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¿Será el final?

"Es necesario que yo muera por mi pueblo, pero mi espíritu se levantará de la tumba, y el mundo sabrá que yo tenía razón"

Pocas veces en la historia de la humanidad, un pueblo había dado tanto, para obtener tan poco a cambio, una dádiva merecedora solo del más pueril y degenerado de los hombres, del más criminal y con seguridad del más monstruoso. Alemania, la nación de los mejores científicos, filósofos, poetas y músicos más grandiosos que ha concebido la especie humana, se ha visto sumergida en un océano de penurias y carencias. El enemigo, el cual puede hacer alarde de su brutalidad, ha mancillado el tejido social de la madre patria y ha puesto sobre la tierra predilecta de la raza aria la bota de la conquista y exterminio absoluto del pueblo alemán. ¿Cuántas veces habré golpeado el mapa sobre mi mesa, exigiendo soluciones? No lo recuerdo, pero si recuerdo los rostros de mis generales y lugartenientes haciendo malabares con patéticas excusas, tal como los gitanos hacen malabares con los cuchillos. Si en junio de 1940, después de haber salido del vagón del armisticio francés, me hubieran dicho que todo culminaría de una manera digna de una tragedia griega, quizá hubiera optado por una guerra tan despiadada como la que hoy me ofrecen los bolcheviques y americanos, puesto que mientras que el primero le arrebata la virtud a la mujer alemana, el otro se encarga de privar al joven hitleriano de toda esperanza de vida, ya que no hay suficientes refugios para los bombardeos. Estoy seguro de que el señor Churchill debe estar riéndose sobre su cómoda silla con rueditas en Londres, mientras se soba esa panza alcohólica y llena sus pulmones del venenoso tabaco; es una pena que eso lo mate antes que un pelotón de fusilamiento de la Wehrmacht. Sin embargo, le espera un amargo despertar a nuestros amigos ingleses, los pueblos del este solo aparentan ser civilizados, han interpretado ese papel durante muchos siglos desde las primeras aspiraciones de Pedro el Grande, pero en algún momento la mascará que cubre su verdadero rostro caerá por su propio peso ¡Y el mundo sabrá que Alemania y su Führer tenían razón! Los soviéticos son un mero instrumento del judaísmo, sus fieles perros de ataque, no sé cuando soltarán la correa, pero sé que Alemania ha sido un buen campo de entrenamiento para poder lidiar con el resto de Europa. Serán las futuras generaciones quienes presencien el apogeo definitivo del hombre ario, cuyo destino dado por la providencia es la de vencer el mal: El judío internacional y sus aliados.

Mi cuerpo halló los limites propios de un simple mortal, pero no así mi voluntad, de ahí que continúe desempeñando mis labores de Führer de todos los alemanes hasta el ultimo segundo, cuando la esperanza se vio sumergida definitivamente en las negras aguas del infortunio y la decadencia. Sin embargo, mi lucha, sin que yo lo esperase, adquirió una forma que bien pudo ser articulada por el mismisímo Morfeo, dios de los sueños, puesto que lo inconcebible ha logrado irrumpir en la realidad. Esa es la única manera en que me explico que pueda escuchar a un poni hablar.


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¡Hola! Este fanfic está inspirado en el libro de Timur Vermes "Ha Vuelto" (en alemán Er Ist). Esta historia está a prueba, por lo que dependerá del nivel de visitas y reviews su continuación. De ahí que el primer capítulo sea tan corto, a manera de extender una invitación a todos ustedes, estimados lectores. Cada capítulo tendrá una frase del Mein Kampf. exceptuando este capítulo, el cual empieza con una frase de Hitler que data del año 1945.

Siéntanse libres de corregir cualquier falta ortográfica, gramatical, coherencia o cohesión. Siempre será bien recibido de mi parte, además se los agradecería.

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