Epílogo.

Habían pasado alrededor de diez años desde que ellos se convirtieron en novios. A pesar de tener algunas discusiones y un distanciamiento repentino en un momento de sus vidas, se dieron cuenta que estaban destinados a estar juntos y él, al estar por terminar su carrera como médico y ella como enfermera, decidieron casarse y formar una familia.

Todos estaban realmente felices por ellos, sus personalidades se complementaban a la perfección y las fallas de uno eran compensadas por las virtudes del otro.

Al año de haberse casado, tuvieron a una niña a quien llamaron Kotomi. Era la luz de la casa de los Irie pues su abuela estaba feliz porque al fin podía ayudar a criar a una niña. Le compraba vestidos, juguetes, hasta los caprichos más absurdos de la pequeña, ella se los cumplía; sin importar que los demás pensaran que malcriaba a su nieta y les hacía el trabajo más difícil a sus padres.

Kotomi había crecido llena de amor y después de un par de años, Kotoko volvió a concebir a otro hijo, esta vez, dando a luz a un niño a quien llamaron Kenji.

Una noche, Kotoko acostó a su hija de cuatro años, dándole el beso de las buenas noches, mientras Naoki, colocaba en la cuna a su hijo de dieciocho meses que se había quedado dormido mientras él le leía un cuento.

Eran una linda familia, y para sorpresa de todos, Naoki se había transformado desde el nacimiento de su hija en un hombre más sensible y demostraba más su afecto a las personas. Era un padre amoroso y comprensivo quien, a causa de sus hijos, había decidido especializarse en pediatría, para cuidarlos y protegerlos de todo.

Ya en su habitación, Naoki sintió a su esposa entrar bajo las sábanas, quien se acurrucaba a su lado para tener un poco de calor en esa noche fría. Él se volteó hacia ella, enterrando su rostro en su cuello y abrazándola por la espalda. Era realmente relajante dormir a su lado de esa manera, sentía que podía quedarse en esa posición para siempre.

Kotoko volteó a verlo y le dio un pequeño beso en los labios, que él interpretó como una invitación para intimar. Kotoko lo detuvo antes que hiciera cualquier cosa, él la miró confundido ante ese gesto tan inusual en ella. Entonces Kotoko, mordiéndose un labio habló al fin, rompiendo el silencio.

—Irie kun, me he preguntado todos estos años algo… No sé cómo empezar — dijo nerviosa Kotoko.

—¿Qué es lo que necesitas saber? — preguntó preocupado Naoki.

—¿Te acuerdas que al inicio de la universidad, intenté salir con un chico llamado Jiro? — Naoki frunció el ceño al recordar eso, asintió indiferente — ¿Qué fue exactamente lo que le dijiste a él?

—¿Por qué quieres saber?

Naoki se separó de ella para sentarse, estaba molesto y a la vez alarmado. Aunque no lo reconociera, sabía que era un hombre posesivo y el solo hecho de que ella recordara a ese bobo le ponía de mal humor.

—Solo es curiosidad, porque nunca te lo conté pero aquel día yo le llamé para preguntarle sobre nuestra cita — Naoki frunció el ceño — entonces él me felicitó por nuestro compromiso y sinceramente, siempre tuve curiosidad de por qué lo hizo, aunque nunca te lo pregunté…

—¿Y por qué lo haces ahora? — espetó serio

—Pues… me lo encontré en el supermercado el otro día, nos saludamos y me preguntó si aún estábamos casados — Naoki sintió celos de nuevo, de seguro ese canalla quería intentar algo con su esposa — lo que me llevó a pensar, cómo sabía él que estábamos casados si después de ese incidente comenzamos a ser solo novios. Entonces recordé lo que me dijo en la llamada. Por eso te pregunto Naoki ¿Qué le dijiste?

—No necesitas saberlo — fue su respuesta antes de acostarse de nuevo dándole la espalda. Sintió como ella le acariciaba el brazo y le daba besos en el cuello, ella sabía que eso era su debilidad.

—Dímelo esposo mío… por favor — rogó

Él volteó a verla, y supo que fue mala idea hacerlo pues lo miraba tal y cual lo hacía cuando ella quería lograr algo de él. Siempre terminaba ganando como aquella vez en que se puso su uniforme del hospital para jugar a que él era un doctor que estaba decidido a seducir a una dulce e inocente enfermera.

—De acuerdo… — Rodó los ojos y se sentó quedando frente a ella.

Diez años atrás…

—Kawabe, necesito hablar contigo. — vió como el chico se quitaba los audífonos para atenderle.

—¿Qué necesitas? — le preguntó indiferente.

—Debes saber algo sobre Kotoko y yo. ¿Ella te dijo que relación tenemos?

—Kotoko me dijo que no tenían nada, que no eran novios... — le sonrió con arrogancia — ya entiendo… eres su ex novio, de seguro ella te dejó y ahora estás celoso de que pueda estar conmigo. Supérala amigo, ella es demasiado hermosa como para seguir a tu lado.

Jiro se volteó para darle la espalda, Naoki sonrió.

—Te equivocas — Jiro lo miró — No soy su ex novio, soy su prometido. Sé que es algo anticuado pero nuestras familias han decidido casarnos y nosotros estamos de acuerdo. Solo que ella está un poco enojada conmigo por eso te dijo que no éramos nada.

—Claro… ¿Por qué no intentas mejor realizar una mentira más creíble? — Le miró con indulgencia — cuando la tengas lista regresas.

Naoki se sintió descubierto, pero debía dejarle en claro que a quien Kotoko quería era a él, así que sacó el celular de su bolsillo y le enseñó un mensaje que le había mandado Kotoko unos días antes. Éste decía:

"Te quiero Irie kun, espero verte en la universidad todos los días."

Jiro vio el mensaje y entonces se convenció de lo que decía Naoki era verdad. Si ella no fuera importante para él, no tendría guardado su mensaje. Se sintió desilusionado por no poder conocer mejor a Kotoko, pero si solo era un arrebato o algún tipo de lección para él, no tenía interés de ser partícipe de algo así.

—Como podrás ver, ella me quiere a mí, solo que discutimos el otro día e intenta salir con alguien más para darme una lección o conocer a otras personas antes de casarnos, tú entiendes ¿verdad? — intentó parecer comprensivo — tienes que entender que si tú entras en una relación con ella y después se sabe sobre nuestro compromiso, quedarás muy mal parado y tal vez te sientas un poco humillado. De verdad quiero evitarte la molestia de ser el hazmerreír de las personas; sabes cómo somos los japoneses. En fin, espero en verdad no te entrometas en nuestra relación, pues en un par de años nos casaremos y si mi familia se entera de esto, tal vez y arruines algo que fue planeado desde hace mucho. Ella no es para ti Kawabe san.

—No te preocupes Irie san, sin problema alguno. Entiendo que puede ser anticuado y ella se encuentre reticente a la idea de pasar su vida solo con una persona.

—Exacto, de hombre a hombre te digo que a mí no me gustaría que eso me pasara. Soy un tipo un poco celoso y si sentiste que fui algo agresivo, entenderás que no quisiera que nadie se fijara en mi futura esposa.

—Entiendo Irie san.

—Por cierto, ¿Podrías borrar su número? — preguntó Naoki, mirándolo intensamente.

—Claro que sí — tomó su celular, entró en la agenda y borró frente a Naoki el número de Kotoko, quien la había nombrado como "Mi bella Kotoko". Naoki rodó los ojos ante tal cursilería.

—Gracias Kawabe san, en verdad espero que pronto encuentres a la chica correcta para ti.

En la actualidad

—¿De verdad eso dijiste Irie kun? — Kotoko preguntó emocionada

—Si… — sintió Naoki sonrojarse — ahora que lo sabes, dime en qué piensas…

Naoki tenía temor de aquello, sabía que esa vez había actuado mal y muchos años pensó que si sabía lo que había pasado aquel día, ella lo dejaría o lo odiaría. Pero su sonrisa le hizo entender que su conclusión estaba lejos de la realidad, entonces ella dijo:

—Pienso que estabas enamorado de mí pero no querías admitirlo — Naoki la miró con sorpresa — Ahora entiendo su felicitación.

Kotoko se arrojó hacia él quedando a ahorcadas sobre su regazo, atrapando su labio inferior entre los suyos, tomándolo por sorpresa, besándolo dulcemente. Naoki colocó sus manos en cada extremo de su cadera, sintiendo que la excitación llegaba a él.

—Bueno, creo que es hora de consumar nuestro compromiso… — le dijo ella enarcando una ceja

—De acerdo, prometida mía.

Y entre juegos y caricias, Kotoko se sentía dichosa de saber aquella conversación, aunque lo hubiera pensado más de su suegra, darse cuenta que él había impedido aquel potencial noviazgo de aquella forma se sentía feliz. Él la amaba y estaba dispuesto a pasar su vida solo con ella desde aquel entonces.

Estaban satisfechos con su vida y a su manera, se amaban con locura.


Espero sinceramente esta historia les guste mucho, jajajaj nació desde una conversación con Misscaro hjajajaja y pues solo fue un QUE PASRÍA SI... jajajaj y pues pum... apareció de repente.

Gracias Misskaro por inspirar esta historia y seguirme la corriente. (algunas líneas son de ella XD)

Hasta la próxima. :)

Melina Tolentino