(Aunque quisiera) MIRACULOUS Y SUS PERSONAJES NO ME PERTENECEN
Perdidos
Cap. 1 Primer hallazgo.
-Marinette, ¿Qué es esto? – La suave voz de su traviesa amiga la hizo olvidarse de sus ensoñaciones. En días como ese, sentía un poco de nostalgia el ser hija única y no tener un hermano menor, sobre todo cuando Manon se portaba como un verdadero angelito. Se encontraban paseando en el parque, cuando descubrieron en el pasto un pequeño… ¿animal?
Hmmmm… no lo sé Manon, pero mejor si no lo tocas, quizá muerda. – hizo el ademan de retirarla del lugar ante su pequeño (¿y gatuno?) descubrimiento, pero la pequeña no se movió.
¡Levémoslo a casa, Marinette! – grito entusiasmada y dando brinquitos de alegría mientras lo tomaba en sus pequeñas manos. – Toma, guárdalo en tu bolsa mientras corro a la fuente. – sin muchas ganas, Marinette tomó el-no-sé-qué en sus manos, prestándole por primera vez atención. Todo su cuerpecito era negro, con unas orejitas puntiagudas muy parecidas a un gato. Vaya, incluso sus grandes ojos verdes le resultaban familiares, muy parecidos a los de su felino compañero de batallas… - ¡un momento…! – se contuvo de gritar su hallazgo. Porque, si el kwami de su compañero estaba perdido, eso significaba que él se encontraba en su apariencia civil cerca del lugar.
Intentó poner su mejor cara de indiferencia mientras un montón de pensamientos atormentaban su mente: si lo oculto en mi bolsa, conocerá a Tikki y sabrá que soy Ladybug, para después compartir con mucha emoción mi identidad secreta a su portador. Si dejo que Manon se lo lleve, lo alejara mucho de la casa de su elegido y quizá se pierda, se muera, ¡nunca lo vuelva a ver! ¿Pero qué boberías piensas Marinette? negó con la cabeza auto reprendiéndose por semejantes pensamientos, y comenzó a dejar al kwami en el pasto justo donde lo había encontrado. Antes de que tocara el suelo, un nuevo pensamiento la hizo detenerse: ¿y si alguien más lo encuentra y le hace daño? No podía esperar que ocurriera esa posibilidad. No cuando sabía que ella era la mejor persona para cuidar de él.
Se incorporó y acercó al pequeño kwami a su rostro. – Yo cuidaré de ti, pequeñín, hasta que encontremos a tu desnaturalizado humano. – le confió mientras lo frotaba tiernamente en su mejilla. Fue demasiado para Plaga, quien no pudo evitar abrazar con sus manitas a su cuidadora temporal con una profunda sonrisa de satisfacción.