Saotome Genma no era un hombre estúpido, por lo menos no lo era a tiempo completo. En cuanto a artes marciales y esquemas para salvar su pellejo pocos eran los que podían aspirar a igualarlo. Él era el hombre que había sellado al maligno ser conocido como Happosai, también era el creador de dos escuelas ocultas del Todo Vale, que por la peligrosidad que representaban tuvieron que ser selladas.

Hace un par de semanas Genma se había llevado una desagradable sorpresa.

¡Ranma había desconocido el compromiso! era una atrocidad la que había cometido su hijo, ¿cómo se atrevía a desobedecer a su pobre y sacrificado padre?, afortunadamente, Ranma se había retractado con el rabo entre las piernas, cediendo ante el edicto de su padre, como era debido. El que Ranma hubiera aceptado el compromiso era una pequeña fuente de alivio para él, sin embargo, las cosas se encontraban bastante tensas en la casa Tendo.

El chico sabía mucho para su propio bien, sin contar la extraña actitud que últimamente tenía su heredero. Él no podía permitir que las cosas continuaran así.

Por los momentos, lo más preocupante y urgente era el compromiso, Genma no era ciego para no darse cuenta que las cosas no parecían marchar bien entre Akane y su hijo, situación que dificultaría aún más la unión de las escuelas, al igual que su eventual retiro en el cual viviría como se lo merecía después de haber sacrificado tanto por el ingrato de su hijo, lo mínimo que se merecía era una buena vida a costa de Ranma ¿no?

Para ello, Genma tenía un infalible plan con el cual haría realidad su más grande sueño. Un plan del cual ni siquiera el terco de su hijo podría escapar.

Hoy era él día en el cual su grandioso plan sería puesto en acción, tan sólo tendría que asegurarse de la cooperación de cierta Tendo.

"Estoy cansado, saldré un rato a despejar mi mente." Genma se levantó de manera abrupta, abandonando el juego de Shouji que había estado compartiendo con su viejo amigo.

"¿Saotome-kun?" Inquirió Soun extrañado ante la actitud de su amigo. ¡Genma nunca abandonaba un juego! y mucho menos cuando se encontraba ganando... Simplemente no sucedía, o eso había creído.

Genma le ignoró, conociendo que su viejo amigo era un pésimo actor, no serviría de nada informarle de sus planes tan pronto, no cuando lo más probable era que Soun rompiera en llanto como una magdalena, alertando a las victim- ehem! prometidos.

Caminó estoicamente con pasos firmes a la puerta de la casa. Su futuro, la vida que siempre había querido pesaba ahora sobre sus hombros y las acciones que tomaría ese día serían vitales para la cristalización de sus sueños.

No tuvo que caminar mucho para llegar a su destino. El viejo tejado de una pequeña tienda de mascotas, desde donde podría observarla venir. Genma había ganado muchas habilidades bajo el innombrable, una de ellas era la de espiar mujeres sin ser detectado.

Paciencia no era una de las virtudes de Genma, sin embargo, debido a lo importancia de su misión esperó sin rechistar.

"¡Por fin!"

Sus esfuerzos rindieron frutos, y pronto fue recompensado con la aparición de la mujer que le ayudaría a realizar sus aspiraciones. Saltando de la azotea, Genma se dirigió a la calle, con intenciones de hacer que su encuentro pareciera una casualidad.

Ella le notó con rapidez, sonriendo con cortesía en su dirección.

"Oh. Buenos días, Saotome-san." Le dijo.

"Buenos días a ti también, Kasumi." Él le respondió fingiendo sorpresa, aunque en sus adentros estaba riendo perversamente. ¡Las familias serán unidas!


La serenidad de la noche se había impuesto en Nerima, incluso el hogar de los Tendo no estaba exento.

Una sola figura se atrevió a desafiar la serenidad de la noche, dicha figura merodeaba por las cercanías de la casa Tendo. Al protagonista de esta historia esto no podría importarle menos. Ranma sabía muy bien que sucedería, y sabiamente había decidido mantenerse alejado.

Si todo salía bien tendría una loca menos en su vida.

"¿Sucedió algo en especial hoy? ¿Quizás algo con Akane?" Preguntó la hija mayor de Soun con un toque de curiosidad al notar la felicidad que emanaba del artista marcial.

"Na', la misma rutina de siempre ¿Por qué lo dices?" El artista marcial preguntó de manera distraída, cortando verduras a una velocidad sorprendente.

La sonrisa de Kasumi perdió un poco de su brillo ante su respuesta. Ranma se dio cuenta, pero prefirió no comentar nada acerca de ello.

"Pareces más animado que de costumbre."

Ranma le sonrió de una forma casi enigmática.

"Se podría decir que a partir de hoy tendré una molestia menos en mi vida."

"Oh."

En ese momento, en el segundo piso de la casa resonó un fuerte ruido.

"Parece que Akane también comparte tu buen animo, tanto así que olvidó que no debe practicar en su habitación." Kasumi comentó ante los continuos ruidos provenientes de la habitación de su hermana menor.

OHOHOHOHOHOHOHOHOHOHOHOHO~

Una espantosa risa que helaba la sangre se hizo eco en toda la casa, asustando a un cierto cerdito que se encontraba en las cercanías, el pobre animal terminó corriendo en un momento de pánico, perdiéndose en el proceso por quien sabe cuanto tiempo.

"Ranma-kun."

"¿Dime?" Dijo tratando de sonar casual mientras sudaba internamente.

"Quizás deberías ir a ver como se encuentra Akane." Le sugirió Kasumi en un tono amable, Ranma no pudo evitar notar que su rostro había asumido una expresión de seriedad inusual.

En otro momento Ranma hubiera cedido con facilidad ante la inocente petición de Kasumi. Sin embargo, éste no era cualquier momento. Él no podía intervenir, era algo crucial, pues sus acciones marcarían el inicio de la obsesión que sentía Kodachi. Su mejor curso de acción era ocultarse en la cocina por la mayor cantidad de tiempo posible, además sabia que Akane no iba a salir lastimada de ese encuentro con La Rosa Negra, de lo contrario hubiera intervenido a favor de Akane.

"Akane también es una artista marcial, estoy seguro que ella puede lidiar con la desquiciada de Kodachi..." Ranma le dijo, evitando la mirada.

"Oh." Ella asintió creyendo en sus palabras, aunque no pudo evitar sentirse un poco preocupada por su hermana. '¿Kodachi?' Kasumi no tardó en notar su desliz. "¿Quien es ella?"

"Una loca."

"..."

Él aguantó estoicamente las miradas expectantes que Kasumi continuó dirigiendo en su dirección.

Eventualmente los sonidos de violencia desaparecieron, ante el regreso de la aparente normalidad Kasumi y Ranma reanudaron su tarea en la cocina.

"¡Hey! ¿¡Y ahora quien limpiará esto?! ¡No es justo, vuelve aquí!" El grito de frustración de Akane se escuchó por todo el vecindario.

Oh bueno, no habían desaparecido por completo.

"Mañana quiero cocinar un plato especial para la familia, es importante que me dejes sola en la cocina, pues es una receta familiar." Kasumi le dijo alegremente, ignorando el torrente de insultos y maldiciones que provenían de la habitación de Akane. ¿¡Qué pensarán lo vecinos!?

"Claro, no hay problema." Ranma dijo siguiendo el ejemplo de Kasumi.

"¿Podrías avisarle a los demás que la comida ya está lista?"

"Ya voy..." Ranma respondió juzgando que la posibilidad de encontrarse con la Rosa Negra eran escasas.

La idea de comer un plato especial preparado por Kasumi le trajo una sonrisa a su rostro, el no tener que colaborar en su preparación era una pequeña alegría extra. La verdad era que cocinar le resultaba un poco tedioso, sin embargo, las circunstancias le habían obligado a cambiar.

Había sucedido luego de haber estado a punto de casarse con Akane - otra vez - Ranma se había percatado que la próxima vez que le 'forzaran' a casarse con Akane sería la última, pues en sus adentros sabía que no tendría las fuerzas ni las ganas de resistirse.

Casarse con Akane no le sonaba tan mal, sin embargo había un GRAN problema; de hacerlo tendría que vivir todo los días restantes de su vida comiendo las monstruosidades que engendraba Akane. Y como Ranma quería tener una vida larga y saludable, tuvo que optar por la opción B; aprender a cocinar. Ya no importaba de que fuera un pasatiempo considerado 'femenino', pues para él cocinar se había convertido en un simple acto de supervivencia.

Sin embargo, necesitaba de alguien que le enseñara a cocinar decentemente, sus habilidades culinarias aunque aceptables eran limitadas y bastantes simples. Descartó a Ukyo pues ella traería más problemas de lo que valía, lo mismo sucedió con Shampoo, pedirle ayudar a su madre era algo peligroso y además tener que lidiar con ella francamente le atemorizaba. Ranma se vio obligado a recurrir a una experta en el tema, una persona la cual pudiera mantener en secreto su nuevo pasatiempo.

Tendo Kasumi fue su maestra, ella se convirtió en su tabla de salvación en medio de un mar de malas elecciones.


Un nuevo día se cernía sobre Nerima, infinitas posibilidades se entrelazaban en el hilo del destino. Era un día lleno de situaciones interesantes, un día lleno de aventura, de desafío. En este día nuestro protagonista se encontraba contemplando algo que ninguno de sus allegados más cercanos podría creerle capaz de hacer.

Ranma estaba pensando seriamente en estudiar.

Este nuevo impulso no nacía de un recién descubierto amor por la institución educativa ni mucho menos. Ranma simplemente se encontraba aburrido, así de grave era su situación.

CR-ACK!

Un sonido de un duro golpe proveniente del Dojo sacudió a toda la casa Tendo.

"!Maldita sea!" Un grito de frustración le siguió al ruido.

Ranma ignoró el constante ruido proveniente del Dojo, sabiendo bien de quien se trataba.

El tedio que sentía era casi una tortura para él, quien casi nunca había tenido un momento para sí mismo. Desde su repentina llegada a éste mundo él se había encontrado con mucho tiempo libre en sus manos, lo cual era una bendición y una tortura a la vez.

"¿Estás segura que no te puedo ayudar?" Él le preguntó al análogo de su mentora, el aburrimiento le estaba matando, necesitaba urgentemente algo para distraerse.

"Lo siento pero no puedes, Ranma-kun." Kasumi le respondió de manera apenada.

Ranma hizo una mueca, adolorido ante el rechazo. Sin haberse percatado cocinar se había convertido en un buen método de distracción.

"Mañana podrás volver a la cocina..." La hija de Soun le prometió sin haber volteado de su lugar frente al fregador.

Ranma suspiró derrotado, habiendo llegado a la conclusión que no podría convencer a Kasumi de dejar ayudarle. Caminó en dirección al patio, resignándose a otro largo día vagando por las calles de Nerima en búsqueda de algo que le ayudara a volver a casa.

'Con un poco de suerte me encuentro con un retador o algo...'

Un trueno resonó repentinamente, una lluvia igual de inoportuna le siguió, agriando sus planes en el proceso.

'Estúpida Lluvia.'

Salir ya no era una opción viable a menos que quisiera pescar un resfriado.

Ranma suspiró pesadamente. "¿Qué puedo hacer?"

Un quejido proveniente del dojo fue la única respuesta que recibió.

Ranma dirigió su mirada en dirección al imponente edificio de manera pensativa. Involucrarse más de lo necesario es una pésima idea, se dijo a sí mismo. Él había estado manteniendo su distancia con Akane por la simple razón que temía cometer un error, otro error. Aunque fuera idéntica y actuara igual a ella, ésa Akane no era su prometida. Él no podía darse el lujo de olvidar, de dudar. Sería fácil car en la rutina de siempre, pretender que no había pasado nada, después de todo esa... mujer era idéntica a Akane. Sin embargo, no sería justo con ella, no sería justo con nadie...

'¡Es tan jodidamente complicado!' Y en verdad lo era, estar junto a ella era un constante recordatorio de lo qué había perdido, de lo que algún día iba a recuperar. Akane era la única persona de ése mundo que le hacía sentir así, parecía que al igual que antes Akane era quien le hacía sentir más intensamente...

"¡Ay!"

Dudó por un momento, sin embargo, la incertidumbre que sintió desapareció bajo capas de auto-engaño.

Había tomado una decisión.

Bajo la pesada lluvia en un minúsculo instante el negro se convirtió en carmesí, y cincelados músculos se convirtieron en piel suave.

Ignorando la familiar e irritante sensación del cambio, Ranma continuó caminando en dirección al Dojo, el ruido que durante horas había estado resonado por toda la casa se detuvo, casi cómo si estuviera aguantando el aliento.


Akane estaba enojada, hace semanas que se encontraba así.

Ella no tenía una fijación con esa desagradable emoción ni muchos menos, de hecho, ella odiaba estar enojada. Sin embargo, las últimas semanas habían sido francamente insoportables. Empezando con la desagradable sorpresa de su padre, el continuo acoso de Kuno, un prometido sexo-cambiante, los estúpidos rumores de la escuela, y ahora también tenía que asistir a una estúpida competencia contra aquélla loca de Ko- algo.

Ella tenía más que suficientes razones para estar irritada, enojada y mucho más. El que Hasta ahora no hubiera cometido nada drástico sólo se debía a su paciencia sin igual, tristemente, incluso éso se estaba agotando...

"Akane."

La inesperada voz le hizo saltar con sorpresa. Una muy mala idea, siendo que estaba practicando su equilibrio sobre una pelota.

"¡Ay!"

Afortunadamente alguien impidió su caída, teniéndola agarrada firmemente por la cintura.

Akane abrió sus ojos, que había cerrado por reflejo. Un par de ojos azules le devolvieron la mirada.

Ella reconoció de inmediato al dueño de esos ojos, la única persona que conocía con ese color de ojos. "Gracias." Le dijo sinceramente.

"No tienes qué, después de todo mi voz fue la que te hizo perder el equilibrio." La pelirroja le dijo con un poco de culpa, separándose de la otra mujer, viendo que había recuperado su equilibrio.

Akane sonrió aunque no tenía claro el motivo.

"Escuché que tienes algunos problemas con tu practica de gimnasia..." Ranma trató de sonar desinteresado.

Akane estrechó sus ojos, sintiéndose un poco ofendida. "¿Y tú pensaste que podrías venir a burlarte, no es así?" Su buen humor se había esfumado siendo rápidamente reemplazado por capas de amargura.

Ranma sacudió su cabeza esforzándose por mantener la calma. "¡Claro qué no!"

Ella resopló. '¿Acaso cree soy tonta?' pensó con irritación.

"¿Entonces a qué viniste?"

"Es sólo.. es sólo que quería ver si necesitabas algún consejo o algo..."

"¿Tú?" Incredulidad se filtró por su voz. Ranma podía ser un poquito mejor que ella en artes marciales y cocinar, sin embargo, que la pelirroja supiera algo de gimnasia rítmica era demasiado absurdo.

Ranma se sintió un poco ofendido por la forma que Akane preguntó. "¡Hey! por si no lo sabes, soy el campeón indiscutible de Artes Marciales Gimnasia Rítmica" Infló el pecho con orgullo, recordando la forma que había derrotado a Kodachi, la anterior campeona. Había ganado el titulo en buena lid en lo que a él le concernía.

"¿Y qué ganaría en ayudarme el señor campeón indiscutible?" Ella preguntó sarcásticamente.

Ranma cerró la boca, sin saber que decir. Oh, claro que podía proclamar un simple; ¡Porqué eres mi prometida! aunque hacerlo no sería una buena idea, pues para Akane - al igual que para él - el compromiso era una fuente constante de discordia. Él tenía que evitar ése tema lo mejor que pudiera, siempre que no quisiera pelear con ella, claro está.

Por ello, se conformó con un simple. "Tú también eres una es-estudiante del Todo Vale, al igual que yo. No puedo permitir que el..." Ranma pausó por un momento, buscando la palabra adecuada. "Honor de nuestra escuela sea mancillado por la derrota. Mucho menos que un Kuno sea el responsable." Concluyó notando con un poco de alivio como la postura agresiva de Akane desaparecía.

Akane asintió imperceptiblemente ante la lógica de la pelirroja. "Seshhh, me hiciste pensar que te estabas enamorando de mi o algo... No quiero que te hagas ninguna extraña idea, con los pervertidos de Furinkan me basta." Ella le dijo a la defensiva, siempre que a ella se le acercaba un hombre tendían a tener intenciones pervertidas. A excepción del buen doctor, Tofu.

"¿Crees que soy cómo ésos idiotas?" Ranma resopló con disgusto ante la comparación.

"¿Es qué acaso soy poca cosa para ti?"

Ranma se mordió la lengua, evitando que se escapará su respuesta habitual. Él no quería discutir, bueno, y tampoco quería ser enviado a volar por el lluvioso cielo de Nerima. '¿Por qué nada puede ser fácil contigo, Akane?' Pensó con amargura.

Ante su silencio, Akane empezó a emitir un aura azul creyendo que estaba siendo ignorada.

"Lo siento." Se forzó a decir, arrepintiéndose de haber entrado al dojo. Lo que le traían sus estúpidas ideas...

El mal humor de Akane se convirtió en sorpresa con un poco de cautela. Era inusual de su parte, pues lo poco que conocía de él es que era un hombre terco y bastante obstinado, un tonto con un orgullo enorme, que le impedía admitir sus errores.

"No debí entrometerme, hice mal en interrumpir tu entrenamiento." Admitió tratando de sonar lo más calmado posible, aunque por dentro era todo menos eso. ¡Ésa mujer si que le hacía irritar!, era increíble cómo Akane podía retorcer incluso la más inocente frase.

"Ra-"

Él ignoró sus torpes intentos de llamar su atención, no podía permitirse estar más aquí, junto a ella. No estaba de ánimos para discutir, no tenía ánimos para nada. Él no quería que ella se lastimara, no quería que Kodachi la lastimara... "Tan sólo quería ayudarte." Susurró para sí, no pudiendo evitar el sentimiento de amargura que le asaltó.


Ella lanzó un par de mazas al aire a la vez que saltaba, tratando de hacer una pirueta.

Tan sólo quería ayudarte. La voz del innombrable resonó en sus oídos, haciéndole tropezar una vez más en una parte vital del ejercicio.

"¡Ay!" Akane se sobó el nuevo nuevo chichón que adornaba su cabeza. "Estúpido..." Se quejó con ojos llorosos. Desde que Ranma se fue le costaba horrores concentrarse.

"¡Yosh! Tengo que continuar, no puedo permitir que la tramposa de Kodachi me gane!" ella se echó ánimos, pues tenía que mejorar si quería vencer a la Rosa negra. Akane no podía perdonar las acciones de Kodachi en contra de sus compañeras, ni que decir de los destrozos de su habitación, demonios, si todavía su habitación apestaba a ese desagradable olor a rosas negras. ¡Ella le haría pagar!

Si tan sólo pudiera concentrarse...

Akane saltó de nuevo a la vez que lanzó el par de mazas al aire.

Tan sólo quería ayudarte.

"¡Maldición!" Ella se quejó observando a sus adoloridas manos, ¡Así era imposible que lograra algo!, cada vez que estaba por completar algo aparecía la voz de Ranma para destrozar su concentración.

'Quizás deba disculparme con Ranma, con un poco de suerte deja de atormentarme esa estúpida voz...' Ella contempló la idea por un momento antes de sacudir la cabeza. ¡Ella no se rebajaría ante nadie, mucho menos con un chico ¿quién sabe que estúpidas ideas se crearía en su cabeza?

Akane se levantó una vez más, preparada para continuar con la tortura llamada entrenamiento.


"Ara~ voy a buscar el botiquín."

Akane hizo una mueca, ¿tan mal se veía?

"No es necesario, Kasumi." Ella trató de detener a su hermana, "se ven mucho peor de lo qué son." le admitió observando la galería de pequeños moretones que adornaban sus brazos. ¡Estúpida gimnasia rítmica!

"Si tú lo dices... aunque me sentiría mucho más aliviada si el Doctor Tofu te echara una mirada."

Las mejillas de Akane se tiñeron de rojo, ante el recuerdo del doctor.

Akane se forzó a hablar, al ver que su hermana tenía el teléfono de la casa en sus manos. "¿Sabes dónde está Ranma?"

Kasumi arqueó una ceja. Era bastante raro que su hermana preguntara por Ranma, normalmente era todo lo contrarío, Akane lo evitaba siempre que podía.

"En su cuarto, supongo. Hoy a estado bastante... decaído."

"Gracias."

Kasumi no tuvo tiempo de preguntar, pues Akane ya se había ido corriendo.

La sonrisa que floreció en sus labios era hermosa y sincera, lastima que no hubiera nadie para admirarla.

'Me alegra que Akane finalmente esté poniendo de su parte.' Kasumi pensó con felicidad, sabiendo que si su hermanita se daba a la tarea de conocer a Ranma se llevaría una buena sorpresa. Él era un buen chico a pesar de sus... numerosos defectos.

Kasumi se dirigió de nuevo a la cocina, dispuesta a darle el toque final a su plato especial.

"Ara~" Ella suspiró, sintiendo por un instante un punzada de... algo.


"¿Ranma, estás ahí?" Akane le llamó en un tono de voz bajo, casi inaudible, deseando en sus adentros que él no estuviera allí dentro.

"Hmm." Fue la respuesta que recibió.

Ella hizo un esfuerzo para ocultar la mueca que cubría su rostro antes de entrar a la habitación del chico.

"¿Qué quieres?" Él le preguntó.

'No parece estar enojado.' Akane sintió un poco de alivio ante ello. Ahora tan sólo tenía que disculparse y todo estaría bien... al menos para ella, si él decidía guardarle rencor no sería problema de ella. Ella tan sólo tenía que cumplir con su parte.

"Yo-"

¿Realmente vale la pena hacerlo? una parte de ella se preguntó oscuramente. Hasta ahora todos los chicos que había conocido no eran más que molestias que no aceptaban un NO por respuesta, que ella tuviera a un chico en casa ya era lo suficientemente malo, ella no quería que él malentendiera su amabilidad por otra cosa - al igual que el estúpido de Kuno - por ello, ella había sido especialmente hostil hacia Ranma.

"¿Tú qué?" Él le preguntó de manera expectante.

"Yo vine a..."

Akane se mordió sus labios con aprehensión. Era irritante que sus inseguridades decidieran salir a flote justo cuando se había decido a disculparse con el chico de la trenza.

"¿A qué viniste?" Él preguntó con un poco de impaciencia.

"Vine a disculparme, Ranma." Ella le admitió aplastando las dudas que tenía. La sorpresa en el rostro de Ranma fue incentivo suficiente para hacerle continuar.

'¿Acaso cree que soy un ogro o algo?'

"Fue rudo de mi parte tratarte de esa manera cuando querías ayudarme..." Ella le admitió con culpa, haciendo una reverencia en dirección a él.

"..."

Ella se marchó ante el silencio de Ranma, no pudiendo aguantar más el insoportable silencio. "Comprendo que continúes molesto conmigo..." Mintió con un dejo de decepción.

"E-está bien." Susurró con renuencia, como si temiera lo que pudiera decir.

"No hay ningún problema, enserio..." Él continuó, soportando la incrédula mirada que recibió de su prometida, "ya hasta me había olvidado que habíamos tenido esa conversación." Le dijo con su mejor cara de poker.

"Eres pésimo mintiendo." Ella le informó con una pequeña sonrisa.

"¡Hey! tan sólo me sorprendiste un poco con el gesto eso es todo."

"Hnn. No soy el ogro que piensas, yo... sólo estaba un poco irritada por la estúpida competencia que se acerca y terminé descargando mi enojo contigo." Ella admitió con un poco de amargura en su voz.

"Sé a lo que te refieres." Él asintió de manera comprensiva. Después de todo ella lo hacía todo el tiempo...

"¿Ella?" La peliazul preguntó con curiosidad, al parecer lo había dicho en voz alta.

Ranma hizo una mueca, maldiciendo internamente a su traicionera lengua.

"¿De quien estás hablando?" Akane le preguntó con genuino interés, Ranma tendía a hablar muy poco de cosas fuera de las artes marciales, y las pocas veces que lo hacia eran realmente entretenidas. Ranma tenía una imaginación muy vivida o simplemente había vivido una vida MUY extraña, ella todavía no creía del todo en su absurda historia del Feudo Del Pan.

"JaJaJa~" Ranma rió estúpidamente mientras devanaba sus sesos en busca de una distracción.

"No importa si no quieres decirme, Ranma." Ella le aseguró, viendo cuan incomodo se había puesto el chico.

El tono en el que Akane lo dijo le hizo retorcerse un poco, haciéndole sentir como un desgraciado. ¡Tenía que remediarlo de alguna forma!

"Ella se llama Ak-..." Ranma se detuvo abruptamente, ¡no podía arruinarlo! debía pensar en un nombre falso, él no era idiota para admitir que se trataba de ella, bueno de otra Akane. ¡Pensaría que estaba loco!

'Akako? ¡Demasiado obvio! Azusa? ¡Ni pensarlo! ¿Asuka? ¡Ewww! Yoiko? ¡Ella no es igual que el idiota de Ryoga!' "Akari." Él pronuncio el nombre de su 'amiga' con amargura ante su falta de imaginación.

'¡Yo y mi gran bocota! de tantos nombres que pude haber dicho...'

"Oh~ bonito nombre, aunque un poco extraño. ¿Cuéntame cómo es ella?"

Y eso fue lo que él hizo, "Es una marimacho con la fuerza de cien hombres, con un temperamento que pondría verde de la envidia incluso al más violento de los gorilas..." Le dijo, recordando de todas las veces que le había golpeado con su desagradable martillo. Aunque a decir verdad la violencia de Akane no se comparaba con la espátula gigante de Ukyo, la cual era mucho más dolorosa... y ni que decir que el fastidioso habito de tratar de drogar su comida de Kodachi o los artículos mágicos de Shampoo.

"Suena como una persona horrible." Ella le dijo francamente aunque una parte de ella sintió el extraño impulso de golpear a Ranma, ¿Por qué?, ni ella misma lo sabía.

"Bueno... no eran tan malo así." Ranma se sintió un poco incomodo, era una extraña experiencia hablar con Akane sobre Akane. "Teníamos nuestras diferencias, y era bastante común que discutiéramos y nos dijéramos cosas desagradables. Pero al final era sólo eso, tonterías dichas en el calor del momento. Además de las cosas qué pudiera decir de mi, yo sabía que ella me ayudaría siempre que necesitara... al igual que yo." Dijo bajando la mirada, sonrojándose un poco ante la admisión.

"¡Que tierno!" Akane exclamó con un brillo en sus ojos. Las palabras del chico de la trenza habían despertado un poco de lo romántica empedernida que se encontraba oculta en ella. ¡Tenía qué saber más!

"¿Po-podrías contarme un poco más de Akari?"

Ranma retrocedió un poco ante la petición, temiendo que su boca - que parecía tener vida propia - le traicionara nuevamente. Tristemente, la tierna mirada de Akane le convenció de ceder un poco de información. ¿¡De todas formas qué mal le podía hacer hablar un poco de 'Akari'?!


Ryoga estaba perdido. Era un hecho tristemente común, el único problema con ello era que al perderse había extraviado las escasas pertenencias que poseía, y por si fuera poco estaba lloviendo.

Y claro, como siempre todo era culpa de su odiado enemigo, quien disfrutaba atormentándolo con sus enfermos juegos. Mira que atreverse a aprovecharse de él mientras soñaba con aquella diosa...

¡Maldito seas Saotome! Ryoga sintió ganas de gritar ante los cielos su frustración.

Y así lo hizo. "¡Bweee!¡Bwee!" O eso intentó, tristemente, su actual cuerpo le impedía expresar las profundidades de su odio.

"¡Ah! Que lindo~" Sus 'gritos' tuvieron el efecto de llamar la atención de alguien, quien le acunó cálidamente contra su modesto pecho, protegiendo al pequeño animal de la lluvia con su paraguas rosado.

'Cuan suave y calentito~' El cerdito se acurrucó disfrutando de las caricias de la chica.

"¿Estás perdido pequeñín?" El ángel de ojos verdes le preguntó, a lo que él respondió en afirmativo con un pequeño 'Bwee.'

"No te preocupes. Azusa cuidará bien de la pequeña Charlotte."

Ryoga sintió un escalofrío recorrer todo su porcino cuerpo.


Notas Del Autor.

Pues me costó bastante escribir esto, con suerte los próximos no se demorarán tantos. Ahora mismo estoy publicando una nueva historia de Ranma - ¡Sí, otra más! - es que soy un poco masoquista, échenle un ojo si pueden.

A algunos les puede parecer que Akane está fuera de carácter, pues hasta ahora me he enfocado más en sus puntos malos. Tengan en cuenta que a diferencia del canon, Ranma realmente 'eligió' a Akane cómo prometida, éso la tiene a la defensiva, pues aquí no existe ese sentimiento de 'ellos contra nosotros' ante los esquemas de sus familias, pues ella piensa que Ranma realmente quiere tener algo con ella. Sin contar la escena con las innombrables en el baño... Así que es claro que las relaciones entre ellos no sean las mejores.

Por cierto, recuerden que Akane continua con su cabello largo, siendo que el enfrentamiento entre Ranma y Ryoga nunca sucedió.

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