Los personajes aquí usados no me pertenecen, tampoco la imagen que he colocado de portada. Lo único de mi autoría este fanfic, y su desarrollo. Prohíbo su copia, plagio y/o adaptación.

Mensaje de Autora: Pequeña historia dedicada a una de las personas que me ayudó a mejorar en la escritura, y a la cual agradezco en el alma que siempre comente positivo. Una amiga, colega (porque ambas escribimos), consejera y ahora mi maestra. Porque sus recomendaciones han sido la causa de mi progreso. Muchas gracias por todo, Hanny Bell. Espero y te guste este obsequio hecho con todo mi cariño para ti. No olvides que sigo siendo tu Fan xD (te quiero, amiga).

Aclaración: Es un Universo Alterno que cuenta solo con cuatro capítulos ya terminados en mi pc. No habrá lemon, si acaso lime. Corren el riesgo de llorar, no sé, todo depende de los sentimientos que experimenten en las escenas que inventé. Su final es trágico y lleno de drama (porque pretendo tocar una frágil parte de sus corazones, en especial el de Hanny).


Sacrificio

Capítulo 1: Armonía

Sus negros ojos pasearon por cada pared del gigantesco edificio en construcción buscando alguna imperfección y que valiéndose de la presencia de los trabajadores, el detalle fuera arreglado. Pero no halló nada, solo mínimas raspaduras o daños que la verdad no necesitaban enmendar. Una orgullosa sonrisa quedó plasmada en sus finos labios al seguir caminando a paso lento, feliz de que el tan anhelado sueño de su difunto padre fuese materializado al fin.

La empresa de los herederos Uzumaki.

—Que sorpresa encontrarte aquí, hermanito.

El sujeto cabello negro borró la alegre expresión y vio de reojo una silueta parada detrás, hablando con él al parecer.

—¿Qué demonios haces en este lugar?

—No cambias, ttebayo. Imagino que hoy tampoco estás de buen humor.

Menma se encogió de hombros y avanzó un poco más.

—Me da igual lo que creas.

El joven arqueó una ceja —. ¿En serio?

—Déjate de tonterías, Naruto —gruñó con su característico mal genio. El aludido ni se inmutó.

—Vine a asegurarme que la creación de la tercera planta estuviera terminada.

—Hmp.

—Y avisarte que mañana nacerá mi hijo, quisiera que fueras por lo menos veinte minutos.

El pelinegro lo miró —No sé para qué.

—No seas orgulloso, Menma —rió con ánimo al rascarse la nuca—. Además, mi esposa lo ha pedido como favor.

—¿Por qué querría Sakura tenerme allí?

—Quiere que seas la niñera.

El rostro del moreno pelo azabache se contrajo del coraje que despertó la gastada broma de su hermano, y devolvió la vista hacia el frente donde unos pasillos más esperaban ser revisados —Lárgate, tengo asuntos que atender.

—Está bien, no insistiré entonces —Giró sobre sus pasos y emprendió el camino de vuelta a la casa sonriendo porque en el fondo sabía que el pelinegro asistiría, detuvo sus pasos bajo el umbral de la puerta y susurró unas emotivas palabras—. Me siento orgulloso de tu progreso, Menma.

El nombrado entreabrió sus labios atónito y pilló la enorme felicidad en la cara de su hermano, quien al saberse descubierto ensanchó el gesto y salió del sitio con las manos en los bolsillos del pantalón.

—Y yo de ti, Naruto.

La abundante cantidad de ropa y su colorida variedad confundieron a Hinata en la elección del que sería el obsequio para el primer hijo de su querida amiga medico; Sakura Haruno, debía tener en cuenta que hace poco quedó aclarado que se trataría de un varón y por lo mismo, las tonalidades femeninas eran descartadas. La cesta que había llenado no convenció su punto de vista de lo que a la fémina embarazada podría gustarle, necesitaba terminar pronto y preparar el almuerzo de su inexpresivo esposo; Sasuke Uchiha, antes de que el reloj marcara las doce.

—¿Comprará algo, señorita?

Por inercia su mirada buscó a la persona que le había hablado y entendió que se trataba de la empleada del local, el respectivo uniforme con la etiqueta de la tienda lo corroboró. Sus pómulos enrojecieron de la vergüenza, la voz no salía de su garganta y la mujer encargada de atenderla subió una ceja, no comprendiendo el repentino ataque de tartamudez que presentó.

—A-aún no me decido.

—Permítame ayudarla —se ofreció de buena voluntad, la chica asintió en un nervioso cabeceo y ella quiso averiguar—. ¿Es una niña o niño?

—N-niño.

—¿De cuántos años?

La Hyuuga vio el nombre en el carnet de su colaboradora y apuntó un estante de vestimenta exclusiva para recién nacidos.

—Oh, ya veo. Vamos entonces, de seguro allá obtendrá algo que le agrade.

—Ella irá conmigo.

La fémina dio media vuelta y agrandó sus perlados orbes al descubrir la seriedad en el rostro de su flamante marido, que extrañándola en silencio optó por ir a buscar la forma de estar cerca de ella, y confirmar que estuviese en perfecto estado. Sasuke no acostumbraba a dejarla sola. Karin, como se hacía llamar la joven pelirroja, sonrió de manera coqueta y contempló embelesada el cuerpo del nuevo cliente que acababa de llegar al centro comercial. Pareciendo a su juicio el hombre más sexy del planeta.

«Justo como me lo recomendó el doctor».

—Acompáñame, Hina —murmuró antes de coger la mano de su conyugue, ella quiso negarse pero ya él la guiaba al pasillo de biberones, sujetándola con suavidad—. Sé que podemos regalarle.

—P-pero la muchacha… —balbuceó.

—No importa.

La atractiva chica oyó el descortés gruñido y arrugó el ceño, viéndolos partir —Es un imbécil.

El aroma a verduras fritas y exquisito sazón a carne condimentada se coló por los orificios nasales del futuro padre que traspasaba la entrada de su hogar, aventó el juego de llaves al sofá color crema y caminó hacia la cocina donde aseguraba estaría su mujer practicando las recetas de postres que le dio en la mañana, mucho antes de acudir a una visita familiar. Su estómago rugió de hambre no saciada, detuvo su andar bajo el marco de la puerta y recostó su cuerpo de medio lado en la pared, mirándole la espalda.

—Huele delicioso, Sakura.

Ella rió en la misma postura. —No exageres.

—Lo digo de verdad, ttebayo.

—Ajá —dijo no muy convencida del elogio.

Naruto relamió sus labios y avanzó hasta abrazarla por detrás —Te extrañé.

—Duraste solo cinco horas en la calle, tonto. Ni que te hubieras ausentado muchos meses.

El rubio olió su rosácea melena —Para mí fueron años.

Haruno revolvió el contenido de vegetales cocidos en el sartén de mango inoxidable, negó con su cabeza y llevó una mano limpia hasta el cabello rubio de su esposo, acariciándolo —¿A qué se debe el romanticismo? Oh, ya sé. Bebiste cerveza en el bar de Jiraiya.

—No.

—Te ganaste la lotería ¿no?

El chico achicó sus celestes orbes debido al cariñoso roce, y la estrechó un poco fuerte entre sus brazos —Sí, Sakura. Tú y este niño —sobó la abultada barriga enterrando la cara en el cuello de su mujer—, son mi premio. La mayor bendición que he recibido desde que nací.

—Lo recalco; consumiste sake.

El caldo de sopa empezó a hervir y ella añadió un puñado de verduras que cortaba de a poco, guiándose de las instrucciones que dictaba la chef en la revista de comidas saludables. Su afectuoso marido le apartó las hebras de la nuca y cerrando los parpados, aspiró de golpe su perfume. Dando a sus piernas unos calambres terribles.

—Olvidé aplicarme la loción —reconoció mientras meneaba con una larga cuchara el humeante liquido espeso de una olla plateada.

—No es necesario, sabes que tu olor natural me encanta.

La medico se ruborizó —Contrólate, Naruto. Shinachiku puede oír y…

—Mejor, así sabría el inmenso amor que su papá tiene por mamá.

—Sí nuestros amigos te escucharan creerían que el embarazado eres tú y no yo.

El joven soltó carcajadas por el chiste y esparció duraderos besos en la ahora roja mejilla de la fémina —No me avergonzaría en lo absoluto.

Fue inevitable que ella apoyara las palmas encima del mesón y se rindiera al tibio toque. —Serás el responsable de que el almuerzo no quede listo.

—No hace falta que prepares eso, ya tengo en mente lo que comeré.

Sakura sintió un nudo atorado en su garganta —¿Q-qué?

—Vamos a la sala.

El joven empresario le tomó de la muñeca y la condujo al lugar que mencionó, su conyugue en pleno trance y divagación no captó lo que decía mientras la hacía caminar, y una vez que estuvieron allí, las pervertidas ideas que cruzaban su cerebro terminaron en el bote de la basura. Él la liberó de su agarre y señaló unos tazones acomodados en medio de la mesa principal, sitio de reunirse para compartir anécdotas cuando finalizaba su jornada de trabajo.

—Ramen —musitó la médico.

—Encargué distintas porciones a Teuchi y Ayame, no logré evitar las ganas de pasar a recogerlos.

Una tierna sonrisa adornó el femenino rostro, mirándolo —No cambias de platillos, eh.

—Te ahorré la tarea de cocinar —usó como excusa para que la pelirrosa no lo cogiera a puñetazos. Conocía a la perfección las quejas que emitía en relación al excesivo consumo y su obsesión por no abandonarlo, pero afortunadamente hoy no ocurrió. Haruno afirmó en un cabeceo y se sentó en la silla que le daba el frente, alzando la vista en varias ocasiones que él no percató.

Adoraba la alegría que lucía Naruto.

Incentivada por el desbordado afecto que la cercanía de su rubio esposo despertó, la fémina introdujo sus delgados dedos en el cuero cabelludo ajeno mimando de manera suave y delicada las rebeldes hebreas que se enrollaban en su pálida piel, echándolas hacia delante. Cubriendo casi toda la zona superior de la masculina cara.

—Conversé un rato con Menma —informó de repente el muchacho, teniendo la cabeza recostada en su inflado abdomen.

Ella sostuvo la mirada fija en el techo de la habitación, y contestó: —Imagino que rechazó la invitación. Sabemos que no le interesa presenciar el nacimiento de nuestro bebé.

—Ese idiota ha recapacitado, Sakura-chan. Estoy seguro que irá.

—A veces me impresiona tu grado de optimismo.

—Y a mí como has podido aguantar nueve meses con semejante peso —se burló en estruendosas risas que a la médico le sonaron reales y contagiosas, haciendo que compartiera su contento ánimo.

—Tonto —Hizo un mohín en sus rosados labios jugando a aparentar falsa molestia—, cabezota. Esto lo hicimos los dos por si lo borraste de tu memoria.

El chico movió sus rubias cejas en una sugestiva declaración —Lo recuerdo, ttebayo. Y aprovechando que entramos en el tema… ¿Cuándo podré hacerte el amor, Sakura-chan?

El calor empañó sus pómulos de un rojo vivo y dándole un sonoro coscorrón a su marido, respondió —Compórtate, atolondrado. El niño oye tu voz.

—Auch —frotó el chichote de su cráneo observándola a escasos centímetros de distancia, la especialista en pediatría no se percató del momento en que juntó sus narices y suspiró contra su boca—. Llevo guardando las energías desde tres meses para acá, además, deseo que Shinachiku no juegue solo.

Ella se extravió en los azules ojos del rubio —¿Insinúas que…

—Quiero más hijos, bastantes a decir verdad. Que la casa esté repleta.

—¿Te has vuelto loco? —preguntó en una inhumana mezcla de regocijo e incertidumbre, parando la caricia que empleaba en la melena casi dorada del jovencito—. ¿Pretendes acaso exprimir mis fuerzas al límite?

Una gota grande de sudor resbaló en el cuello masculino —B-bueno, Sakura-chan… no creí que reaccionaras así. Supuse que saltarías de la emoción.

—S-sueño crear una numerosa familia a tu lado pero… yéndonos despacio. Sin prisa —tartamudeó (como rara vez en su existencia), viendo al chico sonreír—, ha sido siempre mi propósito.

—Te amo.

La medico quiso también decirlo en alto pero los carnosos labios del hombre halaron su boca en un encierro de imparable ardor, forzándola a que permitiese acceso total a su húmedo interior que clamaba más de aquella lucha que inició en el breve instante que guiados por la necesidad de pisar terrenos -maravillosamente- conocidos, la lujuria tomó poder de sus movimientos. Se besaban hambrientos, dejando en evidencia la pasión que uno provocaba en el otro.

Absortos de lo que la vida les deparaba.


Nota Final: Siempre termino alargando la descripción de un simple beso, pero es que a mi juicio, el NaruSaku tiene muchas facetas totalmente diferentes. Lo podemos colocar tierno, rudo, o apasionado. Nunca pierde ese toque divertido, y romántico que a la mayoría nos encanta. Lamento que haya sido corto, pero es necesario. Quiero que sientan ese amor que Naruto y Sakura se declaran, para que cuando venga el final, el desenlace les duela bastante. Sí, soy una jodida malvada a la que le gusta imaginarlos llorar por sus creaciones xD Si no ocurre, significa que no hago bien esto. Ustedes me entienden.

Aviso importante para Hanny: Querida, en tus manos está que el siguiente capítulo sea publicado antes de Febrero. Solo pídelo. Ah, y nos olvides actualizar el Fanfic "Entre lo Moral y lo Carnal", joder, sabes que lo dejaste buenísimo. Me muero por saber que pasará.

Perdón si me extiendo mucho en las notas, es que me encanta hablar con ustedes :3 No tengan celos, ni nada de esas cosas. Simplemente quise obsequiar este mini proyecto a la mejor amiga que encontré aquí, y me ha guiado en el duro camino de mejorar.

Su servidora, Dayani-chan.