Disclaimer: Los personajes pertenecen a la excelente escritora JK Rowling, yo solo juego con ellos.

Summary: Las malas decisiones del Ministerio y el resentimiento que persiste en la sociedad mágica tras la guerra, motivan a Hermione Granger a promover iniciativas para luchar, luchar por un mundo justo.


Proyecto Azkaban

Capítulo uno:

La quinta negativa.

"Sentarme a ver pasar el mundo frente a mis ojos... nunca fue una opción"

.

Hermione tamborileaba de forma rítmica y repetitiva los dedos sobre el escritorio. Era una mala manía que le ayudaba a concentrarse, aunque resultara irritante para la mayoría de sus amigos.

Sus vivaces ojos, viajaban de los documentos apilados en la esquina del escritorio, a las maltrechas hojas del periódico El Profeta, que habían sufrido las consecuencias de su frustración. Las noticias de aquel día, eran semejantes a las que venían repitiéndose desde el último año y medio.

La portada de aquella edición de noviembre rezaba:

'La purga continua en la sociedad mágica'

También aparecía una fotografía de un chico más o menos de su edad a la salida de Azkaban. A pesar de su desmejorado aspecto, Hermione lo identificó rápidamente como Marcus Flint: sangre pura y seguidor de Voldemort. Y lo confirmó, cuando leyó su nombre escrito más abajo.

'...Hace diez días que Marcus Flint salió de Azkaban. El pasado sábado fue encontrado, inconsciente y con heridas de gravedad por todo el abdomen, a un kilómetro de su mansión. Las autoridades apuntan a un ajuste de cuentas por su pasado como Mortífago...'

Hermione dejó de leer, siempre era la misma historia. Estaba hastiada de todo y todos.

Miró de nuevo a la pila de documentos y después, al reloj de su muñeca. Ya casi era la hora. Tomó el termo con café y dos tazas, el Ministro amaba el café muggle, y aunque ella nunca fue de las que obsequiaban con cumplidos y regalos por un fin, estaba tan desesperada porque Kingsley apoyara sus proyectos que estaba usando la artillería pesada.

También, tomó los documentos que estaban apilados y sopló un par de veces quitándoles el polvo. Luego, recortó con un toque de varita el artículo de Marcus Flint y lo guardó en su carpeta correspondiente. Era lo que llevaba haciendo todos esos meses, recopilar información.

Sin ningún fruto, para su frustración.

– Puedes conseguirlo – Susurró para sí, saliendo con paso decidido de su despacho.

Tenía que volver a intentarlo.

Sabía de sobra lo que él respondería. Pero ella era tenaz y fiel a sus convicciones. Estaba haciendo lo correcto.

Debía volver a intentarlo.

Otra vez.

Una vez más.

Tan sólo un largo pasillo separaba su puerta de la del Ministro de Mágia. Con la barbilla bien alta y seguridad en sus pasos, atravesó de varias zancadas el primer trecho del camino. Paró a pocos pasos del despacho de Kisgsley, al percatarse de que el suelo estaba bastante resbaladizo. Estaba tan ensimismada en sus pensamientos, que incluso había pasado por alto la presencia de un mago con túnica naranja y un localizador en su tobillo izquierdo, estaba de rodillas frotando con un trapo el suelo con suma violencia, mientras mascullaba insultos entre dientes.

– Perdón. No me di cuenta que estaba mojado – Se disculpó Hermione, viendo la marca de sus zapatos por todo el camino recorrido.

El joven levantó la cabeza de sus quehaceres al escucharle, anclando sus ojos color carbón en la bruja. Hermione le devolvió la mirada un poco incomoda, al percibir un rastro de vergüenza y humillación en las angulosas facciones del chico.

Esta era otra de las medidas implantadas por el Ministerio. Todo aquel que hubiese tenido relación con el lado oscuro y tras una sentencia en Azkaban, tenía prohibido utilizar la magia durante un tiempo, según el sujeto variaban los años, y obligados a realizar trabajos forzosos para la nueva comunidad mágica.

Lo humillante del asunto, era que siempre les hacían ocupar trabajos que con anterioridad, habían sido llevados a cabo mediante magia. Y además, vestir con túnicas naranjas, para que todo el mundo supiera que eran ex convictos.

Por lo que Hermione no tuvo la menor duda, de que aquel mago era un sangre pura y ex Mortífago. Ignorando la nueva ley implantada en el Mundo Mágico, que dictaba la prohibición de ayudar, con o sin magia, a los magos y brujas que se encontraran realizando trabajos forzosos, Hermione sacó su varita y con un movimiento sutil de la muñeca, limpió las huellas de sus zapatos y secó el camino que le quedaba por caminar, para luego retomar su marcha más convencida que antes de que todo aquello debía acabar.

El mago no despegó la mirada de ella hasta que se adentró en el despacho de Kingsley Shacklebolt.

– Oh, ya está aquí – Hizo un amago de sonrisa observándola desde su asiente – Primer lunes del mes y misma hora, igual que los anteriores cuatro meses. Se está volviendo muy predecible, Señorita Granger.

Agitó el termo muggle frente al rostro del mago, provocando que los ojos del Ministro brillaran en reconocimiento.

– No tanto. Hoy le traje café – Comentó mientras lo servía en las tazas.

– ¿Y a qué debo su invitación? – Cuestionó por educación. Él sabía perfectamente el porqué Hermione Granger estaba aquel lunes en su despacho.

– Pensé que con una taza de humeante café, la conversación fluiría mejor – Comenzó tamborileando los dedos sobre la superficie de su taza – ¿Ha leído hoy El Profeta, Señor?

Tan pronto como escuchó la pregunta, su sonrisa se desvaneció. Suspiró con pesadez.

– Sabe que sí. Todas las mañanas es lo primero que hago, Señorita Granger. Es mi deber esta informado de los medios de comunicación – Respondió sin ahondar más en el tema.

– Bien. Entonces habrá leído lo que ocurrió con Marcus Flint – Afirmó Hermione mirándole sin pestañear.

– Señorita Granger, ya hemos hablado de esto. No puedo hacer nada.

– Pero Señor, si que puede. Es lo que intento hacerle ver desde hace cuatro meses. Si leyera los proyectos que he preparado, lo entendería – Aseguró esparciendo por la superficie del escritorio las numerosas carpetas.

Kingsley se acomodó en su asiento y le miró fijamente.

– ¿Qué es lo que busca con todo esto?

– Un mundo justo – Respondió con fuerza.

La bruja observó como el hombre apretaba el puente de su nariz con fuerza, mientras mantenía los ojos cerrados.

– Ha conseguido que las brujas y magos de ascendencia muggles, sean respetados en el Mundo Mágico y que puedan optar a ocupar puestos que antes eran inimaginables, como en el Ministerio – Moduló con paciencia Kingsley – Tú eres una prueba de ello Hermione – Dijo llamándola por su nombre, como si fuera un padre intentando entrar en razón a su hija desobediente.

– Lo sé.

– Llevó a cabo la plataforma PEDDO, beneficiando así la situación de los elfos domésticos – Continuó el Ministro enumerando sus logros.

– Sí, también lo sé – Habló moviendo el pie con impaciencia.

– Ha regularizado la situación de los hombres lobos, entre otras muchas buenas acciones a pesar de su corta edad y poco tiempo trabajando en el Ministerio. ¿No está satisfecha? – Cuestionó el mago con firmeza.

Exhaló con fuerza antes de hablar.

– Estoy satisfecha, muy satisfecha con todo lo que logré. Jamás dude de eso, Señor – Reiteró Hermione sonsteniéndole la mirada – Pero usted sabe que aún hay muchas cosas que implementar.

– Estamos poniendo todo nuestro empeño en mejorar la situación del Mundo Mágico – Manifestó.

– ¡No es suficiente! – Subrayó la bruja – Siempre confió en mi buen juicio. Me nombró su asesora personal tras la guerra. Tan sólo un voto de confianza, le aseguró que valdrá la pena – Presionó.

Hermione se encontraba en uno de los puestos de mayor relevancia dentro de la jerarquía del Ministerio. Era la asesora personal del Ministro de Magia, además de ser el enlace con el Primer Ministro Muggle, debido a su procedencia muggle e inteligencia, el puesto era el idóneo para ella, y Kingsley lo supo desde el momento en el que lo nombraron Ministro.

– Y lo sigo haciendo, Señorita Granger. Pero la gente se me echará encima si le permito llevar a cabo esos proyectos – Confesó señalando las carpetas.

– Puede que al principio cree revuelo, pero a largo plazo todo se normalizará y cuando miré atrás, verá que hizo lo correcto – Garantizó – Deme una oportunidad, se que puedo lograrlo.

Kigsley permaneció unos segundos en silencio. Hermione cruzo los dedos bajo el escritorio. Pero tal y como era de esperar, rechazó su propuesta.

Otra vez.

– No estoy convencido de que esto sea lo mejor – Murmuró.

– El Ministerio es el órgano mas importante del Mundo Mágico. Y usted como Ministro y yo como su asesora, nos debemos a nuestros ciudadanos. A todos – Hizo hincapié – Tan sólo estamos favoreciendo a una parte de la sociedad.

– La mas vulnerable – Aseguró el Ministro cruzandose de brazos.

Su ceño se frunció y chasqueó la lengua.

– No. Fue las más vulnerable antes de la guerra. Y estoy orgullosa de haber luchado por mejorar las condiciones de ellos, como usted mismo citó: yo misma soy hija de muggles. Pero no puede estar tan ciego y fingir no darse cuenta que el odio está volviendo a sembrarse en la comunidad mágica – Manifestó con ímpetu.

– No puede controlar las emociones de las personas. Usted más que nadie, debería entender a esas personas que perdieron tanto durante la guerra – Rebatió.

– ¡Sí!, lo entiendo perfectamente, pero eso no es justificación para que hieran y dejen medio muerto a un ser humano en la calle. Desde el propio Ministerio, estamos avivando la llama para que el resentimiento fluya y paguen justos por pecadores – Dijo la bruja antes de señalar con un dedo a la puerta del despacho – Mire sino al chico que hay ahí fuera limpiando el suelo.

Hermione se levantó de golpe, casi dejó caer el café sobre sus piernas.

– Necesitamos unas bases sólidas y justas para todos. Formamos parte de una misma sociedad. Tenemos que aprender a convivir. No puede haber magos y brujas que paguen simplemente por llevar el apellido equivocado. Es injusto – Proclamó indignada – Los Greengrass. No participaron en la guerra, se mantuvieron al margen. Y Daphne Greengrass fue agredida en el Callejón Diagon y vive desde entonces encerrada en su habitación por miedo a que vuelva a ocurrir. Todo por que su familia pertenece a un largo linaje de sangre pura, ¿es justificación suficiente? – Cuestionó frunciendo el ceño.

– No, por supuesto, pero...

– Los huérfanos de guerra: marginados, abandonos por todos, sin derecho a prosperar en la vida. ¿Cree que merecen el odio de la sociedad mágica, tan sólo porque algún familiar decidió vincularse a Voldemort? – Escupió enfadada – Siento nauseas en el estómago de sólo imaginármelos.

– Son una minoría – Contestó simplemente el Ministro.

Lo fulminó con la mirada.

– ¿Y las minorías no importan?

– Por supuesto que sí. Pero... no puedo contentar a todo el mundo Hermione, tienes que entender eso. El mundo no es justo, la vida no es justa – Respondió con crudeza Kingsley – Es ley de vida: para que unos estén bien, otros tienen que estar mal.

– Usted es quién no es justo – Moduló con seriedad Hermione, apretando los puños con fuerza.

– Aún suponiendo que aceptara – Dijo hipotéticamente. Hermione le miró sin pestañear – No cuenta con el apoyo necesario. Requiere de financiación, y un equipo que esté dispuesto a colaborar en sus proyectos.

– Sé que puedo conseguirlo – Se esforzó en sonar segura.

El mago suspiró con pesar y le dirigió una mirada triste. Realmente apreciaba mucho a Hermione, pero estaba atado de manos y pies en este asunto. Tenía que velar por los intereses de la mayoría de los ciudadanos.

– Por quinta vez: No, Señorita Granger. Es mi última palabra.


Continuará...


¡Hola! ¿Alguien llegó hasta el final?

Aquí estoy con la nueva historia que llevo promocionando desde hace un tiempo por Facebook.

¡El comienzo!, primer capítulo para ponerlas en situación. Sé que el capítulo no es muy largo, mi intención con esto, es poder así actualizar antes, espero conseguirlo (?) También, es algo diferente a lo que estoy acostumbrada a escribir, así que espero los tomatazos. En mi defensa diré, que llevaba tiempo queriendo escribir alguna trama más seria y dramática. Aunque no me volveré muy sad, creo que no seré capaz :/

Comentadme que les pareció: ¡Impresiones! ¿Os gusta el nuevo mundo mágico? ¿Qué les parece la postura de Hermione? ¿Y la de Kingsley? ¿Como creen que se las ingeniará Hermione para conseguir sus metas? ¿Están deseando ver que pasa en el siguiente capítulo?

Espero ansiosa vuestras opiniones.

Un beso muy fuerte.

Eishel Panakos.