HOLAAAA A TODOOOS Y TODAAAS
Les traemos un nuevo capítulo de esta enganchante historia, no queremos distraerlos mucho con esta introducción así que les diremos que ES MUY IMPORTANTE QUE LEAN LAS NOTAS AL FINAL DE ESTE.
Queremos agradecerle a NovaSenpai, felixh891 y sagawinchester por dejar sus hermosos reviews en el anterior capítulo.
Y sin más que decir, comiencen con el capítulo n.n
DISLAIMER:
Esta historia está siendo re-subida, no me pertenece a mí ni a mi compañera sino a Tsukii07 y a Chikytina.
Los personajes claramente son de Tite Kubo.
Capítulo 11
Venganza
Orihime Inoue mantenía los ojos cerrados sumergiéndose en la negrura infinita de un sueño profundo. Aparte de la morfina intravenosa para el dolor que le habían suministrado anteriormente, no es que ella tuviera muchas ganas de despertar a la realidad. Una cálida mano acarició el pelo de aquella bella durmiente.
-¿Ulquiorra…? – Pensó ella, sin articular palabra pensando que se trataba de un sueño. - ¿De verdad eres tú?
-Lo siento… - Dijo él en aquella psique. - No lo he conseguido, no he podido encontrarla. Buscaba tu felicidad… y no la he encontrado. Perdóname.- Susurraba Ulquiorra provocando casi el sollozo de aquella pelirroja dormida. - Orihime… abre los ojos.
- No quiero abrirlos… estoy viviendo un sueño demasiado hermoso.
- No es ningún sueño. – Dijo él con su calmada voz.
La joven Inoue abrió los ojos lentamente, efectivamente todo era real puesto a que el efecto de la morfina y los calmantes estaban perdiendo su efecto. Por un momento se sintió avergonzada, pero el dolor penetrante en su parte baja le hizo olvidar cualquier rubor para concentrarse en su lesión.
- Te hemos estado buscando por todas partes. - Dijo mirándole a los ojos. – Tienes a todo el mundo preocupado. – La pelirroja hizo memoria de los hechos que le habían sucedido la pasada noche, y un escalofrío le recorrió la columna, provocándole unas irrefutables ganas de llorar. El moreno mantenía su mirada fija en la agredida que se apartaba las lágrimas pesadamente. - ¿Quién ha sido? – Preguntó con voz altamente molesta.
- Loly y Menoly…- Susurró entre lágrimas.
El de ojos verdes frunció el ceño, eran pocas las veces que mostraba alguna emoción y en ese momento estaban claros sus sentimientos. Asintió con la cabeza tras acariciar la mejilla de la torturada, se levantó de su asiento y salió de la enfermería. No necesitaba saber lo que le habían hecho esas desalmadas puesto a que Unohana le había mantenido informado desde que se la encontró en los baños mientras hacia su patrulla nocturna.
En el despacho de Aizen…
¡Pum! La puerta se abrió de un portazo interrumpiendo la calmada lectura del director, a pesar del estruendo conservó su calma y desvió la mirada al lugar de los hechos, mientras se aseguraba de que el aire no había despeinado ni un solo pelo de su cabellera. Una vez asegurado su increíble aspecto, analizó el momento detalladamente descubriendo al culpable de la situación.
- ¿Qué significa esto Ulquiorra?- Se apresuró a preguntar Aizen mientras miraba fijamente al susodicho.
Gin apareció algo sofocado entre quejas y ruegos, suplicándole al moreno que en esos momentos el director estaba ocupado rellenando unos informes y que no le molestara, suspiró pesadamente cuando vio que no había llegado a tiempo y el escándalo ya había sucedido.
- Lárgate de aquí Gin.- Pronunció Ulquiorra sin tan siquiera mirarle a la cara.
Aizen parpadeó para abrir los ojos disimuladamente tras ver la reacción de su "perrito faldero". Intentó comprender qué era tan importante para poner de semejante humor a Ulquiorra, sin más dilación, se apresuró a hablar.
- Déjale, Gin. Está bien, puede pasar. - Pronunció mientras se levantaba de su confortable sillón de cuero fingiendo despreocupación. - Parece que Ulquiorra tiene algo importante que contarme… - Caminó hacia la puerta de su despacho y la cerró dejando a Gin al otro lado algo confuso y desconcertado ante tanto misterio. - ¿Y bien?- Preguntó el castaño sin girarse y poniendo el pestillo a su puerta.
- Exijo su permiso para que la alumna Orihime Inoue pase a ser durante un tiempo mi compañera de habitación y recibir terapia intensiva, incluyendo así la libertad de que pase los fines de semana "fuera" si así lo desea, siempre bajo mi supervisión. – Ulquiorra fue claro, directo, no era una petición, era una orden, algo que a Aizen no le gustó nada, nada en absoluto.
- ¿Cómo… dices? – Preguntó él riendo ante el increíble discurso. Giró sobre sus talones para intentar analizar al irreconocible hombre que había considerado "mano derecha" - ¿A qué se debe todo esto? Responde. - Cambió su sonrisa para borrar de su cara cualquier tipo de expresión.
- Orihime fue agredida anoche por las dos alumnas Loly y Menoly, ya que viven bajo el mismo compartimento y cualquier tipo de castigo no va a hacer que cese el acoso, no dejaré que sufra ningún dañó hasta que no supere el incidente con su debida terapia, las culpables reciban su merecido. – El tutor clavó la mirada al castaño, transmitiendo autoridad en cada palabra.
- Es la primera vez que escucho algo así…- El director pareció mostrarse comprensivo. Llevándose una mano a la cabeza. – ¿Quién te ha contado semejante historia?
- Unohana la encontró en el baño, nos lo ha contado la misma Orihime, sin contar las pruebas físicas. – Ulquiorra se relajó, parecía que no iba a ser tan duro conciliar con Aizen.
- Ajá…- Entendió. - Hablaré con Unohana para que no de parte al asunto de todo esto, no queremos que la prensa hunde nuestra reputación. – Se colocó las gafas y se volvió a sentar para continuar su lectura, despreocupadamente. – Sobre Loly y Menoly, son las mejores alumnas del centro, ¿Quién iba a creer que han hecho esto a una chica nueva de la que no tenemos ninguna información prácticamente? Sobre tu petición, está aplastantemente denegada. – Aclaró finalmente.
Ulquiorra permaneció en silencio unos segundos, la situación estaba aparentemente controlada hasta que Aizen sacó a la luz su personalidad retorcida y calculadora. El moreno estaba preparado para eso, no podía enfrentarse a él sin un plan B, era obvio que no aceptaría su propuesta por las buenas.
- Señor Aizen, ¿Le gustaría que la poderosa familia Hitsugaya descubra que el delito que cometió su hijo fue muchísimo más leve de lo que condenaron y que realmente está en este centro para que usted pueda acostarse sin problemas con esa menor… ¿Cómo se llamaba? – Se rascó la barbilla suspicazmente. - Ah, si… ¿Momo Hinamori? - Aizen no pudo controlar que la piel se le erizara y sus ojos se paralizaron aunque aparentara normalidad en el asunto. Finalmente, miró de reojo al rebelde que se encontraba ante él, que sonreía torcidamente.
- ¿Estás jugando conmigo? – La ira se transmitía en el ambiente y podía cortarse la incomodidad con un cuchillo.
- Estoy siendo franco. ¿Quiere arruinar su reputación en unos segundos? – Continuó mientras cogía su móvil dispuesto a marcar algún tipo de numero. - Puedo llamar al señor Hitsugaya ahora mismo, pero no le aseguro que con el dinero y contactos que maneja ese hombre, se mantenga con vida hasta mañana.
El director se levantó, suspirando y camuflando su expresión de vergüenza y derrota que se le reflejaba irrefutablemente en la cara. Y bajo una débil voz, salió a la luz la victoria de Ulquiorra.
- Está bien…. Lo he pensado mejor y creo que el bienestar de la señorita Inoue es importante para todos, ya sabes que nuestro centro se encarga inmediatamente de cualquier problema que perturbe la felicidad del alumnado. Le dejo libre albedrío para castigar a las culpables como mejor le convenga, siempre y cuando no salga a la luz cualquier tipo de suceso "ilegal"... – Le dio énfasis a la palabra ilegal, para recalcarla. - ...en el asunto. – Pronunció sin mirarle siquiera a la cara.
El oji verde asintió con diversión, y dio media vuelta para dirigirse a la puerta.
- No entiendo por qué tanto interés en Inoue… Ulquiorra. – Interrumpió. - Eres demasiado bueno con ella. ¿Te da pena? ¿No quieres dejarla sola? ¿Es compasión? – Dijo girándose hacia él con su butaca de cuero, y acomodándose las gafas. El psicólogo paró en seco pero no articuló palabra. - ¿O es otra cosa?- Rió.
El moreno no contestó, abrió la puerta del despacho y se marchó del lugar dejando la incognita en el aire.
- ¿Quieres jugar, eh? - Habló Aizen, a pesar de no haber nadie en la sala. – Parece que nuestro perro se revela. Y los perros que no obedecen ya no sirven, ya no funcionan… ya no son necesarios. - Rió finalmente.
Ulquiorra actuó tan rápido que incluso él mismo se sorprendió de la eficacia de sus actos, estaba dejándose llevar por meros impulsos, de los cuales él más predominante podría llamarse "rabia". O tal vez impotencia y por eso intentaba remediar algo que ya no tenía marcha atrás. La mujer que amaba acababa de ser violada y él no había estado ahí para protegerla. Esas delincuentes lo iban a pagar.
El moreno entró en el pabellón femenino violentamente sin hacer caso de las preguntas de Rangiku, que rogaba explicaciones sobre lo sucedido. Este se limitó a ignorarla, como de costumbre, y acercarse a la clase teoría de primera hora de la mañana, dejándose en evidencia ante todas las féminas cuando abrió la puerta de un portazo y llamó con severa voz a Loly y Menoly.
Estas se miraron entre ellas, con algo de miedo parecieron compenetrarse entre sí para mostrar su mejor cara ante todos, como de costumbre, y se dirigieron fuera de aquel lugar con una increíble sonrisa de niña buena.
- ¿Que ocurre profesor? - Preguntó la morena con una irreconocible voz aguda.
Ulquiorra no contestó, hizo un gesto de "seguidme" el cual hicieron caso como dos pollitos a su gallina, encaminándose hacia su despacho. Una vez allí, el moreno cerró la puerta tras de sí dejando a las dos amigas completamente desconcertadas.
Ambos miraron al oji-verde durante una larga estancia en silencio, esperando respuestas.
- Orihime Inoue. - Se limitó a articular mientras suspiraba pesadamente y se llevaba una mano a las sienes intentando controlar su ira.
- ¿O-Orihime? – Sonrió Menoly nerviosamente. - ¿Esa no era la nueva? ¿Qué ocurre con ella? - Ulquiorra no pudo evitar sonreír ante aquella situación. - ¿Qué? ¿De qué se ríe? –Lle habló educadamente.
- Me río de tu patético intento de hacerme creer que no tenéis nada que ver en su violación. – Las comisuras de sus labios cayeron en picado frustrando aquel intento de sonrisa. - ¿Me tomáis por estúpido? ¿Quién coño os creéis que sois? - Empezó a elevar la voz, algo raro en él.
- Se-Señor Cifer… ¿violación? No sabemos de qué habla... - Tartamudeó Loly ante la expresión horriblemente enfurecida y oscura de aquel hombre. – Está equivocado… - Suplicó asustada.
- ¿Que estoy equivocado? Tengo pruebas de ello. – Mintió el, estaba al 100% seguro de la culpabilidad de estas, y con un poco de presión acabarían confesando por ellas mismas. – Unohana ha encontrado muestras en el baño.
Ambas enmudecieron, con una aguda expresión de pánico.
- No… nosotras no queríamos hacerle daño. – Suplicó Menoly rompiendo a llorar, era claro quién era la más débil de las dos.
- ¡Menoly! ¿¡De que estas hablando!? – Le gritó su compañera, rabiosa por haberlas delatado.
- ¡Silencio! – Gritó Ulquiorra. – Callaros de una vez, no quiero escuchar vuestros ruegos.
- Por favor señor Cifer… - Lloró Loly – No se lo diga al director Aizen…por favor, haremos lo que sea.
- Tranquilas, no iba a decírselo. – Respondió secamente
- Muchas gracias profesor… - Sonrieron aliviadas ante aquella noticia. – Sabíamos que usted nos perdonaría.
- Acompañadme. – Les ordenó, ignorando sus agradecimientos.
El grupo de tres caminó apresuradamente, bajando las escaleras de su despacho y dirigiéndose al pabellón principal, llegando al fin a la puerta que conducía a las escaleras para bajar a las celdas del silencio.
El oji-verde las miró de reojo, abandonándolas unos segundos para cuchichear algo incomprensible para ellas con la guardiana Soi-fong, obligándola a salir del establecimiento y quedarse a solas con el profesor. Bajaron con calma hacia el oscuro subterráneo, alumbrado mínimamente con algunas bombillas, llegaron a una celda y entraron cautelosamente en ellas. Ulquiorra comentó que debía de castigarlas de alguna manera por el incidente, y que residirían durante un par de días en aquel establecimiento, por ello, iría a por unos colchones para acomodarlas, saliendo del lugar con terrible sigilo.
Las dos niñas comenzaron a reír cuando oyeron la puerta cerrarse y verse completamente solas.
- Jajajajaja, ¿Lo has visto Menoly? Este hombre debe de ser estúpido de verdad. - Reía tirándose por el suelo.
- Es verdad, ¿Cómo es tan imbécil de pensar que hemos violado a esa zorra de Orihime sin querer hacerle daño? - Se llevaba las manos a la barriga por las imparables carcajadas
- ¿Recuerdas cómo gritaba? – Continuó riendo la amiga. – Parecía una perra
- ¿Qué si lo recuerdo? ¿Cómo podría olvidarlo? Parecía una perra porque eso es lo que es!
- Ya verás cuando se entere Grimmjow, ese cabrón pagara por la humillación y el desprecio que nos dedicó aquel día en el comedor. ¡Que se joda!
Ambas continuaron la animada charla mientras seguían burlándose de la pelirroja, una vez escuchado el ruido de la puerta abrirse, deduciendo que se trataría de Ulquiorra, enmudecieron intentando controlar la sonrisa.
El moreno se acercó a una celda, no precisamente la de las dos castigadas, sino a una no tan lejana de la que ellas pertenecían, sorprendiéndose de que había alguien más en el lugar
- ¿Lo has escuchado todo? – Preguntaba Ulquiorra mientras abría la pequeña rejilla que los diferenciaba.
- Alto y claro. - Respondió Grimmjow dando un puñetazo a la celda.
- Lo único que puedo hacer es mantenerlas aquí, y como mucho traspasarlas de centro. - Explicó. - Si eso te parece poca justicia… - Continuó mientras cogía una llave y abría la celda del prisionero. – Yo a partir de ahora no voy a ver nada. - Finalizó acercándose a las celdas de las dos acusadas abriendo también la cerradura.
- ¿C-Cómo? – Tartamudeó Menoly, completamente presa del pánico. - ¿¡De que está hablando señor Cifer? – Rogó la rubia.
- ¡¿Es qué va a permitir que ese animal entre en nuestra celda? – Chilló Loly, intentando mantener la puerta de su celda completamente cerrada.
- ¿Grimmjow? ¿De que estáis hablando? – Sonrió el moreno. – Yo solo veo como os estais a punto de sufrir un ataque de ansiedad y os vais a auto-lesionar debido a la claustrofobia. – Aclaró mientras recogía la llave de la última cerradura, y dejaba a los tres integrantes solos entre tantos barrotes.
Hay personas que no pueden resistir el deseo de meterse en una jaula siendo unas fieras y empezar a despedazar.
El temor las vuelve temerarias...
En la habitación de Ulquiorra…
Orihime se sentía cansada, a pesar de haber estado en la enfermería y haber acabado en la habitación de Ulquiorra donde pudo continuar durmiendo, intentó abrir los ojos con gran esfuerzo, esperando que una luz cegadora le obligara a taparse bajo las sabanas. Aunque, para su asombro, aun no era de día.
Pudo ver el reloj de la mesita de noche que se encontraba al lado de la gran cama de matrimonio donde estaba acomodada, solo eran las once y media de la mañana y Ulquiorra no estaba con ella. ¿Dónde estaba?
Le necesitaba ahora más que nunca, antes que las imágenes de aquella noche le volvieran a su mente… oh, demasiado tarde. Un nudo en la garganta que le impedía respirar volvió a apoderarse de ella, junto a las risas de esas dos jóvenes que se repetían en su oído, como un susurro. Orihime solo pudo encogerse en la cama y meter la cabeza bajo la almohada, esperando a que el temblor se calmara y sus piernas dejaran de vacilar. Al rato pudo volver a ser ella, la chica valiente, fuerte y decidida que no dejaba que nadie le hundiera. Venga, ahora debía buscarle el lado bueno a aquella situación. El lado bueno… el lado bueno…. ¿Cuál? Pensaba mirando a su alrededor. Fácil, estaba en el cuarto de Ulquiorra, era hora de chafardear.
A pesar del dolor de su entrepierna que empezaba a cesar naturalmente, se incorporó del mullido colchón y se dispuso a acercarse a su pequeño armario. Nada fuera de lo común, como esperó habían trajes bien planchados para acudir a su faena de profesor y jefe de estudios, miró el fondo de la cómoda, apartando los trajes con las manos esperando encontrar algún tipo de diario o algo vergonzoso que poderle echar en cara, algo como: los poemas secretos de Ulquiorra. O por el estilo, pero solo se topó con un pequeño peluche, algo gastado, en lo más profundo de aquel guardarropa.
No le dio más importancia y cerró las puertas, con intención de investigar más por allí. Divisó las gafas que solía llevar para sus clases, con intriga, se las colocó intentando comprobar las dioptrías de su tutor, aunque para su asombro descubrió que se trataban de cristales normales, sin ningún tipo de graduación
- Por dios… ¿Son gafas de pega? – Rió, aun con ellas puestas.
- Así doy más imagen de profesor. - Contestó una voz tras ella.
- U-Ulquiorra…- Se sorprendió ante la sigilosa aparición. - ¿Dónde estabas?
- Resolviendo unos asuntos. – Contestó.- Nada importante, ¿Cómo estás?
- Bien, supongo. - Contestó haciendo el signo de victoria.
Ambos charlaron de temas insulsos, aunque el moreno pretendía que se sintiera cómoda y a gusto en aquel lugar, precisamente por eso no quiso hablar sobre el incidente, aquello no era algo fácil ni agradable de tratar. Eso sería mejor unos días más tarde, ahora solo necesitaba intentar olvidar lo sucedido, y ya lo afrontaría más tarde, con más ganas y fuerzas.
Tras unos minutos de compañía, Orihime entró en el baño para darse una ducha y relajarse, encendió el grifo, cerró con pestillo y su cara de felicidad cambió para mostrar como realmente se sentía, se dejó caer hasta acabar sentada en el suelo, y esperó en silencio a que la bañera se llenara. Pensó para sí que en unos días iba a seguir igual que ese día, sin ganas de mirar a la realidad a la cara. Se incorporó y una vez llena la bañera, cortó el agua y se acomodó en ella.
Como otros tantos, se sumergió y olvidó por un tiempo. Aquello que alcanzó a ver tan solo fue negro. Consiguiendo escuchar el latido de su corazón, notó cómo lentamente se iba asfixiando. Y sí, a partir de entonces, de ese día, a veces lo haría, sólo para sentirse viva, sólo para saber que sus ganas de seguir continúan ahí y que no se acabarían tan fácilmente. Sólo para saber qué se siente cuando no existía nada más que ella y el agua en el que se sumergía su endeble cuerpo.
La imagen de Sora apareció de nuevo, llevándola a abrir los ojos, aún bajo el agua, y salir de allí con esmero. Agonizó unos segundos, intentando entender, superar, o vencer la situación en la que se encontraba, un trauma más y empezaría a volverse loca, si es que no lo estaba ya.
Una vez mentalizada, salió de allí envolviéndose con una toalla, y se apresuró a buscar la ropa por la habitación.
Ulquiorra le dio la espalda, tampoco le dijo nada, era obvio que no hacía falta, un hombre como él no iba a mirar a una mujer mientras se cambiaba, estaba en contra de sus principios, aunque las ganas no le faltaban. La joven pasó por su lado una vez vestida y los cabellos húmedos, desprendiendo el olor mentolado que tanto le caracterizaba a su monótono champú.
Las gotas de agua le corrían por la suave espalda, empapando delicadamente la camiseta que usaba como uniforme, una suave espalda, unos suaves brazos, una suave piel… un suave y cálido cuerpo profanado de aquella manera tan cruel…
El tutor frunció el ceño, acercándose a ella cautelosamente para abrazarla por la espalda, provocando un huracán de sentimientos dentro de ella, dolor y consuelo, amor y odio, cariño y desprecio. Gracias a él los negativos sentimientos que tenía dentro de ella se compensaban, consiguiendo así, el equilibrio de la chica y la conservación de su calma en vez de rendirse ante todo y llorar durante horas, como lo había estado haciendo cuando no él estaba.
Las sirenas de una ambulancia la alarmaron, ¿Es que iba a ir al hospital? Se giró sobre sus talones para posar sus ojos en la mirada de su tutor, este pareció leerle la mente, y negó con la cabeza.
- No te preocupes, no vienen a por ti. - Aclaró con suavidad.
- ¿Qué ha ocurrido? – Preguntó angustiada. - ¿Están todos bien?
- No es nada. – Evadió la pregunta, y desvió la mirada.
- ¿Grimmjow? ¿Ha pasado algo con él? - El corazón se le aceleró, tanto que por un momento creyó que se le saldría por la boca.
- Grimmjow está ahora mismo en su habitación, no ha pasado nada con él. - Sonrió torcidamente.
Orihime no entendía nada, Ulquiorra no volvió a hablarle del tema, consiguiendo su silencio convenciéndola de que no era asunto suyo, pasaron las horas rápidamente llegando la hora de comer. La pelirroja no es que tuviera demasiado apetito, así que se excusó a su tutor por no bajar al comedor y quedarse en la cama, a lo que él no puso ningún problema.
El moreno tuvo que dar muchas explicaciones allí abajo para calmar a la rabiosa Tatsuki, sopesó la idea de ignorarla, como siempre. Pero consideró que al ser un caso así, su mejor amiga debía saberlo. Grimmjow le dedicó una mirada asesina por su parte, algo de esperar después de la discusión entre ambos unos días antes, y lo sucedido de esa misma mañana. A ojos del peli-azul solo era una peón al que había utilizado para vengarse y no mancharse las manos, aunque sabía perfectamente lo que pretendía ese psiquiatra retorcido, no dudó en hacerlo, puesto a que… al fin y al cabo, era su Orihime. No podía quedarse de brazos cruzados.
La violación de su niña era poco comparado con la paliza que les había dado a esas dos zorras, tenían la cara tan hinchada que no se les distinguían los ojos de la frente, y les había roto casi todos los dientes. Las ambulancias las habían ido a recoger a ellas, y de aquí a que volvieran al reformatorio, pasaría mucho, mucho tiempo. Más de siete huesos rotos no sanan en una semana, ni en un mes. Y si lo hacía, dudaba que la cabeza se les hubiera quedado lo suficientemente lúcida como para volver a "Las Noches" siendo las que eran. Grimmjow rió para sus adentros imaginando a unas Loly y Menoly con retraso mental debido a alguna conmoción cerebral de tantas que les había propinado en la cabeza contra aquellos duros barrotes. Pensó en violarlas, y que pagaran con su misma medicina, pero el hecho de mantener relaciones con alguien tan asquerosamente rastrero como ellas le producían ganas de vomitar.
Por otro lado, la gente no le dio mucha importancia al asunto de Orihime, estaban demasiado eufóricos por la llegada de la "nueva", que al parecer, había causado más de un flechazo en el departamento masculino. No había una sola persona que no hablara de ella, tanto para bien como para mal, las féminas en concreto eran las culpables del 90% de sus críticas, algo evidente en aquel sitio para variar.
Nelliel Tu había despertado pasiones y odios al mismo tiempo, una mujer guapa de increíble cuerpo y unos enormes ojos verdes, a conjunto con una larga melena. La susodicha apareció en el comedor con esmero y gracia, analizó la sala de arriba abajo buscando a alguien, con un una sonrisa tímida en el rostro.
Una vez captó su objetivo, la ilusión se dibujó en su cara, sus ojos vacilaron cubriéndose de agua y rompiendo a llorar, el comedor enmudeció cuando vieron que la famosa peli-verde se lanzaba rápidamente sobre la persona que menos esperaban…
- ¡Grimmjow!- Gritó abrazando su cuello. - ¿Cómo has estado todo este tiempo? ¿Por qué no me has llamado ni una sola vez? ¿Por qué Nnoitra no me hablaba de ti? – El sollozo cada vez era más fuerte y el peli-azul suspiró pesadamente como si el comportamiento de aquella mujer se tratara de una odiosa rutina que había reaparecido en su vida de la nada. - Estaba tan preocupada por ti, ¡te he echado de menos!
FIIIIIN !
¿Qué tal les pareció?
Creo que esas brujas no se merecían mejor venganza que esa, estamos satisfechas con el resultado xD
Y ahora la mala noticia:
Lamentablemente este es el último episodio que subieron las autoras, no hay más :c
Entonces frente a esto queríamos hacerles unas preguntas a los lectores (y ojalá muchos de ustedes la respondan)
1. ¿Les gustaría que nosotras continuáramos la historia?
2. Si su respuesta es "si" entonces ¿cómo les gustaría que continuara la trama? ¿Qué les gustaría agregar o a quienes?
3. ¿Con quién quieren que se quede Orihime al final?
4. ¿Qué tanto podría extenderse la historia más sin que se vuelva aburrida?
CHICOS
de verdad nos ayudarían mucho con sus aportes y opiniones, queremos que sea una historia que nos guste a todos y en la medida de lo posible, construirla juntos.
Gracias por habernos apoyado hasta acá así que esperamos sus comentarios y nos leeremos en una próxima ocasión.
Byeee! ;)