Saludos, mis queridos amigos. Les presento uno de mis proyectos mas extraños que he tenido hasta el momento, producto de un sueño bizarro en el que combine el universo futurista de Star Wars, con el universo fantástico medieval de Kuroinu: Kedakaki Seijo wa Hakudaku ni Somaru... A diferencia de otros fanfics que son el típico argumento de que el héroe llega a ese mundo a salvar el día, nuestros "héroes" serán los temidos villanos de las Guerras Clon: El Ejercito Droide Separatista.

Este proyecto continuara según la cantidad de reviews que reciba y la cantidad de favoritos, y como suelo decir, acepto cualquier critica... ¡Pero basta de chachara y los dejo con la lectura!


Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana…

En un sistema desconocido, fuera de los limites del Borde Exterior en donde se encontraba un gigantesco y solitario mundo con demasiadas similitudes a la Tierra. En este inexplorado planeta, habia un continente llamado Serenus, que estaba habitado por humanos, elfos celestiales, entre otras especies pacificas, los cuales terminaron siendo amenazados cuando unas horribles criaturas violentas provenientes de las afueras del norte invadieron el continente.

Estos horribles monstruos que todos odiaban, atacaron sin provocación alguna todas sus aldeas que se encontraban en los limites del continente; incendiándoles sus hogares, cometiendo violaciones masivas contra sus mujeres sin importar su edad, robándoles su ganado, entre otros crímenes los cuales se regocijaban con orgullo. Los humanos y los elfos celestiales no comprendieron durante un tiempo como unas criaturas incivilizadas podían destrozar sus defensas con estrategias simplemente perfectas, movilizándose con sincronización por sus territorios en ataques de tenazas, hasta que descubrieron que las ordenes provenían desde una fortaleza llamada "Schwarze Burg", que misteriosamente había surgido de la nada a las orillas del continente.

En la peripecia de esa fortaleza, la que alguna vez fue territorio fértil, se convirtió en una zona de desechos debido a una potente magia negra que emanaba de las murallas... No existía el día ni la noche en esos dominios, el cielo se veía como si estuviera bañado de sangre, y con la atmósfera repleta de un denso gas toxico, que la tierra pronto se volvió estéril que ninguna vegetación crecía allí.

¿Pero quien gobernada en la siniestra fortaleza en medio de ese terreno inhabitable? La causante de estas catástrofes era una hermosa elfa oscura llamada Origa Discordia, quien estaba proporcionándoles a los seres malvados de su reino un basto poder con su magia negra que estaba extendiéndose como una neblina imparable. Todos sus súbditos aprovecharon sus ventajas, atacando en conjunto con su ejercito de elfos oscuros, hasta que la Gran Elfa llamada Celestine Lucullus termino organizando personalmente a los guerreros de todas las naciones atacadas para formar una poderosa alianza compuesta por siete fortalezas indestructibles.

Esta alianza termino ganando incontables batallas contra esas legiones de monstruos y elfos oscuros, obligando a la Reina Origa Discordia el uso de mercenarios que pronto, se incremento gradualmente para compensar sus perdidas. Ellos eran simples ladrones, que vivían del dinero que recibían y que solo buscaban entretenimiento… Aun así, esos mercenarios no solían ser mas que criminales controlados, unidos y organizados bajo el liderazgo de un único guerrero, nombrado Comandante Supremo del Kuroinu Demonic Army.

Su nombre era Volt…

Repugnantemente ambicioso como ningún otro en ese mundo, no había demorado en desertar junto con todos sus mercenarios, traicionando a la Reina Origa Discordia y su subordinada Chloe; quienes sufrieron incontables violaciones hasta convertirse en unas esclavas sexuales. El General Volt termino provocando un anormal numero de naciones recién creadas, proclamando el "Imperio del Sexo" en donde todas las mujeres debieran satisfacer los deseos sexuales de cualquier hombre que así lo desee. Esta proclama hizo que sus legiones crecieran alarmantemente, hasta desatar una nueva gran invasión que significo numerosas derrotas para Celestine Lucullus.

Como en un efecto domino, sus siete "indestructibles" fortalezas se desmoronaron al recibir la invasion imparable del Kuroinu Demonic Army; que estuvieron beneficiados de las traiciones de los jerarcas mas importantes de cada guerrera, masacrando a todos sus legiones y forzando a todas las mujeres consideradas botín de guerra a la esclavitud sexual. Todas sus naciones conquistadas se anexaron rápidamente al Imperio del Sexo; consiguiéndose que la atractiva Gran Elfa poseedora del alma de la Diosa Laurendeau, lo decretara oficialmente después de ser violada en reiteradas ocasiones por sus mismos súbditos corrompidos.

Con el derrumbe de su ultima fortaleza capital, y Celestine Lucullus convertida en el preciado símbolo del Imperio del Sexo, no había ninguna oposición que pudiese detener al General Volt en su ambiciosa cruzada de conquista territorial en todo el mundo…

Al menos, eso creían ingenuamente en ese momento…


Sistema Pantoran

En el 20 ABY, toda la galaxia se encontraba prácticamente destrozada en el conflicto que estaba propagándose sin control como una epidemia entre la República Galáctica y la Confederación de Sistemas Independientes. El carismático Conde Dooku lideraba al Movimiento Secesionista, arrastrando con la impresionante oratoria de rebeldía a miles de sistemas estelares descontentos con el Senado Galáctico en Coruscant, prometiendo a sus afiliados un nuevo sistema de gobierno en que cada planeta tendría su autonomía. Los encarnizados enfrentamientos entre el Gran Ejercito de la Republica; comandados por los Caballeros Jedi, y el Ejercito Droide Separatista que se encontraba comandado por los Acólitos Oscuros, hicieron que cientos de civilizaciones fuesen devastadas, tanto que muchas no se recuperarían de las secuelas de la guerra durante mucho tiempo.

En la vanguardia de los separatistas por la supremacía galáctica, se encontraba bajo el mando de la Octava Flota Separatista un joven chiss llamado Dagorhir, quien era un Acolito Oscuro entrenado personalmente por el Conde Dooku. Pese a su juventud al ser reclutado poco después de la Batalla de Geonosis, demostró ser un oponente demasiado peligroso como sanguinario en sus encuentros con los Caballeros Jedi, siendo el alumno ejemplar del Lord Sith por sus habilidades en la Forma II Makashi. Sus cabellos cortos eran negros como la noche, con su piel azulada característico de los chiss, además de los ojos escarlata que eran menos escalofriantes gracias a esas pupilas negras. A diferencia de otros acólitos oscuros, su vestimenta era una resistente armadura ligera negra con el escudo blanco de la Alianza Separatista, grabada en ambas hombreras de acero.

Su maestro le había entregado una orden especial que era la invasión del planeta Pantora, en conjunto con las guerrillas locales pro-separatistas para derrocar al Barón Papanoida, e instaurar en su reemplazo un régimen que pudiera obedecer a la Alianza Separatista... Una misión demasiado sencilla, aunque nunca espero que se encontraría con demasiadas dificultades en su camino, cuando su flota separatista fue atacada por varios destructores estelares clase Venator que estaban aguardando su llegada, en una trampa que había sido preparada con anticipación.

Para ese entonces, se encontraba meditando en su acorazado insignia clase Providencia sumamente concentrado, hasta cuando comenzaron las turbulencias ante el fuego láser del enemigo. Un pequeño holograma se apareció en frente suyo, apareciendo un droide de combate comandante OOM que hizo un saludo militar, mientras a su alrededor iban corriendo muy aterrorizados varios droides de combate pilotos; haciendo que el Acolito Oscuro frunciera su ceño ante su evidente incompetencia ante esta clase de situaciones.

—Uh, señor… Tenemos un pequeñito problema en estos momentos —decia el droide con su monótona voz.

—¿Cuál es ese problema, OOM-9? —pregunto Dagorhir de forma calmada.

—Hemos sido emboscados por ocho cruceros estelares clase Venator de la Republica, señor… ¡En este momento nos encontramos rodeados!.

—¡Ordénales a toda la Octava Flota que intenten abrir una brecha para retirarnos del sistema Pantoran! —ordeno firmemente.

De repente, una turbulencia mas fuerte sacudió su acorazado insignia, haciendo que el joven chiss se tambaleara en su habitación, mientras empezaban a sonar las alarmas de emergencia. Cuando abrió la puerta se encontró con docenas de droides de batalla corriendo por los pasillos; pero antes de moverse, sintio una perturbacion en la Fuerza. Entrecerrando sus frios ojos cuando identifico la presencia de sus enemigos mas odiados.

—¡Por favor, dime que no nos abordaron, OOM-9! —exclamo Dagorhir perdiendo su paciencia.

—¡Tres Jedis y varios escuadrones de soldados clones están abordándonos desde una corbeta!… S-Se encuentran en el pasillo 294, pero no tiene porque preocuparse, tenemos la situación controlada.

—¡¿Cómo demonios permitiste que nos abordaran fácilmente, pedazo de chatarra?! —gritaba el joven chiss enfurecido, buscando su sable de luz de hoja doble giratorio—. Supongo que tendré que detenerlos antes que se apoderen de mi destructor.

Dagorhir salio de su habitación oscura, encontrándose afuera con veinte comandos droide en formación aguardando ordenes, haciéndole a su Capitán una seña de mano para que lo siguieran; mientras las turbulencias se hicieron cada vez mas frecuentes ahora que estaba librándose una batalla dentro del acorazado insignia. Los droides de batalla B1 corrían en formaciones completas por todas partes con rifles bláster E-5, intentando asegurar los lugares considerados de vital importancia; mientras otros, fueron enviados para reforzar sus defensas que estaban retrocediendo o siendo aniquilados.

—Señor, los intrusos se encuentran en el hangar de suministros. Nuestras fuerzas se mantienen firmes, pero necesitan refuerzos para contenerlos —informo OOM-9 desde su holopad.

—¡Envia algunos Droidekas para que detengan su avanzada, tomare un camino alternativo para sorprenderlos! —exclamo Dagorhir.

—¡Roger, Roger! —respondio el droide antes de desaparecer el holograma.

Siguiendo un camino alternativo para sorprenderlos en su retaguardia; encontrando en un pasillo una montonera de droides destruidos por fuego intenso de ametralladora. Dagorhir camino tranquilamente a través de los escombros de sus soldados aniquilados sin pausa ni ceremonia, siguiendo el rastro de destrucción por esos senderos que sabia que debían conducir al hangar de suministros, mientras sus droides comandos estaban en su delantera con sus rifles bláster E-5 preparados para el enfrentamiento. La ultima información entregada por OOM-9, le advirtieron que los molestos intrusos se trataban nada mas ni nada menos que los Comandos Avanzados de Reconocimiento clase Alfa, y esto, prácticamente empeoraba bastante su situación; además de tener que lidiar personalmente contra tres Jedis.

En el hangar de suministros, se encontraron con un intenso enfrentamiento entre los veintitres comandos clones que estaban exterminando a cuarenta droides de batalla B1, mientras que en medio de este combate se encontraban dos atractivas jóvenes Padawan que reconoció inmediatamente a simple vista: la mirialana Barriss Offee, y la fastidiosa togruta Ahsoka Tano.

Esta ultima especialmente, en compañía de su igualmente fastidioso maestro Anakin Skywalker, provocaron que la Confederación de Sistemas Independientes sufriera una serie de derrotas importantes, inclinandose desfavorablemente la balanza a favor de la Republica Galáctica. Los Acólitos Oscuros mas experimentados fracasaron en matarlos a ambos; incluyéndose en sus pocos duelos de sables con esta irritante hembra togruta. Aunque nunca tuvo el privilegio de encontrarse con su maestro frente a frente, quien se había ganado una reputación entre sus compañeros separatistas.

Acercándose lentamente hacia ellas, mientras que los comandos droides se dispersaban a su alrededor. Dos comandos clones quienes se percataron de su presencia trataron de interponerse en su camino; aunque ambos terminaron siendo estrangulados lentamente con la Fuerza. Cayendo sus cadáveres en el momento cuando las Padawans se percataron de la presencia del Acolito Oscuro, que habia encendido una hoja de plasma de su sable de luz.

—¡El Consejo Jedi es bastante estupido para enviar a dos jovencitas a mi acorazado insignia! —exclamo Dagorhir con una sonrisa maliciosa—. ¿Puedo saber porque todos ustedes se encuentran aquí como invitados inesperados?.

—Podria decirse que nos adelantamos cuando recibimos información de inteligencia de que invadirías el planeta Pantora —respondio Ahsoka desafiantemente—. Sabemos sobre tus intenciones de asesinar a los gobernantes, para reemplazarlos por pantoranos simpatizantes a los separatistas.

—Bueno, estamos concientes que nuestra contrainteligencia no es perfecta, pero esto no responde mi pregunta… ¿Por qué abordaron mi acorazado insignia? —pregunto el joven chiss calmadamente—. Déjeme adivinar, quieren capturarme para responder por las innumerables masacres que he cometido contra rebeliones en planetas bajo ocupación separatista, ¿no es verdad?.

El Acolito Oscuro observo de reojo a Barriss Offee, que intentaba controlar su furia, sosteniendo su sable de luz con demasiada fuerza mientras le dirigia una mirada de profundo odio en esos hermosos ojos azules.

—¿Aun me tienes rencor por lo sucedido en tu planeta natal? —el joven chiss sonrió, dándole una mirada siniestra—. Esa ultima rebelión de mirialanos buscaban su muerte con sus acciones terroristas en contra de la Alianza Separatista. Además, el Virrey Nute Gunray me ordeno masacrarlos en su escondite… Dejame refrescar mi memoria, ¿acaso tu padre y tu madre, miembros activos de la organización terrorista, se encontraban entre la pila de muertos que he dejado?.

—T-Te haré pagar por asesinar a mis padres, maldito monstruo —murmuro Barriss mientras apretaba sus dientes.

—Barriss, recuerda porque nos encontramos aquí… No permitas que esas venenosas palabras te afecten —dijo Ahsoka, en un intento de calmarla.

—L-Lo siento muchísimo por desobedecer esas ordenes, Ahsoka… ¡PERO ESTO ES PERSONAL!.

Lanzándose enfurecida sobre Dagorhir para chocar sus sables de luz, mientras cinco comandos droide interceptaron rápidamente a Ahsoka Tano usando sus vibro-espadas; manteniéndose el resto cerca del joven chiss por si necesitaba refuerzos. Los comandos droide eran considerados entre aliados y enemigos los mas peligrosos de todo el Ejercito Droide Separatista, esquivando el sable de luz de la togruta mientras se movian muy ágilmente saltando o rodando; aunque la joven Padawan de Anakin Skywalker igualmente era un desafió peligroso que no podía tomarse fácilmente.

Dagorhir bloqueaba sin demasiado esfuerzo todos los movimientos predecibles de la Padawan mirialana, moviéndose elegantemente en una posición que el Conde Dooku le había enseñado; empuñando su sable de luz con una mano derecha y con su otra mano izquierda manteniéndola en la espalda. Su estrategia de romper su concentración había resultado con sus palabras que hirieron a su enemiga, aprovechándose de esos impulsos mientras Barriss Offee no paraba de embestir su sable de luz de forma furiosa. Aunque el Acolito Oscuro termino llevándose una sorpresa, cuando su oponente había extraído de sus oscuras vestimentas otro sable de luz color azul, sintiéndose obligado a encender la segunda hoja de plasma de su sable de luz doble.

—Eres una chica demasiado traviesa, Barriss… Si no te conociera, te diría que estas tratando de matarme —exclamo Dagorhir con un tono burlón.

—No pienses que tendrás una muerte rápida, me asegurare de que sufras lentamente por todos mis compatriotas asesinados —amenazo Barriss, agitando su sable de luz con furia.

—Nunca me imagine que me tendrías demasiado odio, Barriss… Puedo sentir todos esos deseos de matarme, esos deseos de hacerme suplicar misericordia mientras usas tu sable de luz para amputar mis extremidades —dijo Dagorhir mientras esquivaba todos sus ataques usando sus buenos reflejos—. Lo divertido de todo, es que deseas disfrutar mi agonía hasta tener un orgasmo…

Manejando su sable de luz de doble hoja con sus dos manos, contraatacando con una sonrisa maliciosa entredientes mientras Barriss Offee retrocedía intentando detener sus ofensivas que estaban viniendo por todas partes. A pocos metros, Ahsoka Tano cortaba en pedazos a los últimos comandos droide que quedaban, corriendo inmediatamente en cuanto se percato que su mejor amiga se encontraba en problemas. Aunque los droides comando que aun estaban protegiendo al joven chiss intervinieron disparando sus rifles bláster E-5, la heroica togruta devolvía fácilmente sus disparos en el camino, convirtiendose cada uno de sus atacantes metalicos en una pila de escombros a sus pies…

Pero en medio de la pelea, un comando droide cortado por la mitad que aun continuaba en funcionamiento, se arrastro lentamente hacia Ahsoka Tano con su vibro-espada aprovechándose de que estuviera distraída, saltando encima suyo poniendole su cuchilla en su garganta, mientras sus compañeros rápidamente le arrebataron su sable de luz.

—¡Sueltenme, malditos clankers! —exclamo Ahsoka, mientras un comando droide le apuntaba a su cabeza.

—¡Tu compañera se encuentra en problemas, Barriss! —exclamo Dagorhir, parando su sable de luz mientras sus rostros estaban cerca el uno al otro—. Una simple orden, y mis comandos droide harán pedazos a esa molesta togruta… Ordénale a tus clones que arrojen sus armas de inmediato.

—¡No lo escuches, Barriss! —Ahsoka intentaba liberarse, pero el comando droide en su espalda se mostró mas firme, presionando hasta hacerle un pequeño corte con su vibro-espada.

Barriss Offee se mostró indecisa en tomar una decisión sobre si rendirse o condenar a su mejor amiga ante esos comando droide, mientras que un centenar de superdroides de combate B2 llegaban desde la retaguardia marchando lentamente en formaciones de combate; como también tres droides cangrejos LM-432 que aplastaban en su avanzada los escombros de los droides de batalla B1. Los comandos clones se vieron superados al encontrarse ahora rodeados por los numerosos refuerzos enemigos; aunque estos no se mostraron nerviosos o atemorizados, apuntando sus rifles bláster DC-15A en contra de las fuerzas separatistas que esperaban ordenes del Acolito Oscuro.

—Prometeme que no lastimaras a Ahsoka —murmuro Barriss, apagando su sable de luz.

—No te preocupes, mantendré honorablemente mi promesa —dijo Dagorhir con una sonrisa arrogante.

—¡Todos arrojen sus armas de inmediato! —exclamo la joven mirialana, entregando su sable de luz a un comando droide—. Nos rendimos ante ustedes...

Los comandos clones estuvieron dudando unos momentos si obedecer su orden o no, hasta cuando observaron sorprendidos a su comandante dejando caer la ametralladora a sus pies... Después de unos momentos, todos los soldados bajo su mando dejaron caer sus rifles bláster para levantar sus manos en señal de rendición, mientras que los superdroides de combate B2 se acercaron precavidamente apuntándoles con sus bláster de muñeca… Barriss Offee cayo de rodillas ante el joven Acolito Oscuro, permitiendo someterse ante dos comandos droide que la encañonaron con sus rifles bláster E-5 directamente a su cabeza.

—Una sabia decisión, Padawan —dijo Dagorhir, recibiendo de un droide de batalla B1 los sables de luz arrebatados—. Desde ahora, sus destinos quedaran en manos de mi maestro, el Conde Dooku… Serán prisioneros de guerra de la Alianza Separatista, pero no deben preocuparse, seremos muy misericordiosos con ustedes.

Caminando con arrogancia hacia Ahsoka Tano, recibiendo de parte de la togruta una mirada de desprecio. El Acolito Oscuro recogió una vibro-espada de los escombros, observando por unos momentos su atractivo cuerpo de pies a cabeza mientras dibujaba una pequeña sonrisa maliciosa. Ahora ella estaba a su merced, y podia hacer cualquier cosa con su prisionera, acariciandole con la hoja de su vibro-espada su mejilla izquierda, para después provocarle un corte pequeño que hizo estremecerla de dolor.

—Eres una togruta demasiado atractiva… Es una lastima que mi maestro me ordene asesinarte cuando se entere que ustedes son mis prisioneros —murmuro Dagorhir, inclinandose para lamer su hilito de sangre. Dejando un pequeño rastro de saliva, para despues mirar fijamente esos ojos azules que tenian una expresion de desagrado—. Pero… los separatistas podemos ser misericordiosos. Ustedes dos podrían unirse a nuestra cruzada libertadora para desaparecer de una vez por todas a la Republica Galáctica.

—Una generosa propuesta… pero nunca nos uniremos a unos monstruos ambiciosos —respondio Ahsoka desafiantemente.

—Es una lastima, podríamos habernos convertido en un excelente equipo liberando a la galaxia de la corrupción —Dagorhir inclino su cabeza con decepción, aunque luego su mirada se torno escalofriante mientras levantaba su vibro-espada—. Entonces no me queda otra opción mas que eliminarte…

Antes de que pudiera decapitarla en frente de todos, sorpresivamente había recibido directamente una fuerte patada en su cara sin poder identificar visualmente quien era; cayendo derribado mientras varios escuadrones de comandos clones entraban gritando violentamente por todas partes disparando contra los desprevenidos droides de batalla. La patada había dejado aturdido al Acolito Oscuro en el suelo, observando con su visión borrosa a una twi'lek hembra azul apuntándole con su sable de luz en el rostro, siendo acompañada de varios clones quienes hicieron pedazos a sus ultimos comandos droide.

—A-Aayla Secura… Realmente ese Consejo Jedi se esta convirtiendo en un dolor en el trasero —murmuro Dagorhir enfurecido, tratando de recurrir a su sable de luz, pero un disparo láser en su muñeca derecha hizo que se retorciera gritando de dolor.

—Comandante Bly, no era necesario disparar. Yo misma podría haberlo desarmado —le recrimino la twi'lek.

—Lo siento, General Secura —se disculpo el clon, escuchando de repente unas risas del Acolito Oscuro—. ¡¿De que te ríes, asqueroso separatista?!.

—No piensen que me atraparan tan fácilmente, sucias escorias —dijo el joven chiss, mirando de forma arrogante a la Jedi—. Díganme, ¿Cuánto tiempo pueden aguantar la respiración?.

Aayla Secura observo con sorpresa como un gas verdoso comenzaba a salir desde los conductos de ventilación del hangar de suministros; aprovechando el Acolito Oscuro su momento de distracción para empujarlos con la Fuerza, escabulléndose en medio de los disparos de los comandos clones hasta meterse dentro de un pasillo, donde fue cubierto por tres droidekas que aparecieron rodando con sus escudos deflectores.

—¡Todos regresen a la corbeta, nos retiramos! —exclamo Aayla, reuniéndose con las dos Padawans.

—¿No lo perseguiremos, maestra Secura? ¿Qué sucederá con nuestros sables de luz? —preguntaba Barriss Offee mientras corría junto a ella.

—¡Olvídense de Dagorhir, debemos retirarnos antes de que ese gas nervioso entre a nuestros pulmones!.

Las dos Padawans tenían una expresión de decepción en sus rostros, conteniendo su respiración mientras el gas nervioso estaba nublando poco a poco su camino... Mientras tanto, el joven chiss corría en dirección hacia la torre de mando, comunicándose con su droide Comandante OOM que se apareció en un pequeño holograma desde su holopad, hasta tropezar en el suelo cuando unas agresivas turbulencias sacudieron su acorazado insignia, provocados por el intenso fuego enemigo que nuevamente se había reiniciado.

—¡Señor, los intrusos han logrado escapar en su corbeta! —informo OOM-9 sentado dirigiendo la batalla, mientras dos superdroides de combate B2 estaban protegiéndolo detrás suyo—. ¡Hemos logrado romper el bloqueo, pero ahora están concentrando todo su fuego hacia nuestra nave insignia!.

—¡Que toda la flota separatista salte al hiperespacio de inmediato! —ordeno Dagorhir, intentando mantenerse de pie.

OOM-9 se quedo en silencio por unos momentos, atreviéndose a preguntar inocentemente con su voz monótona.

—Uhhh… ¿Donde se supone que deberiamos ir?.

—¡A CUALQUIER PARTE, SOLAMENTE SACANOS DE AQUÍ!.

Los droides pilotos comunicaron sus coordenadas que fueron escritas aleatoriamente al resto de la flota separatista, encendiendo todos los hiperimpulsores para desaparecer rápidamente del sistema Pantoran; abandonando a su suerte a varias fragatas estelares clase Munificente que se encontraban seriamente dañadas como para escapar con ellos, enfrentando su destrucción ante la escuadra de la Republica Galáctica que avanzaba disparando todos sus cañones.

Desde uno de estos destructores estelares clase Venator en la torre de mando. La Jedi Aayla Secura, que había regresado hace unos momentos, observaba con indiferencia de brazos cruzados la desesperada retirada de la Octava Flota Separatista, mientras las jóvenes Padawans Ahsoka Tano y Barriss Offee que estaban a su lado, contemplaron la destrucción de cuatro fragatas estelares clase Munificente que intentaban maniobrar en un ultimo intento de escapatoria.

—Ese asqueroso gusano de Dagorhir nuevamente se nos ha escurrido de nuestras manos —murmuro Ahsoka.

—Lo siento muchísimo, maestra Secura —se disculpo la miriliana—. Si hubiese ignorado sus palabras venenosas, tal vez…

—Eso ya no importa, joven Padawan —le interrumpio la twi'lek—. Es mi culpa haberte incluido en esta misión contra Dagorhir, aun conociendo lo ocurrido con tus padres asesinados y tu planeta natal.

—¿Qué hacemos ahora? —pregunto Ahsoka.

—Por el momento, nada mas que informarle al Consejo Jedi sobre nuestro fracaso… —respondio Aayla, cerrando sus ojos avellanas—. Pero no se preocupen, la proxima vez no cometeremos errores, y llevaremos a ese criminal de guerra ante la justicia.

Dagorhir había aprovechado que se encontraban viajando por el hiperespacio para hacer una visita a la enfermería que estaba integrada en su destructor insignia, recibiendo las curaciones en la muñeca derecha por un droide supervisor serie EV de color purpura, modificado especialmente para su servicio médico. El droide se divertía en provocarle intencionalmente algunos dolores en sus heridas al Acolito Oscuro; debido a su personalidad sádica y maliciosa recibida en su programación, hasta que su trabajo había terminado cuando su aacorazado insignia se detuvo frenéticamente de su salto por el hiperespacio.

—Señor, necesitamos su presencia en el puente de mando —pidio amablemente OOM-9 con un notable nerviosismo en su tono de voz.

—¿No podrían esperar un momento? —gruño Dagorhir hastiado.

—En serio, necesitamos que usted este aquí… —dijo OOM-9 con insistencia.

El Acolito Oscuro había exhalado un suspiro pesado, saliendo de la enfermería para subirse a un elevador mientras murmuraba insultos contra todo y todos; teniendo unos deseos de encender su sable de luz y destruir todo lo que se encontrara en el acorazado clase Providencia, bautizado como Bone Collector.

Nunca en su vida había tenido un pésimo día de mierda, comenzando felizmente con esa emboscada a su Octava Flota Separatista que seguramente habría tenido gravísimas perdidas por la batalla. Después tuvo que enfrentarse a dos molestas Padawans, quienes recibieron la desafortunada salvación de esa Maestra Jedi. Recibió una fuerte patada en su rostro, y para terminar, le dispararon en la muñeca derecha que estaría perjudicándolo un buen tiempo en duelos de sables de luz... Y aun quedaba presentarse en Serenno ante el Conde Dooku para reportarle personalmente de su fracaso en Pantora, dando por seguro que recibirá una buena descarga de Rayos de la Fuerza como castigo.

Llegando en cuestión de segundos al puente de mando, se encontró con OOM-9 que a diferencia de otros droides B1, se podía apreciar que estaba pintado con un camuflaje pixeleado entre beige y verde oscuro. Encontrándose demasiado ocupado evaluando los daños, mientras que los droides pilotos armaban un alboroto corriendo de un lado hacia otro comunicando ordenes.

—¿Qué demonios sucede ahora? —pregunto Dagorhir sumamente molesto.

—Hemos sufrido perdidas importantes en nuestra Octava Flota Separatista, señor… El enemigo ha destruido cuatro fragatas estelares clase Munificente, mientras el resto se encuentra levemente dañada —respondio OOM-9, levantándose del asiento del capitán para cuadrarse ante el.

—¿Esos serian…?.

—Dos cruceros clase Diamante, tres naves de batalla clase Lucrehulk, cuatro fragatas estelares clase Munificente, y dos naves de suplemento separatista. Nuestro acorazado insignia recibió gravísimos daños durante la batalla… Pero lo peor de todo, es que necesitara la Octava Flota Separatista un largo tiempo de reparaciones antes de saltar nuevamente al hiperespacio.

—¡Que buenas noticias me has dado! —exclamo Dagorhir con ironia—. ¿Y en donde nos encontramos? ¿Es un sistema separatista o de la república?.

—Uhhh… No lo sabemos —contesto con nerviosismo el droide, mientras observaba la mirada enfurecida del Acolito Oscuro—. E-Este sistema no se encuentra en nuestros registros... D-De hecho, estamos demasiado alejados que no podemos comunicarnos con nuestras fuerzas.

El Acolito Oscuro estaba sintiendo unos deseos enormes de decapitarlo con su sable de luz, mientras el pobre OOM-9 buscaba donde esconderse cuando observo su mirada enfurecida… Pero un droide piloto intervino oportunamente acercándose a Dagorhir, cuadrándose respetuosamente frente a su superior antes de entregarle su reporte.

—Señor, nuestra computadora ha escaneado un planeta cercano que no solamente ha detectado señales de vida, sino que también alberga una civilización.

—¿Algun rastro de la Republica Galáctica? —pregunto Dagorhir mientras se acerco a un proyector holográfico.

—Ninguna señal de ellos, señor.

Dagorhir observo detenidamente un holograma del planeta que estaban escaneando, sintiendo en ese momento una pequeña nostalgia por su apariencia que estaba recordándole muchísimo al planeta Naboo. OOM-9 se acerco tímidamente a su lado para sugerirle que enviarían a un pequeño grupo de droides sondas para obtener mas información sobre ese planeta desconocido; como también averiguar acerca de su civilización que la habitaba. Pero el Acolito Oscuro estaba sintiendo una curiosidad infantil de aventurarse en este extraño mundo descubierto, quedándose en silencio unos minutos hasta que tomo una decisión.

—Preparen mi transporte inmediatamente… Explorare personalmente este planeta.


Continente Serenus.

La noche era nítida y clara en el Imperio del Sexo del Emperador Volt, que se podía observar claramente las brillantes estrellas brillando en un territorio donde las mujeres eran obligadas a satisfacer sexualmente los caprichos de cualquier hombre como estaba decretado desde el establecimiento de la "Nacion de Servicio".

En un camino de tierra que conducía directamente al Reino de Feoh, un carruaje de prisioneros avanzaba lentamente con veinte jinetes escoltándolo a su alrededor; portando uno de ellos el estandarte rojo con la cabeza de un perro negro enfurecido y una espada matadragones. Se trataba nada mas ni nada menos que de los mercenarios del Kuroinu Demonic Army, quienes estaban protegiendo un invaluable cargamento enviado para el Primer Ministro Beasly, quien había gastado un dineral para divertirse dos semana con una de las mujeres mas codiciadas del continente: Chloe, la subordinada de la poderosa Reina Discordia Origa.

Nacida en un ambiente denigrante en un pequeño pueblo en los alrededores de Feoh, su padre era un asqueroso mercenario humano que maltrataba físicamente a su madre; quien era una amable elfa oscura que había sido raptada de su hogar en el bosque para convertirse en una esclava sexual. Desde pequeña, había soportado torturas inflingidas después de haber sido vendida a un poderoso masoquista llamado Sir John Mandeville, quien estuvo adoctrinándola para convertirse en la perfecta esclava sexual igual que su madre, hasta ser rescatada por la Reina Discordia Origa para ser su mas leal servidora.

Pese a ser mestiza, poseía demasiados rasgos raciales de elfa oscura que humana, con una fisonomía increíblemente voluptuosa que siempre estaba expuesto ante las miradas de todos; debido a una prohibición para las esclavas sexuales de cubrirse con cualquier vestimenta. Su delicada cabellera rubia estaba peinada con una cola de caballo, que era bastante alargada que bajaba casi hasta sus tobillos. Poseyendo unos encantadores ojos de un intenso color escarlata que parecían verdaderos rubís.

Después de estar viajando durante 48 horas desde la capital Thorn, Chloe aprovecho que el mercenario en frente suyo se durmiera profundamente en su guardia, sacando a escondidas de entre los dedos de su mano derecha un viejo pasador de cabello plateado. Durante su cautiverio en los calabozos había planificado su escapatoria para rescatar a la Reina Discordia Origa de las manos del Emperador Volt, así que no desaprovecharía el momento oportuno para abrir estos anticuados grilletes que lastimaban sus muñecas, concentrándose en profundo silencio durante quince minutos hasta conseguir liberar su mano izquierda.

—Ahora solamente me tomara unos veinte minutos mas para liberarme; es decir, diez en mi mano derecha, y cinco en cada tobillo —penso Chloe, calculadoramente sin quitar su mirada en el mercenario que estaba roncando—. Espero que este asqueroso hombre siga durmiendo en ese lapso de tiempo.

Luego de treinta minutos aproximadamente, un fuerte ruido había frenado a toda la caravana, alarmando a los mercenarios quienes observaron enmudecidos a la joven elfa oscura saltando ágilmente del carruaje blindado. Chloe tenia la esperanza de perderlos adentrándose en la oscuridad de un bosque, donde la madre naturaleza obstaculizaría a todos los caballos de esos hombres malvados que se verían resignados a seguirla a pie, corriendo lo mas rapido que sus piernas podían, mientras su corazón estaba latiendo aceleradamente cuando escuchaba los gritos enfurecidos de los mercenarios.

—¡No dejen que se escape, malditos idiotas! —exclamo un hombre de unos cuarenta años que sostenía una enorme hacha de guerra en sus manos—. ¡El Emperador Volt no dudara en asesinarnos a todos si perdemos a una de sus putas mas preciadas!.

Chloe saltaba con facilidad todos los obstáculos que se encontraba en su camino por el bosque, escuchando de pronto los gruñidos de unas bestias que eran cuatro hombres lobos que fueron liberados para la persecución, corriendo desesperadamente sin saber que hacer ante esos monstruos que eran perfectos rastreadores como tambien cazadores. La idea de rendirse iba rondando tentadoramente por su cabeza, aunque se habia mantenido firme cuando ella recordó el propósito por el cual buscaba escaparse de esos mercenarios, impulsándole a seguir corriendo por el bosque usando sus ultimas energías.

—N-No debo detenerme… Aunque mis pies no puedan seguir corriendo, debo seguir avanzando hasta librarme de ellos —penso Chloe, bloqueando en su mente el miedo que sentía en esos momentos y el cansancio con la imagen de su señora—. ¡Debo hacerlo por la Reina Origa!.


Descendiendo lentamente de las estrellas una gigantesca nave de ala doble, que había cubierto con su sombra una buena parte del bosque escogido para su aterrizaje en un claro lo suficientemente grande... Estas "libélulas" de metal eran conocidas en toda la galaxia como nave de desembarco C-9979, construidas originalmente para la temible Federación de Comercio por parte de la Ingeniería Haor Chall y posteriormente usados en cantidades gigantescas por la Confederación de Sistemas Independientes para las Guerras Clon.

Aunque estos transportes comúnmente tenían un color bermejo, la nave de desembarco C-9979 que había visitado el continente de Serenus se diferenciaba por ser el transporte favorito de Dagorhir, pintado con un extraño camuflaje pixeleado azu y grisl; además de haber sido modificado con un resistente escudo de energía, como también un aumento considerable de torretas y cañones laser para su defensa.

La gigantesca libélula de metal abrió sus compuertas para permitirles descender por su rampa un escuadrón de cuarenta droides de batalla B1 en formación en columna de a cuatro hileras, siguiéndoles detrás suyo Dagorhir que estaba concentrado en su holopad recibiendo las ubicaciones de los lugares mas cercanos que contuvieran mayores formas de vida, acompañado de OOM-9 que estaba armado con su blaster E-5.

—Hay una ciudad que se encuentra a unos veinte kilómetros de aquí —murmuro Dagorhir, cubierto con una tunica negra hasta su cabeza—. Lo investigaremos sin que se percaten de nuestra presencia.

—¿Por qué no interactuamos con ellos, señor? —pregunto OOM-9—. Estos nativos podrían ser pacíficos.

—O unos piratas, mercenarios, criminales o simplemente unos habitantes hostiles —respondio Dagorhir, apagando su holopad—. Antes de realizar cualquier movimiento, debemos asegurarnos primero quienes están viviendo en este planeta.

Haciendo una seña de mano a su escuadrón de droides de batalla B1 que marcharon en perfecta sincronización hacia el bosque tenebroso. Dejo que la nave de desembarco C-9979 quedara protegido afuera por dos docenas de superdroides de combate B2, quienes lo rodearon en un perimetro.

Durante unos cincuenta minutos de caminata, todo había sido silencio absoluto que el Acolito Oscuro disfrutaba... Pero esa tranquilidad seria interrumpida cuando algunos de sus estupidos droides comenzaron a distraerse jugando con luciérnagas, o comentando sobre los animales pequeños que se encontraban en su camino. Dagorhir podría tolerar esto con solamente ignorarlos haciendo oídos sordos, pero, la gota que había derramado su vaso fue cuando todos estos clankers empezaron a cantar alegremente una divertida marcha, consiguiendo finalmente sacarlo de sus casillas.

Los droides de batalla B1 eran considerados en todo el Ejercito Droide Separatista; y en casi toda la galaxia, como los mas incompetentes. Teniendo ellos un comportamiento bastante inmaduro a tiempo completo; además de que eran unos pésimos combatientes si no estaban en superioridad numérica contra los soldados clones. Si el General Grievous los encontraba fastidiosos al punto de destruirlos cuando estaba muy molesto, Dagorhir no era muy indiferente en enfadarse ante sus comportamientos infantiles, aunque poseía un autocontrol admirable como para no llegar a cortarlos con su sable de luz.

—¡¿Podrian callarse, montón de chatarras?! —grito Dagorhir con un tic nervioso en su ojo izquierdo, que se escucho en todo el bosque—. Recuerden que nos encontramos en una misión de exploración, así que si se atreven a seguir cantando, les juro que…

De repente, una desesperada voz femenina había interrumpido sus palabras antes de que pudiera terminar, haciéndole una seña de mano a sus droides para que guardaran silencio, escuchando unas suplicas que eran acompañado de varias risas masculinas burlescas.

—Parece que alguien se encuentra en problemas, señor —dijo OOM-9 detrás suyo—. Mis sensores me indican que vienen desde el oeste, a unos 400 metros.

—Si… es mejor que investiguemos para averiguar de que se trata —murmuro Dagorhir, volteándose hacia su escuadron—. ¡Ocúltense todos en los alrededores! ¡Si hay problemas, mátenlos a todos!

—¡Roger, Roger! —exclamaron al unísono.

Siguiendo esos desesperados gritos femeninos, mientras que sus droides de batalla se dispersaban. A unos metros se encontró con docenas de hombres con armas primitivas como espadas y hachas de acero, que estaban rodeando a una hermosa chica rubia de piel morena y con extrañas orejas puntiagudas, que estaba completamente desnuda contra un árbol mientras forcejeaba desesperadamente contra dos hombres de aspecto desagradable.

Uno de estos humanos, que tenia el aspecto de ser el líder, se desabrocho su pantalón en frente de esa chica con una sonrisa maliciosa entredientes. Aunque la fiesta pronto se arruinaría cuando el joven chiss se apareció de entre las sombras, caminando como un misterioso monje hasta detenerse a pocos metros de ellos.

—Oye Hicks, ¿Quién es ese? —pregunto uno de los mercenarios, interrumpiendo a su líder que estaba a punto de sacar su miembro.

El Acolito Oscuro se había quitado la capucha para revelar su identidad, mientras los mercenarios concentraron toda su atención en aquel enigmático visitante, soltando bruscamente a la joven elfa oscura que había caído sentada contra el suelo.

—¡Es una suerte que me haya encontrado rápidamente con unos nativos! —exclamo el joven chiss con una pequeña sonrisa.

—¿Quién demonios eres tu? —pregunto el jefe de los mercenarios, que tenia cabellos castaños, vestido con una chaqueta verde sin mangas; dejando a la vista sus pectorales desnudos, además de unos pantalones cafés oscuros y botas negras.

—Por ese extraño símbolo que llevan algunos en sus hombreras, me imagino que son alguna clase de organización criminal o un ejercito —dijo Dagorhir, acariciando su barbilla.

—¡Somos el invencible Kuroinu Demonic Army del Imperio del Sexo! —respondio el castaño con soberbia—. Repetiré nuevamente la pregunta… ¿Quién demonios eres tu?.

—Soy Dagorhir, un representante de la Confederación de Sistemas Independientes, y un Acolito Oscuro bajo las ordenes del Conde Dooku —respondio el joven chiss con una mirada indiferente—. Ahora pueden decirme, ¿donde me encuentro en estos momentos?.

—¿ Confederación de Sistemas Independientes? ¡¿Qué carajos es eso?! —exclamo el mercenario con una sonrisa burlona, mientras sus compañeros estallaban de risa—. Estas en el continente Serenus, en los dominios del Rey Mercenario Volt.

—Hmm, estos idiotas desconocen sobre la existencia de la Alianza Separatista, así que tampoco deben saber sobre la Republica Galáctica… Entonces esta galaxia se encuentra demasiado lejos del borde exterior —penso Dagorhir, viéndose interrumpido por uno de los mercenarios que se acerco con su enorme hacha de guerra.

—Si no has venido a rescatar a nuestra puta de orejas puntiagudas, mejor lárgate si no quieres salir lastimado, azulito —amenazo con una mueca divertida.

—¿Te refieres a esa chica desnuda?

Dagorhir habia observado detenidamente a la elfa oscura que estaba cubriendo sus partes intimas aun sentada en el suelo, con una expresión confundida en esos hermosos ojos escarlatas intensos. Debía reconocer que era bastante atractiva, tanto por la belleza de su exoticos rasgos, como por su increíble cuerpo voluptuoso… Pero, por alguna extraña razón, tenia una sensación de que esta chica de orejas puntiagudas no era una esclava cualquiera, sino que era alguien demasiado importante en el pasado que por circunstancias desconocidas había caído en desgracia.

La mente de esa chica parece contener mucha mas información sobre este planeta, a diferencia de este monton de estupidos… Quizas deberia rescatarla —Dagorhir habia salido de sus pensamientos, mirando seriamente a los mercenarios—. Lo siento mucho, pero deberé confiscársela… Ahora su esclava pasa a ser propiedad de la Confederación de Sistemas Independientes.

—¡Cerrare esa maldita boca de una vez por todas!.

Antes de que el mercenario pudiera tocarlo con su arma primitiva, repentinamente sintió una misteriosa fuerza que estaba estrangulandolo, soltando su hacha y cayendo de rodillas en frente del Acolito Oscuro que estaba mirándolo con indiferencia a sus ojos. Los mercenarios se miraban unos a otros muy confundidos sin saber que le estaba sucediendo a su compañero, hasta que este termino cayendo sin signos de vida, siendo su cadáver pisoteado por Dagorhir que se acerco lentamente hacia el grupo de criminales.

—¿S-Sera alguna clase de hechicero? —tartamudeo uno de los mercenarios, que iba retrocediendo de miedo.

—¡Hombres lobos, maten a ese bastardo! —exclamo Hicks, apuntando con su dedo índice.

Los cuatro hombres lobos corrieron enfurecidos a gran velocidad hacia Dagorhir; quien no se mostraba intimidado ante estas enormes criaturas que tenian inmensas garras afiladas que podían despedazar fácilmente a una persona. Aunque cuando estuvieron a solo unos pocos centímetros, fueron ellos quienes resultados despedazados por una hoja de plasma roja carmesí de su sable de luz de hoja doble giratorio, escuchándose sus alaridos de dolor mientras sus cuerpos eran cortados por la mitad o decapitados.

—¿P-pero que es esa cosa que tiene en su mano? —murmuro Hicks, apenas sin poder creer lo que estaba viendo.

—Han terminado colmando mi paciencia —dijo Dagorhir, encendiendo su otra hoja de plasma—. ¡Les mostrare lo que sucede cuando provocan a un Acolito Oscuro!.

Corriendo hacia el ataque con una velocidad increible, y cortando facilmente la espada que había desenvainado Hicks para defenderse. El sucio jefe del grupo de mercenarios había gritado de dolor cuando el Acolito Oscuro le había amputado sus dos piernas con un solo movimiento, retorciéndose en el suelo mientras sus camaradas quienes se envalentonaron y decidieron acudir en su ayuda, rodearon al misterioso guerrero con armadura negro.

Para su sorpresa cuando se abalanzaron sobre el, sus armas blancas fueron cortadas como si fuesen de madera, siendo asesinados sin ninguna misericordia por el joven chiss que agitaba su sable de luz violentamente contra sus cuerpos. Algunos de ellos fueron levantados con la Fuerza, solo para ser estrellados contra el suelo o ser atravesados por su hoja de plasma, mientras que los demas fueron descuartizados, cortados por la mitad, o simplemente decapitados si "tenian suerte".

Los cobardes que no quisieron enfrentarse al extraño, intentaron regresar corriendo a su caravana que estaba esperándolos a un kilometro de donde se encontraban. Pero, estos se detuvieron paralizados en cuanto observaron salir de entre la oscuridad del bosque a los droides de batalla B1 que estuvieron rodeándolos todo este tiempo, marchando sincronizadamente mientras disparaban a discreción sus blasters.

—¡No dejen a ninguno con vida! —exclamo OOM-9, disparándole un tiro láser en la cabeza a un mercenario que intento atacarlo con su espada.

Los droides de batalla B1 acribillaron a cada mercenario que se encontraban en su camino; sin perdonar a quienes se habían rendido alzando sus manos para suplicarles desesperadamente a gritos misericordia. Chloe se arrastro hasta apoyarse hasta el tronco de un arbol, observando horrorizada a estas maquinas que asesinaban a sus torturadores, pero quien estaba provocándole un escalofríos era ese joven chiss que continuaba "jugando" con sus victimas, cortando todas sus extremidades como si fuese un pequeño niño arrancandole las alas a unas moscas para que tuvieran una muerte lenta y dolorosa.

Nunca en su vida había conocido a alguien que fuese extremadamente sanguinario y sin ninguna pizca de misericordia con sus enemigos; ni siquiera Volt era tan despiadado como para llegar a ese sadismo extremo que tenia este extraño chico de piel azulada. Y aunque sonaba demasiado estupido, llegaba a tener compasión por todos esos hombres violadores que gritaban en agonia retorciéndose en el suelo, mientras que otros estaban gritando de terror, tratando de escapar de su verdugo; que estaba disfrutando demasiado en asesinarlos a sangre fria, con una macabra sonrisa entredientes mientras agitaba velozmente su sable de luz.

Chloe cerro fuertemente sus ojos, temblando de miedo mientras tapaba sus oídos para no seguir viendo ni escuchando ese dantesco infierno en el que se encontraba… Y cuando toda la matanza había terminado, Dagorhir camino sobre la hierva ensangrentada, pisando los cadáveres de todos los mercenarios brutalmente asesinados por su mano o por los droides. Acercándose hacia Hicks que se arrastraba a duras penas intentando escapar de el, hasta que se detuvo cuando sintió una bota negra pisando su espalda.

—¡P-Por favor, ten misericordia! —exclamo el mercenario con lagrimas en sus ojos.

—No debes preocuparte, no tengo intenciones de lastimarte con mis propias manos —dijo Dagorhir apagando el sable de luz, aunque chasqueo sus dedos esbozando una sonrisa maliciosa—. Pero dejare que mis droides se ocupen de ti…

Retirandose serenamente, dejando que una docena de droides de batalla B1 se encargaran del desafortunado mercenario con sus rifles bláster E-5 listos para su ejecucion... El Acolito Oscuro se acerco a la joven elfa oscura hasta detenerse en frente de ella, mirándola con indiferencia mientras que ella aun continuaba temblando de miedo como una niña pequeña.

—¡Oye, esclava!… te ordeno inmediatamente que me mires a los ojos —exclamo con voz firme.

Chloe había abierto sus ojos lentamente, estremeciéndose en todo su cuerpo cuando se encontró con la mirada fría del joven chiss que estaba parado en frente suyo. Quedandose paralizada ante esos escalofriantes ojos inyectados de sangre, que ni siquiera podia pronunciar alguna palabra para suplicarle piedad. OOM-9 se acerco detrás del Acolito Oscuro, cuadrándose firmemente antes de romper aquel silencio que tenían ambos jóvenes de diferentes mundos, mientras su escuadrón acribillaban a los pocos mercenarios que se encontraban heridos

—¡Señor, hemos eliminado a todos los nativos hostiles! —dijo el droide comandante, mirando por unos momentos a la chica de orejas puntiagudas—. ¿Qué hacemos con ella?.

—Como he dicho anteriormente, ella es propiedad de la Confederación de Sistemas Independientes, y podría sernos de mucha utilidad para nosotros en este planeta inexplorado —murmuro Dagorhir, mientras dos droides de batalla B1 levantaron de sus muñecas a la elfa oscura—. ¡Regresemos a la nave de desembarco! Nuestra expedición ha terminado por ahora…