- No tengo excusas, pero no se preocupen, que tarde lo que tarde, esta historia tendrá continuará-

Capitulo 4: Expreso de Hogwarts

Ese fin de semana fue el peor que había tenido desde hace algunos años. ¿Quién se creía ese tal Peter? Teddy no podía entender como un total desconocido cambió el ánimo de Leah de momento a otro, y el, paso a ser ignorado totalmente por la castaña.

Además, estaba el hecho de que no podía quitarse la imagen de la chica en ropa interior de la cabeza, y se sentía un completo imbécil por eso.

-Incluso yo caí rendido a sus pies cuando trajo ese pastel de moras- exclamó Julián, sorprendiendo a Teddy, que estaba apoyado en la pared de la casa, concentrado viendo como ese imbécil coqueteaba con Leah descaradamente mientras jugaban en la Piscina. Internamente se preguntaba en donde se encontraba su padrino para poner un alto a la incómoda situación.

-Me asustaste idiota- Señaló Teddy molesto.

-Y, a ti te han dicho, que si frunces tanto el ceño te van a salir arrugas ¿acaso no has aprendido nada de los consejos de belleza de Sirius? – Río el italiano. Pero su rostro se ensombreció de pronto - ¿Y, no aprendiste que estás comprometido y que no puedes celar a una chica soltera?

Teddy, quitó su vista de Leah y miró a Julián como si fuera un extraterrestre. Pero el chico solo señaló disimuladamente a donde se encontraba Victorie, quien lo observaba enfadada por algo.

-Yo no celó a nadie –Afirmó, no muy convencido, ya que por su cabeza las últimas horas pasaron distintas ideas por su cabeza que lo tenían bastante alterado.

-Entonces quita esa cara de estúpido y anda a revolotear a tu novia, quien parece que quiere sacarte los ojos con esas uñas falsas- indicó Julián.

- ¿Qué cara? - Cuestiono Teddy, sin poder evitar echar un vistazo a la piscina.

-Ese chico que vez allí, es el favorito de Mark, es castaño, de ojos grises, salió de los mejores colegios muggles, amante del rock británico, trabajó como DJ, participó en ese programa de concursos que le gusta a Sirius, pero a pesar de ser talentoso como cantante prefirió la cocina internacional, va en segundo año y se está volviendo reconocido – relató de memoria, no por nada lo había investigado desde que lo conoció – Pero, lo principal y más importante Teddy Bear está soltero, sin compromiso y tiene dos años de diferencia con Leah.

-Nadie te pregunto su perfil de Instagram, ni los años de diferencia con Leah... Pareciera que estás demasiado interesado en él.

-¿Hay que analizar a la competencia?, aunque sea la de tu hermano- palmeando el hombro del metaformago.

-No es mi competencia.

-Entonces deja de mirarlo con esa cara de dementor. Eres Teddy Lupin, el rompecorazones de Hogwarts, sólo la pequeña Leah era la afortunada de tener tu atención, bueno ella y la perra de tu prometida...

-Leah no tenía mi atención

Julián soltó una fuerte carcajada, que llamó la atención de los demás presentes -Cierro mi caso.

Y, Teddy no pudo refutar nada. Por lo que se puso de pie y para ahorrarse la vergüenza se retiró del jardín, para refugiarse de sus pensamientos en la biblioteca.


Quedaba solo un día para volver a Hogwarts, por lo que la castaña, como ya era tradición, estaba amasando, o bien peleaba con la masa de las galletas. Teddy desde hace algunos días, la estaba ignorando, lo notaba. Estaba bien, ella había querido apartarse un poco desde lo que sucedió en su dormitorio, que, si bien no era la gran cosa para el chico, para ella fue un momento de máxima vergüenza. Por eso se había escondido del, pero al parecer él lo tomó como la Ley de Hielo, y la ignoraba olímpicamente, tanto que le habían llegado a preguntar si habían discutido o algo similar.

Pero, además, de un día para otro paresca que Edward no podía sacar las manos encimas de Victorie, no era tan inocente como para no pensar en que ya se habían acostado, pero le molestaba ver esas acciones frente a ella, y la que por supuesto más lo disfruta era esa... esa... mujer...

-Bruja malévola, rubia, perfecta, sacada de una revista de modelos, maldita veela, zorra... zorra... zo...- mascullaba Leah con rabia, entre una lucha constante con la masa. Dominique y Blue McLean, una de sus mejores amigas desde que ingresó a la escuela de magia, reían a modo de burla de su amiga.

-Debería enojarme por tus palabras y defender a mi hermana ¿no? - preguntó Dominique, mientras observaba a su amiga golpear la masa de las galletas.

-Eso sería correcto- señaló Blue mientras reía y probaba algo de la mezcla de las galletas y se ganaba la mirada reprobatoria

-pero qué le vamos a hacer, si hasta razón tiene la pobre baratija enfrente de nosotras.

-Deja de menospreciarme...

-Entonces deja de pensar en mi hermana y haz algo... la muy... pu... rubia... de mi hermana, ha colmado la paciencia de todos con su infinito amor a Teddy Bear- señaló mientras rodaba los ojos.

Victorie había estado actuando como la novia perfecta toda la semana y ya los tenía agotados a todos.

-hasta que lo amarró- sentenció Blue, con una mueca de desagrado -Aunque, a pesar de llegar comprometido, debes agradecer que volvió de su intercambio -agregó, intentado buscar el lado positivo.

-No, porque está enamorado y se va a casar- indicó.

- y ¿cuánto te molesta del 1 al 10? -preguntó Blue con sorna.

-mejor no hablo

-Mejor no hagas galletas -Habló Dominique, quitando de la mano de la castaña el uslero antes de que volviera a pegarle a la masa y la desintegrase.

Quizá Nique tenía razón pensó Leah y debía dejar estas cosas atrás, pero se había convertido en una tradición, ya que desde que tenía memoria en cada ocasión especial le preparaba galletas, incluso estando fuera de Inglaterra, ella se las enviaba a cualquier parte del mundo. Pero ahora Teddy había vuelto a su hogar, y no era por ella, sino porque la perfección Weasley había hecho hasta lo imposible para que Lupin volviera y amarrarlo.

Y, la Veela no hacía más que sacárselo en cara y lamentablemente caía en las provocaciones de Victorie, quien desde que ella era pequeña, la hizo a un lado, solo por expresar a viva voz su enamoramiento por Ted. No fueron pocas las veces que la rubia le había hecho la vida imposible, pero se contentaba al saber que era más inteligente que ella, y a estas alturas, se guardaba para ella sus palabras, para no verse afectada. Además, tenía de su parte a toda la familia, bueno a toda menos a Teddy, que no se deba por enterado de la pequeña Guerra Fría que vivía con Victorie desde hace algunos años, o bueno, mayormente desde que empezó mi fase de adolescente...

Su amiga Blue, la sacó de sus pensamientos.

-¿No has pensado en olvidarte de Teddy?- Preguntó de forma inocente, a lo que ambas chicas la miraron con cara de "¿Es una broma?"

-No me miren así -Dijo mientras levantaba las manos en señala de inocencia -Pero es que desde que te conozco es que sé que estas enamoradas de Teddy, y me has hablado del cómo tu amor imposible, yo no creo que sea así, porque ese hombre se desvive por ti, pero creo que ambos tienen miedos, mis cartas te lo dijeron esa vez. Pero ni tú, ni él se atreven a algo más... -Argumento Blue.

Deberías salir algún chico, la mitad de Hogwarts va detrás de ti, está este chico Peter, que está demasiado caliente para dejarlo ir, aprovecha eso, ya no tienes 13 años, esperas a tu príncipe, pero no por ello te vas a quedar encerrada en la mazmorra esperando porque ese idiota se digne a ver la mujer que lo está esperando hace años... Además, mis cartas no mienten, debes creer en ellas, solo debes dar el empujón - agrego, mientras Nique asentía dándole la razón a la chica de cabello azul.

-Tus cartas eran incorrectas -señaló Leah con porfiadamente.

-mis cartas nunca mienten Leah.

-olvidemos las cartas... Leah eres una hermosa chica de 17 años, cualquier chico se volvería loco por ti, solo tienes que salir y mostrarte no tan disponible

-¿no tan?¿Qué es no tan?

-citas y esas cosas... ya sabes, los rumores entre los magos corren más rápido que la Nimbus 2018- dijo Nique

-No era eso lo que estaba hablando, pero también es una idea que podría funcionar.

Estaba sentada en el alfeizar de la ventana, mirando a las estrellas. Tuvo una tarde difícil ya que la madre de Victorie había visitado a su madre, junto con Alessandra, para poder hablar de la gran boda del año y por más que quiso escapar y encerrarse en su dormitorio con un hechizo silenciador, no pudo ya que estaba a cargo de los enanos.

Extrañaba cuando era más chica, y su enamoramiento por Teddy era solo una ilusión de cuentos de hadas. Pero tenía que crecer y sus sentimientos comenzaron a cambiar, en un momento incluso creyó que lo había dejado por completo atrás, pero aparecieron las hormonas, los elefantes en el estómago, Teddy con ese piercing en su lengua, y las hormonas. Malditas hormonas. Ahora era un caos.


-¿Nerviosa?- preguntó una voz demasiado conocida para ella, interrumpiendo sus pensamientos. Quito su vista de la ventana para girar y ver a Teddy, apoyado en el marco de la puerta. Era tarde y ya todos debían estar dormidos, todos menos ella, mañana comenzaba su último año en Hogwarts.

-¿Qué haces acá Teddy?- Preguntó cansada. No quería hablar con Teddy, no porque desde el incidente en esa misma habitación que no hablaban, no porque eran los únicos despiertos, Teddy se veía sexy en pijamas, su pijama no era sexy, pero lo suficientemente corto, para que la situación podría mal interpretarse si alguien se llegaba a levantar, era ya no era una niña, y por lo mismo, o era solo la sensación del clima cálido que empezó a sentirse en el dormitorio. Odiaba comportarse así con él, fría, pero ella también tenía que avanzar.

Teddy, haciendo caso omiso del rostro de negación de la castaña entro a la habitación, y cerró la puerta, completamente, cosa que logró percatarse Leah.

-Me estas evitando ¿por qué me estas evitando? - preguntó Teddy, con voz ronca, acercándose a la ojiverde, y se sentaba junto a ella, sin dejar centímetros de separación. Leah podía sentir el calor de la piel de Teddy junto a la de ella. No entendía que estaba buscando el chico al estar allí, pero ella no iba a contestar, si estaban en esta especie de Ley del Hielo, era porque él la había comenzado.

-Bueno -dijo colando su mano en la rodilla de la chica en una caricia que pretendía ser inocente- entonces no me voy a mover de acá – y, con esa sonrisa que tanto le gustaba a Leah, se puso de pie lentamente y se acostó en la cama de Leah, arropándose completamente -Si quieres dormir ahí sentada... por mí no tengo problema, la verdad esta cama es muy agradable- Dijo mientras colocaba sus brazos detrás de su cabeza, y miraba el techo de la habitación, como si fuera la cosa más interesante del mundo.

Leah lo miraba atónita, no entendía que pretendía el chico con esas acciones, ¿es que no se daba cuenta de lo que ella sentía por él? ¿No se daba cuenta de que todos la molestaban con él y su amor platónica? ¿por qué tenía que actuar de esa manera? ¿acaso no se daba cuenta que le daba falsas expectativas?

-¡Sal de mi cama Edward!- masculló con rabia, levantándose rápidamente y quitando los cobertores para que saliera.

-ahora tienes voz- señaló, sin darse por entendido de la molestia de la castaña.

-¿Qué es lo que quieres Edward?- Dijo subiéndose a la cama, para empujarlo.

-Primero -Le tomo la muñeca para detener la acción- que me dejes de llamar Edward, es molesto viniendo de ti -dijo dejando a la chica callada, por el tono serio de su voz -Segundo, que te dejes de empujarme, no se que te pasa últimamente, que te has alejado.

-Eso no es mi culpa -Dijo tratando de soltar el agarré, pero el chico fue más rápido y se movió de tal manera que quedo Leah sobre el colchón y el sobre ella, afirmando sus muñecas para que la castaña no quisiera escapar del.

-Puede que sea mía, pero me costaba hablarte luego de lo del otro día -dijo con voz ronca, tratando de armar de forma coherente sus frases, nunca pensó que esta situación le volvería un lío la cabeza, no sabía en que estaba pensando cuando se le ocurrió entrar a la pieza de la castaña.

-No paso nada el otro día.

-Eres como mi...

-No soy tu hermanita Teddy, que te quede eso claro -Dijo mirando fijamente los ojos de Teddy, ella quería aclarar ciertas perspectivas que le estaban molestando de sobremanera

-Pero...

-No lo soy

-No, no lo eres- susurró el chico, soltando una de las muñecas de la chica, para lentamente dirigirse hasta el rostro de ella, y acariciarlo levemente.

Leah podía ver como los ojos de Teddy estaban oscurecidos, era la primera vez que se encontraba en una situación como esta y no entendía como habían llegado a este punto y mucho menos sabía cómo iba a terminar. Cerró los ojos ante la torturante caricia del chico.

A Teddy por otra parte, le sucedía algo extraño, sentía que era capaz de mandar todo a la mierda, solo por un instante más en esa extraña burbuja que habían creado con Leah, no podía apartar su mirada de ella. Sentía que en las palabras de la ojiverde había algo más, que una simple molestia, pero era cobarde para entender y asumir el significado. Pero a pesar de lo que dictaba su mente, su corazón y cuerpo respondían de otra manera, ellos no se querían alejar, querían sentir más de cerca el calor que desprendía la castaña.

-Teddy -Lo llamó entre susurros, al sentir que el chico acortaba la distancia, enterrando su cara, entre el cuello de la chica, sin atreverse a realizar otra acción.

Leah no entendía si estaba soñando o como habían llegado a este punto. Pero no quería que se terminase.

-No me alejes de ti Leah -Dijo con voz ronca, rozando con su nariz el cuello de la chica.

-No, no lo haré- susurró en respuesta.

Y, como si hubiera salido de un trance con esas palabras, el chico se levanto y desapareció del dormitorio sin decir nada más. Y, era entendible, ninguno de los dos podía afirmar que cosa había sucedido entre ellos dos, para ambos era una especie de sueño.


La castaña quería evitar de cualquier manera a Teddy, luego que lo que sucedió la noche anterior, no quería volver a verlo, a pesar de lo que le había prometido, por lo que se escondió en el momento en que vio al joven llegar junto a su novia a la plataforma 9 ¾. Ella podía tener todos los hombres que quisiera al ser rubia y parte Veela, pero tenía a Teddy.

-¿Que tan perfecta tiene que ser Victorie?- Le preguntó Leah a Dominique, apesadumbrada, mientras veía a lo lejos como chica buscaba estar abrazada a Teddy en todo momento.

-Me encontraría en problemas si respondo eso- contestó divertida. Dominique, había sufrido parte de su adolescencia por la perfección de su hermana, las comparaciones que hacia Fleur acerca sobre ellas la agotaban, por lo que, de un tiempo a esta parte, había optado por lo sano, ignorarlas. -Pero, querida Leah para que te quedes tranquila yo soy del Team Leddy- le guiñó un ojo, mientras le sacaba la lengua.

- ¿Qué es eso?- interrogó, no muy segura de querer saber la respuesta.

-El nombre que le puse a Teddy y a ti cómo pareja... Leddy, suena bien- Sonrió

-Ambas sabemos que eso no va a pasar nunca...-respondió la mayor de los hermanos Potter con tristeza en su voz

-Esa es tu voz negando el futuro cercano- Indicó, mientras observaba a la pareja- Ted se va a cansar de mi perfecta hermana y verá a la imperfecta Leah que ha estado como una acosadora tras el todos estos años- finalizó con una sonrisa ladeada, muy propia de ella.

-Gracias por la parte que me toca... -señaló con ironía

-Quizá... solo quizá... debieses hacerle caso a Blue e interesarte en alguien más - sugirió la chica de cabello de un color rubio rojizo muy particular- no deberías mostrarte tan disponible siempre

-Teddy nunca se va a fijar en mi cómo algo más que cómo su hermanita pequeña... -No quiso mencionar el "educativo" encuentro que había tenido con el chico por el mismo tema a sus amigas, porque ellas iban a ver más donde no había nada.

-Bueno, demuéstrale que ya no eres una niñita que le prepara galletas - Dijo al ver el paquete de galletas que su amiga llevaba en sus manos

-¿y qué hago con estas?- Dijo entre risas, ya que de verdad parecía aquella niña de cinco años ansiosa por prepárarle galletas al hijo de Lupin.

-Dámelas a mí, yo no tengo problemas en ser la niñita que le regala galletas a el nuevo profesor de defensa- Río tomando las galletas de la mano de su amiga -Las brujas dicen que es guapo.

Leah sonrío pensativa a su amiga, la castaña había tomado una decisión y era olvidarse de Teddy, por ello, a pesar de los nervios que significaba que se subiría al tren para partir al que sería su último año en Hogwarts, se alegraba, ya que el chico ya no sería una presencia constante en su vida y haría todos sus esfuerzos por dejarlo ir de su vida. Además, no podía permitir que jugará así con ella.


Teddy, estaba molesto, la chica había dicho que no se alejaría más. Pero lo había ignorado olímpicamente, la observó mientras hablaba con Nique, con sus padres, y ahora la veía animada hablando con un chico, más alto, rubio, por lo que podía ver, bastante animada.

-Hasta navidad Teddy -Una voz lo saco de sus pensamientos – Cuida a mi hermana- indico Louis, el menor de la familia Weasley Delacour.

-No te preocupes, ella estará bien...

-Lo se, lo que quize decir es cuídate de mi hermana... -termino entre risa, mientras le daba una apretón de manos a Teddy.

-Oye, por cierto...

-¿El chico que esta con Leah?

-Eh, no, si ... es que no lo había visto antes...

-No finjas... el es Michael Trenton, es capitán del equipo de Quidiccht de Ravanclaw y estudiante modelo... casi siempre estudian biología con Leah.

Teddy, miro a la pareja que conversaba y ahora se le habían unido algunas personas más, por lo que se relajó, pero cayó en la cuenta de las palabras del pelirrojo que tiene en frente.

-¿Pero en Hogwarts no enseñan biología?

- Por eso mismo lo digo...

Louis estuvo tentado de tomar una foto del rostro desencajado de su futuro cuñado... nunca ganarse algunos galeons fue tan divertido para el pelirrojo.


No saben como me ha costado volver a escribir, pero aquí espero que hayan disfrutado este capitulo, la historia ya va tomando forma...

Abrazos!