Habían pasado tres días desde que Shouto había llegado a casa y aun no parecía adaptarse bien. Pedía permiso para ir al baño o para ir a su habitación. Comía apenas un par de bocados y todas sus respuestas eran monosílabos. Cuando estaba en su habitación no cerraba la puerta, permitiendo que ellos lo vieran jugar con un auto azul en el suelo, sin hacer ruidos o hablar.

Ambos estaban frustrados, creyeron que darle espacio era lo indicado pero parecía que le estaban dando el mismo trato que en orfanato sólo que ahora era el único niño.

Aizawa pidió el expediente por mail en la noche del segundo día. Seguramente la institución guardaba algún registro del comportamiento del niño y algún dato relevante. Tenían lo papeles legales y médicos además de que ya habían reservado una cita con un psicólogo para asegurarse que Shouto no cargará con traumas. Aizawa tal vez era un padre sobreprotector.

― Tranquilo Shouta sólo han pasado tres días.

― Estoy tranquilo. ― Susurro mientras revisaba su bandeja de entrada, notando que tenía una respuesta a su petición de la noche anterior.

― Nop, no lo estas. ― Suspiró Hizashi mientras colocaba una taza en la mesita de café que Shouta tenía en frente. ― Estas inquietó… ¿Qué opinas de desayunar aquí? Con la televisión encendida tal vez sea menos tenso para Shouto.

Aizawa tomó un sorbo del té, calmandome en el acto, mientras sopesar las palabras de su marido. Soñaba a un buen plan. Bajo la tapa de su computadora, dejando eso para más tarde.

― Suena bien ¿Necesitas ayuda?

― Planeó hacer algo occidental, leche con chocolate, algunas tostadas con mermelada y unos huevos.

El pelinegro asintió mientras terminaba su té y se disponía a hacer las tostadas.

― No se si querrá leche tibia o caliente.

― Hazla tibia, si no le gusta podrás hacer la fría rápido.

― Cierto.

El tiempo pasaba lento mientras ambos se disponían a preparar la comida. Shouta casi chocó con Hizashi cuando volteó a tomar la canasta para poner las tostadas. Pero por suerte eran ágiles así que se esquivan sin problemas, aunque Hizashi le tomo el gusto y volvió a intentar chocar a su marido, este se rió y lo enfrentó, lo que ocasionó una especie de danza rara en la cocina. Que terminó con Hizashi, siendo sostenido por Shouta, a centímetros del suelo como en esas peliculas de romanticas españolas donde bailaban.

Shouta sonreía mientras Hizashi trataba de respirar y reír sin soltar el agarre que tenía en el cuello del pelinegro. Unos pequeños aplausos desde la esquina de la isla de la cocina los sorprendieron. Shouto aún tenía la pijama puesta, que era blanca con una raya roja, y su cabello estaba desordenado, pero sus ojos se ampliaron en fascinación, como si el juego de los dos adultos se hubiera visto muy bien.

Los dos sonrieron con dulzura mientras se ponían de pie e interpretaron una pseudo reverencia artística. Mientras Shouta inclinaba la cabeza, Hizashi inclinaba todo el cuerpo teatralmente mientras mantenía una mano en el pecho y la otra al aire. Su hijo los complació con un par de aplausos más antes de que ellos le hablarán con entusiasmo.

― ¡Buenos días Shouto! ¿Cómo descansaste?

― Buenos días Shouto.

Hablaron al mismo tiempo antes de seguir haciendo el desayuno, querían hacerlo sentir a gusto con ellos pero tampoco querían atosigarlo con demasiada atención o muchas preguntas. De a poco, sutilmente, querían ganarse su confianza.

― ...Buenos días...yo… eh...bien… pero...yo…

Shouta término de tostar el pan y le dirigió la mirada al infante, no muy pesada pero sí demostrando que tenía su atención. El pequeño se mordió los labios indeciso antes de mirarlo a los ojos y preguntar.

― ¿Puedo ayudar en algo?

Era la oración más larga que había oído en tres días. Shouta sonrió con cariño mientras se acercaba lentamente a su hijo.

― Claro, pero antes debo saber si cepillaste tus dientes esta mañana.

La sonrisa que había empezado a formarse en los labios decayó en un segundo. Desde que había llegado ahí Todoroki había mantenido su higiene personal bastante bien. Acatando las órdenes de sus mayores a la hora de tomar un baño, lo hacía sólo. Sabía dónde iba la ropa sucia y como acomodar las mantas de su cama. Era bastante autosuficiente. Pero eso no quitaba que seguía siendo un niño que a veces era despistado.

Shouta le acarició la cabeza, alizandole los cabellos rebeldes que negaban a caer normalmente. El pequeño se mantuvo callado unos segundos sin saber qué hacer. Por suerte no tuvo que decir nada porque Hizashi intervino con alegría.

― ¿Qué te parece si nosotros preparamos esto mientras te lavas los dientes y tu después me ayudas a ordenar todo?

El pequeño asintió con poco entusiasmo pero con una sonrisa en la cara, antes de trotar hasta el baño. Habían conseguido un banquito color azul para que el llegue al lavabo sin problemas, y ya habían garantizado que funcionaba bien y era seguro.

Terminaron de colocar las cosas en la pequeña mesa ratona y se sentaron en el suelo, a la espera de Shouto. Terminaron haciendo una tetera llena de té de sakuras para aromatizar el ambiente. Cuando Shouto volvió, aún en pijama, se sorprendió al verlos en el suelo del living.

Se colocó en al lado de Shouta justo donde su vaso con dibujos de estrellas estaba. La televisión transmitía algún dibujo animado que los adultos no reconocían muy bien, pero Shouto se vio absorbido por la pantalla unos segundos antes de posar su vaso entre sus labios y probar el líquido aún tibio. Tuvo una reacción de ascó instantáneamente. Hizashi tuvo que aguantar una risa entre sus dedos. En estos días Shouto sólo había tomado leche sola, yogurt o jugo. Era la primera vez que tomaba con chocolate, aunque Shouta había notado un cierto patrón en sus reacciones.

― Shouto. ― Espero a que el niño bajara el vaso de nuevo a la mesa y le prestara atención. ― ¿No te gusta la leche?

El pequeño pareció avergonzarse por haber sido descubierto. Esperaron unos segundos a que este les diera una respuesta verbal.

― No.

Otro monosílabo, él pelinegro sentía que avanzaba un paso y retrocedía diez. Trató de ser paciente, empezó a colocarle mermelada a una tostada mientras comenzaba a hablar, para quitarle la posible tensión a la situación.

― ¿Porque no nos dijiste?

Indaga antes de morder la tostada. Hizashi en la esquina de la mesa tomaba su té en calma, prestando atención a la situación pero sin necesidad de interferir esta vez.

Shouto en cambio puso una nueva cara de disgusto mientras tomaba una galleta con forma de triángulo y le daba un mordisco a una punta. Retrasando su respuesta. Estaba bien, le darían su espacio y no presionaron más de lo que consideraron adecuado. Cuando Todoroki terminó su galleta suspiro con cansancio.

― Es que… papá decía que si yo no comía lo que había en la mesa entonces… entonces no comería nunca más.

Shouta parpadeo con lentitud, digiriendo las palabras que había escuchado. Hizashi por otro lado se veía tenso y emocional, le sorprendía que no se estuviera mordiendo el interior de la mejilla. Ambos callaron algunos segundos, cruzaron miradas de entendimiento al sentirse inseguros. Shouta sería el primero que intentaría conectar con su hijo, había esperado días enteros para hacerle entender a alguien que él sería su apoyo.

― Shouto, ¿crees que somos iguales a tu padre?

Shouto medito unos segundos, negando con la cabeza antes de mirarlo directo a los ojos. Shouta sonrió de alivio por esa respuesta.

― Sabes, a Hizashi y a mi nos gustas mucho, nos gustas tanto que ya te queremos como parte de nuestra familia. Y en nuestra familia es muy importante que todos seamos felices y estemos a gusto.

El pequeño seguía cada una de las palabras que el hombre mayor le decía. Como si le estuviese contando de un mundo mágico donde los árboles daban dulces en vez de manzanas.

― En nuestra familia nos queremos,respetamos y ayudamos. Yo jamás querría que alguien de mi familia se sienta atacado o sea infeliz por mi culpa, y si fuera así yo me disculparia y trataría de remendar mi error.

Shouto asentía en entendimiento, con un pequeño puchero en los labios.

― Yo quiero que seas parte de mi familia, por eso te pedimos que vivieras con nosotros. Depende de ti Shouto ¿quieres ser parte de nuestra familia?

Al terminar de hablar pudo sentir como la mano de Hizashi se deslizaba hasta la suya por encima de la mesa. El infante dejó de mirarlo a los ojos mientras se observaba las palmas de las manos, callado. Pasaron un par de minutos en donde los tres guardaron silencio y la televisión cambiaba de programación. Hasta que Shouto habló de nuevo.

― No puedo.

El corazón de Shouta se le cayó hasta el estómago al ver la expresión de dolor que le dirigía el niño. Sin entender del todo a que se refería. Hizashi le apretaba la mano, manteniéndose firme a su lado. El pelinegro volvió a hablar, con una voz calmada y algo severa.

― ¿Por qué?

Todoroki no pudo aguantar las lágrimas, empezando a gimotear. Los dos adultos no aguantaron la situación, Hizashi se paró, rodeando la mesa, y sentó al pequeño niño en su regazo mientras Shouta tomaba las manitos de este y las acariciaba con dulzura. El llanto pareció aumentar cuando intentó explicarse.

― Es que mamá decía que todo era mi culpa, y que yo rompí a mi otra familia y no quiero romper la suya por ser así…

Miró a Shouta con la cara empapada en lágrimas mientras jadeaba por el aire que los hipos no le dejaban obtener. Hizashi empezó a acariciarle un brazo mientras susurraba armoniosamente sin llegar a tararear. Esperaron a que el pequeño se calme. Ambos estaban angustiados pero lo importante en ese momento era reconfortar al niño.

Shouto parecía serio y capaz, no daba la sensación de ser un niño. Uno que guardaba miedos y traumas debido a un duro pasado. Un duro pasado del cual se culpaba, uno que lo condiciono para que fuera de la manera que es ahora. Era un pequeño con miedos que nadie parecía haber tratado de escuchar. Se sentía rechazado y aislado, culpable y obligado. Eran demasiadas emociones para que alguien de esa edad padezca en soledad.

Cuando las lágrimas cesaron, los arrullos de Hizashi se detuvieron, sin tratar de bajarlo de sus piernas o parar las caricias que le daba. Aizawa continuó cuando sus ojos conectaron con los del pequeño.

― Shouto, no se que es lo que tu madre pensaba al decirte eso pero puedo asegurarte que estaba equivocada. Porque yo se que eres incapaz de eso, así como se que eres incapaz de romper nuestra familia. Y también puedo puedo decirte que no hay nada que nos haga más felices a Hizashi y a mi que el que tu te vuelvas parte de nuestra familia.

Hizashi intercedió finalmente al sentir que era necesario reconfortar en este momento.

― Nada nos haría más feliz que quisieras ser parte de nuestra familia, y no importa si tu mamá decía que era tu culpa porque estoy seguro que no entendía ni papa.

Shouta lo regaño con la mirada antes de volver a llamarle la atención al niño.

― No voy a dejar que nada ni nadie dañe a mi familia así que puedes estar tranquilo de eso.

Shouto asintió mientras se frotaba el cachete con la manga de su pijama. Suspirando al sentir como la tela absorbía toda la humedad de su cara. Sonrió tímidamente antes de responder.

― Me gustaría ser parte de su familia.

Shouta se permitió sonreír antes de que su marido lo atrape en un abrazo, enterrando al pequeño Shouto en el medio, quien se rió unos segundos por la sorpresa de la acción.

― ¡Genial! Entonces Shouto ahora eres oficialmente nuestro hijo y nosotros tus papás. Es oficial.

El pequeño se separó del abrazo acomodándose el desorden del pelo antes de mirarlos a ambos con una expresión desconcertada.

― ¿Cómo debería llamarlos? Si los dos son mis papás, sería confuso.

Shouta no había reparado en ese detalle así que también se vio perdido, aunque en realidad le daba igual el cómo lo llamará su hijo, pero Hizashi levantó un dedo con expresión de sabiondo antes de abrir la boca de nuevo.

― Yo pense en que a mí me podrias decir papi o papito y a Shouta le dirias papá o padre ¿No es fácil?

El pelinegro quiso suspirar y golpearse la frente. No había esperado nada y aun así se sentía decepcionado, aunque sabiendo como era Hizashi ni tendría que sentirse así. El infante parpadeo dos veces antes de aceptar la idea. Shouta no cabía en sí mismo, esperaba que ese método fuera útil por varios años, aunque no le molestaba ser "papá", es más, le llenaba el pecho de calidez.

Hizashi vitoreo al aire antes de tomar la tetera y correr a calentar su contenido. Shouta volvió a tomar la tostada antes de ver con Shouto intentaba volver a tomar un trago de su leche, ahora fría.

― No tienes que tomarla si no te gusta.

― Pero-

― No te dejaremos de dar de comida sólo porque no comas algo que no es de tus gustos. Simplemente puedes comer otras cosas.

Shouto se calló, alejando el vaso hasta el centro de la mesa. Suspirando con cansancio. Shouta creyó que era un suspiro demasiado pesado para esta hora de la mañana, pero debido a todo el episodio anterior no podía culpar. Jamás podría culpar.

― ¿Quieres tomar té con nosotros?

― Claro, aunque no se si me gusta.

Aizawa le contestó que no habría problema con ello antes de pedirle a Hizashi otra taza para Shouto. No tardó en traerla y llenarla hasta el tope con la infusión. Shouta le advirtió que estaba caliente y que esperará antes de probarla. Le preparó una tostada para que comiera mientras tanto, Hizashi volvió a hablar.

― Si algo no te gusta puedes decirnos, y no sólo con la comida, si no te gusta el volumen la música que escuchamos, el shampoo del baño o que seamos muy molestos siempre puedes decirnos y trataremos de resolverlo ¿Si?

Shouto asintió antes de probar el té y hacer la misma cara de fascinación que les dedico cuando los encontró bailando en la cocina. Suspiraron de alivio cuando este volteo a sonreírles mientras aseguraba que le agradaba el sabor.

Por suerte al fin parecía adaptarse a ellos.

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