Renuncia
Summary: "Al momento de terminar de leer la carta, Heidern cierra su ojo bueno mientras resiste las emociones lo más posible, aunque no lo logra del todo: sabía que un momento como este iba a llegar. Lo que no esperaba es que fuera tan pronto." Two-shot.
Disclaimer: KOF es de SNK, no mío.
Nota: Y vuelvo a escribir con una situación de "What if…", ahora involucrando a los mismísimos mercenarios. Sé que esta situación ya había ocurrido antes con Whip entre la KOF 2000 y 2001, pero quería que la situación se sintiera más personal, sobre todo con el tuerto absorbe-sangre favorito del fandom… bueno, saben a quién me refiero. Sin más que decir: adelante
Capitulo I
"Partida"
En un extremo apartado de la civilización urbana, se encuentra una edificación ya con cierto tiempo de antigüedad y decoración tradicional japonesa, sumergida ya en el amparo de una noche que empezaba a cubrir con su oscuridad.
Al interior de este templo se encontraba una persona con una manta en su cabeza y cayendo sobre sus hombros, cubriéndola como una capucha, con una maleta pequeña a su lado en el piso, mirando fijamente a la dueña del lugar:
-¿Estas segura que no hay más posibilidades?
La aludida, de cabello negro, vistiendo un kimono blanco con detalles rojos, soltaba un suspiro:
-No quedan alternativas. La amenaza es cada vez más latente y estoy casi segura que irá por los únicos sobrevivientes que posean rastro de este tipo de sangre.
-Supongo… que eso no me deja más opción que buscar a los otros dos. Y dejar lo que conozco de paso.
-No será fácil juntarlos... pero es necesario.
La persona con capucha toma su maleta y empieza a hacer camino, hasta que Chizuru la detiene:
-Espera.
La otra persona detiene su camino, en lo que la descendiente de los Yata le da un pequeño papel con un número inscrito.
-Al menos te ahorro parte de la búsqueda de uno de ellos.
-Gracias señorita Kagura. Con su permiso.
Se retira definitivamente de escena, mientras la sacerdotisa miraba la partida:
-Bien... Supongo que ahora tengo que contactar a Kusanagi.
Unas horas después
Era una mañana relativamente normal en la sede principal del escuadrón de los Ikari Warriors... o al menos eso parecía.
Al momento de pasar lista con su personal de confianza, el comandante notó cierta ausencia:
-¿No se ha reportado?- pregunta al coronel Jones.
-Negativo. Ninguno de nosotros la ha visto el día de hoy-, responde el aludido.
-Seirah... vaya a buscarla a su cuarto.
-Si señor-, la joven castaña acata la solicitud y emprende el camino.
Aun enfrente de sus dos hombres de confianza, Heidern empezó a pensar cual habría sido la razón para no presentarse al toque de llamada, aun con las consecuencias de no reportarse a la hora indicada.
-Comandante... no responde a su puerta.
Al escuchar eso, su instinto le avisó que algo fuera de lo normal ocurría, así que sin siquiera avisar, hizo camino inmediato al cuarto de la peliazul.
Al acercarse a la puerta, pudo percibir silencio... pero no un silencio de alguien que esperaba atacar, sino de un vacío total. Busca la llave correspondiente -de la cual siempre había tenido una copia, en específico para cuestiones de seguridad-, y procede a abrir la puerta con cuidado por si se divisaba alguna amenaza en el horizonte.
No obstante, no se veía ninguna amenaza... Ni ninguna persona.
El cuarto estaba vacío y sin ninguna de las pocas posesiones de su hija adoptiva.
Lo único que había sobre la cama era una carta.
El comandante toma el pedazo de papel con un poco de nervios -algo tan extraño en un ser como el-, abre el sobre y saca la hoja para leer su contenido:
Escuadrón:
Todos sabemos que los tiempos y las circunstancias cambian. Y mi caso no es la excepción. Las situaciones de la vida me han dado un giro drástico, y a pesar de que no sea de mi agrado debo tomar esta decisión:
Renuncio al escuadrón de los Ikari Warriors.
Sé que esto suena como a un sacrilegio, sin embargo, después de conversaciones con la señorita Kagura me hizo ver que este paso era necesario. Espero lo comprendan.
También, en un tiempo no muy lejano me verán en compañía de sujetos con un muy dudoso historial. Por favor no me detengan, estoy plenamente consciente de lo que hago.
Es difícil para mí seguir adelante, sobre todo después de lo que hemos pasado:
Seirah:
Fuiste más que una amiga. Fuiste como una hermana para mí, esa hermana que nunca tuve. Al tener ambas pasados difíciles, fue más sencillo entendernos una a la otra. Tú más que nadie podrás entender lo que hago y el porqué.
Paul, Vincent:
Ambos han sido de mucha ayuda para mí. De no ser por la persistencia de ambos, hace mucho que me hubiera rendido. Pero nunca me dejaron allí: me animaron, me escucharon, hicieron que me volviera a sentir como humana y no como una inconsciente máquina de matar. Nunca entenderé su "Cross Changer" pero era entretenido de ver.
Comandante:
Que puedo decir... Me adoptó, me dio un techo, una formación, siguió contando conmigo a pesar de conocer mi trágico pasado... más que como mi superior, lo veo como una figura paterna. Es más de lo que yo hubiera pedido alguna vez después de la tragedia a la que fui maniatada a hacer. Gracias padre.
Es todo lo que puedo decir al momento. Me voy, sí, pero no se preocupen: tarde o temprano volveré.
Los aprecia
Leona
Al momento de terminar de leer la carta, Heidern cierra su ojo bueno mientras resiste las emociones lo más posible, aunque no lo logra del todo: sabía que un momento como este iba a llegar.
Lo que no esperaba es que fuera tan pronto.
Ahora entiende a plenitud los sentimientos de otros padres cuando sus hijos toman vuelo y se marchan del nido.
-¿Está todo bien, Comandante?
Escucha la voz del teniente Still junto con Ralf y Whip, quienes estaban en la puerta, con un rostro de consternación, comprendiendo algo de lo que había pasado.
El tipo del parche procede a darle la carta a Clark para que ellos tres la lean:
-Rompan filas. Los espero en mi oficina... en diez minutos-, dijo con un toque de tristeza que únicamente le habían llegado a escuchar Ralf y Clark cuando estos eran un simple par de reclutas y Heidern llegaba a hablar de Sandra y Clara.
-Si señor-, responden los subordinados al unísono.
Con eso el comandante se retiró del cuarto, con una tristeza en su interior, pero a la vez confiado de que Leona tomaría buenas decisiones.
Ya había anochecido. La niebla particularmente espesa se cernía sobre los barrios bajos, haciendo que la mayoría de las personas no hicieran más que emprender el camino a casa. Sin embargo, ese no era su caso.
Aun con la manta en su cabeza como capucha, ella se interna en un callejón sucio y descuidado. Camina unos quince metros antes de detenerse, poner la maleta en el piso y descubrir su cabellera azul atada a una coleta.
Espera un minuto hasta que una voz profunda interrumpe el tenso silencio:
-Llegas tarde...
CONTINUARA…
Espero que les guste este two-shot, del cual en breve subiré la continuación –claro, dependiendo de los reviews-.
Hagan sus teorías.
Los espero en el próximo capítulo. Saludos.