Nota extensa y respuestas de reviews al final de la lectura.


Capítulo 4: La huella de un amor imborrable

A la velocidad de un rayo Shizune asomó su cabeza por la sala de espera, empleó un ademán para que Ino lo viese y de inmediato la rubia corrió en su ayuda. No fue necesario explicar nada. Los gritos y ruido de materiales en destrucción o derrumbe bastaron para comprender que el coraje de Sakura había transcendido a niveles altos y preocupantes. Y aunque Tsunade trata de calmarla, el esfuerzo es inútil. Ambas féminas entraron a la habitación asignada a nombre de la pelirrosa, y lo que observaron las dejó perplejas.

—¡Mentira! —La joven médico se sostenía en pie apoyando su mano al borde de la camilla, respiró alterada y boqueó aire en un arranque de ira y frustración—. ¡Es imposible!

—¡No, no lo es! —La directora también terminó exasperada, y llena de arrepentimiento—. ¡Entiende que fue su decisión, me amenazó con internarte en otro Hospital si yo no cumplía su deseo! ¡No me quedó más salida!

La discusión cobró fuerza.

—¡Si, si la había! ¡Debiste detenerlo, Tsunade! ¡No permitir que me donara su propio corazón! —gritó furiosa, no asimilando la noticia que acababan de darle—. ¡Él dijo que existía un donador!

Los orbes marrones de la adulta relampaguearon de ira. —¡¿Y tú le creíste?! Por Dios, Sakura… ¡Nadie más que él se sometería al trasplante! Dio su vida por ti, ¿acaso no puedes comprenderlo?

La fémina pelirrosada aventó la blanca almohada a una de las esquinas y miró dolida a su ex profesora. —¡No, no logro hacerlo! Naruto era mi mundo, el motivo que me impulsaba a continuar luchando, la luz de mis ojos. ¡El hombre que juró estar conmigo siempre!

—Y lo hizo, amiga. Pero no de la forma que tú pensaste —interfirió Yamanaka en un vano intento por que la joven no empeorara más las cosas, pero falló.

—¿Lo sabías? —dijo avanzando hacia la chica que retrocedía del miedo que le despertó su encorajinada postura—. ¿Desde cuándo, Ino? ¿Antes o después que sucedió?

—A-antes.

Haruno formó puños en sus palmas.

Las demás tuvieron una mala espina por aquella reacción.

—Tranquila, o de lo contrario tendré que anestesiarte.

La pelinegra sintió un escalofrío recorrer de punta a punta su cuerpo debido a la llameante rabia en las verdes esmeraldas de la paciente.

—Todo esto es una vil falsedad, una broma de mal gusto —murmuró cabizbaja y perdiendo en cuanto a mantener la firmeza de sus rodillas, fue inevitable que cayese al piso—. Naruto es incapaz de abandonarme, lo sé.

Las tres chicas se acercaron a levantarla.

—¡Suéltenme! —rechazó la ayuda y aferró sus palmas a los tubos metálicos que servían de patas en la camilla—, díganle a mi esposo que venga. Que no me agradan esta clase de chistes.

Tsunade frunció el ceño cruzando las extremidades superiores a la altura de su voluptuoso pecho, contempló a sus acompañantes y luego a la pelirrosa —Si insistes en no aceptar lo que te he informado, entonces no me resta más que lo corrobores con tus ojos.

Shizune y Yamanaka le devolvieron la mirada sumamente impresionadas.

—Pero debes calmarte primero.

—Mi Lady —mencionó en un murmullo la pelinegra—, ¿no es demasiado arriesgado? El estado de ella podría agravarse si lo ve.

La adulta negó en un cabeceo. —En estas circunstancias lo mejor es que afronten la realidad. Si no ocurre ahora… jamás lo hará.

La muchacha reclinó su nívea frente en el dorso de la mano izquierda que presionaba la baranda de su antiguo lugar de descanso, cerrando sus párpados —Mi Naruto, no… él no.

La ancha puerta del cuarto en el que según palabras de Tsunade se encontraba su difunto marido resultó ser la entrada a una dura verdad que no deseó conocer, sus enrojecidos orbes presos del llanto derraman pesadas lágrimas que no consigue retener, sus secos labios tiemblan de pánico a identificar el cadáver que en ese momento moría por acobijar en su pecho y las mujeres que sostienen su débil cuerpo a cada lado no comprenden el intenso dolor que rasga a tirones su destrozado corazón.

Estaba muriendo en vida.

—No vayas, Sakura.

Un imperceptible consejo viaja a su oreja y enseguida reconoce el portador de dicha voz.

«Menma», pensó nostálgica.

La chica ignora lo que dice y aprieta los antebrazos femeninos que le sirven de soporte, dando uno a uno sus pasos.

El heredero de la fortuna Uzumaki cree que no lo escuchó y se aventura a cogerla de un hombro, pero antes de que siquiera alcanzase a tocarla, alguien lo detiene.

—Desahogará su frustración en ti si no respetas su sufrimiento.

Tan rápido como le es posible Menma descubre que Sasuke tiene razón, y se retracta en intervenir.

«Qué daño has hecho… hermano».

Ten-ten resopla estresada y despeja los obstáculos del sitio, entre esos… el material que impide contemplar el interior de la habitación.

Sakura paraliza el movimiento de sus pies y gotas cristalinas resbalan por sus blanquecinas mejillas. Delante suyo una figura postrada en una camilla aturde en exceso el control de sus sentidos, quema el aire que inhala y congela la sangre que transita dentro de sus venas. Los presentes notan lo que acontece y observan con lastima el trayecto que debe recorrer para llegar hasta ahí.

Una tela priva a la fémina de conocer a la persona que sacrificó su existencia a favor de ella.

Y aunque ya se lo habían confesado… su mente negaba creer semejante novedad.

—¿Por qué?

La rubia supo a qué hacía referencia —Es en un método para que el… muerto, no contraiga gérmenes.

—Quiero ir… s-sola.

Tsunade exige que obedezcan la petición de su ex alumna, y a regañadientes Shizune y Yamanaka asintieron.

Los testigos de la trágica escena aguardan en el parte de afuera a que termine el doloroso proceso, pero apenas y comenzaba.

Haruno siente que cada pisada ardía como puñal enterrado en medio de sus pechos, matándola. Adquiere una migaja de valentía y disminuye la distancia que se interpone entre su posición, y la de él. Sus tambaleantes manos capturan el filo de la cobija y presionando sus labios al colapso del derrumbe, la desliza de un jalón. Su corazón recibió el peor de los golpes.

Cabellera rubia, bigotes en los cachetes, epidermis de tonalidad morena, nariz fina, boca en línea recta y expresión carente de la frecuente sonrisa que lucía.

No cabía duda que era él…

—Naruto, mi amor… —llamó agobiada, y dando todo por perdido se desplomó encima del rubio— ¿por qué? ¿por qué me hiciste esto? No…

Las féminas que veían soltaron lágrimas.

Los ahogados sollozos de Sakura eliminaron la paz de la estancia.

—Prometiste no alejarte de mí nunca —hundió su mojado rostro en el cuello masculino abrazando la inmóvil silueta de su ex esposo—, tener más hijos y envejecer juntos. Contar historias a nuestros nietos. ¿Y ahora? —consultó desecha a la vez que le miraba la cara—, ¿qué hago con este amor? ¡dime! ¿dónde tiro el futuro que planeamos?

Era tanta la devastación en la actitud de la pelirrosa que Menma hizo el intento de culminar todo aquello, pero de nuevo, un individuo se lo impidió.

—Merece privacidad en un día como hoy, y ninguno de nosotros interferirá —advirtió Itachi, secundado por Sai y Sasuke.

El pelinegro tuvo que tragarse su orgullo.

—Vuelve por favor, arranca este dolor que no me deja respirar —suplicó por tercera ocasión mientras oprimía entre las palmas la chaqueta negra que portaba el muchacho, y gritaba en su frío torso—. Llévame contigo, Naruto. No soporto la sensación de haberte perdido…

Su imparable llanto bañó a mares la ropa del Uzumaki.

—¡Naruto, despierta! —lo sacudió con la poco fuerza que poseía—, ¡veme y afirma que estás vivo! Que no es más que una horrible pesadilla.

Y una herida inmune a la cicatrización dividió su corazón en dos… despedazando una parte de ellos.

—Itachi, ¿qué haces?

La mujer de hermosos ojos perlados observó el equipaje en una esquina de la cama intuyendo lo que sucedería, más sin embargo, no retuvo la pregunta que brotó de sus gruesos labios.

—Hinata —nombró de espaldas hacia ella—, me voy de viaje en unos minutos. La empresa ha solicitado abrir una sucursal en un país de Sudamérica, yo decidí ir.

—¿P-por cuánto tiempo?

—Indefinido.

—Soy la culpable —murmuró apretando el marco de la puerta que agarraba en su mano—, te vas por mí.

—No —la volteó a ver—, no te eches la responsabilidad tú sola. El único causante de esto soy yo —agregó, mientras se acercaba a la de cabello azulado y ésta le miró fijamente, casi con anhelo—. Sasuke y tú no son más que un matrimonio feliz, unido, uno que he llevado al borde de la quiebra.

—Itachi…

—Me enamoré como un loco de ti —detuvo sus pasos a solo centímetros de distancia—, soñando que me escogieras a mí y no a mi hermano. Pero me equivoqué.

—No te vayas —pidió—, deja que Sasuke y yo nos mudemos. Tal vez si vivo en otro sitio…

—Nada acabará esto que siento por ti, Hinata. Nada.

La aludida quiso llorar. —¿No hay marcha atrás?

—No —reconocía con todo el dolor de su alma—, no la hay.

En ese momento la chica de piel blanquecina agachó la cabeza sumida en su propia agonía, en la preocupación de saber que Itachi abandonaría el cargo en la empresa, a Sasuke y a su posición económica sola y únicamente por ella, por la tensión que reinaba en cada instante que estuviesen a solas. Sin el menor de los Uchiha merodeando de aquí para acá vigilándolos. En cambio él pensó distinto, creyendo que al mantener una considerable lejanía el sentimiento de fuego en su pecho cesaría, o se extinguirá al paso de los años separado de ella. Pero su conciencia y cuerpo le gritaban que no, que así transcurriesen milenios enteros aquella llama de amor latirá hasta que hiciera su ultimo y cansado de suspiro. Porque la mujer frente a sus negras esferas relucientes de un brillo precioso sería siempre la de sus sueños, la que en un tronar de dedos lograría atraer enseguida su atención, y enloquecerlo en grados desmedidos. Huir. Sí, esa era la cura para su mal de amores. Desechar lo que vivía al verla aunque su corazón muriera en el intento. Arrancarla a como dé lugar.

—Hinata —susurró levantando con sus dedos índice y pulgar el mentón femenino, tan despacio que los segundos parecieron eternos—, mírame. Por favor mírame.

—Me duele tu partida.

—Lo sé, y por eso deseo que cumplas uno de mis tantas fantasías —dijo, conmovido ante la capa cristalina que envolvía las húmedas perlas de su cuñada. Hinata estaba a punto de perder su firmeza—. Concédeme el placer de besarte.

—Yo…

—Te lo suplico, solo uno nada más.

En su famosa inocencia ella imaginó que se refería a un ósculo en la mejilla y no en los labios como él lo rogaba, pero siendo conocedor de aquel atributo (o en este caso defecto), el Uchiha sonrió al corregirla. —Uno de pareja.

(¡Ay madre mía, que Dios nos agarre confesados!).

La Hyuuga en un impulso descontrolado suspiró de forma silenciosa elevando la cara a una altura en que pudiese observarlo sin impedimentos ni ataduras, sintiendo los agresivos golpeteos cardiacos bombardear su pecho hasta el límite de lo humano, cerró los parpados consciente de que eso sería una clara señal de su consentimiento, más en la mente de Itachi Uchiha todo caminaba a paso lento. Él añoró grabar cada detalle, cada línea del bello rostro que permanecería imborrable en lo que restaba de su triste existencia y se encargará de acariciar hasta en el más aturdido de sus sueños. Bendita suerte la mía, susurró alguien ajeno a su voluntad de parar lo que hacía. No. No conseguía crear espacio ahora que casi respiraba el mismo oxígeno, que el cielo había sido complaciente consigo mismo permitiendo la realización de su tan inalcanzable meta. Saborearla. Llevar en su mente y organismo el aroma y fragancia de aquella mujer. Dispuesto a fallecer si eso implicaba el hecho de unir sus labios a los de ella.

Finalmente el contacto surgió.

Sumergido en el acto Itachi subió la mano hacia las hebras azuladas femeninas y las palpó con suma devoción, mientras Hinata arreguindada a su cadera intentaba sostener el nivel del mentón y no morir de taquicardia presa de la adrenalina que comienza a correr muy rápido por sus venas, revolcando las emociones que gobiernan su tranquilidad. El roce ardió. Pero de una manera que en vez de demorar o provocar arrepentimiento, lo que hizo fue entregar sus almas al llameante deseo que rugía en sus espíritus. Arrasando, quemando y prendiendo lo que sea que estuviese apagado en el interior de sus cuerpos. Él la apretó a su imponente figura varonil casi asfixiándola, aterrado ante la idea de que en algún momento ella no sintiera lo que generó la simple conexión, y terminara de alejarse. Que absorto estaba de las cosas. Y es que la ojiperla también correspondió a su frenesí; aferrando la palma a la abundante melena negra que cedía a la incrustación de sus finos dedos y abriendo la boca en cuanto la lengua masculina se volvió el único objetivo claro. Ambas comenzando a participar en una especie de desesperado lazo íntimo.

Él la besó hambriento.

Ella igualaba su ritmo.

(La escritora padecía de sofoco).

—Hinata —mencionó en un pequeño intervalo— Hinata —repitió, memorizando el sonido que producen cuando la unión de sus mojados labios acaba por romperse.

Excitado de sentir la pasión con que la Hyuuga le devoró.

—Detengámonos ya, Itachi. —habló antes de que el adulto succionara sus carnosos labios abarcando toda la piel externa de su boca rosada…

… con sobreabundada energía.

Que el cielo la perdonase.

(Dos horas más tarde).

—Cuida de ella —ordenó el de mayor estatura—, si me entero que no lo haces… vendré para convertirla en mi esposa.

—Hmp —gruñía el pelinegro a su lado—. Eso nunca, Itachi.

—Tonto hermanito menor. —murmuró él luego de dar media vuelta rumbo al pasillo del aeropuerto.

—Itachi…

Solo oírla llamarlo así y el mundo a su alrededor se detenía.

—Dime, Hinata.

El verla sonrojada generó que sus ónix brillaran de pura ilusión.

—Sé feliz —musitó contenta—, te lo mereces.

"El vuelo a México arrancará dentro de un minutos, pasajeros favor de ingresar a la sala de espera".

El avión es la única vía de escape que impedirá la continuación de aquella disputa amorosa.

«No insistas Itachi, entiende que no puedes, no debes quedarte», pensó el mayor de los hermanos Uchiha regañándose a sí mismo.

—Adiós.

La fémina de largo cabello asintió poco convencida y levantó su mano, agitándola de forma que él a lo lejos lo tomase como una despedida. Pero su cuñado sabía que aquel no será el final de su historia.

«Regresaré por ti algún día, lo juro».

(Un año después).

—Ichiraku-ramen —deletreó el niño temiendo equivocarse en la correcta pronunciación, más su madre en gesto cariñoso, le aseguró que nadie leía mejor que él—. ¿Aquí es donde comía papá?

La adulta curvó sus labios en una sonrisa —Sí, cielo. Y también teníamos citas de novios.

—Oh vaya, entonces lo crearon hace mucho tiempo.

Ella vaciló unos breves momentos. —Digamos que sí.

Shinachiku unió su mano a la de su mamá y emprendieron la caminata de regreso a casa, cuando sin esperarlo, Menma los interceptó a mitad de trayecto y convidó a su sobrino a la feria de juegos.

—Lo protegeré Sakura, no te preocupes.

—De acuerdo —aceptó la propuesta y observó a su pequeño retoño, entrecerrando sus esmeraldas con gracia—. Pero mucho cuidado en hacer travesuras, eh. No quiero quejas.

—A sus órdenes, ttebayo.

El pelinegro adelantó sus pasos hacia la derecha viendo a su cuñada depositar un beso en la rosada cabeza de Shinachiku, y envolverlo en un apretado abrazo.

La imagen lo obligó a recordar la última conversación que sostuvieron él y Naruto, el mismo día que falleció.

(Flashback)

—No confío en nadie más que en ti.

—Te escucho.

—Yo daré mi vida a cambio de la de Sakura, Menma. Lo único que te pido es… que no la desampares. Mi muerte será un duro golpe del que supongo no se repondrá tan fácil. Encárgate de apoyarla, y a mi hijo igual.

—Espera, espera… —El chico mostró confusión en su mirada, y rascó la nuca con sus dedos— ¿Me estás diciendo que…

—Conviértete en la figura paterna de Shinachiku. Y en el mejor amigo de mi esposa. Porque sabrás que teniendo mi corazón dentro de su cuerpo… es insólito que termine enamorada de ti.

—¿Qué gano yo haciendo todo eso?

—Una familia, hermano. El cariño que a nuestro padre le hubiera gustado darnos y el destino se dedicó a arrebatar.

El rubio extendió su extremidad en señal de tregua y el pelinegro, tras dudar unos segundos, la estrechó sin premura.

Una promesa que los unió de por vida.

(End Flashback)

Menma rió contento al ver a la pequeña personita correr hacia su posición, y correspondiendo al acto, lo atrapó en sus brazos y alzó en el aire. Recibiendo regaños de Sakura minutos más tarde.

«Ahora yo te debo una… hermano», pensó.

La fémina de colorido cabello borró el rastro de felicidad de su rostro y dirigió su vista a un punto en específico, tocó el collar de su difunto esposo colgado en su cuello y una susurrante voz le habló algo lejana.

—Sakura-chan…

Sus latidos cardiacos enseguida agredieron el interior de su pecho y guiada por un instinto desconocido… eligió una ruta distinta a la de su hogar.

Donde sabe que lo encontraría.

—Ya no sé qué hacer, Naruto.

Su voz se quebró a medida que articulaba frases cuyas no podía finalizar, por una fuerza mayor a su voluntad.

El dolor.

Sus verdes ojos parecían encerrados en una nube de agonía, en contacto cercano a la liberación del alma.

Como si añorara que el nombre de su marido no estuviese escrito en aquella lapida del cementerio.

—He tratado de todas las formas posibles aminorar lo que dejaste sembrado en mí, pero sencillamente… no lo logro. Hay tantas cosas que deseo confesarte…

No consiguió resistir y llevó sus manos al húmedo llanto que gobernó sus emociones, y rebasaba su determinación. Empapando sus pómulos.

—Me cuesta olvidar que fuiste todo en mi vida, no hallo el método para borrar la dolorosa marca que atraviesa mi ser. Te veo en cada rincón, Naruto. Creo fallecer en las noches cuando ansío tu calor, las palabras de aliento que me repetías hasta que quedase dormida rondan mi mente y… y…

Cayó de rodillas y ahogada en su sufrir… se hincó sobre la superficie.

Tomando en sus palmas la tierra y flores que le regalaba día tras día.

La lluvia azotó de manera violenta y a ella no le importó.

—Mi amor por ti hace que me olvide del tiempo —sollozó sumergida en la desesperación—, te has vuelto mi locura, mi obsesión… la razón del porque continuo existiendo. Siento en mí tu presencia y eso me desgarra el alma, creo atraparte en mis sueños y de pronto… huyes, escapas de mi mundo. Dime que pretendes.

Sabía que ninguna persona respondería a sus preguntas, pero de cualquier forma, servía de desahogo.

—No me enseñaste a estar sin ti.

Shinachiku había apaciguado el dolor que vivía cada minuto, absorbía su malestar y lo reemplazaba por regocijo. Empleaba sin quererlo una forma en la que Sakura ocupaba sus pensamientos solo en él, y no en lo sucedido un año atrás. No obstante, el recuerdo de su amor hacia el Uzumaki la perseguía y atormenta segundo a segundo.

Robando su tranquilidad.

—Traje la carta que me escribiste. Esa que dejaste en poder de Ino —pronunció serena y enderezando su espalda—. La he leído siempre, y grabé en mi memoria una a una las palabras que trazaste en ese papel.

La fémina cerró los orbes trayendo a su imaginación la totalidad del texto.

"Mi amada Sakura-chan…

La mujer que desde los doce años se transformó en el sueño más anhelado para mí, y del que ahora he decidido renunciar. Pero que me ha obsequiado la mayor de las bendiciones; mi hijo. El fruto de nuestro amor y la prueba de que junto a ti, viví las mejores experiencias de toda mi estadía aquí. No encuentro manera de despedirme si no es con un gracias. Porque a ti te debo lo que fui y lo que Shinachiku será; un hombre de bien, y recto en sus pasos. Gracias por aguantarme, lidiar con mis problemas, apoyarme, brindarme cariño sin esperar algo a cambio, arriesgar lo que tuvieses para verme de pie a tu lado, sacar lo mejor de mí y hacerme el ser humano más feliz del universo. No te culpes de una decisión que yo tomé, ni a nuestros amigos por cumplir mi deseo de no decirte nada hasta que la operación terminara. Nadie exigió que escogiera esa opción, y sinceramente… no me arrepiento. Si fuera necesario lo haría veinte mil veces porque mi amor hacia ti es infinito, no existen límites ni fronteras que detengan lo que siento. Te amo Sakura-chan…

Y te amaré hasta la eternidad.

No es un adiós… porque lo nuestro nunca podrá acabarse.

Estoy seguro que en otra vida nos volveremos a encontrar, y allí no habrá fuerza que te separe de mis brazos… Sakura.

Tu Naruto".

—También le ordenaste a Shikamaru que nombrara a Shinachiku heredero universal de toda tu fortuna, y comparta acciones en la empresa con su tío Menma. —entreabrió sus ojos y los fijó en el grisáceo cielo que tronaba sobre su figura, melancólica— Preparaste detalle a detalle todo, Naruto. No colocaste cosas a mi cargo por miedo a que la operación resultara un fracaso y terminara en manos de tu gemelo. Pero olvidaste un punto importante…

Condujo su extremidad al amuleto que el rubio le dejó a modo de regalo y derramó pesadas lágrimas, mirando una nube adoptar el rostro del Uzumaki. Relamió sus labios y un último suspiro se fugó de su garganta.

—Que tu corazón te mantiene vivo dentro de mí, y estamos conectados… hasta que pare de latir.

FIN


Nota Importante: Antes que nada quisiera ofrecer mis más sinceras disculpas por los recientes acontecimientos ocurridos en mi cuenta. ¿A qué coño me refiero? Bueno, primero déjenme decirles que eliminé las historias "Seducción" y "Amor Apasionado". Ya va, guarden esos tomates y permitan que continúe. ¿Los botaron? Venga, volvamos al tema de inicio y no nos desviemos. No tengo idea de cómo lo irán a tomar pero sucedió; no tuve inspiración para seguir escribiéndolas y lo único "decente" que encontré fue quitarlas de aquí. Sí, entiendo que de seguro no estarán de acuerdo con mi elección pero recalco lo mencionado: no las pude retomar. Es una cuestión de inspiración, de echarle ganas ¡caray! Pero no lo logré y me siento terrible por ello. Mil veces perdón. En caso de que me critiquen no tengo excusa pa' defenderme. No sean tan severos con esta humilde servidora TwT y estén seguros que mi mala acción no se volverá a repetir. Eso era todo.

Respondamos a los comentarios del capítulo anterior:

Aewina-chwan: Es un alivio saber que entiendes mi idioma a la perfección xD Sí, la verdad es que el drama me encanta, mi género favorito cabe decir (siguiéndole al romance y amistad que nunca faltan en mis proyectos). Mira, a estas alturas de la vida y siendo conocedora del abundante amor que Naruto tiene hacia Sakura, creo que él daría veinte mil veces su vida si ella lo pidiera. En este caso en particular mi intención fue que ustedes los lectores sepan la realidad de los sentimientos del Uzumaki, y cuanto la ama. Quizás en el universo ninja otra hubiese sido la solución pero en un mundo moderno como el que implementé aquí solo existió esa. Y él la aceptó gustoso. ¿Por qué? La razón está en las escenas colocadas en el anime. Fíjate en la manera tan devota con que Naruto la observa, hasta en mi avatar (extraído de un pequeño capítulo de Boruto) la química es evidente. Lo cierto es que podría no acabar nunca si empiezo a enumerarte las escenas que ya todos (o en su mayoría) hemos visto. Eh, lamento si me extendí. Espero leer tu opinión en mis otros fanfic (no, no es presión ni nada por el estilo, solo trato de forma muy sutil que sigas husmeando en mi perfil jaja). Un beso xD

Angron11: Créeme que tu idea pasó muchas veces por mi mente pero siendo sinceros, acá entre colegas y críticos, ¿de verdad piensas que Sakura hubiera aguantado tener un tempano de hielo en el pecho? Que va, eso no es un cubo, ¡el "corazón" de Sasuke es un Iceberg! Además también estaba el pequeño y tierno Shinachiku, ¿qué sería del pobre infante en manos de semejante alimaña? Bueno, bueno, sé que exagero en llamarle así pero es que no hallo término para definir tal sequedad. Tú me entiendes xD Hablando en serio, ¿qué te pareció la historia? No seas penoso y dime que viste incorrecto. Véngase con todo hermano, no calle nada que para eso uno lee los fanfic. La causa es simple: si no comentan algo acerca de lo que les inquieta ¿cómo mejorará el escritor (o escritora, en mi caso)? Todos necesitamos de alguien que sea partidario propio, que diga "wey, ¿de dónde sacaste ese disparate, eh?", o una cosa similar. En resumen; una manera de corregir tus errores con ayuda de los demás ;) (P.D: mierda, enserio que hablar contigo sea vuelto bastante entretenido). ¡Saludos!

Hanny Bell: Ay Dios *.* Hermana mayor, te confieso que leí y leí una y otra vez el episodio con la esperanza de mejorarlo, pero ya ves que no quedó como quise (o al menos, no en su totalidad). Si esta mini historia no te hizo tan siquiera sollozar o lagrimear un poco, entonces significa que he fracasado en mi misión de ablandar hasta el límite tu hiperactivo corazoncito. Lo cual indica en términos bruscos mi rotunda derrota. ¿Ovación de pie? No nena, ¿cómo crees? Pfft, eso es para expertos y maestros en el arte de escribir, no para novatas y principiantes como yo. Lo mío es que ustedes gocen acá, acompañados de mis desastres llamados "proyectos", y que en buena parte sufran por culpa del desamor y la tragedia. ¿Te encantó la última frase de Tsunade? ¡Yes, wou, sí lo conseguí! "Quiere mover el bote, quiere mover el bote, quiere mover el bote ¿te gusta? Mueve" (Dayani-chan bailando la canción de Madagascar en la silla de su ordenador, al estilo del príncipe mapache). ¿Viste The Last? Uh, que experiencia te has de haber llevado con tan desastrosa trama cinematográfica. Toneri (suspiraba la de castaño cabello en el espaldar de su cómodo asiento, enamorada), madre santa, ese sí que es un personaje de amarse. Lo amo U.U (no más que a Sai, por supuesto). De acuerdo me descubriste, sí, a mi hermosa Hinata le atrae (muchísimo) bebé Itachi. Pero si te soy franca, no me pareció bien desarrollar ese tipo de romance indebido aquí. Tomando en cuenta que ella ama a Sasuke-papi, y lleva años de inquebrantable matrimonio, la mejor opción es que el mayor de los Uchiha partiera a un rumbo en el que no cruzasen camino. Ya sabes, para "evitar" la tentación (aunque la dueña del fic deseara lo contrario xD). ¡Hanny-sempai, no me dejes en ascuas! Dijiste que me superas en años pero no la cantidad. Humm -.- me late que tienes veinte o veintidós, seguro que de ahí no pasas. Ah, y no olvides decirme que tal resultó este capítulo para ti. Un beso y abrazo grande, Onee-san (hermana mayor en japonés) :3

Para los que siguen y/o leen "Espina en el Corazón" me es grato informarles que subiré el próximo episodio en el transcurso del presente mes, por lo que pido un poquito de paciencia mientras preparo la bomba nuclear que haré explotar en las dramáticas escenas SakuNaruIno :P

Con amor, Dayani-chan.