes y su cabello cobrizo, uno de los pocos atributos que comparte con su padre. La forma en la que su piel está llena de pecas y en la que sus dedos se ven largos y astutos. Pequeños datos de él que ella no recordaba desde su partida haciéndose presentes en su sique.

Hiccup no es americano, su madre es inglesa y su padre es originario de Irlanda, nadie lo sabía con su acento estadunidense tan obvio—ella recuerda que antes de irse Hiccup hablaba irlandés perfectamente—pero ella lo podía, lo puede, ver en la esquina de sus ojos y en la punta de su nariz, tan diferente a la de todos los chicos que ella ha conocido. ¿Cómo hubiera sido si su familia nunca se hubiera mudado a Colorado? ¿Acaso Astrid sería más feliz o más miserable de lo que era ahora? - aun años después, el dilema que era Hiccup Haddock solo parecía haberse agrandado.

Este hombre le habia roto el corazón.

"¿Y para la dama?" La camarera se voltea y le dice.

"Uh, solo un té helado y un pastelillo de nueces" Ella pensó en no ordenar más que una bebida, pero lo cierto es que con todo este drama ella se habia olvidado de comer.

"Muy bien, un pastelillo de nueces y un pan barmbrack, té helado y coca light, a la orden" Y con eso ella se aleja, dejándolos solos con ellos mismos.

"¿Y cuándo será la boda?" Hiccup se apura a decir antes de que el ambiente se tornó incómodo.

Oops, muy tarde—3 años muy tarde. ¿Por qué no te haces abogado? Imagínatelo, Henry Haddock—Divorcios y nada más.

"¿La boda? Oh, Scott y Heather…la invitación decía que en 4 meses" Astrid se muerde el labio inferior "¿Tu-tu seguirás aquí? Para la boda, me refiero" Ella está tentando el agua, buscando respuestas sin hacerlo sentir como que está en una cacería de brujas.

Hiccup traga, él en serio no lo pensaba revelar todo tan rápido. Pero si habia una persona que siempre fue capaz de sacar la verdad de él, esa era Astrid.

Él aun no resiste sus ojos azules—él es débil contra los ojos azules.

"Yo…yo creo que me quedare a-aquí un rato."

Astrid siente su corazón empezar a latir cada vez más rápido.

"¿Un rato?" Ella logra decir, espejo de presión obvio en su garganta.

"Tal vez valga la pena" Él se encoge de hombros "Creo que me he perdido muchas cosas últimamente"

"Eso es quedarse corto" Ella le responde automáticamente, pero su mente está concentrada en otros hechos.

Hiccup se quedará, él-él tiene pensado quedarse en Colorado. A menos que él haya cambiado mucho más de lo que ella está dispuesta aceptar y le esté mintiendo…no, es imposible, él Hiccup que ella recuerda no era capaz de convertirse en esa persona.

"En serio, ¿Scott y Heather? Aun no puedo creerlo" Hiccup le dice, jugando nerviosamente con el salero.

"Si, bueno, ellos tampoco" Ella le contesta, anticipación acercándose en la esquina de sus ojos.

Astrid solo quiere hablar de ellos—no de Heather y Snot si no de Hiccup y Astrid. De la entidad que representaban, cualquier conversación ajena puede hacerse cuando estén en un lugar más feliz. Pero en este momento, si quieren reparar algo, ellos necesitan hablar de la su propia realidad.

No importa lo incomoda o triste que sea.

Hiccup se soba la nuca mientras intenta no sonrojarse, fallando rotundamente.

Él no quiere olvidarla, ahora más que nunca. Tal vez incluso nunca lo hizo.

"Si, yo…no creo que me vuelta a ir" Hiccup revela, y Astrid siente una presión saltar de sus hombros

Una de las dudas que tuvo desde el momento que se enteró de que Hiccup regresaría a Colorado desapareció en un solo instante—uno de los constantes miedos que ella imagino mil veces evaporándose en un par de oraciones.

Astrid se pregunta cuál es su razón por la cual quedarse, siendo que su vida ya existía en otros lugares, pero decide ignorar esas preguntas para después.

Por el momento ella solo está feliz, pero debajo de eso, existe ese pequeño rencor que ella ha cuidado por tres años.

"Te fuiste una vez" ella le responde y Hiccup automáticamente abre los ojos como platos.

Él…él no esperaba eso.

Él no esperaba que ella lo acusara de una manera tan pasiva, él esperaba golpeas y gritos, no una declaración atrevida.

Las excusas parecen una falacia en este punto.

"No podía quedarme-no-no quería quedarme" El tartamudeo está de vuelta. Nunca se fue.

Hiccup se pregunta que es peor, la fría indiferencia o el acalorado desprecio—él nunca pensó que sería sujeto a ninguna de estas por parte de Astrid.

"¿Por qué?" Astrid le pregunta, a pesar de ya saber la respuesta. La palabra con "A" amenazándola en alguna parte detrás de su cabeza, entre la nuca y la abstinencia.

"Por qué-por qué de haberme quedado, todo se habría ido al infierno" Habia demasiadas cosas sin contar embotelladas, atoradas entre los escalones que no podían llegar a ningún lado.

Astrid se queda callada, mirándolo como si fuera su enemigo. Y eso le da más miedo que aquella vez que nado su madre lo impulso a nadar con tiburones.

Al menos a los tiburones los podía reconocer, pero esta vez no hay jaula alguna que lo defienda contra la fría indiferencia.

Astrid baja la mirada, su expresión resbalándose, y Hiccup siente un pinchazo en el corazón.

Él no quería ser la razón por la que Astrid tuviera esa expresión.

"No sé si te has dado cuenta, Hiccup, pero las cosas se siguieron moviendo acá" Ella le dijo "Ya no somos los adolescentes que éramos, Heather y Snotlout se están casando, ¿los recuerdas? ¿Tu primo y la chica con la que fuiste a tu primera cita?"

"Difícil de ignorar" Hiccup murmulla por lo bajo y Astrid se siente enojar más.

"Aun eres un desastre de sarcasmo, ¿no es así?" Antes de que pueda responder, ella continua "Hiccup, te fuiste, y lo que es peor, n-no le dijiste a nadie" Ahí está, una de las cosas que Astrid habia guardado en su pecho por años—sacar algo de su corazón nunca la habia hecho sentir tan triste y refrescada, una espina incrustada dentro de ella por demasiado tiempo.

Pero la sangre también fluye, y Astrid siente el ardor.

Cuando Hiccup se fue…

De repente, todo parecía más silencioso, más aburrido. Él en serio que hizo un numero con ella.

"Fue-" - Fue lo más sencillo, pero decirlo lo haría sonar como el cobarde que él sabía que era "…Solo, fue una decisión de último momento, m-me fui antes de lo planeado, después de-" De besarla, después de esa noche que destruyo todo.

"¿Y por qué?" Ella casi llora, solo para luego parpadear fuertemente, intentando calmar sus violentas emociones "Yo… ¿no significaron nada? Esa amistad que-que teníamos?" Casi todos los mejores momentos de su vida han sido al lado de Hiccup, ¿Acaso para él no fueron así?

Astrid en serio no quiere sonar como una novia despechada, pero es más que difícil.

Por supuesto que no lo fueron—Astrid recuerda las emociones crudas y honestas que le habia transmitido aquella libreta de dibujos—para él, probablemente fueron años frustrantes y vanos.

Astrid recuerda haber visto a un joven que no conocía, solitariamente comiendo su almuerzo en una de las gradas de football mientras ella caminaba al lado de su novio, sin imaginarse que un día ese chico la marcaria de tal manera.

Tal vez "teníamos" es más apropiado que "tenemos".

Hiccup traga una vena de saliva, intentando no recordar, y fallando en ello.

Aun es inquietante, y aun trae un piquete agudo en su corazón.

"Tú tenías a Eret" Hiccup le dice, tan fríamente como puede.

Cobarde, ¿Te convertiste en el tipo que dice cosas solo para lastimar?

Se siente como escapar y pelear al mismo tiempo, y él en serio no quiere pelear con Astrid, pero cuando el rostro de ella se tensa inmediatamente, Hiccup siente como si hubiera atinado un golpe, como si le hubiera dado un puñetazo en el costado.

No se siente bien, lo hace sentir poderoso y repugnante.

Lo hace sentir como un bastardo hipócrita y egoísta—Hiccup nunca habría dado a Astrid por concedida, pero por la manera en la que le hablo, probablemente esto haya cambiado para mal.

¿Acaso cambio tanto en Londres? ¿O fue antes?

¿Qué tanto tiempo él lleva siendo esa clase de persona?

"¡¿En serio crees que puedes-" Astrid comenzó, palabras cayendo como cascada hasta que noto una presencia a su lado y cerró la boca inmediatamente, a pesar de que lo único que quería era gritar y gritar y gritar, dejar salir tres años de falsa indiferencia y preguntas evadidas.

Ella estaba tan harta de guardar silencio, de pasar emociones por su pecho como agua destilada que solo se oscurecía con cada pasada.

Hiccup la habia marcado más que ninguna otra persona en el mundo, un recuerdo constante de como intentar ser alguien que no era la habia dejado con un corazón herido y más de un arrepentimiento.

La mesera estaba a su lado mirándola como si fuera un Dragón antes de atacar, la bandeja en la que llevaba la comida y bebidas temblaba ligeramente y Astrid se dio cuenta de que esta chica iba con ella en la universidad—Jessica o Jane o algo así, Astrid compartía su clase de derecho con ella—y que su pequeña cita con Hiccup Haddock seria noticia de campus al día siguiente, genial.

"S-su comida- eh" Jesicca-o-Jane dijo, poniendo los platos sobre la mesa y escapando rápidamente. Astrid se dio cuenta de que los jugadores de soccer se habían quedado callados y la veían con un aire de inseguridad, Astrid los fulmina con la mirada y estos escapan como moscas de un cadáver.

"Hiccup" Ella respira, calmándose ligeramente después de tomar un trago de té helado "Solo-solo quiero que me digas la verdad, ¿Qué fue lo que paso esa noche?" El gato esta fuera de la bolsa, vivo aun después de ser lanzado al rio y de vuelta.

Hiccup se puede sentir a si mismo comenzar a sudar fuertemente, así como el sonrojo que sube por su cuello y se posa en sus mejillas, el pequeño plato con pan dulce completamente olvidado sobre la mesa mientras los recuerdos fluyen en su mente como agua de una cascada que no puede controlar.

Él recuerda el beso, él recuerda como logro confundirla lo suficiente como para que ella lo besara de vuelta, irrumpiendo en su casa en la madrugada solo para golpearlo y darle una oportunidad para saborear sus labios una segunda vez.

Hiccup aprovecha para mirarlos otra vez, igual de rosas y perfectos como los recordaba.

"Fue-fue algo que tenía que hacer, Astrid. Algo que—n-no podía irme sin hacerlo" Hiccup le confeso, abriéndole su corazón como en los viejos tiempos. Una vergüenza que nunca duro lo suficiente para ser un arrepentimiento.

Astrid suprime un suspiro cuando sus ojos comienza a buscar la habitación frenéticamente y sus mejillas se sonrojan.

Pero no se retira, no se levanta de la mesa y pospone respuestas como una persona egoísta haría. Él sostiene su posición, porque Astrid lo está mirando con tanta esperanza en sus ojos que incluso es visible bajo la obvia ira.

Hiccup espero tantos años para poder liberarse, porque aun durante su auto-exilio, aun después de los canticos calmantes, Hiccup podía saborear el arrepentimiento bajo su lengua, como una cuchara vieja y oxidada.

"¿Por qué?" Astrid pregunta de nuevo, ella está empezando a pensar que suena como disco rayado a este punto "¿Por qué-por qué no simplemente lo…hablamos?

Hiccup suspira, porque no importa que tanto lo intente, Astrid nunca sabrá lo que es ver como la persona que más amabas estaba con alguien más—como alguien más vivía sus sueños—como una persona tan diferente a él mismo lograba ocupar un lugar que Hiccup nunca podría llenar.

Hiccup nunca dio su amistad con Astrid por sentada durante años—pero cuando lo hizo, vaya que lo hizo de maravilla.

Astrid merece la verdad, ambos la merecen, de hecho—no importa que tanto miedo él tenga de hablar, de hacerle saber una afirmación obvia de la causa de su odisea, porque Hiccup—con todos sus asuntos y obvias inseguridades—nunca en su vida habia plasmado en oraciones sus sentimientos—Cami los habia adivinado, pero las palabras nunca habia dejado sus labios, nunca dirigiéndose a Astrid, nunca dirigiéndose a nadie.

"No habia nada que hablar, Astrid" Hiccup le sonríe tensamente, y Astrid puede ver como sus ojos están tan nublados con emociones que casi la destruye, ella antes pensaba que esa sonrisa era normal, hasta que vio la verdadera y empezó a reconocer como las demás nunca alcanzaban sus ojos "Solo tenías que saberlo, yo-yo sentía muchas cosas por ti, cosas que no debía" Él le respondió, y el rápido corazón de Astrid empezó a latir más fuerte en anticipación, consiente con perspicacia de por cual camino Hiccup estaba caminando.

Amor—se-se siente demasiado fuerte.

El aún no puede decirlo, ser rechazado apenas llegar apagaría la última flama de esperanza que le quedaba.

Eso puede esperar. Hiccup no tiene apuro para llegar a ese colapso nervioso.

Astrid toma un trago de su té helado y Hiccup la imita con su soda light, y de repente ambos se sienten transportados años al pasado, durante un primer encuentro lleno de incomodidad y diversión, de frescura y arrepentimiento.

Es otro paso, pequeño, pero ahí está.

"¿Cómo se llamaba?" Hiccup le pregunta de repente, mirando su vaso de coca cola light como si fuera un acertijo.

"¿Cómo se llamaba que…?" Astrid le responde, levantando una ceja.

"Aquel bar" Hiccup continua, y Astrid lo mira con ojos azules y hermosos que lo tientan a hacer cosas estúpidas "Donde nos conocimos, recuerdo que nunca quise ir, pero Eret en serio insistió" Él soltó un bufido. La ironía no perdida en su predicamento.

Astrid no contesta por un instante, recordando como un chico pequeño y delgado habia entrado por la puerta de aquel bar al lado de un musculoso deportista, ella recuerda cómo se veía tan fuera de lugar como ella se sentía. Astrid incluso recuerda como él fue lo único que hizo aquella noche divertida, y que ella busco la primera excusa para ir a hablar con él al día siguiente.

"Leonora's" Astrid le responde y baja su vaso de té, recordando la pequeña cantina que solo era limpiada una vez cada mil años, donde las personas como Eret iban a emborracharse y jugar billar a pesar de ser menores de edad "Lo cerraron hace unos años, el dueño vendía cocaína, fur todo un asunto en las noticias"

Hiccup piensa si debería reír, porque el lugar donde su relación comenzó cayo hace tanto tiempo, aplastado por sus propios delitos.

Astrid se toma un momento para apreciar sus ojos, tan verdes como el bosque de colorado en el que una vez ella y sus amigos fueron a acampar, pero se fueron antes de amanecer cuando escucharon aullidos en lo alto del bosque.

Hiccup no se hubiera ido—Astrid se da cuenta—de haber ido, él probablemente habría salido a hacerse amigo de la manada de lobos que atentaban con robar sus víveres. Tuff habia subido a un pino como si el piso fuera lava, Heather habia llevado la escopeta de su padre y la habia sostenido como si fuera de soltarla esta dejaría de funcionar y aunque Snotlout proclamo que podía vencer a un oso con fuerza bruta, fue el primero en esconderse en la cajuela del Jeep de Ruffnut.

A Astrid le gustaría volver a ese bosque algún día, tal vez con Hiccup—definitivamente con Hiccup.

Es el turno de ella.

"¿Cómo has estado?" Astrid le pregunta y continua antes de darle tiempo de encogerse de hombros o de apartar la mirada "Sé que no te dejaste de mover, con el trabajo de tu madre y todo eso, de-debió ser difícil" Debió ser maravilloso.

Ver un diferente amanecer todas las mañanas, eso es algo con lo que Astrid solo puede soñar.

Hiccup tose sobre su vaso, pensando una respuesta, pero al final la honestidad desnuda hace de las suyas—como siempre.

"Estuve—estuvo…bien, al menos al principio…" Él levanto la mirada, atreviéndose a verla a los ojos—preparándose para al menos dejar una pequeña parte de él en ella. "¿Quieres-quieres oír de ello?"

Astrid asiente rápidamente, reflejo entrañado mientras ella sentía la emoción de la anticipación, pero también algo de miedo bajo la frazada.

"Bueno, eh, supongo que empecemos cuando me fui"


Avergonzado HD

Así que…han pasado casi 4 meses, ¿no es así?

Lamento tomar tanto tiempo, no tengo excusa más que no tenía ganas de subir este capítulo, ¿o de terminar la edición del siguiente?Supongo que solo esperaba que la inspiración para seguir con mis otras historias volviera, pero todo parece regresar a esta… ¿Debería terminarla de una vez por todas? Oh, como sea.

Así que tenemos a Hiccup, por fin dispuesto a compartir, tenemos a Astrid, donde ni ella está segura que es lo que quiere, tenemos a muchos personajes que aún no muestro y tenemos una ausencia de tres años que solo he resumido en lugar de explicar completamente, vaya que si tengo cosas que hacer.

(Puede que haya problemas de edición, pero los hechos de este fic transcurren en Denver, Colorado. La universidad a la que Astrid va está en Boulder—una ciudad en las rocosas de Colorado a 30 minutos de Denver)

En otras noticias, para aquellos interesados (Como yo) El trailer de Como Entrenar a tu Dragón 3 saldra exactamente en 5 dias, este 7 de Junio. Esto esta confirmado por Dreamworks y la verdad es que estoy tan emocionado que voy a E-X-P-L-O-T-A-R.

Definitivamente seguiré con esta historia cuando este fic llegue a las 30 reviews, o cuando pase suficiente tiempo como para que quiera actualizarlo.

Lo que pase primero, depende de ustedes.