Bueno, debo decir que ya estamos cerca de terminar con los capítulos introductorios, antes de continuar con respecto a Raynera y demas. Poco a poco estoy definiendo como están conformadas las clases y en que lugares estarían cada personaje en la escuela. Por si no lo dije, vuelvo a dejarlo en claro, Pandora de Saint Seiya Lost canvas, cuenta con un propia historia aquí, totalmente desligada al mundo Saint Seiya. Lo mismo con Yumie Takagi de Hellsing. Ninguna de las dos tienen algo que ver con sus respectivas anime/manga, solo su diseño.

Pero ultimo pero más importante gracias por comentar El Solitario, Jiren El Gris, DanteSparda1959 (si, de verdad estuve mucho tiempo ausente xD) y Kamencolin

Así que, como siempre cualquier comentario o critica no duden en decírmelo. Este capitulo no tiene nada de mi intento de humor pero bueno era necesario. Ta luego.


Capítulo 6

Había cosas que simplemente no podía entender por parte de Rias. Puede que confiara en ella de sobremanera y que esté dispuesta a seguir cada orden que le pidiera. Pero en algunas ocasiones y aunque solo fueran pensamientos para sí misma, ya que no se atrevía a contradecirla ante el enorme respeto que le tenía. Koneko, llegaba a discrepar totalmente con las peticiones que le otorgaba.

Por ejemplo, en este momento ella con toda honestidad podía afirmar que no se sentía la persona más adecuada para esta labor actual. Es que ¿Cómo esperaba que precisamente ella pueda obtener información, cuando Sona, la cual tiene una capacidad de habla y persuasión sumamente alta –además de ser la líder del consejo estudiantil- ni si quiera pudo lograr obtener cualquier dato por parte del espeluznante humano de cabellos rojos?

Era una ridiculez, si se lo preguntaban.

Koneko se conocía perfectamente y reconocía que esto no era lo suyo. ¡Pero para nada! Si le pidiera, no sé, que golpee la cara a alguien, bueno, eso sí que sería otro cantar. Pero ¿obtener información? ¿Cómo se suponía que debía hacer ello? Puede que sea popular entre los humanos, algo que ni si quiera ella sabía cómo logro. Pero el punto es que, al contrario de lo que se pudiera imaginar con respecto a alguien tachado de "popular", Koneko, no encontraba nada en si misma que sugeriría tal atención hacia su persona. De hecho, quería creer que todo se debe por verse siempre en compañía de Rias, Akeno y Kiba. Dudaba que hubiera otra razón que se deba precisamente a sus propias cualidades, ya que estas no eran demasiado agradables.

Es decir, no se relacionaba con ningún humano, a menos que fuera estrictamente necesario. Su capacidad de socializar con alguien era totalmente pésima –y aun así la adoraban para su confusión- No reía, ni mucho menos mostraba cualquier tipo de emoción. Y cuando algo no le agradaba algo, como los pervertidos, entonces recurría simplemente a la violencia.

Podía entender porque seguían los humanos a Rias y sus amigos. Ellos tenían un carisma especial para desenvolverse con los estudiantes y profesores/as de Kuoh, lo cual causaba cierta empatía hacia los mencionados. ¿Pero ella? ¿Qué tenía?

Si, Koneko, definitivamente nunca entendería a los humanos. Aunque ahora tampoco entendía a Rias. Ella la conoce muy bien, por ende, sabe su forma de ser, su forma de actuar. No había manera para que ella fuera la indicada para esto. A decir verdad, la más adecuada para esto sería Akeno o la propia Rias. Honestamente no podía comprender porque le dio esta labor tan difícil, ¿acaso tanto confiaba en ella? ¿o no la conocía tanto como ella se imaginaba?... o simplemente se debía porque tuvo el infortunio de ir en el mismo año que él…

Por alguna razón pensaba que fue esto último…

En fin, una orden era una orden, después de todo. Por lo que debería tratar de resolver este asunto de alguna manera y sacar información a aquel humano particularmente raro y escalofriante. Es decir, un tipo de cabellos rojos que daba una mala sensación con solo verlo.

No obstante, y viendo el lado positivo, resulto gratificante ver que, por una vez coincidió con los humanos o al menos con los de su aula, ya que estos simplemente trataban de no mirarlo cuando él había ingresado hace unos cuantos minutos, para el disgusto de la pequeña demonio. Ciertamente pensó al principio que, por no verlo a primera hora en la academia, lograría desligarse de sus órdenes. Sin embargo, aunque muy tarde, el extraño humano apareció para su desilusión.

¿Y ahora? Bueno, sencillamente ni si quiera sabía por dónde empezar, como había dicho anteriormente era pésima para socializar. Para el colmo ese humano parecía ser lo mismo o peor aún que ella. Ya que durante el tramo de las clases de matemática podía oír rumores envueltos de susurros por parte de sus compañero/as de clase, sobre que la policía vino por él, que maltrato a una profesora el día de ayer. Y otras tantas cosas que ya no sabía si eran ciertas o no. Pero que simplemente la hacía desanimarse aún más, pues le era suficiente prueba para comprender que no obtendría respuestas fácilmente.

Por lo que comenzó a golpear con un dedo la mesa de su pupitre ignorando a la profesora de Matemática en busca de un plan que pudiera ayudarla y de paso no decepcionar a Rias.

—Vamos chicos, no es tan difícil— Expreso en tanto profesora enfrente del pizarrón, con un tono de voz que denotaba cierto desánimo al no oír respuestas –aunque también se podía distinguir en la faciones de la mujer su decepción- Motivo que llevo a Koneko en alzar y posar su mirada detrás de la mencionada, solo para ver que había escrito en el enorme pizarrón, obviamente. Causando que sus ojos se abrieran en par, ante la serie de problemas que ni si quiera tenía idea en que momento escribió, muchos menos de cómo resolverlas. Y negó para sí misma con frustración. No debió ignorar la clase. Razón por el que agacho su cabeza y negó para sí, hasta que —Yagami…— escucho la pequeña Nekomata.

Bien, ahora si que observo con suma curiosidad a la adulta. Captando como su postura e animo cambio drásticamente. Es decir, era totalmente evidente su ligero ceño fruncido y la mirada poco simpática que enviaba al muchacho. Cuestión que llevo a la pequeña demonio a desviar su atención hacia al mencionado. Dándose cuenta que no era lo única que realizo tal movimiento, pues lo demás alumnos también hicieron lo mismo.

Resulto un tanto comprensible del porque le enviaba esa mirada la profesora. El de cabellos rojo estaba observando la ventana como si nada. Probablemente fue la gota que derramo el vaso. Sin embargo, contrario a lo que cualquiera pudiera imaginar que sucedería. Cuando él oyó su apellido fue que decidió poner su atención hacia el pizarrón y dar inicio a responder lo que veía durante unos cuantos segundos.

Acción que ya ocurrió más de una vez durante la clase, claro está. La mujer no obtenía respuesta por parte de nadie y finalmente se decantaba por preguntarle a él precisamente. No sabía el porqué de la antipatía de la mujer. Pero cada vez que se refería hacia él podía dilucidar eso. Quizás ella estaba enterada de algo que no le agrado en lo más mínimo por parte del Yagami. Quizás lo que escuchaba por parte de sus compañeros de clases era cierto. Lo desconocía ciertamente. Aun así, era motivo suficiente para preguntarle a Rias y obtener más información. No era normal ver a alguien con tan mala fama e inclusive ganada en tan solo dos días, que hasta incluso los profesores parecían estar al tanto de ello.

De todas formas, Koneko decidió pasar su mirada de la profesora al Yagami constantemente. Escuchando como él respondía lo que veía en el pizarrón. Y presenciando como la profesora aunque lentamente, dejaba de lado su ceño fruncido, para dar asentimientos con su cabeza en conformidad ante lo que oía, durante cada segundo que pasaba.

—…así que tiene razón, no es tan difícil— termino Iori, desviando su atención con sumo aburrimiento hacia la ventana y pensando cuanto faltaría para que terminen las clases de hoy. Su parpados le estaba jugando una muy mala ante su deseo de dormir correspondientemente.

—¡Excelente, muy bien, muy bien! — bramo con suma alegría la profesora de matemática. Lo cierto, es que estaba comenzando a dudar de los rumores sobre él. Pues fue el único que la escucho durante toda la clase. Claro que, se la pasaba mirando la ventana, detalle que no le agradaba en lo más mínimo, pero al fin y al cabo era el único que le respondía sin ningún tipo de fallas —Por favor Yagami, pase— expreso entusiasmada la mujer extendiendo su brazo con la tiza en mano, esperando que el de cabellos rojos se levantara de su lugar y comience a escribir su excelente resolución en donde correspondía.

Fue entonces que una sonrisa mental apareció en la mente de Koneko, ante la idea que se le vino en mente. Mientras observaba al de cabellos rojos acercarse a paso lento hacia el pizarrón para escribir su respuesta con una mueca de fastidio.

Ella pudo haber escuchado muchas cosas entre lo susurros, como que era un delincuente, un maltratador, maleducado, un rebelde y esto que aquello. Lo cual desconocía si era verdad, pues la única información que le dio Rias es que no era un humano normal. Y que la fuente de energía que invadió a la academia hace tan solo un día atrás era perteneciente a Iori. Pero fuera de eso, poco y nada sabía. Hasta ahora claro.

Puede que lo tacharan como delincuente sus compañeros de clase, pero para su opinión personal, vaya delincuente aplicado e inteligente era el sujeto malhumorado de cabellos rojos. Siendo precisamente eso, la oportunidad que encontró para poder entablar una conversación con él. Tan solo debía pedirle que la ayudara un poco con la clase del día hoy. Después de todo realmente necesitaría una pequeña ayuda. Pues se perdió la mayor parte de lo que dio la profesora, gracias a estar sumida en sus pensamientos.

Lo único que debía hacer es esperar el inicio del segundo y a su vez ultimo recreo. Antes de iniciar su plan. Solo esperaba conseguir algo. Es que, lamentablemente algo mejor no se le ocurrió y no sabría que más podría hacer.

######

Yumie no estaba muy segura de que esta academia fuera un lugar seguro. Pandora, su hermana mayor le había dicho que actuara con tranquilidad. Y que nada malo sucedería. Al fin y al cabo, sabía perfectamente como ocultar su poder.

No obstante, había seria razones por el cual le era sumamente difícil mantener su calma. Sabia donde estaba su hermana en este momento. Y con quienes estaba precisamente. No paso por tanto entrenamiento como para no darse cuenta que el aula de tercer año, donde su hermana tendría clases había por lo menos tres demonios. Es más, quería pensar que con suerte no serían más. Ya que, a pesar de confiar en las habilidades de Pandora. Aun así, no podía evitar tener miedo. ¿Y si esas demonios acoso tenían alguna relación con Katerea Leviathan, la asesina de su madre? -No, debía mantener la calma. Todo saldría bien mientras se mantengan ocultando su fuerte energía humana, ¿no? –

—Hey, ¿estás bien? —

La chica parpadeo varias veces antes de olvidar, al menos por el momento sus temores, cuando observo al muchacho sentado a su costado.

—Si, Issei…es-toy bien—

—No lo pareces…— expreso alzando ambas cejas el castaño. No siendo por una vez en su vida un despiadado pervertido como normalmente lo era.

Aunque había buenas razones para no serlo. incluso cualquier lo haría en su lugar. Pues estaba en riesgo su salud o más bien parte preciadas de su físico, si llegaba a hacer alguna tontería.

Pero para dejar en claro, la cuestión se remonta a primeras hora del día en la academia. Momento en que él estaba sumamente alegre por la fortuna de encontrar el día ayer, no solo un club, sino también un club con dos bellezas como integrantes, Murayama y Pandora, aunque debía admitir que, si pensaba en esta última, se le hacía agua en la boca, sí, todo un baboso el joven muchacho. -en ese momento, claro-

Obviamente para Issei, el haber conseguido tal hazaña –Bueno, así lo consideraba él- resulto ser un motivo más que suficiente para presumirlo. Y no había mejor forma que, mostrarles a sus amigos las hermosas chicas con quienes trabajaría. Bueno, en realidad solo tendría que buscar a Pandora. A Murayama ya la conocía desde el año pasado, al igual que sus dolorosos golpes.

Siendo este el motivo por el que emprendió marcha con suma diversión, en busca de la bella mujer gótica ante la confusión de Matsuma y Motohama -que no le creían en lo mas mínimo sus afirmaciones-. Resultando ser una labor fácil. Pues todos los alumnos estaban en el patio en espera del pequeño acto por ser el día en que iniciaran las clases.

Realmente fue muy gratificante el verla, junto a una chica con estilo similar y a Murayama charlando con ellas dos. De hecho, hasta se ilusiono en pensar que probablemente iría a segundo año junto con él. Aunque también podía ser probable que iría a la división C, en donde estaba Murayama. Por algo estaba la aludida con ambas.

De cualquier manera, lo siguiente que hizo en ese momento es ir hacia donde estaban la tres, con toda la confianza del mundo y una sonrisa descarada para la incredulidad de sus amigos, en busca de saludar a las chicas y demostrarles que decía toda la verdad sobre que trabajaría con ellas o más bien con dos de las tres presentes.

Razón por el que logro enterarse de cosas importantes. La primera es que la bella chica situada al lado de Pandora, de un aspecto gótica similar a la mencionada resultaba ser la hermana menor y por si no fuera poco también estaría en el club de música. Razón por la que casi chillo de emoción en ese momento. Claro que, debió contenerse de hacerlo, porque no solo sería ridículo, sino también estúpido. Lo segundo, aunque esto lo considero muy malo. Es que Pandora esta en tercer año de la división A, lo cual significaba que iría con las chicas y el idiota más popular de la academia. Rias, Akeno y Kiba. A decir verdad, por las dos primeras, no le molestaba en lo más mínimo, pero ¡diablos! sí que le molestaba por Kiba, todas babeaban por él. Y tercero e último, supo algo que pudo considerarlo sumamente afortunado para él, pero ciertos acontecimientos, como una amenaza que hasta ahora no puede olvidar. Termino por no ser tan bueno como imagino.

Yumie, la hermana menor de Pandora, resultaba estar en su misma división. Festejo mental que no pudo hacerlo cuando Murayama, tuvo la grandiosa idea de decirle que él es un pervertido y que debería tener cuidado. Causando que todo se arruinara de muy mala manera. El hecho es que, sorpresivamente Pandora lo tomo del cuello de su camisa y lo alejo de su hermana como también de Murayama a un lugar bastante distanciado de aquello dos…

¡Y por todos los cielos aun recordaba lo que le dijo y lo escalofriante que fue esa mujer!

Intentas algo con ella y te castro—

No era la primera vez que le decían algo así, pero sin lugar a dudas esta vez fue muy terrorífico. Incluso más que ver a Murayama dispuesto a golpearlo. Poco sabia Issei que Pandora libero una muy pequeña parte de su poder, para poner más énfasis en su amenaza.

La cuestión es que, el castaño se lo tomo muy en serio. Por ende, actualmente estaba sentado al lado de Yumie portándose lo mejor posible. Tratando de que nadie la molestara. E inclusive viéndose con la difícil tarea de lograr mantener a sus dos amigos alejados de ella. Por alguna razón sentía que por cualquiera motivo Pandora lo culparía a él. Y como de verdad no quería ser castrado -Pandora sonó demasiado dispuesta a hacerlo- Estaba en modo súper guardaespaldas esperando que el timbre sonara rápidamente, así se relajada un poco de desprender tanta amabilidad.

Hasta que sonó lo que tanto anhelaba y alzo sus brazos al aire con emoción.

—¡Si, al fin! —

—Hyodo ¿qué significa ello? — bramo la profesora de historia molesta.

—Uh…— rápidamente se dio cuenta que esa exclamación no fue muy inteligente.

######

Finalmente, sonó el timbre. Y para su suerte, Koneko, había notado que no salió del aula o al menos eso pensaba. Por lo que giro simuladamente desde su asiento, solo para asegurarse ante sus dudas. Notándolo tal como imaginaba al fondo de la sala sentado al lado de la ventana, ¿durmiendo? Eso…bueno, eso sí que fue inesperado.

Honestamente, no sabía si tomarlo como algo bueno o malo. En cierta forma, temía que ello arruine su plan. Desconocía como podía reaccionar aquel extraño humano. Aun así, debía intentarlo. Cuanto más rápido haga esto, más rápido saldría de esta situación que se comprometió a cumplir, aunque tuviera éxito o no.

Camino lentamente hacia el humano de cabellos rojos, pensando en cómo iniciaría esto. Mientras buscaba parecer lo más amigable posible. Tarea que requería mucho esfuerzo para alguien que normalmente, no suele denotar ningún tipo de emociones.

—Disculpa…— Expreso, esperando cualquier respuesta. Lo cual no hubo durante algunos segundos. ¿De verdad estaba durmiendo? —Ejem hm…¿hola?— volvió a hablar la pequeña demonio, alzando un poco su voz. Notando como el Yagami abrió sus ojos con desgano, pero frunciendo el ceño para ver quien se atrevió o molestarlo. ¿Es que acaso no podían dejarlo un minuto en paz?

Y observo a la pequeña chica de cabellos plateados que se acercó a su lado con una hoja en mano. Clavando sus ojos rojizos en ella, para luego atinar a inspeccionarla descaradamente de arriba, abajo. Enfocándose principalmente en la energía que provenía de ella.

—(Vaya… ¿Por qué no me extraña?)— se cuestionó mentalmente, al descubrir que se trataba de otro demonio más. A decir verdad, estaba comenzando a pensar que lo hacían apropósito. De cualquier manera, no podía negar que le causó cierta confusión, podía darse cuenta que era un demonio, pero a su vez que era algo más. La energía que provenía de la pequeña chica era particular a comparación de los demás que conoció para su desgracia –bueno, así lo pensaba él- Aun asi —¿Qué quieres? — cuestiono de mala gana a fin de cuenta.

—Me preguntaba si podrías ayudarme con lo que dimos hoy en matemáticas y…bueno eso— termino como pudo, Koneko. Tratando apestosamente de ser lo más agradable posible. Pero al ver mirada del sujeto de cabellos rojo supo que no logro. Aunque ella misma debió aceptarlo con ligera molestia ¡¿qué otra cosa podía hacer?! ¡No era buena para esto!

Yagami sabía que podía decirle con suma facilidad que se pierda y lo deje en paz. En realidad, quería hacer ello. Pero la circunstancia por la cuales paso este día. El regaño de Mavis. La provocación de Tsubaki con delatarlo ante la profesora por la herida que le causo en su muñeca. Lo llevo a simplemente a contenerse y tratar de ser lo más cordial con la enana enfrente suyo.

—¡Bien, dame eso! — bramo. Ok, probablemente no fue tan cordial como hubiese deseado, pero le dejo en claro que la ayudaría. Eso era lo que importaba ¿no?

—Espera… ¿qué? — Atino a decir Koneko más que sorprendida e ignorando la manera en que le pidió la hoja. Realmente estaba segura la iba a mandar al diablo.

—No tengo todo el día— expreso rápidamente Iori, sin paciencia. Con ganas de hacer esto rápido para poder volver a su respectiva siesta, aunque fuera solo minutos.

—Oh si— se apresuró a decir la pequeña dejando su hoja en su pupitre. Antes de dirigirse a buscar una silla cualquiera y traerla hacia donde estaba él. Para tomar asiento a su lado. Quedando de esta forma en un rotundo e incómodo silencio. Sin saber que decirle para iniciar una conversación. Además de dudosa por lo que sucedida. Es decir, ¿no se suponía que él debía preguntarle cuál era su problema? Por qué ante sus ojos lo únicos que estaba viendo es al de cabellos rojos, escribir incesantemente sobre la hoja que le dio, como si quiera sacársela de encima rápidamente —Disculpa…de hecho, me gustaría que me expliques como resolver, no que…—

—No estoy colocando las respuestas, solo te hago una pequeña guía después lo resolverás tu— corto el Yagami con el ceño fruncido y concentrado.

Finalmente, Koneko se frustró al darse cuenta que simplemente no estaba yendo a ningún lado. Y eventualmente apareció su verdadera forma de ser ante lo cansada que se estaba volviendo tratar este asunto. Por lo que observo con seriedad al de cabellos rojos.

—Sabes, aunque es cierto que necesito ayuda. En realidad, mi objetivo es obtener respuestas sobre quien eres y porque siendo un humano eres tan fuerte—

Iori dejo de escribir y alzo una ceja con diversión por escuchar cómo cambio el tono de la pequeña. ¿Acaso pretendía asustarlo?

—¿Y si me niego? — afirmo con calma. Notando como la pequeña chica lo observaba con suma seriedad. Totalmente distante a como se había presentado.

—Bueno…pues entonces…— y Koneko comenzó a desprender su poder demoniaco a enormes cantidades. Causando que las sillas, al igual que las mesas comenzaran a temblar ligeramente. Sin embargo, lejos de notar nervios en él o de verse intimidado por su poder demoniaco. Solo noto que Iori se reclino en su asiento con seriedad, para luego observarla.

—Son realmente molestos ustedes— fue lo único que atino a mencionar el Yagami. Concluyendo que probablemente lo dejarían en paz si les daba las respuestas que tanto querían —Bien, pregunta de una vez antes de que me arrepienta, pero solo diré lo necesario—

La pequeña Nekomata parpadeo varias veces con suma incredulidad. Se dio cuenta que el liberar su poder ni si quiera lo mello. Estaba realmente calmo. Sin embargo, lo había logrado, en contra de todo lo que imaginaba, pudo hacerlo. De verdad, obtendría información y de una manera fácil.

—Bueno, eh… ¿realmente eres humano? — inicio, no sabiendo muy bien por donde empezar. No es que como si Rias le haya entregado una serie de cuestionarios, después de todo. Aun así, le pareció la pregunta más sensata. Ya que ella por su parte, no podía creer, ni entender como un humano puede tener tanto poder bruto, al punto que su energía pueda colmar todo un instituto. De hecho, ni ella podía hacer eso. Simplemente libero su poder demoniaco anteriormente a sabiendas del riesgo en que podría encontrarse.

Además, y esto había que dejarlo muy en claro, porque sin lugar a dudas la ponía muy nerviosa. Si él le daba respuestas tan fácilmente, significaba que ni si quiera les consideraba amenaza. Que realmente confiaba en su propio poder o peor aún, que tenga más poder de lo que libero.

Inconscientemente Koneko trago saliva. Ahora entendía porque desde la primera vez que lo vio, lo primero que sintió fue una terrible mala sensación.

Él era peligroso.