Los personajes, como bien sabemos todos, pertenecen a JK Rowling.

A continuación les presento un tipo de adaptación de la película de Julia Roberts "Pretty Woman", la cual es una de mis películas favoritas y bueno, la verdad la temática en general me pareció interesante y quise hacer una versión basada en esta historia, aunque claro algunas situaciones cambian pero en esencia es la misma historia.

¡Ojalá la disfruten!

Melissa Noemí

-Señor Potter, la señorita Weasley acaba de llegar a la oficina y exige verlo. ¿La hago pasar?- dijo Daphne, la bonita secretaria del poderoso Harry Potter, quien estaba al mando de la compañía de su familia en Nueva York, una prestigiosa compañía de bienes raíces.

-No te preocupes, Daphne, deja que pase- y sin más colgó el teléfono de su oficina. Esa era una de las razones por las cuales había roto su compromiso con ella. Y de pronto, la puerta de abrió escandalosamente y dio paso a una larga cabellera color rojo fuego.

-Harry, querido. ¿Cómo te encuentras? - pregunto la bellísima mujer, que sin esperar a que el ojiverde dijera alguna palabra, se sentó con demasiada familiaridad en una de las sillas enfrente de su escritorio, Harry tan solo enarcó una ceja ante la pregunta de bella Ginevra Waesley.

-Trabajando- contesto secamente -a mí me gusta hacer dinero, no solo gastarlo como a ti-

Ginny rio abiertamente. -Yo no sé de negocios, Harry, Ron es el que se encarga de ello. Pero no eh venido a hablar de eso, sino de la comida con el señor Malfoy. Ron me dijo que debías ir con una acompañante y bueno eh venido en tu ayuda, ya sabes por los viejos tiempos- dijo la pelirroja mientras le guiñaba el ojo coquetamente.

-Es precisamente por los buenos tiempos que no me gustaría llevarte. Recuerdo que odiabas tener que acompañarme a esas cenas y no poder ser el centro de atención-

-Las personas cambian-

-Pero tú no, Gin- finalizo el ojiverde -Me imagino que hay dobles intenciones en querer ser mi compañía en mi cena con Lucius-

Ginny le dio una mirada coqueta intentado tantear el terreno -Sabes que desde que murió Narcissa es Draco quien lo acompaña y da la casualidad que él es el nuevo encargado de la campaña de Carolina Herrera y bueno, tú sabes que mi sueño siempre ha sido ser modelo-

-Ginny, eres una mujer preciosa y es más que evidente que lo sabes- le recrimino Harry mientras se paraba de su sillón negro y comenzaba a caminar hacia la puerta -Y también sabes que otra razón por la cual terminamos hace meses fue porque simplemente detesto que la gente me use, así que, si me permites tengo muchísimos pendientes. Buenas tardes Gin- dijo al tiempo que abría la puerta, indicándole que quería que lo dejase solo.

Ginny simplemente sonrió altaneramente y con deliberada lentitud se paró de su asiento para dirigirse a la salida de la enorme oficina de Harry, y antes de salirse lo encaro.

-Dudo mucho que encuentres una mejor cita que yo para mañana en la noche, cariño. Tienes mi número, pero no tardes en llamarme, sabes que me gusta arreglarme con tiempo- le guiño el ojo y sin más, se fue contoneando sus caderas frente a él.

Molesto de la actitud de su ex novia cerró la puerta violentamente y se dejó caer en su silla. Ginny tenía razón, no tenía una pareja y la cena era el siguiente día. Pero mucho antes de llamar a Ginny prefería llamar a Pansy una chica con la que tuvo una aventura la cual le costó el matrimonio a ella.

El sonido del teléfono de su oficina lo saco de sus pensamientos.

-Señor Potter, su padre esta al teléfono en la línea 3- dijo una dulce voz temblorosa.

-Gracias, Daphne. Por cierto, puedes retirarte después de tu hora de comida- contesto Harry con una voz autoritaria pero amable, sabía que a veces Daphne era testigo de su mal humor causado principalmente por las visitas inoportunas de Ginny.

-Muchas gracias señor- y sin más marco la extensión que lo pondría con su padre, el millonario James Potter.

-¿Papá?- pregunto Harry, mientras firmaba un par de papeles para dejarlos sobre el escritorio de Daphne.

-Harry, mi pequeño hijo saltarín- rio James - ¿Cómo estás? Tiene mucho tiempo que no vienes a visitarnos, tu madre está al borde de la locura-

-Papá, sabes que tengo mucho trabajo y bueno, tal vez me tome un fin de semana para irlos a visitar-

-Eso dijiste la última vez, entiendo que tienes muchas responsabilidades ahora, pero no deberías olvidarte de nosotros…o ¿es acaso que tienes otras ocupaciones? - pregunto el señor Potter con un evidente tono que utilizaba para hacer referencia a alguna conquista de su hijo.

-¡Papá, por favor! Sabes que en este momento tengo cosas más importantes que buscarme una mujer- gruño abochornado el joven.

-Bien, bien. Solo no olvides que tu madre y yo nos hacemos viejos cada día, cada hora, cada minuto, cada seg…-

-Ya basta o te juro que te acusare con ella- lo amenazó pues sabía que si alguien podía controlar a su atrabancado padre definitivamente era Lily Potter.

-Tu madre está de acuerdo conmigo, querido hijo, así que no tienes escapatoria. A menos que quieras que ella te comience a buscar novia con las hijas de las hurracas que tiene como amigas-

-Bien. Veré que puedo hacer al respecto. Mándale saludos a mi madre y dile que la amo. Te quiero papá, te llamo luego- y sin más colgó. Desde que se había mudado de la mansión de sus padres en Londres los extrañaba a montones, aunque no lo admitiera tan fácil. Amaba a sus padres, pero quería crecer en todos los sentidos y cuando tuvo la opción de partir a Norteamérica a comenzar nuevos negocios de la empresa de su padre, partió sin pensarlo dos veces.

Esa noche el tráfico estaba infernal, "genial, el típico panorama de Nueva York" pensó para sí mismo. Y de mala gana, prendió su GPS del teléfono celular para buscar una ruta alternativa. Y vaya que aquel aparatejo lo hizo; debía doblar a la derecha en la próxima esquina y recorrer unas cuantas calles más y debía doblar a la izquierda y pasando un callejón, nuevamente a la izquierda llegaría por detrás del edificio. Y sin dudarlo, lo hizo, pero se llevó una gran sorpresa al avanzar unos cuantos metros.

Aquella calle parecía tener vida propia llena de anuncios luminosos y lleno de…mujeres. Y no de cualquier tipo de mujeres, pues era imposible no verlas con sus llamativos rostros llenos de maquillaje, labios inyectados de colágeno, cabelleras pelirrojas, negras o rubias largas, tacones de plataforma, vestidos demasiado reveladores: eran prostitutas.