— ¿Te imaginas nuestra boda? —Comenzó Chat Noir con los ojos brillando como las estrellas que se ven en el cielo.

Ladybug que tenía un mano en su barbilla, responde en tono aburrido: "No, realmente, no"

— Bueno, yo si —Dijo claramente soñador— Y estoy seguro de que se armaría un alboroto si nos casamos. Ya con pensar que salimos lo hacen, imagínate lo otro.

— No quiero imaginármelo —Contestó— Y Chat Noir, si todavía no lo captas, no esta en mi planes casarme contigo.

— Todavía —Ella conectó su mirada con la de él. Sus ojos entrecerrados— Es hipotético, My Lady, solo eso.

Ladybug dejó escapar un suspiro.

— Mi padre seguramente te hará tu vestido de novia —Añadió al segundo.

Ella alzó la ceja.

— ¿Es diseñador? —Ante esas palabras sus ojos no pudieron evitar brillar por la emoción.

Chat Noir que lo notó, se sorprendió.

— Umm si...

Contesto sintiendo un poco de incomodidad por la mirada de su Lady.

— Se lo agradecería, pero querría hacerme mi propio vestido —Declaró al segundo, un poco avergonzado al hacer esa confesión.

— ¿Coses?

— Y diseño —Agregó.

— Wow —Articuló— Estoy sorprendido, cada día me sorprendes más, My Lady —Dijo— Y me enamoras más...

Sus mejillas se sonrojaron por lo último.

— Oh, bueno, ya está —Repuso— Dejemos de hablar de esta boda hipotética.

— ¿Por qué? Aun me gustaría imaginar cómo suena mi apellido con tu nombre.

— No te diré mi nombre y ya deja de soñar, solo hay un apellido que quiero que este junto a mi nombre.

— ¿Y cuál es? —Preguntó con curiosidad.

— Como si te lo fuera a decir.

Refutó y luego se sumieron en un silencio, solo quedándose observando las estrellas.

...

"Señora Agreste..."

Susurró al rato, sin darse cuenta al estar sumida en sus pensamientos. Al imaginarse una boda con Adrien Agreste por la reciente charla con su compañero, ese, que escucho su apellido musitado.

Quedándose completamente atónito por la noticia porque eso solo podía significar una cosa:

"¡Se quiere casar con Gabriel Agreste!"

Exclamo mitad desconcertado y mitad horrorizado al llegar a esa conclusión. Después de todo, no en vano, había notado sus ojos brillosos al saber que su padre era un diseñador.