Ok... éste es el último capítulo!
De verdad muchas gracias a todos los que leyeron y me dieron ánimo para continuar!
De verdad que estoy muy agradecía con todos ustedes!
Espero que lo disfruten!
Así pasó un mes. Yendo y viniendo de un apartamento al otro.
Y lamentablemente también teniendo que acostumbrarse a usar gorro y mascarillas de enfermo para poder evitar a los paparazzis que seguían acosando a Uravity.
Poco salía de ella en las revistas de héroes desde que había anunciado su retiro como Pro héroe, pero la habían acosado durante una semana en la que Katsuki negó rotúndamente ir a su apartamento con su hija y exponerla nuevamente, por lo que la morena era quien hizo las visitas hasta que el asunto logró calmarse, ya que los periodistas no tenían más material para aumentar el fuego que se estaba apagando.
También estaban los amigos que iban y venían. Tsuyu les visitaba en el apartamento de Uraraka y Kirishima y Mina solían aparecer los fines de semana en el de Katsuki, por lo que la vida de Minose se había vuelto un poco problemática, la pobre quedaba exhausta sobre el sillón luego de reír y parlotear tanto. A veces eran ellos quienes iban a las respectivas casas de sus ex compañeros.
Esa noche estaban sólos en el apartamento de Katsuki, viendo una película cuando sobre su hombro sintió un peso, Minose había quedado dormida por lo que automáticamente la acomodó sobre sus piernas y él hizo lo mismo con las piernas de la pequeña. Entre los dos compartían una complicidad sobre su hija y las cosas se estaban volviendo agradablemente monótonas.
Terminando la película, Ochako activó su quirk y él la tomó en sus brazos con cuidado para no despertarla. La dejó en su cama arropada y se dirigieron a la cocina.
-¿Quieres un té?-Preguntó ella como si estuviera en su propio hogar.
-No.- Le respondió abriendo el refrigerador.-Prefiero esto.
Una lata de cerveza bien fría era sostenida en su mano mientras sacaba unas papas fritas de la despensa.
-Aún queda de esta porquería dulce que comes a veces- Alzó la caja de mochi que ya estaba abierta.
-¡Perfecto!
Se sentaron a ver las noticias uno al lado del otro en el sofá. Ella tenía las piernas recogidas sobre el sillón y él estaba recostado con el brazo sobre el respaldo, cuando salía en la pantalla una mujer con poco maquillaje y bien vestida que informaba sobre uno de los recientes acontecimientos del mundo de los Pro héroes: "Deku comenzaría a dar un curso sobre heroísmo en la UA dos veces por semana".
Y por primera vez desde que se habían vuelto a ver que ella no se encogía ante la visión del peliverde. Katsuki la miraba de reojo con la lata en los labios mientras ella se llevaba a la boca un poco de mochi.
-Nunca me dijiste por qué terminaron con el imbécil de Deku.- Habló sin pensar mirando de vuelta a la pantalla.
Ella, sorbiendo su té, actuó como que no se sorprendía y evitó mirarle.
-No es algo que me agrade recordar.
Y el tema quedó zanjado.
Aquello que tenían, esa cosa tácita que no querían nombrar estaba cobrando vida, ese sentimiento de complicidad, de agrado mutuo, crecía y a veces se apoderaba de ellos, como venía haciendo hacía un tiempo. Un roce, una mirada, alguna palabra dicha sin tanta maldad, o una broma dicha en el momento adecuado, todo ello estaba floreciendo cada vez que la hija de ambos se quedaba dormida y compartían un momento a solas, momentos como aquél, en donde Uraraka se acomodaba un poco más hacia su derecha y él bajaba el brazo del respaldo para apoyarlo en su hombro, o momentos como las mañanas en las que ella se quedaba, cuando debían apurarse para preparar el desayuno y un roce de manos y una mirada cómplice hacían que sus mañanas fueran intensas.
Minose por su parte jugaba a ignorarlo. Tampoco hablaba sobre lo que observaba a veces, u ocultaba su risita preciosa cuando ellos se molestaban a propósito y alguno terminaba riendo para dar la lucha por finalizada. No quería ser ella quien reventara la burbuja.
Tampoco Katsuki sabía cómo había comenzado aquello, simplemente se dió y antes de que pudiera retractarse, había empezado a agradecer cuando ella llegaba con mercadería para que los tres almorzaran o se quedaba hasta más tarde y él la acompañaba una parte del trayecto hacia su apartamento. Las conversaciones no eran molestas y era interesante cuando lograban sostener un debate sobre algún tópico de interés común.
Uraraka agradecía su intrínseca caballerosidad, que por más mal hablado que era, tenía gestos que la desconcertaba. Que ahora en su despensa hubiese las golosinas que a ella le gustaban, que no se quejara de su cepillo de dientes en el baño y que a veces ella se quedara en su hogar a dormir y al día siguiente no se quejara más allá de alguna broma casual sobre lo oportunista que era.
Cuando sintió sus párpados pesados se acomodó un poco y él movió su brazo un poco para que no le molestara, pero ella volvió a acomodarlo donde estaba y sintió como su brazo tensaba y destensaba los músculos donde le tocaba.
-Eres gracioso - Comentó recostando su cabeza contra su pecho mientras soltaba una pequeña risa.
-No veo la gracia -Respondió estrechándola un poco más.
-Dices que no te importan cosas que sí, pero aún así eres sincero cuando algo te molesta - Cerró sus ojos y dejó que el sueño hablara por ella. El calor contra su espalda era muy agradable -Te irritas con facilidad, pero cuando se trata de Minose, tienes la paciencia de un santo.
-Es mi hija - Respondió como si no estuviera claro -¿ Acaso quieres que le grite y la insulte como a cualquier extra?
-No me refiero a eso, tonto -Volvió a reír a lo que él le pasó el brazo por el cuello y simuló ahorcarla.
-Mejor cállate, cara redonda.
Era entretenido. No era necesaria la etiqueta ni los buenos modales con ella, simplemente era él mismo. Antes de que ella pudiera siquiera hacerse la ahorcada como hacía a veces, bajó el brazo hasta la cintura de la morena y de un movimiento que a cualquiera le podría haber significado un esfuerzo, la levantó y se paró en el mismo esfuerzo. La pasó por su hombro como si fuera un bulto a lo que ella soltó un grito agudo.
-Deja de gritar, estúpida -Le susurró de forma agresiva sin sonarlo completamente - Vas a despertar a todo el edificio.
-¡Me asustaste!- Respondió luego de llevarse las manos a la boca.
Como estaba mirando hacia atrás, no logró ver cómo sonreía con malicia ante el alboroto. Se dirigió a su cuarto y la dejó caer sobre la cama.
-¿Qué crees que estás haciendo?-Estaba un poco confundida y que él se pusiera a buscar algo en su armario no le ayudaba a esclarecer nada.
-Es tarde y me da bastante flojera encaminarte a tu hogar -Le arrojó una polera negra y unos short de entrenamiento -Cámbiate y durmamos de una buena vez.
Katsuki salió un momento para darle tiempo para cambiarse, a lo que ella se demoró unos segundos en reaccionar y lo hizo de forma automática. Estaba acostumbrada a que fuera brusco con ella, pero esto era extraño, no era brusco ni agresivo, se sentía más como compañerismo, complicidad.
Dejó su ropa en una de las sillas y se sentó en el borde de la cama en el momento en el que él entró con una sudadera y otros shorts de franela. Se encaminó a la cama sin decir nada y se metió dándole la espalda.
¿Que acaso ahora se estaba arrepintiendo?
Ignoró la extraña sensación que le causó aquello en el estómago y se metió en el lado contrario de la cama, mirando hacia el techo.
El aroma que emanaba del lugar era reconfortante, le hacía sentir como si la protegiera. Un olor muy masculino que impregnaba todo su olfato, haciendo que recordara la última vez que se había sentido así.
-Deku… él sabía.-Mencionó de la nada sintiendo que los ojos le picaban.
Katsuki se volteó de inmediato sin importarle si lo hacía de manera brusca; quedó con la espalda en la cama y solo volteó el rostro para mirarle.
Esperó un momento a que continuara, pero parecía muy ensimismada en sus pensamientos. Se volteó completamente para quedar de frente a ella.
-¿Qué es lo que el idiota sabía?-Susurró para que le mirara un poco.
Ella no volteó mas soltó un suspiro y comenzó a jugar con sus dedos. Sincerarse de la nada no siempre era buena idea, menos con ese hombre, que no le dejaría en paz hasta que terminara de contar lo que ya había empezado.
-Sobre Minose.-Sentía esos ojos carmín atravesarla, pero no quería enfrentarlos.- Cuando despertó del coma, nuestra relación no era la misma. Yo no podía aguantar que me tocara, e incluso una vez que… que intentamos… Ah, una vez que intentamos tener relaciones, terminé sangrando, ya que no podía dejar de sentirme culpable. ¿Sabías que hay un nombre para eso? Se llama vaginismo, y eso sólo ayudó a que todo empeorara.
Bakugo sintió cómo se estremecía y sintió ganas de tocarla, de hacerle sentir que él estaba ahí. Estiró una mano y la colocó sobre una de las de ella, haciendo que girara el rostro para mirarlo con los ojos llenos de lágrimas. En silencio le dio un apretón para que siguiera si es que estaba cómoda.
-Cada día peleábamos más. Él no entendía por qué yo reaccionaba así, y por qué en la mitad de la noche me despertaba gritando o llorando, hasta que ya no pudo más y volvió a la casa de sus padres por el fin de semana, pensando que así las cosas mejorarían.- Jugueteó con los dedos contrarios y sintió que le respondía.- Cuando volvió ese domingo, se desató todo. Volvió extraño y ni siquiera me saludó cuando llegó, la pelea comenzó de inmediato y cuando pensé que sólo me estaba regañando por la carencia de afecto, me mostró una fotografía en su celular. Eras tú caminando a la casa de tus padres con Minose en brazos. Aún recuerdo sus ojos castaños mirándote con afecto.
Una sonrisa se le escapó ante el recuerdo y con la mano libre se limpió el rostro.
-Rompí en llanto y le conté todo, cómo había dormido contigo, cómo había quedado embarazada sin saberlo, y cómo había tenido un parto prematuro y sin que nadie lo supiera, cómo llegué a tu departamento un día y te había entregado a mi hija y escapado como una cobarde. Todo. También le conté cómo no tenía dinero ni para comer, de cómo había sufrido todos los problemas del posparto de la manera más silenciosa posible, de cómo tenía que sacarme leche para prevenir la mastitis, ya que mi cuerpo no quería asumir que no estaba amamantando. Y él comenzó a alejarse, a mirarme como si fuera lo más horrible que había visto, y así mismo me sentía, la verdad. No lo culpo, sabes… Sólo le agradezco que no lo divulgara y que se encargara de la prensa al anunciar nuestra ruptura. Nunca más volvimos a hablar y ya lo otro es historia…
Silenciosas lágrimas seguían cayendo desde sus ojos y terminaban en la almohada. Katsuki se acercó un poco y la abrazó. No era que sintiera lástima por ella, sabía que era una mujer fuerte y que había cargado con sus decisiones y culpas lo mejor que podía, pero eso no significaba que le gustara verla llorar. Uraraka pasó su brazo por su cintura y enterró la nariz en su pecho ¿Quién diría que el mismo Bakugo Katsuki, a quien había dejado solo con todo para que se las arreglara por sí mismo, era quien ahora le estaba consolando?
Pero al fin se sentía libre de esa presión, de ese secretismo. Suspiró y se separó un poco para mirarlo, mas sus ojos estaban perdidos, no miraba nada en específico, sólo procesaban la información que había recibido.
-¿Hay algo que quieras decirme?-Acarició su nariz para llamar su atención.
Esa cercanía, ese afecto que estaban compartiendo no era nuevo, pero la intimidad de estar en su cama, abrazados de esa forma, hacía que su corazón se acelerara. Y en el momento en el que él bajó la mirada a sus ojos, sintió cómo el corazón del rubio latía a la misma velocidad. La punta de sus orejas se volvieron un poco rojas, las cuales diferían un poco con la sonrisa socarrona que enmarcaba sus labios.
-Así que no lo has hecho desde nuestra última vez.
El shock que sintió, seguido de un rush de calor subir por su cuello, la dejó asombrada y avergonzada al mismo tiempo.
-¿Te confieso mi más amargo recuerdo y tú lo único que rescatas es que no me he acostado con nadie más que contigo?
Casi se levanta de la indignación y la sangre palpitando en sus mejillas, pero un brazo le afirmó de la cintura y la atrajo un poco más hacia él. Llevó sus manos a su pecho para alejarse lo que más podía, pero era en vano. Con la mano disponible, Katsuki levantó su mentón y la obligó a mirarlo.
Si su corazón no se detuvo por completo, seguro que se saltó varios latidos.
Su sonrisa, aún altiva, mostraba lo agradable que había sido enterarse de eso ¿Es que acaso el orgullo de los hombres siempre iba de la mano con quien se llevaba el último artículo de la tienda? Porque así era como se sintió por un momento.
Se mordió el labio inferior y logró separarse un poco más de él para así mirarlo más de frente.
-No te llenes tanto sólo por eso, créeme que no fue por ti.- Estaba un poco molesta, aunque no admitiría que su sonrisa hacía que se le escapara una también a ella.
-No me estoy llenando de nada, tonta.- Le respondió aprentándole un cachete.- Sólo… que es agradable saberlo, nada más.
-Para tí será agradable.
Y con toda la intención de levantarse, se apoyó en el colchón y se sentó, dándole la espalda.
Dejando de ver ese rostro hipnotizador, la pena le estaba volviendo a abarcar. Si no salía de allí iba a terminar llorando nuevamente.
Recordó el momento en el que la doctora le informó, que por muy deseosa que pudiese llegar a estar, el vaginismo no era algo que tomar a la ligera. No se trataba de nada físico, si no más bien amarras al pasado, a la tristesa y a los miedos que aún no podía dejar ir, de lo que no podía perdonarse y de lo que hacía que llegara a odiarse por haber hecho.
Su estomago se retorció y llevó una mano al lugar para detener las nauseas. Eran diferentes a las que tenía cuando sobrepasaba su peso máximo usando su quirk, eran dolorosas y hacían que le doliera hasta la espalda.
El movimiento sobre la cama llamó su atención y sintió cómo dos brazos la abrazaban y apoyaban su espalda contra el pecho del rubio. Acarició su vientre y besó gentilmente una de sus sonrojadas mejillas.
-Ven, será mejor que descanses.
Obedeció casi sumisamente el dejarse arrastrar por esa fuerza que tenía en sus palabras, cargadas de un hechizo que era imposible resistir.
Apoyada contra esa protección que él le irradiaba, quedó completamente dormida en sus brazos, dejando atrás la pena y las lágrimas.
Uffff!
Sí! Así decidí terminarlo! hahahaha aunque tengo un borrador para un epílogo que no estoy muy segura aún de subirlo... creo que lo corregiré y lo subiré dentro de esta semana =) (sí, aún creo que podré hacerlo esta semana) El tiempo ha pasado volando! Y de verdad que estoy agradecida de la paciencia que me han tenido para las actualizaciones!
Ahora el estado de este fiC será como finalizado porque el epílogo es sólo una opción hasta el momento!
De verdad infinitas gracias a todos quienes leyeron! Espero que les haya gustado, realmente disfruté mucho escribiéndolo y desarrollando la trama!
Tengo en mente otros proyectos de la pareja, pero serán Oneshots o bloques de historias de un capítulo. SOY ADICTA AL KACCHAKO! creo que he leido todos los que he encontrado (y han llamado mi atención) ya sea en español, inglés, portugues e incluso frances (usando un diccionario hahahaha) Nunca me había pasado algo así y creo que el hecho de tener ahora la posibilidad de leer desde cualquier parte (gracias a la app), hace que sea más fácil poder enviciarse con estos dos... los amo!
Espero que sea un gran año para todos!
conchito!