Cayó en la cuenta de la constante de su existencia cuando el sonido de algo parecido a una campana lo despertó. Se removió entre las sábanas sin abrir los ojos: le dolía la cabeza y aquel sonido no lo ayudó a sentirse mejor. ¿Qué demonios era? Al cabo de un rato volvió a sonar y, estando un poco más despierto ya, le pareció que era un timbre. ¿Cuál de sus jodidos vecinos tenía tan escandaloso timbre? No lo había escuchado antes. Una puerta se abrió y se cerró pasados unos segundo con un ruido casi tan estruendoso como el timbre. ¡Momento!, pensó. Aquella puerta se escuchó demasiado cerca como para haber sido la de un vecino. ¿Acaso era su puerta?
Abrió los ojos y el brillo que se filtraba a través de las cortinas casi lo cegó. Cuando se acostumbró a la luz trató de incorporarse en la cama, pero se tambaleó, el cambio de posición lo mareó un poco y el dolor de cabeza tampoco estaba colaborando con toda la situación. Y fue ahí cuando notó que ésa no era su cama y ésa, mucho menos, su habitación. Antes de que pudiera preguntarse dónde carajos estaba, la puerta se abrió y entró un sujeto vestido únicamente con unos pantalones cortos a las rodillas. Era delgado pero tenía los abdominales perfectamente definidos, una vistosa cicatriz debajo del ojo izquierdo, los ojos grandes y el cabello negro despeinado. Traía en una mano un pedazo de pizza.
-Oi, Law, ya despertaste -dijo, sonriendo-. Pedí pizza.
Law no respondió. De hecho, tampoco estaba respirando.
-¿Qué pasa? -preguntó el desconocido, devorando el pedazo de pizza.
-¿Quién eres? -dijo Law una vez que se hubo reanudado su capacidad respiratoria-. ¿Dónde estoy? ¿Por qué sabes quién soy?
-Yo, Monkey D. Luffy -respondió el interrogado, señalándose a sí mismo con un dedo-. Tú, Trafalgar Law -continuó, señalándolo a él-. Estás en mi casa. Nos conocimos ayer. ¿No te acuerdas?
-No… -dijo Law.
-Qué pena por ti -dijo Luffy, torciendo una gran sonrisa-. Porque nos la pasamos muy bien anoche.
Law trató de entender aquello último. La explicación se le apareció por obra y gracia de lo evidente al constatar que estaba desnudo en una cama no era la suya, frente a un sujeto demasiado tranquilo con la situación.
-No… -repitió Law.
-Sí -refutó Luffy, sonriendo-. Y varias veces.
Law trató de no aparentar estar en shock pero falló miserablemente en su intento, evidenciado en Luffy riéndose de él a carcajadas. Claramente era el único que encontraba graciosa la situación. Prestándole mucho más atención, Law notó que tenía marcas rojas por todo el cuerpo, incluso algunas de mordidas.
-¿Yo te hice eso? -preguntó Law, más cerca al horror que a la sorpresa.
-¿Eh? Ah, ¿esto? Sí, claro. ¿Quién más si no? -dijo Luffy como si fuera más que obvio-. Esto también -agregó, girándose: tenía la espalda cubierta por marcas de arañazos tan profundos que algunas líneas parecían seguir sangrando.
El alcance de la descripción "muerte súbita" se quedó corto en comparación al estado físico y mental que Law estaba experimentando en esos momentos. No importaba lo jodidamente inteligente que fuese, aquella sucesión de eventos era demasiada información para ser procesada en el acto: la situación era imposible de asimilar incluso para algo como su genial cerebro. Se llevó una mano a la cabeza y notó que la punta de sus dedos estaban rojizas y que sus uñas tenían rastros de sangre seca.
-Apúrate que la pizza se enfría -dijo Luffy como si fuera lo único que merecía importancia.
Law trató de hacerle una pregunta, pero Luffy había dado media vuelta y se había largado de la habitación tan rápido como había entrado, dejándolo tan putamente confundido y solo como al principio.
Al cabo de unos minutos de bloqueo mental autoforzado en el que intentó no pensar en nada, su mente se quedó tan en blanco, que el dolor de cabeza pasó a ser secundario. Después de dejar la cama se acercó a la puerta de la habitación que, esperaba, fuese el baño. Para su alivio sí lo era, así que entró y se lavó el rostro. Al levantar la cabeza miró su reflejo en el espejo que colgaba de la pared y aquella visión fue peor que lo que lucía el cuerpo de Luffy: tenía el doble de marcas de mordidas y, si es que era posible, el triple de arañazos.
¡¿Qué puto coño había pasado la noche anterior?!
Law era un maniático del cuidado personal, de una higiene que rayaba en limpieza quirúrgica. Odiaba las marcas que, además, también arruinaban sus tatuajes. Él nunca dejaba marcas y tampoco permitía que se las hicieran. Ni siquiera le gustaba el sexo duro. Aunque luego de ver cómo quedaron él y Luffy, lo que fuese que sucedió la noche anterior ya podía ser calificado como intento de asesinato mediante el sexo.
El ojeroso miró la ducha. Sabía que con lo fresco de sus heridas y su piel resentida, darse un duchazo ardería como el carajo, pero llegado a ese punto quizá sentir un poco de dolor lo ayudaría a despejar la cabeza. Pensó en anunciárselo al dueño de casa; le jodía que Luffy fuera tan indiferente con su sufrimiento mental, pero a la vez el único consuelo que Law podía encontrar era precisamente que aquel sujeto no parecía estar fingiendo. Luffy relucía tanta naturalidad y tan poca preocupación que rozaba lo estúpido, y aquello era infinitamente mejor que haber despertado con un puto dramático llorando porque ni siquiera recordaba la aventura sexual de la noche anterior.
-¡…Luffy! -llamó Law, algo tímido. No tenía idea de cómo debería llamarlo, así que optó simplemente por usar su nombre. Después de todo, él lo había llamado "Law" al despertar.
-¡¿Sí?! -gritó Luffy desde donde fuese que estuviera.
-Voy a usar tu ducha.
-¡Sí, claro! ¡No hay problema! ¡En un rato te alcanzo una toalla! ¡Es que el queso se enfría y se pone feooooo!
Law sonrió. Ese desgraciado se preocupaba más por su maldita pizza que por él.
-Imbécil -soltó, casi para él mismo.
-¡Ya verás cuando la comas fría! -gritó Luffy, riendo.
Law se sorprendió de que lo hubiese escuchado porque apenas había vocalizado. Parecía que después de todo sí le prestaba atención.
Ya con el permiso del dueño, corrió la puerta de vidrio de la ducha y se metió. Tan pronto el agua tocó su cuerpo pensó que quizá debía de tener rastro masoquista para haber creído que aquello sería una buena idea. Sin más, se aguantó y continuó con el baño. Se fijó en una repisa de vidrio con una cantidad exagerada de jabones y botellas. Extendió un brazo y los examinó, y para su sorpresa todos eran para diferentes usos: champús, acondicionadores, cremas, máscaras para cabello, hidratantes y demás. Law era más práctico: sólo tenía un jabón y un champú. Mientras que él veía el aseo como una necesidad, Luffy parecía divertirse con ello. Destapó un champú al azar y acercó la botella para olerla: era un aroma frutal. No le desagradaba, pero él claramente prefería los olores neutrales cuando se refería a limpieza. En fin. Ya que no era su baño y como ya estaba ahí bien podía probar cosas nuevas.
Tras ducharse -con bastante dolor de por medio- y lavarse el cabello ordenó los frascos y botellas exactamente como los había encontrado. Abrió la puerta de la ducha y se topó con Luffy de pie frente a él.
-Te traje una, pero... ¿necesitas otra para el cabello? -preguntó Luffy, alcanzándole una toalla.
-Una está bien -respondió Law, cogiéndola-. ¿Cuánto llevas ahí?
-Un rato -dijo Luffy, despreocupado-. Te estaba mirando -explicó.
-Ya -dijo Law, ligeramente sonrojado.
-Oh, ¿cuál usaste? -preguntó de pronto Luffy.
-¿Qué? -soltó Law sin entender, pero Luffy ya se había abalanzado sobre él: se trepó de su cuello para poder alcanzar su nuca y olerlo.
-¿Limón y kiwis? -adivinó Luffy.
-…Sí -confirmó Law casi tartamudeando.
-Lo sabía -se rio Luffy con el rostro pegado al de Law. Casi podían rozarse sus narices-. Vieras que no me comí todo.
-¿Qué?
-La pizza -explicó Luffy.
Se desprendió de Law y salió del baño como si espiar gente duchándose y luego seducirla de esa manera fuera algo natural. Law demoró unos segundos en reactivar su coordinación motriz; tras secarse, se amarró la toalla a la cintura. En verdad, no estaba seguro para qué si Luffy parecía más cómodo teniéndolo desnudo y dando vueltas por su casa, pero de todas formas se cubrió y salió a la habitación a buscar su ropa. Y al no encontrar ni una prenda se aventuró a salir al resto de la casa.
-¿Vives solo? -preguntó antes de poner un pie fuera de la habitación. No quería salir y descubrir que interrumpía un almuerzo familiar o algo igual de descabellado.
-Síp.
-¿Has visto mi ropa? -dijo Law, emergiendo a un comedor.
-Ya debería estar lista -explicó Luffy-. La lavé temprano y la puse a dar vueltas en la secadora.
-Gracias. Es inesperadamente considerado de tu parte -se burló Law, mostrando su torso desnudo lleno de marcas.
-¿Quejas? -preguntó Luffy, mostrándole sus marcas-. Tú empezaste.
-Según tú.
-Según yo porque tú no recuerdas -dijo Luffy, echándose a reír.
-Idiota -se quejó Law, riendo entre dientes.
Luffy se perdió tras un pasillo al final del comedor que, Law suponía, sería la zona de lavandería. Él cruzó el comedor y llegó a la cocina que compartía el mismo ambiente, dividido por un barra de madera con sillas altas como si fuese un pequeño bar; arrastró una silla y se sentó en ella. Apenas le había prestado atención al lugar: se percató que aquel piso era bastante amplio y elegante. Habían algunas cosas fuera de lugar aquí y allá como libros y libretas tiradas entre la mesa del comedor y el sofá de la sala, una mochila en el piso del pasillo, un sombrero de paja sobre el respaldar de una silla, una guitarra más allá. En fin, algo de desorden, pero todo estaba reluciente.
Al cabo de un rato Luffy regresó abrazando la ropa de Law.
-Está calentito -dijo-. Me gusta la ropa cuando sale de la secadora.
Law sonrió. El idiota que tenía en frente era lindo. Jodidamente lindo.
-Tienes un piso bastante grande -comentó Law cuando Luffy le devolvió su ropa-. Y limpio -agregó.
-Odio limpiar así que trato de no ensuciar -explicó Luffy-. Por eso pido comida. Siempre que trato de cocinar la cocina termina hecha un asco, y éso si no la incendio antes. Ah, cierto, tu pizza. Agradece que te dejé un poco y ya está fría. Seré bueno y la calentaré. El queso frío no es ni la mitad de bueno.
Luffy cogió los pedazos de pizza sobrantes de las tres cajas que había pedido y los metió en un pequeño horno. Giró la manecilla y se quedó mirando a través del cristal: parecía divertirse viendo como el queso comenzaba a burbujear.
Law aprovechó en vestirse, pero decidió dejarse la camisa negra sin abotonar. No quería desentonar con el dueño de casa, quien seguía vestido únicamente con un short. Además, así ambos tendrían con qué entretener la vista.
-¿Qué quieres tomar? -preguntó Luffy, alcanzándole el plato con los pedazos de pizza recién calentados.
-Agua -dijo Law-. Mucha.
Luffy sacó varias botellas de agua y se las dio; luego, extrajo la mitad de un pastel de crema con frutas de la refrigeradora. Se sentó frente a Law en la barra y comenzó a comérselo directamente de la fuente con una cucharita.
-En la mañana fui a la pastelería de enfrente -comenzó a contar Luffy mientras Law se terminaba la segunda botella de agua-. Era muy temprano y sólo tenían este pastel y tuve que comprarlo. Está bueno, aunque hubiera preferido uno de chocolate para ti.
-¿Y por qué tendrías que comprarme un pastel?
-Porque ayer no comiste ni un pedazo -respondió Luffy.
Law casi se atoró con el pedazo de pizza que había comenzado a comer. Lo había olvidado: el día anterior había sido 6 de octubre, su cumpleaños.
-Considerado como siempre -dijo Law, mirando como Luffy se comía la mitad que quedaba del pastel y que él seguía sin probar.
-Hey, te habría esperado para cantar, pero estabas bien dormido -se defendió Luffy, haciendo pucheros-. Y como tienes problemas para dormir pues decidí dejarte en la cama y tuve que sacrificarme y cantarle al pastel solito.
-¿Cómo sabes que no duermo?
-Porque me lo dijiste.
Vaya. En otras circunstancias, Law se hubiese sorprendido porque nunca hablaba de él mismo, pero en vista de los acontecimientos que estaba experimentando aquel día, la revelación apenas pasaba por una nimiedad.
-¿Qué más te dije? -preguntó por curiosidad Law en lo que devoraba el segundo pedazo de pizza.
-Puesss… -comenzó a decir Luffy, haciendo memoria-. Que estudias medicina y trabajas a medio tiempo en la morgue, que vives en un departamento con un amigo al que por ratos odias y que también odias el pan.
Si saber que le contó sobre sus problemas de insomnio no lo sorprendió demasiado, dadas las circunstancias, todo lo demás sí ameritaba por lo menos un poco de estupefacción. Era de lejos lo máximo que le había contado a otro ser vivo sobre él mismo.
-También hablaste sobre lo mal que te llevas con tu padre y que por eso te fuiste a vivir con tu tío Corazón -continuó Luffy-. Que lo extrañas bastante pero que nunca se lo has dicho y... ¿Sabes qué? A lo mejor sí deberías decirle. Para mí que le estás dando muchas vueltas al asunto. Seguro que tienes razón y tu tío sí esperaba que te inscribas en la Marina como él, pero si decidiste estudiar medicina pues a él le dio igual. La gente que se preocupa por uno generalmente es feliz de que hagas lo que quieras.
Law había dejado de comer y, de hecho, también había dejado de respirar otra vez. ¿Cómo mierda había terminado por irse de boca con un completo desconocido? La preocupación patológica que sentía hacia su tío era quizás el secreto de su vida; no podía creer que se lo hubiera revelado a alguien. ¡Mucho menos contárselo a alguien que acababa de conocer ese mismo día!
-Y después me contaste qu…
-¡Suficiente! -lo interrumpió Law-. Ya con eso…
-Ja, ja, sí, bueno, hablaste un montón.
-Más de la cuenta.
-También gemiste un montón.
-¡¿Qué?!
-¿Vamos, que en verdad no te acuerdas de nada? -se echó a reír Luffy.
-¡Cierra la boca! -gritó Law, acalorado.
-Ya, ya, no te enojes. Toma, come pastel.
Luffy le ofreció un pedazo de pastel de su cuchara y Law lo miró sin parpadear. ¿En verdad ese sujeto ridículamente sonriente estaba pretendiendo darle de comer en la boca? Demoró unos cuantos segundos más en constatar que, efectivamente, Luffy estaba esperando que abriese la boca para comer pastel. Por lo que, al cabo de otros tantos segundos y sin saber porqué, abrió la boca y comió pastel.
-¿Ves? Está rico -dijo Luffy sonriendo en lo que continuaba comiéndose el pastel como si nada hubiera ocurrido.
-Luffy -lo llamó Law después de un rato.
-¿Ajá?
-¿No te molesta?
-¿El qué?
-El que no recuerde.
-Nope, para nada. Me lo pasé bien. ¿Por qué me tendría que molestar? El molesto deberías ser tú. Yo en tu lugar me sentiría como si me dijeran que comí algo extremadamente rico y no pudiera recordarlo. Eso sí sería una putada.
-Sí, lo es -corroboró Law.
-¿Estás molesto?
-Sí -confesó Law-. También estoy sorprendido.
-Podemos hacerlo de nuevo -sugirió Luffy-. Pero más tarde -agregó-. De día es complicado. Viene mucha gente de visita y no me gusta que interrumpan.
Law se sorprendió de la naturalidad con la que Luffy hablaba de temas tan delicados como aquél a comparación de la simple y casi estúpida analogía que había hecho sobre comer algo y no recordar el sabor.
-En vista de que no te molestan mis circunstancias -comenzó a decir Law-, quisiera que me digas qué pasó.
Aún le dolía la cabeza e intuía que enterarse de lo ocurrido podría ocasionarle una que otra embolia, pero era necesario saber. Además, la idea de ponerse todavía más masoquista no parecía tan mala a esas alturas.
-Ya -dijo Luffy-. ¿Pero no sería mejor hacerlo que contártelo? Digo, es más divertido.
-Sí, sé que hacerlo es más divertido. Pero por ahora quiero que me digas cómo es que llegamos a hacerlo.
-Ah, ok -asintió Luffy.
Law apartó el plato de pizza ya vacío y se quedó con una botella de agua. Suponía que iba a necesitar mucho líquido para pasar el trago amargo de enterarse qué coño había hecho para llegar a ese punto y no recordar un carajo. Acomodándose frente a él, Luffy apartó la fuente del pastel también vacía.
-Acabamos de almorzar -comenzó Law. Quería hacer las cosas lo más cronológicamente exactas, aunque fuese de atrás para adelante-. Antes de eso yo me duché... y antes de eso, tú pediste pizza.
-Ajá -dijo Luffy, entendiendo la mecánica-. Yo pedí pizza. Antes de pedirla me puse a lavar tu ropa y antes vi televisión un rato... y antes de la televisión salí a comprar el pastel y aaaantes de todo eso me duché.
-Supongo que antes de ducharte estuviste durmiendo.
-Ajá.
-¿Antes de dormirte estaba yo despierto?
-Nos dormimos casi al mismo tiempo, creo.
-Ya -dijo Law-. Y antes de quedarnos dormidos tuvimos sexo.
-Mucho -agregó Luffy-. En la cama.
-¿En la cama? -repitió Law, aunque no entendía porqué la locación exacta tendría que ser importante-. Momento... ¿tuvimos sexo en otro lugar?
-En el sofá -respondió Luffy, señalando uno de los sofás de la sala.
-¿Llegamos a tu casa y tuvimos sexo en el sofá? -preguntó Law. Si ya habían llegado a la casa, ¿por qué no ir directamente a la cama?
-No, no. Primero llegamos a casa y lo hicimos en el pasillo -corrigió Luffy-. Luego en el sofá y después, por fin, llegamos a la cama y ahí ya lo hicimos un par de veces más. Era más cómodo.
Law no dijo nada. Se limitó a abrir la botella de agua y tomar un sorbo largo.
-Dime que antes de llegar a tu casa no lo hicimos en algún otro lugar -pidió Law.
-Ajá. Salimos del bar y vinimos directamente a mi casa.
-¿Bar? ¿Qué bar?
-Water Seven.
Algo se movió en la mente de Law. Claro. Water Seven. La nebulosa de los recuerdos de la noche anterior se disiparon un poco. Law recordaba haber estado en su departamento leyendo mientras que el hijo de puta de su compañero de piso le jodía la endemoniada paciencia tratando de convencerlo para ir a tomar algo al Water Seven por su cumpleaños. Law no entendía porqué coño le interesaba salir con él y precisamente en su cumpleaños cuando era viernes por la noche: siempre tenían planes diferentes en mente. Además, ¿por qué Water Seven? Law no frecuentaba aquel bar porque estaba considerablemente lejos del departamento. Aun así, de alguna manera, fue obligado a ir al bar, aunque una vez ahí se separó tan pronto pudo de su fervorosamente odiado amigo -amigo en esos momentos- para ir directo a la barra a pedir algo y esperar, de paso, que nadie que no fuera el barman se percatara de su existencia.
-Anoche fui al Water Seven -reconoció Law-. ¿Ahí nos encontramos?
-Ajá. No recuerdo qué hora era -dijo Luffy, tratando de hacer memoria-. Siempre me dejo caer por ahí porque está bastante cerca de aquí. Generalmente caigo pasadas las 10 de la noche. Fui con varios amigos y en el bar me encontré a varios más. Estábamos tomando y riendo y después todo se detuvo.
-¿Se detuvo?
-Bueno, no, todo seguía normal pero para mí algo se detuvo. Como cuando tienes hambre de algo dulce y cuando estás comiéndolo se te antoja algo salado y lo dulce es secundario. Algo así. Estaba divirtiéndome con mis amigos, pero sentí que no tenía que estar ahí sino en otro lugar. Fue raro.
-Raro es que todas tus analogías tengan que ver con comida -se quejó Law-. ¿Y luego?
-Me esfumé. Mis amigos no se dieron cuenta cuando decidí desaparecerme un rato y como apenas llevaba tiempo en el bar, casi no había tomado mucho. Fui a la barra a pedir algo y ahí te vi. Parecía que no querías estar ahí y pensé que si no querías estar ahí porqué simplemente no te ibas. Y entonces si no te ibas debía ser porque querías quedarte, ¿no? Eso pensé.
-Tu conclusión es lógica, pero yo no recuerdo qué estaba pensando o porqué no me iba. Es cierto que no quería estar ahí, pero ya que estaba al menos iba a sacarle provecho. No me iría sin tomar, cuanto mínimo.
-Exacto -dijo Luffy-. A eso va uno a un bar, ¿no? Entonces me acerqué y te pregunté qué estabas tomando porque no reconocía la botella.
-¿Y qué era? -preguntó Law. Sus recuerdos de la noche anterior se hacían difusos otra vez justo en el punto en que se acercaba a la barra a pedir algo.
-Una cerveza del Norte -dijo Luffy-. Yo nunca la había visto porque nací en el Este. Y cuando te lo dije me ofreciste tu botella. Estaba a medio terminar y aunque sólo era para probar, terminé acabándomela. Así que pedí otras dos iguales, te di una y yo me tomé la otra. Ahí comenzamos a hablar.
Law se quedó meditando sobre lo que Luffy le acababa de contar. No era propio de él hacerle caso a la gente que se le acercaba en un bar, menos aun cuando él no tenía ganas de estar ahí. Y por eso era hasta menos que probable que se ofreciese a compartir un trago, pero si Luffy decía la verdad -y estaba seguro de que se la estaba diciendo-, entonces tuvo que ver algo más. Algo especial que lo hizo actuar de aquella manera.
-¿Y luego?
-Básicamente tomamos mucho -dijo Luffy, haciendo memoria-. Pasado un rato me contaste sobre la universidad, pero la música estaba muy alta y casi teníamos que gritar para escucharnos. Así que luego de un rato salimos a la terraza con un montón de botellas porque allá afuera no hay barra y hay que regresar a pedir más. Por eso generalmente está vacío.
-¿Y yo seguí hablando?
-Sí, ahí me contaste sobre tu padre y su hermano, el tío al que extrañas un mon…
-Ok, sí, eso ya lo dijiste -interrumpió Law, avergonzado de haber revelado aquello.
-Y, bueno, al final nos terminamos todo el alcohol que habíamos llevado y al ver que éramos los únicos en la terraza, nos besamos.
-Oh -dijo Law. Él no era de hacer ese tipo de cosas en público, por lo que al menos fue un consuelo el saber que nadie más los vio-. ¿Y luego?
-Nos besamos un buen rato -dijo Luffy, como repasando la duración de la escena.
-Ah -fue lo único que atinó a decir Law: era bastante vergonzoso escuchar cómo las cosas se ponían románticas. Tomó un sorbo de agua para relajarse.
-Luego dijiste que querías chupármela.
-¡¿QUÉ!? -gritó Law luego de escupir a presión el agua que previamente había tomado.
-Eso -dijo Luffy, secándose con las manos el agua que Law acababa de escupirle en el rostro-. Pero te dije que yo vivía cerca y que podíamos venir caminando.
El rostro de Law había cogido un color rojo encendido. No podía creer que él, que odiaba cualquier contacto físico en público, llegase a sugerir tener sexo oral en la terraza de un bar. Aun así quizás lo más shockeante de la revelación fue que Luffy lo dijese con una tranquilidad casi inocente. Parecía un niño hablando de golosinas y no un…
-Luffy -comenzó a decir Law-, ¿qué edad tienes?
-Veinte años.
Law tenía 22. Ya había supuesto que Luffy era menor que él, pero se sintió aliviado al constatar que también era legal.
-Este tipo de… situaciones... ¿te son comunes?
-¿Qué tipo?
-Acostarte con alguien que acabas de conocer.
-Nope. Tú eres el primero con el que me sucede.
-Igual yo -confesó Law-. Eres la primera persona con la que duermo apenas conocerla.
-Raro -dijo Luffy-. Ha sido una gran coincidencia, ¿no? Coincidimos en el mismo bar, pero yo siempre que voy nunca te había visto y justo en ese momento coincidentemente voy a la barra y te veo.
-Las coincidencias no existen -dijo Law.
Una música escandalosa comenzó a escucharse desde algún rincón de la casa, interrumpiendo a ambos en su disertación sobre el destino.
-Ah, ¡ese es mi celular! -dijo Luffy, reconociendo la música-. Por cierto que el tuyo ha estado sonando toda la mañana, pero no contesté. Lo dejé en silencio al lado de la cama para que no te despierte.
Luffy se puso a remover los cojines de los sofás en busca de su celular en lo que Law fue a la habitación a buscar el suyo. No se sorprendió al ver que las llamadas perdidas y mensajes eran de su compañero de piso quien, lejos de preocuparse por haberse desaparecido toda la noche, le reclamaba porqué coño no le había dicho que se largaba antes para no perder tiempo buscándolo.
Pasar revista al historial de notificaciones le hizo recordar cómo había sido obligado a ir al bar la noche anterior: el imbécil de su compañero de piso llevaba tiempo quejándose de que quería salir con un amigo de la universidad, un idiota que no parecía darse por enterado de nada. Había terminado por cocinar el plan de dejarse caer por el bar en el que solían encontrarse, pero no iba a llegar solo y ser así de evidente, porque Kid tenía demasiado orgullo y era un caprichoso de mierda. Por eso había necesitado llegar con Law -con la excusa de que su cumpleaños- y hacer parecer que coincidían de casualidad. Kid lo había amenazado con contarle sus desventuras amorosas todas las noches durante lo que restara de año académico si no lo acompañaba, y Law había determinado que no sobreviviría media noche más escuchándolo.
-Hijo de puta -se quejó Law-. Kid de mierda.
-¿Hola? -escuchó gritar Law a Luffy: parecía que por fin había encontrado su celular-. ¡Hola, Kid! ¿Qué pasa?
Momento. ¡Momento! Law se quedó frío: no lograba reaccionar a la velocidad que necesitaba para procesar lo que acaba de escuchar. ¿Luffy dijo Kid? No podía... ¡no-podía-ser! Law salió de la habitación tan pronto su cuerpo se dignó a hacerle caso a su cerebro.
-¡¿Kid?! -gritó Law, entrando a la sala-. ¡¿Eustass Kid?!
-Me fui con alguien que conocí ahí mismo. Se llama Law y me la pasé muy bien con él -estaba diciendo Luffy-. ¿Con qué tiempo iba a llamarte para decirte que me iba del bar?
-¡¿Law?! -se escuchó gritar a través del celular de Luffy-. ¡¿Trafalgar Law?!
-¿Se conocen? -preguntó Luffy una vez que los dos gritos simultáneos se apagaron.
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CRÉDITOS
Créditos y agradecimientos a mi beta reader Scyllua quien odia la pareja LawLu (mi OTP) y aún así lee mis fics. Algún día caerá al lado oscuro... Ofrezco chocolates y Coca Cola.
RANDOM
Bueno entre más info random, había pensado en subir este fic el viernes pasado (que fue el cumpleaños de Law) pero coincidió coincidentemente con el update de otro fic LawLu que tenía abandonado (y entre otros asuntos personales) se pasó la semana, a penas hoy voy subiendo este fic. Simplemente pensé cuál sería el evento más trillado y poco original para empezar un LawLu y el sexo post alcohol + amnesia era el plot más gastado que llegó a mi mente.