Universo Alterno. Aioros de Sagitario sabe que algo anda mal en el Santuario, tiene un pésimo presentimiento y tras encontrar a Kanon herido, sabe que tiene que actuar rápido. ¿Qué hubiera pasado si aquél día Aioros no hubiera muerto?


¡HOLA A TODOS! Me alegra ver que están leyendo esto. No los aburriré mucho, solo algunas notas iniciales. Este fic es un UNIVERSO ALTERNO, sin relación con mis demás escritos y se puede leer de forma independiente. Parte de la premisa de qué hubiera pasado si Aioros de Sagitario hubiera sobrevivido a aquella noche en que rescató a la infanta Athena de una muerte segura. ¡Espero que lo disfruten! Algunas imágenes de referencia irán apareciendo en el Pinterest de este universo.

Un especial agradecimiento a Seika Lerki, Tsuyu Ryu y Ekléctica (El Concilio del Fic), madrinas y lectoras de prueba de este fic, que además de incentivarme y animarme a escribir, aplacaron mis instintos asesinos y varios personajes vivieron para contarlo.

Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al genialísimo Masami Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. No estoy ganando dinero con esto, nada más entretengo a mi imaginación y le doy más trabajo a mi Musa. D8 ¡NO TENGO FINES DE LUCRO!


ADVERTENCIA

Principio n° 16 para ver y entender Anime: Los profesores tienen una puntería bárbara con los objetos pequeños.

Cualquier coincidencia con la realidad, con situaciones reales y semejanzas con personas vivas o muertas, es una mera coincidencia. Se pide criterio y discreción por parte de los lectores. Debido a la naturaleza de algunas escenas gráficas, se pide extra cuidado. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.

¡No intenten nada de esto en casa!


"SUCEDIÓ EN LAS DOCE CASAS"

Apertura: Un Acto de Escapismo

Cercanías de Cabo Sunión. Grecia.

Año 2004, 28 de septiembre. 16:52 horas.

Se detuvo y retiró las manos ni bien Kanon comenzó a toser y expulsar toda el agua que tenía en los pulmones y el estómago. ¡Poco faltó para que se tragara el océano entero! O lo que era peor… que no recobrase los sentidos. Aioros seguía agitado y la adrenalina no terminaba de quemarse en su sistema. Había rescatado al menor de los gemelos con las justas. Cayó sentado y le dio espacio a Kanon para que recuperase el aire y la compostura, si es que podía.

¿Qué había pasado?

Esa mañana había despertado con una muy mala corazonada (la misma que había tenido cuando sus padres fallecieron en aquél accidente), razón por la cual había estado inquieto el día entero, sin poder calmarse. Cierto era que los últimos meses habían estado muy complejos y difíciles, y el nacimiento de la diosa no había calmado para nada las cosas.

"¿Kanon?"

"¡COFCOFCOF! AAARGH… PUAJ COFCOFCOFCOF…"

Aioros le dio unos momentos más. Kanon no se veía bien ni de casualidad. Sospechaba que le había quebrado una costilla o dos al momento de aplicarle la RCP, pero tenía otras heridas anteriores que no las podía atribuir a sus esfuerzos por escapar de la celda de Cabo Sunión, de donde lo había sacado. Aioros se puso de pie y caminó hacia los roqueríos, asomándose un poco a ver en la dirección de aquella prisión: desde hacía más de ciento cincuenta años que esa celda no había sido utilizada, y en sus veintitrés años de vida nunca había escuchado de nadie que mereciera ser encerrado ahí.

Kanon no era una persona fácil de llevar pero, con todo lo antipático que podía ser, tenía un buen corazón latiendo en el pecho, era muy leal a la diosa, y no se merecía un destino tan horrible como aquél. ¿Cómo y por qué había ido a parar allá adentro?

Miró de reojo al gemelo, tomando nota mental de todas sus heridas. No se veía bien, seguramente tenía con fiebre y evidentemente no estaba en condiciones de ponerse de pie. Aioros apretó los dientes: ahora que lo veía mejor, tratando de recuperar el aire y la compostura, tenía la sensación que todos los malos presentimientos apenas comenzaban a manifestarse, y el día no estaba ni lejos de terminar. Miró en dirección del Templo Principal… Esto estaba comenzando.

"¡Agas!" Exclamó Kanon entre toses. Intentó ponerse de pie, pero cayó sobre sus espaldas. "Aioros, ¡Tienes Que Detener A Agas!"

"¡¿Agas?!"

Kanon intentó incorporarse sin lograrlo, y entre sus amoratados ojos miró suplicante a Aioros, quien no dudó en acercarse. Tosió sangre y agua, con un carraspeo tan feo que pareció que se le desencajaba todo el tórax.

"Creí que Agas estaba bajo control…"

"No. COFCOFCOF. Tomó posesión de la mente de mi hermano…"

"¡Pero Saga estaba tomando sus pastillas!"

"¡Claro que lo sé!" Kanon se sujetó la garganta y el pecho a medida que tosía de nuevo. "Pero se las cambiaron… y no fue el médico… ¡Tiene que haber sido ese Bastardo de Agas!"

"Kanon… ¡¿Saga dejó el tratamiento?!"

"¡NO! Se lo estaban regulando de nuevo." Kanon sujetó a Aioros por los hombros y lo miró lleno de rabia. "No fue él, estoy seguro. ¡Mi hermano es responsable! Le cambiaron las pastillas a propósito y a sus espaldas. Tiene que haber sido Agas. ¡No Hay Otra Explicación!" Kanon volvió a toser con fuerza. "… Lo noté anoche. Una presencia enemiga entró a Géminis… Agas lo dejó pasar. ¡Sofocó a mi hermano!" El gemelo soltó a Aioros y se sujetó el pecho. "Ares… lleva meses rondándolo… ¡Agas lo dejó pasar!" Insistió alterado.

"¡¿Qué Estás Diciendo, Kanon?!"

Aioros se puso de pie alarmado, tanto que incluso convocó su armadura, que lo cubrió obediente. Desde hacía varios meses que el peligroso dios de la guerra había estado rondando el Santuario, mientras sus guerreros hostilizaban a los santos. Con el advenimiento de la diosa, todo aquello había cobrado especial importancia, pues era de público conocimiento que Ares y Athena nunca habían tenido la mejor de las relaciones, y que su encarnación la dejaría a ella muy vulnerable.

Athena había nacido a principios de septiembre. Era una beba de muy corta edad en esos momentos.

"¡Agas Se Alió Con Ares! ¡Van A Matar A Athena!"

"¡Pero Saga!"

"No dejará que le pase nada a la diosa, pero está en desventaja… ¡Agas Y Ares Van A Matar A Athena!"

La urgencia de Kanon no se hizo esperar y encendió una resolución como pocas en el pecho de Aioros. Conocía a Saga y no dudaba de su corazón, pero también conocía a Agas… su otra personalidad. El santo de géminis había luchado desde su adolescencia contra diversas dolencias mentales y hasta ahora había sido muy responsable con sus tratamientos. Lamentablemente el último año había sido complejo: la muerte de la madre adoptiva de los gemelos (y la de su maestro) lo había dejado algo vulnerable y para colmo no tenía un médico muy empático que digamos (estaban en proceso de buscar otro) que no lograba acertar a las dosis que Saga necesitaba, causando que se descompensara.

Agas entonces se había manifestado; más de una vez había intentado tomar control de Saga, sin esconder ni por un momento el odio que sentía hacia todo lo que Saga tenía en estima.

Ares había visto eso y había decidido tomar ventaja.

"¡¿Qué Haces Ahí Parado?! ¡CORRE!"

Aioros no esperó por más. No fue dueño de sus pies: comenzó a correr a toda velocidad, con la sensación de que no tenía estómago. Desde el nacimiento de la diosa solo la había visto en dos ocasiones, no podía permitir que nada le ocurriese. ¡Con razón sentía esa aura tan malsana desde el Templo Principal! Por eso no había visto a Saga en todo el día. Lo buscó por cosmonet por enésima vez ese día… notando como su amigo de la infancia parecía estar sufriendo horribles angustias que ahora se explicaba a qué se debían.

Apenas miró hacia atrás… para ver a Kanon colapsando sobre la playa y a una sirena acercándose con curiosidad al caído… él iba a estar bien, podía dejarlo solo. Saga era otro cuento.

¿Sería capaz de detenerlo? Fuerza y habilidad tenía, pero ¿sería capaz?

Era cosa de probar suerte.


Santuario de Athena. Templo Principal.

Momentos después. 17:15 horas

"¡ESTO SERÁ MÍO!"

Los gruesos cortinajes cayeron con estruendo al suelo, pasando a llevar vidrios y tapando el suelo. Saga plantó los pies y apretó el rostro, lleno de evidente angustia y esfuerzo, al tiempo que se sujetaba la cabeza con las manos y era presa de contorsiones dolorosas. No lejos de él Arles yacía inerte, con un corte transversal en el abdomen que había derramado sus tripas por el suelo y en un charco de su propia sangre. Aioros reprimió una sonora exclamación al encontrarse con la mirada perdida y muerta del hermano menor del Patriarca Shion quien, días antes, se había retirado enfermo a Jamir a recuperarse de una persistente y debilitante neumonía que no lo dejaba en paz. Había dejado a Arles a cargo del Santuario, al no poder decidir quién, entre Saga y Aioros, era el más adecuado para reemplazarlo.

Tanto Géminis (incluyendo Kanon) como Sagitario habían recibido la preparación adecuada para asumir el cargo de Patriarca luego que una visión se lo recomendase a Shion pero, siguiendo un último instinto, no quiso tomar la decisión por cautela y dejó a su hermano Arles a cargo.

Quien ahora yacía muerto en el suelo.

Aioros tragó saliva y aprovechó uno de los cortinajes caídos para tapar el cuerpo del fallecido lemuriano. Fijó su vista al frente, sintiendo como se le erizaban todos los vellos del cuerpo: Saga luchaba una fiera batalla, que lo involucraba a él, a su contraparte mental y a…

"¡Por Athena!" Exclamó Aioros para sí. "Eso es un cosmo divino…"

¡¿Cómo diantres nadie en el Santuario se daba cuenta?! Estaba todo ahí, más claro que el agua, evidente y latente. Pudo diferenciar a la perfección las diferencias entre el cosmo de Saga, el de Agas y el de Ares. ¡Era un dios! ¿Cómo era posible que nadie se diera cuenta? Aioros retrocedió un paso sin querer, muy aprensivo. Tenía la horrible certeza de que era el único que lo notaba, y sabía que para Ares esconder su cosmo y al mismo tiempo utilizarlo con tanta insolencia, no era una hazaña fácil.

Eso solo podía tener dos explicaciones: u algún otro dios lo estaba ayudando o la misma Athena lo permitía. Y si éste era el caso, ¿qué buscaba la diosa?

"¿Nos estás probando, querida Athena? ¿Quieres saber si seremos capaces de cuidar de ti?"

El corazón el dio un vuelco y avanzó unos pasos, sin dejar de mirar hacia aquella extraña escena.

"¡FUERA DE AQUÍ! No estás autorizado. ¡ALÉJATE ALIMAÑA!" Bramó Saga mientras daba manotazos al aire, como si estuviera buscando algún contrincante con el cuál desquitarse.

"¡Tus esfuerzos son inútiles, mortal." Siseó la voz extracorpórea de Ares. El cosmo divino atacó con saña y Saga se sacudió como presa de convulsiones enfermizas.

"¡Deja de Resistirte! ¡El Poder será Nuestro!" Exclamó esta vez Agas.

"¡Poder manchado con sangre! ¡No lo quiero! ¡DÉJENME EN PAZ!"

"¡ATHENA MERECE MORIR! Esa larva no nos cubrirá de la gloria que merecemos. ¡Nos la arrancará del pecho!"

"Hazle caso a tu contraparte, Saga, tiene mejor criterio que el tuyo. ¿Te das cuenta del honor que te concedo? ¡Serás conocido como la encarnación de Ares en la Tierra!"

"¡ESO ME REPULSA!"

El despliegue de técnicas no se hizo esperar, y desde su esquina Aioros pudo ver cómo Saga se enfrentaba solo a esas dos entidades que lo atormentaban sin piedad. Los golpes eran muy reales y resonaban por las paredes, haciendo vibrar el gran salón. ¿Cómo intervenía? No es que pudiera ir a caerle a golpes a algún adversario, al menos no sin lastimar a Saga, sin mencionar que era muy consciente de que su fuerza y la de su amigo estaban muy iguales.

Aunque ahora que lo pensaba bien, comenzaba a tener sus dudas. Saga a duras penas mantenía a raya a Ares, lo que de por sí ya era una hazaña en sí misma, y a Agas, quien lo único que quería era tener poder.

¡Agas! ¡Cómo odiaba esa parte de su amigo! Era todo lo contrario al mayor de los gemelos. Le provocaba una contradicción casi esencial verlo. Agas no era Saga, pero sí era el subproducto de su mente, la expresión de su parte más oscura y siniestra, ¿Cómo compensar ambas imágenes? ¿Acaso el hecho de odiar la parte mala de uno de sus mejores amigos lo hacía mala persona a él también? Se supone que uno acepta la amistad de otros con sus virtudes y defectos (sobre todo pese a estos) y se insiste en cultivar dichas amistades, pero Agas…

Cierto, Saga no era una persona sana mentalmente, lo cual no era su culpa. Desde los catorce años había lidiado con enfermedades que lo habían hecho tener un peregrinaje por distintos especialistas, actuando acorde a sus indicaciones, convirtiéndose al mismo tiempo en un caso de estudio (Kanon parecía estar sano). Esquizofrenia se dijo por mucho tiempo… hasta que Agas había aparecido de pronto, y dadas las características que mostró desde un principio, hicieron pensar en que tenía un trastorno de identidad disociativo.

"¡Me Arrancaré La Cabeza! No Voy A Permitir Que…"

"¡NO LO HARÁS!" Exclamó Agas, lanzándose al suelo.

"¡NO TIENES DERECHO A TU MENTE! ¡ES MÍA!"

"¡NUESTRA!" Corrigió Agas.

"¡NO TE NECESITA!" Le suplicó Saga a Agas. "¡Solo quiere tener los medios para asesinar a Athena!"

"¡Tendremos poder, Saga, PODER!"

"Ares no lo comparte…"

"¡NO TE RESISTAS!"

Ante la inflamación del cosmo del dios, Aioros no se pudo seguir aguantando. Temió por instantes que Ares decidiera cortar por lo sano y quemar la conciencia de su amigo, dejando a la secundaria (Agas) a cargo y que le permitiera tomar posesión de su cuerpo. ¡Asesinaría a Athena! Ya luego lidiaría con su amigo, pero no podía permitir tal cosa. Saga se preparó para recibir el extraño ataque a sí mismo y al momento en que este iba a ser disparado, Aioros golpeó a Ares y Agas por la espalda. Eso implicó que Saga saliera volando por los aires hasta estrellarse en la pared y caer al suelo, dando dolorosos botes. Allá corrió Aioros, aunque se detuvo al ver que su amigo se incorporaba.

"¿A –A –Aio –Aioros…?"

"Salva tu aliento. Tengo que sacarte de…"

"NO. Quieren matar a Athena. ¡Los dos!" Saga lo sujetó por la solapa, mientras derramaba lágrimas de desesperación. "Mataron a Kanon. ¡Mataron a mi hermano! Tengo su sangre en mis manos, ¡no quiero la de la diosa!… TE LO RUEGO: ¡Sácala del Santuario!"

"Saga…"

"No podrás matarme. Ares no lo va a permitir. ¡He Intentado Suicidarme Seis Veces Ya!"

"¡¿QUÉ COSA?!"

"Salva a Athena: sácala y llévatela lejos. ¡Lo Más Que Puedas!"

La desesperación de Saga era evidente en sus ojos y en la forma en que lo sujetaba por la solapa. Estaba sudado y extenuado, con algunas venas muy marcadas en su cuello. Aioros observaba con una mezcla de asustada piedad, y fue testigo de la dolorosa lucha del mayor de los gemelos por mantenerse a cargo de su mente. Lo más probable es que Ares y Agas, atontados por el inesperado golpe de sagitario, comenzaran a reaccionar y a luchar por tomar control de Saga.

Aioros tragó saliva, se soltó del agarre de Saga, irguiéndose a toda su altura. No sabía qué tenía que hacer, pero no podía quedarse quieto. Decidido tomó aire… ¿Y si le decía que Kanon había sobrevivido?

"¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGH!" Saga se retorció sobre sí mismo, sujetando su cabeza con fuerza y luchando contra las contorsiones. Levantó la mirada y se la clavó a Aioros, logrando que este dorado retrocediera un paso, como preparándose para una embestida. "Cinco minutos. Puedo detenerlos cinco minutos."

"¿Saga?"

"¡¿QUÉ HACES AHÍ, IDIOTA?! ¡CORRE, SALVA A ATHENA!"

"Haré lo que pueda. Quédate tranquilo."

"¡CORRE!"

Y sin añadir más, Aioros echó a correr hacia el interior de recinto. Los aullidos de dolor de Saga comenzaron a resonar por los pasillos.


Templo Principal. Estancias de Athena.

Momentos después.

Prácticamente chocó contra el dintel de la puerta, estremeciendo toda la habitación con el golpe. Pese a la alarmada mirada que le dirigió la niñera (que se había llevado un buen susto al verlo tan de repente), Aioros no se gastó en muchas cortesías. Apenas la saludó y se abalanzó sobre la cuna.

"¡Señor Aioros! ¿Tiene que irrumpir así? ¡Llevo Horas Tratando Que La Princesa Se Calme Un Poco!" Le reclamó con las manos en las caderas.

"Mis disculpas, Silvina. Estoy muy justo de tiempo y no puedo entretenerme en nada más."

"¡Cuando se trata de la diosa sí puede!" Insistió la mujer. "Está muy inquieta hoy, no se duerme con… ¿Señor Aioros?"

El santo dorado ignoró a la niñera, también una amazona, y se concentró en la pequeña que lo miraba de vuelta con ojos grandes y preocupados. La diosa sabía lo que estaba pasando, tuvo esa certeza. Se mordió el labio y aguantó la respiración. ¡Se la tenía que llevar! Pero… ¿Cómo y a dónde? Tendría que improvisar.

"¿Hace cuánto comió?" Preguntó el dorado.

"Hace unas horas, durante la visita del señor Mitsumasa Kido." La amazona puso las manos en las caderas y se sopló el flequillo. "Cuando su excelencia Shion se entere que su hermano menor dejó que el señor Kido viera a la princesa, se le va a terminar de encanecer el pelo de la rabia. ¡Ese hombre no me gusta!"

"¿Por qué dejó Arles que Kido se acercara a la diosa?"

"Ya sabe: dice que hay que mantener a los fieles millonarios contentos. Según él, así donan más dinero."

"Aun así debió preguntarnos. ¡Arles no se puede tomar esas atribuciones sin preguntar al consejo dorado!" Reclamó Aioros olvidando por instantes que Arles yacía muerto en el Salón de Audiencias.

"Dejó a la niña muy inquieta, no he podido calmarla." La amazona entonces se fijó en el actuar del dorado y arqueó una ceja, curiosa. ¿Qué era lo que estaba pasando?

Los dorados eran los únicos santos que podían acercarse a la infanta Athena sin previa autorización del Patriarca, por lo que a Silvina no le había extrañado tanto ver a Aioros en la guardería a esas horas. No tanto al menos pues, pese a que la lealtad del dorado no estaba en duda, no solía acercarse mucho a ella, quizás por temor a asustarla, siendo la niña tan pequeña. De hecho, esta era la primera vez que veía al joven de veintitrés años ahí, visitando a la beba. Otros dorados no tenían esas aprensiones, quizás porque la madurez les jugaba a favor.

"¿En qué andas, Sagitario?" Preguntó la amazona intrigada. Aioros la miró directo a los ojos.

"Tengo que sacar a la diosa de aquí. La quieren matar. ¡Tengo cinco malditos minutos! Quizás menos."

La verdad por delante. Silvina sintió que se le detenía el corazón por unos instantes, pero una mirada al dorado y otra a la diosa la convencieron de que Aioros no podía hablar más en serio. No sabía qué estaba pasando, tampoco quería saberlo, pero lo que sí supo es que tenían que actuar rápido. Sin intercambiar palabras con el dorado se acercó a la diosa y la envolvió en mantas, antes de pasarle un bolso liviano a Aioros con algunos esenciales de emergencia.

"No es el bolso usual de la diosa, pero te servirá para las primeras seis horas si tienes suerte. No sé qué está pasando, perAAAAARGH…"

La amazona se llevó las manos al estómago, viendo la punta de una espada corta sobresalir de su estómago. De inmediato comenzó a sangrar por la nariz y boca, contorsionando el rostro en una mueca de dolor que no alcanzó a asentarse. La amazona no se permitió gritar, menos cuando la hoja de la espada giró, la cortó un poco más, y se la sacaron de golpe. Se desplomó en el suelo, agonizante, permitiendo que Aioros pudiera encontrarse cara a cara con Ares.

"Se te acabó el tiempo. Saga no pudo detenernos cinco minutos." Se burló el dios.

Saga estaba poseído. Su cabello usualmente azulado estaba negro y sus ojos completamente rojos, como si hubiera estado consumiendo marihuana. No pudo ver a Saga, aunque sí logró distinguir a Agas por ahí. ¿El dorado de géminis estaría muerto?

"¡MUERE ATHENA!"

Ni tiempo de ponderar tal cosa tuvo. Ares se abalanzó con aquella hoja cortante hacia la infanta Athena, que seguía en su cuna. Aioros detuvo la puñalada con sus manos, impidiendo que acuchillara a la niña. La pequeña se puso a llorar, mientras Ares y Aioros se escaldaban con la mirada.

"¡¿Estás Loco?! ¡¿Piensas Que Dejaré Que La Lastimes?!"

"¡Es Una Niña! ¿Qué Vas A Ganar Peleando A Favor de Una Falda? ¡Te Ofrezco La Gloria Que Nunca Alcanzarás Luchando Por Ella!"

"¡Nunca! Mis Lealtades Están Claras."

"¿Lo Están?"

Aioros gruñó enfurecido y embistió a Ares con toda su fuerza, notando que el dios se encontraba temporalmente debilitado. No tanto como para dejarse matar, pero sí como para poder detenerlo y apresarlo el tiempo suficiente…

"¡MUERE, AIOROS!"

Ares se levantó de improviso y lo golpeó con el revés de su antebrazo. A Aioros le falló el cálculo: no, no podría apresar al dios. Tenía una sola oportunidad para escapar con la diosa y tenía que aprovecharla. El dorado salió expulsado por la energía y solo se detuvo contra la pared, mas no perdió tiempo en impulsarse como si tuviera resortes en los pies y, tomando en brazos a Athena de su cuna, le propinó a Ares un golpe de cosmo en el rostro, disponiéndose a huir con la niña.

"¡NO HUYAS CON MI PRESA!"

"¡NO DEJARÉ QUE LA ASESINES!"

"¡VAN A MORIR LOS DOS!"

"¡Quiero ver que lo intentes!"

Aioros, con la niña segura en sus brazos, inflamó su cosmo y lanzó un golpe hacia Ares, provocando una sonora explosión cuyo único propósito era permitirle la huida. Por entre el humo y los escombros, Aioros saltó por la ventana en el último momento, desplegando las alas de su armadura, que por una vez obedecieron el fin para el cuál habían sido concebidas. Ares se tardó algunos momentos en recuperarse: Saga aún estorbaba sus movimientos y no tenía completo control de su nuevo cuerpo. Su ira se inflamaba a su alrededor y bramó lleno de ira:

"¡AL TRAIDOR! ¡AIOROS INTENTÓ MATAR A ATHENA!"

Continuará.

Por
Misao–CG


Próximo Capítulo: Conspiración Establecida

… Aquella expresión pareció helarle la sangre. Por unos instantes Shura se detuvo con los ojos abiertos a más no poder y en menos de un segundo estuvo en las habitaciones de la diosa, apenas prestándole atención al cuerpo de la amazona que yacía muerta, sin poder desviar la mirada de la lucha entre Aioros y…


Nota Mental: ¡HOLA A TODOS Y GRACIAS POR ESTAR AQUÍ! Uuuuy, les debo mil disculpas, pues me demoré un montón con este fic. Me divertí montones, pero al mismo tiempo hubo capítulos que no salían ni con fórceps. Además la vida como que me anduvo atropellando y capturando mi atención en donde no correspondía. ¡Pero por fin está aquí, la sorpresa! Tal como dije al principio, este fic es un universo alterno y no tiene nada que ver con mis demás escritos. Se puede leer de forma independiente, aunque si hay dudas, por favor, pregunten. Esto no quiere decir que haya abandonado mi saga principal, aún tengo mucho que contar sobre ella, pero este fic en particular me lo tenía que sacar de la mente y compartirlo con ustedes. =D Por favor, si detectan algún error tipográfico, de ortografía y redacción, me avisan para que lo pueda reparar. ¡MUCHAS GRACIAS A TODOS POR LEER!


BRÚJULA CULTURAL

Traída a ustedes gracias a Wikipedia o alguna otra página, según corresponda.

Esquizofrenia Paranoide: Es un subtipo de la esquizofrenia. Es una enfermedad mental que no conlleva alteración anatómica observable, y su principal característica es que afecta a la personalidad del individuo, así como a áreas de su psicología. Sus síntomas se pueden dividir en síntomas positivos (delirios y alucinaciones) y negativos (déficits cognitivos). La enfermedad se caracteriza por trastornos tanto en el área de la afectividad, como del pensamiento.

La edad más frecuente de aparición se sitúa entre los 15 y 35 años aunque también se dan casos en edad ya avanzada y afecta por igual a ambos sexos. La personalidad se altera de forma gradual o repentina; el contacto con el paciente resulta cada día más difícil y éste se retrae cada vez más en su propio mundo. Es muy difícil distinguir de otras formas de psicosis los síntomas de la esquizofrenia, por lo que existe un rechazo general a usar el término esquizofrenia

Trastorno de Identidad Disociativo: Es un diagnóstico controvertido descrito en el DSM IV como la existencia de dos o más identidades o personalidades en una persona, cada una con su propio patrón de percibir y actuar con el ambiente. Al menos dos de estas personalidades toman el control del comportamiento del individuo de forma rutinaria, y están asociadas también con un grado de pérdida de memoria más allá de la falta de memoria normal. A esta pérdida de memoria se le conoce con frecuencia como tiempo perdido o amnésico. Para ser diagnosticado, los síntomas deben ocurrir independientemente del abuso de sustancias o una condición médica general (inducción).

Estudios entre profesionales de la salud demuestran un amplio escepticismo contra la idea de que este diagnóstico representa en sí un desorden mental en vez de un delirio con base cultural o por otros factores.

El trastorno de identidad disociativo fue llamado en un comienzo trastorno de personalidad múltiple, como referencia a esto, el nombre se mantiene en la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud. Aunque el trastorno lleva por nombre trastorno de identidad disociativo, este no está relacionado de ninguna manera con la esquizofrenia. Aunque el término de "personalidad dividida", es un término ampliamente asociado con la esquizofrenia, este no es un término aceptado por profesionales en relación con la identidad disociativa.

Muchas veces puede ser malinterpretado o confundido con la composición de personalidades individuales, pero a pesar de tener síntomas similares se carece de pruebas suficientes para comprobar si esto es una rama, evolución o un término separado del trastorno de identidad disociativo, se desconocen pruebas científicas para dicha interrogante.