Parte dos

El tic tac del reloj colgado sobre la pared le parecía irritante, tal vez porque estuvo esperando durante días por éste momento. Sabía que toda la ansiedad que sentía afectaba directamente a su cría, pero no podía evitar tener ese sentimiento de nervios y desesperación extrema que lo carcomía y le martillaba en la cabeza; las manos le temblaban, incluso respirar se estaba volviendo una tarea difícil de llevar a cabo. Apenas comenzaba a resentir los cambios de no tener a su alfa junto a él, «Pero pronto volveremos a estar juntos», pensaba mientras estaba a un paso del colapso mental y de quedarse calvo —quizá de tanto estrés pudiera ocurrirle—, y es que parecía que los minutos se hacían horas y la maldita espera se estaba volviendo insoportable.

Cuando el timbre anunció el tan esperado regreso de Eren a casa, se puso de pie de un salto de la silla y caminó hasta la puerta lo más rápido que le daban sus piernas, aunque de pronto se sentía como si los corredores y los míseros metros que tenía que caminar se estuvieran volviendo enormes pasillos de kilómetros sin fin que lo separaban de su amor. Al abrir la puerta se encontró con dos hombres que vestían un uniforme verde militar y que traían consigo un enorme paquete que era arrastrado por un carrito de dos ruedas.

—Buenos días— Saludó el beta más bajito y regordete de los dos con una amable sonrisa, enseguida el omega respondió el saludo y el beta volvió a hablar.— Traemos un bloque de oro.

—Ojalá.— Levi rodó los ojos y abrió más la puerta para que los betas pasaran a dejar su paquete.

—¿Lo ponemos en el piso de arriba?

—Sí, por favor.

En cuanto el omega abrió la puerta para que pudieran pasar a dejar el paquete, el beta que hasta el momento había permanecido callado, se abrió paso empujando el carrito que traía el pesado paquete. El beta más bajo hizo que Levi pusiera su huella dactilar en un moderno aparato para confirmar con esto que el valioso encargo había llegado a su destino. Subieron con mucho cuidado el paquete y lo acomodaron en una de las habitaciones, era como si temerían que lo que sea que estaba dentro de la enorme caja se dañara de alguna forma. En cuanto los betas terminaron su trabajo dejando el paquete en la parte superior de la casa, se retiraron y Levi por fin pudo quedarse a solas con su tan anhelado envío. Al principio se sentía bastante ansioso y emocionado, pero conforme los segundos fueron pasando, un sentimiento de miedo y nervios se apoderó de él. Se fue acercando a la enorme caja poco a poco, a pasos chiquitos y desconfiados, una vez que estuvo frente a ella, se arrodilló y comenzó a quitarle el plástico y el papel que la protegía.

Una vez que retiró lo último del envoltorio, el miedo se intensificó y tuvo que tomar varias respiraciones profundas para poder armarse de valor y ver el contenido de su paquete. Lentamente fue quitando la tapa y una vez que la retiró por completo, ahogó un jadeo en su garganta al ver lo que hubo dentro de ella todo ese tiempo. Allí adentro había una especie de maniquí que también venía protegido por más plástico, estaba perfectamente ensamblado, tanto así que daba la impresión de ser una persona de carne y hueso, pero no tenía cabello y tampoco había algún indicio de que se pareciera ni un poco a Eren, eso hizo que el omega se sintiera un tanto decepcionado, él había estado esperando encontrarse con una copia de su alfa al abrir el enorme paquete. Estiró un poco su brazo para tocar el brazo del maniquí que aún seguía dentro de la caja, pero como si se tratara de fuego ardiente, retiró su mano antes de siquiera poder rozarlo.

—Di algo.

La voz de Levi salió estrangulada de su boca cuando le habló a la bocina de celular, en espera de una respuesta coherente.

Déjame ver— Le respondió el falso Eren enseguida; el omega tomó su celular y rápidamente fotografió al maniquí frente a él para enviarla al software.— Sí, bueno... nunca fui muy atractivo, ¿verdad?

Levi frunció el ceño ante el pésimo chiste que en lugar de aliviar su tensión, simplemente la acrecentaba, pero sobre todo porque no entendía lo que estaba sucediendo. Miraba con desconcierto el pesado muñeco que aún estaba metido en su paquete, no comprendía como es que iba a funcionar, pues no traía controles, cables o siquiera indicaciones. Sin embargo, lo que más le causaba angustia y cierta molestia era...

—No se parece a ti.

No, aún no— Le respondió con burla la voz que era tan parecida a la de su alfa.— Necesita que lo actives. Prepara el baño.

Volvió a acercar su mano, con la mera intención de realmente tocar esta vez y así lo hizo, apretó el fuerte hombro que simulaba tanto al de una persona normal, luego bajó por el brazo hasta dar con la mano, tocó el abdomen y luego las mejillas, intentando reconocer lo que estaba frente a él. Era una completa locura pero nada de eso importaba, quería a Eren de regreso y había encontrado la manera, así que haría todo lo necesario para que esta ilusión funcionara lo mejor posible.

Levi, prepara el baño— Volvió a insistir la voz que provenía de su teléfono, el omega dio un pequeño respingo al salir de su ensoñación y retiró las manos del rostro del maniquí.

—Sí...

Como pudo sacó al maniquí de la caja y quitó las envolturas que lo protegían, era bastante pesado y le daba la sensación de que cargaba a una persona normal. Prácticamente tuvo que arrastrarlo hasta el baño y con las pocas fuerzas que le quedaban lo echó sin mucho cuidado a la tina con agua caliente, en verdad no entendía lo que estaba pasando, o para qué hacía este tipo de cosas, pero él seguía obediente a todas las indicaciones que el software le daba desde su celular. Notó que su camiseta color gris se había manchado con una especie de liquido viscoso y por un momento se alarmó.

—¿Qué es rayos esto?— Cuestionó con una mueca de asco y la voz llena de pánico, mientras intentaba inútilmente quitárselo de la ropa.

Espera, lo voy a investigar— Levi se sentó en la orilla de la tina y esperó pacientemente en lo que intentaba quitarse esa cosa en su ropa.— Es un gel de nutrientes, evita que el musculo sintético se seque en el envío.

Le explicó con simpleza, haciendo que el omega se sintiera un poco más relajado. Un agradable aroma llegó a la nariz de Levi y como si se tratara de un perrito, comenzó a olisquear su propia camisa, descubriendo que el delicioso aroma provenía de ella.

—Huele como a... malvavisco.

Podrías comértelo si quieres, no es toxico— Levi volvió a hacer otra mueca de asco ante el comentario, pero se limitó a responder con un "qué asco", luego el Eren falso agrego:— No olvides los electrolitos.

El omega cogió un sobre plateado que había quedado botado en alguna parte del piso, lo abrió con cuidado y echó un vistazo al interior descubriendo que lo que había adentro era muy parecido a la sal de mar, sólo que más grande y brillante.

—¿Todo el sobre?— Preguntó un tanto dudoso, antes de vaciarlo en la tina con el maniquí.

Ajá, todo el sobre.

Enseguida vació el sobre por completo y arrugó la nariz, el agradable aroma a malvavisco había sido reemplazado por un asqueroso olor a comida de peces. Cuando el último granito transparente cayó en el agua, Levi dio un respingo ya que un escalofrío le había atravesado toda la espalda cuando el agua comenzó a burbujear en cuestión de segundos, e incluso comenzó a salir vapor de la tina, todo el maniquí fue cubierto por esa densa capa blanca y el azabache ya no pudo ver nada.

Es mejor que lo dejes ahí un rato.

Más que sugerencia por parte del software, a Levi le pareció una orden pero por hoy no pensaba cuestionar nada. Se levantó de donde estaba sentado y caminó con paso lento hasta la puerta del baño, una vez estando afuera cerró la puerta y se dirigió a su habitación a cambiarse la ropa mojada y cubierta por aquel liquido de extraña procedencia. Durante todo la tarde no se atrevió a entrar al baño —sugerencia del Eren falso— y conforme el tiempo seguía transcurriendo y no parecía pasar nada, su impaciencia se acrecentó. Se encontraba caminando de un lado a otro en la amplia sala esperando a que algo sucediera, cuando de pronto el software que había estado inusualmente callado habló:

Tendré que irme en un minuto.

—No, no me dejes aquí con él.— Pidió el omega con los nervios de punta, haciéndose un ovillo en algún rincón de la sala.

Lo siento... mira puedes escuchar— Pero la voz que tanto se parecía a la de Eren se iba deformando poco a poco, era como si hubiera interferencia o algo parecido.—Ya esta comenzando... no quiero que enciendas...

—¿Qué no encienda qué?

Que no enciendas la luz del baño, déjalo que salga solo, ¿entiendes? Ya me tengo que ir.

Después de eso la llamada se cortó, el omega miró horrorizado la pantalla en negro, realmente siempre había sido una persona sumamente valiente, pocas cosas le daban miedo pero esto que estaba pasando le causaba un tremendo pavor. Sentía que de alguna u otra forma había traído a Eren de la muerte, que había fabricado un especie de zombie que pronto saldría de su baño para comer su cerebro o algo parecido. Cuando los ruidos extraños en el baño comenzaron, se dirigió a las escaleras y subió apenas la mitad de ellas, pues no tuvo las suficientes agallas de ir más allá de eso. Se quedó por unos minutos ahí pero al ver que nada pasaba y que los ruidos seguían escuchándose, optó por bajar al comedor y esperar que sucediera lo inevitable.

—Está bien, ya está pasando...— Comenzó a decirse a sí mismo para infundirse un poco del valor que había perdido.— Volveremos justo a donde nos quedamos para ser feli...

Pero calló abruptamente cuando en la parte de arriba comenzaron a oírse algunos pasos un tanto torpes, con el corazón latiéndole con fuerza dentro del pecho fue caminando poco a poco hasta llegar al pie de la escalera de madera. Pronto sus oídos escucharon con más claridad el sonido de los primeros escalones crujiendo por las pisadas haciéndose cada vez más cercanas. Luego sus ojos vieron un par de piernas largas bajando ya a la mitad de las escaleras, se quedó rígido como cadáver cuando vio el sorprendente resultado completo de aquel especie de maniquí-robot que era una copia exacta de su alfa.

Éste le sonrió ampliamente cuando sus ojos chocaron, estaba completamente mojado y se cubría sus partes íntimas como si Levi no las hubiera visto ya antes. Las gotas de agua resbalaban de su cabello castaño y de su rostro, bajando por todo su cuerpo y formando un pequeño charco de agua a sus pies. Fueron algunos segundos incómodos para Levi, pues no sabía qué decir, qué hacer, cómo reaccionar. Realmente se parecía tanto a Eren y eso sólo lograba asustarlo y desconcertarlo mucho.

—¿Pudiste traerme algo de ropa?— Preguntó con inocencia, juntando las gruesas cejas castañas y parpadeando un par de veces. Un gemido de sorpresa escapó de los labios del azabache.— Levi, creo que no estoy muy presentable.

El omega lo miraba con los ojos bien abiertos, casi no pudiendo creer lo que estaba sucediendo. Estaba tan confundido, tan feliz, tan triste, tan enojado, tan asustado que ya no sabía qué era lo que debía hacer, sólo miraba cada parte del cuerpo del Eren falso, la piel morena, las abdominales marcadas, los fuertes brazos... los anchos hombros, los verdes ojos, simplemente todo él. Poco a poco se fue acercando, siempre teniendo cuidado de no hacerlo demasiado y de golpe, aún le parecía extraño todo esto; el robot que tanto se parecía a Eren y que de hecho, podía pasar por el verdadero, sólo miraba un tanto apenado a su actual dueño, era un poco vergonzoso estar desnudo frente a él.

—Esto es un poco raro— Volvió a insistir la copia robotizada de Eren— ¿Me extrañaste?— Levi abrió grande los ojos ante esa pregunta y pronto estos comenzaron a aguadarse, más no respondió y fue por eso que el otro habló de nuevo.— ¿Puedes darme una toalla? Es que lo estoy mojando todo.

Volvió a sonreír, mostrando los blancos dientes y las adorables hendiduras en sus rosadas mejillas. Levi frunció el ceño, sin darse cuenta ya estaba demasiado cerca de él, peligrosamente cerca, lo observó con la misma expresión desconcertada por otros cincos minutos más, incapaz de poder hablar y responder las cosas que el nuevo Eren le preguntaba o decía, estaba bastante sorprendido y lleno de sentimientos confusos que simplemente no hallaba la forma de reaccionar y todo lo que podía hacer era mirarlo y pensar en lo mucho que había extrañado poder verlo. Cuando su impresión fue menor y las insistencias por parte de Eren por algo de ropa lo hartaron, subió a su habitación y sacó una muda de ropa que desde luego, perteneció alguna vez a su alfa. Esperó a que la copia de su alfa se vistiera y sin saber cómo y en qué momento, ambos terminaron sentados en la sala, cada quien en un extremo del sillón, rodeados por un incomodo silencio que Eren trataba de romper. Levi no le quitaba los ojos de encima, siempre atento y con la guardia en alto, como presa que espera ser atacada en cualquier momento por su depredador.

—Ven, no muerdo.— Palmeó un lugar más cerca de él, pero el omega de inmediato negó.

—Mh... estoy mejor aquí.

Levi parpadeó un par de veces y la copia de Eren sólo torció los labios dándose por vencido ante la reticencia del omega, ya no encontraba qué más hacer para que el ambiente no se sintiera tan tenso.

—¿Quieres que prepare algo de comer?— Levantó una ceja y apuntó con su pulgar de manera muy casual en dirección a la cocina.

—¿Comes?— Preguntó el azabache, frunciendo el ceño y el Eren falso sonrió.

—No— Negó un par de veces con la cabeza.— No lo necesito, pero puedo tragar y masticar si eso quieres.

De nueva cuenta recibió una negativa por parte del receloso omega, al ver que su último intento había sido un rotundo fiasco, no le quedó otra opción que asentir y suspirar con pesadumbre. Por su parte, Levi sólo parpadeó aún más confundido de lo que ya estaba, sabía que en algún momento tenía que aprender a manejar la situación, después de todo él fue quien así lo quiso, pero por ahora no podía pensar en otra cosa más que en lo extraño y tétrico que era todo esto. Había esperado con ansias éste momento y ahora, todo lo que hacía era sentirse desorientado y con miedo, debería acercarse a él y abrazarlo de la forma en la que hubiera abrazado a Eren si él hubiera regresado a casa aquel día. Tras pensarlo por algunos segundos, decidió que la forma de relajarse era bebiendo un poco de vino, fue por eso que se colocó de pie rápidamente.

—Necesito una copa.

Murmuró mientras se encaminaba hasta la cocina, a cambio obtuvo un "ajá" como respuesta, algo tan típico que el irresponsable de Eren hubiera respondido. Se bebió la copa de vino como si de agua se tratara, sabía que estaba mal porque dentro suyo había una cría a la que perjudicaba enormemente, pero todo éste tiempo sólo estuvo pensando únicamente en él y en su deseo egoísta de tener a Eren de vuelta que, el pensamiento de dañar su bebé no le afectó en lo absoluto. Pudo sentir una profunda mirada clavada en su nuca y al darse la vuelta, se percató de que el Eren falso ya estaba de pie frente a él, mirándolo con algo de reproche.

—¿Estás seguro de qué..?

—Sé que no debo beber ahora.

Lo interrumpió rápidamente el omega, negando suavemente con la cabeza, Eren frunció los labios y agregó con voz condescendiente:

—Si me permites aconsejarte algo...

—A la mierda con tu consejo— Lo volvió a interrumpir Levi, estaba vez siendo un poco más rudo—Sólo será una noche— Luego los ojos grises miraron de arriba hacia abajo al castaño que estaba frente a él.— Te ves bien.

—Pues sí, soy joven.

Alzó ambas cejas y encogió los hombros con toda la inocencia que el verdadero Eren jamás había tenido, ante eso, Levi volvió a negar.

—Quiero decir... te ves como él en un buen día.

—¿Sabes? Las fotos que tenemos en el sistema son muy halagadoras— El Eren robot sonrió ampliamente por algunos segundos, pero luego, poco a poco esa sonrisa se borró cuando dijo:— Supongo que él no era muy diferente a lo que soy.

Juntó sus cejas en un gesto que Levi no pudo reconocer como propio algo de Eren, pero fue ese gesto el que lo conmovió hasta el punto en que todas sus dudas y su resistencia flaquearon. Dejó la copa sobre la pequeña mesa redonda de madera que estaba en el centro de la cocina y a pasos lentos se acercó a él hasta quedar a unos cuantos centímetros, estiró el brazo y pronto su mano tocó el rostro ajeno, descubriendo que no era tan diferente de la cara de Eren y que no era para nada desagradable tocarlo. Un jadeo doloroso escapó de sus labios y tuvo que tener mucha fuerza de voluntad para no ponerse a llorar en ese momento, pasó sus delgados dedos por los carnosos labios rosados una y otra vez, creyó que nunca más podría volver a tocarlos pero ahí estaban, los volvía a sentir y eran reales.

—Eres tan suave— Dijo en un susurro, sus dedos viajaron de los labios ajenos hasta su cuello, tocando la delicada columna de su garganta.—Tan terso... ¿Cómo eres tan suave? Tus poros, las líneas...

—Es por el mapeo de texturas— El castaño forzó una sonrisa y luego agregó:— Todos los detalles son visibles para ti. Mira esto— Alzó una mano y movió sus dedos de forma juguetona.— Levi, siente mis yemas.

Enseguida el azabache fijó toda su atención en la palma de la mano ajena que se extendía hacia a él y un poco temeroso, acercó su propia palma y de la misma forma acarició las yemas de los dedos de la copia de Eren, con la punta de sus dedos. Era raro y al mismo tiempo sorprendente, no entendía cómo era que la tecnología había avanzando así de rápido y mucho, cuando era niño apenas y se hablaba de la reconstrucción de miembros con ayuda del musculo sintético.

—¿Te molesta?— Eren frunció el ceño con algo de temor, después de todo él había sido diseñado para complacer a su dueño.

—No...— Levi por otro lado, seguía tocando las yemas de sus dedos, como niño pequeño que descubre algo nuevo por primera vez— Es decir, no lo sé— Negó varias veces y ésta vez no pudo contener más el llanto, dejando que las lágrimas fluyeran libres. Continuó acariciando la palma de la mano ajena pero con más desesperación y entre lágrimas e hipidos logro decir, mirando fijamente a los ojos verdes:— Te extraño... te extraño mucho.

El que ahora ocuparía el lugar de Eren haciéndose pasar por él, frunció el ceño un tanto confundido, no entendía mucho de lo que estaba pasando pero por alguna razón, no le gustaba ver a Levi llorar. Sobre todo porque no sabía muy bien lo que debía decir, o qué hacer, después de todo él no era el Eren real como para saberlo, fue por eso que sólo dijo lo que cualquier persona hubiera dicho en estos casos:

—Oye, no llores. No llores.

Tras decir esto, enseguida fue atacado por un desesperado beso del omega que entre lágrimas de dolor le besaba con vehemencia y necesidad. De estar en el comedor, terminaron de alguna forma en la sala nuevamente, Levi le había ordenado que se sentara en el sillón mientras que él sólo caminaba de un lado a otro por la sala; finalmente se detuvo y miró al castaño con una sonrisa un tanto desquiciada y sin ninguna clase de vergüenza se quitó la camiseta negra que estaba usando, arrojándola al suelo. Eren otra vez no volvía a entender lo que estaba pasando, sólo miraba con ojos atentos como Levi comenzaba a reír tontamente mientras se balanceaba de un lado a otro, pero luego el azabache calló con abrupto y lo miró con seriedad.

—Quítate la camiseta.

Señaló la prenda igualmente negra sin mangas que llevaba puesta, el moreno frunció el ceño y un poco dudoso aceptó la orden, no tardó mucho en quitarse también la camiseta y dejarla a un lado encima del cómodo sillón. Levi se acercó lentamente a él y se sentó sobre su regazo, otra vez estaba mirándolo de esa forma tan rara, vio como se relamía los labios y como sus ojos viajaban desde su cuello hasta las que deberían de ser sus clavículas, luego observó que el omega hacía una mueca y se alarmó un poco, sin entender a qué venía ese gesto, tal vez nunca terminaría de entender a éste peculiar humano.

—¿Todo bien?

Se animó a preguntar, con algo de duda y miedo ante la respuesta del menor. Volvía a remarcar el hecho de que le preocupaba no complacer a su dueño.

Él tenía un lunar— Fue la triste respuesta que recibió por parte de Levi, luego su dedo indice apuntó un sitio en su clavícula izquierda.— Aquí.

—Espera.

Cerró los ojos y se concentró un poco en lo que iba a hacer, mientras tanto el omega miraba atento y un tanto extrañado lo que estaba haciendo el más alto, pronto se dio cuenta que el tan mencionado lunar había aparecido justo en el lugar que él había apuntado. Abrió los ojos muy grande y luego frunció los labios un tanto irritado, ganándose una risita burlona por parte de la copia de su alfa y con voz un tanto desdeñosa, dijo:

—Eso es ridículo, es totalmente estúpido.

El Eren falso sonrió de lado y al omega no le quedó otra opción que girar los ojos hacia arriba y soltar un suspiro largo. Colocó su mano en el hombro contrario y la fue bajando poco a poco hasta que dio con la mano morena que era más grande que la de él; sin quitar la mirada de encima al castaño, mordió su labio inferior y lentamente guió esa mano sin descaro alguno hasta su trasero, pero sólo obtuvo la mirada confundida del otro.

—Estás tocando mi trasero.

Levantó una delgada ceja negra, el Eren falso miró por algunos instantes la mano que estaba en el trasero ajeno y creyendo que era algo incorrecto, la apartó. Sin embargo, Levi la volvió a tomar para colocarla en el mismo sitio, ésta vez asegurándose de hacer que la mano ajena le diera un breve masaje ahí pero nada, sólo consiguió la misma mirada de desconcierto que al principio. Chasqueó la lengua un poco irritado y pensó en la forma correcta de explicar lo que en realidad quería lograr con esto.

—No querrás mermar mi autoestima.— Dijo muy cerca del oído de Eren, con el tono de voz más sensual y sugerente que tenía.

—No hay registro de mi respuesta sexual— Respondió el impostor con algo de aburrimiento y sencillez.— Él nunca discutió esas cosas en línea.

—Tenía respuestas sexuales— Levi se relamió los labios, pasando la punta de su lengua muy lentamente por su labio superior, luego tocó la entrepierna ajena y agrego:— O sea, esto funciona.

—Ah, eso lo puedo prender y apagar al instante, si eso quieres— Eren enarcó una ceja como si fuera lo más natural del mundo. Cuando Levi bajó la mirada, se encontró con que ya había una especie de erección en ese lugar.— ¿Ves?

Así de rápido como había aparecido, desapareció, el omega levantó ambas cejas ante el nuevo descubrimiento. Se sentía como alguna especie de enfermo mental, porque todo lo que estaba deseando en ese momento era que Eren lo tomara con fuerza, volver a sentirlo; por un momento pensó en el Eren real y en como desde el instante en el que Levi se hubiera sentado sobre su regazo, éste rápidamente habría querido deshacerse de la ropa. Rió con algo de nostalgia ante tal pensamiento, sabiendo que quizá, ahora las cosas serían más distintas de lo que alguna vez lo fueron en el pasado. Cuando la erección volvió a aparecer, levantó la mirada y se topó con la expresión serena de la copia de Eren, se acercó lentamente a sus labios y sin pensarlo mucho, lo besó.

Por esa noche no quería pensar en cuanto extrañaba a su alfa, ni la falta que le hacía, por esa noche iba a fingir que de nuevo estaban juntos después de mucho tiempo. Que Eren había regresado aquel día con aquella maldita sonrisa deslumbrante, que sólo había sido una pesadilla de mierda y que ahora todo estaba bien, que podrían criar a su bebé juntos y que ya nada los iba a separar. Sabía perfectamente que un nuevo Eren y fingir que era el original, no le iban a devolver al real, que nunca llenaría el hueco... pero que al menos con esto se llenaba un poco del enorme vacío. Se dejó llevar, imaginando y soñando despierto con que esas manos, esa boca, esa piel eran de Eren realmente; de alguna manera terminó teniendo sexo con la copia de su Eren, gimiendo y gritando el nombre de la persona tan anhelada, que ya no estaba más allí.

Debía admitir que para ser una simple copia era bastante bueno, claro que no hubieron mordidas juguetonas en su cuello, ni besos tiernos, ni caricias traviesas por todo su cuerpo. Tampoco aquella respiración pesada en su oído que le erizaba la piel y lo volvía loco, ni el aroma excitado del alfa por toda la sala... no, en verdad no había ni una pizca de amor en esto que hacían y era bastante diferente a lo que hacía con el Eren real, pero esto era mejor que sólo imaginarlo. Era sólo que... se sentía bien, demasiado bien.

—¿Cómo... haces esto?— El omega preguntó de pronto de forma distraída, estando en su propia nube de placer, entre gemidos y jadeos indecorosos.

—Así me programaron— La voz del Eren falso salía normal de sus labios, pero claro que Levi no prestó atención a ese detalle porque estaba demasiado perdido en su propia felicidad instantánea.— Lo hicieron con vídeos pornográficos.

En ningún momento hubieron gemidos por parte del que se suponía que ahora era Eren, simplemente movía sus caderas porque Levi le pedía que fuera más rápido y que lo hicieran de maneras diferentes. En realidad, a él no le causaba placer y sólo se limitaba con ver como el sudor escurría de la frente del omega, el rojo de sus mejillas por el esfuerzo, sus ojos en blanco por el placer desmedido que le estaba ofreciendo. Aquellos extraños ruidos y suplicas que salían de su boca... sólo observaba y analizaba, tratando de entender el por qué este humano parecía tan satisfecho y feliz con un acto tan banal como éste.

Sin embargo, era demasiado inteligente como para notar de inmediato lo que esto significaba y pronto comprendió que más allá del simple acto, todo era acerca de la persona a quien había robado su apariencia y ciertos gestos y manías; se trataba de él, deEren. El único Eren que tal vez hubiera comprendido el por qué estar de ésta forma ponía tan feliz a Levi. Comprendió demasiado rápido que se trataba únicamente del Eren que él, siendo un simple artefacto fabricado para imitarlo, nunca sería.

Adentro, afuera, entre más profundo podía llegar más fuerte gritaba el omega que se aferraba con todas sus fuerzas a su espalda. Llegó un momento en el que sin saber muy bien como, movió sus caderas con mayor precisión y las embestidas fueron más certeras, logrando que el azabache por fin llegara a su clímax, completamente deshuesado sobre la cama. Se detuvo casi en automático después de eso, sabiendo que sería innecesario que siguiera arremetiendo porque el objetivo había sido logrado. Salió de él con cuidado y se acostó a su lado, pensó que para ser la primera vez que hacía este tipo de cosas no estaba mal en lo absoluto y pronto sintió que el pequeño omega lo abrazaba con fuerza y su propio instinto le gritó que debía corresponder a ese gesto, estrechándolo también contra su cuerpo sintético.

—Te amo.— Levi susurró cerca de su oído, con la voz un poco rota y llena de ternura cruda.

—Te amo.

Respondió a cambio, más que porque en realidad también lo sintiera se trataba de una respuesta programada que ya tenía en su base de datos. Él no sabía que esas dos simples palabras salidas de la boca de Levi hubieran sido motivo para que el autentico Eren sonriera como idiota, llenara de besos al omega y se lo volviera a repetir otras veinte veces más. Él no era real y quizá nunca iba a comprender el significado que esas dos sencillas palabras tenían. Él sólo estaba programado para complacer a su dueño de la manera que fuera, no necesitaba entender de cosas como el amor, él sólo estaba ahí para ocupar el lugar de una persona que ya no estaba, nada más.


Las aves trinaban anunciando un nuevo día, los rayos del sol entraban por la ventana haciendo que cierto omega de cabello negro se removiera inquieto entre las sábanas y terminara por abrir los ojos. A pesar de que sus caderas dolían un poco, no se sentía enfadado por eso, de hecho se sentía como nuevo; se estiró perezosamente en la cama cual gato que recién despierta de su siesta. Pero cuando giró el rostro a su derecha se llevó un pequeño susto, haciéndolo dar un respingo en el colchón y ahogando un gritó en el proceso. El sustituto de Eren enseguida llevó su mirada a Levi ante su despertar tan brusco y enseguida preguntó:

—¿Qué pasa?

—¿Por qué tienes los ojos abiertos?— El omega tiró un poco de las sábanas y se encargó de cubrir todo su cuerpo a la perfección.— Me asusté.

—¿Prefieres que los cierre?

—Cuando estés durmiendo sí.

El clon de Eren bufó pareciendo un poco irritado y luego volvió a enfocar su vista en el blanco techo de la habitación, no sabía cómo explicar éste sentimiento que sentía cada vez que Levi lo regañaba por no hacer algo que él no tenía la necesidad de hacer. No era un ser humano, era más que evidente que actuaría de formas distintas y alguien tenía que hacerle entender eso al testarudo omega; sin embargo, se dijo que debía complacerlo y explicarle todo lo que él no entendiera, incluso si era la cosa más tonta.

—Es que yo no necesito dormir.— Explicó lo más paciente que pudo y a cambio, sólo se ganó un ceño fruncido por parte de Levi.

—Sólo inténtalo la próxima vez.

Levi sentenció como si se tratara de una orden absoluta, su ceño estaba muy fruncido y los labios torcidos mostrando su evidente molestia. Pero pronto éste suavizó aquella expresión en su rostro, se acercó a él nuevamente y lo abrazó, a veces se preguntaba si así era de voluble y caótico con el Eren original. Sabía que los seres humanos eran personas complicadas, pero Levi lo llevaba a un nivel completamente distinto y vagamente se preguntó cómo era que su yo real no había enloquecido.

Otro día había transcurrido con normalidad, desde luego que Eren lo obedecía en absolutamente todo, al principio le gustó esa sensación de poder, pero pronto se dio cuenta de que era demasiado aburrido que Eren simplemente callara y obedeciera. Si algo le gustaba mucho de su alfa, es que a pesar de ser complaciente, también tenía sus limites y mostraba cierta rebeldía para algunas cosas, desafiaba a Levi y eso era totalmente encantador; pero éste nuevo Eren únicamente se limitaba a asentir dócilmente y ya. Se encontraba limpiando y sacudiendo el polvo de las habitaciones de arriba, había dejado al falso Eren sentado en el sillón de la casa y en el buen rato que él llevaba limpiando éste ni siquiera había hecho ruido o algo por estilo, su verdadero y revoltoso Eren ya estuviera haciendo escándalo y poniendo patas arriba la casa.

—¿Quieres que te traiga algo?

Dio un exagerado respingo ante la repentina interrupción de sus pensamientos y al voltear se dio cuenta de que la imitación de Eren estaba parada en el marco de la puerta. Le pareció como si él hubiera estado parado allí, observándolo desde un buen rato, había estado tan metido en sus pensamientos sobre su difunto alfa que ni siquiera se percató de en qué momento había llegado y eso ya comenzaba a asustarlo.

—No.— Se giró para continuar limpiando el estante de madera que aún estaba lleno de polvo.

—¿Café?— Volvió a insistir el otro muchachito, Levi nuevamente negó.— ¿Algo de comer?

—¡Dije que no!

Esta vez se giró por completo para encarar al software que se hacía pasar por su alfa. Éste lo miraba con la misma expresión serena de siempre, estaba muy tranquilo a pesar de que acababa de gritarle. «A Eren no le gustaba que le gritara, él ya hubiera iniciado una pelea por esto», pensó mientras apretaba con fuerza el plumero con el que antes había estado limpiando, miraba con irritación a la persona parada frente a él sin entender muy bien el por qué se sentía tan mosqueado, después de todo no había hecho nada malo. Pero al ver que su Eren falso bajaba aún más los hombros y estaba a punto de hacer el amago de retirarse, le remordió la consciencia y tomando un breve respiro lo sujetó del brazo, impidiendo que se fuera.

—Eren, lo... lo lamento, es un poco raro.

—Puedo entenderlo— Respondió el castaño, mirando de reojo al omega.— Aunque es un poco extraño.

—Sólo necesito acostumbrarme a esto— Soltó su brazo cuando estuvo seguro de que no se iría y dejó que la copia girara su cuerpo por completo para quedar frente a él.— No debí beber anoche, la próxima vez haz que me detenga.

—¿Evitar que tomes?

—Sí.

—Así que ahora seré yo el que disfrutara darte ordenes.

Levi rió ante ese comentario, empezaba a sentir que de esa forma se parecía un poquito más a su alfa. A pesar de que Eren había sido su alfa, nunca había usado la voz de mando en él y mucho menos para darle ordenes, pero sabía que muy en el fondo Eren reprimía ese deseo de querer darle ordenes y usar la voz, sin embargo, él siempre había pensado en su omega antes que en sus propios deseos y Levi recientemente se iba dando cuenta de eso. El clon de Eren sonrió también, ver a su dueño feliz era la única cosa que le satisfacía, no obstante, la burbuja de felicidad se les reventó demasiado rápido cuando el ruido de un motor de automóvil acercándose hizo que Levi dejara el plumero y caminara con rapidez hacia la ventana. Se alarmó en cuanto reconoció el coche rojo que se acercaba a su casa, no había duda alguna, era su hermana Mikasa.

—Oh, mierda— Exclamó empujando al Eren falso de la habitación y ganándose su confusión.— Corre al cuarto, escóndete y no salgas.

Una vez que metió al castaño a empujones a la alcoba que compartían, bajó casi corriendo las escaleras y antes de que Mikasa tocara el timbre, él abrió la puerta. Su hermana lo miró con reproche y un ceño fruncido que daba a entender lo molesta que se sentía con él, Levi sólo giró los ojos hacia arriba y dejó que la mujer entrara, ésta enseguida caminó hasta la sala, mirándola con una pequeña sonrisa.

—Mírate— Se quitó el pequeño bolso que llevaba cargando, Levi solamente la seguía muy de cerca, con los nervios de punta.— El ratón de ciudad se ha vuelto de campo, ¿es acogedor? ¿Tú lo hiciste?

—Ajá— Se recargó contra el marco de la entrada y cruzó los brazos sobre su pecho, supo que la visita de Mikasa tardaría cuando la observó quitarse su delgado abrigo y acomodarlo sobre el respaldo del sofá.— ¿Quieres un café?

—Sí.

Torció los labios sin que su hermana se diera cuenta y se encaminó hasta la cocina, esperaba que su visita fuera rápida pero si ya le había aceptado el café sólo podía significar que se quedaría de metiche un buen rato. No quería a Mikasa cerca, de hecho, a nadie más, quería estar a solas con Eren. De mala gana puso el agua en la tetera, de mala gana sacó galletas de la alacena y de mala gana colocó las tazas, el azúcar, el café y la crema sobre la mesa; tuvo que disimular su molestia cuando Mikasa entró al comedor y se sentó cómodamente en una de las sillas de madera. En cuanto Levi sirvió el agua en ambas tazas y tomó asiento frente a Mikasa, supo lo que vendría.

—No respondías mis llamadas— Lo regañó mientras cogía una galleta del empaque y la partía en dos para luego sumergirla en su café.— Ni mis mensajes.

—Estaba muy ocupado.— Fue la excusa pobre que le dio a la alfa.

—Eso me preocupó mucho, no sabía por qué...

—Sí— La interrumpió rápidamente, en su cabeza buscaba una buena excusa que dar.— Es que ya sabes... la limpieza me distrae de todo y se me va el tiempo.

Bebió un trago de café mientras Mikasa lo miraba con recelo y los ojos bien entornados, sin tragarse aquel cuento que su hermanito acababa de darle. No era tonta y sabía que algo estaba ocultándole, pero tampoco quería presionarlo para que hablara, acababa de perder a su pareja destinada y eso debía ser un golpe muy duro para Levi. Entendía si no quería hablar con nadie, pero eso no evitaba que ella se sintiera preocupada por el extraño comportamiento de su hermano menor. Sin embargo, por ésta vez sólo asintió y no intentó discutir más sobre ese asunto.

—¿Dónde está el baño?

Preguntó la alfa mientras se ponía de pie, a Levi se le heló la sangre de sólo pensar que Mikasa pudiera descubrir su pequeño secreto. Sin embargo, iba a ser más sospechoso si lo no dejaba subir y de por sí tenía el presentimiento de que su hermana ya sospechaba algo, contuvo la respiración por unos segundos, pero terminó haciendo un ademán con la mano y diciendo:

—Arriba.

Se sintió más tranquilo cuando la vio bajar de lo más normal, el alma le regresó al cuerpo cuando ella no mencionó nada sobre que había algo extraño. Mikasa se quedó hasta que la noche cayó, platicando de banalidades con su hermano y también contándole sobre lo grandes que estaban sus crías y lo saludables que eran. Cuando se aseguró de que Levi estaba relativamente bien, dijo que tenía que irse porque había dejado sola a Annie con sus hijos en la casa y le preocupaba un poco el que algo pudiera pasarles; Levi la acompañó hasta la puerta, contando los segundos para que se fuera y al fin terminara con su constante estrés, se sentía extremadamente nervioso con ella y el Eren falso en el mismo lugar. Gracias al cielo, él no había hecho ni un solo ruido en todo el rato que Mikasa estuvo ahí.

—Me mantendré comunicado, descuida, lo haré.

Aseguró, tratando de convencer a su hermana de que mantendría ésta promesa para que por fin lo dejara en paz. Sin embargo, Mikasa, siendo la criatura tan terca que era no se movió de su lugar y lo miró con seriedad por algunos segundos.

—Me gusta que estés avanzando— Encogió los hombros con una pequeña sonrisa y agregó:— Es bueno que tengas un nuevo alfa.

—¿Qué?

—Sí... vi la ropa de hombre que está en el baño— La mujer enarcó una elegante ceja, mientras que Levi se daba cachetadas mentales por haber sido tan descuidado— ¿Y es bueno?— Preguntó con una sonrisa picara pero el omega sólo se quedó sin habla. Al ver que su hermanito sólo torcía los labios, Mikasa supo que él no quería hablar de eso y rápidamente se disculpó.— Perdón, no me entrometo, ya sé. Y sé que mereces lo mejor.

—Gracias.

Respondió con un horrible nudo en la garganta, se sentía culpable con su hermana por ocultarle lo que en realidad estaba pasando, ellos nunca tuvieron secretos. Cuando terminaron de despedirse, Mikasa se subió al auto y enseguida se marchó. Levi por otra parte se quedó estático en la entrada de su casa, de alguna forma u otra comenzaba a sentir que esto que estaba haciendo estaba mal de cien formas distintas, que manchaba la memoria de la persona que más amaba y sobre todo, no se sentía cómodo mintiéndole a su propia hermana que lo único que hacía era preocuparse por él. Se limpió las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos y entró a la casa, fue a la cocina y se sirvió un vaso de agua, creyendo que con eso el nudo que sentía en su garganta iba a desaparecer.

Como si el agua pudiera limpiar todo lo que estaba podrido dentro de él, como si pudiera llevarse todo el dolor y la culpa que lo estaban corroyendo.

—Hola— Le llamó el clon de Eren, como lo supuso, estaba parado en el marco de la entrada de la cocina.— ¿Está todo bien?

—Sí, estoy bien.

Le respondió sin mirarlo siquiera, fue por eso mismo que el castaño se fue acercando poco a poco a Levi hasta estar a una distancia prudente de él, como siempre, no entendía por qué Levi lucía tan alterado con la visita de aquella mujer, él quería saber todo y entender un poco mejor las cosas que sucedían a su alrededor, fue eso lo que lo llevo a aventurarse y preguntar.

—¿Qué dijo tu amiga?

Mala idea, Levi levantó el rostro y lo miró con cierto reproche en sus dos afilados ojos grises, como si de nueva cuenta estuviera haciendo algo muy terrible.

—Era mi hermana, la conoces— Contestó muy irritado, pero rápidamente recordó que no estaba hablando con el verdadero Eren.— Ella dijo que estaba... que estaba muy feliz de que yo avanzara.

—¿Avanzar a qué?— Levantó una gruesa ceja castaña y otra vez, Levi pareció irritado— No es la clase de cosa que diría, o sea, lo es, ¿verdad?— Pero el omega no le respondió, sólo se talló los ojos con desesperación y ante ese gesto, cuestionó nuevamente con voz cautelosa:— ¿Estás seguro de que todo está bien?

—¡Sí, con una mierda!

Quiso dejar el vaso agua sobre la mesa, pero en su enorme irritación terminó por tirarlo haciendo que se rompiera en miles de pedacitos filosos. De inmediato se agachó para recogerlo, se sentía estresado... tener cerca al Eren falso ya no le estaba gustando mucho, no sólo porque estaba mal y lo obligaba a mentirle a las personas que se preocupaban por él, sino que también porque no comprendía nada de lo que le decía, siempre hacía preguntas de aquello y de esto, como si fuera un niño pequeño y eso ya comenzaba a irritarle en demasía. El clon de Eren también se agachó para ayudarle a recoger los vidrios rotos, pero este acto sólo logro hacerlo enojar más.

—Yo lo recojo, maldita sea.

Empujo la mano ajena, logrando que uno de los filosos vidrios se enterraran en la palma del robot. Él lo miró por breves segundos, de nueva cuenta tenía esa expresión en blanco en el rostro, luego se puso de pie y observó el vidrio incrustado en su mano con cierta curiosidad. Levi se levantó y también observó aquel objeto clavado en la mano del Eren falso, pero éste solamente se quitó el vidrio como si no significara nada para él, había una abertura en su palma que mostraba el raro material que había bajo su piel, los cables y las capas de piel sintética que se habían rasgado con facilidad. Sin embargo, de aquella herida no broto sangre, ni nada parecido... ni siquiera él mismo mostraba signos de que sintiera dolor, porque desde luego no era humano y no era Eren. Dejó el vidrio sobre la mesa y luego miró al omega.

—Necesitas envolverlo en papel.

Y haciendo caso omiso de lo que Levi le había dicho antes, se volvió a agachar para recoger los vidrios rotos. Fue en ese momento que el omega comenzó a pensar que no había sido buena idea traer una copia robotizada de su difunto alfa.


Eran las dos de la madrugada y llevaba toda la noche sin poder dormir, sintiéndose muy incomodo con la cosa que fingía dormir a su lado, comenzaba a sentirse casado y harto de él. La realidad lo estaba golpeando tan duro que su sola presencia lo irritaba, aunque él no hiciera o dijera nada en particular para hacerlo enfadar. Por fin entendía que el hueco que Eren había dejado jamás iba poder ser llenado y menos con una copia barata de él sin sentimientos.

—Si vas a pretender estar dormido, ¿podrías al menos respirar?— Levi pidió luego de un rato en el que la única respiración que escuchaba era la de él mismo.— Es raro.

—¿Prefieres así?

El Eren falso comenzó a fingir que respiraba, pero para los oídos de Levi se escuchaba tan falso y artificial que ya no pudo soportarlo más. Encendió la lampara que estaba en la mesita de noche y se sentó sobre el colchón cruzando los brazos sobre su pecho, el clon de Eren también se levantó y lo miró como de costumbre, bastante confundido.

—Esto no funciona porque me doy cuenta que finges.

—¿Quieres que tenga sexo contigo?— Preguntó la copia de su alfa, creyendo inocentemente que con eso lograría poner de buen humor a Levi.

—Vete a la sala.

Le dijo entre dientes, intentando controlar la furia que estaba creciendo dentro de su pecho. Se quedaron en silencio apenas algunos segundos y luego el Eren falso se colocó de pie, obedeciendo como siempre de buena gana, caminó hasta la puerta de la habitación pero antes de que pudiera abrir siquiera la puerta, Levi volvió a hablar.

—¡No! Eso... Eren habría discutido, no se iría de la habitación sólo porque yo lo dije.

—Está bien.— Asintió el otro y nuevamente regresó a la cama.

—¿Qué? No, maldita sea.

Lágrimas de desesperación cayeron por las mejillas del omega y de forma desquiciada comenzó a tironear de sus propios cabellos. Para este punto, el Eren falso ya no sabía cómo debía actuar, qué debía decir... se preguntaba qué era lo que su verdadero yo hubiera hecho en esta clase de situaciones, ¿habría abrazado a Levi? ¿Se habría ido de la habitación, o simplemente se hubiera quedado en silencio mientras Levi lloraba? Pero no tenía forma de saberlo, por lo que al final sólo pudo murmurar con la voz más gentil que pudo que ya no llorara y cuando intentó tocar al obstinado omega, éste lo empujó bruscamente.

—¡Sólo vete! ¡Lárgate ya!

—¿Entonces quieres que me vaya?

Se colocó de pie y esperó a que Levi le diera alguna nueva orden, pero eso sólo provocó más su ira, pronto el omega se puso de pie también y sacó a empujones al Eren falso de la habitación hasta que llegaron a la mitad del corredor. Y es que en verdad no entendía qué le sucedía a Levi, hacía todo lo que él le pedía pero eso sólo parecía enfurecerlo más. Una vez que el omega dejo de empujarlo, él se volteo para encararlo y tratar de preguntar qué estaba mal, en qué había fallado, qué era lo que en realidad esperaba de él; deseaba entender a Levi y sobre todo, deseaba conocer más del Eren real porque de esa forma podía ser más parecido a él, pero incluso eso también parecía molestarle al desquiciado omega que tanto conflicto le causaba.

—¡Tú no eres él!— Levi golpeó el duro pecho del robot con los puños cerrados, las saladas gotas seguían cayendo sin control por sus ojos— ¡Tú no eres nada! ¡Nada!— Continuó empujándolo y golpeándolo, pero no había respuesta alguna por parte del software, lo que enojó aún más al omega.— ¡Pelea, bastardo!

—Levi, yo no peleo.

—¡Maldito, pelea! ¡Haz algo!— Siguió golpeándolo, pero esta vez con más fuerza, esperando que el otro por fin se defendiera o hiciera algo diferente a lo que él mismo le ordenaba, pero nada, el Eren falso se seguía dejando atacar.—¡Pégame! ¡Pégame, vamos! ¿Por que estás ahí parado soportando esto? ¿Cómo puedes soportarlo?

El omega lo volvió a empujar, pero está vez con menos fuerza. El clon de Eren, sin embargo, abrió grande los ojos y luego puso una expresión de tristeza en su rostro.

—¿Él te pegaba?

Levi lo miró horrorizado y enseguida se apresuró a negar.

—¡No! ¡Claro que no! Pero tal vez lo haría si le hiciera esto— Frunció sus delgados labios y volvió a empujar al Eren falso y luego volvió a golpear su pecho con los puños cerrados.— O esto. ¡No sé! Tal vez él lo hubiera hecho, pero tú no lo harás.

—Puedo insultarte— Fue todo lo que respondió el clon de Eren, como última alternativa. Levi frunció el ceño, sintiéndose más enojado y fuera de lugar.— Tengo toneladas de ofensas en el archivo, a él le gustaba expresarse... podría decirte algunas.

—¡Fuera de mi casa!

El robot le dio una mirada fugaz antes de darse la vuelta y bajar las escaleras para caminar directamente a la salida de la casa. Levi bajó detrás de él para asegurarse de que se saldría de la casa, enseguida el clon que imitaba en apariencia a su alfa, se perdió en el frío y oscuro manto de la noche. Levi cerró la puerta de un azotón y subió hecho una furia a su habitación, en realidad escondía toda la tristeza que sentía a través de un falso enojo, se sentía tan desesperado porque por más de que trató con todas sus fuerzas de reemplazar a Eren, simplemente le era imposible, quería a su alfa de vuelta. Le dolía tanto saber que a pesar de todo, no había forma alguna de recuperar a Eren, que el vacío no iba a llenarse con nada en el jodido mundo, se acostó en el mullido colchón que alguna vez compartió con su alfa y lloró como bebé hasta que se quedó dormido.


A la mañana siguiente se levantó de mejor animo, sintiendo que por fin se había quitado un peso de encima, no obstante, ese buen humor desapareció cuando se levantó y al abrir las cortinas para dejar que los primeros rayos del sol entraran, vio a la imitación de su alfa, aún ahí, de espaldas a unos cuantos metros de la casa. Su buen humor se fue al diablo y enseguida frunció los labios maldiciendo entre dientes, abrió la ventana y se asomó por ella.

—¿Qué mierda estás haciendo?— Le gritó desde arriba, haciendo que el Eren robotizado se volteara rápidamente.

—No puedo alejarme más de veinticinco metros de mi punto de activación.— Explicó, encogiendo los hombros.

—¿Cuál es tu jodido punto de activación?

—Con riesgo de volverte loco... — Ésta vez se giró por completo para poder ver bien la cara de Levi.— Es donde fui activado: el baño. Tengo que mantenerme en un radio de veinticinco metros de mi administrador, ese eres tú... conmigo.

—No me llames administrador.

—¿Por qué no? Suena sexy— Levantó ambas cejas de forma coqueta y el omega sólo pudo dejar escapar una risita forzada.— ¿Lo ves? Te estás riendo, ahora, ¿puedo entrar? Me siento un poco ornamental parado aquí.

Levi puso los ojos en blanco, desde su punto de vista no valía la pena ponerse a discutir con un estúpido software, por lo que terminó por cerrar la ventana y alejarse de ella. Bajó a la cocina y preparó su desayuno el cual consistía en huevos insípidos y pan tostado con mermelada de fresa. Una vez que terminó de desayunar se decidió que ya era momento de hacer algo para deshacerse definitivamente del Eren falso, así que abrió la puerta y le permitió entrar, luego le ordenó que se cambiara de ropa en lo que él se bañaba. Una vez que terminó de ducharse, se vistió y fue en búsqueda del clon de Eren; lo halló en la sala de estar, sujetando el retrato de su alfa cuando apenas era un niño, miraba el retrato con cierta burla y eso sólo logro irritarlo aún más de lo que ya estaba. Cuando el castaño se percató de la presencia de Levi, volteó a verlo y alzó el retrato para mostrárselo desde la distancia.

—Soy yo en pequeño— Dijo con una sonrisa entre presumida y orgullosa, pero Levi sólo le pidió que lo dejara en su lugar, a lo que él respondió:— Pero es gracioso.

—¿Podrías dejarlo en su lugar?— Volvió a pedir el omega, desde el punto de vista del Eren falso, Levi parecía más relajado y no quería alterarlo, por lo que volvió a dejar el objeto en donde estaba. Luego el azabache volvió a hablar.— Ven conmigo, vamos a salir.

Tal y como lo pidió su dueño, lo siguió hasta que llegaron a un pequeño pero moderno coche, enseguida lo abordaron, Levi iba en volante, como siempre debió haber sido. El omega abrochó su cinturón y el clon de Eren lo imitó, abrochándose el propio; cuando el azabache encendió el radio, enseguida sonó la canción que Eren le cantaba al oído después de haber hecho el amor. Sintió una punzada de dolor y anhelo que pronto se volvió enojo cuando escuchó a la copia burlarse de la canción, diciendo con una mueca de asco que era demasiado cursi.

Levi tuvo que contar hasta diez e ignorar ese comentario y en lugar, se dedicó a conducir en silencio, nadie dijo palabra alguna y el robot tampoco preguntó a dónde irían, lo cual Levi agradecía silenciosamente. Después de media hora manejando, se detuvieron en medio del bosque y bajaron del auto, el omega caminaba frente al clon de Eren que no entendía qué era lo que estaban haciendo en un lugar así, cuando llegaron a lo que parecía ser una especie de colina muy empinada, Levi lo volteó a ver de reojo, como asegurándose de que sí lo había seguido.

—Vamos.— Lo apuró, al notar lo lento que estaba caminando, respirar le estaba comenzando a costar trabajo, nunca había sido mucho de andar en el campo.

—¿A dónde vamos?

Preguntó con curiosidad el castaño pero como respuesta sólo recibió un "Date prisa", por parte del pequeño omega que ya jadeaba en búsqueda de aire. Después de eso, otra vez todo quedó en silencio, sólo se escuchaba el crujir de las hojas y las ramas cada vez que ellos daban un paso, pronto llegaron a la cima y el Eren falso descubrió que estaban en un precipicio que daba al mar. El suave viento mecía el cabello de ambos y el cantar de las gaviotas era bastante agradable, el cielo estaba nublado y a lo lejos se veía un diminuto faro, casi en medio del mar.

—¡No! ¡No lo hagas!— Gritó a todo pulmón a manera de burla y de hacer el momento un poco menos pesado, pero cuando volteó a ver a Levi, descubrió que había una mueca de seriedad en su perfil y temiendo que el omega hiciera una locura, agregó:— En serio, no lo hagas.

—Yo no voy a hacerlo— Respondió el otro, sin quitar la mirada del mar. Luego dijo con suave voz:— Él sí sabría lo qué está pasando, esto no habría pasado si él aún estuviera, pero... de pasar lo sabría.

La copia robotizada que imitaba a su alfa frunció el ceño y parpadeó, una vez más Levi había hecho de las suyas y lo volvía a confundir con cosas que él no entendía y que aparentemente, necesitaba aprender con urgencia.

—Perdón, espera... es una oración difícil de procesar.

Arrugó la afilada nariz e intento concentrarse en descifrar el significado de lo que acababa de decir Levi, pero éste se acercó más a él y con una determinación aplastante le señaló el vacío del precipicio ordenándole saltar. Él abrió los ojos muy grande y después volvió a fruncir el ceño, miró por algunos instantes el lugar que el dedo de Levi señalaba, luego regresó su confundida mirada a Levi, ¿sabía lo que estaba pidiendo, o sólo lo estaba probando?

—¿Qué? ¿Hacia allá?— Ahora él señaló en dirección a donde Levi seguía apuntando con su dedo, el omega de inmediato asintió.— Nunca expresé deseos suicidas o de autolesionarme.

—Si, bueno, tú no eres tú, ¿verdad?— Levi frunció los labios y tomó un profundo respiro cuando nuevamente vio el rostro confundido de aquel que usurpaba a su alfa.— Sólo eres una replica de ti, no tienes historia, sólo eres una actuación de cosas que él haría y no es suficiente.

—Por favor— Pidió el robot con voz relajada, intentando calmar los animos.— Sólo quiero complacerte.

—¡Entonces salta!— El azabache volvió a señalar el acantilado con su dedo indice.— Hazlo.

La imitación de Eren asintió, esta vez ya no puso pero alguno, su deber siempre era el complacer a su dueño y lo haría, aún si lo que le pedía era totalmente absurdo. Caminó el par de pasos que lo mantenían a salvo de caer en picada, pero justo cuando iba a dar el último paso para ir directo al vacío, Levi volvió a hablar.

—¿Lo ves? Eren tendría miedo— El moreno se detuvo y volteó a ver a Levi, quien ahora tenía una expresión de dolor en el rostro mientras decía:— No habría saltado, hubiera llorado, hubiera suplicado.

Al no recibir respuesta por parte del software que imitaba a Eren, el omega volteó el rostro y se encontró con la expresión aterrorizada del clon, eso de alguna forma lo descolocó mucho y le hizo flaquear en la decisión que ya había tomado. Una vez más le insistió que saltara, pero el robot negó muchas veces con la cabeza, gruesas gotas saladas resbalaron por su rostro de pronto, así, sin aviso alguno. Levi nunca creyó posible que una simple maquina pudiera llorar siquiera, pero la escena que se le presentaba ahora, era algo demasiado parecido a lo que hubiera hecho el Eren original en una situación similar.

—No quiero hacerlo, por favor, no quiero hacerlo— Retrocedió un par de pasos del omega, con la misma expresión de espanto.— Por favor Levi, no me obligues a hacerlo.

—Eso no es justo— El más bajo frunció los labios en una completa mueca de dolor, sabiendo lo que ésta cosa trataba de hacer y como intentaba chantajearlo.— No...

—¡No! Tengo miedo, Levi. Tengo miedo, tengo miedo de morir... no quiero morir.

—¡No es justo!

—Por favor, no quiero morir, por favor...

Sus suplicas calaban hondo en la mente de Levi, quien de pronto ya no podía diferenciar la realidad de la ilusión. Era como si el Eren real estuviera regóndale de nuevo que no lo volviera a lanzar a los brazos de la muerte, todo dentro de él dolía y las suplicas llenas de miedo sólo empeoraban las cosas. A su mente vino aquel día cuando le dejó ir solo aún sabiendo que era peligroso manejar sin sus lentes, recordó su mirada preocupada y dudosa cuando le preguntó si él no vendría... recordó la deslumbrante sonrisa con la que se despidió y todo, simplemente todo colapso dentro de él.

Se sentía al borde de un enorme agujero negro, no podía pensar con claridad y los repetitivos ruegos sólo hacían que se sintiera peor; tomó su cabeza entre sus manos, apretando con fuerza los párpados y de pronto, todo lo que se escuchó fue un desgarrador grito que chocaba contra las rocas y hacía un eco hueco que terminó por espantar a las gaviotas.


Algunos años después...

El viento mecía las hojas de los árboles, las gotas de lluvia escurrían de las hojas de las plantas... había un agradable aroma en el aire, todo olía como a tierra mojada. La elegante camioneta se estacionó frente a la entrada de la enorme casa, de ella bajó un omega vestido muy elegante, llevaba una bonita bufanda color crema enredada en el cuello que combinaba con el costoso abrigo que llevaba puesto. Caminó con elegancia hasta la cajuela y de ella sacó una caja mediana de cartón que tenía varios dibujos de globos y serpentinas en ella; pronto una de las puertas traseras se abrió revelando al castaño que se bajaba con algo de pereza, pero que al ver que ya estaba en casa luego de un pesado día, sonrió y corrió hacía adentro. Levi también sonrió con ternura y luego caminó detrás de él.

Una vez adentro, el omega se encargó de abrir el paquete que llevaba cargando: un delicioso pastel de chocolate con un montón de fresas en el centro, lo colocó en la pequeña mesita en la sala junto con algunos platos desechables. El alfa se sentó en el sofá y miró con ansias como Levi partía un pedazo de pastel para luego entregárselo.

—Uno para ti, uno para mí.

Se sirvió su propio pedazo de pastel y luego miró al pequeño alfa que veía su propia porción de pastel con los ojos brillosos y una enorme sonrisa. No siempre se le permitía comer chocolate porque entonces se ponía muy hiperactivo y terminaba por volver loco a Levi y de por sí que ya era un torbellino de energía sin la ayuda del chocolate.

El niño sentado frente a él, quien recién cumplía sus cinco años, mecía de un lado a otro sus pequeñas piernitas con emoción. Era la copia exacta de su alfa... sólo que había heredado su color gris de sus ojos, aunque con algunas motitas turquesa en el iris que le recordaba al color de ojos de su difunto alfa, «No cabe duda alguna de que es tu hijo, Eren», pensó el omega con ternura, mirando con una diminuta sonrisa a su preciado hijito revoltoso.

Pero cuando el pequeño alfa estaba apunto de comerse la primer cucharada de pastel, hizo una mueca y levantó la mirada para ver a su papá con algo de insistencia. Un tanto contrariado por el repentino cambio de humor de su cría, se animó en preguntar:

—¿Qué ocurre?

—Necesitamos otra rebanada.— Repuso el niño rápidamente, con un puchero en los labios... mocoso malcriado de mierda, definitivamente era hijo de Eren.

—¿Por qué?— Levi enarcó una ceja y el pequeño no tardo en responder: "para poder llevarla arriba", el azabache suspiro y dijo:— No es fin de semana.

—Pero es mi cumpleaños.

Levi termino accediendo a los caprichos de su hijo —como siempre—, cortó una buena porción de pastel y la sirvió en otro plato, subieron hasta el último piso y una vez arriba, el omega jaló de las escaleras que llevaban al ático. El pequeño alfa le devolvió el plato con el pastel a Levi para poder agarrarse al subir y una vez que estuvo arriba, Levi le dio el plato de regreso.

—Gracias, papá— Su hijo le agradeció y enseguida se hicieron escuchar los apresurados pasos del niño por el ático, haciendo crujir el piso de madera.— ¡Hola, Eren!

Escuchó desde abajo la emocionada voz de su hijo al ver a Eren.

—Hola— Respondió alegremente el clon imitador de Eren, con la misma emoción con la que el pequeño alfa lo había saludado.— Aquí está el niño del cumpleaños.

—Sólo vine un rato contigo— Declaró el niño casi con tristeza, para luego preguntar:— ¿Quieres pastel? Sé que no comes nada, sólo te estoy usando como excusa para comer otra rebanada.

Ambos rieron por la travesura del pequeño alfa y... Levi sólo se quedó al pie de las escaleras mirando el piso de madera con los labios fruncidos.

—Travieso.— Dijo entre risas la copia de Eren.

—¡Papa, papá! ¡Vamos!

Levi por fin salió de su ensoñación cuando escuchó que su hijito lo llamaba desde arriba, parpadeó un par de veces antes de levantar la mirada y observar las escaleras que conducían hacia el ático en donde él estaba, como un recuerdo permanente de que su alfa estaba muerto y que el agujero en su pecho seguiría doliendo por siempre. Al final, tal y como sucedió con la madre del Eren real, Levi encontró la forma perfecta de lidiar con su dolor agónico y la imitación del que alguna vez fue su esposo.

—¡Enseguida subo, amor!


All the love, Dragón. 🐉🌹