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¡Hola! .o./ Diciembre merece un fic nuevo ―algún día dejaré de escribir, lo juro xD―, y, este en particular era uno que quería hacer hace tiempo. :D Porque, además de que formará parte de mi misión Jerza, también formará parte de mi misión "Fairy Tail x Fairy Tales", como lo han hecho ya el Gale con mi versión de la "Bella y la Bestia" (La Belle Et La Mort) y el Gruvia con (La Petite Siréne)

Como dice el summary, este fic está basado libremente en las únicas tres cosas que averigüé sobre el Jerza en la novela ligera "Fairy Tail In Wonderland" y no en la versión Disney (aunque algo de esa versión tendrá). En realidad no sé mucho de esa novela porque está en japonés, lo que sí sé es que en esa novela Erza es Cenicienta (La Erza de la portada es la que Mashima dibujó para esa novela y es Erza llegando al baile real) QwQ Pero… ya que no puedo saber lo que pasa allí… ¡Pues me inyecto miel y fluff y lo escribo yo! 7u7)r No es lo mismo, pero ya es algo…

En fin, a pesar de que no parezca, este fic está en OU (o sea, en el universo original de Fairy Tail) más exactamente, terminando la misión de 100 años que el Team Natsu fue a hacer. NwN/

Sin más, ¡Espero que les guste y lo disfruten y gracias por sus comentarios!

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Disclaimer: Los personajes de FT no me pertenecen. Yo solo los uso porque mis bebés merecen multiversos de amor y felicidad.


Referencias De Lectura:

Diálogo.

«Pensamientos»

Narración.

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CINDERERZA

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Acto I―

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¿Quién?

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Lo intentó varias veces pero no pudo abrir los ojos.

No sabía que le pasaba y espera poder saberlo pronto.

Es el colmo… ―bufó una voz chillona a su lado―. ¡No solo no prepara el almuerzo sino que hace todo este espectáculo!

Solo quiere llamar la atención ―le respondió una más comedida―, quiere toda la atención de nuestra Madre ya que la de ella nunca la quiso.

Patética ―dura, cruel y fría, así fue la tercera voz que se unió a la conversación―. ¡Cenicienta! ―habló con fuerza la voz y por alguna razón sus ojos se abrieron de inmediato y se sentó de un salto del incomodo lugar en que estaba acostada.

Lo ves, ¡ya lo sabía! ―la voz chillona pertenecía una pequeña jovencita de cabello corto―. ¡Solo quería llamar la atención de los jóvenes apuestos del mercado! ―una mezcla de emoción y envidia fue evidente en su voz.

Sea por lo que sea ―continuó la de voz fría, una señora mayor pero aún hermosa y de cabellera verde―. Este ridículo que nos hizo pasar lo pagará muy caro, ¿lo has entendido, Cenicienta?

¿Cenicienta? ―la joven sentada sobre un montón de paja y una manta raída parpadeó varias veces.

Y sigue fingiendo ―la otra joven, una dueña de una hermosa y larga cabellera azabache habló―. Solo quiere tu atención, Madre.

¿Madre? ―cerró los ojos para controlar un mareo repentino―. ¿Quiénes son ustedes?

¡Vaya, Cenicienta! Siempre has sido tonta pero ahora te estás pasando.

¿Cenicienta? ¿Quién es Cenicienta?

¡Tú eres Cenicienta! ¡La tonta llena de ceniza! ―la más pequeña de las mujeres le gritó en la cara.

¿Yo? ―negó―. Ese no es mi nombre… mi nombre es... ―su cabeza dolió tratando de recordarlo pero pudo encontrar la información que buscaba― Erza… ―les miró emocionada al recordar algo―. ¡Mi nombre es Erza!

¿Erza? ―la de cabello verde rompió a reír―. ¡Que ridículo! Siempre has sido Cenicienta.

De seguro quiere creerse importante y olvidar que siempre está sucia y desaliñada―dijo la de cabello largo.

¡Pues bien, si quiere un nombre diferente, que se llame Cindererza desde ahora! ―se burló la menor y las otras dos rompieron a reír.

¡Cindererza! Un buen nombre ―asintió la señora―. Que así sea, entonces.

Erza decidió no discutir más el asunto con ellas, tenía que encontrar información sobre donde estaba y esas tres mujeres parecían ser su única fuente.

Madre, ¿no deberías castigarla?

Tienes razón, mi querida Seilah ―la chica de larga cabellera se sonrojó por las palabras de su madre.

«¿Seilah?» se preguntó la joven, ahora que escuchaba el nombre sentía que conocía a las tres mujeres pero un dolor de cabeza le impidió encontrar el por qué.

Cindererza ―llamó con autoridad la mayor―, a partir de ahora no tendrás derecho al almuerzo o a la cena ―se inclinó hacia ella y la tomó de las mejillas clavándole las largas uñas―. ¡Y te espero en cinco minutos en el patio, no te vas a librar de la paliza que mereces, niña!

¡Paliza, paliza! ―la menor de las mujeres saltó de felicidad mientras aplaudía.

Lami, querida, pareces una campesina. ¡Guarda la compostura o tendré que educarte de nuevo!

S-sí, madre ―asintió con miedo y se abrazó a su hermana.

Ahora, vámonos. Este lugar huele a animales ―arrugando la nariz la mujer de cabello verde dejó el lugar seguida de sus dos hijas.

Cincos minutos, ¿eh? ―Erza se tiró sobre el manto en la paja y cerró un momento los ojos, no tenía idea de lo que le pasaba y si quería averiguar algo tendría que soportar a esas mujeres.

Tenía mucho a lo que buscar explicaciones.

Primero, el dónde estaba.

Segundo, el cómo había llegado allí.

Tercero, el por qué la llamaban de tal manera.

Cuarto, el cómo salir de allí.

Y quinto, el por qué no se acordaba más que de su nombre.

¿Cindererza? ―frunció el ceño, el nombre le parecía conocido pero no la razón de ese por qué―. ¿Y si mi apariencia cambió? ―pestañeó extrañada―. ¿Mi apariencia? ―no recordaba eso tampoco y se preocupó, curiosa caminó hacia un balde de madera que estaba lleno de agua y observó el reflejo.

Una mujer con la cara sucia por la ceniza, ojos café y cabello sumamente rojo le devolvió la mirada.

Cabello rojo… ―susurró para sí.

«Scarlet» Un voz masculina y desconocida llenó su mente, dejándole una sensación de calidez y seguridad muy extrañas.

«Es el color de tu cabello, así jamás lo olvidaré» De nuevo la misma voz la reconfortó y sintió una extraña felicidad dentro de sí.

Erza Scarlet ―volvió a susurrar para sí―. Es mi nombre…

Sí, ese era su nombre.

Y gracias a ese descubrimiento pudo aceptar que lo que veía reflejado en el agua si era su apariencia real.

Ella era Erza Scarlet y su cabello era del color de su apellido.

Será mejor que vaya ya si quiero llegar al tal patio ―caminando con algo de dificultad, la mujer de roja cabellera se sorprendió de las ropas que usaba, se sentía muy extraña con ese vestido color celeste cielo que; aunque viejo y algo raído, era bonito, de una tela delicada y con hermosos bordados hechos a mano en el borde de la falda y en las mangas.

Se llevó las manos a la parte superior de la prenda y se sintió desprotegida.

Sentía que algo importante le faltaba.

¡CINDERERZA! ―llamó la de voz fría y Erza soltó un suspiro en tanto se encaminaba en dirección a la voz, no le costó llegar a donde las tres mujeres la esperaban con gesto fastidiado.

Ni siquiera se inmuta por su tardanza ―la llamada Lami la señaló con el dedo― ¡Castígala severamente, Madre!

Eso es lo que planeo hacer, querida Lami ―los labios rojos de la madre se estiraron con diversión perversa―. No creas que seré amable, Cindererza. No solo no cumpliste con tus deberes de la casa a pesar de que aquí es donde comes y duermes de gratis, sino que además causas una conmoción en el pueblo desmayándote mientras hacías las compras. Solo me traes vergüenza, y por eso ahora lo pagarás ―la miró con un sadismo tan profundo que algo casi tuvo sentido en su mente, pero se perdió en el momento a causa de otro mareo.

Aquí tiene, Madre ―la joven llamada Seilah le tendió una gruesa y en apariencia flexible vara de madera a la de cabello verde.

Arrodíllate, Cindererza ―ordenó la mayor.

¿Arrodillarme? ¿Por qué debería hacer tal cosa? ―Erza se cruzó de brazos bajo el pecho.

¿¡Cómo te atreves a cuestionar a Madre!? ―chilló Lami.

¡Arrodíllate, niña presuntuosa! Suficiente con que incumplieses con nuestro almuerzo, las compras y el lavado de la ropa, no saldrás muy bien parada de aquí si no obedeces de inmediato. ¡Arrodíllate!

No sé de qué está hablando, pero ninguna persona debe ser maltratada por no poder ejecutar sus funciones a causa de un desmayo, como dicen ustedes que me pasó a mí ―las tres mujeres la miraron como si estuviese loca, y antes de que la joven pudiese continuar su discurso, la mayor de ellas se llenó de ira por la osadía y extendió con fuerza la vara hacía el cielo dispuesta a descargar el castigo sobre el rostro de Erza.

Pero la mano de ella fue más rápida.

Dije ―la pelirroja apretó la vara en su mano, ni siquiera se inmutó por el golpe que detuvo, su mano había actuado por si sola―, que no estoy de acuerdo con este maltrato ―con un movimiento de su brazo logró quitarle la vara a la mujer―. Y no permitiré tal acción en mi contra ―sin ningún esfuerzo, Erza, rompió la vara en dos y la tiró al suelo provocando que las tres mujeres dieran varios pasos hacia atrás totalmente asustadas―. ¿Entendido?

Las tres mujeres asintieron llenas de temor.

Esa no era la Cenicienta que conocían.

¿Quién demonios era esta Cindererza?...

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QwQ

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Rincón De La Escritora En Proceso:

¡Espero les haya gustado! Como ven es una pequeña introducción a lo que está por venir. :D

¡Estoy muy feliz de poder escribir esto!

Si tienen alguna duda, no duden en preguntar. NwN/

¡Gracias mil por leer!

¡Adieu!

.o./

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