Desperté en mi cama junto a las mismas paredes manchadas, el olor a humedad y las cortinas roídas que serpenteaban llevadas por el viento invernal que se colaba desde mi ventana rota, encogí un poco más mi cuerpo tratando de guardar el calor bajo las sabanas, bostece cerrando los ojos con fuerza, deseando que mi madre no se levantara de su resaca, que se quedara dormida porque yo no desea ir a clases, no podía quitarme de la cabeza los ojos azules y llorosos de Butters, la forma en que susurro mi nombre y me repetía cuanto me quería, era doloroso.

Antes de que pudiera seguir auto torturándome mi madre dio un grito afónico amenazándonos para que nos alistarnos y bajáramos a desayunar, di un suspiro largo y cansado, mis últimas esperanzas de quedarme en cama desaparecían, estire mi cuerpo y di unos cuantos pasos para quitar los residuos del sueño, cuando estaba frente a la puerta de mi armario tomando mi vieja parca naranja y peinando mi cabello vi por el reflejo del espejo algo reptar a lo largo del techo, era una figura negra similar a un lagarto enorme y deforme, solo podía distinguir entre tanta negrura un par de ojos rojos encendidos y furicos, abrió las fauces y un miasma asqueroso con olor pútrido cayó al piso, quise gritar y salir corriendo pero estaba inmóvil con los ojos desenfocados por el terror, pensé que soñaba pero cuando comenzó a acercarse a mi sentí el dolor más terrible que nuca pensé tener, mi cabeza se sentía pesada y pensé que explotaría, las lágrimas comenzaban a aglomerarse en mis ojos y emití un gemido que dude provenía de mí, era agónico y estrujado como el llanto de un pájaro a punto de morir, mi cuerpo temblaba y mordí mi labio con fuerza suplicando que todo fuera mentira, cuando ese espectro estuvo a milímetros de mi nariz mis manos reaccionaron aterradas y arrojaron contra el cajas llenas de juguetes viejos y rotos junto a revistas pornográficas llenas de polvo que se encontraban en la parte alta del closet.

Escuche el estruendo mientras las partículas de polvo me enceguecían. Casi ruedo por las escaleras al intentar huir, esa cosa golpeaba la puerta intentando salir, la atranque con fuerza desde afuera hasta que se dio por vencida, el hedor era lo único que persistía, era angustiante, mire por minutos eternos el pomo de mi puerta armándome de valor, mis dedos estaban engarrotados, cuando me decidí a abrir la puerta ese espectro se había marchado dejando apenas una huellas visibles en el techo que fácilmente se confundirían con humedad filtrada desde el techo, lo único que evidenciaba su presencia era el desastre de cosas tiradas por toda mi habitación además del espejo roto, nunca lo oí romperse pero ahí estaba, fragmentado por completo como si alguien le hubiese dado un puñetazo pero sus trozos se mantenían unidos, di un suspiro extrañado y antes de que pudiera recoger algo Karen estaba llamándome, apenas agarre mi parca baje las escaleras.

Todos ya estaban desayunando a excepción de mi padre que seguía tumbado ebrio en el único sillón de nuestra casa. En la mesa apenas había unos panqueques congelados en el centro y quemados por las orillas…no alcanzaban para los tres, mamá siempre decía que no tenía hambre pero era para que mis hermanos y yo lográramos comer algo. Decidí que hoy yo tampoco tendría hambre así por lo menos Karen tendría algo más que desayunar.

Mire la hora en el reloj de la cocina y era tarde…muy tarde, por lo general mi bus pasaba quince minutos antes del bus de Karen así que me fui lo más aprisa que mis piernas me permitían dando un portazo.

Corrí a toda prisa, puse mi capucha encima de mi cabeza y la cubrí con todo lo que me permitía la tela, mis huesos dolían y estaba agotado… aun no podía creer que un espectro había aparecido en mi habitación intentando devorarme sin importarle que ahora estaba vivo, había despertado en mi cama como todas y cada una de las veces donde renacía…estaba vivo aún estaba vivo por hoy, ese pensamiento me dio una sacudida nada placentera en la espina dorsal sin contar la carrera que me toco hacer para llegar a la parada del autobús escolar, mi pecho quemaba, el aire congelado quemaba mis pulmones con furia, sin piedad y estaba seguro de que tendía a Kevin encabronado al llegar a casa.

Al subir al autobús lo primero que vi fue el cabello rubio y esponjado de Butters sobresaliendo desde los asientos, mientras me acercaba a él pude notar que lucía cansado, vestía una bufanda extra de color violeta y tenía un par de ojeras leves en ambos ojos pero sonreía a la ventana viendo como pequeños copos de nieve empezaban a caer, su reflejo en el cristal lucia como una acuarela sacada de un cuento de hadas, no se percataba aun de mi presencia tras de él y quise sentarme a su lado pero Cartman me empujaba desde atrás haciéndome avanzar, por lo general Kyle y Stan se sentaban juntos y Cartman y yo igual.

Maldije por lo bajo mientras Kyle gritaba a Cartman y Stan simplemente los dejaba ser, la ventaja del nihilismo pensé comenzando a irritarme más de lo normal, hoy no…solo hoy no intenten matarse suplique internamente con la esperanza de que se calmaran, varias calles después seguían gritando y jalándose los cabellos como un par de niñas peleonas, gruñí inconforme.

-¡A callar! –Di un grito sofocado por mi parca pero ambos eh incluso medio autobús se quedó en silencio observándome.

Butters dio un brinco asustado mirándome interrogante y preocupado, al instante me sentí culpable y baje la cabeza en gesto de disculpa pero Kyle dejo de mechonear el cabello de Eric y Eric dejo la letanía de que los judíos querían apoderarse del mundo.

-Cielos Kenny ¿Tu familia es tan pobre que estas encabronado?

Basto una mirada llena de ira para que el culón de Eric se callara por completo
Minutos después estaba recostado con los ojos cerrados y los brazos cruzados sobre mi pecho

-Kenny...amigo ¿Estas bien? –La voz preocupada de Stan me reconforto un poco, era suave y sonaba tan cálida, di un suspiro y toque sus hombros aun a ciegas

-Solo estoy un poco cansado Stan. –No había mentido solo guarda un poco de información, solo la necesaria, para que ellos no se preocuparan…de todas formas explicarles todo sería en vano, hoy también podría morir y ellos olvidarían... como siempre todo se reiniciaba.

Aunque Butters,,, el había cambiado, sus ojeras y la suplica en su mirada seguían intactas, como ayer, como en la madrugada, me maldije internamente...

Esto no puede ser posible.