-Este fic es una adaptación del film Valkyrie (también llamado "Operación Valkiria") dirigido por Bryan Singer y protagonizada por Tom Cruise (Claus von Stauffenberg), retratando el intento de acabar con la vida de Adolf Hitler en el atentado del 20 de julio de 1944 y tomar el control del país, el fic consta no solo de lo visto en la película de 2008, sino también de datos encontrados en documentales e información histórica. Los personajes pertenecen por completo a Masashi Kishimoto, pero la redacción, cronología y utilización de los personajes es de mi entera responsabilidad.


Juro por Dios este juramento sagrado:

Que voy a rendir obediencia incondicional a Adolf Hitler, Fhürer del Reich alemán y del pueblo, comandante supremo de las Fuerzas Armadas, y que en todo momento estaré listo, como valiente soldado, para dar mi vida por este juramento...

Juramento al Fhürer impartido a las Wehrmacht, las SS y las SA


Prologo

Tunisia, África del Norte. Decima división Panzer del ejército alemán

Cada determinada cantidad de años, el mundo se veía sumido en la oscuridad sin razón justificable, Sasuke ya lo había visto una vez cuando con apenas once años casi no había entendido el fin el conflicto mayor conflicto bélico en la historia del mundo y que ahora era conocido como la Primera Guerra Mundial, ¿Cómo entenderlo? El tratado de Versalles, la crisis del 29, la renombrada República de Weimar y ahora el Reich…claro que ahora no era el mismo que había sido en aquel entonces, ya no era un adolescente; a sus treinta y cinco años había peleado lo suficiente en esta Segunda Guerra como para comprender todo lo que en el pasado le habría resultado una simple locura, algo tan lejano y que no podría alcanzarlo ni a su familia. Todas sus hazañas durante esta nueva guerra lo habían llevado hasta este punto muerto del mundo, un desierto tan inconmensurable e infinito como su añoranza de su hogar, de su esposa Sakura y de sus cuatro hijos: Itachi, Daisuke, Kagami y Sarada, que estarían esperándolo, por ellos cumplía con su llamado "deber", no porque le resultara satisfactorio hacerlo. En solitario en el interior de su tienda, escribía sus pensamientos personales en su bitácora en un intento por liberar todas esas palabras que tenía prohibido—bajo condena de muerte—pronunciar en presencia de quienes lo rodeaban, eligiendo en su lugar encontrarse alejado de esa realidad y de la suave brisa que levantaba arena en el exterior pese a la movilización de algunos soldados que cumplían con sus propios deberes sin dejarse intimidar por la madre naturaleza, algunos creyéndose superiores, otros…bueno, eso era mejor dejarlo a la imaginación, ¿no?

"Las promesas de paz y prosperidad del Fhürer han caído en el olvido, dejando tras ellas una estela de destrucción. Las atrocidades cometidas por las SS de Danzo han mancillado el honor del ejército alemán"

Teniendo una vasta carrera como militar, inicialmente integrado en una unidad de caballería de la Reichswehr en Bamberg en 1926; había alcanzado el grado de capitán en la Wehrmacht a los once años de carrera, grado que normalmente sólo hubiera conseguido a los 16 años de servicio, cosa que lo hacía destacar, pero eso no lo hacía por compromiso al Reich, pero si compromiso con su patria, con el mundo en que había nacido y crecido y que actualmente sufría una metamorfosis negativa y que lo hacía irreconocible. Había formado parte en la ocupación de los Sudetes, en las campañas de Polonia en 1939 y Francia en 1940, habiendo sido incluso condecorado con la Cruz de Hierro de Primera Clase el 31 de mayo de 1940, pero nada de eso le importaba realmente, meros títulos y condecoraciones materiales sin un peso o importancia real ni significativo porque no peleaba por el Reich, quería su caída, algo que contradecía a los ideales que todos sus compañeros de la división Panzer o los propios Generales que tomaban decisiones junto a él no soñarían siquiera que tenía, pero esa era su verdad. Si bien inicialmente había tenido una postura tibia contra el nazismo, actualmente Sasuke podía considerar que esa "tibieza" se había vuelto u ideal radical, considerando que el próspero futuro de Alemania dependía de que se deshicieran de la llamada "Alemania Nazi de Danzo" a quien consideraba un peligroso demagogo que debía ser erradicado del medio, y cuanto antes mejor, al igual que Hidan y todo su gabinete de conspiradores absurdamente leales a él. Todo esto había comenzado a cobrar fuerza luego de que el Uchiha hubiera participado en la guerra contra la Unión Soviética durante la llamada "Operación Barbarroja", que lo había hecho—y aun hoy—sentirse horrorizado por las sistemáticas matanzas por parte del SD alemán, los infames escuadrones de la muerte de las SS en la retaguardia…sobre todo contra los judíos.

"Entre los oficiales hay un descontento generalizado debido a los crímenes perpetrados por los nazis. El asesinato de civiles, el sometimiento de los prisioneros al hambre a la tortura, la ejecución en masa de judíos…"

No era ningún tonto, sería estúpido para él no saber lo que sucedía, el modo en que recursos prometidos a emplear en la guerra se desviaban para eliminar a personas inocentes sin justificación, ¿En que los judíos eran diferentes de ellos?, ¿En que eran menos dignos? No merecían estar encerrados ne campos de muerte, porque eso era la verdad de todo, no simple deportación como se le hacía creer al pueblo. Quizás uno de los culpable no fuera únicamente Danzo sino también Hidan, porque cuando se les daba a psicópatas carta blanca conque hacerse con todo el poder a su disposición y así destruir a inocentes…no, no le gustaba pensar en eso. No quería que el mundo entero recordara a la nación alemana como un tierra corrupta por el racismo, sabía que muchos pensaban como él, cuando se pertenecía a la aristocracia fácilmente se podía conocer a muchos intelectuales y esos mismos contactos eran quienes desde muy temprana edad le habían abierto los ojos con respecto a lo que verdaderamente sucedía en el mundo. Se lo había icho a Sakura una vez y ella estaba de acuerdo con él; el camino de los Nazis no era el suyo, nunca había estado de acuerdo con nada de lo que el Reich había hecho y nunca lo estaría, pero no contaba ni con los medios ni las oportunidades para sembrar una revolución. ¿Cuestionaba las dotes de Danzo como comandante? Desde luego y preveía derrota tras derrota luego del resultado de la batalla de Stalingrado. Alemania estaba siendo conducida a su propio Apocalipsis, uno en que todo los verían como una nación de tiranos crueles y opresores.

"Mi deber como oficial ya no consiste en salvar a mi país, sino en salvar vidas humanas. No encuentro a un solo un general en situación de enfrentarse a Danzo que tenga el valor suficiente para hacerlo"

-Coronel Uchiha- saludo el soldado con el típico ademan militar, sorprendiéndolo, pero dándole a Sasuke el tiempo suficiente para ocultar su bitácora para no ser descubierto, -el general llegara dentro de cuatro horas- informo, dirigiéndose respetuosamente a él.

-Gracias, necesito verlo en cuanto legue- contesto Sasuke escuetamente.

Un par de minutos pasaron entre la despedida del soldado, realizando el tan habitual gesto militar, y el eco de sus pasos alejándose, tranquilizando al Uchha que hubo dado un audible y notorio suspiro al encontrarse a solas. No le gustaba sentirse como menos que un traidor, actuando a espaldas de todos pero acorde con su conciencia, pero no era algo tan extraño porque su familia jamás había estado de acuerdo con el ascenso de los nazis al poder en 1933, pero en su día la aparición del llamado partido nacional socialista le había resultado indiferente, habiéndose unido al ejército alemán en 1926, entonces llamado Reichswehr, con solo 18 años. Pero desde luego que su visión de los nazis había cambiado a partir de 1938, después de la llamada "Noche de los Cristales Rotos" al ver cómo miembros de las SS realizaban todo tipo de crímenes y vejaciones a judíos. De hecho, su cuñada, la famosa aviadora Izumi-esposa de su hermano mayor, Itachi-era de ascendencia judía, y hacia solo un años había estado a punto de ser internada en un campo de concentración, de no ser por los contactos y amistades que Sasuke tenía en los altos mandos del ejército que le habían permitido darle documentación falsa por su propio bien y el de su hermano. Él y Sakura tenían amigos intelectuales que eran judíos y no se avergonzaban de ello, pero de momento lo mantenían como un secreto por…obvias razones, pero deseaban que estos días de mentiras y tapaderas terminaran y más pronto que tarde. Cerciorándose de que se encontraba a solas otra vez, el Uchiha hubo retomado la redacción de sus pensamientos en su bitácora:

"Estoy rodeado de hombres que no quieren o no pueden enfrentarse a la verdad: Danzo no solo es el mayor enemigo del mundo entero, es también el mayor enemigo de Alemania. Es necesario un cambio"


7 de febrero de 1943

La información dada por el soldado la tarde anterior había sido un hecho absoluto, solo que el General Kimimaro y él no habían tenido necesidad de entablar una conversación prologada o relativamente importante, pero con el alba la situación había cambiado, Sasuke era consciente de que-bajo las órdenes dictadas desde Berlín, por el mismísimo "Fhürer"-las tropas debían movilizarse, pero…en su basta experiencia era un poco tarde para hacer eso teniendo en cuenta que las tropas aliadas dirigidas por el famoso Tobirama Senju, estaban cercando su perímetro. Tal vez desde enero de ese año es que Sasuke tuviera que aceptar encontrarse en pleno desierto, al norte de África, no era una degradación si se tenía en cuenta que estaba bajo la jurisdicción de Hiruzen Sarutobi, apodado "el zorro del desierto", eso y que también había sido ascendido a teniente coronel. Era oficial de una unidad especial de las tanquetas del general Sarutobi y que se dedicada al reconocimiento del terreno y a la observación de la fuerza, la posición y los movimientos del enemigo, pero había un pequeñísimo problema…estaban cercados, literalmente, y ante eso no había mucho que hacer. Tenía una idea o mejor dicho sostenía la firme creencia de que, por ahora, lo mejor no era sino replegarse, pero hacerle ver tal perspectiva a un nazi; no había cosa más complicada que esa, solo esperaba conseguir los resultados esperados y no solo lo decía por él. Claro, quería regresar con su esposa y sus hijos, estar lejos no era comprensible en lo absoluto, pero el punto para replegarse era al vida de todos los soldados a su disposición, tenía un compromiso con sus vidas, ¿cómo permitir bajas de ese tipo? Su deber no era servir al Fhürer, su deber era salvar vidas.

-Coronel mis órdenes son avanzar hasta Sidi Mansur y defenderlo, y eso es lo que haremos- discutió el General Kimimaro.

-Los ingleses avanzan desde el sur y Tobirama se acerca a la costa- contesto el Uchiha sencillamente, sabiendo de la enemistad y antipatía del Reich hacia el general estadounidense cuya reputación lo precedía sobradamente, -debimos partir hace dos días- mascullo, obviando que cumplir las órdenes, en ese punto, no era sino absurdo.

-No, Coronel, seguiremos luchando, hasta obtener la victoria- insistió Kimimaro con una fe que Sasuke no comprendía, ero suponía que era parte de la misma ceguera ideológica que él había sentido anteriormente, pero ya no más.

-Ya perdimos el norte de África, necesitara esos hombres para defender Berlín- contradijo Sasuke, pensando muy bien lo que iba a decir si no quería acarrearse nefastas consecuencias. -Podemos servir a Alemania o al Fhürer, no a ambos- específico, si detallar exactamente el sentido de sus palabras que por sí solas ya eran bastante polémicas.

-Por decir esas cosas lo enviaron aquí, Coronel- aludió Kimimaro con tranquilad pero de forma crítica.

-Lo que fue mucho peor- corrigió el Uchiha, ocultando su divertimento al decir esto. -General, solo quiero que estos hombres salgan de aquí con vida- admitió, desviando su mirada hacia cada hombre y soldado que preparaba los vehículos para salir a hacer reconocimiento.

Conocía sus propias limitaciones, parte de la conciencia humana significaba ver sus propios errores y aprender de ellos, pero si de algo no carecía Sasuke era de orgullo. Pertenecía a una destacada familia aristocrática desde antes de nacer, cosa que ciertamente había evitado que él, su hermano mayor o sus padres hubieran padecido penuria alguna durante la crisis del 29 y eso lo agradecía a la providencia. La familia Uchha había entrado en la historia durante el siglo XIII, —más enfáticamente en 1260—a través del noble Indra Otsutsuki cuyos descendientes hasta el propio Sasuke había ostentado el apellido Uchiha sin falta alguna, relacionándose con aristócratas de igual modo, manteniendo el respetable linaje de su apellido. Entre los ancestros de Sasuke, por parte de su madre se encontraba el conde Izuna Uchiha, procedente del ejército prusiano, cuyo apellido ostentaba uno de los barcos de guerra más grandes de Alemania durante la Primera Guerra Mundial, el crucero acorazado SMS Uchiha y luego en la Segunda Guerra Mundial, el acorazado DKM Uchiha. Había sido el hijo menor del matrimonio compuesto por el conde Fugaku Uchiha y su esposa la condesa Mikoto, teniendo u hermano mayor; Itachi. Ciertamente a nadie le sorprendía la trayectoria del Conde Sasuke Uchiha, no solo porque sus éxitos militares eran muy conocidos, sino porque los Uchiha eran una antigua familia aristocrática, conocida por que poseer varios castillos en el sur de Alemania, y quizás una de las pocas familias de origen noble que continuaban siendo leales al Reich. El General Kimimaro hizo acopio de su máxime frialdad al escuchar estas palabras, no era habitual que un noble y vasallo del Reich se expresara de ese modo, pero él mismo en lo personal debía reconocer que tenía razón, no decía nada erróneo, todo era verdad, pero tristemente en la posición en la que estaba no tenían permitido expresar su opinión, no trabajaban por ello…volteo a ver al soldado de pie tras él y que se hubo dado la vuelta con tal de no resultar un obstáculo, si así podía considerarse, pero guardando para si su opinión con respecto a dichas palabras. Carraspeando de forma casi inaudible, el General acorto la distancia entre él y el coronel, sin exteriorizar su opinión real como respuesta a sus declaraciones.

-¿Y qué espera que haga?- inquirió Kimimaro, si aceptar ni rechazar ninguna opinión.

-Digamos al mando que queda poca agua, que tenemos que ir a Mesuna y unirnos a la veintiuna Panzer, así tendríamos una oportunidad- contesto Sasuke de forma predecible, pero no por arrogancia infundada sino porque estaba seguro de tener la razón.

Su instinto de supervivencia no era mayor que su lealtad para con sus hombres, si estaba donde estaba no era para salvar únicamente su despreciable pellejo, ¿Cuántos soldados se encontraba presentes? Unos cientos, esas vidas eran las que cobraba importancia en ese momento tan crucial y Sasuke no pretendería quedarse-por nada del mundo-de brazos cruzados, arriesgaba su posición como coronel al expresarse con semejante libertad pero para él aquello no era nada, no; porque había conseguido todos esos logros bajo el falso ideal del nacionalsocialismo, creyendo que lo había visto, ido y presenciado estaba bien, solo para poder quedarse futuramente la venda de los ojos. Sabía que no resultaría tan fácil hacerle ver todo lo ocurrido a otros, pero al menos mediante su tenacidad quería evitar un futuro peor, sin importar que se le fuera la vida en ello. Como General, Kimimaro había escuchado muchas cosas, no era n un adolescente ni un joven, era un hombre con experiencia militar así que no había demasiadas cosa que pudieran sorprenderlo y esta posibilidad tampoco lo hizo, más las palabras el coronel Uchiha tenían mucho sentido; no solo ganarían tiempo sino que obtendrían recursos y podrían encontrar en un terreno relativamente neutral como para planear tranquilamente una estrategia, ingenioso pero peligroso a la vez; existían diarios de operaciones que constataban todo cuanto sucedía en el frente de batalla y que conformaba informes enviados a la capital del Reich, en caso de que sucediera un motín por traición, tenían que cumplir con todo alíe de la letra porque morir era incluso más fácil de lo que día pensarse.

-¿Constara en el diario de operaciones que no teníamos agua para llegar a Sidi Mansur?-indago Kimimaro,

-Se lo garantizo- contesto Sasuke tranquilamente, ocultando eficazmente su sorpresa e incredulidad por no obtener una respuesta negativa.

-Encárguese usted- delego Kimimaro con absoluta confianza.

-General- acato el Uchiha, de inmediato, dirigiéndose a él con el habitual ademan militar y viceversa.

En esos momentos no importaba nada más que sobrevivir, tan lejos de la capital y del Reich mismo, ¿Quién podría acusarlos de traición o complot? Allí desperdiciaban más tiempo en protegerse de una tormenta de arena que el necesario en conciliar el sueño siquiera, no era condiciones agradables en lo absoluto, por lo hablar de las elevadas temperaturas; no, tenían algo muchísimo más importante de lo que encargarse que meros rituales protocolarios. El General Kimimaro se hubo retirado, despidiéndose de él con un asentimiento, provocando que Sasuke se detuviera a meditar mejor la situación, todo lo que estaba haciendo…¿Realmente servía de algo?, si moría mañana o inclusive hoy ¿Qué les dejaría a sus hijos y a su esposa? No creía en el Reich, no creía en ninguna promesa hecha por Danzo y que hasta la fecha habían probado ser falsas, solo podía creer en su empeño personal por cambiar las cosas, pero tampoco sabía si lo lograría. Su vida realmente estaba llena de contradicciones. Un mudo suspiro fue lo único que abandono los labios del Uchiha que ya sin interrupción alguna se dirigió hacia el auto que está esperándolo. Claro que se encargaría de que los informes enviados a Berlín estuviera redactados en base todo lo que él considerar oportuno, pero de momento tenía que cumplir con su deber y realizar el reconocimiento pertinente. Subiendo al auto, Sasuke cerró la puerta tras de sí a la par que el soldado a su cargo encendía el motor e iniciaba a transitar por el camino marcado…deseaba concentrarse, era importante que lo hiciera, pero no importaba cuanto lo intentase, Sasuke sentía que algo lo hacía despegarse de la realidad y lo más extraño es que no sabía que podía ser aquello.

En una mínima fracción de segundo y rompiendo con el silencio—obviando el sutil eco del motor del vehículo—existente es que un par de aviones hubieron atravesado el cielo, Sasuke de inmediato se hubo centrado en reconocerlos porque—en las proximidades—entre las fuerzas de las Afrika Korps no contaban con aviones o no que se encontraran próximos…no, no eran aviones alemanes, eran británicos. Resultaría absurdo suponer que eran aviones que solo estaban de paso, era obvio que estaban buscando blancos militares que atacar o que tal vez ya hubieran atacado, fuera como fuera, Sasuke creyó ver en cámara lenta e momento en que estos aviones comenzaba a disparar metralla, todos y cada uno de los disparos propinados al vehículo pasaron lentamente en su rango de visión, hasta el momento en que todo hubo culminado en una explosión…sentía un estruendoso eco retumbándole en la cabeza y cundo el polvo y la arena a su alrededor se hubieron disipado, hubo podido percatarse de que se encontraba de cara al suelo, quiso levantar el rostro de la arena, moverse siquiera…pero le faltaron las fuerzas. Apenas conseguía respirar o sentir, no podía pensar en nada que no fuera el dolor de heridas que no conseguía ver pero que sentía lo arrastrarían a la muerte, la cantidad de sangre que—sentía—estaba perdiendo cruzaba lo normal. Si es que realmente iba morir allí, en ese momento, Sasuke lamentaba de todo corazón no haber podido escribirle una última carta a Sakura, expresándole cuanto pensaba en ella, cuanto la extrañaba y amaba, deseo poder escribirle una carta a su hermano—tiempo atrás, obviamente—pidiéndole que protegiera a Sakura y a sus hijos si algo llegaba a sucederle a él, lo cual actualmente desde luego que era el caso, pero si lamentaba algo era dejarle vergüenza a sus hijos, vergüenza de pertenecer a una nación bárbara y cruel. ¿Qué diría el futuro de los alemanes? Una nación de opresores, viles tiranos, seres sin corazón regidos por prejuicios raciales, no existía un margen diferente, pero Sasuke al menos moriría sabiendo que no había sido ni jamás seria como ellos, él había conservado su conciencia intacta, no era como los nazis. No iba a ponerse a rezar por su vida, no en un momento así, pero contuvo el repentino impulso de hacerlo; no quería morir, no así ni ahí, no sabiendo lo incierto que era el futuro para su esposa y sus hijos, pero…¿Podía evitarlo?

Arriba, abajo, izquierda derecha, vivo o muerto; nada tenía sentido, contribuyendo a alejar a Sasuke de la realidad, sumiéndolo en la inconsciencia…


13 de Marzo de 1943, Smolensk, Rusia/Frente Oriental Alemán

La niebla cubría el paraje antaño considerado ruso, más el cielo igualmente era surcado por un cuarteto de aviones—con el emblema de la esvástica impreso en puntos de su estructura—que pese a las dificultades en cuanto a visibilidad se refería, hubieron llevado a cabo eficientemente su labor, porque no transportaban a pasajeros cualesquiera, no, claro que viajaban generales y coroneles de renombrada importancia, pero estos eran insignificantes si se tenía en consideración que tanto resguardo—los tres aviones de tamaño ligeramente más pequeño—era para un solo hombre; el Fhürer Danzo Shimura, que había ordenado un reunión con importantes miembro de su comando. El amplio y vasto territorio estaba cubierto de flora, arboles tan grandes como para cubrir las praderas por completo, pero exceptuando un pronunciado rectángulo apenas poseedor de césped y donde se encontraba la pista de aterrizaje a la que los aviones se hubieron dirigido sin más demora, especialmente dos de los aviones de menor tamaño y que a toda velocidad hubieron descendido tierra con una eficacia imperdible bajo la indiferente mirada de los comandantes y generales presentes—al igual que la comitiva armamentista disponible en caso de un nuevo atentado—que ataviados en sus uniformes, gorras y abrigos tradicionales del ejército alemán, hubieron disfrutado de las ultimas caladas de sus cigarrillos antes de—lentamente—tirarlos al suelo y pisarlos con la suela de sus botas de cuero, para apagarlos en tanto el avión de mayor tamaño hubo aterrizado. Por más impresionante que sonara Danzo Shimura; el Fhürer, no fumaba, era abstemio, vegetariano, ecologista e incluso estaba contra el maltrato a los animales, pero estas dos primeras nociones eran fundamentales y así lo hubo recordado Kakashi Hatake, apagando su cigarrillo; el Fhürer nunca permitía a alguien beber o fumar delante de él y había que recordar bien las órdenes dictadas.

El personal encargado de asistir menormente al Fhürer prontamente hubo abierto la puerta del avión de tamaño mediano y color gris verdoso, ubicando las escaleras—consideradas "de servicio"—mientras el motor se apagaba, permitiéndole a todo los soldados y guardaespaldas emerger del interior del avión al exterior, algunos de los hombres que hubieron descendido del avión eran simples pero leales soldados, pero por otro lado algunos eran miembros de las Wehrmacht, e incluso de las SS y SA, todo con el fin de resguardar la vida del líder supremo de Alemania que ya había sufrido más de diez atentados y quizás sucederían más si ellos no resguardaran tan mesuradamente su vida, aun por encima de las propias. La presencia de semejante fuerza beligerante no era cosa de juego; las Wehrmacht eran las fuerzas armadas unificadas de la Alemania nazi, las Schutzstaffel o comúnmente llamadas "SS" no eran sino la gran organización paramilitar al servicio de Danzo y del Partido Nazi, cobrando la mayor importancia en aquellos instantes, así como las Sturmabteilung o "SA" que ciertamente eran más bien un grupo de la milicia pero que justo como las SS, por su crueldad, eran idóneos para deshacerse de enemigos potenciales, bastando su presencia para intimidar a cualquiera y esto último era el punto, demostrar superioridad e invencibilidad. El avión de mayor tamaño, plateado y con el emblema de la esvástica pintado en rojo, hubo sido mejormente recibido y del cual hubieron descendido generales y militantes portando los mismos usares de los presentes, pero si bien la atención de los presentes entonces había sido relativamente dispersa, esto hubo cambiado en tanto quien hubo aparecido no fue otro que el mismísimo Fhürer, a quien todo los generales que habían estado esperando su llegada hubieron acudido a saludar debidamente, aunque Kakashi deba reconocer—al menos para si y en lo más profundo de su corazón—que él no pensaba como todos ellos. Había sido fácil para Kakashi esperar la llegada del Fhürer, pero tolerar su llegada hubo sido otra cosa, motivo por el que se le hizo difícil lidiar con la idea de soportar estar en la misma mesa que él durante la reunión que de forma inminente tendría lugar…eso era otra historia.

-¡En pie!- ante este repentino anuncio, cada uno de los presentes se hubo levantado de su lugar en la mesa, dirigiendo su visión hacia la entrada de la tienda en cuando Danzo hubo hecho acto de aparición, y nadie tuvo permitido moverse hasta el momento en que el Fhürer hubo ocupado el lugar central en la mesa. -Siéntense.

Con un inaudible suspiro y de manera estoica como el resto de los presentes, Kakashi tomo asiento en su respectivo lugar. Antes de la formal reunión que se tenía planeado tuviera lugar, sucedería una pequeña cena y prueba de ello fueron los platos que hubieron comenzado a ser puestos frente a los presentes, siendo el primero y más significativo el del Fhürer; arroz, puré y zanahorias, algo sencillo y que careciera de cualquier fragmento de origen animal, por obvias razones. Kakashi observo con disimulada atención a Danzo antes de apartar la mirada; no podía continuar más con eso, era necesario hacer algo.


La cena y posterior junta había sido tortuosamente lenta, pero eso importaba poco ahora mientras Kakashi hacia ingreso en la habitación que había pedido y donde su amigo Obito preparaba un par de botellas falsas que en la parte posterior de su estructura sostendrían un detonador, esa era su verdad, que no soportaba el Régimen de la Alemania Nazi y deseaba que llegar a su fin y el primer plazo era deshacerse de Danzo. Bajo toda la fachada de oficial y general habilidoso, leal al Reich, que Kakashi Hatake se esmeraba tanto en exteriorizar…se escondía un hombre que ya no podía más con una existencia tan absurda, eso y más lo habían hecho unirse a la Resistencia Alemana para así derrocar el régimen de Danzo que tanta polémica estaba generando y levantando, cual polvareda. Ciertamente, en el principio, había simpatizado con los nazis por la oposición de estos al Tratado de Versalles, que tanto había arruinado a la nación, culpando al pueblo alemán de todo lo sucedido en la Primera Guerra Mundial, como si sobre ellos hubiera recaído la responsabilidad de tal suceso…pero Kakashi se arrepentía de haber aceptado todo eso y se sentía así desde 1934, durante la Noche de los Cuchillos Largos, en que casi doscientos seguidores del propio Danzo hubieron sido asesinados bajo sus órdenes. Si aquellos considerados leales en ideales, igualmente eran considerados una amenaza, entonces, ¿Quién estaba realmente a salvo?, ¿Qué clase de régimen era aquel que erradicaba a sus propios miembros? No era un régimen, era una dictadura que permitía purgas y persecuciones políticas. Habiéndose graduado como el alumno más brillante de la Academia Militar Prusiana, de la promoción de 1936, fácilmente lo habían destinado al primer departamento del Estado Mayor del Ejército, lo que le había permitido estudiar los posibles escenarios de guerra, apreciando los riesgos y debilidades del deseo de Danzo de prepararse para una guerra que inevitablemente había tenido lugar hacía ya tres año, en 1940, una guerra que Kakashi en lo personal deseaba evitar.

-Danzo se va- anuncio el Hatake, cerrando la puerta tras de sí.

-¿Ahora?- tembló Obito, intentando no dejarse turbar.

-Sí- asintió Kakashi, sentándose frente a él y contribuyendo a ayudarlo. -El detonador- menciono en cuanto Obito tapo las botellas, volteándolas e introduciendo en la parte posterior la tapadera o fondo que Kakashi le tendió, permitiéndole a él adjuntar el explosivo.

Fingía a cada momento con el fin de que nadie supiera sus verdaderas intenciones, pero en secreto y desde hace ya tiempo es que se oponía al papel alemán en el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, pero igualmente en 1939 había servido como jefe de estado mayor en una división de infantería en la invasión de Polonia, también había sido oficial general de personal en el Grupo de Ejércitos A, interviniendo en la invasión de Francia en la primavera de 1940. También—de 1940 a 1943—había servido como oficial jefe de operaciones del Grupo de Ejércitos Centro en la Unión Soviética, una experiencia envidiable para muchos por las condecoraciones obtenidas, pero que le había abierto los ojos a Kakashi, solo en ese puesto y por fin es que había sabido de los asesinatos masivos de judíos por los Einsatzgruppen y de la Orden de los Comisarios, entonces había comprendido la verdad que le había estado imposibilitada de comprender; no estaba sirviendo a un Reich que traería honor a su pueblo, estaba sirviéndole a un tirano y a psicópatas ávidos de poder que destruían vidas, vidas de personas inocentes. Posteriormente, dejando atrás esta experiencia que aun hoy recorría su subconsciente, había servido en primera línea como comandante de un regimiento de infantería defendiendo la orilla occidental del río Dniéper en Ucrania, tras su trayectoria militar le habían concedido la Cruz Alemana en Oro, entre otra condecoraciones más, pero nada había hecho que cesara en su idea de oposición, no cuando—unido a la Resistencia Alemana—sabia de las ejecuciones de judíos y que ahora también se extendían a mujeres y niños. No era el primer intento de asesinato contra Danzo que fraguaba, ya había hecho otros contra él mismo a como contra Hidan, el "arquitecto" y culpable del Holocausto, pero todos habían fracasado, pero esperaba que esta vez no fuera así. Con cuidado, el Hatake incrusto el detonador de tipo lápiz, más cuando pretendía activar el mecanismo mediante la ruptura de la capsula de ácido con un par de pinzas, hubo resultado claro el ruido proveniente del exterior; el avión del Fhürer.

No, se dijo Kakashi a sí mismo, no puede haber errores; sin más dilación, el Hatake rompió la capsula de ácido, activando el explosivo.


Era una rutina más que habitual la protocolaria despedida que hubo sido dada al Fhürer y que siendo filmado por uno de los leales vasallos del Ministro de Propaganda del Reich; Sasori Akatsuna, que siguió sus pasos de frente mientras que Danzo era acompañado por una pronunciada comitiva. Danzo nunca osaría cuestionar a su Ministro de Propaganda en nada de lo que hiciera, porque Sasori no solo era un Ministro, era un político muy inteligente que le había propuesto el reclutamiento de mujeres en la fuerza laboral y de hombres en ocupaciones previamente exentas en la Wehrmacht, con el fin de aumentar el número de personas disponibles para la Wehrmacht y la producción de armamentos, depositaba su entera confianza en Sasori y confiaba en que hiciera lo mejor para Alemania. Algunos de los generales que lo había acompañado en su llegada no lo acompañarían en su regreso a Berlín, pero si lo harían en su lugar otros de aquellos que ilustremente habían cenado con él. Todo ese teatro hubo sido muy bonito, —obviando el sarcasmo—pero nada hubo frenado a Kakashi que presuroso hubo intentado o hubo logrado más bien, alcanzar al Coronel Deidara, que acompañaría al Fhürer en su regreso a Berlín, después de todo…él era sus ojos y oídos, eso y que compartirían el mismo avión; eran la oportunidad perfecta, no podía desechar semejante oportunidad, era eso o nada.

-¡Coronel Deidara!- llamo el Hatake, alcanzándolo finalmente. -Coronel Deidara- su reiterado llamado hubo hecho que el Coronel se detuviera, volteando a verlo. -Salude de mi parte al Coronel Chōjūrō- pidió, tendiéndole la caja que contenía las dos botellas de licor.

-¿Cuatro?- observo Deidara, abriendo la tapa de la caja, observando evidentemente sorprendido el contenido. -Espero no tener sed durante el vuelo- bromeo, accediendo a su pedido.

Debe resultar, se repitió Kakashi una y mil veces, sosteniendo una falsa sonrisa a modo de despedida para el Coronel Deidara y que no hubo desaparecido del rostro del Hatake hasta haber visto al Coronel subir al avión junto con Danzo. El detonador tenía un tiempo de 10 o 15 minutos como mínimo y 30 minutos máximo, tiempo más que suficiente para estallar en el aire. Debe funcionar, insistió en su mente, volteando ver a Obito que solo pudo suspirar. Se estaba atando la soga al cuello, si no había éxito, morirían…


Como un jefe de estado era casi predecible que Danzo tuviera enemigos, y ser objeto de atentados no sorprendía a nadie o por lo menos no a Kakashi que sentado frente a la mesa donde yacía el teléfono, aguardaba en compañía de Obito la llamada telefónica que habría de definir todo el curso de la historia, y no; no era una exageración. El y Obito se encontraban al interior de un camión militar que los llevaría de regreso a Berlín y cuyo compartimento de equipaje y carga había sido modificado para contener el instrumental necesario como lo era u radio-transmisor, un teléfono y un reloj que temporalmente era más bien un cronometro para el Hatake y su amigo. Ya deberían de haber recibido una llamada informado que el avión del Fhürer había explotado en pleno vuelo, pero seguían sin tener noticias y lo peor es que Kakashi comenzaba a convencerse de la posibilidad de que Danzo hubiera escapado de la muerte…después de todo, lo había hecho antes. Ningún posible atentado acababa cobrando éxito debido a que Danzo estaba permanentemente en custodia de las SS para mantener su seguridad y variaba repentinamente su agenda, adelantando o acortando su permanencia en los lugares que visitaba o cambiaba de ruta o fechas de actividades programadas sin previo aviso o simplemente por sucesos inesperados, pero era como si la mano del mismísimo diablo lo protegiera, siempre libraba la muerte sin importar las circunstancias y era frustrante saberlo porque era quien más debía morir en esos momentos. No solo se trataba de planificar y ejecutar acciones y eso Kakashi lo entendía muy bien, si el pan fallaba y quedaba en evidencia, debían estar dispuestos a asumir desde el principio que no sólo les aguardaba una ignominiosa y humillante muerte, sino que también afectaría a sus familias y conocidos, nadie moría solo, no de ese modo. Obito fue incapaz de continuar fumando de su cigarrillo, únicamente sosteniéndolo entre sus dedos mientras el tiempo pasaba con cruel lentitud, o así hubo sido hasta le repentino timbre telefónico que hubo resonado y llegado a su fin apenas y el Hatake hubo contestado, ansioso, presuroso, pero igualmente asustado y plagado de incertidumbre.

-Aquí Hatake- contesto Kakashi de inmediato, recibiendo una respuesta que lo hubo decepcionado notoriamente, haciéndolo colgar la llamada. -Ya aterrizo- anuncio para incredulidad de Obito.

La decepción hubo tomado partido de los rasgos y expresiones del Hatake, eso Obito lo noto de inmediato, pero no se atrevió a preguntar nada, no hasta que su amigo se lo dijera abiertamente. El 8 de noviembre de 1939, un relojero y carpintero alemán había planificado y un dispositivo que había instalado en una de las columnas del estrado en la cervecería Bürgerbräukeller el día en que Danzo iba a dar un discurso con motivo del Putsch de 1923, pero este atentado solo había conseguido fallar porque Danzo se había presentado media hora antes, por lo que el discurso había finalizado co una hora de antelación ya que habría mala visibilidad y el Fhürer había decidido tomar antes el tren que lo regresaría a Berlín. Siempre se debía ser consiente de un determinado margen de error, pero Kakashi no quería aceptarlo, todo había sido perfecto…pero eso no importaba ya, no podrían remediar nada, o se salvaba el pellejo a sí mismos o morían irremediablemente y esta última opción era imperdonable, nadie quería que sus familias se vieran manchadas por sus decisiones individuales, debían evitarlo. Deidara era un zorro, no, peor que eso, así que en un intento por salvar su vida o mejor dicho la de todos los cercanos a él es que Kakashi hubo marcado apresuradamente un número de teléfono, esperando que su llamada fuera contestada. Obito lo observo en total silencio, no sabiendo que estaba planeando ni qué tipo de ideas surcaban esa mente de estratega tan brillante, ¿Qué haría?

-Habla el general Hatake, comuníqueme con el Coronel Deidara- pidió Kakashi con estoicismo, esperando a que su llamada fuera transferida. -Coronel, habla Hatake, me alegra que haya llegado bien- contesto, fingiendo un tono cordial que hizo estremecer a Obito por la incertidumbre de la respuesta a obtener, -lamento molestarlo pero al parecer tiene las botellas equivocadas para el Coronel Chōjūrō, ¿todavía tiene el paquete?- consulto, alzando la mirada hacia Obito que no supo que decirle o trasmitirle para tranquilizarlo, más aparentemente no resulto necesaria su intervención. -No, no, no, resulta que me llamaron a Berlín inesperadamente, puedo recogerlo en su oficina mañana temprano- contesto, sin el menor problema, desconcertando aún más a su amigo que ya comenzaba a sentirse atormentado, no sabiendo como acabaría todo. -Disculpe la molestia Coronel- se despidió, colgando finalmente la llamada.

-¿Cree que lo sabe?-indago Obito, temeroso de afirmar aquello.

-Solo hay una forma de averiguarlo- respondió Kakashi, sin permitir que el miedo lo controlara.

Iría a Berlín a tratar con el aliado del mismísimo diablo.


Alto Mando del Ejercito/Berlín

El primer pensamiento que cruzo la mente de Kakashi esa mañana fue que tal vez debería haber encontrado una hora más prudente a la cual presentarse y hablar con el Coronel Deidara, teniendo en cuenta que durante su trayecto por las instalaciones hubo podido ver con lujo de detalle como los soldados de los diferentes regimientos—Wehrmacht y SS—se encontraban sentados en grupos frente a las diferentes mesas del enorme salón, desayunando y siendo atendidos por lagunas de las doncellas que pertenecían al servicio, todos con un inusual buen humor, pero Kakashi elegía no reparar en ello sino más bien en sus propios pensamientos y en todo cuanto tenía planeado decir frente al Coronel. Tal y como le había dicho a Obito la noche anterior; si Deidara sabia o no del atentado fallido que habían planeado, eso se vería sobre la marcha, esa creencia de estar preparado únicamente fue lo que hizo a Kakashi encontrarse tan calmado, sin detenerse o voltear a ver nadie, sin detener su andar en ningún momento, manteniéndose igual de imperturbable cuando vio que—desde el extremo del pasillo por el que transitaba-se acercaba a él Sai Yamanaka. Pese a su aspecto cincelado e intelectual, no podía juzgarse a Sai por meras apariencias, había pertenecido al regimiento de infantería durante los últimos años del Káiser y había luchado en la Primera Guerra Mundial; se encontraba casado co una mujer llamada Ino y tenía dos hijos con ella, un niño y una niña.

Contrario a la mayoría de los miembros de la resistencia Alemana que, con el tiempo, habían sido consientes de los crímenes y errores de los nazis, la desconfianza de Sai se había afianzado con indudable credibilidad a partir del Putsch de Múnich de 1923, en su intento por tomar el poder. En 1926 se había incorporado al Ministerio de Defensa como encargado del "Bureau de Ejércitos Extranjeros". Pasando a ser jefe del estado mayor de la División Dresde pese a su resistencia con el gobierno Nazi, pero quizás su mayor prueba de lealtad con su patria no fuera sino haber conseguido evitar la muerte de algunos militare arrestados durante la "Noche de los Cuchillos Largos", en 1934. Desde este nuevo cargo había sido el encargado de comandar la división de Infantería al que había pertenecido en su día, durante la invasión a Polonia. La prueba de su valentía y liderazgo era la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro, que se encontraba engarzada a su pecho en su uniforme militar y lo que lo había ascendido a general de infantería. Pero ninguno de estos cargos era su posición actual, no desde su nombramiento y actual rol como Jefe de la Oficina general del Ejército de Tierra y Jefe de la Oficina de reclutamiento de las fuerzas armadas en el Alto mando de las fuerzas armadas. Pero parte de su apariencia intelectual tenía sus razones, después de todo la inteligencia de Sai le había permitido idear un plan conocido como "Operación Valkiria", mediante el cual el Estado mayor podría sofocar disturbios internos provocados por las SS, si el Fhürer—en el peor, o mejor dicho, en el mejor de los casos-moría. Al igual que Kakashi, Sai era parte de la resistencia y trabajaba continuamente para encontrar la manera de asesinar a Danzo, pero hasta la fecha no había encontrado ninguna forma de hacerlo, con probabilidades de éxito, por supuesto.

-Nos descubrieron- vaticino Sai con negatividad, alcanzándolo y acompañándolo.

-¿Por qué dice eso?- indago Kakashi, calmadamente pero reprendiendo entre líneas su apatía.

-Arrestaron a Fushin, la Gestapo lo detuvo anoche- contesto Sai igualmente, señalando lo obvio.

-Pudieron arrestarlo por cualquier cosa- desestimo el Hatake, conociendo otros motivo absurdo pero igual y estúpidamente incriminadores.

-¿Qué pudo fallar?- no comprendió Sai.

-No lo sabemos- obvio Kakashi. -El detonador, la temperatura, la altitud, solo sabemos que el maldito artefacto no explosiono- gruño, teniendo cuidado de no ser oído por nadie.

No servía de mucho discutir el porqué de la falla en el detonador, claro que el plan había sido inteligente pero eso importaba nada ahora, solo debían concentrarse en el presente, eso era de vital importancia para ellos y para todos sus familiares y cercanos. Sus pasos los hubieron conducido a la oficina del Coronel Deidara en cuyo exterior se hubieron encontrado dos soldados de las SS ejerciendo de guardias y que los hubieron saludado bajo el habitual ademan militar pero que para ellos, tan nerviosos como estaban, más sin quererlo admitir, resulto algo sin importancia. Con el alma en vilo y el corazones latiéndoles a mil por hora, Sai y Kakashi se hubieron detenido frente a las puertas, observándose una última vez; morir por la causa era un honor, pero morir sin concretar nada no era algo que desearan, menos sin haber servido de ejemplo a otros, tenían que superar este bache en el camino y continuar, continuar para luchar otro día y esta vez lograr el éxito, si más preámbulo Sai tomo la perilla y abrió la puerta dejando que Kakashi entrara primero, siguiéndolo de inmediato. Siguiendo el protocolo militar del Reich cada uno de los hombres presentes en el interior de la sala de recepción se hubieron levantado y guardado silencio, incluido el asistente del Coronel y que sentado frente a su escritorio era el encargado de cumplir sus órdenes. Contradictorio a estos hombres de comportamiento estoico, Kakashi ingreso con absoluta calma, escuchando el ruido de la puerta cerrarse tras de sí, por obra de Sai, pero jugando despreocupadamente con su gorra entre sus manos

-Estoy aquí para ver al Coronel Deidara- anuncio el Hatake.

-El Coronel lo espera, mi General- contesto el asistente.

La inmediata respuesta de parte el joven asistente lo hubo hecho sentirse aún más nervioso, había esperado un tipo diferente de recepción, pero eso importaba poco ahora y se lo reitero a si mismo mientras dejaba su gorra sobre el escritorio como gesto de que la recogería al marcharse. Dirigió una última mirada a los presentes y finalmente a Sai que pese a su estoicismo temblaba imperceptiblemente, justo como él, estaban increíblemente cerca de la muerte si analizaban bien las cosas, pero no temían morir, lo que temían era no poder marcar una diferencia apropiada derrocando a un tirano como Danzo. Con u casi inaudible suspiro, continuo con su camino hacia la oficina de Deidara, fuera como fuera tendría que hablar con él sin importar las consecuencias. Observando la silenciosa partida de Kakashi, Sai intento tranquilizarse a sí mismo; siempre había admirado a Kakashi, había luchado batallas que otros no, saliendo ileso pase a todos los contratiempos que lo habían rodeado sosteniendo una integridad envidiable, leal a sus principios e insobornable sin importar las circunstancias, por él y por la resistencia es que era necesario realizar este tipo de teatros, porque arriesgaba más que sus propias vidas, arriesgaban a sus esposas, a sus hijos, a sus familias y amigos…tenían que conseguir el éxito, porque de lo contrario nada servía. Estaba en el nido del enemigo y debía mantenerse tranquilo, no podía permitirse flaquear, no en un momento así.

-Descansen- permitió Sai.

Acatando sus palabras, todos los presentes hubieron retomado su actividades, todo salvo el asistente el Coronel lo cual hubo hecho que un ambiente tremendamente tenso—que casi pudiera ser cortado una espada—surgiera pero sin ser intencionalmente propiciado por nadie, evidentemente. Kakashi abrió la puerta haciendo acopio de su máxime autocontrol a fin de controlar su nerviosismo a tal grado en que el mismo se sorprendió por la frialdad expresada, observando al Coronel Deidara que se encontraba sentado y escribiendo frente a su escritorio, parecía ocupado y al menos por un instante Kakashi deseo no ser el motivo o que quizás esta labor le permitiera pasar desapercibido, pero no, no había otra salida en ese momento salvo el dialogo y debería ejercerlo de una forma u otra. Cerro la puerta tras de sí y el ruido producido ante esta acción hubo sido el detonando que hubo llamado la atención del Coronel Deidara que se hubo erguido de inmediato, saludándolo con el repetitivo ademan militar pero que Kakashi el permitió desestimar, ambos se conocían desde hace tiempo, claro, no podían considerarse amigos precisamente, pero tampoco enemigos así que por el bien de esta "relación", era mejor obviar los formalismo e ir directo a la cortesía y al familiaridad. Espero que resulte, se dijo Kakashi, solo entonces percatándose de cuantas veces había dicho eso en su subconsciente las ultimas setenta y dos horas, pero si o hacia era porque realmente estaba nervioso.

-Usted disculpara, General, esta redada me ha tenido escribiendo informes todo el día- se excusó Deidara, volviendo a sentarse.

-¿Redada?- repitió Kakashi, haciendo todo lo posible por pasar desapercibido

-Disidentes, otro complot contra el Fhürer- se expresó Deidara calmadamente, sin levantar la vista.

-¿Quiénes son esta vez?- bufo el Hatake, sentándose frente a él y emitiendo un tono de fingido desprecio

-Ni se lo imagina- contesto Deidara con un tono de voz ligeramente burlesco que solo contribuyo a masificar el nerviosismo del Hatake. -Veamos, ¿es esto lo que viene a buscar?- se volvió para buscar algo tras su silla

Esta oportunidad fue casi abrumadora para Kakashi, viendo el arma del Coronel sobre el escritorio como una oferta tentadoramente perfecta para eliminar un problema…pero no, nunca había recurrido a algo así y estaba convencido de que esta no sería la primera vez en que considerara hacerlo, preferiría dispararse en la cabeza ante de tomar la vida de alguien más en pro de su supervivencia, debía encontrar otra salida. No resultaría nada descabellado para Kakashi inculpar a enemigos obvios como lo eran los británicos que, según se tenían pruebas, llevaban ya bastante tiempo planeando encontrar el momento propicio para matarlo, realizando un exhaustivo estudio de sus hábitos y se elaboraron varios planes, todos con una dudosa probabilidad de éxito, pero lo cierto es que todos los atentados realizados hasta la fecha no contaba con mucho éxito, siempre era así. El Hatake se hubo mantenido exteriormente tranquilo para cuando Deidara volteo, tendiéndole la caja con las botellas falsas, pero la calma interina que Kakashi había intentado sostener sufrió un quebranto apenas y la caja hubo caído sonoramente sobre el escritorio en un gesto de normal descuido pero que en esas condiciones sería fatal; el detonador no se había activado en el avión, pero ¿y ahora? No se permitió flaquear en el exterior, sosegándose a sí mismo en cuanto el tiempo hubo transcurrido y hubo comprobado que el explosivo no detonaría ahora, ya había pasado mucho tiempo desde su activación el día anterior. Esbozo una ligera sonrisa correspondía por el Coronel, dispuesto a tomar la caja…

-Deberíamos abrir una- planteo Deidara.

-¿Cómo dice?- pregunto Kakashi, temiendo quedar en evidencia si se descubría que las botellas eran bobas camufladas.

-Hizo un viaje muy largo, debe…tener sed- supuso Deidara sencillamente.

-Me pregunto qué diría el Fhürer, que es abstemio, si supiera que un militar bebe, estando de…servicio- contesto el Hatake, recobrando la calma y dejando si habla a Deidara. La notoria sorpresa del Coronel le hubo permitido a Kakashi apropiarse e la caja y sostenerla, evitando cualquier posible peligro y la verdad es que lo temía. -Coronel Deidara- reprocho, fingiendo familiaridad desde luego.

No sabía cómo, ni siquiera podía comprender que se le había pasado por la cabeza pero Kakashi solo sabía que había logrado salvarse, en ocasiones su propio lenguaje lo sorprendía de sobremanera, era como si hablara primero pensara después solo que jamás cometía un error en lo primero, sin importar que si le sucediera la mayoría de la gente. En ocasiones ciertas personas trabajaban mejor bajo presión y Kakashi era una de ellas, pero nunca dejaba de sorprenderse de sí mismo, escapando de situaciones que consideraría imposible, sip, definitivamente debería de potenciar y patentar estas habilidades, lo salvaban más a menudo de lo que alcanzaba a reconocer. Viendo levantarse al general Hatake, Deidara se reprendió a si mismo por tener dudas acerca de su lealtad para con el Reich, ¿por qué las tendría? Kakashi Hatake nunca había mostrado ápice alguno de duda ni a las decisiones que se tomaban ni a los métodos de operación para cumplir con las órdenes del Fhürer y sus delegados, no tendría motivos por los que estar asociado a los disidentes que habían orquestado el complot, la alusión hecha erra la prueba concluyente de que le era leal al Fhürer. Levantándose igualmente de su escritorio, Deidara se sitio profundamente avergonzado por tener dudas, pero en tiempos de guerra como eran en los que vivían, era justificable tenerlos, pero no perdonable en ningún sentido.

-Lo juzgue mal, mi General- se lamentó Deidara.

-Y yo a usted- sosegó Kakashi, fingiendo camaradería.

No mentía por lo menos no del todo, había creído que resultaría mucho más difícil salir ileso y campante de una incursión así y en efecto todo había sido increíblemente sencillo desde una perspectiva exterior, porque desde el interior…Dios, ni siquiera sabía cómo es que había podido pensar con cordura o si lo había hecho siquiera, se había arrojado al vacío sin saber que sucedería e increíblemente había permanecido a salvo, pero estaba seguro de que no volvería a ocurrir lo mismo una segunda vez. Dirigiéndole una sonrisa de confianza al Coronel y tragándose su momentánea alegría, Kakashi hizo abandono de la oficina, sorprendiendo a Sai que aparentemente igual que él a poco y nadie había estado de declararlo muerto, pero no era extraño ya que el propio Kakashi había sopesado la posibilidad de pegarse un tiro con el arma el Coronel. Reaccionando y tomando la gorra del Hatake, Sai abrió la puerta, procediendo a seguirlo de inmediato, preguntándose qué había sucedido en esa oficina como para que hubiera salido ileso de ella, con semejante éxito. Recibiendo su gorra de manos de Sai y cargando cuidadosamente la caja entre sus manos, Kakashi concluyo que debería tomar nuevas medidas. Fushin estaba muerto y con ello la voz que lideraba y planeaba los intentos de asesinato contra Danzo, pero no podían quedarse anclados en esa idea, debían encontrar una voz nueva que los guiara, a un hombre que tuviera convicciones y liderazgo nato, así como una estrategia concreta, alguien con fuerza y temeridad para arriesgarse como nadie, pero sobretodo voluntad para lidiar con todo.

-Todo sigue en pie- anuncio Kakashi tras instante de ominoso silencio, tranquilizando a Sai que finalmente pudo respirar tranquilo. -Busque un sustituto para Fushin- ordeno, aportando prioridad a esta labor.

-No hay nadie de fiar, no en Berlín- protesto Sai, considerando tal cosa como un imposible.

-Entonces no busque en Berlín- evidencio Kakashi.

De ahora en más deberían tomar medidas extremas, era eso o sucumbir ante la Alemania Nazi y nadie quería morir sin luchar, era imperativo encontrar a un hombre con el valor suficiente para arriesgarlo todo, un hombre que por su conciencia y lealtad a la patria estuviera dispuesto a ser tachado como un traidor frente a los ojos de la historia; un hombre leal a la Resistencia Alemana


PD: saludos para todos, mis queridos lectores :3 les seré sincera, tuve una experiencia con el nazismo en mi pasado en que juzgue de dientes para afuera-llegando a dibujar la esvastica sin saber lo que era, siendo demasiado joven-y quiero redimirme mediante este fic, demostrando que aun en tiempos de tamaña oscuridad existió una luz de esperanza, lo mismo que pienso retratar en el fic "Lady Haruno: Flor de Cerezo" :3 había prometido iniciar este fic durante esta semana y lo cumplo, dedicándolo a Asch (esperando que el fic sea de su agrado), a DULCECITO311(cuyas palabras adoro, esperando satisfacer sus expectativas) :3 y para todos aquellos que sigan otros de mis fics, este fin de semana actualizare "La Bella & La Bestía", el siguiente "El Emperador Sasuke" y "El Conjuro-Naruto Style" para finalmente actualizar "El Sentir de un Uchiha", porque durante las próximas semanas continuare iniciando los fics "El Siglo Magnfico: Mito, Mei & Mikoto" y "Lady Haruno: Flor de Cerezo" (basado en el manga y anime Lady Oscar o Versailles no Bara y que retratara la revolución francesa) :3 cariños, besos, abrazos y hasta la próxima

Personajes:

1-Claus von Stauffenberg-Sasuke Uchiha

2-Henning von Tresckow-Kakashi Hatake

3-Friedrich Olbricht-Sai Yamanaka

4-Heinz Brandt-Deidara

5-Adolf Hitler-Danzo Shimura

6-Josephe Goebbels-Sasori

7-Heinrich Himmler-Hidan

Datos Históricos:

-El Accidente de Claus von Stauffenberg: durante una incursión de reconocimiento en la batalla del paso de Kasserine en Túnez, el 7 de febrero de 1943 cerca de Gafsa, su vehículo fue sorprendido y atacado por un avión británico, quedando él gravemente herido al recibir el impacto de metralla; perdió el ojo izquierdo, la mano derecha y los dedos meñique y anular de la mano izquierda. En la película se retrata que Claus von Stauffenberg (interpretado por Tom Cruise) intenta encender el motor del vehículo en medio del ataque, dato que considero erróneo y que modifique en base al documental "El Papa contra Hitler" en que Stauffenberg tiene una significativa participación.

-Atentados Contra Adolf Hitler: durante su vida política el dictador alemán Adolf Hitler fue objeto de varios atentados, algunas fuentes citan al menos 42 tentativas, pero ninguna tuvo éxito debido a que Hitler estaba permanentemente en custodia de las SS para mantener su seguridad y variaba repentinamente su agenda, adelantando o acortando su permanencia en los lugares que visitaba o cambiaba de ruta o fechas de actividades programadas sin previo aviso o simplemente por sucesos inesperados. Los intentos vinieron tanto por parte de los aliados como de sus círculos internos más cercanos. Se dice que Hitler tenía además un doble, que lo reemplazó en más de alguna ocasión y que pereció en la Batalla de Berlín, en uno de los pasillos de la Cancillería.