El que no muere

Antes de la fiesta:

Sobre la cama matrimonial, en su casa… Ritsuko estaba completamente desnuda a cuatro patas. Encima de ella montándola estaba Gendo Ikari desnudo con solo sus guantes blancos puestos. Golpeaba con sus caderas para encularla de manera tan profunda que solo sus bolas quedaban fuera cuando su gorda verga con forma de saeta entraba por completo en el ano de la falsa rubia. Ella metía una mano entre sus piernas para frotar en círculos su sexo que goteaba sobre las sábanas. Las manos del hombre estaban ocupadas cubriendo los pechos de su amante y ambos se besaban para contener sus gemidos. Sus cuerpos relucían de sudor. Finalmente cayeron fulminados sobre la cama por completo agotados.

Tras una hora de sexo en las más variadas posiciones, Gendo Ikari y Ritsuko permanecían acostados lado a lado. Ambos cuerpos estaban cubiertos por gotas de sudor movidas por la agitada respiración de ambos. En silencio miraban al techo. Ritsuko pensaba que en cualquier momento su amante se iría sin más como siempre lo hacía una vez que quedaba saciado. La falsa rubia sabía o sospechaba que solo era una forma del Comandante Ikari de liberarse del estrés… que era en realidad una sustituto de Rei Ayanami… ¡a la que en realidad deseaba!... pero a quien no quería estropear con su lujuria y bajos apetitos. Él era un dios para ella y hacerle el amor solo hubiera sido rebajarse al nivel de los mortales. Si Gendo Ikari quisiera a Rei Ayanami como amante solo tenía que pedírselo y ella no se le negaría… pero ella era sagrada y prohibida para todos… ¡Sobre todo para él!... le era más útil como Piloto que como amante y era mucho mejor tenerla como hija obediente que hacerla su mujer… o eso creía ella.

-Ritsuko... ¡tengo ganas de más! -Susurró el hombre acariciando el vientre plano y húmedo de la Doctora con sus dedos enguantados.

-¿Más? -La Doctora Akagi no podía creerse que tras el salvaje y furioso sexo que habían tenido Gendo Ikari siguiera pidiendo más… Le extrañaba y le halagaba a partes iguales. Rei Ayanami lo más seguro era que fuera frígida, sin nada de lívido o deseo por su acondicionamiento y restricciones mentales que la mantenían fiel y sumisa… ¡Pero ella era todo lo contrario!... La mujer se recrimino a si misma esa manía de tener a la primera niña dentro de su cabeza echándole a perder ese momento intimo con su hombre. ¡Ya déjala en paz y sácatela de tu mente! Se dijo.

Su amante se acomodó entre las piernas de ella y cargó sus muslos sobre sus hombros amenazando con penetrar su sexo decorado con un nido de vello púbico negro. Gendo Ikari apoyó cada una de sus manos sobre la almohada a los lados de la cabeza de la Doctora. Frotó su glande caliente y mojado contra los labios sexuales también húmedos y algo pegajoso de la mujer y con la punta fue abriéndose paso a paso, centímetro a centímetro dentro de ella.

-¡Ah!... que estrecho... -Gimió el Comandante Ikari al sentir la succión de la curtida y experta vagina de Ritsuko.

-¡Ah! ¡Ah! ¡Ah!-Gemía Ritsuko entre jadeos de placer al taladrar su amante su mojado sexo. La falsa rubia rodeó el cuello de Gendo Ikari con sus brazos y lo atrajo más a ella para besarle con lengua, beso que él devolvió naturalmente. Cada vez que sus caderas chocaban la una contra la otra se escuchaba un golpeteo húmedo. Los senos sudados de la mujer se frotaban contra el duro y peludo pectoral del Comandante. Gendo Ikari parecía insaciable e incansable… sus fuertes manos aferraba los tobillos de Ritsuko como grilletes obligando a la falsa rubia a abrir o cerrar más la boca oblonga de su sexo para intensificar el roce o variar el ángulo de la penetración. Gendo Ikari estaba también sorprendido con el aguante y la resistencia de Ritsuko… la piel de ella estaba tensa sobre los músculos cincelados de su cuerpo sin nada de grasa que solo era puras curvas. El dulce olor de Ritsuko era agradable.

Por primera vez el hombre sintió la necesidad de no solo buscar su placer, si no dé también proporcionárselo a su compañera. Fue más lento y suave. Imperceptiblemente Ritsuko subía y bajaba sus caderas a su encuentro. Sus blancas piernas rosa perla abrazaban por la cintura al hombre moreno. Gendo Ikari sintió el pulgar de Ritsuko acariciando con su yema el fruncido pezón de su pecho mientras la otra mano rozaba su costado en un tenue roce. Las caderas de la bella mujer se deslizaban maravillosamente, subían y bajaban haciendo círculos y ochos. Ritsuko no pudo evitar sentir orgullo al ver como esa polla monstruosa entraba y salía dentro de ella… los dos llegaron juntos al orgasmo. Ritsuko se sentía en la gloria. ¡Por fin su amante le habían echado un buen polvo!... de verdad que se sentía feliz… chorros y chorros de caliente semen eran inyectados a presión al interior de su vagina hasta colmar su útero.

El Comandante Ikari se puso de pie y fue al baño. Regreso con un vaso de agua y una pastilla del día después. Ritsuko solo sintió que ya estaba en verdad curtida y bien escarmentada con el egoísmo y la insensibilidad de Gendo Ikari. ¿Era así siempre con su difunta madre?... de seguro que con su difunta esposa no era así. Así que solo dio un suspiro, sin sentirse herida o decepcionada se tomó la medicina. Gendo Ikari empezó a vestirse para irse. Ritsuko solo se puso a fumar sobre la cama. Sabía que el Comandante Ikari estaba preocupado por algo… hasta el punto de convertirlo en un fogoso semental.

-Si no quieres ir a esa fiesta… ¡No vayas!- Dijo.

-¡Tengo que ir!- Le replico el Comandante mientras se vestía

-Si quieres… ¡Te acompaño!

-Iré con Fuyutsuki… ir contigo, ¡sería inapropiado!

Ritsuko solo dio una chupada al cigarrillo y expulso el humo por su boca en un círculo perfecto.

-Yo voy a ir… ¡Con Misato!

-¿Misato? ¿Quién es esa?

Ritsuko dio un suspiro.

-¡Misato Katsuragi!

-¡Ah!... ¡La Mayor Katsuragi! La jefa de operaciones tácticas…

¡También es la tutora de tu hijo!, iba a decir Ritsuko. Pero se calló y dio otra calada a su cigarrillo.

-Ritsuko… en la fiesta mantente alejada del Cónsul tú y tu amiga… ¡De él y su guardaespaldas!... diviértanse todo lo que quieran, pero no llamen su atención… ¡Ese hombre y su entorno son en verdad peligrosos!- Le advirtió el Comandante Ikari antes de irse.

Ritsuko no supo porque esa advertencia le hizo sentir feliz… Gendo Ikari en verdad estaba preocupado por su seguridad y bienestar. Fue a bañarse y a arreglarse como una colegiala que va a una fiesta de graduación en que ha sido elegida como la reina del baile. ¡Estaba en verdad segura que iba impactar con su vestido rojo escotado!


El albino era un hombre joven de edad indefinida. En apariencia no menor de 18 años ni mayor de 20. Ojos rojos y cabello gris metálico, tirando a azul. Su rostro era atractivo, delicado y dulce pero por paradójico y contradictorio que suene era un rostro muy viril y masculino. Era alto, esbelto y muy estilizado casi como si lo hubiera pintado Doménikos Theotokópoulos "El greco" o un Tiziano Vecellio, mejor conocido como Tiziano. Era un hombre amaneradamente bello en los términos del arte del Renacimiento digno de representar a un joven dios Apolo de la mitología o a un imberbe David matando a Goliat. Todo en él irradiaba algo que no era humano, que era más bien un ser celestial, ¡divino!, que estaba muy por encima de los simples mortales.

El albino vestía un traje de tres piezas. Usaba zapatos Derby negros y medias blancas. El pantalón y la chaqueta eran azul marino, la camisa era blanca, un nacarado blanco opaco comparada con la nívea blancura marfileña casi luminosa de su piel. Un chaleco rojo sangre con una corbata roja ribeteada con cruces doradas y guantes de cuero blancos de mayordomo resaltaba el hipnótico brillo rubí de sus ojos y su enigmático rostro pálido. Sus finos labios parecían estar siempre en el rictus de una sonrisa de Mona Lisa que era perturbadora y enigmática. El cabello era fino y sedoso, estaba recogido en una coleta de caballo con una cinta negra. Su aspecto era clásico, romántico y anacrónico… ¡atemporal!

En un escritorio leía informes y desde allí preparaba todo para la fiesta de gala de esa noche. Era la mano derecha del Cónsul australiano. Al hombre que los Kurghán habían apodado "El que no se muere" y en la aplicación del teléfono tenía el alias de "Seeking Professional Help". La villa era de un lujo versallesco y la propiedad era grandísima. Acres y acres de terreno iban engrosando el feudo personal del Cónsul en la medida que la gente abandonaba la ciudad de Tokio-03 cada vez que los Ángeles eran más violentos y destructivos en sus ataques. Las tierras eran simplemente compradas al precio de nada o sencillamente ocupadas sin que nadie protestara para ser convertidas en bellos jardines, campos de labranza, caballerizas. En la propiedad rural de un Lord inglés. Como le había dicho Makoto Hyuga a Misato, era prácticamente un país pequeño completamente autónomo e independiente al lado de Tokio-03. Un Vaticano campestre y bucólico en donde el Cónsul era el Papa. Como un déspota ilustrado de la Europa absolutista de Carlos V o Luis XIV era embellecido con lo mejor del arte para mayor gloria y magnificencia del tirano. Como muestra palpable de su poder y riqueza.

Los gustos estéticos del Cónsul eran anacrónicos y pasados de moda, incluso poco prácticos. Parecían estancados en los estilos renacentistas, barrocos, rococó, manieristas, neoclásicos, románticos, etc. de la Europa aristocrática de las épocas en que eran dueños del mundo y en sus imperios coloniales jamás se ocultaba el sol. Con todo era exquisito, de un lujo principesco magnífico, de irreal y encantador cuento de hadas. Lo moderno y actual estaba escondido entre las glorias imperiales de la España del siglo de oro, de la refinada Francia cortesana de Madame Pompadour y la majestad imperial napoleónica, de la sobria elegancia austriaca, la marcial disciplina prusiana, la opulencia de la Rusia de los zares, el positivismo ingles victoriano y la romántica Inglaterra isabelina de Shakespeare.

El albino era eficiente y metódico. Ya tenía todo listo y supervisado. Se puso de pie y fue a despertar a su jefe a sus aposentos. En un ala del palacio del Cónsul había doctores y enfermeras, la clínica más moderna y completa para un solo paciente. Un eterno enfermo terminal que se negaba a morirse. Para entrar el albino fue sometido a un escrutinio completo y a ser desinfectado a fondo por aparatos sofisticados y poderosos propios de la ciencia ficción que solo una persona con la riqueza y el poder del Cónsul podía tener. Las habitaciones privadas del Cónsul se mantenían en el más riguroso estado de esterilización y eran un bunker impenetrable custodiado por su guardia personal las 24 horas del día. En un cajón oblongo de inoxidable acero galvanizado y titanio dormía el anciano. Su respiración se podía escuchar débil, jadeante, carrasposa; producía escalofríos involuntarios.

El albino de ojos rojos entro al dormitorio de su jefe escoltado por médicos y enfermeras. Todos usaban tapabocas, menos él. Tecleando un código sobre un teclado y poniendo su mano sobre un scanner el joven hizo que la tapa oblonga se abriera. Las puertas solo giraron sobre sus goznes y se deslizaron a los costados del cajón de metal mostrando el cuerpo enclenque, decrepito y achacoso del Cónsul. Era puro huesos y piel, una momia sin vendajes en su sarcófago. La arrugada piel parecía de pergamino, con la textura y la apariencia quebradiza de las hojas secas. El cuerpo era escuálido, flaco, nudoso, con aspecto de tronco de árbol podrido. Su virilidad marchita, reseca y muerta colgaba flácida entre sus arrugadas bolas sin pena ni gloria. Emergía desnudo de su ataúd como un vampiro en su verdadera forma de pútrido cadáver insepulto entre vapores, niebla y humo.

Lo peor era su nauseabundo y repugnante olor. Un olor fuerte y penetrante a bilis, heces, orina y vomito. A carne putrefacta mezclada con azufre. Despertaba ensopado en un rancio sudor espeso. Con sus riñones y órganos excretores irremediablemente dañados las toxinas y las impurezas de su cuerpo tenían que ser expulsadas por las glándulas sudoríparas, por todos los poros de su apergaminada piel. Su envoltura húmeda le daba un aspecto repelente de babosa de jardín, a serpiente venenosa. No tenía nada de pelo en el cuerpo y estaba desdentado por completo. Sin embargo el fulgor y el brillo de sus ojos denotaban su fuerza de voluntad inquebrantable, su gran inteligencia y astucia. ¡Las ganas de seguir viviendo al precio que sea!

Los médicos empezaron con la rutina de auscultarlo y las enfermeras de asearlo. El anciano se veía frágil, débil y vulnerable. Las enfermeras y los médicos lo atendían con total profesionalismo. Sin embargo el cadáver viviente era el protagonista asiduo de sus pesadillas, de sus horrores más viscerales e inconscientes. Un indefinido y secreto sentimiento de terror, angustia y desasosiego se apoderaba de todos ellos cada vez que el Cónsul despertaba de su sueño como si resucitara de entre los muertos. El Cónsul nunca los maltrataba, era siempre cortes y educado con ellos. Pero su cortesía y buenos modales eran de orgulloso y arrogante aristócrata, solo eran para señalar que él era el amo y señor a sus lacayos.

Las enfermeras sentían asco y repulsión. A pesar de usar guantes de goma hasta el codo, delantales de caucho, cepillos y esponjas, sentían por la piel del Cónsul en lo más profundo, instintivo, visceral y atávico de todo su ser una aversión total casi imposible de disimular. Para ellas su piel era la de un sucio indigente tuberculoso lleno de contagiosas llagas con pus, sarna, piojos y pulgas. ¡La de un leproso!... les pagaba bien y eran profesionales, pero después irían a las duchas a bañarse y a restregarse todo el cuerpo en forma maniática, ¡obsesiva!, tratando de quitarse su hedor y pestilencia de la piel. Los médicos no lo pasaban mejor. Tenían que tocarlo para revisarlo y auscultarlo con sus guantes de látex… pero también hablarle y su mal aliento al despertar de su impío sueño a más de uno había hecho vomitar.

Con todo gracias a un profundo y completo aseo con fuertes y aromáticos jabones, a gárgaras y gárgaras de enjuague bucal, a un masaje en donde se le untaba y se le friccionaba la piel con finos y delicados aceite de buen olor; el cadáver putrefacto, la asquerosa babosa, se convertía poco a poco en un agradable anciano de aspecto sabio y venerable. Un afectuoso y cariñoso abuelito. Ya completamente vestido por sus valets, perfumado y oloroso a una varonil colonia, con su aliento oliendo a menta y a flores, el Cónsul parecía un Conde, un Márquez, un Duque, ¡un Rey!... irradiaba la majestad y la hidalguía de un noble aristócrata de cuna de la más rancia sangre azul. El embajador se veía radiante en su traje de gala más por el mismo que por la fina prenda confeccionada para él. Su apariencia era la de un genuino gentleman británico.

Su silla de ruedas con servomotores era única. Era el trono de un emperador en su lujo sobrio y distinguido. Como un rito sagrado el anciano camino con paso firme y se sentó en la silla en el más completo de los silencios. Las intravenosas a su brazo izquierdo, a la altura del codo el anciano se las puso a sí mismo en una abertura en las mangas de su camisa y chaqueta hecha para tal fin, en un implante cibernético de su brazo. En la parte en que el cuello y la cabeza se unían estaban unos orificios donde se podía conectar directamente a su cerebro por medio de sus implantes cibernéticos con la potente computadora de la silla por medio de cables. Como Napoleón Bonaparte le quito su corona al Papa para ponérsela a sí mismo en su coronación, cada uno de sus gestos y movimientos eran claros desafíos a la muerte, a la madre naturaleza y a Dios. En su mano derecha estaban los mandos para mover la silla. El Cónsul apretó un botón y la silla se encendió. En ese momento eran uno solo, el anciano sintió revitalizarse y llenarse de energía. Con el albino caminando detrás de él dejo sus habitaciones y fue a su gabinete privado. En el momento en que estuvieran a solas el anciano habló:

-Ssssupongo que el Comandante Ikari sssse negó de nuevo a traer a lossss pilotossss a mi fiessssta ¿Cierto?- Su voz ronca se escuchaba fuerte y clara, entonando y pronunciando cada palabra con propiedad. Su boca desdentada producía entre un siseo agudo de serpiente al hablar y un sonido gutural semejante al rugido de un oso.

El albino solo contesto:

-Su Excelencia sabe tan bien como yo que ese hombre es caso perdido… ¡continuara con su insolencia y conspirando contra SEELE mientras NERV sea su feudo privado y los EVAS estén bajo su mando!…-Dijo con una aterciopelada y viril voz.

El Cónsul apretando un botón de su silla hizo que las imágenes de Rei Ayanami se materializaran en una pantalla de la pared. Era ella en su uniforme escolar o con su traje de piloto en varias poses tomada desde lejos como si fueran de un fotógrafo paparazzi.

-¡Ah! ¡Que bella es Urowak! ¡Que hermosa jovencita!- Dijo embelesado el Cónsul- ¡Estoy en verdad enamorado de ella y condenado a que nunca este a mi alcance! ¡Que este vedada y prohibida para mí!... Solo puedo mirarla de lejos a escondidas como un rufián… ¡Es tan frustrante eso para mí!... solo verla en persona y tal vez tocarla… ¡que cuando menos supiera que yo existo!... pero Ikari es un avaro y un egoísta… ¡habrá que darle una lección de modales!... retírate… ¡tengo que recibir a mis invitados!... ¡aburrirme como una ostra con ellos!

-Sí, Excelencia… ¿Desea algo más antes de que me retire?

- Mi "otra" fiesta… ¡la de verdad!... quiero que sea perfecta… ¡que nos superemos en todo!

-Así será su Excelencia

El Albino se retiró haciendo una reverencia y después de dar tres pasos caminando de espaldas se giró y con paso firme salió del gabinete. "Seeking Professional Help" se quedó mirando encandilado las imágenes de Rei Ayanami… hasta donde los guardaespaldas y escoltas de la primera niña no se habían dado cuenta o no habían detectado como peligro o amenaza a su protegida, los agentes del Cónsul se habían acercado y le habían tomado las fotos sin levantar sospechas. El dinero y el presupuesto para la seguridad de los pilotos iban menguando mientras aumentaba la necesidad de reparar a los EVAS y la Ciudad después de cada ataque de los Ángeles. "El que no se muere" sonreía:

-¡Solo tengo que estirar la mano y serás mía en el momento que quiera!

El albino se trasladó a otra parte de la ciudad, casi a las afueras en una zona de edificios abandonados. En un bunker subterráneo lo esperaban entre gente armada y hombres en bata. En un laboratorio secreto y pobremente iluminado estaba ella dentro de un tubo transparente lleno de ambarino y cristalino LCL. Era una bella joven albina que flotaba con los ojos cerrados, completamente desnuda. Era de cortos cabellos azules, boca pequeña y rostro triangular. El albino dio orden de que la despertaran y la sacaran. Ella al abrir los ojos mostro su desconcierto y temor, pero se tranquilizó al ver al albino. Sus pupilas eran rojas, sus ojos eran vivaces. Era por completo igual, ¡exacta!, a Rei Ayanami como si fuera una copia al carbón. El Tubo se vacío del líquido por completo y una mitad ascendió al techo, mientras la inferior se hundía en el piso. El albino se apresuró a cubrir a la joven con una bata de paño blanca con delicadeza y mucha finura. La bella joven era igual en lo físico a Rei Ayanami, pero en lo emocional era por completo diferente. No era para nada estoica o inexpresiva. Se sentía en verdad aliviada de salir por fin de ese encierro y se mostraba agradecida con el simple gesto del albino de cubrir su desnudez con una bata.

-Señorita Beatriz… ¿Cómo se siente?- Le pregunto solicito el albino de los ojos rojos.

-¡Bien!... ¡Muy bien!... "Eso" es mucho mejor que el otro liquido en el que me tenían metida… ¡lo estuve tosiendo y escupiendo durante días!... con mareos y nauseas… pero ese líquido… ¡Es en verdad maravillosos!...

-Se llama LCL… un líquido que se comporta como un gas… ¡Pero usted está temblando!... ¡venga!... De verdad me alegra que usted se encuentre bien señorita Beatriz.

El albino se llevó a la joven a una habitación. La joven lo quería mucho y era la única persona en quien confiaba… ¡Prácticamente había sido secuestrada por esa gente desconocida!... sentía que había sido abducida por extraterrestres. Ella tenía que cooperar con ellos por las buenas o por las malas… ¡así que era mejor hacer las cosas por las buenas!... Con Urowak sin embargo todo era diferente, en su trato, en la forma en que le hablaba. Por un tiempo le darían un respiro. Le habían hecho cirugías, drogado, tratamientos médicos que nunca había pedido, ni solicitado y le habían inyectado sustancias desconocidas. Ella sencillamente era un ser por completo desvalido y desamparado que estaba por completo a su merced, ¡a la merced de "ellos"!… pero Urowak era por completo diferente… ¡No sabía nada en realidad sobre él!... ni su nombre… pero su rostro era el único amigable y la única persona con quien podía hablar… ¡Era tan elegante, educado, amable, hermoso y joven!... como un príncipe.

La joven tomo una ducha para quitarse el LCL del cuerpo. Para vestirse tenía un sostén y bragas blancas junto al uniforme de colegio de Tokio-03 al que los tres pilotos asistían. Urowak sonreía de plena satisfacción al verla salir ya vestida. La joven se sentía desconcertada, desorientada por completo. La droga que le administraban para mantenerla dócil y sumisa, semi-consciente, estaba pasando su efecto y ella iba recuperando lucidez y dominio de sí misma. Con delicadeza Urowak le tomo de la mano y la encaro frente a un espejo. Beatriz sintió que sus piernas flaqueaban y que sus ojos la traicionaban cuando en vez de su reflejo vio a otra persona por completo diferente a ella. Al mirarse las palmas y el dorso de sus manos se dio cuenta de que ahora era albina, blanca como una hoja de papel. Al tocarse la cara y ver su reflejo en el espejo solo sirvió para confirmar que esa desconocida albina de ojos rojos y pelo azul… ¡era ella!

Ella no sabía que hacer o cómo reaccionar. Se giró sobre si misma dispuesta a echarse a correr y escapar de esa gente loca cuando chocó contra el albino. El la abrazo con fuerza y ella solo pudo llorar de impotencia y desesperación al saber que no había escape… que en realidad no tenía a donde ir, ni había nadie quien pudiera ayudarla o socorrerla o ampararla… que esa gente tenía a sus hermanos pequeños como rehenes y ella era todo lo que tenían y contaban. Urowak la abrazaba y la alentaba a llorar y a desahogarse.

-Señorita Beatriz… ¡Esta bien! ¡Todo está bien!... ¡Llora mi pequeña por la vieja tú!... haz renacido de tus cenizas como ave fénix y ahora eres por completo un ser maravilloso y único… ¡Te juro que lo peor ya ha pasado!... solo mira y admírate… ¿En serio vas a extrañar ese cuerpo flaco y desnutrido que entregabas a borrachos, a palurdos y a brutos desconocidos en callejones oscuros a cambio de míseros centavos para comprar comida?... ¡Mírate!... de esa fea oruga ha salido de su crisálida una bella mariposa… ¡tienes toda una nueva vida por delante, querida!... ¡Una vida en verdad maravillosa en la que nunca volverás a pasar hambre ni necesidades! ¡Donde nadie volverá a humillarte jamás!

Ella lloro sobre su hombro por largo rato. Toda su triste vida paso por sus ojos. Ella era filipina y había nacido en el horror del Segundo Impacto. En el infierno que se había convertido el mundo había perdido a sus padres y cualquier amparo o protección de los adultos. Para sobrevivir ella y sus dos hermanos pequeños tuvo que recurrir al más viejo y vil de los oficios. Ella lloraba sintiéndose peor que violada y ultrajada… Después de llorar y calmarse la joven se armó de valor y miro de nuevo en el espejo… a la desconocida que estaba frente a ella. Se limpió las lágrimas de sus ojos y luego se dio cuenta que el "príncipe" era igual que ella… un albino de pupilas rojas y cabellos grises.

-A ti… ¿Te hicieron lo mismo que a mí? ¿Cierto?

El albino no le contesto. Ella solo se llenó de piedad y compasión por él.

-¿Me dirías tu nombre?... ¡Por favor!... o como debo llamarte…-Le pregunto ella

-Mi nombre no tiene importancia Señorita Beatriz… pero como quieras llamarme estará bien para mí- Dijo él con suavidad

La joven se sonrojo. Él era uno de sus captores, de sus secuestradores, de sus carceleros… ¡Pero era siempre tan amable con ella!... no tenía a nadie en quien confiar. Lo peor era esa incertidumbre de no saber que querían de ella o por que le hacían todo esto o quienes eran en realidad esa gente. Pero al albino le habían hecho lo mismo que ella ¿Verdad?... a lo mejor estaba como ella en contra de su voluntad con "ellos"… La joven solo podía estar callada, confundida y desconcertada. El albino sonrío para ella de una forma luminosa mostrando sus dientes blancos como perlas y sus ojos rojos con brillo de rubíes brillaban en la más dulce de las miradas.

-Urowak Asigan es el nombre que me dio su Excelencia… ¡El hombre que es mi jefe!... puedes llamarme así si así lo deseas – Dijo.

La joven sentía cada palabra que salía de su boca como besos sobre su piel. Con embarazo y timidez desvió la mirada y se puso a alisar su cabello como manía que tenía cada vez que estaba nerviosa… para amargamente recordar que lo tenía corto y no largo. Dio un hondo suspiro y se volvió a mirar en el espejo… En verdad… ¡Estaba mucho más bonita!... con la apariencia de comer tres veces al día y de ir a un instituto… ¡Ella no sabía ni leer o escribir!... pero sencillamente estaba por completo irreconocible.

-Mis hermanos… ¿Cómo están?

-Bien… ¡Les prometí que si sacan buenas notas este semestre hablarían con usted señorita Beatriz!... El señorito Marco y la señorita Ana se pondrían muy contentos si usted habla con ellos… ¡Ahora!

La joven de la desesperación y el completo abatimiento pasó a la euforia y a la alegría. Abrazo muy contenta al albino. Hablarían por Skype. Ella estaba llorando de felicidad, más que hermanos menores eran como sus hijos. Más que ellos necesitarla a ella, ¡era ella quien los necesitaba! El albino con discreción y sutileza le enseñaba a cómo usar el Skype… ella podría ver y hablar con sus hermanos, pero ellos solo podrían oírla viendo una foto de ella. Una chica castaña de ojos verdes, flaca y demacrada con cabello largo que sonreía entre ellos dos… Sus hermanos estaban bien, ¡era un peso que se le quitaba de encima! Ellos se veían bien. Estaban en Tokio-02 y el albino los visitaba con las cartas de su hermana. Ella solo se las dictaba y el albino las escribía con su fina caligrafía. Ella les mentía diciéndoles que estaba bien y que no se preocuparan. Ellos en cambio le decían en sus cartas que la extrañaban y querían que volviera pronto. Si ella cooperaba y no daba problemas ellos estarían bien, le decían los hombres con la máscara de Sachiel tapándoles la cara.

Ellos estaban en una casa, cuidados con un tutor, yendo a la escuela. El albino se había ganado su confianza y su cariño. Le traía las cartas de su hermana y noticias de ella. O las mentiras del Cónsul. Ella estaba con ellos trabajando muy duro para que ellos dos nunca, jamás, volvieran a vivir en la calle. Beatriz solo se preguntaba cuanto tiempo llevaba prisionera y secuestrada de esa gente… pero en ese tiempo sus hermanos habían estado viviendo bien, comían tres veces al día e iban a la escuela… ¡Ya sabían leer y escribir!

-Señorita Beatriz… ¡pronto se reunirá con ellos y podrán vivir juntos como una familia!... se lo juro- Hablaba el albino- Mi jefe quiere conocerla y hablar con usted… ¡La invita a su fiesta!…

De la mano del albino salieron al mundo exterior. No al mundo pobre y miserable, oscuro y lúgubre de donde ella provenía si no a un centro comercial brillante y luminoso. Quien conociera a Rei Ayanami se hubiera quedado de una pieza al verla por completo animada y gratamente sorprendida por todas las maravillas que estaban a la vista. Verla palmotear de alegría y de correr como una loca de allí para allá queriendo verlo todo. Riendo y sonriendo. Urowak parecía su hermano mayor y ella una hermana menor muy consentida. Al pasar por una tienda de mascotas la joven se quedó mirando embelesada a un conejo blanco de ojos rojos. Urowak entro en la tienda y salió con el conejo en brazos. El pequeño animal tenía un lazo azul. Por completo enternecida y conmovida la joven lo tomo entre sus brazos con cariño maternal, acunándolo como un bebe. Urowak le puso un brazo alrededor de sus hombros y ella se ruborizo abrazando más al conejo.

Ella se dejaba llevar por el albino hasta que llegaron a una casa de modas. Urowak le explico que su jefe había encargado un vestido para ella para que fuera a la fiesta… pero solo le faltaban algunos detalles. Un francés amanerado salió a su encuentro… ¡y estaba por completo horrorizado al verla!

-¡Noooo!, no, no, no… ¡Mi niña! ¡Qué te han hecho!... ¡Eres por completo un desastre!, ¡Por completo un insulto al buen gusto!... ¡Por Dios! ¡Qué horror!... Lo primero y principal es quitarte ese disfraz de huérfana y si es posible quemarlo… ¡No vuelvas nunca en mi presencia con semejante horror sobre el cuerpo!... ¡No solo hay que vestirte! ¡Hay que maquillarte y perfumarte!... ¡Peinarte!... querida niña, en estos momentos eres cenicienta y yo tu hada madrina… ¡Déjame a mí hacer mi magia!... ¡Bibidi! ¡Babidi! ¡Búuu!...

Urowak se quedó con el conejo mientras Beatriz era llevada por el modista francés al interior de la tienda. En los vestidores ella se quedó de braguitas y sostén mientras el francés tomaba su uniforme con una barra para abrir cajas de madera y lo echaba en una cubeta de metal para luego tirarle un fosforo encendido. Su uniforme ardía y el hombre cerro los ojo con fuerza.

-¡Shhhhhh!... ¡primero tengo que lavarme los ojos y olvidar por completo que tenías eso puesto en mi presencia, mi niña!…

El hombre dio unas palmadas y un cortejo de bellas mujeres se acercaron para tomar las medidas a Beatriz mientras el francés amanerado se lavaba la cara con agua y jabón en una jofaina que le habían traído. Prácticamente era un Spa de belleza a la vez que un salón de modas. A Beatriz le hicieron la pedicura y la manicura. La peinaron, la perfumaron y la maquillaron. Finalmente la vistieron.

Madame Récamier es un cuadro al óleo sobre lienzo pintado por el artista francés Jacques-Louis David en 1800. Se conserva en el Museo del Louvre de París, Francia. David la retrata como una heroína de la República o protagonista del Imperio, cuando en realidad era opuesta a ambas cosas. Está recostada, vistiendo un sencillo vestido blanco de estilo helénico. Se la ve desde una cierta distancia, de tal manera que el rostro parece bastante pequeño, lo que al final hace que se trate menos de un retrato de una persona y más de un ideal de elegancia femenina. La ambientación es clásica: un tipo de diván o triclinio que a partir de entonces se conoció como Récamier, un reposapiés y un candelabro o lámpara romana. Aparece así como una moderna virgen vestal con la mirada desenfadada, pero con el cuerpo girado para indicar castidad.

Otro cuadro muy famoso de David era la coronación de Napoleón. Aparece auto-coronado y tras esto, corona a su esposa Josefina. Ella aparece rejuvenecida en el retrato, con un espectacular manto real de armiño, una diadema y joyas con diamantes. La emperatriz luce arrodillada frente a su esposo como señal de sumisión. Usa una túnica inspirada de las antiguas estatuas griegas y romanas. Un vestido de talle alto, muy escotado, de mangas largas con brocado dorado. El estilo imperio se caracteriza básicamente por tener un corte bajo el busto que, al mismo tiempo, lo recoge y le da soporte. Deja suelta la cintura sin entallar la figura, dando como resultado una línea delicada y femenina.

Inspirado en ambas obras el francés había confeccionado un bello disfraz que le realzaba a la albina de ojos rojos y de corto pelo azul todo. Otorgándole la dignidad y la magnificencia de una princesa imperial napoleónica. Al Cónsul de seguro que le encantaba una persona como Napoleón Bonaparte que a sus 35 años era el dueño de Europa y emperador de Francia por su propio esfuerzo. El modista francés estaba por completo emocionado y tanto él como sus costureras ayudantes se arrodillaron en sincero homenaje a la princesa de cuento de hadas que tenían enfrente. Bella y sensual como Paulina Bonaparte en la Venus de Cánovas, elegante y con genuina clase como Madame Récamier, con el lujo y esplendor de la emperatriz Josefina Bonaparte en los cuadros de Jacques-Louis David la pobre Beatriz brillaba como una estrella. Aunque su cuerpo y su aspecto eran de Rei Ayanami la filipina irradiaba su propio brillo interno, en sus miradas, ademanes y gestos. Urowak entro con el conejo en brazos y también se arrodillo en homenaje.

-¡Por favor!... ¡Ya paren!- Dijo la joven mientras sus mejillas se teñían de carmín haciéndola lucir mucho más encantadora sin proponérselo.

Urowak tuvo el máximo honor de terminarla de vestir. De una caja sacaron unas bellas zapatillas que parecían hechas de cristal y plata. El albino le puso las zapatillas en los pies y Beatriz sentía que caminaba descalza sobre las nubes. Nuevamente se vio en un espejo de cuerpo entero y no podía creer que ese ser maravilloso que reflejaba era ella. ¡Se veía como ella soñaba y creía que se veían las hadas y los ángeles del cielo que estaban al servicio de Dios!

En una Limosina blanca tanto Beatriz como Urowak fueron a la fiesta. La joven estaba muy nerviosa y cuando quiso alisarse un mechón de su largo cabello… recordó que ahora lo tenía corto y azul. Acariciaba al pobre conejo, lo abrazaba y lo besaba como si fuera un bebe que tenía entre sus brazos para tratar de calmarse y armarse de valor. Finalmente le hablo al albino:

-¿Qué es lo que quieren conmigo?... ¿para qué me han hecho todo esto?

El albino le sonrió y trato de tranquilizarla.

-Mi jefe quiere verte y hablar contigo… ¡solo eso!... después quedaras por completo libre y estarás junto con tus hermanos muy pronto…

-¿A cambio de qué?

-Señorita Beatriz… ¡por favor sea paciente!... no quiero ser grosero, ¡pero haz sido en verdad afortunada! ¿No lo crees?... vivías en la calle prostituyéndote por centavos siendo muy joven con dos niños pequeños que no se podían valer por sí solos… ¡Que eran para ti una carga que no pediste, ni querías!... pero te la arreglaste para sobrevivir con ellos, ¡pasando hambre para que ellos comieran bien!… Su Excelencia es más que nada un artista y tú eras un diamante en bruto con mucho potencial. Tallarte y darte forma para convertirte en algo único y hermoso fue para él un gran placer… Tus hermanos pequeños son sus invitados y gozan de su protección, ¡de su generosidad!...

La joven se calló. Pero no podía olvidar el tiempo en que estuvo encerrada sin saber porque. En que era drogada, cortada, usada como conejillo de indias… ¡No quería volver a eso! ¡Pero tampoco volver a las calles sin nada con que llevarse a la boca y sin un techo sobre sus cabezas!

-Yo… yo puedo trabajar… ¡trabajar bien duro por tu jefe!... puedo ser su sirvienta… barrer, lavar, limpiar, cocinar ¡hacer todo lo que haga falta!... ¡Hasta acostarme con él o con quien él quiera!...

Urowak la abrazo y la sentó en sus piernas como si ella fuera una niña pequeña que está asustada por escuchar los truenos de una tormenta.

-Señorita Beatriz… ¡entiendo que tenga miedo y este aterrada!... solo confié en mí… yo la protegeré y la cuidare… ¡No permitiré que nada ni nadie le hagan más daño!... todo se terminara pronto y usted estará junto con sus hermanos muy pronto… ¡Se lo juro!

Silencio

- No quiero volver con "ellos"… ¡No quiero volver a estar dentro de ese tubo nunca más!... ¿Él te hizo lo mismo a ti? ¿Verdad?... te encontró solo y desvalido… ¡hambriento y sin esperanzas!... pero él te salvo… te convirtió en un príncipe… ¡No es una persona mala! ¿Verdad?... ¡es una persona buena!…- Beatriz susurraba mientras abrazaba al conejo y Urowak la abrazaba a ella… Ella solo conocía el estar cubierta de harapos y suciedad, de pasar hambre. Se sentía ridícula vestida con telas finas, enjoyada y perfumada. Solo estaba disfrazada de princesa y le parecía cruel que luego volviera a ser Cenicienta en lo que el sueño se terminara.

-Su Excelencia es un artista… ¡Pero muchas veces los artistas son incomprendidos!... No se rigen, o se dejan limitar por lo ético y lo moral, ¡Solo por su ideal de belleza!... yo soy una de sus obras de arte… modestia aparte… ¡una de sus obras maestras!… ¡Ya!... no temas… No volverás a estar dentro de ese tubo, ni más cirugías, ni más inyecciones o a tenerte drogada… como el martillo y el cincel, el pincel y la pintura, un lápiz y una hoja en blanco, solo fueron los medios del artista para crear su obra… Mi dulce Beatriz, ¡Se terminó!... estás completa y eres una obra maestra… ¡Una Mona Lisa! ¡Una Capilla Sixtina!... Su Excelencia solo quiere verte y admirarte… ¡hablar contigo!... para un artista su obra es mucho más importante que su vida… ¡morirían y matarían por proteger sus creaciones!... no va a hacerte daño a ti o a tus hermanos

En un punto indeterminado se bajaron del auto y continuaron a pie rumbo a la villa. Beatriz se sentía sobrecogida por la belleza serena que le rodeaba. El sonido de las cigarras, el rumor del viento entre los árboles. La luz de la luna y las estrellas teñían de triste melancolía el paisaje. Al poco rato llegaron a una alcabala y la joven con miedo se puso detrás de Urowak al ver que eran los hombres con la máscara de Sachiel. Urowak se puso un antifaz rojo con cuernos pequeños y la joven uno blanco plateado sencillo que le combinaba con su disfraz y el color antinatural de su pelo. El conejo seguía acunado entre sus brazos, pero ella sentía como el animalito temblaba y su corazón latía desbocado porque estaba muerto de miedo. Los fuegos artificiales teñían el cielo de colores, eran un jardín de luz y fuego que rivalizaban con las estrellas con su brillo fugaz.

La joven pensó que el conejo blanco de ojos rojos y ella eran iguales. Alguien sencillamente se había encaprichado con ellos y les había quitado la libertad. Ella pensó que de quererlo ella solo tenía que retorcerle el pescuezo al conejo para matarlo. Que estaba por completo indefenso y desamparado… ¡como ella! Esa gente de quererlo la podían aplastar entre sus dedos como una uva en el momento que quisieran… ¡devolverla al tubo!... ella como el conejo solo quería huir lo más lejos que pudiera de esa gente… pero ella no podía hacerlo mientras sus hermanos pequeños estuvieran como rehenes. La joven puso al conejo en el suelo y le quito el lazo azul de su cuello. Este salió disparado como alma que se lo lleva el Diablo. La joven solo hizo un gesto a Urowak señalando que no tenía importancia, ¡Que estaba bien si el conejo era libre!

Entraron a algo parecido a unas catacumbas. Era húmedo y oscuro, pero al final llegaron a un gran salón iluminado con un candelabro que pendía del techo, faroles a gas y cariátides que sostenían antorchas. Ellos estaban en la parte superior de una escalera y en la parte de abajo estaba la fiesta de disfraces. El silencio se hizo al ellos entrar.

Beatriz de verdad parecía de la realeza en su túnica blanca de vestal con hilos y brocados de oro, con sus guantes largos de satén, con una capa roja de armiño que solo los reyes podían usar sobre los hombros. El collar de zafiros y esmeraldas resaltaban su escote redondo, la marfileña piel luminosa de sus pechos, hombros, cuello y cara. Su diadema de plata y diamantes resaltaba su bello rostro, haciéndole parecer augusta y majestuosa. Los disfraces eran de lo más variopintos y todas las mujeres allí eran hermosas reinas, marquesas, condesas, duquesas, emperatrices, cortesanas y princesas de países y reinos de ensueño. Pero ante todos ellos y por encima de todos ellos estaba Beatriz como una princesa imperial del brazo de un apuesto lacayo. El silencio era total y al llegar ellos al final de la escalera se hizo un vacío a su alrededor. Todos hincaron una rodilla en tierra con fina elegancia o hicieron una respetuosa reverencia a la pareja de recién llegados.

Todos menos dos personas que desentonaban por completo con sus sobrios y anodinos uniformes entre militar y de obrero de fábrica. Un anciano de cabellos grises y de rostro pulcramente rasurado vestido de un uniforme marrón. Otro más joven, pero de mediana edad, con una barba como la de Abraham Lincoln y con guantes blancos que usaba un uniforme negro. Los dos hombres tenían un aire plebeyo y proletario que desentonaba por completo con los demás que lucían como nobles y aristócratas con sus disfraces y sus antifaces. La joven sintió el vago recuerdo de las imágenes de los santos de una iglesia. Parecían profetas anunciando la ira de Dios por sus rostros serios y avinagrados. No llevaban mascaras o antifaz, aunque el hombre de mediana edad llevaba unas gafas. De los dos era el más imponente y eclesiástico en su aire de Profeta del fin del mundo. Urowak solo los ignoro y tomando por el fino talle a Beatriz la llevo al centro del salón pasando de largo. Un sirviente de librea se encargó de la capa de la dama. La orquesta tocaba un vals y Beatriz solo se dejaba llevar por su pareja que bailaba divinamente.

La pareja de albinos estaban en el centro del salón entre círculos concéntricos de danzantes y bailarines. ¡Todo era como un mágico sueño!... ¡toda esa riqueza y opulencia!… ¡la belleza y la elegancia que le rodeaba! La joven tenía miedo de despertar y volver a su realidad miserable, a pasar hambre de nuevo, a mojarse bajo la lluvia, a entregarse para alivio de desconocidos para que ella y sus hermanitos tuvieran algo que comer. Urowak era un príncipe apuesto. Sentía su fuerza y su delicadeza en la forma en que sus manos la sujetaban y bailaban haciendo giros y figuras. Su corazón latía con fuerza en la medida que bailaban y las manos de su acompañante masculino le apretaban la mano y el talle. Ella sonreía tímidamente y él también, pero de una forma muy enigmática y ambigua. Beatriz parecía hecha de luz de sol y de luna por su albina piel, sus ojos rojos, su pelo azul, sus joyas y la túnica blanca como la leche de hilos de oro. El resto de danzarines con sus ropas multicolores eran en verdad un derroche caleidoscópico hermoso. Había refinados cortesanos, piratas, cosacos, húsares, casacas rojas, mosqueteros, hidalgos españoles, elegantes petimetres… una mezcla variopinta de todas las épocas en que Europa resplandeció como dueña del mundo. Todo en verdad era poético y de ensueño.

Al finalizar la música, todas las luces se apagaron. Se encendieron unas bombillas de luz ultravioleta… ¡una luz extraña!… que hizo que todo alrededor tuviera un aspecto lúgubre y siniestro de pesadilla. Gendo Ikari y Kozo Fuyutsuki palidecieron como si hubieran visto un fantasma. Estaban enfrente de ellos dos. La luz cambiaba por completo al par de albinos que pasaban a tener la piel con aspecto normal, sus cabellos se volvieron castaños y sus ojos verdes. El color de sus ropas también cambio. El resto de invitados parecían espectros, fantasmas, apariciones, al invertirse y cambiarse sus colores por la luz. Beatriz se sintió aterrada y miraba en todas direcciones. Sus ojos verdes se toparon con los ojos del Comandante Ikari. Gendo Ikari era ahora un albino de pelo y barbas azules, de ojos con pupilas rojas… ¡un fantasma, un espectro, una ilusión!… con todo ella lo siguió mirando implorando su ayuda en silencio, ¡pidiendo con los ojos ser salvada por él de un horror y un final atroz que ella intuía a que estaba destinada por la fatalidad! Gendo Ikari solo podía ver a su esposa mucho más joven implorando y suplicándole ser rescatada de ser sacrificada a la maldad y a la depravación del Cónsul y eso le partió el alma… o la poca alma que todavía tenía. La luz volvió pronto. Urowak se llevó a Beatriz, tranquilizándola primero.

-Fuyutsuki… ¡Vámonos!- Dijo el Comandante Ikari.

-Esa chica…

-Esa chica no es Rei Ayanami y lo que el Cónsul quiera hacer con ella me tiene sin cuidado… ¡No es mi problema! ¡Vámonos o lo dejare aquí solo!

Fuyutsuki obedeció cabizbajo.

Urowak llevo a la joven por fin delante de su jefe que se encontraba en un reservado. Beatriz se sintió algo decepcionada al ver que solo se trataba de un amable anciano que estaba en las últimas. Era un europeo, un hombre blanco muy viejo sentado en una silla de ruedas, totalmente calvo y desdentado. Delante de él había una mesa llena de ricas viandas. Gentilmente Urowak se encargó de sentar a Beatriz en frente del anciano y servirle en un plato. La joven tenía muchas preguntas y no sabía con cual empezar.

-¡Por favor, querida!... ¡come primero!- le dijo el anciano amablemente.

-¿Usted no quiere comer conmigo?

-¡Querida!... soy como una mosca y verlas comer es en verdad desagradable… ¡Te quitaría el apetito y te arruinaría por completo la digestión! en serio, ¡ya comí!... ¡tranquila! La comida no está envenenada…

La joven ya no quiso comer nada. El anciano solo se reía deliciosamente. La joven solo pensaba que ese viejo era el responsable de haber sido secuestrada, drogada y de todas sus cirugías… ¡de todas las veces en que la metieron en ese tubo!… de ser ahora otra persona por completo diferente… pero también tenía que admitir que su vida ya de por sí era una pesadilla mucho antes de eso.

-¿Quién es usted?... ¿Qué quiere usted de mí?- Pregunto ella al fin

-Soy un artista… ¡en cuerpo, mente y alma soy eso y solo eso!... es lo que soy realmente… mi nombre y mis títulos carecen de importancia, Beatriz… pero es la primera vez que alguien me pregunta sobre que quiero yo… ¡Mira a toda esta gente a tu alrededor!... vinieron a mí queriendo algo o yo los encontré como a ti vacíos y rotos. Ellos querían y ansiaban algo y yo se los concedí… ¡desde entonces me sirven y me obedecen!…

-Yo… ¡yo no le pedí a usted nunca nada!

-Entonces… ¿No querías algo mejor en tu vida?... ¿En verdad no quieres nada de mí en estos momentos?... Beatriz, ¡mi pequeña!... todos somos esclavos de nuestros deseos… son nuestros deseos los que dan sentido a nuestra vida… en el momento que dejamos de desear, ¡morimos!... ¡Tu vida era horrible! Pero tu deseo te mantuvo viva a pesar de todo… ¡No abandonaste a tus hermanos pequeños! Y fue tu deseo de protegerlos lo que aumento ya de por sí la pesada carga que llevabas… te toco llevar y cargar con deberes y responsabilidades que no se correspondían a tu juventud y a tus fuerzas… en un mundo que te trato con crueldad supiste mantener tu alma pura y compasiva libre de egoísmo… ¡eso era tan hermoso!... la gente ha olvidado lo que es el hambre de verdad… ¡El flaco quiere engordar y el gordo estar flaco!... desean cosas de manera frívola que no les dan felicidad… Mi pequeña, ¡Tus deseos eran tan simples y tan fáciles de conceder!... ¿Qué otra cosa más puedes querer sino la completa y la más absoluta libertad? ¿No deseas vivir feliz, sin preocupaciones, en tu casa con tus hermanos pequeños con los medios para ganarte el sustento de forma honrada? ¿No deseas eso?

-¡Sí!

-¿Qué me darás a cambio por cumplir ese deseo?

-¡Usted se burla de mí!... no tengo nada que dar… ¡no soy nada, ni nadie!... solo puedo ofrecerme a mí misma…

-¡Pequeña!... Ya no te perteneces más a ti misma… ¡me perteneces por completo a mí y puedo hacer contigo todo lo que me plazca!... Yo te di forma con mi deseo y te he transformado en lo que eres ahora…

-¡Todo eso lo hizo en contra de mi voluntad!

-¡Exacto!... Puedo obligarte y hacerte todo lo que yo quiera y desee… Ni siquiera puedes suicidarte, ¡Por que tus hermanos pagarían muy caro tu desobediencia e ingratitud!... pero tranquila… no les he hecho nada malo, ¡porque eso te mantiene dominada y atada a mí!... sencillamente podrías huir y dejarlos a mi merced y a mi capricho… ¡nadie te culparía!... entonces serias por fin libre…

-¿Pero qué quiere usted de mí?

-¿Venderías tu alma al diablo?... yo solo quiero que seas por completo mía… ¡que me ames de verdad y me quieras!... en cuerpo, mente y alma… ¡Solo deseo eso y solo eso estás en poder de dar!... el amor es más fuerte que la muerte… ¡Eres pura y limpia de corazón! ¡Pura y limpia de alma!... ¡ámame y quiéreme de verdad!... soy un pobre pecador y si un alma pura como la tuya reza por mí, ¡mis muchos y horrendos pecados serán perdonados!

-¡No lo entiendo!... Usted no puede obligarme a amarlo y a quererlo… ¡Con todo lo que me ha dicho es para odiarlo!

-¡Lo ves!... eres sincera, ¡no falsa!... Ni se te ha cruzado por la mente engañarme y luego traicionarme… ¡ámame y quiéreme de verdad y seré bueno!… ¡me tendrás como tu esclavo y cumpliré el menor de tus caprichos! ¡Cualquier deseo tuyo! Seré compasivo y misericordioso si eres mi musa… ¡mi guía!... ¡Pídeme el sol, la luna y las estrellas y yo extenderé mi mano para dártelas!

La joven solo asintió con la cabeza.

-Déjeme vivir con mis hermanos… ¡que sigan bajo su protección y disfrutando de su generosidad!... solo mándeme a llamar cuando me necesite y haga conmigo lo que quiera… ¡Si usted me jura y me promete que siempre será bueno con ellos yo lo amare y lo querré de verdad!... ¡Nunca seré ingrata con usted!...

-Mi dulce flor… ¡No te arrepentirás!... seré en verdad bueno y generoso de aquí en adelante con todo el mundo… te quiero como mi mujer, mi amante… ¡Soy muy viejo y muy desdichado! ¡Muy infeliz!... Tú eres bondadosa y pura de alma… Tu corazón y tu alma es lo único que no puedo quitarte, ¡solo corromperlos!… cosa que no quiero… ¡Solo puedo poseer y comprar tu cuerpo y tu vida!... pero no tu alma pura, ni tu corazón generoso… ¡Solo ámame en forma sincera, sin engaños, ni mentiras con tu corazón puro y bondadoso!... ¡Nunca volverás a pasar hambre tú, ni los tuyos!... serás una reina rodeada de lo más fino y selecto… ¡De lujos y comodidades!... Quien te haga derramar una sola lagrima, ¡Yo le hare derramar litros y litros de su sangre!

-Yo… ¡No quiero nada más de usted!... a mis hermanos, ¡no los malcríe por favor!... solo ayúdelos hasta que se puedan valer por completo ellos solos… ¡Yo no sé leer, ni escribir, pero ellos sí!... es algo que en verdad se lo agradezco en el alma…

-¡Eso lo puedo arreglar yo con un maestro particular y clases privadas!... ¡No aceptare que me digas que no!... ¡No sabes cómo te deseo mi pequeña!... ¡Como haz superado por completo cualquier sueño mío!... haz conocido el horror, la miseria, el hambre… Pero tu alma brilla impoluta y pura sobre el vicio y la maldad humana incapaz de opacarte, ni de ensuciarte con su inmundicia, mezquindad y oscuridad… ¡Solo quiero ese poco de tu brillo para mí!

La joven solo sentía que desde siempre había sabido que eso era lo que le esperaba. Estaba por completo resignada. Era sencillamente una putilla que no valía nada a pesar de toda la ropa fina, las joyas, los halagos, ¡todo!... No sabía que pensar del anciano y solo podía concluir que eran puros caprichos seniles. ¡No importaba! ¿Qué diferencia había para ella en entregar su cuerpo a desconocidos en un callejón oscuro a entregarse al anciano cada vez que este lo quisiera?... lo mejor sería aprovecharlo mientras le duraba el capricho. Cuando menos con tener algo para no volver a depender de nadie. ¿En verdad le iban a poner un maestro que le enseñara a leer y a escribir? ¿A sumar y a restar y todo eso? Si podía estar junto con sus hermanos ¡todo estaría bien!

Beatriz y el anciano habían ido a una habitación cercana. Urowak los acompañaba, pero se quedó en la puerta como si montara guardia. La joven y el anciano en su silla de ruedas entraron. La habitación era cálida, ¡muy hogareña!... el anciano se estrujaba las manos arrugadas, huesudas, de dedos largos. Se veía inseguro, con mucha vergüenza y por completo tímido.

-En esa puerta… ¡está el baño!... te puedes cambiar y ponerte cómoda allí… ¡yo te esperare!

La joven fue al baño y allí se desnudó por completo. Frente al espejo veía el cuerpo de Rei Ayanami desnuda. Esa albina de ojos rojos y pelo azul era en verdad muy hermosa. Ella se recordaba flaca y demacrada, ¡mal alimentada!... con los senos caídos y sin nada de trasero… pero ahora veía como su piel pálida parecía tener su propia luz por dentro. Ella era muy expresiva y los hermosos rasgos de la cara de Rei Ayanami se iluminaban con sus sonrisas o se oscurecían por completo con su tristeza. Esa chica linda que el espejo mostraba era ahora ella. Tenía ahora un bello cuerpo con cintura de guitarra, un vientre plano, pechos plenos y nalgas firmes. Aquellos pechos divinamente redondos, suaves, sugerentes, con un capullo rojizo en la punta en verdad que eran lo mejor de ella. La joven era puras curvas y entre las piernas tenía su sexo lampiño con apenas una línea vertical imperceptible. ¡Era en verdad muy hermosa y agraciada!

Ella salió del baño por fin, después de tomar una profunda bocanada de aire. Sus senos y sus nalgas bamboleaban y temblaban en cada uno de sus pasos sacudiéndose deliciosamente en su turgencia y plenitud. El anciano la vio y sonrió con mucha dulzura. Le enseño una foto de él joven. Era una foto en blanco y negro. El anciano en su juventud era un hombre atractivo, atlético y muy guapo. El anciano con un pañuelo improviso una venda con la cual cubrió los ojos de la joven.

-Eres en verdad hermosa y me da mucha vergüenza que me veas- Le dijo- puedo caminar y hacer actividades físicas por cortos periodos de tiempo… ¡Solo piensa que soy el hombre de la foto!... solo déjame acariciarte y besarte… ¡hacerte el amor como pueda y hasta donde pueda!…

Ella se tumbó de espaldas sobre la cama matrimonial con los ojos vendados y espero a que el viejo se desnudara por completo. Sintió al viejo tocándola con la yema de sus dedos. Con el dorso de la mano él le acaricio las mejillas. Sus manos, toda su apergaminada piel, es áspera como lija. Las venas y arterias se sienten en relieves pulsantes y llenos de una fría sangre. Ella quiere pensar que es lisa y tersa como la foto, pero no es así. Ella le toca la cara y la siente arrugada, flácida y mucho más suave en las mejillas. Tanteando se da cuenta que el anciano está por completo desnudo. Lo siente como puro pellejos y huesos. A pesar de todo le sonríe porque siente mucha ternura por él. Porque siente que él esta desvalido y desamparado. Sin embargo se da cuenta que el anciano lo que le faltaba en vigor y en fogosidad lo suple con su experiencia y paciencia. Sus ásperas manos se deslizan sobre su piel en tiernas y lentas caricias que poco a poco la van poniendo cachonda.

El anciano gime y empieza a respirar con dificultad. Beatriz no lo ve, pero se pone una mano en el corazón y contrae la cara. Se tumba a su lado.

-¡Tócame!... acaríciame… ¡sencillamente ya no soy el hombre de antes!- Le dijo en débil suplica- Beatriz, ¡Somos en realidad seres luminosos!... no esta carne que enferma, envejece y muere que nos aprisiona y está hecha de pura oscuridad… Yo solo quiero sentir el calor de tu luz calentando mi pobre espíritu y tu brillo guiándome para salir de la espesa oscuridad que aprisiona mi alma…

Ella sin quitarse la venda de la cara más que tocarlo y acariciarlo lo masajea con sus manitas y amasa todos los músculos fofos de su cuerpo. El cuerpo es tan frágil que ella tiene miedo de apretar demasiado. Sus dedos se hunden y dejan marca en donde todavía hay carne y musculo. Ella le siente las costillas en relieve y el pecho, toda la caja torácica se le ensancha y se le desinfla mientras le dura el ataque de asma. Pero el anciano se recupera y empieza a respirar con normalidad. La joven da un suspiro de alivio y se le echa encima. Quiere acariciarlo con todo su cuerpo. Ella restriega su sexo contra sus genitales, pero estos no reaccionan. Se giran y se tumban de lado para quedar frente a frente. Se besan en la boca y como dos serpientes se entrelazan.

La boca de él no tiene nada de dientes, pero su lengua es gruesa y ágil. Está cubierta de una abominable saliva espesa muy amarga. La albina se mordía el labio inferior mientras sentía como su pecho izquierdo era masajeado y succionado por esa boca desdentada, su lengua se siente rasposa y húmeda, como la lengua de un gato o como una serpiente llena de duras y finas escamas que emergiera de un pútrido charco. Cuando el anciano se hubo saciado de esa zona paso la lengua entre los dos pecho, la barbilla y hallo refugio para su lengua en la boca de la chica. Ella ya estaba acostumbrada a dar placer y alivio a los hombres obviando el asco o la repugnancia que en verdad sentía. Ella lo recibió servicial y ahora el anciano le comía la boca.

Ella lo deja besarle todo el cuerpo y deja que baje hasta la parte más sagrada de su ser. Ella suelta un par de lágrimas al sentir como su lengua entra en los pliegues de su tierno sexo y sus labios vaginales besan la boca desdentada del viejo… ¡Su boca y su lengua la follan y ella solloza!... Si la necrofilia es el acto de abusar y profanar un cadáver… ¿Cómo llamar el acto de un cadáver cuando profana y abusa a una bella doncella plena de vida? Las manos ásperas y arrugadas, de finos y largos dedos esqueléticos, se deslizaban por sus lechosos y suaves muslos de terciopelo. La escasa luz daba al anciano una apariencia vampiresca, demoniaca, de pesadilla y horror. Pero ella no podía verlo, ni saber que ya no era ese amable y dulce anciano que había conocido y que se mostraba tal cual era en toda su maldad, depravación y corrupción… ¡su placer era ensuciar y ultrajar a ese ser puro y bello!… como un leproso, como un enfermo terminal con SIDA, como alguien que tiene gonorrea y sífilis deseaba transmitirle su enfermedad mortal a esa bella joven sana que estaba por completo a su merced, ¡por completo desvalida y desamparada!

La lengua del cadáver era larga y gruesa, ¡húmeda y fría! Ella la siente en su coño como una serpiente que intenta meterse dentro de ella en su dulce y cálido orificio. Sus flácidas mejillas y su afilada barbilla raspaban la delicada piel de la muchacha en su parte más íntima con su apergaminada piel de lija. Ella no siente ya nada o no le importa ya nada. Bajo la venda ella solo cierra sus ojos y se desconecta por completo de su cuerpo. Solo deja que su anatomía femenina y todos sus órganos trabajen en automático para dar placer y satisfacer al cliente ocasional a cambio del dinero que necesita para comprar comida. ¡Solo eso importa!... quiere pensar sin embargo que el anciano en realidad es una buena persona en el fondo y sinceramente trata y pone todo de su parte para disfrutar y hacerlo disfrutar como él quiere.

El viejo siente que su miembro marchito y muerto vuelve a la vida. Ella no lo ve, pero él sonríe con malignidad. El viejo tiene una morcilla con cabeza de lagartija que se infla y se pone dura. Ella siente como el ariete la penetra… pero no puede atravesar el himen reconstruido por cirugía. El anciano empuja, arremete y embiste… ¡pero no puede quitarle la honra con su marchita y putrefacta virilidad!... su miembro se empieza a desinflar y el vuelve a tener un ataque de asma. Ella de nuevo se pone sobre él y lo cubre con su cuerpo como si fuera una sábana. Ella lo siente frío como un despojo humano, pero el ataque de asma se le va pasando. Tiernamente ella lo besa en la boca y lo calienta con su calor. El vuelve a sentirse revitalizado. El anciano la besa en los labios y mientras tanto le hace una paja con sus esqueléticos dedos largos y huesudos. Le pellizca los pezones y los besa. Ella está por completo húmeda y lista para ser penetrada y el siente de nuevo su miembro erecto. Con sus dedos le acaricia su sexo y colándose entre sus labios vaginales mayores y menores el dedo medio e índice la desvirgan y la desfloran por completo. Ella solo se estremece cuando la blanquecina y delgada tela de carne se rasga. El anciano solo saca sus dedos para verlos, olerlos y luego chuparlos con su sangre con perverso deleite.

Él le pidió a ella que se pusieran de lado. Ella accedió, el cadáver viejo y arrugado se puso detrás de ella. Mojando su dedo con saliva se puso a lubricar y masturbar el coño de ella. La chica lo encontraba agradable, poco a poco se fue relajando y su coño lubricando por sí solo. La cabecita bulbosa de la verga del anciano se fue abriendo paso hasta entrar por completo dentro de Beatriz. El anciano gemía y jadeaba mientras Beatriz le facilitaba todo para su placer. El coñito de la albina pelo azul era estrecho y apretado. Su verga salía y entraba en forma lenta y parsimoniosa, degustando al máximo el momento. Ella jadeaba y gemía al ritmo de los jadeos y gemidos del anciano. No lo estaba disfrutando… ¡pero tampoco era desagradable! Ella podía sentir como los testículos marchitos del viejo decrepito se aplastaban y golpeteaban contra sus suaves muslos tersos y lisos. La joven gemía al ritmo de cada acometida y eso excitaba más al cadáver. La albina movía las caderas haciéndolo perder la cabeza. La joven fantaseaba e imaginaba el hombre que la devoraba y le hacía el amor no era otro más que el albino de ojos rojos. Solo así podía gozar y sentir algo de placer. Poco menos de cinco o 7 minutos después, el anciano se convulsiono y tuvo un potente y fulminante orgasmo. En tan solo unos cuantos empujes se deja ir y se estremece. De su miembro no sale nada, solo se desinfla y vuelve a estar muerto, marchito y seco.

El anciano siente que ya no puede más… pero Beatriz solo siente quedar vestida y alborotada. No le dice nada, ni le recrimina nada. Sigue con los ojos vendados. Siente que él viejo se retira y se vuelve a acostar. Como por arte de magia su cuerpo es joven, de piel tersa y su miembro… ¡la llena a reventar!... era una polla ancha y larga, muy dura y rígida. No puede hablar por que los siente encima en todo su peso y su boca… ¡es de labios finos y con dientes como perlas!... la besan y le meten la lengua.

-A su Excelencia le gusta la belleza… ¡hagamos el amor en forma bella para él!- Le dijo Urowak.

Obligando a Beatriz a tenderse sobre la cama, se dispuso a penetrar su preciado coñito. Quería que ella disfrutara aquel momento al máximo, así que se tomó un tiempo en colocar su instrumento en posición, paseando su glande a lo largo de la húmeda rajita, como si tratara de advertirla de la inminente follada que iba a recibir. Al empezar a penetrarla, sintió una resistencia en su interior. Ella sencillamente no conocía, ni sabía que era la felicidad, el gozo o el deleite… solo sabía lo que era el dolor. No sabía lo que eran las caricias, solo de manoseos torpes y soeces. Nunca le habían hecho el amor, solo la habían usado para sacarse del cuerpo algo sucio.

-¡Tu corazón es tan frágil como el cristal!- le susurro el albino a la albina- Mereces ser amada… ¡Deja que yo te amé!

Acto seguido, Urowak hundió en ella su herramienta de un único empujón. Beatriz estaba tan mojada que no hubo ninguna resistencia al avance del ariete de carne. Ella dejó escapar un alarido de placer tan sonoro e intenso como un grito de agonía. Urowak seguía clavando en ella su duro miembro sin darle el más mínimo respiro. Ella escuchaba dentro de su cabeza una canción en ingles de David Bowie que ahora entendía en perfecto español. Una canción que le encantaba y era uno de sus pocos placeres escucharla sin haber entendido nunca su significado hasta ahora… solo embelesada en la música y en la voz del cantante.

Hay un amor tan triste,

Profundo en tus ojos, como una especie de joya pálida

Abierta y cerrada, dentro de tus ojos.

¡Colocaré el cielo dentro de tus ojos!

Hay un corazón tan desengañado

Latiendo rápidamente, en busca de nuevos sueños

Un amor que perdurará, dentro de tu corazón,

¡Colocaré la luna, dentro de tu corazón!

Mientras el dolor se extiende,

No tiene sentido para tí,

La ilusión se esfumó,

No fue para nada divertido

Pero yo estaré ahí para ti

Mientras el mundo se derrumba

¡Enamorándose!

Pintaré tus mañanas de dorado

Llenaré tus noches de amor

Aunque hemos sido extraños hasta ahora

Estamos escogiendo el camino, entre las estrellas

Pondré mi amor entre las estrellas.

Mientras el dolor se extiende,

¡No tiene sentido para ti!,

La ilusión se esfumó,

No fue para nada divertido

Pero yo estaré ahí para ti

Mientras el mundo se derrumba

Sus caderas pronto se habían habituado al ritmo de las embestidas del joven y ambos se fundían entre sí como hacen los animales al acoplarse. Beatriz era incapaz de asimilar todo lo que estaba sucediendo. Su mente, ¡confusa todavía!, trataba de analizar la sucesión de extraños acontecimientos que la habían llevado a dejarse follar por su príncipe por fin. Por mucho que luchaba por resistirse al placer que sentía, su coño palpitante chorreaba flujos sin parar. Urowak hundía su polla en el resbaladizo agujero de la chiquilla sin ningún miramiento, tratando a la princesita como si fuera un objeto de su propiedad exclusiva. Mientras arrancaba a pollazos hasta el último rastro de sus recuerdos tristes, de la dolorosa vida miserable que hasta ahora había tenido.

-¡Este momento es real!- Le susurraba el albino- ¿No deseas ser uno conmigo en cuerpo, mente y alma?... ¡En verdad que es una sensación tan agradable y maravillosa!... solo déjame hacerte feliz… ¡quiero enseñarte gozos y deleites que ustedes los lilims no conocen y solo pueden vislumbrar en sus sueños!

Beatriz, superada por la situación, se limitó a dejarse follar por su compañero, reclinando su cuerpo sobre la cama en actitud sumisa. Nunca antes había sentido un placer tan intenso como el que le estaba proporcionando aquel compacto pedazo de carne que llenaban sus entrañas. Nunca antes había sido tratada con semejante gentileza. Urowak seguía manteniéndola bajo su control llevando su cuerpo en contra de su cerebro, su instinto en contra de su razón, mientras seguía hundiendo implacable su inflamado miembro en el dulce coño de la joven. Cuando Urowak sintió que iba a correrse susurro una orden en su oído, la obligó a ir encadenando una larga serie de orgasmos mientras él se preparaba a deslizar su polla fuera de su interior. Lo hizo con suavidad, alargando todo lo posible el contacto con aquel jugoso y carnoso útero inundado de fluidos.

Después de correrse, se quedó contemplando a la albina cuyo rostro ya no reflejaba ningún sentimiento más allá del agotamiento y la más completa sumisión. Seguía en la misma postura en la que acababa de ser follada, con la reciente corrida aun resbalando por sus muslos. Beatriz aún estaba aturdida por los implacables orgasmos que acababan de sacudir su cuerpo. Sin poderlo evitar estallo en sollozos. ¡Se sentía tan bien!... Sus lágrimas se escurrían por las vendas que le tapaban los ojos. Urowak beso sus labios en un tierno roce con los suyos y bebió sus lágrimas de gozo y felicidad de sus mejillas con más besos. Enganchando la venda con sus pulgares se la quitó y ella lo pudo ver por completo desnudo en todo su esplendor divino.

-Amor mío- Le dijo el albino- ¡Solo mírame a mí! Solo existo yo para ti ahora y tú para mí…

El Cónsul tenía puesto su bata y estaba sentado en su silla viendo a los albinos teniendo sexo. La silla le purificaba su sangre y estaba usando su inhalador. ¡Eros y Psique hechos carne y hueso! Más que hacer algo pornográfico lo que veía era ese bello mito frente a sus ojos materializados. Beatriz era Psique y su alma solo quería transcender y liberarse del cuerpo de Rei Ayanami para fundirse y ser uno con su amado. Transcender y elevarse por encima de sus limitaciones y miserias humanas. Urowak y el cuerpo de Rei Ayanami eran perfectos para representar a Eros y a Psique frente a sus ojos en las poses en que escultores y pintores de la más renombrada fama plasmaron el mito con su inigualable genio y talento en la piedra o en el lienzo.

Entre el charco de telas de seda, lino y algodón de las sabanas de la cama, los dos bellos jóvenes amantes se cubrían de esos pliegues que pintores y escultores gustaban para ornar y resaltar, más que ocultar, la desnudez humana en sus obras. Solo bastaba el movimiento de los cuerpos de cada uno para resaltar la carnalidad pura de Beatriz con la espiritualidad pura de Urowak. El albino en su divinidad y la albina en su humanidad en la eterna dicotomía de sueño y realidad. Espiritualidad y materialismo. Placer y dolor. Solo un escultor, un pintor, un poeta o un músico de gran talento podrían plasmar en su genio lo que el Cónsul veía en esos momentos con entera justicia. La joven solo podía llorar y gritar torturada por la verga albina que inmisericorde era metida en sus agujeros, en esas manos que la acariciaban, pellizcaban y apretaban. Esa boca y esos labios que la quemaban con sus besos. Para el placer, el gozo y el deleite del Cónsul la bella albina era poseída en todas las posiciones imaginables con la suave candencia de una danza por el albino. Con lentitud y a veces quedándose por completo inmóviles para que el Cónsul pudiera ver todo con detalle. Beatriz era salvada y raptada de los infiernos y elevada a los cielos en un vuelo vertiginoso que la llevaban cada vez más hacia arriba, ¡hacia el sol!...

Solo el pincel y el talento de un genio del Renacimiento como Rafael Sanzio podía tan solo inmortalizar lo que sus ojos veían. Beatriz solo podía ser una virgen rafaelina por el brillo y resplandor de luz divina que provenía de su interior y quería elevarse a los cielos. En ese momento en que se estaba transfigurando y abandonaba por completo la envoltura humana que la aprisionaba a ella y al resto de la humanidad. El fruto del conocimiento dado a los hombres se unía al fruto de la vida de los Ángeles. Urowak era lo divino en su forma más pura y excelsa. Un Dios incomprensible para la mente humana, una divinidad implacable que se unía a una mortal. El bello y apuesto joven miraba al anciano con su mirada enigmática como pidiéndole permiso, como esperando una orden suya que sabía de antemano.

-¡Hazla brillar para mí!- trono el viejo- ¡Que su luz sea por completo mía!... ¡Libera su alma de esa prisión carnal!

Urowak estaba sentado en el borde de la cama. Ella estaba sentada sobre sus muslos dándole la espalda y ensartada en su verga. El albino la sujeta por la cintura para que ella suba y baje por su falo. Ella está bien abierta de piernas y sus tetas brincan y se bambolean. El albino solo quiere que su jefe disfrute del espectáculo y que vea bien todo. La albina era en verdad hermosa y verla ser bien follada fue un deleite para el Cónsul. Ella estaba sudando sangre. Grito y rugió de placer con todas sus fuerzas en un escalofriante grito hasta quedarse ronca para luego explotar (literalmente) y volverse puro LCL. De entre las manos del albino había algo que brillaba como punto dorado no más grande que la punta de un alfiler, pero que era capaz de iluminar toda la habitación con una tenue luz azul. Esa pequeña luz parecía una luciérnaga. El hombre viejo busco en su joyero un anillo con un zafiro engarzado. La diminuta luz fue aprisionada por la joya y la hizo brillar con su luz. De la pobre Beatriz no había quedado nada, solo un charco naranja. El albino sonreía y su jefe lo felicitaba.

-¡Urowak!... ¡Fue en verdad sublime!... ¡te superaste de verdad!

-Solo me alegra haberlo complacido, su Excelencia

-¡La próxima quiero que sea la pelirroja!... ¡usa a una que sea en verdad una cínica zorra hipócrita sin escrúpulos!... pero por fuera quiero que sea igual y exacta a la segunda niña… ¡La quiero para estrenar el nuevo cuerpo que voy a tener!

-Sí, su Excelencia…

-Beatriz… ¡mi dulce, pura e inocente niña!... fuiste en verdad deliciosa y un sol resplandeciente… ¡pero necesito a la original, no a la copia!... no te preocupes, ¡cuidare bien de tus hermanos!... cuando crezcan no serán meras copias… ¡serán auténticas obras maestras originales y únicas!- Le decía a su anillo el anciano mientras se lo ponía en el dedo anular de su mano izquierda- Este viejo y decadente cuerpo mío te agradece todo el gozo y el deleite que le proporcionaste…


Gendo Ikari y Kozo Fuyutsuki se fueron temprano de la fiesta. Iban juntos en la limosina negra. El antiguo profesor estaba acostumbrado al carácter taciturno y hosco de su antiguo discípulo. Todavía veía a… ¡esa Rei Ayanami falsa!... a esa pobre chica transformarse en una versión más joven de Yui. Sin embargo intuía que Gendo Ikari había quedado mucho más afectado de lo que quería reconocer. El comandante Ikari parecía mucho más ensimismado y encerrado en sus pensamientos que de costumbre. Concretamente en sus recuerdos. Fuyutsuki hizo lo mismo.

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Fuyutsuki recibió un gran disgusto al enterarse de que Yui estaba de novia de Gendo Rokubungi. ¡Ella misma le había pedido sacarlo de la cárcel y ser su consejero!... Los dos solían salir a caminar juntos de excursión por los bosques cercanos. Yui parecía su hija o una sobrina… ¡tenía la edad para ello!... ella ya había cumplido 20 años y él tenía 44. Dentro de poco se graduaría y ya no la vería más, solo ocasionalmente.

-¿Es cierto?

-¡Sí!... ¡Estoy saliendo con Rokubungi-san!

Fuyutsuki no pudo ocultar su sorpresa. ¡Ni su decepción!

-¿Sales con ese muchacho?

-¡Oh!, ¡Dr. Fuyutsuki, es un hombre tan lindo!... es sólo que nadie lo sabe…

-¡La ignorancia puede ser fuente de la felicidad!... ¡Bueno!, admito que es un muchacho interesante, pero… ¡No me agrada!...

Él quisiera decirle que la ama con locura, ¡prohibirle volver a verlo! En cierta forma se ve reflejado en Gendo. Él era como él en su juventud y eso lo asusta. Era alguien sin escrúpulos que se llevaba a todo el mundo por delante para alcanzar sus objetivos.

- Profesor, ¡yo lo respeto y admiro muchísimo!- Le aclaro Yui al verlo callado- pero yo amo a Gendo. Lo nuestro es algo por completo diferente a lo que tengo con él… ¿Lo entiende verdad?

-Sí… ¡lo entiendo!... Lo nuestro es sin meter las emociones, ni los sentimientos… ¡Solo es para estudiar e investigar la instrumentalidad y la complementación en su forma más pura!

Esa noche, en la casa del profesor… Yui estaba de rodillas por completo desnuda frente a su profesor que estaba por completo desnudo sentado sobre la cama. En las muñecas y en los tobillos tienen apretados brazaletes de metal que son solo prototipos que irán evolucionando hasta convertirse en los cintillos neurales que usan los pilotos de EVA en sus cabezas. Ella se inclinó y usó su lengua para tomar una de sus bolas en la boca, rodeándola suavemente. Fuyutsuki contuvo el aliento. Los músculos de sus viriles muslos se apretaron y tensaron bajo las palmas suaves de las manos de hada de su alumna. Ella se perdió por el momento por la fascinación de lo suave que era la delicada y fina piel. Saboreó el gusto de él, liberando sus bolas de su boca con el fin de ir más allá, tratando de llegar a ese punto sensible entre ellas. Quería demostrarle que no había perdido su tiempo enseñándole. Que ya no era una niña, si no toda una mujer.

Él la apartó suavemente, elevándola y desplazándola a la cama, obligándola colocarse de espaldas cerniéndose sobre ella, rozando sus labios con los suyos. Ella suspiró abriendo su boca para recibir su lengua. La probó tranquilamente. Primero rozando su lengua en sus labios. Fácilmente el pedagogo acomodó su peso sobre su alumna, meciendo sus caderas con la suya. Mientras ella succionaba su lengua. Sus labios dejaron un sendero de saliva por el mentón, luego bajaron por el cuello. Cerca de ellos una cámara en un trípode los filmaba y unas máquinas registraban la actividad cerebral y los cambios en el metabolismo de los amantes

Ella suspiró, alzando las manos al cabello de Fuyutsuki para guiar sus labios a su pezón. Kozo mordió su rosado pezón y luego lamio la cima de su seno. Cuando Fuyutsuki soltó su pecho y se trasladó descendiendo por su cuerpo, ella lo agarró por el pelo. Ella empujó hasta quedar de rodillas. Levantó sus muslos, y los engancho sobre sus codos. Se agachó para coger su verga y lo guio en lo profundo de su vulva. Kozo se deslizó hacia adelante en una larga y lenta estocada que la hizo arquear su espalda ante el placer. El aire se escapó de sus labios en un soplo de aliento. La sensación de tenerlo llenándola era total. Las manos de ella se cerraron alrededor de sus caderas, anclándolo mientras salía y empujaba hacia atrás, haciéndola gemir. Inclinando sus caderas, tratando de ayudarle a empujar dentro de ella.

-¡Más fuerte!- Le grito ella

Kozo se inclinó hacia delante, ajustando sus piernas por debajo de sus caderas para darle lo que quería penetrándola más fuertemente y profundamente. Gritos desesperados e ininteligibles salieron de los pulmones de su alumna. El profesor empujó hacia adelante, haciendo una pausa al final de cada impulso para meter toda su erección en ella, presionando y atormentando su clítoris. Los cuerpos luchaban por presionarse, golpeando, y empujándose uno al otro. Yui se estremeció y su anillo de músculos vaginales apretó, arrancando el control de Fuyutsuki y lanzándolo a unirse a ella en un placer efervescente e intenso. Fuyutsuki casi había olvidado lo que era gozar y disfrutar del cuerpo de una mujer. El orgasmo lo invadía y lo llenaba en forma total y completa. Yui sonreía embobada. Sin querer destruyo el momento feliz de Fuyutsuki

-¡¿Lo hice bien?!... ¿verdad?... ¡Me sincronizo ahora mucho mejor y mi pulso de ego es mucho más fuerte y nítido! ¿Verdad?

-Si… ¡Lo hiciste muy bien!- fue lo que atino a decir el profesor.

Le estaba enseñando a controlar su sincronización en forma activa dando y recibiendo placer con su cuerpo. El hombre empujo y empujo con sus caderas y controlo a voluntad su eyaculación inminente solo para prolongar el coito con su alumna lo más posible… Fuyutsuki se irguió sobre sus rodillas mientras juntaba las de Yui. Los deditos y la planta de los pies de la morena estaban contra los pectorales del Hombre. Fuyutsuki se inclinó hacia adelante y los muslos de la morena se apretaron contra sus senos. La penetración era máxima y profunda. Fuyutsuki finalmente "termino". Eyaculo fuera de ella como manguera de bomberos bañándola de semen la cara, los pechos y el vientre. Fuyutsuki no recordaba la última vez que una mujer lo hubiera hecho gozar así hasta el punto de perder por completo el control… ¡Yui sencillamente lo había superado y ya nada más tenía para enseñarle!

-¡Uuuuuufffff!... fue de miedo- Dijo Fuyutsuki jadeando y cubierto de sudor- ¡me dejaste seco!... no me imaginaba que tuvieras un nivel de sincronización tan alto… ¡ah!, ¡ah!, ¡ah!… ¡no tienes ni idea de todo lo que puedes hacer!… ¡vencer a la muerte y ser inmortal!... podrías entrar en estado metafísico y traspasar tu conciencia a una maquina o existir eternamente como pura energía libre de toda limitación humana…

-¡Ninguna de esas cosas me atraen! Yo sencillamente quiero casarme, tener hijos y morirme de vieja ¡eso es todo!... todas esas cosas que usted dice me parecen indeseables…

- ¡Tu habilidad para sincronizarte no es para desperdiciarlas en cosas tan frívolas!…

- En vez de buscar el conocimiento para dejar de ser humanos… ¡debemos buscarlo para ser mejores seres humanos! ¿No cree?... es por eso que usted y yo somos científicos…

Yui solo se limpiaba la cara y el pecho con un pañuelo. Ella lo miraba con embeleso y con felicidad. Fuyutsuki solo le dijo que se vistiera, que tenía que mostrarle algo muy importante. El serio y flemático profesor le mostro un acuario lleno de peces de colores que tenía en su sala. Su rostro severo y adusto se suavizo, con un tono triste y melancólico empezó a hablar:

-Cuando era niño mis padres me regalaron un acuario como este… ¡todas mis ideas sobre la meta-biología partieron de contemplar este frágil universo contenido y protegido por estas paredes de cristal!…-Uno de los peces de colores seguía el dedo de Fuyutsuki al deslizarse por la superficie de vidrio- ¡quiero que veas esto!... con la sincronización activa puedo controlar el sistema nervioso más simple de este pez e imponerle mi voluntad- Yui miraba como el pequeño pez realizaba giros y piruetas en el agua- puedo hacer lo mismo con todos los demás… ¡pero tendré dolor de cabeza y nauseas durante días, después!- los peces se agruparon en grupos, según su color y tamaño- Siempre me pareció un castigo a la soberbia y arrogancia de mi juventud el que el trabajo de toda mi vida no tuviera otro uso práctico que no fuera seducir mujeres y este patético acto circense con peces de colores…

El profesor cerró los ojos y en el centro de la pared de vidrio del acuario puso la palma extendida de su mano. Yui sintió erizársele los vellos de la nuca. Los peces de colores estaban todos muertos, empezaron a flotar panza arriba mientras la sangre que le salían de sus agallas teñían el agua de rojo. El profesor sudaba y respiraba con dificultad

-Solo por una fracción de segundo proyecte mi campo AT usando mi pulso de ego… un fugaz campo AT débil e inestable que es prácticamente imperceptible e inocuo para todo el resto del mundo… mi campo AT penetro el campo AT de los peces e hizo explotar desde dentro todo su sistema nervioso… si hubiera sido un poco más potente los hubiera desintegrado por completo y convertido en el caldo primitivo del origen de la vida… en este punto me detuve y no quise seguir con mis investigaciones… ¡No quise que se usaran para crear armas o medios de destrucción!... pero considera las posibilidades por un momento… ¡la cura del cáncer!, ¡energía ilimitada limpia y que no daña el ambiente!... pero el progreso científico tiene que estar a la par con el progreso moral y espiritual de la humanidad… ¡o será su ruina!

Yui ayudo al profesor a sentarse en una silla. Pálido y rígido, con la ropa ensopada en sudor, el catedrático temblaba y le castañeaban los dientes como si estuviera muriéndose de frío. El profesor continúo hablando:

-No me tengas lastima, ni piedad o compasión… ¡este es mi justo castigo!... y… ¡la razón de porque no hago este truco en las fiestas y reuniones a las que voy!… quisiera creer que soy como Prometeo castigado por Zeus por entregarle el secreto del fuego a los hombres… ¡pero eso sería demasiada presunción y vanidad de mi parte!... con Einstein o sin Einstein la teoría de la relatividad hubiera sido descubierta… lo mismo que con Newton, Darwin o Freud… si yo pude, ¡otros también pueden descubrir esto por si mismos!… incluso por mejores vías, con resultados más claros y precisos, sin nunca haber oído hablar sobre mi o leído nada de mis libros y sin saber nada de mis ideas, ni teorías… la vía para dominar la sincronización es el de liberarse de toda atadura y restricción a través del placer y el dolor… pero ¡yo pervertí y corrompí todo eso!… usé y herí a mucha gente hasta quedarme solo… ¡no tengo un águila que me coma el hígado cuando menos!... solo la sensación de paredes de cristal aprisionándome… indiferencia ante todo… ¡Hastió y disgusto!... lamentablemente la humildad y la sabiduría me llego después de arruinarme la vida y deshumanizarme por completo… Yui yo no puedo darte humildad y sabiduría, ¡solo mostrarte mis errores y equivocaciones con la esperanza de que tú no los repitas!… solo te ahorre 20 años de investigaciones y el terminar como yo… En mi locura, en mis experimentos conmigo mismo… ¡me volví por completo estéril!... no puedo tener hijos… ¡No puedo darte hijos Yui!... pero a pesar de eso te amo… ¡y quiero que seas mi esposa!... ¡Usar todo el tiempo que me reste de vida en hacerte feliz!

Yui no dijo nada. Lo ayudo a que se acostara en su cama y lo cuido por tres días en que estuvo por completo postrado y enfermo. Lilith había seducido a Dios para obtener el secreto de su sagrado nombre verdadero y liberarse del dominio de Adam. Ella había seducido a su maestro como Lilith había seducido a Dios. Para perfeccionar sus habilidades y fortalecerse. Por la fórmula que el profesor Fuyutsuki había descubierto de su cuenta y en forma por completo autodidacta con su mente brillante en las complejas matemáticas puras.

A=E (S.N)

Donde A = Campo de terror absoluto E=Limites del ego N=Núcleo de poder y S= Sincronización

Gendo Ikari no solo era el hombre a quien amaba. Tenía el genio y el talento para usar la fórmula de Fuyutsuki en la realidad física… y estaba destinado a ser el padre del futuro mesías pronosticado en los Manuscritos del Mar Muerto que salvaría el mundo de los ángeles. Ella lo sentía y lo creía así.

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¡Él ama a su mujer con locura!... pero a su hijo, no. ¡No lo odia!... pero no puede evitar sentir los celos y la envidia. Desde que su hijo nació ella parece estar por completo obsesionada con él… El cuerpo embarazado de su esposa lo asqueaba. ¡Le repugnaba verlo y tocarlo! Naoko Akagi se convirtió en el sustituto de su esposa durante el embarazo de Yui y el trabajo es más una excusa para escapar de ella y su hijo. Como su segunda al mando de GERHIN nadie se extraña si viajan juntos o se quedan hasta tarde… Yui no se extraña o no se molesta con nada que no esté relacionado con su primogénito en realidad. Gendo Ikari no tiene que ser muy cuidadoso en ocultar su amorío ilícito o muy imaginativo para inventar excusas. Ella es feliz por completo como madre… ¡Lo que haga su esposo le tiene sin cuidado! Yui no sale de casa y desde allí diseña y hace planes para el EVA 01. Él se encarga de la parte administrativa y logística. Viaja mucho y se ausenta de casa por días en el primer año de vida de Shinji.

El desea a Yui… ¡la quiere y la necesita!... Pero Naoko Akagi no solo es una aventura. Es muy inteligente y talentosa. Conquistarla y convertirla en su amante es una forma de tenerla controlada y dominada. Gendo explota a fondo sus debilidades y la ataca en donde sabe que es más vulnerable. Están en una oficina los dos solos revisando unos documentos y Gendo le acaricia la cara con la punta de sus dedos y la besa en la boca. Gendo Ikari es casado y tiene un hijo… pero Naoko se olvida de todo eso. ¡Están fundidos en ese beso!... El Director de GERHIN desabotona la camisa de la Sub Directora, le sube la falda y la tumba de bruces sobre el escritorio. La ropa interior de la Doctora Akagi madre es de un rojo fuego transparente, un diseño atrevido que contrasta por completo con su frio y formal traje de oficina.

Las manos de Gendo Ikari no estaban quemadas en ese entonces. Van directos a sus pechos, unos pechos suaves y calientes. Las manos son ásperas, fuertes, de pulso firme. Son las manos de un obrero, de un albañil, un carpintero, un jardinero, un cirujano. Son manos hábiles y toscas, rudas en sus caricias. El hombre es 10 años menor que ella, aunque parece mayor y casi contemporáneo suyo. La madre y la científica se siente rejuvenecida y viva como mujer. Está comiéndole la boca. Palpando esos labios con sus labios. Sus sentidos se magnificaron, sus pezones se sentían duritos y su vagina estaba haciendo agua por todos lados. ¡Hasta su cola parecía latir! Así que entre los besos y mordidas iba desabrochándole el cinturón, luego desabotonándole el pantalón y bajándole la ropa interior. Lo palpa con sus manos… no podía verlo porque el hombre estaba encima de ella comiéndole la boca como un poseso. Era algo grande que parecía un cañón de guerra lo que toca y manosea.

Ella para y lo aparta. Se arrodilla frente a él, clavando sus ojos en los suyos. Agarra su verga con sus dos manos, empezando a pajearlo. Le da un beso a la punta, causándole un respingo de placer. Su enorme verga se zarandeó para un lado y otro producto de ello, pero rápidamente ella lo vuelve a sujetar con sus manos. Le da un lametón en la base de la cabeza hasta la cima. Hábilmente mete un poco la punta de la lengua en la uretra, Gendo Ikari dobló las rodillas y gimió fuertemente. Ella retira su boca y su fina lengua lame de arriba abajo todo el tronco sintiendo ese montón de venas en relieve.

Sus finos labios abrigaron por largo rato la herramienta del hombre. Ella tenía que retirarse a veces para retomar la respiración y luego volver al asalto. A ella le desesperaba no poder hacer mucho ya que su boca es pequeña, o mejor dicho, su verga era demasiado larga y además ancha. Naoko tuvo una puntada de celos y rabia en pensar que la princesa de SEELE tenía una boquita de fresa y una lengua de gorrión… ¡De seguro que esa niña mimada no le hacía estas cosas a su marido propio de las prostitutas! Gendo Ikari impaciente tomó su cabeza con ambas manos y empujó su cintura para penetrarle la boca. La primera reacción de la doctora fue abrir sus ojos como platos porque aquella verga estaba acercándose hasta la campanilla. Le clavo sus uñas en su cadera para que parase con aquello. Gendo Ikari era puro musculo macizo e indiferente continuo follándose esa boca. De la Doctora solo salían gemidos ahogados.

Empezó a lagrimear, ¡le faltaba el aire y la quijada le dolía horrores! Pero siempre era así con Gendo Ikari. Hacerle el amor eran sesiones de tortura y maltrato para solo darle placer a él. Gendo tomó impulso y metió más carne. Era… algo… ¡terriblemente fuerte!… ¡desesperante!… para la Doctora Akagi madre. El hombre empezó a arremeter como un toro, follándose su boca y gozando de lo apretado de su interior. En el momento que ya era evidente que a la mujer le faltaba aire, el hombre bufó y cuando retiró su verga, el semen brotaba sin parar. Ella se tragó el primer chorro que terminó saliéndose no solo hacia la comisura de su pobre boca, sino hasta por su nariz. Estaba de cuatro patas, totalmente vencida y humillada, tratando de tomar aire, tosiendo semen, saliva y llorando salvajemente… ella no podía entender cómo era posible estar disfrutando esa forma tan ruda, salvaje y humillante que tenía Gendo Ikari para hacerle el amor. Solo podía concluir que muy en el fondo era una masoquista… y ¡Gendo Ikari era el peor cabrón hijo de puta que había conocido!

Gendo le bajo las copas al sostén mientras volvían a besarse, sus pechos salieron y explotaron con todo su peso, exuberancia y turgencia. Los pezones son pequeños en comparación al tamaño de sus senos, son rosaditos y extremadamente sensibles. Ella de nuevo esta arrodillada, mientras sus tetazas abrazaban con fuerza su largo, venoso y monstruoso instrumento. Ella empezó a subir y bajar lentamente conforme se las apretaba y pudiera ofrecerle un cobijo lo más apretadito posible. Levanto la mirada: Gendo, estaba completamente absorbido por el placer. La doctora se sintió muy bien… ¡Tu esposa de seguro que no te hace esto! ¿Verdad?

Sobre el escritorio Gendo Ikari le remangó la faldita y le hizo a un lado la tela de su tanga. Ella sintió dolor cuando fue abierta con tosquedad como una ostra. El hombre se detuvo un rato a jugar con el sensitivo clítoris con los dedos. Él tomaba su verga y le restregaba por su rajita la punta de su glande. Ella tragó aire y empuñó las manos. Su almeja estaba bañando su verga de jugos, lo de friccionarse la estaba volviendo loca. Ella se estremeció cuando le metió la cabecita un poco. Ella chillo y arqueo la espalda echando la cabeza hacia atrás cuando de un empujón le encajo toda su carne de golpe.

- ¡Bastardo!- Le grito

- ¿La quito?

Ella no dijo nada. ¡Solo se odiaba y se aborrecía así misma!... inmisericorde Gendo Ikari empezó a arremeter y a empujar, ¡Duro!, ¡Fuerte!... Naoko no entendía como todo ese dolor y sufrimiento que sentía era para su cuerpo placer y deleite… ¡Soy una puerca!, ¡Me merezco esto!, ¡Él es un hombre casado que tiene un hijo! ¡Soy una sinvergüenza! ¡Una mala mujer!... ¡Como odiaba a ese hombre!... pero Gendo Ikari sencillamente sabía cómo meterse en su cabeza y obligarla a hacer lo que él quisiera.

...

El tiempo pasa, "ella" continua amamantándolo. Lo acaricia cuando lo baña de una forma que Gendo Ikari encuentra inquietante… "Ella" cuando lo baña… ¡lo hace con adoración!... en sensuales y lentas caricias. ¿Son sus celos enfermizos acaso los que excitan su imaginación y le hacen ver las cosas como no son?... "ella" ahora lo seca y lo viste… En forma cariñosa roza la punta de su nariz con la naricita del niño… Shinji apenas tiene un vocabulario básico de 150 a 300 palabras. Es muy curioso, activo e independiente. Nadie podría imaginar viéndolo que se iba a convertir en el futuro en un pusilánime, depresivo e inseguro adolescente.

Él insiste en que el niño duerma en su propia habitación y así se hace. Es más traumática la separación para Yui que para el niño que está encantado con su cuarto y sus juguetes, ¡brinca feliz en su camita! Gendo siente ambigüedad en sus sentimientos. Él se afeita con su máquina y Shinji juega imitándolo con un cubo de madera con letras estampadas. Es la primera vez que siente algo parecido al afecto o al cariño por su hijo al verlo. Su hijo es él en alma y espíritu en la carne y en la sangre de su esposa. En la carne y en la sangre de la mujer que ama con locura. Él le dice esa noche a Yui que le hagan una hermanita a Shinji. ¡En verdad quiere una hija que sea igual a Yui para quererla a ella con amor de padre como Yui quiere y ama a su hijo que se parece a él con amor de madre! Ella está soñolienta y reacia… o por solo el femenino placer de llevarle la contraria se hace de rogar. Entre besos le quita el camisón y la deja con solo su braguita.

El embarazo y el dar a luz a un niño le han sentado muy bien a Yui que la ha dejado mucho más curvilínea y mujer. Una voluptuosa MILF, aunque es una mujer muy joven todavía con tan solo 25 años. Incluso se ve como si fuera una adolescente de 17 años. Las japonesas son muy delgadas y esbeltas, sin nada de culo o tetas. Yui antes de dar a luz era flaca y delgada con un físico como el de París Hilton pero ahora está más llena y gruesa. ¡En su punto y en su mejor momento! Entre Kim Kardashian y Mónica Bellucci. Es más ancha y redonda en sus caderas y mucho más carnosa en sus muslos, brazos y nalgas. Sus pechos son más grandes, turgentes y opulentos. Como todavía amamanta a Shinji los tiene llenos de leche.

Gendo Ikari es muy velludo, de pelos duros e hirsutos como cepillos. Siempre va con el rostro afeitado en ese entonces por su esposa que le dice que los cañones de su barba le lastiman las mejillas… la cara interna de sus muslos... y la delicada piel de su entrepierna. Es mayor de su esposa en 10 años y aparenta tener más edad de la que tiene en realidad. A Yui le divierte y le halaga que a veces crean que ella es su hija adolescente y él su padre cuarentón… a él no tanto. ¡Desde el nacimiento de su hijo no le ha hecho el amor a su esposa!... Yui ha estado en completo celibato y abstinencia, con su lívido dormido y por completo absorbida, ¡obsesionada hasta la manía!, en su papel de madre. Él está a tope en su deseo y excitación… pero ella está como desganada, soñolienta. Más por complacerlo a él que por desearlo de verdad se deja tocar y acariciar. Ella no quiere que le toque los senos… ¡Le duelen mucho!... ¡están llenos a reventar!

-Shinji ya no quiere mamar de mis pechos- le confiesa entre lágrimas, hipando y sollozando- ¡Se desteto el solo!... quiere vestirse solo, bañarse solo, dormir solo, comer solo… ¡No quiere que lo abrace o lo toque o lo ayude con nada o me quiere cerca!... ¡Ya no me necesita!...

-¡Está en la edad!- Le dice su esposo.

-¡Ayúdame!... ¡No aguanto!... ¡Bébete toda mi leche!

Ella se sienta sobre la cama y Gendo se pone frente a ella parándose sobre sus rodillas en el piso. Yui gime y jadea abrazándolo contra uno de sus opulentos pechos. Gendo Ikari traga y traga chorros y chorros de ese manjar lácteo. El sabor dulce de sus senos invadía sus papilas gustativas. Los melones de su esposa eran casi tan grades como su cabeza y eran en verdad ubres lecheras. Aguijoneadas por la lengua de su esposo, el rosado pezón aprisionado entre sus labios era un grifo inagotable que el pellizca con los dientes y tironea con deleite.

-¡Ah!, ¡ah!, ¡ah!, ¡ah!, ¡ah!... Amor… ¡El otro también está bien lleno!... ¡ah!, ¡ah!, ¡ah!... ¡Me duele mucho!...

Los senos de su esposa eran dos espitas y él parecía insaciable. Estaba excitado, pero Yui solo quería darle de mamar a su hijo aunque fuera una vez más. Gendo Ikari… se siente incómodo cuando Yui le alborota los cabellos y sensualmente le acaricia los hombros y los brazos. Le recuerda a como su esposa baña a su hijo. Se le erizan los vellos del cuerpo y deja de mamar.

-¡Amor!... ¡no pares!... Shinji ya no quiere mamar de mis pechos, ni quiere que lo acaricie o lo toque. ¡Es un niño! ¡Mi hijo!... pero tú eres un hombre… ¡Mi esposo!... ¡Su padre!

Ella toma su cabeza entre sus manos y lo besa en la boca metiéndole la lengua. Saborea su leche materna y se relame los labios para luego seguir besándolo… ella cierra los ojos e imagina que es a Shinji a quien besa después de que su hijo mamara de sus pechos. Se da cuenta de que es un pensamiento extraño y una fantasía retorcida… pero no le hace ningún mal a nadie y nadie va a saber lo que en realidad está pensando e imaginando… ¡para que reprimirse o contenerse!... Gendo es su esposo y tienen casi dos años completos sin tener relaciones… aunque la boca es de su esposo en realidad, en su fantasía besa la boca diminuta de su hijo de dos años, su lengua pequeña impregnada de su leche y sazonada con la saliva del niño es deliciosa. Ella quiere que siga mamando de sus pechos, para luego ella tomar su propia leche de su boquita. Gendo Ikari hace precisamente eso en realidad, mamar de sus pechos para luego besarla.

Su esposa está arrodillada ante él que está sentado sobre la cama y ella en el piso, masajeándole los muslos. Gendo está en estado de shock y solo puede mirar mientras Yui toma su erección y como una posesa le realiza un sexo oral húmedo y sucio... ¡propio de la más viciosa, depravada y perversa de las putas!... En la febril imaginación de ella Shinji los está mirando sin entender que están haciendo… ¡La verga de papa es la piruleta de mami! ¡Es bien rica! Le dice en su mente, ¡en su fantasía! Él está congelado mientras su esposa le hace la mejor felación de la historia. El gozo y el placer son indescriptibles… Pero Yui está en un frenesí loco. ¡En completo estado Berserk!... Su esposo gime, grita y ruge mientras agarra y aprieta las sabanas. ¡En verdad tiene miedo que esa demente desquiciada le arranque la verga de un mordisco y se la trague de golpe!... pero lo único que le arranca es un monstruoso y bestial orgasmo. Chorros y Chorros de jugo de espermatozoides son vomitados por su verga y Yui se los traga, se relame, se baña y se lo restriega en la cara y por el torso en completo estado psicópata yandere… Shinji la está viendo sin entender nada… ¡La leche de papa es lo que más le gusta a mami!

Ella entre besos y caricias se le pone encima a la vaquera inversa, ella cierra los ojos y echa la cabeza hacia atrás arqueando la espalda y apoyando sus manos en la cama. Gendo le agarra los pechos, a Yui ya no le duelen. Su esposo se siente usado… ¡es solo un muñeco! ¡Un sustituto de su propio hijo!… Yui imagina que su hijo de dos años los está viendo, sin saber, ni entender, que están haciendo. ¡Se ve tan lindo con su pijama! ¡Inocente y puro! Él gime cuando siente que su coño se aprieta y se humedece, nota que sus pezones se vuelven más duros, sus suspiros entrecortados, sus jadeos y gemidos se hacen más fuertes mientras ella cierra los ojos con su hijo sonriéndole en su imaginación. ¡Papa es el caballito de mami!... En su mente Shinji se acerca a mamar de sus pechos y ella lo abraza no como una madre, si no como un depredador que captura a una presa.

Gendo Ikari siente que el coño, la vulva, ¡todo el útero de su mujer lo está ordeñando con ansia y desesperación! Pero su verga con forma de saeta no pueden compararse con el niño que estuvo nueve meses en su interior gestándose. No puede llenarla como lo hizo su hijo que casi peso 4 kilos al momento de nacer. Ella recuerda y revive los trabajos de parto, las contracciones, ¡pujar! Sus sentones y meneos son una delicia. Gira y empuja sus caderas contra su entrepierna más y más rápido. La vista que tiene de su culo es soberbia. Los cachetes de sus nalgas se unen y separan mostrando y ocultando el cerrado ojete de Yui. Los músculos se tensan y se relajan mientras los hoyuelos de sus nalgas aparecen y desaparecen.

Él llega al clímax más o menos al mismo tiempo que ella. Cuando ella grita en éxtasis, él sabe que no fue para él… ella sigue cachonda y solo se ha estado calentando… Gendo Ikari no lo sabe, pero está sudando sangre… Yui no lo sabe… ¡pero de quererlo puede convertir a su esposo en un charco naranja de LCL!... pero no quiere eso, ni nota que su esposo está sudando sangre… ¡Como gata en celo solo quiere follar y ser follada mientras su hijo pequeño la ve!… ¡No es una gata!, ¡es una tigresa apareándose! ¡Es una leona destazando y devorando a su presa con sus garras y sus dientes! ¡Una venenosa araña viuda negra que devora al macho después de que este cumple con fecundarla!

Gendo Ikari amanece ojeroso y demacrado. Cubierto de arañazo y mordiscos. Yui anoche… ¡estaba insaciable e imparable!... la verga le arde al orinar y la siente en carne viva. Se toma una ducha y regresa a la cama para dormir de un tirón por seis horas completas estando como muerto. Shinji entra como una brisa fresca y lleno de energía a despertar a Yui como siempre lo hace por las mañanas. Ella lo cubre de besos y lo abraza… ¡él la rechaza!... pero en realidad le gusta. No quiere que lo carguen y quiere desayunar ¡ya! Yui le dice:

-¡No hagas ruido y deja descansar a Papa!... el pobrecito quedo muy cansado después de jugar con Mami toda la noche…

Gendo Ikari los siguientes días fue un esposo y padre modelo. Yui volvió al trabajo en el puesto que sería de Ritsuko Akagi en el futuro. A Shinji lo dejaban en una guardería durante el día y le asignaron una niñera para que lo cuidara cuando ellos no pudieran. Shinji no lloro, ni protesto cuando lo dejaron el primer día, ¡Le encantaba ir y que lo dejaran estar con otros niños! Era muy obediente y tranquilo. Su niñera no tenía ningún problema con él. La que estaba desquiciada e intranquila era Yui que no pudo evitar llorar y sollozar todo el viaje hasta el trabajo el primer día que lo dejaron como si en vez de una guardería lo estuviera abandonando en un orfelinato ¡para nunca jamás volver a verlo! Gendo Ikari solo la ignoro y puso a todo volumen música en el radio del coche ¡Ella se ponía en verdad celosa si su hijo era muy cariñoso con sus niñeras! Por cualquier excusa o fruslería se buscaba a otra y la despedía sin miramientos si ese era el caso. Las niñeras no podían ser jóvenes, ni bonitas. En la medida que ellas fueran viejas y feas es que tenían el trabajo. Sobre todo quería que fueran formales y severas… ¡Nada de malcriar o mimar a su hijo o ser "muy" afectuosa con él en su presencia o a sus espaldas!

Para Gendo Ikari fue la época de mayor felicidad de su vida. Yui lo dejaba en verdad seco y tan saciado que era monógamo sin traumas. Mamar y beber de la leche de Yui era lo que más le gustaba. Shinji… en realidad no le molestaba. Podía en verdad ser afectuoso con él y tratarlo bien. Él era egoísta y pragmático. Shinji era un medio para tener a Yui bajo control, "su" control. Tenerlo siempre de su lado era su as bajo la manga cuando tenía cualquier desavenencia domestica con Yui. Cosa que era fácil con ese amor maternal obsesivo que tenía al pequeño asfixiado. Su padre era quien la frenaba y el niño lo apoyaba en todo. Trabajar con su esposa y su amante no era tan difícil porque era un canalla redomado y un caradura. Un manipulador nato. A Naoko la trataba en forma seca y formal. Con lo obsesionada que Yui estaba con su hijo ni se daba cuenta de la secreta hostilidad de Naoko Akagi, ni de su profundo odio hacia ella. Las dos mujeres sin embargo eran profesionales y pilares fundamentales por su genio y talento en el proyecto E.

Naoko Akagi era una cuarentona y tenía una hija de 16 o 17 años que estaba finalizando su bachillerato y pronto ingresaría a la universidad. Era igual de brillante que su madre y Yui parecía tener su edad a pesar de ser mayor en 8 años. Si el haber dado a luz había favorecido mucho a Yui para verse más mujer y menos niña, Naoko Akagi era en verdad de apariencia mucho más madura y de señora comparada con ella. Ella era apenas una chiquilla a su lado y los que no los conocían creían que ella era la hija adolescente de Naoko Akagi cuando las veían juntas. Con miradas y gestos Naoko sabía darse a respetar por sus subordinados y con su bata puesta era más que evidente que era una científica y ¡La jefa!... Yui con su bata parecía su joven asistente, una becaria o su secretaria… o la dependiente de una farmacia… ¡No la tercera al mando de GERHIN!... cuando los tres tenían que viajar o ir a reuniones juntos; a Yui le empezaba a molestar que siempre creyeran que Gendo Ikari era el marido de Naoko, ella y Shinji los hijos de ellos dos. Naoko era una hermosa mujer madura muy elegante y sofisticada que sabía imponer su presencia. Cualquiera se hubiera extrañado que la joven y bonita fuera la esposa y la MILF la amante.

El cementerio de EVAS estaba lleno de los fracasos de Ikari. Junto a otros fracasos desde antes del Segundo Impacto. La unida 00 era hasta ahora más máquina que otra cosa. No era un clon de Adam totalmente, pero una vez terminada y funcional serviría para hacer pruebas y experimentos. Gendo Ikari deseaba terminarlo… ¿Pero cómo fusionar la parte maquina con la parte Ángel de la Unidad 00? Los del comité de instrumentalización lo estaban presionando. También tenían sus propios planes y actuaban a sus espaldas en el intrincado y desquiciado juego de ajedrez de mentiras, intrigas y traiciones que jugaban.

Sus espías le tenían informado que el propio Keel Lorentz se había puesto en contacto con un científico australiano que estaba en Tokio-03. Gendo sabía de quien se trataba. Gendo Ikari había sido su protegido y niño mimado por un tiempo. El aristócrata había sido su mecenas y era gracias a su influencia que él había podido ir a la Universidad y allí conocer a Yui y a Fuyutsuki. Seducir y casarse con la princesa de SEELE había sido su idea, además de su interés en sacarle a Fuyutsuki sus secretos… ¡Pero Gendo Rokubungi lo había traicionado prefiriendo aliarse a Keel Lorentz en el momento clave siendo su espía y saboteándolo para que no fuera el Presidente del Comité de Instrumentalización! ¡Quedándose con todo! ¡Con la princesa de SEELE y los descubrimientos de Fuyutsuki!

Yui y Naoko lo acompañaron cuando fueron a verlo a su mansión después de concertar una cita para cenar. Yui llevaba a Shinji con ellos. El hombre hubiera preferido ir solo, pero los lacayos le dijeron que el Cónsul había sido muy claro en que solo accedería a hablar con él si iba con su esposa y con la famosa Naoko Akagi. En la entrada de la casa los recibió en persona y les dio la bienvenida. Recientemente había sido nombrado Cónsul. Las dos mujeres no lo conocían y nunca habían oído hablar de él. El anciano decrepito parecía simpático y bonachón. Frágil y desvalido era digno de lastima verlo postrado en su silla de ruedas, completamente calvo y sin dientes. Con todo tenía la presencia y la majestad de un noble y su mansión era en verdad un palacio del buen gusto y la elegancia.

Ellas parecían encantadas, pero Shinji se escondió detrás de las piernas de su padre y no dejo que el anciano le tocara o le pusiera las manos encima. Yui estaba contrariada… ¡Shinji no era para nada tímido o miedoso con la gente extraña y desconocida!... Gendo Ikari por el contrario estaba orgulloso de que su hijo pudiera reconocer a una amenaza, un peligro, a una mala persona casi de inmediato con solo verlo. El niño no dejaba de mirar al anciano con miedo y desconfianza en toda la velada… ¡a cada rato decía que quería irse a casa!

-¡Me habían hablado de su juventud y belleza señora Ikari! Pero no le han hecho justicia a la princesa de SEELE… esperaba una Helena de Troya, una Diosa Venus... pero veo ante mí a una Diosa Juno resplandeciente y majestuosa o a una luminosa Minerva, Diosa de la sabiduría… ¡Una belleza y la majestad de una Reina es lo que diré de ahora en adelante cuando se hable de Yui Ikari!... – Le decía con galantería el viejo… a Naoko Akagi

-Usted se equivoca conmigo… ¡Soy la doctora Naoko Akagi!

- ¡Oh, perdón!... en su identidad me equivoque, pero ¡no en su majestad de Reina!... entonces está bella joven… ¡Es su hija!... ¡Oh, pequeña te debo una disculpa!... creía que eras una empleada, ¡la niñera!, y que te habían traído para cuidar a ese hermoso niño mientras los adultos hablaban de sus cosas serias y aburridas… ¿pero entonces la señora Ikari no pudo venir? ¡Oh!, ¡Que decepción más grande!...

-Yo soy Yui… ¡Gendo Ikari es mi esposo y ese niño es Shinji, mi hijo!- Dijo Yui. Como para confirmar lo que decía se puso al lado de su marido tomándolo de un brazo. Gendo Ikari cargaba a su hijo y este decía que se fueran ¡ya! de regreso para la casa…

El anciano parecía sorprendido y estupefacto.

-¡Por dios! ¡Si apenas eres una criatura!... ¡Gendo Ikari!- le recrimino el anciano al hombre- ¡Una cosa es que te gusten las jovencitas y otra muy distinta es ser un pedófilo!... ¡Querida niña!... Soy solo un viejo anticuado y senil, ¡perdona mi atrevimiento! ¿Pero cuántos años tienes?...

-¡Tengo 25!

-¡Cielos!... me has quitado un peso de encima mi niña… ¡perdón!... Señora Ikari… ¡Oh!, ¡Mis modales!... perdonen las dos este momento tan incómodo y bochornoso que les he hecho pasar… ¡no me hagan caso y olviden todo!... estoy en verdad decrepito y chocho…

La mesa estaba servida para la cena con deliciosas viandas y manjares exquisitos. Salmon, trucha, un lechón, pavo, ternera, huevos de codornices, caviar… sobre la mesa estaban los más finos y selectos alimentos preparados con verdadero esmero y arte. La vajilla y la cristalería eran de un lujo refinado y los cubiertos eran de refulgente plata. El anfitrión se sentó en el cabezal de la mesa con Gendo Ikari a la derecha y su esposa a la izquierda, quedando ella frente a frente a su esposo. Shinji se sentó a su lado y Naoko Akagi al lado de Gendo Ikari. La etiqueta y el protocolo en la mesa era absoluto, solo era roto por Shinji que no sabía qué hacer con todos esos cuchillos, tenedores y cucharillas de todos los tamaños que más para comer parecían estar allí como adorno por la forma geométrica en que estaban distribuidas alrededor de su plato. Sencillamente se puso a comer a manos llenas. Yui le recrimino, pero su anfitrión le restó importancia.

-¡Es solo un niño, Señora Ikari!... déjelo comer a su gusto…

Todos comían… menos su anfitrión que solo se limitaba a beber sorbos de agua de vez en cuando mientras le servían lo mismo que sus invitados, sin embargo no tocaba sus alimentos ni para probarlos.

-¿Usted no piensa comer?- Pregunto Yui.

-¡Mas tarde querida!... su compañía me alimenta el espíritu y el verlos comer de verdad que me abre el apetito… ¡Soy un hombre muy enfermo!... comer como comen ustedes me es imposible por mi delicada salud, pero disfruto mucho está cena en compañía de damas tan hermosas y en compañía de un niño tan adorable como su hijo…

Gendo Ikari estaba desde hace rato aguantándose y conteniéndose… ¡El maldito y sucio viejo solo les hacía perder el tiempo a propósito y lo más seguro era que les dijera que no los iba ayudar en nada! Naoko le iba a poner la mano encima de la suya para calmarlo, pero él la detuvo con una fría mirada. La mujer sintió que le daban una bofetada en el rostro y su mano rechazada tomo el cuchillo para picar la carne y llevarse el bocado a la boca con el tenedor en la otra. Solo por un momento miro con odio a Yui, para luego solo bajar los ojos y seguir comiendo impasible, sin exteriorizar nada.

-¡Felicite al Chef de mi parte!... ¡en verdad que todo está delicioso!- Exclamo jovial, como si nada le estuviera pasando… ¡como si por dentro no estuviera llorando!

El anciano solo sonrío y tomo un sorbo de agua.

-La velada en verdad que ha sido maravillosa… ¡pero tendré que rogarles que se retiren!... la verdad es que me muero de hambre y quisiera quedarme solo para comer…

Gendo Ikari ya sospechaba eso del viejo.

-¡Nos urge hablar con usted!- Dijo.

-¡Será otro día!... en realidad no sé cuándo… ¡estoy muy viejo y enfermo!... a pesar de eso he sido nombrado Cónsul y tengo muchos deberes y obligaciones que cumplir… ¡Lo siento mucho!... es muy posible que este momento sea el único que tengan para poder hablar conmigo de algo… ¡agradezco de corazón su visita y me llena de dicha el haber conocido a damas tan hermosas!... ¡si tan solo tuviera algunos años menos!... ¡Por favor!... retírense… ¡desfallezco de hambre!... ¡Me avergüenza mucho admitirlo y deseaba mucho que se fueran con la mejor impresión de mí!... pero verme comer no es para estómagos frágiles y delicados… No es algo que un caballero como yo quisiera hacer frente a las damas… ¡Ni es algo apropiado que deba ver un niño!... De seguro que le provocaría pesadillas… ¡Por favor no insistan!... ¡retírense!

¡Sucio e inmundo cadáver! Pensaba Gendo Ikari ¡Sepulcro blanqueado lleno de gusanos! ¡Viejo hipócrita! Gendo Ikari no dejaba que sus emociones y sentimientos se exteriorizaran jamás. Que se hiciera evidente lo que en realidad pensaba o deseaba. Se puso de pie y dijo con perfecta educación.

-Si es así, ¡lo mejor es retirarnos!... cuando usted pueda, sus obligaciones lo permitan y su salud este mejor… ¡Podremos hablar usted y yo solos!... solo mándeme a llamar o venga a mi oficina en lo que pueda… ¡Yui vámonos!... ¡Gracias por tan maravillosa velada y por tan exquisita cena!

La esposa se estaba poniendo de pie. El Cónsul habló:

-Solo dentro de un EVA es que alguien en verdad estará a salvo cuando lleguen los ángeles… ¡Los EVAS necesitaran pilotos y en las manos de estos estará el futuro de la humanidad!... es lo que les puedo decir para que no se vayan… ¡con las manos vacias!… también que es un error en clonar a Adam… ¡Deberían usar a Lilith!... pero lamentablemente solo podrían sacar una sola copia en vez de las muchas que pueden sacar de Adam… ¡Esa copia sería invencible y además un valioso respaldo de Lilith! El problema que tienen es que un clon tiene su propia alma y desarrolla su propia mente… el alma y la mente del EVA debe permanecer dormida y neutra para que el alma y la mente del piloto lo pueda controlar, así ¡Que haz copias y no clones!… ¡es tan sencillo y evidente que me sorprende que ustedes tres no lo hubieran pensado!... Sin embargo es la copia de Lilith la mejor arma contra los ángeles… todos los nacidos de Lilith vuelven a Lilith al morir… ¡Los ángeles cuando sean destruidos volverán al Adam!... así que al piloto le es más fácil instrumentalizar a la copia de Lilith y complementarla… Las copias de Adam solo úsenlos para hacer experimentos y como carne de cañón contra los ángeles ¡usen para ellos pilotos que sean sacrificables y prescindibles!… El EVA más importante y al que deben invertir todos sus recursos es al de la copia de Lilith y su piloto es al que más hay que cuidar y proteger… ¡Copias! ¡No clones!... Solo hagan copias y modifiquen a los EVAS para que tengan pilotos…

Todos se fueron a sus casas. Yui no puede dormir en su cama. Cada palabra del anciano se ha clavado como certeras saetas en su mente y en su corazón. Gendo Ikari está despierto y en el estudio de su casa revisa documentos, informes, hace cálculos y cuentas. Dibuja haciendo gráficos en una pizarra, formulas incomprensibles que más parecen jeroglíficos o un código secreto indescifrable para todo el mundo menos él. Yui lo ve y quiere decirle que lo necesita… ¡que sus pechos le duelen otra vez!... pero no se atreve. Ahora piensa y se da cuenta de que mucha gente vive en el infierno y que todos los recursos que se deberían de usar para ayudarlos son invertidos en el Proyecto E. Siente culpa y remordimiento pensando que para que ella vivir bien ¡con todos los lujos y las comodidades!, tener comida y un techo… millones viven y mueren sin esperanzas en la más abyecta miseria. Ella se va a la cama y cierra los ojos tratando de dormir.

Shinji se le aparece llorando a su padre. Gendo Ikari solo bufa de fastidio y tiene ganas de mandarlo a dormir con Yui si tuvo una pesadilla pero se queda helado al escucharlo:

-¡Papa!... no dejes sola a mamá… ¡ese hombre es malo!... le quiere hacer daño… ¡No la dejes sola!- gimotea y llora - ¡es un hombre malo! ¡Llama a la policía para que lo metan en la cárcel para que no le haga daño a mamá!

XXX

Ritsuko los vio en ese momento salir y dirigirse hacia un sitio indeterminado. ¡Había reconocido al Cónsul!... que en el teléfono era llamado "Seeking Professional Help". Su interés estaba en la silla y en la posibilidad que tenía de hakearla. Disimuladamente los seguía mientras trazaba un plan para acercarse… Solo necesitaba conectar su teléfono con la silla para que MAGGI descargara toda la información y archivos contenidos. El Cónsul era uno de los peores y más odiados enemigos del Comandante Ikari, incluso mucho peor que el Comité de ancianos. A los viejos podía más o menos neutralizarlos y llegar a un acuerdo con ellos, incluso razonar con ellos en el eterno tira y afloja que tenían. ¡Pero el Cónsul australiano era por completo un hijo de puta demente y perverso!...