Chan, chan, CHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAN.

Pero, ¿qué significa ésto, Ella?

Si escuchan que los ángeles cantan, es probable que haya un motivo razonable para ello. Sí... estoy escribiendo una vez más, después de una eternidad. Estoy un poco apenada por las historias que quedaron inconclusas, pero me gustaría explicarles que eso es debido a que perdí las historias que, como saben, ya estaban concluidas. Entré en una horrible depresión y no fui capaz de volver a escribirlas. De hecho, no había escrito hasta hace un par de semanas cuando subí Once a Year, y ahora vuelvo con este fanfic, al que pienso dejar ir por cuenta propia. Su nombre es Eternally, y no van a necesitar mucho para darse cuenta del motivo. Estoy entusiasmada pero, por encima de todo, estoy muy nerviosa de volver, siento que perdí el toque y que no les va a interesar, pero espero estar equivocada.

A su vez, estoy estrenándome en Wattpad, lo que hago con el mismo nombre que tengo aquí y, también, tomé la decisión de empezar con ésta historia y con los One-Shot (o two-shot) que tengo hechos con anticipación. Pasaré mis historias a esa plataforma, así que podrán leerme ahí y aquí. Estaré al pendiente en ambos sitios c:

Dicho ello, les dejo Eternally. Estaré al pendiente de sus respuestas y, claro, las tomaré en cuenta para seguir escribiendo. Tengo otro proyecto en mente, que abordaré a su debido momento. Espero poder estar subiendo un capítulo por semana, o cada tres reviews, como es mi costumbre. Los quiero mucho y espero que puedan recibirme de vuelta ~

Ella, fuera ~


Voy a hacerlo bien, esta vez.

[...]

Él no tenía idea de que ese día su vida daría un giro de ciento ochenta grados y, en lugar de pensar en esa remota posibilidad, despertó temprano por la mañana y se preparó para asistir a sus clases universitarias. Sasuke Uchiha de veintiún años de edad se miró en el espejo después de lavarse el rostro, tan solo para descubrir el rostro al que estaba acostumbrado. Repasó en un instante sus tareas, e hizo una lista mental mientras se cepillaba los dientes: tenía que vestirse, preparar el desayuno, comerlo, tomar su maletín y partir a la universidad. Todo debía hacerlo pronto, pues era muy puntual. Cuando salió al pasillo que daba a las dos habitaciones, se encontró a su compañero de piso. La diferencia entre él y Naruto estuvo clara ahora que estaban con sus puertas abiertas, uno frente al otro. El pelinegro estaba vestido, listo para seguir con su rutina. Mientras tanto, el rubio seguía en calzoncillos y su camisa para dormir, bostezando a más no poder y con el cabello totalmente desaliñado. Ambos emitieron un par de sonidos, más bien parecidos a ligeros gruñidos o quejas mudas, en una conversación que se entendieron entre sí. Algo como "iré a hacer el desayuno", "prepara café", "ya lo sé", "ahora voy", "apresúrate", aunque uno habría escuchado unos muy claros "Mnh", "Unh", "Hn", "Nhaaaa", "Hmn!".

Naruto Uzumaki era el compañero y mejor amigo de Sasuke Uchiha. Los dos estaban en la facultad de derecho por motivos distintos. Sasuke estaba decidido a ser un abogado penal, mientras que Naruto perseguía el sueño de ser fiscal. Ambos eran populares también por razones totalmente distintas, pues Sasuke había atraído la atención por su tremenda capacidad de genio—después de su atractivo físico— y Naruto por pasar milagrosamente sus materias, a pesar de haber gritado que sería el mejor fiscal de la ciudad en el inicio de clases tres años atrás. Cabía notar que el aspecto más sorprende fue que el año anterior Naruto se había hecho de una novia, quien resultaba ser nada más y nada menos que Hinata Hyuga, una alumna de finanzas de su misma generación, hija mayor de la tan grande e imponente familia Hyuga, heredera indiscutible del mando de la familia, mejor conocida como la princesa Hyuga, aunque ella no estaba interesada en esas cosas. Por supuesto, lo impresionante del asunto en cuestión era que Sasuke Uchiha no hubiese tenido ninguna chica en esos tres años, tanto oficialmente como por rumores. Él resultaba ser el imposible más grande de la universidad, una leyenda que rompía con las barreras de las facultades. Uno no necesitaba asistir a esa escuela para saber de él, pues era así de notable, pero tampoco al propio Sasuke parecía importarle mucho.

—¿Qué hiciste? —preguntó Naruto, mientras se presentaba ahora un poco decente, con jeans y camiseta con un estampado de un personaje popular.

—Huevos y tostadas —contestó el pelinegro, mientras servía café en un par de tazas, para ambos.

—Gracias por la comida ~

Quizá, más que cualquiera de las cosas anteriores, lo que resultaba inesperadamente sorprendente era el hecho de que dos personas tan distintas fueran amigos tan cercanos. Se había discutido durante mucho tiempo por quienes les vieron andar juntos desde el primer día, y resulta que ellos eran amigos de antaño que no se habían separado en todos sus niveles escolares. Eran opuestos perfectos que habían concordado con la escuela de leyes por pura casualidad, pero por encima de todo eran grandes rivales que competían en todos los aspectos de su vida, aunque Naruto nunca fue diestro en los estudios. Estaban en las mismas actividades físicas extracurriculares, donde demostraban el grandioso trabajo de equipo que podrían hacer juntos, pero apenas tenían un momento libre dejaban en duda ese aspecto suyo, pues alguna competencia salía a relucir. Todo el mundo sabía que ellos habían venido a Tokio juntos, que tenían un departamento compartido y que sus peleas—constantes— no eran un impedimento para su amistad. Claro, que lo supieran no significaba que lo entendieran. Probablemente ni siquiera ellos mismos lo hacían.

Sasuke también se encargaba de manejar, pues nunca quiso dejarle una tarea tan importante a Naruto, quien podría ser una amenaza al volante si continuaba un poco dormido. Mientras tanto, ellos discutían su horario del día en el camino a la universidad, para asegurarse de ajustarse el uno al otro y decidir quién se quedaría con las llaves del auto. De vez en cuando, Naruto mencionaban que eran el matrimonio perfecto, algo que no parecía ser del agrado de su mejor amigo, pero podían vivir con ello. Al final, iban juntos a una o dos clases, y se volvían a ver a lo largo del día o hasta la noche, dependiendo de los pendientes de cada quien. Ese día era, sin que ninguno de los dos supiera, un día especial. El cumple años de Ino Yamanaka no tenía nada que ver con eso, pero traería a sus vidas algo inesperado.

Capítulo Uno: Volverte a Conocer

Después de las clases, el acuerdo había sido ir a cenar a un restaurant-bar que acostumbraban. La música no era muy ruidosa, así que podían charlar mientras estaban sentados. El ambiente era muy bueno, así como el servicio y la comida. Además tenían un concepto juvenil que era bueno para los universitarios como ellos, que buscaban descansar un poco después de la escuela, un día viernes veintitrés de septiembre. Naruto estaba sentado al lado de su encantadora novia, la chica de larga cabellera negra que usaba un vestido de mezclilla y zapatos de suelo color perla. Parecían de mundos diferentes nada más mirarlos, y luego estaba la cumpleañera a su lado, con su larga coleta rubia cayendo sobre su espalda. Ino era conocida más allá de la facultad de artes por ser una ligona coqueta, que comúnmente era vista con Sai, uno de los chicos de artes plásticas. Ella estaba estudiando diseño de modas y modelaba su propia ropa, como el crop top gris que llevaba ahora, pero todos sabían que ella carecía de sentido del compromiso y por eso nunca iba a formalizar con el pelinegro de estilo simple. Ino había hecho lo imposible por ligarse a Sasuke Uchiha, pero había sido en vano, y llegó a dudar de la sexualidad del chico en cuestión, hasta que se hicieron amigos después de un par de rechazos. De hecho, podría decirse que esa muchacha era el motivo para que muchas personas se rindieran, pues si ni siquiera un bombón como ella era capaz de engatusarlo, entonces, ¿qué esperanza había para las chicas normales? Sai seguía a la ligona como un perro fiel, pero estaba claro que conocía su posición, y le tenía como un platónico.

Al otro lado de la mesa, se encontraba Shikamaru Nara, junto a su chica, Temari. Él estaba estudiando criminología, mientras que ella ya se había graduado hace dos años. Se conocieron por casualidad mientras ella invitaba a los alumnos de primero a formar parte de un seminario y se desagradaron rotundamente desde que cruzaron miradas. Hicieron una apuesta sobre un caso que se estaba resolviendo en esos tiempos en un juicio, e inesperadamente ella ganó su apuesta, así que él fue al seminario, donde ella lo usó como novio falso para quitarse de encima a un par de pretendientes, así que antes de que se dieran cuenta estaban besándose en la sala de conferencias, desde entonces son inseparables. Temari se graduó ese mismo año y ahora ejerce, aunque es sabido que se apoya en su novio cuando es necesario. Ella siempre lucía muy formal, pues cuando se reunía con ellos era después del trabajo, y Shikamaru no tenía un estilo muy distinto al de Naruto, lo que llevaba a la gente a considerar esa relación bastante curiosa, sin mencionar los tres años de diferencia entre sus edades. A un lado de ellos estaba Sasuke, que desde esa mañana estaba usando jeans y un suéter blanco. Evitaba prestar atención a la charla de pareja de su compañero de cuarto, o al hecho de que los tórtolos a su izquierda parecían unos adictos al trabajo sin poder hablar de otra cosa. Le quedaban Ino y Sai, quienes afortunadamente no estaban jugando a que se querían, y le seguían la plática. Pero el hecho de que ella se levantara a atender una llamada no era nada que le alegrara, pues Sai era un poco raro...

—Chicos, quiero presentarles a mi amiga —tras una breve ausencia, Ino volvió.

Los ojos negros de Sasuke descubrieron algo inesperado cuando una cabellera rosada se ondeó ante él. Ella tenía el cabello apenas un poco más largo que la altura de los hombros, usaba jeans a la cintura y una blusa celeste algo holgada fajada en el mismo, con unos zapatos deportivos blancos bastante cómodos. Llevaba un bolso grande, en evidencia de que fungía el rol de mochila y bolsa de mano, mientras que aún tenía un gafete puesto en su pecho, algo que seguro había olvidado en la prisa. Él no se percataría de ello, pero sus párpados se separaron completamente, mientras parecía haberse sorprendido de verla, no importando que esta era la primera vez que se encontraban en este mundo. Inclusive sus labios se separaron un poco, y respiró profundo cuando el perfume de flores llegó hasta su sentido del olfato.

[...]

¡Sasuke-kun!

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ¿Por qué? ¿Por qué nunca me dices nada?

¿Piensan que soy una mujer débil que no puede competir con ustedes?

Sin ti en mi vida, ¡sería lo mismo que estar sola!

¡Te amo tanto!

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ¡Esta vez lucharemos espalda con espalda!

Por favor, quédate conmigo.

¡Haría cualquier cosa por ti!

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ¡SHANNAROOOOOOOO!

Querido...

[...]

—Sakura...

—¿Nos conocemos? —sus enormes ojos jade se encontraron con los orbes ónix de él, quien la había llamado sin darse cuenta. Ino ni siquiera la había presentado apropiadamente, pero él había mencionado su nombre en voz alta, en algún tipo de trance del que nadie era consciente, así que todos lo miraron expectantes. Sasuke se vio obligado a reaccionar cuando ella hizo esa pregunta y, entonces, tuvo que pensar rápido.

—Tú cabello —mentira—. Tu cabello me recuerda mucho a... los pétalos de sakura.

—¡Oh, era eso! —exclamó entonces Ino, totalmente despreocupada, mientras le daba un empujoncito a su amiga—. Pues permítanme presentarla, chicos: esta frentona de aquí se llama Sakura, somos amigas de la infancia y hace poco me la encontré rondando la universidad. ¡Resulta que estudia ahí desde siempre! ¿No es increíble que no nos hayamos visto?

—Bueno, yo estoy en la facultad de medicina y tú en artes. No es tan increíble —respondió ella, mientras bajaba su bolso e intentaba ignorar la mirada fija del pelinegro, comenzando a sentarse a su lado.

—Como sea, los presento —decidió.

—No hay necesidad —dijo ella, mientras levantaba su mano derecha para llamar a un mesero—. Mi nombre es Sakura Haruno y estudio medicina, planeo convertirme en cirujano de trauma —les explicó, antes de recargarse en la mesa—. Ino, eres popular hasta en mi departamento por ser una ligona, escuché que saliste con uno de mis profesores —soltó entre risas—, que no te juzgo, él era un encanto. Además, tus amigos son bastante populares cada uno de ellos.

—Oh —Temari, la mayor del grupo, se cruzó de piernas y se apoyó en la mesa para mirar a Sakura con atención—, te escucho.

—Tú debes ser Temari —acertó, antes de pedir una limonada rosa al mesero y despedirlo con un gesto de su mano—. Es una pena que seas popular por ser la senior que se ligó a un junior, pero el motivo por el que te conozco mejor es porque escuché sobre tu desempeño en un caso, la universidad obtuvo muchos alumnos gracias a eso. De tu novio sé que se apellida Nara, porque aparentemente no hay mucho que decir de él.

—Eso es porque Shikamaru es un vago —contestó inmediatamente—, pero admiro que tengas esa información. En realidad, Shikamaru es más inteligente que yo, pero no le gusta explotar sus encantos. Prefiere dormirse en clases.

—Es bastante notable que alguien como tú lo reconozca. Después tenemos a la princesa Hyuga, es decir, ¿quién no sabe de los negocios regionales de su familia? Un linaje purísimo que es amenazado de ser contaminado por un mortal común y corriente, Naruto Uzumaki: el hiperactivo mocoso al que los maestros del jardín de niños perseguían para obligarlo a volver a la clase.

—Ah pasado un tiempo, Sakura-chan —contestó él, con una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Se conocen? —preguntó Hinata, con la impresión en su rostro.

—Sakura-chan fue mi primer amor, Hinata —respondió, mientras ponía una mano sobre la de su encantadora novia—. Claro que siempre me rechazó, pero estábamos en el jardín de niños. Ino también estaba ahí. No recuerdo el motivo, pero tuvo que irse en ese entonces.

—Mi padre es cirujano cardiotorácico, por aquél entonces recibió una beca importante aquí en Tokio y tuvimos que mudarnos. Actualmente está desarrollando una investigación en Norte América, tuvo que irse poco después de que empecé la universidad —les explicó, para después dirigirse al chico frente a ella—. Temo decir que a este chico no lo conozco, pero no me queda duda de que es tu amigo, Ino.

—Sai estudia artes plásticas —contestó la rubia en su lugar—. Y es cierto, somos muy buenos amigos, Sakura. Pero si te gusta, puedo ayudarlos un poco.

—Oh, no —respondió ella—. Me alagas con tu apoyo, pero estoy bien por ahora.

—Aunque digas eso, creo que te estás saltando al más popular e importante de nosotros —dijo al otro extremo de la mesa el pelinegro que se había mantenido en silencio, antes de que ella volviera su vista al muchacho que la había estado mirando atónito desde que ella llegó. Las miradas cruzadas regresaron al aludido al planeta, y ella suspiró.

—No me atrevería a decir que Sasuke Uchiha es el más importante, pero sí el más popular. En parte, la popularidad de Naruto es tan grande en honor a este señor, pero no me parece que el hecho de que sea "un bombón" sea suficiente para hacerlo nombrar el más popular —se encogió de hombros, mientras él volvía la vista al frente, donde estaban sus amigos—. He escuchado que es habilidoso, pero su popularidad está basada en cuántas chicas suspiran debido a su aspecto físico. En lo que a mí respecta, solo es un niño bonito hasta que me demuestre lo contrario.

—Qué cruel —murmuró Temari, mientras que el rubio frente a ella rompía en carcajadas de escuchar algo como eso.

—¡Sakura-chan no cayó en los encantos de Sasuke Uchiha! —se burló.

—No intentaba ser grosera —aseguró ella, mirándole por el rabillo del ojo mientras acercaba su limonada—. Te ofrezco una disculpa si lo fui de alguna manera, pero no discuto que seas bastante popular en la universidad. No puedo decir lo mismo de mí misma, ¿cierto?

—Espera, ¿no dijiste que eras Sakura Haruno y tu padre es cardiotorácico? —ella asintió a las palabras de Shikamaru—. ¿No era Kizashi Haruno el cirujano que está en Harvard en medio de una investigación del ámbito cardiotorácico? Si no me equivoco, cuando publicaron sobre él en las revistas académicas, también dijeron que su hija estudiaba en nuestra universidad, pero nunca imaginé que habría escogido una rama completamente distinta.

—Cada quien tiene su pasión —contestó ella, sonriendo amplio—. Además, tengo mis motivos. Y yo no soy popular por ser su hija, ya que nadie lo sabe con certeza, ni he hecho algo para conseguirme fama. Solo soy una buena estudiante.

—Dices eso, pero eres un cerebrito —se incluyó Ino, mientras que Sasuke había estado escuchando su charla durante todo este tiempo—. Sakura tiene todo para destacar, pero sabe tener bajo perfil.

—Voy al baño —anunció él en voz muy baja, antes de ponerse de pie y alejarse de la mesa, con cuidado de no molestar a sus dos vecinos. Sin embargo, tuvo que detenerse un momento mientras acomodaba la silla de vuelta en su lugar, pues al admirar sus dos manos hacer un movimiento que le era natural, en realidad se sintió extraño.

Huyó de las miradas confundidas de sus amigos y de la pelirrosa que se había sumado a su festejo, entrando al baño de caballeros para encerrarse en un cubículo y recargar su espalda en la puerta mientras respiraba profundo. Como un baño de agua fría, sentía que había despertado de un largo sueño hasta el día de hoy, el cual había durado más de veinte años. Su mano izquierda, temblando ante su vista, era la más clara prueba de que había logrado hacer algo de lo que nadie sería capaz, pero lo más impresionante de todo no era eso, sino que el hecho de que una mujer joven estaba allá afuera conviviendo con el mismo grupo de personas que siempre había estado en su vida, con las mujeres que en un momento fueron sus grandes compañeras de chismes. Él había conseguido volver a encontrarse con Sakura, pero le había tomado tanto tiempo que se sentía decepcionado de sí mismo. La última vez, se habían conocido en la infancia. En esta ocasión tenían más de veinte años de edad y, por alguna razón, ella parecía rechazarlo. Sakura que estuvo siempre enamorada de él era, ahora, una jovencita de fuerte carácter que podía destrozarlo con sus palabras. Pero, ¿qué carajos había hecho?

Es Sakura.

Con esas dos palabras tuvo que llevarse la mano derecha al pecho, que pareció dolerle de alegría al descubrir que ella estaba ahí, vivita y coleando ante él. No tenía razón para pasar un día más separado de ella, y ahora sería volver a conocerse en ésta vida. Él conocía su destino, la felicidad que les esperaba en el matrimonio, la hermosa niña que iban a procrear. Para Sasuke Uchiha estaba escrito que terminarían juntos, no tenía dudas de que la historia de su vida anterior se repetiría, que podría corregir los errores y disculparse con esa mujer sagrada para él. Tenían todas las oportunidades del mundo ahora, no había motivos para que permitiera que el universo los separara, sus pecados se habían redimido, él tenía su brazo izquierdo de vuelta y, aunque no pudieran ser ninjas de nuevo, podía llevar esta vida. No comprendía por qué todos volvían a encontrarse en este mundo nuevo, pero aceptaría humildemente los giros del destino. Ahora no existían impedimentos para llevar una vida real, normal, donde protegiera eternamente a la mujer que amaba desde antes de cometer sus primeros errores. Todo había funcionado, habían vuelto a encontrarse. Ahora tenía la misión de enamorarla, de convencerla de lo que es indiscutible ante su criterio: que eran el uno para el otro, que solo así podía ser.

Después de haberse decidido por completo, Sasuke respiró y apretó su mano izquierda en un puño fuerte. No habría chakra, jutsus o clanes, tampoco existían las guerras ninja, ni... un momento. Se percató de un factor importante en el último momento, y tenía la certeza de su nueva realidad, pero no pudo evitar apresurarse a sacar su teléfono celular de su bolsillo para marcar un número teléfonico que conocía de memoria. Él había despertado después de muchísimo tiempo, había recordado su vida anterior y ahora era consciente de todos los aspectos importantes de su vida pasada. Tenía que confirmar que—aunque lo sabía— todos habían podido volver a empezar, que estaban bien, que se habían corregido los errores del pasado. Pero, aunque conocía la realidad, le era imposible sentir desesperación mientras los tonos de llamada se escuchaban por el auricular de su teléfono celular, a la espera de ser contestado. Sentía que rompería en lágrimas en cualquier momento, pero eso sería patético.

—Diga —en lugar de eso, su corazón se detuvo en ese instante—. ¿Pasa algo, Sasuke? Es raro que llames a esta hora.

—Hermano...

—¿Qué pasa, Sasuke? —su voz era serena aun ahora, mientras que un suspiro brotaba de los labios del menor—. ¿Te encuentras bien? Suenas como si algo hubiese sucedido.

—Estoy bien —respondió él, mientras cubría sus ojos con su mano derecha—. Es solo que quería saludar, Itachi —se sintió aliviado de poder escuchar su voz, como no lo había hecho en tantísimo tiempo, excepto por el hecho de que sus llamadas eran frecuentes. Era como si fuera la primera vez que lo escuchaba—. Hermano, ¿cómo están nuestros padres?

—Ellos están bien, Sasuke —también lo sabía, pero necesitaba escucharlo—. Nuestra madre preparó la cena y nuestro padre está leyendo en la sala de estar. ¿Quieres decirles algo?

—No, está bien. Solo quería saberlo. Me alegro.

—Es extraño que te preocupes así. Sabes que te llamaremos inmediatamente si llega a suceder algo, no estés ansioso. En cualquier caso, solo seguiré por diez días más aquí. Sin embargo, puedo volver a Tokio inmediatamente si es necesario.

—No es nada de eso, todo va bien por acá. Simplemente me dieron ganas de saludar.

—Si es solo eso, entonces está bien.

—Gracias. Volveré con los chicos, así que hablaremos luego. Hasta entonces, Itachi —colgó entonces la llamada, para guardarse el teléfono.

Sus padres y su hermano estaban con vida, pues no había un mundo ninja en el cual pelear, no había una aldea a la que proteger, solo eran personas viviendo vidas pacíficas y modernas. Las hazañas de ninjas se habían quedado como un pedazo de la historia y ahora tenían al alcance tecnologías, además de paz. Su madre y su padre estaban viviendo con tranquilidad ahora que sus dos hijos habían dejado el nido para crecer de forma independiente, mientras que él había decidido estudiar leyes al igual que su hermano mayor, aunque no se imaginaba a sí mismo con el éxito de Itachi, y no lo necesitaba. Su hermano no era su objetivo en ésta vida, pero acababa de descubrirlo. Su objetivo estaba sentado en una mesa del restaurante, riendo en voz alta y charlando, conociéndolo por primera vez. Los esperaba la felicidad, así que no evitó la pequeña sonrisa en sus labios mientras salía del cubículo, directamente a lavar sus manos, para entonces volver a la mesa donde sus amigos estaban esperando.

—¡Sasuke, estaba por ir a buscarte! —rezongó Naruto al verlo tomar su silla.

—Me disculpo, estaba en una llamada con mi hermano mayor —se excusó, lo cual era en parte verdad, y se sentó para tomar el menú con su mano izquierda, abriéndolo con naturalidad para leer un poco de la comida.

—Sakura nos estaba contando que estuvo en el equipo de atletismo en el primer semestre, nos sorprende que no se hayan conocido entre las actividades deportivas —comentó entonces Hinata.

—¿Atletismo? —le miró—. Te imaginaría más bien como una chica en algún tipo de arte marcial.

—Oh, ¿cómo lo supiste? —levantó las cejas ella, mientras le devolvía la mirada—. Estoy en el ámbito mixto, aunque no me gusta competir, he aprendido por voluntad propia e interés. Me sorprende que te dieras cuenta.

—Tienes brazos atléticos —mentía, no le había prestado esa atención—, y un carácter de pelea.

—Vaya, vaya —se sonrió, apoyada en la mesa—. ¿Debo suponer que me pusiste mucha atención cuando llegué? Para que te percataras de eso...

—Sí.

—Oye, oye, campeón —le llamó Naruto—, ¿qué sucede? No te lances así a Sakura-chan, recién la conociste y ya estás ligándola, ese no es tu estilo.

—No intento ligármela, Naruto.

—¿En serio? —una peligrosa Ino le miró a modo de insinuación—. Porque la miraste durante muchísimo tiempo cuando ella llegó, Sasuke-kun. Cualquiera diría que esto es un duro caso de amor a primera vista~

—Su cabello es inusual, aun cuando sea parte de la moda, Ino —le miró de nuevo—. Basta verla un poco para notar que es natural, además de que ella es... llamativa.

—¿Llamativa? —Temari se incluyó en el juego—. ¿Qué significa eso, "gran" Sasuke Uchiha?

—Paren su carro —gruñó él, mientras bajaba el menú a la mesa—. Ella destaca por muchos motivos, pero su cabello y su rostro no son comunes. Es bonita por su cuenta, ¿vale? Dejen de ser tan molestos, ¿quieren?

—¿Ellos te parecen molestos? —preguntó Sakura.

—Ellos son molestos —afirmó Sasuke—. Solo hice un cumplido, y puse algo de atención. ¿Es eso un pecado?

—No, pero me parece que no observas el panorama completo, "Sasuke-kun" —le quitó el menú, arrebatándolo de su control—. Está claro que evitas los temas que no te favorecen, prefieres ser visto como un ser grandioso en lugar de admitir que algo o alguien te interesó de alguna manera remota, lo que hace que la verdadera molestia aquí seas tú.

—Que tú lo digas...

—¿No tiene valor solo porque acabo de unirme a este grupo? —no. No era eso—. Simplemente estoy diciendo lo que pienso, ya que puedo ver el panorama completo.

No estaba seguro de cuál era el error que él había cometido para tener esa respuesta. Estaba sorprendido por cuenta propia de descubrir que se encontraba en un mundo en el que Sakura Haruno no solo lo desconocía, sino que lo rechazaba de forma absoluta. Era como si él la hubiese hecho enojar con su presencia, como si le generara algún tipo de incomodidad y ella simplemente no pudiera aceptar su existencia. No podía creer que existiera una realidad como ésta, en la que no estuviera perdidamente enamorada desde el primer momento en que lo vio, en el que no le quisiera en lo absoluto. Pero no importaba, pues él tenía el objetivo de estar con ella por el resto de sus vidas, era el único motivo para que estuvieran vivos una vez más. Sakura era la razón por la que Sasuke había cometido el pecado más grande de su vida, pero ella no lo sabía. Tenía que demostrarle que ella era su más grande adoración en este mundo, a toda costa. Tenía promesas por cumplir.

—Tienes razón —la boca de Naruto se abrió en respuesta a las palabras de su compañero, que desconocía al hombre frente a sus ojos—. No se me da admitir este tipo de cosas.

—¿Admitir qué? —preguntó Shikamaru, enarcando una ceja.

—Ino tiene razón: me gustas, Sakura Haruno.

La mesa calló, mientras que él tenía su mirada fija en los ojos jade de ella. Sasuke Uchiha había admitido en voz alta que estaba interesado en una mujer que acababa de conocer, lo cual era increíble para sus amigos, que nunca le habían conocido a una novia. Naruto sabía que Sasuke era el tipo de hombre que salía con mujeres serias, que no estaban interesadas en una relación y solo querían pasar un momento de diversión sin tener que preocuparse por asuntos del corazón, mujeres que no estaban interesadas en acostarse solo porque era quien él representaba, que tampoco irían por la vida mencionándolo. Él nunca había dicho en voz alta que estuviera interesado en cualquier sentido en una chica, mucho menos una de su edad. Todos pensaban que él era el tipo de persona que terminaría con una mujer hermosa y mayor que él, pero ahora estaban ahí, presenciando el cómo él anunciaba que estaba interesado en una alumna de medicina, a su derecha, compartiendo la mirada. Ella lucía tan sorprendida como el resto, pues no parecía esperar escuchar algo así, pero él estaba sereno. Por supuesto, se le habría dificultado decirlo en su otra vida con la misma facilidad como lo dijo en ésta, pero había admitido su amor por Sakura en el pasado, no tenía miedo ahora. Su mayor error podría ser negarlo, podría ser callarlo, no demostrarlo. Él había prometido que corregiría esos errores de su vida pasada, en ésta.

—Bromeas, ¿cierto? —Ino rompió el silencio con su incredulidad.

—Amor a primera vista —habló Sai por fin, evaluando la posibilidad como algo correcto, mientras que Ino se volvió a él con una mirada que le explicaba que eso no podía ser, pero los ojos oscuros de ese chico miraban a Sasuke y a Sakura imaginándolo posible—. Debe ser eso...

—Tienes que estar bromeando —agregó Shikamaru, que parecía más asustado que sorprendido.

—Oye, oye —empezó Temari, con una sonrisa de diversión con maldad surcando su rostro—. Este es un giro inesperado. Si Sasuke es capaz de enamorarse a primera viste de alguien, entonces todos tienen esperanza en este mundo.

—¿Amor a primera vista? —retó Sakura, alzando una ceja—. No me lo imagino.

—Oye, Sasuke. Deja de jugar —el entrecejo fruncido de Naruto provocó que su novia lo mirara con preocupación—. Ten un poco de respeto por alguien a quien acabar de conocer.

—Es un poco arrogante creer que algo tan simple como eso podría sorprenderme, ¿no lo crees? No soy alguien que crea en esas historias de amores cursis —le enfrentó de nuevo la pelirrosa, mientras tomaba su vaso—. Deja de avergonzarte a ti mismo, Uchiha.

—Si no crees en algo como eso, entonces, ¿qué te parece esto? —la cabeza de Sasuke se inclinó al frente, para obligar a Sakura a que lo viera con ese gesto, pero ella desvió la mirada claramente, mirando a cualquier parte de la habitación. Debía estar apenada para hacer eso—. El hilo rojo. El universo confabulando. La decisión de algo más poderoso que nosotros.

—¿Destino? —agregó de nuevo Sai.

—Destino —contestó Sasuke, en una afirmación—. ¿Me creerías si te dijera que se trata del destino, Sakura?

—Te creería si dijeras que se trata de una manipulación barata, Sasuke Uchiha —finalmente, ella volvió su mirada a él—. No sé con qué tipo de chicas te sirve una técnica tan absurda como esa, pero deberías evitar hacerlo con una cara tan seria. Me dan escalofríos.

—Estoy decidido —concluyó él, para volverse al frente—. Un día haré que te tragues tus palabras.

—¿Es en serio? —murmuró Ino, aún en total negación.

Aquél momento, por más incómodo que fuera, marcó una apuesta de vida entre ambos, que habían dejado de mirarse a la cara. Hinata Hyuga tuvo la astucia de cambiar el tema y desviar la conversación a un asunto más tranquilo, a modo de que ese tópico no volvió a tocarse, pero era imposible ignorar el hecho de que lo que se dijo en ese momento estaba aclarado. Para Sakura y para Sasuke el asunto había sido cerrado, por ahora. No iban a seguir incomodando con aquello, pero habían ocasionado un terrible trauma en sus amigos. Naruto e Ino estaban tan afectados, que les costó trabajo reincorporarse a la conversación y disfrutar lo que les restó de la noche, hasta la hora de tener que separarse para ir a casa. Ino y Sai se fueron juntos, mientras que Naruto esperó a que Hinata subiera al auto con chofer de su familia, Temari y Shikamaru se retiraron en el auto de la rubia y Sakura se despidió para tomar un taxi, así que al final Sasuke manejó de regreso a su casa, consciente de que le esperaba un sermón del adulterado copiloto que tenía, pero no le importaba en lo más mínimo. Ver a Sakura había sido suficiente para despertar los recuerdos de su vida anterior, y ahora ellos estarían en contacto. No había otra cosa que le importara.

—Por cierto, Sasuke —él miró a Naruto de soslayo, quien se estuvo quejando todo el camino, y se imaginaba que seguiría haciéndolo, pues su expresión se veía molesta mientras él abría la puerta de su departamento—, ¿cómo supones que vas a conseguir que Sakura-chan te corresponda? Digo, suponiendo que en serio te gusta.

—Es en serio, Naruto —contestó él, abriendo la puerta y encendiendo la luz, para entonces entrar y dejar las llaves en el mueble junto a la puerta—. Voy a hacer lo necesario para que ella se interese en mí. No me voy a rendir, y haré que se enamore.

—Sí, lo que digas. Pero hablando en serio, ¿no crees que tienes un pequeño obstáculo ahí?

—¿De qué estás hablando?

—Eso es obvio —aseguró Naruto, antes de lanzarse en el sofá y cerrar sus ojos, sin preocuparse de que esa no era su cama, o su habitación—. Hablo de ese tipo.

—¿Ese tipo? —el moreno alzó una ceja—. ¿Qué tipo?

—Su novio, por supuesto.

[Continuará...]