DISCLAIMER: Yuri on Ice no me pertenece.


Yuuri corrió a su habitación sin importarle las miradas de extrañeza que recibió por parte de otros alumnos. Ya sabía que o bien se debían a que casi los arrolla, o a que estaba completamente empapado.

El joven dio un fuerte portazo para encerrarse y se recargó contra la pared, suspirando pesadamente. El incidente ocurrió durante uno de sus periodos libres al terminar Teoría de la magia con Celestino y tenía uniformes de repuesto para cambiarse. El verdadero problema era…

─ ¿Yuuri?

El aludido se quitó los lentes, todavía con gotas de agua y entornó los ojos para ver mejor. Phichit lo contemplaba con una mezcla de desconcierto y preocupación. Para empeorarlo todo, también pudo divisar a Seung Gil leyendo en su cama, aunque éste apenas alzó la vista, probablemente considerando que su libro era más interesante que su empapado compañero de cuarto. Por el contrario, Phichit se le acercó.

─¿Qué te ocurrió?

─No estoy seguro. Salía de clase, pasé junto a una fuente y de pronto algo me empujó y me caí.

─¿Algo, no alguien? ─cuestionó Phichit. Tras ellos, Seung Gil bajó su libro con disimulo.

─No había nadie más. Fue como una corriente de viento. No me explico de dónde vino.

El moreno frunció el ceño con desagrado y adivinó al instante lo sucedido.

─Esto es obra del séquito de JJ. Un par de sus miembros son magos, me consta porque compartimos clase y sé que la magia de uno de ellos se basa en el viento.

─¿Es porque derroté a JJ ayer? ─Yuuri se sacó la chaqueta y se desabotonó la camisa, cuidando de no dejar su carta al descubierto. Phichit se le adelantó y se dirigió al closet para pasarle otro uniforme─Es que, aunque a sus amigos no les hizo mucha gracia, no me dio la impresión de que él se lo tomara "tan" mal.

Rememorando los eventos del día anterior, todo iba relativamente perfecto hasta que Viktor mencionó a Minako. Yuuri gruñó por lo bajo. Acababa de recordar que estaba enfadado con el profesor Nikiforov.

"Torpe, muy tonto y egoísta" lo insultó desde sus pensamientos, si bien su ira menguó al visualizarlo sonriente y elegante usando su traje de maestro, con el cabello largo ondeando y sus hermosos ojos azules.

─ Deberías abrigarte, parece que tienes fiebre─expresó Phichit─ Y el séquito de JJ lo sigue ciegamente. Mucho me temo que te han tomado como nuevo foco para sus "inocentes" bromas.

Yuuri no se mostró impresionado. Lo único que hizo fue dejar escapar un largo suspiro.

─Ya estoy acostumbrado. Esto también me pasaba en casa así que descuida─esbozó una pequeña sonrisa─Estaré bien.

Seung Gil tosió y los otros dos lo miraron. El joven cambió la página de su libro y lo alzó para que le cubriera el rostro. Puesto que se rehusó a participar en la plática, Yuuri y Phichit continuaron.

─En verdad, puedo lidiar con eso─insistió Yuuri, aunque su semblante se ensombreció al sacar del bolsillo de su pantalón un sobre mojado con manchas de tinta. Phichit lo contempló sin disimular su curiosidad.

─¿Carta de tu familia?

─El profesor Celestino me la entregó personalmente. Supongo que ahora deberé escribirles para pedir que me envíen otra porque tuve un accidente y esta se arruinó antes de que pudiera leerla.

─¡Oh, no! ¡Eso sí que no!

Phichit le arrebató el sobre y lo sostuvo entre sus manos con cuidado. El mago se concentró y murmuró un conjuro en tono quedo. Un tenue resplandor verdoso envolvió las manos de Phichit y luego de unos instantes, le regresó el sobre completamente seco. Decir que Yuuri estaba asombrado, era poco.

─Es un hechizo de irradiación de calor, ideal para objetos o prendas pequeñas. Todavía no se usarlo a gran escala, por eso no me ofrecí a ayudarte con tu ropa. La última vez que lo intenté fue en mi turno en la lavandería y le prendí fuego a las sábanas por accidente. Pero creo que lo hice bastante bien esta vez.

Yuuri abrió el sobre y sacó la carta, reconociendo la perfecta caligrafía de su madre. La tinta se había corrido en algunos sitios dejando pequeñas manchas y ciertas palabras borrosas, pero en general era bastante legible.

─Phichit, yo… no sé como agradecerte. En serio, lo aprecio muchísimo.

Para enfatizar sus palabras, efectuó una reverencia que hizo reír al otro.

─¡Ni lo menciones! Y sobre JJ no te preocupes. Si él y sus amigos se ponen pesados… que lo harán─agregó en un susurro─No tendrás que enfrentarte a ellos solo.

─Preferiría mantener un bajo perfil e ignorarlos─opinó Yuuri─Y no tener que recurrir a un maestro, a menos que sea muy necesario.

─No me refería a un maestro. Si hay algo que no tolero, es que se metan con mis amigos.

─¡Ay, no! ─exclamó Yuuri─Por favor, no quiero que te involucres. Odiaría que te metieras en problemas por mi culpa.

Seung Gil resopló para camuflar una risa. Por unos breves segundos, el siempre serio y reservado muchacho centró su atención en ellos y su mirada se encontró con la de un muy divertido Phichit. Yuuri alternó entre observar a uno y otro, confundido.

─Agradezco que me tengas tanta consideración, pero no hace falta─expresó Phichit─Ninguno de ellos puede hacerme nada. De lo contrario… bueno. Digamos que tengo ojos y oídos en toda la Academia.

A pesar de la sonrisa inocente de Phichit, Yuuri sintió un escalofrío. Tras ellos, Seung Gil cambió de página nuevamente.


Yuuri no sabía qué era peor: si lidiar con los enfadados seguidores del príncipe Leroy, o decepcionar a los admiradores de Minako al destrozar sus ilusiones cuando admitía que desconocía las hazañas de su maestra.

Le resultaba imposible explicarse. Minako fue su maestra, convivió con ella desde muy pequeño ¿y nunca se enteró de sus múltiples logros? Por supuesto que era difícil de creer. Algunos jóvenes sólo se marchaban decepcionados, pero otros eran más vocales y lo acusaban abiertamente de ser engreído y egoísta por no querer relatarles nada concerniente a su reclutadora.

─¿Y tú no tenías ni idea?

Yuuri y Phichit realizaban la tarea de Cardología en la biblioteca. El lugar les proporcionaba algo de privacidad y protección tanto del séquito de JJ como de quienes buscaban a Yuuri para averiguar más de Minako.

─Sabía que era importante, sólo no hasta que punto. Ni siquiera me imaginé que fuera amiga de la directora o de los otros maestros.

─Sí, escuché que Madame Baranovskaya trató de convencerla de integrarse al cuerpo académico de Hystoria─le contó Phichit como si no fuera la gran cosa─Ya viste como es. Ella no se rinde fácilmente. Tengo entendido que le insistió por años y obviamente, Okukawa se negó. Jamás creí que existiera alguien más obstinado que la directora. Al parecer me equivoqué.

El de lentes optó por concentrarse en el grueso libro frente a él y garabateó la palabra "Arquetipo", escribiendo debajo "patrón" y "modelo". Si bien su mente se hallaba en otro sitio. Trataba de ponerse en el lugar de su maestra, lo que resultó inútil. No se le ocurría ningún motivo para que ella rechazara un trabajo en una escuela tan prestigiosa y se limitara a enseñar esgrima en un pequeño pueblo como Hasetsu.

─¿Entonces cuál elegirás?

Yuuri contempló a su amigo sin saber qué decir.

─Lo lamento mucho, me distraje un minuto. No fue mi intención… ¿qué me decías?

Lejos de tomárselo a mal, Phichit esbozó una sonrisa y se encogió de hombros.

─Te preguntaba qué arquetipo pensabas usar en la clase. Ciao Ciao nos pidió ejemplos, ¿recuerdas?

De hecho, Yuuri lo olvidó. De modo que procedió a hojear furiosamente el tratado de Cardología, alternando con otro manual más pequeño, un diccionario de símbolos. En medio de su apuro, extendió la mano sin querer, tumbando uno de sus libros de consulta al suelo. Yuuri rodó los ojos y se recriminó mentalmente por ser tan torpe.

─Por suerte nadie te vio y no le derramaste tinta encima─expresó Phichit, muy entretenido─La bibliotecaria se toma muy en serio el cuidado de los libros.

─¿Y me lo dices ahora? ─reclamó Yuuri a la vez que se agachaba para recogerlo.

El volumen se abrió por la mitad al caer y el joven revisó rápidamente que las páginas no se hubieran doblado o maltratado. Pronto, otra cosa acaparó su atención.

El libro contenía ilustraciones preciosas. Se trataba de cuatro siluetas ensombrecidas. La primera figura estaba rodeada de flores, usaba un anillo en forma de rosa, una tiara y sostenía un saquito atado con una cuerda dorada. La segunda llevaba entre sus manos una flauta, hojas verdes flotaban a su alrededor, y tanto su corona como su collar semejaban lianas entrelazadas. En la tercera predominaban espigas de trigo y colores cálidos. Ésta cargaba un cuerno dorado y una banda amarilla decoraba su torso. También usaba una corona y un brazalete. La última figura estaba envuelta en una regia capa azul sujeta con un broche plateado. Además de la corona, portaba un báculo y un espejo.

La inscripción de la imagen decía:

"Las Cuatro Estaciones"

Fascinado, pasó la página y leyó con detenimiento, como si pretendiera grabar cada palabra en su mente. Al dar con una línea en particular, dejó escapar un respingo y soltó el libro para cubrirse la boca con las manos. Nada de eso pasó inadvertido para Phichit, quien se puso de pie de un salto, preocupado por la reacción de su amigo.

─¿Yuuri? ¿Qué te ocurre?

No le respondió. Estaba seguro acababa de toparse con algo increíblemente importante.


─¡Muy bien, clase! Quiero que todos guarden silencio, ¡y espero hayan investigado lo que les pedí!

La voz del profesor Cialdini hizo eco en el aula y unos cuantos estudiantes le respondieron a coro, en tanto que el resto sacaron sus libros y notas.

─¿Quién quiere decirme que es un arquetipo, aplicado a Cardología? ¿Qué tal usted, señor Leroy? Me imagino que si cumplió con la tarea de la directora, debió familiarizarse con el término.

─Sí, profesor─contestó el príncipe en un tono educado evidentemente forzado, y se puso de pie en medio de algunas risitas y murmullos─Un arquetipo se define como un modelo o prototipo base. En Cardología, es un tipo de rol específico que comparte unas determinadas características definidas.

─Respuesta correcta, aunque calcada palabra por palabra del volumen tres del Tratado de Cardología. Para la próxima intente comprender lo que lee, no sólo lo memorice─ lo reprendió Celestino, y le hizo un ademán para que se sentara─¿Alguien tiene un ejemplo listo?

Prácticamente las manos de todas las chicas del salón se alzaron. El maestro rió, como si ya se lo esperara y señaló a un par de ellas.

─¡La princesa cubierta de cenizas!

─¡La princesa en harapos!

Ambas chicas intercambiaron una mirada cargada de extrañeza. Celestino chasqueó los dedos y tres largos pergaminos se desenrollaron y quedaron flotando frente al pizarrón. Representaban las cartas de tres mujeres que poseían un lazo rojo, la marca de un alma gemela. La primera era una Reina de corazones que sostenía entre sus manos una zapatilla de cristal, la segunda pertenecía a los diamantes y mostraba el bordado de su kimono, un motivo curioso que evocaba al esqueleto de un pez. La tercera, era la carta que más resaltaba. También era una reina, pero de espadas, y al contrario de las otras dos, se distinguía por portar una armadura y un escudo. Para subrayar las diferencias, era una carta rota.

─Han mencionado dos de los nombres más comunes del mismo arquetipo─explicó Celestino─ La princesa en harapos o cubierta de cenizas, es el rol comúnmente designado a una chica de origen humilde cuya carta invariablemente tiene las siguientes características:… ─una tiza se elevó y comenzó a escribir─Deben ser Reinas, contener un lazo rojo y que uno de los elementos individuales de la carta sea la clave para que supere la prueba con la que serán reconocidas.

─Pero una de ellas tiene una carta rota─observó una de las chicas─Eso quiere decir que… ¿murió?

─A pesar de las semejanzas y que comparten el mismo arquetipo, deben recordar que cada historia es diferente. Las dos primeras imágenes corresponden al… ¿cómo le dicen? Ideal "y vivieron felices para siempre" ─mencionó el maestro, obteniendo algunas risas de sus alumnos y suspiros por parte de las ilusionadas jovencitas─Conocieron el amor tras una vida repleta de penurias, se casaron con él y gobernaron sus tierras con justicia y sabiduría. En el caso de la tercera, su reino se hallaba en guerra con una nación vecina. Ella era una simple granjera que se alzó en armas para defender a su pueblo. El rey se impresionó por su habilidad para el combate y se enamoraron. Ella murió en batalla, dos meses después de dar a luz. Su muerte fue el catalizador necesario para inspirar a la gente y repeler a los invasores, con lo que ganaron la guerra.

Celestino hizo una pausa. Un pesado silencio se instaló en los presentes y el hombre buscó con la mirada a dos de sus estudiantes, un chico y una chica sentados en el centro.

─El nombre de esa princesa, o mejor dicho, guerrera en harapos era Esperanza Crispino.

Michelle sonrió con orgullo y se giró para contemplar a su hermana. Ella asintió con solemnidad.

─No me cabe duda que seguirán sus pasos y harán grandes cosas por su reino. En fin, ¡prosigamos! ─el profesor aplaudió y los pergaminos se enrollaron y se acomodaron ordenadamente en el escritorio─¿Alguien tiene más ejemplos de arquetipos?

Yuuri, que se había mantenido callado desde que la clase comenzó, de pronto reaccionó y alzó la mano tan rápido como una flecha.

─¡Invierno!

Todos, incluyendo al mismo Celestino, se mostraron confundidos por el repentino grito. Por suerte Yuuri estaba demasiado concentrado como para notarlo. Tenía el ceño ligeramente fruncido y sus ojos brillaban con determinación. Al cabo de unos segundos, el profesor soltó una estrepitosa carcajada, y fue lo que lo devolvió a la realidad.

─¡Muy bien, muy bien! ¡Excelente! ─halagó el profesor─Iba a hablarles de las Cuatro Estaciones hasta mucho después. Ya veo que investigaste por tu cuenta, ¡me agrada ese nivel de dedicación!

Consciente de que su entusiasmo lo dejó en evidencia, se encogió sobre sí mismo. Alcanzó a oír algunos cuchicheos y no requirió voltear para comprobar que provenían del grupo de seguidores de JJ.

─¿Profesor?

Una jovencita de largos cabellos negros recogidos en una trenza alzó la mano con timidez y Yuuri reconoció a la chica que hubiera participado durante su primera clase de Cardología.

─Es que… yo pensé que las estaciones siempre eran criaturas─prosiguió ella─Como hadas, sirenas y… eso.

─Las Cuatro Estaciones son realmente fascinantes. Tiene razón, señorita Wu. Fue así hasta hace unos seiscientos años─asintió Celestino─ Otoño fue la primera estación encarnada en un humano. Desde entonces, los lectores hemos logrado identificar las características propias de las cartas que designan a las estaciones encarnadas.

Yuuri contuvo la respiración y se inclinó ligeramente hacia adelante. Si era como creía, eso significaba que…

─Dichos individuos deben ser capaces de emplear la magia, o poseer una habilidad innata. Si bien pueden ser tanto espadas como tréboles, diamantes o corazones, en el caso de Primavera, Verano y Otoño dada su importancia sus cartas siempre son Reyes o Reinas.

El de lentes asintió como si el maestro se dirigiera exclusivamente a él. El libro decía lo mismo, y también, otro detalle un tanto más problemático.

─Con Invierno es complicado. Si bien posee el mismo nivel de las demás estaciones, o inclusive un rango superior, su carta es una Sota.

El impacto de la revelación fue tal, que algunos alumnos dormidos al fondo del aula despertaron. Otros respingaron, alarmados y unos cuantos más intercambiaron miradas y se pusieron a comentar en voz baja. Yuuri, por el contrario, permaneció imperturbable.

─Naturalmente, hay otros elementos en las cartas que se deben considerar junto con lo que ya mencioné…─Celestino hizo una pausa─Pero eso lo estudiaremos en la lección correspondiente.

Murmullos de decepción recorrieron el salón. El profesor sonrió.

─Si tanto les interesa, la biblioteca está repleta de libros del tema─más murmullos de decepción─¡Bueno! Investigar por su cuenta no los matará. ¿Alguien más quiere participar?

La lección se desvió hacia otros puntos, más no así la mente de Yuuri. Para él todo estaba claro. Si era como sospechaba, y estaba casi seguro que tenía razón, había conocido a la encarnación del inverno.


─No sabía que te interesaba tanto la Cardología.

La clase eventualmente concluyó. Yuuri y Phichit caminaban juntos y el primero recibió otra felicitación de Celestino por su dedicación al abandonar el aula que le hizo sonrojarse.

─En mi pueblo no es algo muy común. Hasetsu es tan pequeño que ni siquiera contamos con lectores─explicó Yuuri, ocultando exitosamente los motivos por los que dicha materia era tan atrayente─Todo esto me resulta fascinante y quisiera aprender lo más posible.

Phichit asintió y abrió la boca para decir algo, pero su atención se desvió cuando alguien pasó junto a ellos.

─Seung Gil. Tienes horas libres, ¿no? ─lo llamó en tono jovial, y el otro apenas y ladeó el rostro para mirarlo─Debo trabajar en el huerto, ¿y si acompañas a Yuuri hasta su siguiente clase?

─Ah… sí─el de lentes se obligó a sonreír para mantener sus nervios a raya─Es Comercio. Me encantaría que fueras conmigo. Podríamos hablar en el camino de… pues… lo que sea.

─No puedo, estoy ocupado─respondió el joven cambia formas en tono cortante, y aceleró la marcha para dejarlos atrás.

Phichit suspiró con desgano y Yuuri le dio un par de palmaditas en el hombro para consolarlo. En verdad admiraba su persistencia y su determinación a no dejar solo a Seung Gil.

─Si vas al aula de Comercio, te recomendaría tomar otra ruta─aconsejó Phichit, recomponiendo su actitud alegre de costumbre─La principal pasa por uno de los jardines que a JJ y su grupo les encanta frecuentar y no sería conveniente que fueras por ahí solo. La alternativa es ir por los establos. Es más larga, aunque puedes acortar por el campo de equitación. Eso sí, verifica que no lo estén usando.

Yuuri se agradeció y partió por su cuenta. La lección con Celestino le había dejado demasiadas cosas en las qué pensar, por lo que agradecía contar con un poco de tiempo a solas para ordenar sus ideas: las Cuatro Estaciones, hielo, Sotas…

"Viktor…"

Era obvio. Viktor se estaba protegiendo. Cualquiera podría deducir en base a su habilidad innata que su destino era convertirse en Invierno y qué carta poseía, con lo que Viktor terminaría etiquetado como una Sota y un villano, viéndose continuamente marginado y maltratado. ¿Quién en su sano juicio querría algo así?

"Pero, ¿por qué la carta de Invierno es diferente a las otras estaciones?" se preguntó Yuuri "En verdad, ¿Viktor será una Sota?"

Conocer la carta de Viktor le daría la respuesta definitiva, claro que averiguarlo no sería tan fácil. Después de todo, se trataba de información privada y muy personal. La academia debía guardar registros o archivos con dichos datos, sin embargo en su primera conversación el profesor Cialdini le aclaró que estaba bien resguardada, por lo que era imposible sólo pedir que se la proporcionaran. Ni hablar de consultarlo con el mismo Viktor. Durante su viaje, evitó por todos los medios mostrarle su carta y por cómo discutieron en esgrima, claramente éste iba a mantener su secreto a toda costa.

Un pajarillo trinó y descendió hasta posarse con total tranquilidad en el hombro de Yuuri. Se trataba de un pequeño petirrojo.

─Hola. Veo que no te da miedo acercarte a los humanos─saludó al ave, acariciando con cuidado su cabecita.

El petirrojo batió sus alitas y emprendió el vuelo nuevamente, revoloteando en círculos a poca distancia de donde el joven lo observaba cautivado. Al cabo de unos minutos y tan inexplicablemente como llegó, se marchó. Yuuri esbozó una amplia sonrisa. Esa pequeña intromisión le ayudó a despejar su mente. Empezaría por lo más básico: seguir el consejo del profesor Celestino e investigar por su cuenta.

Una campana resonó a lo lejos y lo puso sobreaviso. Ya se le había hecho tarde.

Definitivamente, visitaría la biblioteca después de sus clases.


Luego de Comercio, Yuuri tuvo una hora de Danza y dos horas de trabajo en la cocina. Esto último implicó un periodo de tiempo muy incómodo al lado de Seung Gil en el que todos sus intentos por socializar o entablar una conversación fueron cortados por el cambia formas. Lo único bueno fue que Blanca, la cocinera, le dio un par de rollos de canela recién horneados. Instintivamente, él dudó en aceptar, pero ella insistió.

─Eres un joven en crecimiento y como tal, debes alimentarte bien.

Con lo cual terminó por convencerlo. Yuuri pensó en pasar a su habitación para descansar un poco antes de recluirse en la biblioteca. Si el profesor Cialdini estaba en lo cierto, tendría mucho material qué revisar.

Una ardilla bajó corriendo por el tronco de un árbol y al igual que el petirrojo que encontrara más temprano, se le acercó, quedando apenas a unos cuantos centímetros de él. El joven se enterneció ante el animalito tan adorable y le arrojó un trocito de pan que la ardilla recibió con gusto. ¿Quién se hubiera imaginado que los animales en Hystoria eran tan amiga…?

Una serie de gritos lo asustaron al punto de hacerle pegar un brinco. A su lado pasaron corriendo un trío de chicos a quienes reconoció como amigos de JJ, perseguidos por una bandada de aves que los atacaba sin la menor consideración.

─Vaya, parece que me preocupé por nada.

─¿Phichit?

La ardilla corrió hacia el recién llegado, quien se agachó para recibirla, y trepó por su brazo hasta llegar a su hombro.

─Ya decía yo que estaban demasiado calmados. Por supuesto, tarde o temprano intentarían algún truco sucio─se indignó el moreno─Por suerte mis amigos estaban al pendiente.

─¿Tus amigos? ─repitió Yuuri, confundido.

Phichit sonrió y se llevó los dedos índice y medio a los labios, emitiendo un agudo silbido. Segundos después, el lugar se llenó de animales. Más ardillas, ratones y hasta un mapache, junto con aves entre las que se distinguía un pequeño petirrojo.

─¡Oh, claro!─recordó de pronto─Entendiste a Seung Gil en su forma de lobo. Tú… puedes hablar con los animales. Por eso me dijiste que tenías ojos en toda la Academia.

─Mi magia se basa en la naturaleza. También aplica con las plantas, pero todavía no logro controlarlo del todo─confesó apenado y dos pajaritos azules se posaron en su cabeza─Ellos son muy eficientes y no piden mucho a cambio. Únicamente que seas amable y un poco de pan.

Unos ratones se pararon frente a Yuuri y él, adivinando lo que querían, le ofreció un rollo de canela a Phichit y después procedió a arrancar trocitos del suyo, para alimentarlos.

─Pues, me parece en verdad extraordinario─expresó Yuuri, permitiendo que el petirrojo volara hasta su mano─Tu magia es maravillosa.

Ciertamente, entre más convivía con Phichit, más se convencía de que era una persona excepcional y agradecía tenerlo como amigo. Sin duda, su carta debía corresponderse con sus dones y ser tan única fascinante como éstos.

"Un As, seguramente. O tal vez un…"

─¡Phichit!

La repentina exclamación asustó a los animales, que salieron huyendo despavoridos. El desconcierto del mago era más que evidente.

─¿Ocurre algo malo, Yuuri?

─Necesito un favor. ¿Podrías podrías ayudarme a averiguar una carta?


NOTAS FINALES

Dirán que no tengo vergüenza: ¿tanto tiempo sin actualizar y lo dejo en cliffhanger? Sí, yo sé que soy muy mala persona XDDD

Teorías:

Phichit es:

a)Un hada. Escriban sí o no.
b)Una princesa Disney. Escriban cual.
c) Otra posibilidad?

¿Algo que quiera comentar acerca de Viktor?

Si leyeron hasta aquí, muchas gracias!