03. ODIO LO POPULAR QUE LLEGAS A SER.
Disclaimer: He de aclarar que los personajes no son de mi propiedad, pertenecen a la franquicia de cómics MARVEL. Así cómo la interpretación de sus personalidades, habilidades, debilidades, virtudes, defectos, historia, entre otra información que se considere verídica en este universo ha sido sacado tanto de los cómics cómo de las películas producidas por la cadena directiva de DISNEY. Aclararé que lo único que me pertenece es la historia que será narrada a continuación, personajes originales cómo pequeños cambios en los protagonistas.
Pareja principal: Rogers Steven G. and Stark Anthony E.
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—Hablan los personajes.
Pensamiento de los personajes —
–intervención para agregar detalles posiblemente relevantes–
—Hablan por teléfono, radio u otro medio de comunicación.
—Otro idioma (traducción al español)
« Diálogos pasados, recuerdos de algún personaje y/o sueños »
» Mensajes de texto, cartas escritas y/o escritos misteriosos en alguna pared «
Advertencias: Esta pequeña historia está ubicada en algún universo alternativo en que nuestros héroes no son más que estudiantes universitarios; no tiene una secuencia en concreto, únicamente son fragmentos de la vida de nuestros protagonistas.
Este conjunto de drabbles está dedicado a VIENTOYHIELO y a MR. ROGERS-STARK.
DISFRUTEN DE LA LECTURA
En el caso de no hacerlo, HULK SMASH algunas cabezas.
[UNIVERSO ALTERNATIVO]
—Gracias por tomarte la molestia de acompañarme, Tony —le sonrió, con dulzura.
Edward archivó esa sonrisa en lo más profundo de su cerebro, allí, en dónde nadie más tenía acceso a entrar, en una pequeña cajita que se encontraba al borde de explotar de expresiones orgásmicas producidas únicamente por una persona, ese objeto tenía estampado el nombre del rubio junto a corazones dibujados que bordeaban todo su alrededor, igual que una estúpida estudiante de preparatoria que tenía un amor secreto por su profesor de inglés.
La volvió a rebobinar un par de veces más dentro de su cabeza, llegó a la conclusión que recordarla un minuto antes de comenzar un examen de cálculo avanzado le llenaría de la energía suficiente para responder todo a la perfección y, no, no tenía nada que ver con que él fuese un genio de nacimiento; estaba seguro que la sonrisa del Príncipe era milagrosa.
Estaba seguro, que sí no tenía cuidado, le iba a provocar una erección. No, no, no, esa sonrisa era demasiado virgen para eso.
—Ya —le contestó, quitándole importancia al asunto en cuestión, aunque por dentro, profundamente dentro de él, era lo más importante del universo, de su universo—. Para eso estamos los amigos.
Amigos, estúpida palabra; cómo la detestaba.
—Sí, por esa misma razón te lo estoy agradeciendo —una pequeña punzada en su corazón, fue su culpa, ¿por qué demonios utilizó una palabra que le lastimaba cada vez que el rubio la mencionaba? Cierto, era un idiota—Aunque… —continuó—, ¿no estabas haciendo un trabajo?
— ¿Con quién crees tú qué estás conversando?
—Anthony Edward Stark —que pronunciación tan magnifica.
—Exacto, no necesito todo un fin de semana para resolver un par de ejercicios de mecánica cuántica —presumió. Edward creyó que era el ser más prepotente del mundo, pero tenía que presumir de vez en cuando para sacarle una carcajada a su compañero de fraternidad. Y, lo consiguió, la carcajada fluida que se escapó de la garganta del rubio le regresó el alma al cuerpo—. ¿Por qué te estás riendo?
—Es que tienes toda la razón del mundo, eres la persona más inteligente que conozco.
—Y la más atractiva.
Grant no le contestó. Y, Edward, se había comenzado a sentir cómo el más grande estúpido del planeta. ¡¿En dónde se encontraba su cerebro cuándo más lo necesitaba?! ¡Por supuesto!, se había ido de fiesta porque se encontraba en una pseudo-cita con su crush. Era obvio, ese día no iba a funcionar por completo, ¿tenía esperanza de que ocurriese más tarde?, definitivamente no. Y, en la noche, lo más seguro es que no dormiría porque todavía estaría nervioso.
— ¿Qué crees que debería comprar?
Anthony no le contestó de inmediato, no porque no supiese que comprar, sino, porque debía de pensar bastante bien el regalo mucho antes de dar una respuesta errónea. ¿Qué era lo que estaba haciendo ahí en primer lugar con el rubio? La noche anterior su atleta compañero de fraternidad se presentó en su habitación para pedir un consejo sobre que debería comprar a su madre de regalo de cumpleaños. Había titubeado cómo por cinco minutos completos, es decir, él únicamente tenía que hacer una llamada telefónica a algún diseñador famoso que le hiciera un vestido de gala para la cena de cumpleaños, estaba totalmente seguro que los arreglos que hacían falta los preparaba el asistente de su padre. No obstante, en esas circunstancias, debía de pensar en un regalo que su deportista amigo le pudiese comprar a una mujer soltera que le había criado sin la ayuda de nadie.
Y, llegó a la conclusión, que comprar un regalo de cumpleaños era tan difícil como confesar lo que sentía por él.
« ¿Por qué no compramos uno juntos? » —Le había propuesto inconscientemente, el rubio aceptó sin titubear.
—Creo que a ella le gustará cualquier cosa que le regales —comentó inconscientemente, llevándose una mano a su cuello en señal de frustración al no pensar en un excelente regalo de cumpleaños. Observó a su compañero de fraternidad que le sonrió, bendita sonrisa.
—Es difícil tomar esa decisión, cualquier cosa puede resultar lo que sea. Y, creo que mi madre, se merece más que eso —comenzó, explicándole la razón por la que debía de esforzarse más—. ¿Qué le compraste a tú madre este año?
—Un vestido de diseñador —le contestó de inmediato, sin mentirle—. Aunque ella únicamente lo vistió el día de la cena de su cumpleaños, creo que sí mi madre fuese tú madre… lo usaría todos los días.
—No digas eso, probablemente lo haga cuándo no la estás viendo.
Había tenido ganas de comentarle que su situación familiar no parecía la que él se estaba imaginando, a decir verdad, no era cómo la que los demás pensaban. Anthony se había criado con el mayordomo principal de la familia, enseñado desde su más corta infancia a seguir todo lo que un adulto ordenaba sin titubear. Estudiar en una universidad estatal fue un capricho, uno de muchos, que fue concedido únicamente sí aprobaba el examen de admisión, algo estúpido a decir verdad, pero sus familiares nunca estuvieron interesados en el intelecto que demostró a través de los años.
— ¿Tony?
La mano del Príncipe sobre su hombro le regresó a la realidad.
— ¿Por qué no la invitas a cenar?
—Ya eso lo hizo el año pasado —Edward se sobresaltó al escuchar una voz detrás de él, una femenina.
—Y, en definitiva, eso no sería para nada divertido —James deslizó su brazo por debajo del antebrazo del rubio, abrazándose a él, con el descaro que sólo podría tener un mejor amigo.
— ¿Por qué no le compramos joyería? —Opinó Natasha—. ¿Ella no tenía un par de argollas con forma de mariposa? —Romanobitch hizo exactamente la misma acción de su novio, abrazándose a su mejor amigo.
La cruel realidad volvió a golpearle el rostro. Edward recordó que esa pseudo-cita había sido interrumpida una hora antes de salir. Todavía recordaba el rostro del Príncipe disculpándose con él porque tendrían un par de personas extra acompañándolos para comprar el regalo de su madre. Y, la verdad, él no estaría tan irritado sí únicamente hubiese asistido el mejor amigo del rubio. Aquel, que consideraba a la madre de su compañero de fraternidad como la propia, no, estaba también su asquerosa novia. Romanobitch le caía como una patada en el culo.
— ¡UNA COLLAR ES UNA MAGNÍFICA IDEA, AMIGO ROGERS!
— ¿Un collar? Por favor, ¿estamos en el siglo pasado? Lo mejor es comprar un objeto que se pueda utilizar todos los días, algo que sea barato, útil. En definitiva, ¡un sostén es el mejor regalo del mundo!
Había olvidado al dúo de imbéciles, ¿qué demonios estaba haciendo Odinson al igual que Barton de compras con ellos? ¿Es que acaso no tenían novias que ir a visitar?
¿Por qué la situación había terminado de esa manera? Lanzó un largo suspiro de sus labios, estaba seguro que cuándo se trataba de salir con el Príncipe: Steven Grant Rogers, siempre iba a ver una persona que escuchara, corriera el rumor en las cuatro paredes de la fraternidad. Y, a la mañana siguiente, había un grupo de cinco estúpidos dispuestos a salir con él únicamente para divertirse.
Grant jamás decía que no. Y, eso, era lo que más odiaba.
—La felicidad se va a escapar sí te quedas metido en tus pensamientos, Niño Bonito —Edward se sobresaltó al escuchar la voz de la mujer demasiado cerca de él.
— ¿Qué quieres decir? —Le cuestionó, frunciendo el ceño.
—Tú lo sabes mejor que yo.
Natasha caminó en dirección a su mejor amigo, deteniéndolo del brazo para que se acercara a ella porque le iba a decir algo importantísimo. Grant se agachó hasta dónde se encontraba, los labios de Romanobitch se juntaron con los del rubio, robándole uno de los tantos besos que estaba acostumbrada a quitarle.
Anthony se enojó.
James se enojó, pero no se enojó con su mejor amigo, lo hizo con su novia. ¿Por qué besaba a su mejor amigo antes de besarlo a él? La expresión que tenía el Príncipe en esos momentos era épica, única, estaba sumergida en un mar de incomprensión. Y, aumentó, porque esta vez, quién le besó, fue su mejor amigo.
Natasha se carcajeó.
Thor escupió lo que estaba tomando.
Clint lanzó una expresión de júbilo.
Y, ¿qué hizo Anthony? Maldijo al castaño en lo más profundo de su corazón, porque se había girado a verlo con una sonrisa divertida: « esto ocurre cuando eres tan lento »
Estaban burlándose de él.
.
.
— ¡¿POR QUÉ NO INTENTAS REPETIR ESA MALDITA FALTA CONMIGO, HIJO DE PUTA?!
Edward juró que toda la universidad había escuchado el alarido bruto que había pegado, en frustración, Natasha Romanoff, después de haber visto que un par de jugadores se habían lanzado con la intención de romperle quién sabe qué parte del cuerpo a su novio. Más sin embargo, los únicos que llegaron a escucharla fueron los que estaban sentados demasiado cerca de ella, porque había mucha más gente, las gradas estaban a punto de reventar. Y, Anthony, se preguntó nuevamente, ¿qué divertido tenía ver un partido de Fútbol Americano?
Aunque él conocía la respuesta.
— ¿Quieres tranquilizarte de una vez, Natasha? —Virginia le tomó de la muñeca, intentando que se sentara nuevamente en la grada.
Lo logró, a duras penas. Anthony se burló de la mala suerte que tenía su mejor amiga para tener que lidiar con semejante bruja. ¿Cómo es que ellas se habían convertido en amigas en primer lugar? Sí, desde el vamos, pertenecían a fraternidades distintas.
— ¿Cómo quieres que me tranquilice? —Exclamó, frustrada—. ¡Esos imbéciles creen que van a ganar haciendo trampa! —Gritó, intentando levantarse del asiento nuevamente. Virgina la sujetó, observando al otro lado para que su compañero de clases le ayudase de una maldita vez—. ¡PÁRTELE LA PUTA MADRE, JAMES!
Llegó a agradecer, nuevamente, el constante escándalo que tenían las fangirls en las gradas, después de todo, había interrumpido el nuevo insulto que había proferido la mujer de cabellos carmín.
Aquel torneo universitario de otoño había llamado demasiado la atención, cualquier estudiante universitario podría argumentar que ese año tenían la mejor formación posible para atacar limpiamente a los que habían sido reyes durante años en el Fútbol Americano universitario, pero otros, con algo de envidia en su tono de voz, aseguraban que se trataba únicamente por la alineación. Edward no quería darle la razón al hombre que escuchó decir aquello, pero la tenía, el 99% de las mujeres presentes no sabían siquiera lo que era un fumble.
Estaba más que seguro, que de ese porciento, al menos, un 75%, se quería meter entre los pantalones del Quarterback.
—Todavía no entiendo porque arman tanto escándalo por un montón de descerebrados babosos.
Laufeyson hubiese estado encantado de insultar también al deporte, era uno bruto, sin sentido, muchísimo peor que el soccer, pero de hacerlo, cuándo tenía una guía de « Cómo aprender a jugar Fútbol Americano para Estúpidos Cerebritos » estaría contradiciéndose. Y, ¿por qué iba a mentir? Había asistido para apoyar a su estúpido hermano.
—También considero que arman demasiado escándalo, pero sí ganan este partido, podrán ir a la semi-final —escupió, cómo quién no quería la cosa—. ¿Hacía cuánto tiempo la universidad no llegaba hasta la semi-final?
—Tres años —contestó sin prestar demasiado interés en la conversación o eso intentó demostrar Romanoff.
La conversación fue suspendida de forma abrupta. La multitud se había vuelto loca, Edward observó en silencio cómo el Mariscal de Campo, Steven, había lanzado un perfecto pase que fue directamente a los brazos de Thor, anotando un touchdown. James anotó el punto que les dio la victoria después de haber pateado el balón que atravesó al goalpost.
La multitud estaba frenética.
— ¿Por qué demonios toda la atención está dirigida a ese estúpido, Quarterback? —La queja del chico de cabellos negro se escuchó con perfección—, no es cómo sí los demás no hubiesen trabajado duro también.
Natasha iba a abrir la boca, pero el castaño se le adelantó—: ¡eso es obvio! Thor corrió hasta la zona de anotación porque sabía que el balón que iba a lanzar Steve le iba a llegar. ¡Fue confianza mutua! A parte, él también sabía que James no se iba a colocar nervioso al momento de lanzar el balón con dirección al goalpost. ¡Por eso es él quien tiene esa posición! Tiene confianza en sus compañeros y todos ellos confían siempre en él, también es bueno con la posición que tiene, sus pases son tan perfectos que…
Anthony dejó de hablar de golpe, lo habían traicionado. Después de procesar lo que había dicho, llegó a la conclusión que sus mejores amigos, no, ¡ex mejores amigos! Habían hecho algún pacto maligno con la bruja para que él admitiera, de una forma extraña, que sentía algo más que amistad por el rubio.
Llegó a maldecirlos.
—Ya te lo había dicho —comenzó—, sí no eres capaz de decirle lo que sientes por él, una porrista chillona te lo va a robar.
Edward no fue capaz de contradecirla, no porque tuviese la razón, la tenía, a medias, pero el orgullo de él era demasiado profundo para admitirlo tan fácilmente. Observó la cancha en dónde se encontraba el equipo de la universidad hablando con un par de compañeros más sobre el partido que habían jugado. Al igual que siempre, él estaba rodeado de un montón de personas, aquellos que no le dejaban siquiera respirar a pesar de todo lo que había jugado con anterioridad. Tuvo el impulso de ir a buscarlo, sacarlo de allí, llevárselo a la residencia en dónde vivían y encerrarlo en su habitación. Más sin embargo, se contuvo.
Existían muchas razones por las cuales prefirió quedarse en ese lugar, la más importante fue, que a pesar de la cantidad de personas que le estaban rodeando, los ojos del Príncipe le buscaron únicamente a él, en la multitud. Odiaba ser el centro de su atención, cómo odiaba, que sus ojos sólo lo buscaran a él.
NOTAS DEL AUTOR:
—Fumble o balón suelto, es cuándo un jugador pierde la posesión de la pelota involuntariamente o se le cae después de haber recibido un pase completo por otro miembro de su equipo.
—Quarterback, Mariscal de campo.
—Touchdown, es una forma de anotación, se consigue cuándo un jugador entra en la zona de anotación del equipo contrario con el balón o recibe un pase largo que llega directamente a él.
—goalpost, es… ¿la arquería en el Fútbol Americano?
—Creo que no olvidé ningún otro término.
—Gracias por leer hasta aquí.